Correspondencia Internacional
01/02/2011
La grandiosa semi-insurrección revolucionaria de los explotados egipcios que lleva ya una semana es parte de las ondas expansivas de la revolución tunecina, donde la lucha de las masas por el pan derrocó al gobierno de Ben Alí, pulverizó al régimen burgués y hasta el día de hoy continúan sus embestidas contra el poder de los capitalistas que ha quedado maltrecho. En Túnez como en Egipto y todo el norte de África, las masas están luchando por el pan arrebatado por las transnacionales, por el trabajo, ya que la región es un verdadero reservorio de mano de obra esclava de las potencias imperialistas europeas, y por la libertad; es decir contra el saqueo y la opresión imperialista. La revolución tunecina y egipcia son la avanzada de una única revolución del norte de África que amenaza con volver a sublevar a las masas antiimperialistas de Medio Oriente y penetrar al interior de las potencias imperialistas europeas bajo la demanda de ¡Para conquistar el pan, el trabajo y la libertad hay que derrotar a los gobiernos capitalistas, demoler al estado burgués y sus FF.AA y expropiar a los expropiadores!¡Para que la clase obrera viva, el imperialismo debe morir!
Desde el 25 de enero las masas egipcias se sublevaron y rodearon por miles la ciudadela del poder en El Cairo al grito de “¡Viva Túnez!” y “¡Fuera Mubarak!”, enfrentando a la sanguinaria dictadura pro imperialista y los ataques anti-obreros que ésta ha lanzado. En las ciudades más importantes las masas atacaron comisarías y los centros políticos ganando las calles y conquistando los embriones de milicias para defenderse de la represión asesina que se cobraba los primeros mártires y poniendo en pie los Comités Populares revolucionarios. El odiado gobierno de Mubarak sacó al ejército a las calles y las masas con su movilización y decisión de lucha neutralizaron a las tropas que se dedicaron a vigilar las movilizaciones, a la vez que enfrentaban la represión policial con su vanguardia, la juventud obrera desposeída.
El viernes 28 y sábado 29 la movilización de masas dio un grandioso salto. Los explotados fueron a buscar el pan tomando las cadenas de comercio de los grandes capitalistas; prendieron fuego al enorme edificio central del partido del gobierno ubicado en pleno centro de El Cairo, que ardió por largas horas; se tomaron ministerios y gobernaciones en todo el país. La movilización de masas terminó con los obreros y explotados subiéndose a los tanques del ejército y a los camiones blindados, confraternizando con los soldados rasos que sostenían en brazos a los hijos de los explotados.
Los enfrentamientos se dieron en Alejandría, Mansoura, Aswan, Minya, Assiut y Ak-Arish. A su vez la clase obrera en el noreste del país las emprendió contra el muro de Rafah para unirse a sus hermanos de clase de Gaza que del otro lado del muro también están desarrollando movilizaciones.
En lo que va de las movilizaciones ya son más de 300 los muertos, miles y miles los heridos y más de 1000 presos políticos. Las masas egipcias tomaron la posta de los explotados tunecinos y son la vanguardia de enormes movilizaciones y levantamientos revolucionarios en toda la región.
El gobierno de Mubarak ha quedado pendiendo de un hilo, sostenido en la casta de oficiales del ejército y en el imperialismo. Las masas están en las calles, se autoorganizan y tienden a armarse. La revolución egipcia ha comenzado ¡Viva la revolución!
Por su parte las direcciones de los sindicatos, que en pleno desarrollo de estos acontecimientos brillaron por su ausencia, realizaron un llamado para que a partir del 31 de enero comience una huelga general, en tanto que el “movimiento 6 de abril” convocó a una movilización del millón contra Mubarak. Está claro que aquellas son medidas de lucha que las acciones espontáneas de los obreros y explotados ya han desarrollado e inclusive superado, al mismo tiempo que las tareas que han quedado pendientes y que la situación actual del combate de clases demanda, es que el proletariado se eleve como caudillo de las clases medias empobrecidas y arruinadas, en aras de tomar en sus propias manos la solución de los problemas del pan, trabajo e independencia del imperialismo.
Es urgente imponer una huelga general revolucionaria, con comités de fábrica, de obreros desocupados, de abastecimiento y precios de los alimentos. ¡Hay que ocupar las fábricas bajo control obrero, los pozos de petróleo, las empresas de comunicaciones, tomar las tierras y expropiar a los bancos, a las grandes supermercados y acaparadores de alimento para que el pueblo coma! ¡Hay que expropiar a las transnacionales y romper con el imperialismo! Es impostergable fortalecer los comités populares revolucionarios, desarmando, derrotando y disolviendo a la policía y a los servicios secretos ¡Adelante con las milicias obreras! ¡De pie por los comités armados de obreros y soldados rasos! Hay que marchar sobre los cuarteles y las tropas para destruir la casta de oficiales asesina de las FF.AA. sirvientes del imperialismo y del estado sionista fascista de Israel.
Así, imponiendo la huelga general revolucionaria hay que marchar sobre la ciudadela del poder para derribar a Mubarak y todo su régimen. Todo ello será la garantía para que la convocatoria a la marcha del millón en El Cairo vote delegados para formar un Congreso Nacional de las organizaciones obreras y de las masas en lucha, un verdadero parlamento de los explotados con delegados de base armados que prepare una insurrección triunfante. ¡Ni Mubarak, ni El-Baradei y la Hermandad Musulmana, sirvientes de Clinton y el imperialismo yanqui! ¡Por un gobierno provisional revolucionario de las organizaciones obreras y las masas en lucha basado en la autoorganización y armamento generalizado! El único que puede conquistar el pan, el trabajo y la independencia del imperialismo.
La crisis mundial del capital financiero se profundiza.
¡Para que los explotados del mundo coman y vivan, el imperialismo debe morir!
Los analistas del imperialismo se toman la cabeza con fuerza y se preguntan “¿cómo puede ser que una pequeña chispa en Túnez ha prendido fuego todo el norte de África?”. Cuanto cinismo de estos parásitos imperialistas. Es que en momentos en que se le ha arrancado a la naturaleza una cantidad record de producción de alimento, grano y materias primas, el imperialismo parasitario y decadente ha condenado a millones y millones de explotados del mundo al hambre y la miseria. Según la propia FAO, 2 millones de personas mueren de hambre cada año. El capital financiero en bancarrota, para intentar recuperar aunque sea un pequeña parte de lo que la crisis mundial que ellos mismos provocaron ha destruido, crea nuevas burbujas financieras acopiando el alimento y las materias primas para que los precios se disparen en el mercado mundial. Esto se combina con la ofensiva del imperialismo yanqui que ha devaluado el dólar para favorecer sus exportaciones y ha desatado un proceso inflacionario en el mundo imprimiendo monedas sin respaldo en la producción real, endeudando con créditos y deudas a los estados semicoloniales para redoblar su dominio y saqueo. El capital cobarde no va a la producción, sino a la especulación y al parasitismo.
Estas condiciones internacionales de crisis, acopio de alimento por parte de las transnacionales, inflación y saqueo son las que empujaron al combate a las masas de Túnez, Argelia, Marruecos, Libia, Yemen y a la grandiosa revolución egipcia.
La revolución tunecina ha sido un llamado a las masas explotadas del norte de África a conquistar el pan, el trabajo y la independencia nacional, con la movilización revolucionaria de masas, ocupando las comisarías, derrotando los gobiernos, prendiéndole fuego a las instituciones del estado burgués, imponiendo la autoorganización y expulsando a los dirigentes traidores de la clase obrera sostenedores de los gobiernos capitalistas. Es que los padecimientos inauditos de las masas explotadas del norte de África son el pasto seco que comenzó a incendiarse con el fuego de la revolución.
Es un combate por el pan, el trabajo y contra el saqueo imperialista en países como Egipto, el más industrializado de la región, donde en la juventud hay más de un 40% de desocupación, la inflación hambrea a las masas, la absoluta mayoría de la población vive con menos de 5 dólares por día y las remesas que entraban de los cientos de miles de obreros inmigrantes que trabajan como esclavos en Europa se derrumbaron ante sus despidos y expulsión masiva de las metrópolis imperialistas.
Como ayer el proletariado y los campesinos pobres de Bolivia derrotaban el gasolinazo del gobierno bolivariano de Evo Morales sirviente del imperialismo, las masas del norte de África han sacado la conclusión de que para conquistar el pan, hay que derrotar a los gobiernos antiobreros, aplastar al estado burgués y romper con el imperialismo. ¡Así es como se enfrenta el ataque de los capitalistas! ¡Viva la revolución en Túnez, Egipto y todo el norte de África! ¡Que el incendio de Egipto se propague a todo Medio Oriente y subleve a la clase obrera de toda Europa para que la crisis la paguen los capitalistas con la revolución socialista!
Las masas de Túnez y Egipto comprendieron en su lucha que para conquistar el pan y la libertad,
hay que derrotar a la burguesía, a sus gobiernos y regímenes
Después de soportar durante 30 años a una dictadura bonapartista, que respondió a cada uno de sus reclamos, huelgas y movilizaciones con represiones sanguinarias a manos de la policía, encarcelando y procesando a cientos de luchadores y que de la mano de la crisis económica mundial multiplicó las condiciones de miseria de las masas, la clase obrera y los explotados de Egipto comprendieron, empujados también por la revolución tunecina, que las demandas de pan, trabajo y libertad sólo pueden conquistarse derrotando al gobierno de Mubarak y demoliendo al régimen y el estado burgués. Por eso es que directamente ingresaron al combate en lucha política, en un combate clase contra clase contra la burguesía y por esa vía contra el imperialismo.
Fue así que en los combates del proletariado en Túnez y Egipto los explotados rompieron la paz social establecida entre las clases, ingresando a la lucha desbordando la legalidad burguesa, con combates de barricadas, piquetes, asaltando las comisarías, confraternizando con los soldados rasos, es decir, abriendo una fase de guerra civil de la lucha de clases. Así define León Trotsky esta cuestión en su trabajo “Los problemas de la insurrección y la guerra civil” de julio de 1924: “…la guerra civil constituye una etapa determinada de la lucha de clases cuando ésta, al romper los marcos de la legalidad, llega a situarse en el plano de un enfrentamiento público y, en cierta medida físico, de las fuerzas en oposición. Concebida de esta manera, la guerra civil abarca las insurrecciones espontáneas determinadas por las causas locales, las intervenciones sanguinarias de las hordas contrarrevolucionarias, la huelga general revolucionaria, la insurrección por la toma del poder y el periodo de liquidación de las tentativas de levantamientos contrarrevolucionario”.
La burguesía internacional y las direcciones reformistas quieren darle a la revolución que ha comenzado en Egipto un carácter “democrático” de cambio de gobierno para contenerla y enchalecarla. Estos estafadores que sostuvieron por décadas a Mubarak quieren posar ante las masas como la alternativa de “democracia y libertad”. Sin embargo la clase obrera ha roto con el control de las direcciones traidoras, se han autoorganizado y comenzaron a armarse poniendo en pie los organismos embrionarios de poder obrero. ¡Las masas en su lucha están conquistando la libertad! ¡La única “democracia” es la del armamento de las masas en lucha! ¡Hay que profundizar el camino seguido por las masas para conquistar el pan y el poder!
El pan, el trabajo y la independencia nacional como demandas democráticas sólo pueden conquistarse expropiando a las transnacionales y a la burguesía e imponiendo el poder obrero y de las masas explotadas en lucha, que es el único poder que puede resolver íntegra y efectivamente esas demandas que ningún tipo de gobierno burgués, por más “democrático” que sea, puede resolver mientras Egipto se mantenga bajo el dominio imperialista.
Contra esta perspectiva conspira el imperialismo, las burguesías nativas y las direcciones reformistas de Egipto y de todo el mundo. Es que el combate del proletariado en el norte de África ha roto con la política con la que enchalecaron provisoriamente el combate del proletariado de Europa contra el ataque de los capitalistas. Ya vimos en Grecia como a pesar del enorme combate de la clase obrera que protagonizara en 2009-10 con 8 huelgas generales, el imperialismo profundizó su ataque antiobrero barriendo con toda conquista de los trabajadores. La burocracia de las centrales obreras, el PC, los anarquistas y los renegados del trotskismo se negaron a llamar a la derrota del gobierno primero de Karamanlis y luego de Papandreau, enchalecando la lucha para que quede en el terreno económico defensivo. Luego de cercar Grecia, impidiendo una huelga general en toda Europa para derrotar el ataque de los capitalistas, en España la burocracia llamó a que la Corona imperialista y el gobierno antiobrero de Zapatero “rectifiquen” su ataque y llevaron a la impotencia al proletariado que se ponía de pie. Esta política de presión sobre la burguesía, de impedir que la lucha económica avance a la lucha política para derrotar a los gobiernos y avanzar en la revolución socialista se aplicó en Grecia, España, Italia, Inglaterra, Francia y toda Europa de manera coordinada y centralizada por las direcciones traidoras del proletariado.
Las masas del norte de África le están demostrando a los explotados de Europa el camino para luchar y triunfar.
Los ojos del proletariado mundial hoy están puestos en el norte de África, éste debe atrincherarse allí para conquistar una contraofensiva revolucionaria generalizada contra la catástrofe imperialista, antes que vengan nuevas guerras y contrarrevoluciones.
Las masas revolucionarias pusieron en jaque un dispositivo contrarrevolucionario clave del imperialismo
¡La revolución egipcia debe unirse con la resistencia en Gaza para derribar el muro de Rafah y destruir al gendarme imperialista: el Estado sionista fascista de Israel!
La revolución egipcia ha descalabrado un punto de apoyo fundamental del imperialismo en el norte de África y todo Medio Oriente. Egipto, como dispositivo político y militar contrarrevolucionario del imperialismo yanqui, centralmente para Medio Oriente, es el principal sostén del enclave imperialista que es el estado sionista fascista de Israel. Apoyado en su importancia política, económica y militar en la región, es el encargado de contener a las masas árabes de Medio Oriente, particularmente al heroico pueblo palestino. ¡La casta de oficiales de las FF.AA comandadas por Mubarak y apoyadas por El-Baradei y la Hermandad Musulmana son verdaderos batallones gurkas del imperialismo yanqui!
Egipto y el régimen bonapartista de Mubarak, que lleva 30 años en el poder, recibe por parte del imperialismo yanqui 2000 millones de dólares anuales para sostener al Ejército que cuenta con un personal activo de 450 mil hombres en un país de 80 millones. Tiene la misma cantidad de aviones que Israel y más tanques, artillería, baterías aéreas y buques de guerra que el Estado sionista, al cual le compra todo su armamento y cuenta, inclusive, con satélites espías.
Así es como Mubarak apoyó cada una de las ofensivas militares del ejército sionista contra las masas palestinas, a la vez que ocupó un lugar protagónico en cada uno de los planes y pactos, como el de “dos Estados”, del imperialismo yanqui y las demás potencias imperialistas con las burguesías lacayas de la región, para garantizar que el pueblo palestino continúe bajo la bota del estado ficticio gendarme Israel.
Sin ir más lejos dio apoyo logístico al imperialismo yanqui en sus dos invasiones a Irak. A su vez, en 2008, cuando las masas palestinas de Gaza derribaron el muro de Rafah, ubicado en la frontera con Egipto, para luchar hombro con hombro junto a sus hermanos de clase de ese país que venían de desatar un ascenso obrero, el ejército contrarrevolucionario de Mubarak, por el lado suroeste de la frontera, se encargó de masacrar a las masas palestinas, mientras por el lado noreste Hamas se ocupó de volver a levantar el Muro para romper dicha unidad internacionalista ¡Mientras Al Fatah da apoyo abierto a Mubarak, Hamas lo sigue sosteniendo apostando a la estabilidad en Egipto! Al Fatah y Hamas sostienen al régimen burgués egipcio, pues el primero firmó los acuerdos contrarrevolucionarios de los “Dos Estados”, mientras el segundo de hecho sostiene al gendarme sionista.
Por eso es que la revolución que se ha abierto en Egipto, con las masas protagonizando una fenomenal revuelta en la ciudad de Suez, en la provincia del Sinaí, donde se encuentra el muro de Rafah, que derrotó a la policía asesina y comenzó a derribar aquel muro del oprobio, significa una crisis monumental en ese dispositivo contrarrevolucionario del imperialismo sobre Medio Oriente. De esa forma ya las masas de Gaza intentaron derribar el muro enfrentando a la policía de Hamas, que rápidamente acudió a reprimir y custodiarlo.
Estos grandiosos acontecimientos de inmediato han puesto de manifiesto la unidad de la clase obrera egipcia con las masas palestinas, jordanas y de todo Medio Oriente en un solo combate por destruir al estado sionista fascista de Israel. Sucede que esa tarea es de vida o muerte no sólo para las masas palestinas, sino también para la revolución egipcia y de toda la región, puesto que si se profundiza su revolución, derrotando a la oficialidad de las FF.AA., tumbando a Mubarak, y abriendo de manera decisiva la revolución en Jordania, Líbano y Palestina, el encargado de aplastar la gesta de las masas a cuenta del imperialismo será el ejército contrarrevolucionario israelí, como lo hizo en 2006 largando una ofensiva sobre los campamentos palestinos en el sur de El Líbano.
Es que el ejército contrarrevolucionario Egipcio y el ejército sionista Israelí son parte de una misma casta de oficiales comandada por Obama y las demás potencias imperialistas.
La clase obrera egipcia de manera decisiva tiene que tomar en sus manos la pelea por derribar el muro de Rafah y unir su batalla a una sola revolución de las masas palestinas y de todo Medio Oriente, que destruya el Estado ficticio de Israel y derrote la invasión imperialista en Irak y Afganistán. Aquel es el curso que debe seguir la revolución egipcia para echar por tierra la política contrarrevolucionaria que pretende cercarla, como lo hicieron con la revolución boliviana y malgache, con la Hermandad Musulmana y Hamas (que en los hechos ha reconocido al enclave imperialista Israel) salvaguardando el muro de Rafah.
El proletariado de Gaza y Cisjordania debe volver a levantarse contra la Autoridad Nacional Palestina y sus nuevos carceleros de Hamas, desarmar a la policía de la burguesía palestina, conquistar el armamento generalizado y formar nuevamente sus milicias obreras para barrer el muro de Rafah. Por ese camino podrá surgir una Asamblea Nacional de delegados de toda la diáspora palestina, de Gaza y Cisjordania, del Sur del Líbano, Jordania, de los palestinos esclavizados en la ciudades ocupadas por el Sionismo, etc. que imponga una huelga general revolucionaria para conseguir el pan, el trabajo, la tierra, la paz, que únicamente se obtendrán sobre las ruinas del Estado sionista.
¡Abajo el plan “de paz” y de los “dos estados”! ¡Abajo la política de colaboración de Hamas y Al Fatah con el imperialismo y el sionismo para dividir a la nación palestina! ¡Abajo los pactos de la burguesía egipcia con el estado sionista fascista de Israel! ¡Desde Gaza y la península del Sinaí los obreros en lucha tienen que llamar a las organizaciones obreras del mundo a formar brigadas obreras internacionales para contribuir en la lucha por derribar el ignominioso muro de Rafah!
¡Abajo Mubarak y todo su régimen pro-imperialista!
¡Abajo la conspiración del imperialismo yanqui para imponer un pacto con El-Baradei y la Hermandad Musulmana para expropiar la revolución egipcia que se ha puesto de pie!
El proletariado y las masas en lucha deben estar en alerta ante la trampa que prepara el imperialismo para intentar desviar y derrotar la revolución que ya está en marcha. El imperialismo yanqui intenta transformar el derrocamiento revolucionario de Mubarak en un recambio “democrático” cosmético del gobierno en Egipto para intentar desmovilizar a las masas. Tras bambalinas, conspirando contra las masas, el imperialismo yanqui con Clinton a la cabeza, preparan un gobierno de “unidad nacional” con Mohamed El-Baradei y los Hermanos Musulmanes apoyados en la casta de oficiales “democrática” del ejército agente del imperialismo.
Ese gobierno de “unidad nacional” para nada atacará las bases fundamentales que sostienen la explotación, el hambre, la miseria y el saqueo imperialista que garantizó Mubarak. Por el contrario, le dará continuidad a cambio de reformas de un régimen odiado por las masas y cercado por la revolución.
Las direcciones de las centrales obreras, que sostuvieron durante años a Mubarak, se encuentran sosteniendo aquel plan, puesto que quieren utilizar la huelga general que han convocado no para desarrollar la revolución, sino para desorganizar e imponer un retroceso al combate espontáneo de las masas, intentando reducir su lucha a una acción de presión sobre la burguesía. Así buscan darle tiempo a las clases dominantes para que puedan aplicar el plan de recambio burgués que expropie la revolución y resguardar el dominio y la propiedad del imperialismo.
Si esta variante fracasa, el imperialismo no dudará en utilizar a esa misma casta de oficiales “democráticas” de las FF.AA. para aplastar y ahogar en sangre la revolución.
¡Ni Mubarak, ni recambio cosmético con Mohamed El-Baradei y los Hermanos Musulmanes, todos sirvientes del imperialismo y el sionismo fascista de Israel! ¡Abajo los pactos de las burguesías lacayas y el imperialismo contra la revolución egipcia! ¡Que se vayan todos y no quede ni uno solo!
La revolución egipcia debe triunfar
La tarea del momento: ¡Centralizar a nivel nacional las organizaciones de las masas en lucha, garantizar su armamento generalizado, destruir a la casta de oficiales de las FF.AA asesinas y expropiar a las transnacionales y la burguesía para conquistar el pan, el trabajo y la independencia nacional!
Los explotados deben confiar solo en sus propias fuerzas autoorganizadas y armadas totalmente independientes de la burguesía. El embrión de poder obrero ya ha surgido. Son las organizaciones de las masas en lucha.
Hay que llamar ya mismo a un congreso nacional de delegados de base de todas las organizaciones armadas de las masas en lucha. Es decir poner en pie un verdadero parlamento obrero y de los explotados que expulse a todos los dirigentes de las organizaciones obreras que sostuvieron al régimen asesino de Mubarak y tome en sus manos todas las resoluciones de los problemas. Este congreso podrá organizar la lucha para conquistar el pan y el trabajo con la ¡Expropiación sin pago y bajo control obrero de las transnacionales yanquis, francesas, italianas y españolas y de toda la burguesía, las petroleras, minas, transporte, comunicaciones y alimenticias! ¡Un turno más en todas las fábricas! ¡Escala móvil de salarios y horas de trabajo! ¡Expropiación sin pago y bajo control obrero de los grandes supermercados y depósitos de alimento! ¡Expropiación del conjunto de la Banca y Banco estatal único bajo control de sus trabajadores para otorgarle créditos baratos a la clase media arruinada, los campesinos pobres y condonación de todas sus deudas! ¡Desconocimiento de toda deuda con el imperialismo!
Para enfrentar y derrotar la trampa del imperialismo y los lacayos de las burguesías nativas, esos pactos a espaldas de las masas, la clase obrera y los explotados no deben detener ni por un minuto su movilización revolucionaria, sus golpes contra el régimen y el estado hasta demolerlo en su totalidad para expropiar al conjunto de los capitalistas, incluidos los de la pandilla de El-Baradei y los Hermanos Musulmanes representantes de la burguesía comerciante del “Bazar”. Las organizaciones de las masas en lucha como los nacientes “comités populares revolucionarios” de obreros y las clases medias arruinadas deben centralizarse y terminar de armarse para imponer un régimen de doble poder. Así las masas se independizarán absolutamente de la burguesía en todas sus variantes –Hermandad Musulmana, Mohamed El-Baradei, etc.- a grado tal que abran el camino a una insurrección triunfante que, bajo la dirección del proletariado acaudillando al resto de las clases y sectores de clases oprimidas, destruyendo completamente la oficialidad del ejército pro imperialista, expropie al imperialismo y a la burguesía para conquistar el pan, el trabajo y la independencia nacional. Es preciso terminar de tomarse todas las comisarías, destruir la policía, desarmar a los grupos paramilitares contrarrevolucionarios formados por el imperialismo, armarse y organizar comités de soldados que desconozcan a la oficialidad pro imperialista y con sus armas se pasen a las filas de la revolución. ¡Hay que destruir la casta de oficiales de las FF.AA.! ¡Viva la milicia obrera! ¡Un hombre, un fusil para garantizar el pan, el trabajo, la tierra y la libertad! ¡El que tiene las armas, tiene el pan y la libertad! Con estas fuerzas los explotados podremos profundizar la tarea ya emprendida de marchar sobre las cárceles a liberar a los presos políticos y garantizar tribunales obreros y populares para juzgar y castigar a los asesinos de los más de 100 explotados caídos en la lucha por el pan.
Opongamos a los pactos contrarrevolucionarios del imperialismo, sus socios de la burguesía nativa y las direcciones colaboracionistas que los sostienen, un Congreso Nacional de delegados de la clase obrera, las clases medias arruinadas y los estudiantes combativos. Ese Congreso tendrá toda la autoridad para hacer un llamado internacional a los explotados de Túnez, Argelia, Yemen, Medio Oriente y Europa a luchar juntos contra el imperialismo, sus gobiernos y monopolios.
Ese congreso llamará a la clase obrera y las masas del sur de África a romper toda subordinación a la burguesía negra y romper el cerco de la revolución en Madagascar para que las milicias obreras y de campesinos arruinados vuelvan a ponerse de pie junto a las revueltas por el pan en Mozambique, Zimbabwe y la lucha de los obreros y soldados en Sudáfrica.
Ese congreso nacional de delegados de base de las organizaciones en lucha de las masas será el verdadero poder de los explotados y podrá preparar y organizar una insurrección triunfante que imponga un gobierno provisional revolucionario de las organizaciones del proletariado y las clases medias pobres en lucha autoorganizadas y armadas, el único que puede conquistar efectivamente el pan, el trabajo y la libertad rompiendo con el imperialismo ¡La revolución en Egipto debe triunfar como un capítulo de una única revolución socialista del norte de África y todo Medio Oriente! ¡Por una federación de repúblicas socialistas del norte de África y Medio Oriente!
Hay que poner en pie una dirección revolucionaria internacional para que triunfen los explotados de Túnez, Egipto y todo el norte de África
¡Por una Conferencia Internacional del trotskismo principista y de las organizaciones obreras revolucionarias!
Las masas revolucionarias del norte de África necesitan un programa y una dirección para triunfar ¡Basta de partidos “anticapitalistas” que salvan al capitalismo! ¡Basta de partidos “anticapitalistas” que se niegan a derrotar a los gobiernos, regímenes y estados capitalistas! ¡Basta de partidos sirvientes del capitalismo que hablan en nombre del socialismo!
Los focos revolucionarios han comenzado, la clase obrera mundial debe ponerse de pie, no hay tiempo que perder. Las fuerzas revolucionarias deben reagruparse ya mismo para enfrentar y derrotar a las direcciones reformistas centralizadas a nivel internacional para sostener al capitalismo en bancarrota. Los enormes padecimientos inauditos de las masas que se profundizan a cada minuto son el resultado de que la clase obrera no ha tomado el poder. Hoy las masas del Magreb vuelven a poner esta cuestión ante los ojos del proletariado mundial.
Estamos en la época del contrarreformismo. Los partidos reformistas ya no pueden ni siquiera hacerle pasar a las masas las limosnas como conquistas reales; es más, ya ni limosnas pueden repartir. ¡Hay que poner en pie una Conferencia Internacional de todas las fuerzas revolucionarias del trotskismo y las organizaciones obreras revolucionarias del mundo que planteen que para tener pan hay que tomar el poder! ¡Que hay que expropiar a ese puñado de parásitos que llevan a la civilización humana a la destrucción! ¡Hay que expropiar a Wall Street y a todo el supercapital financiero mundial! ¡Hay que expropiar a los monopolios que han acaparado el 90% de los cereales y de los comodities para elevar sus precios hasta diez veces su valor! ¡Hay que expropiar a sus socios las burguesías nativas! ¡Derrotemos a las direcciones que salvan los bolsillos de los capitalistas a costa del hambre del proletariado mundial!
La FLTI llama a concretar ese reagrupamiento ya. No hay tiempo que perder. Las fuerzas del trotskismo revolucionario están llamadas a tomar en sus manos el combate por esta Conferencia. Como parte de las organizaciones obreras revolucionarias internacionales, los obreros fabriles y los mineros bolivianos que enfrentaron a los sirvientes del imperialismo que se viste de “antiimperialista” como Morales, deben hacer ya ese llamamiento. Los obreros revolucionarios japoneses, que enfrentan todo intento de guerra imperialista y que afirman que el enemigo está en casa, no pueden esperar más tiempo para hacer ese llamamiento.
Los obreros tunecinos han puesto la moción de que sin revolución no hay pan, necesitan una dirección revolucionaria que les diga que el camino seguro a la revolución es desarmar a los ejércitos, derrotar a la casta de oficiales de la burguesía, poner en pie la milicia obrera y los comités de soldados, poner en pie organismos de autodeterminación de las masas en lucha para tomar en sus manos la resolución de la crisis.
A la más feroz dictadura del capital hay que oponerle la lucha y el combate por la dictadura del proletariado, la única que liberará a los pueblos oprimidos, conseguirá el pan y el trabajo digno para la clase obrera de los países imperialistas, volverá a poner en pie la lucha por la revolución socialista y por restaurar la dictadura revolucionaria del proletariado allí donde el stalinismo entregó la conquista de los estados obreros, como en China, Vietnam, Rusia, el Este Europeo, etc., a la más brutal explotación capitalista como hoy lo está haciendo la burocracia restauracionista de los hermanos Castro en Cuba.
Atrás de los gobiernos burgueses del mundo están y estarán las operaciones “Plomo fundido” de Obama y las burguesías imperialistas y nuevas guerras contrarrevolucionarias que se preparan. El capitalismo no podrá salir de su crisis tan sólo parasitando comodities, o tan solo con el llamado “pulmón chino”. La recesión y la bancarrota de Estados Unidos no deja de desarrollarse, Europa está en bancarrota, lo mismo que el imperialismo japonés. El proletariado debe derrotar al capitalismo o este irá a la guerra.
La lucha por un reagrupamiento revolucionario internacional del proletariado para conquistar un estado mayor de la revolución socialista se ha vuelto inmediata, no hay más tiempo que perder. Este es el combate inmediato que tenemos los revolucionarios de la FLTI que luchamos por la refundación de la IV Internacional de 1938, la dirección que necesitan hoy las masas revolucionarias del norte de África para triunfar.
Anibal Vera y Joaquin, dirigentes de la LOI-CI (Argentina) y el POI-CI (Chile), integrantes de la FLTI