Correspondencia Internacional
9/2/2011
A todos los grupos y militantes de la FLTI:
Hemos recibido la noticia de la salida del Africa Workers Organizer (Organizador Obrero Africano). No podemos menos que saludar la salida de un vocero revolucionario de los trotskistas internacionalistas de la FLTI.
Lo primero que queremos aclarar es que esta correspondencia que estamos publicando para todos nuestros militantes son cartas de elaboración y debate político. Permiten que todos nuestros militantes e influencia política puedan seguir al día la elaboración de nuestra corriente internacional sobre un proceso de revoluciones que se suceden día a día en el norte de África y Medio Oriente. No son declaraciones públicas en el sentido de documentos oficiales. Insistimos, es el intento de seguir y sacar conclusiones al día, sobre los procesos revolucionarios de Túnez y Egipto cuando los hechos mismos están sucediendo, y de dar cuenta de los rápidos cambios que hay en la situación.
A esta correspondencia la haremos pública en el Organizador Obrero Internacional. A ello lo vemos de suma utilidad para que puedan intervenir en la elaboración todos los militantes revolucionarios internacionalistas del mundo.
No dejan de llegar decenas y decenas de aportes y contribuciones. La democracia revolucionaria es fundamental para poder elaborar teórica y políticamente el programa y la intervención de nuestra corriente en las masas.
Lo que planteamos en esta carta es la base de la elaboración de los documentos oficiales de nuestra fracción internacional.
El ajuste y las críticas a puntos concretos de estas cartas y a los borradores de documentos sirven para que juntos conquistemos una homogeneización política, en medio de dificilísimos acontecimientos. Las cartas son como intervenciones orales, en voz alta, en una reunión, donde todos nos podemos corregir y ayudar, para poder llegar a las mejores posiciones y en las mejores condiciones a los acontecimientos.
Si ustedes se fijan la carta del 4/2 da como muy probable la salida de Mubarak. Es que las masas venían de derrotar la intentona contrarrevolucionaria en las calles y había posibilidad de cambiarle el contenido a la “marcha del millón” y a la huelga general de presión que llamaba la dirección reformista de la lucha. Eso no se dio. El proceso revolucionario no subió un escalón más en las tareas inmediatas que estaban y están planteadas, como la de partir el ejército, poner en pie los comités de soldados y un verdadero parlamento obrero de todas las organizaciones de las masas en lucha. Indudablemente, por ahora ello impidió la derrota de Mubarak. Pero el proceso, lejos de estar derrotado, no deja de masificarse.
El gobierno sacó de la cárcel a un “demócrata” gerente de Google para poner a la alta pequeño burguesía a la cabeza de la plaza y darle un carácter “bonachón” y “pacífico” a la revolución que ha empezado (mientras deja a decenas de miles de presos torturados en las cárceles de ese régimen infame). Pero lo único que logró fue que entraran al combate activo nuevos sectores de la clase media. Esto tonificó la lucha. Y ahora ha ingresado el movimiento obrero con las demandas de “¡salario ya!” y “¡trabajo para todos!”
En el momento en que escribimos esta carta, columnas obreras se están dirigiendo a la Plaza de la Liberación, se toman los pozos de petróleo en el Canal de Suez y 3000 combatientes de la revolución están incendiando la central de policía en El Cairo. Es decir, como diría Lenin, “los de arriba no pueden y los de abajo no quieren” y persisten en no querer, puesto que exigen que Mubarak se vaya ya. Los explotados entienden que solamente así se avanzará a conquistar el pan.
Una revolución obrera y socialista ha comenzado y mantiene viva toda su potencialidad. Solamente triunfará como insurrección, demoliendo hasta el último ladrillo del régimen infame y todas sus instituciones sostenidas por la burguesía y el imperialismo. Sólo triunfará si la clase obrera y las masas en lucha, en este vacío de poder, se lo toman. Pero para ello, hay que romper al ejército que, insistimos, no es ni “neutral” ni “democrático”. Su casta de oficiales y sus tanques son la última reserva del estado burgués para masacrar a las masas, como veremos más adelante.
La situación en Egipto que combina una crisis revolucionaria en las alturas y una insurrección de masas que tiende a masificarse, debe definirse en un corto período. Todos los ojos de la clase obrera mundial deben estar puestos allí.
Es que Mubarak sigue resistiendo gracias al nefasto rol de las direcciones del “frente democrático” y porque Egipto evidentemente, para el imperialismo, no es lo mismo que Túnez. Un proceso de derrumbe de esa verdadera autocracia de Egipto y su régimen, donde se asienta el imperialismo para dominar Medio Oriente, sería una gravísima derrota para éste. Estamos hablando del dispositivo contrarrevolucionario más importante, junto al estado sionista-fascista de Israel, del imperialismo en la región.
Las masas quieren derrotar a Mubarak. Pero sus direcciones y la burguesía “democrática” que manipula esta lucha se reúne a espaldas de las masas para conspirar contra la revolución misma, junto con Mubarak y su vicepresidente.
Por el momento, el combate de las masas ha sido llevado a una lucha de presión in extremis. Peligrosamente se está tardando en partir el ejército, que sólo dejó entrar a la plaza a las fuerzas de choque contrarrevolucionarias armadas hasta los dientes, y revisa a ultranza a todo aquel que entra para luchar, como ya lo comienzan a denunciar públicamente los combatientes de la plaza Tahrir.
Las masas, por no partir al ejército y por no centralizar y desarrollar sus organismos soviéticos, debido a la traición de sus direcciones, no pueden aprovechar el vacío de poder que existe en Egipto, cerrando la crisis revolucionaria a su favor con la toma del poder.
Sobre esta situación actúa el imperialismo, la burguesía, el régimen y el gobierno de Mubarak y también el “frente democrático” que, como verdaderos Caballos de Troya, están en la Plaza de la Liberación atándole las manos a las masas, para que no vayan hasta el final y se hagan del poder.
No nos podemos olvidar -aunque hoy veamos que circunstancialmente se extiende, se desarrolla con una nueva energía y se masifica la lucha revolucionaria de las masas- de la experiencia de Tailandia en 2010. Allí la dirección pequeñoburguesa y burguesa del movimiento desgastó al levantamiento revolucionario de las masas durante 2 meses, sin darle una salida, aislándolo y cercándolo cada vez más en una plaza, hasta que actuaron las fuerzas del ejército y la dirección burguesa y pequeñoburguesa terminó pactando con el imperialismo y su régimen, dejando a los combatientes sometidos a la más cruenta represión por parte del ejército, que durante todo el levantamiento permanecía “neutral”.
Inclusive, debemos alertar sobre la experiencia de Tiananmen, donde un movimiento pequeñoburgués encabezó una revuelta obrera contra la burocracia restauracionista china en 1989; y mientras ésta mandaba a sus agentes “democráticos” a negociar con los estudiantes, preparaba una masacre en la plaza, con tropas traídas de la China profunda.
La revolución en Túnez no ha parado y embiste contra el gobierno provisional “democrático”, que no es más que la continuidad del mismo régimen contrarrevolucionario de Ben Alí, pero sin él
Parecería ser que éstas son las variantes que maneja el imperialismo, mientras hace todo lo posible por mantener una salida ordenada de Mubarak y todo su régimen despótico. Quiere impedir que a Mubarak lo derroque la magnífica revolución obrera y popular que ha comenzado, que a no dudarlo, desmantelaría no sólo todas las instituciones del gobierno de Mubarak, sino al estado semicolonial de Egipto. El símbolo de esto es la central de policía ardiendo en El Cairo.
Mubarak y el imperialismo se esfuerzan para que Egipto no llegue tan lejos como llegó Túnez, donde el estado quedó totalmente debilitado y en crisis. Allí las masas ya han percibido que su revolución está siendo expropiada por los “amigos” de Ben Alí, y comienzan a ver que todas las instituciones sobre las que se asienta el gobierno provisional no son más que la continuidad de las instituciones dictatoriales del depuesto Ben Alí, mientras el pan sigue sin llegar. Por supuesto, una nueva embestida de masas se está produciendo en Túnez, y como veremos luego, no hace más que reforzar el ingreso cada vez más masivo y revolucionario de los obreros y las masas explotadas al combate en Egipto.
Sino fijémonos como las fuerzas “democráticas” en Túnez y su gobierno provisional de Ghannouchi se asientan en el mismo parlamento archirreaccionario -cuya mayoría de diputados son del Reagrupamiento Constitucional Democrático-, en la misma casta de oficiales del ejército y en la misma policía asesina. Esta trampa no ha pasado en Túnez, y nuevos capítulos de una misma revolución se siguen desarrollando, por pan, por la destrucción de la policía y del parlamento de Ben Alí y sus “40 ladrones”.
Las masas que derrotaron al gobierno y al régimen luchando por el pan y por el trabajo, ahora quieren ir por todo. Día a día se desenmascara que el “frente democrático” que gobierna está asentado en las instituciones contrarrevolucionarias de Ben Alí puesto que siguen “los 40 ladrones”, que sólo están allí para intentar expropiar la heroica revolución que ha comenzado.
Como decíamos, una acción de vanguardia tomó el parlamento e impuso la ilegalización del RCD. Los desocupados ganan las calles por trabajo. En las provincias y ciudades hay nuevos choques armados con la policía; la misma policía de Ben Alí, ahora bajo el mando del gobierno transitorio “democrático”, que sigue masacrando a las masas. Todas las fracciones de la burguesía y el imperialismo estaban atrás de Ben Alí, saqueando a la nación y superexplotando a la clase obrera.
La burguesía sabe muy bien que tanto en Túnez como en Egipto, está frente a una revolución obrera y socialista. Por ello el gobierno “de transición” tunecino está llamando a todos los reservistas a volver al ejército, puesto que éste se está quedando sin policías para reprimir a las masas. Acusa de ser “acciones de seguidores de Ben Alí” a las que en realidad son acciones de las masas revolucionarias por el pan.
La burguesía aprende de las lecciones de Túnez, y le aterra ese enorme proceso revolucionario en Egipto. Ello es lo que dice Mubarak cuando plantea “Yo, o el caos”, mientras busca desgastar a las masas, apoyado en la política impotente que las direcciones traidoras y el “frente democrático” le quieren imponer a los explotados en lucha.
Justamente porque el “frente democrático” no le permite a la revolución egipcia subir todos los días un nuevo peldaño, es que el imperialismo intentará crear las condiciones para que sea Mubarak quien cierre la crisis revolucionaria y el vacío de poder que hoy existe, adornado con vicepresidentes y mesas de pacto y conciliación con los Hermanos Musulmanes y la dirección pequeñoburguesa de las masas.
Esto demuestra no ser suficiente. Las masas, pese a todo, día a día desbaratan de forma persistente todos estos intentos.
Pero esta política imperialista empalma perfectamente con la política de la burguesía del “frente democrático”, que está en la plaza como caballo de Troya, queriendo impedir a toda costa que la insurrección que ha comenzado hace ya 15 días -con tomas de comisarías, tomas de fábricas, revueltas, huelgas generales revolucionarias, enfrentamientos de barricadas, etc.- barra y desmantele el aparato estatal y ese régimen de oprobio de Mubarak y Obama.
Egipto: vacío de poder y crisis revolucionaria. O la clase obrera toma el poder con una insurrección triunfante, o la burguesía retoma el poder con un baño de sangre y con trampas y caballos de Troya “democráticos” que expropian la revolución
No está dicha aún la última palabra. Los nuevos combates y jornadas revolucionarias complementarias de Túnez vuelven a esparcir aire y fuego revolucionario a la revolución de Egipto, que intenta ser apagado por todas las direcciones reformistas del proletariado mundial.
Tampoco está dicho que puedan llevar la heroica revolución que ha comenzado, con centenares de muertos y miles de heridos, a una lucha de presión.
La central de policía ardiendo y las huelgas revolucionarias y combates en las calles del proletariado que se siguen desarrollando, indican que se preparan nuevos saltos hacia delante de las masas.
Parecería ser que la clase obrera se afirma en las ciudades del interior, desde donde llegan cotidianamente destacamentos de recambio a la plaza Tahrir. El Cairo aún no se ha rendido. La tragedia, insistimos, es que las condiciones para tomar el poder están más que maduras, pero la dirección ha impedido el desarrollo y la centralización de las organizaciones de lucha de las masas, la generalización del armamento y la partición del ejército para lograrlo. Esa es la “inmadurez” del proceso insurreccional que ha empezado, la de su dirección, la de la sobreabundancia de direcciones traidoras y sirvientes de la burguesía en Egipto, en el Magreb y a nivel mundial, que llaman a las masas a no tomar el poder.
Aún así la predisposición a la lucha de las masas, en las peores condiciones que le impone su dirección, es heroica.
Toda la izquierda mundial que aplaude esta política del “frente democrático”, de “revolución democrática”, no hace más que sostener, ante los ojos del proletariado mundial, a la dirección burguesa que se encaramó en la plaza de la liberación. Son un obstáculo para que la crisis revolucionaria se resuelva a favor de las masas.
El reformismo y los partidos socialimperialistas con el verso de su “revolución democrática”, lo único que hacen es impedir que el proletariado mundial vea que en los acontecimientos de Túnez y Egipto es la clase obrera la que está protagonizando una verdadera revolución socialista, que justamente enfrenta a toda la burguesía, con su demanda de pan y trabajo para todos, atacando a todas las instituciones del estado burgués y de dominio imperialista de la nación.
Insistimos, Egipto no es Túnez, puesto que, junto al estado sionista de Israel, Egipto es el dispositivo contrarrevolucionario más importante del imperialismo en Medio Oriente; como lo era el Sha Reza Pahlevi antes de la heroica revolución iraní en los ‘80. En Egipto se han concentrado todas las fuerzas del imperialismo mundial no solamente por esto, sino también porque en algún lado tienen que parar semejante embate revolucionario de las masas, que se está generalizando en todo Medio Oriente y, a través de los obreros del Magreb, puede transformarse en la revolución del Mediterráneo e impactar en toda Europa.
Ahí está el odio de las masas tunecinas contra la Canciller del gobierno asesino de la V república de Sarkozy. Es que estos carniceros imperialistas sostuvieron públicamente, hasta el final, al odiado gobierno de Ben Alí.
Esta es la tragedia de las masas: corrientes socialimperialistas sinvergüenzas, enemigas de plantear en Francia que “el enemigo está en casa” y marchar contra la V República al grito de “¡Fuera Sarkozy! ¡Viva la revolución en Túnez! ¡Una sola clase, una sola lucha por pan y trabajo para todos!”
La situación es muy delicada. Por momentos parecería ser que se abre un impasse en la acción de masas. Por otros momentos, las masas vuelven a embestir. Por momentos las intentonas contrarrevolucionarias se vuelven agudas. Pero las energías de las masas no se han agotado, pese a los mil intentos de las direcciones de desorganizar la lucha de masas.
Ante cada reunión que se realiza a espaldas de las masas entre el vicepresidente de Mubarak -general del ejército- y los partidos burgueses “democráticos” “opositores” incluidos los Hermanos Musulmanes, la situación gira a la derecha. En esos momentos parece ser que son la burguesía y el imperialismo los que cierran el vacío de poder y la crisis en las alturas. Las fuerzas contrarrevolucionarias entran a la plaza intentando tomarla, se levantan los dueños de hoteles denunciando que “por culpa de la plaza no hay turismo, y hay hambre”. Más y más con los tanques del ejército se cerca a los combatientes de la plaza Tahrir.
En otros momentos, con la irrupción de millones en el combate, con la profundización de los métodos de lucha de la revolución proletaria, el péndulo gira hacia la izquierda quedando Mubarak, todo su régimen y el estado burgués colgando de un hilo.
La revolución está viva. Pero debe triunfar no sólo tirando a Mubarak, sino también disolviendo a la policía, formando destacamentos armados de obreros, campesinos pobres y sectores populares arruinados de las clases medias, poniendo en pie comités de soldados y destruyendo la casta de oficiales. Las masas realizan semejante sacrificio y heroísmo en el combate porque han visto y comprendido que solamente derrocando al gobierno y al régimen van a conseguir el pan y el trabajo, las mismas demandas por las cuales se incendió Túnez, el norte de África y ahora Egipto.
La burguesía no puede permitir que perdure durante mucho tiempo más un vacío de poder, mas aún con un doble poder territorial y de autoorganización embrionaria de las masas, como el que existe desde hace ya quince días y el que ha concentrado la atención de todo el proletariado mundial.
La persistencia de las masas vuelve al gobierno de Mubarak no sólo cada vez más débil, sino que lo ubica arrojando nafta al fuego de la situación.
También está el plan de poner al vicepresidente de Mubarak con el apoyo del ejército y basado en un pacto con las fuerzas “democráticas”, para impedir que las masas se hagan del poder. Esto está planteado también en lo inmediato. La situación seguiría altamente inestable, profundamente revolucionaria.
En Egipto se juega en los próximos días el futuro inmediato del proletariado mundial. La clase obrera en Egipto tiene al alcance de sus manos la toma del poder. Es que hay un vacío de poder, abierto por una semi-insurrección y acción independiente colosal de las masas.
El gobierno ha quedado pendiendo de un hilo, como así también todo su régimen de dominio. Las instituciones de opresión ya no son creíbles ni tienen ninguna legitimidad ante las masas. Es más, éstas ya les han perdido el miedo.
Los de arriba ya no pueden, como diría Lenin, y los de abajo ya no quieren; y con acciones independientes de masas, éstas plantean el problema del poder. La crisis es que, por ahora, no hay ninguna dirección revolucionaria que lo plantee con claridad en el medio de los combates.
En momentos claves como estos, la crisis de dirección se vuelve aguda, puesto que falta una pluma para que la balanza se incline a favor de la revolución y la toma del poder. Esa pluma que falta es un partido revolucionario, que sin ninguna duda se desarrollará y forjará al calor de los acontecimientos revolucionarios que se suceden en el planeta.
Por ahora las acciones revolucionarias de las masas dan tiempo. Pero no podemos perder ni un día más.
Insistimos, la crisis revolucionaria está abierta y no puede mantenerse por mucho tiempo más. La burguesía y el imperialismo comprenden perfectamente esta situación. Por eso ayer mandaron sus hordas contrarrevolucionarias, y el ejército les abría el paso a éstas, mientras les cerraba todo intento a las masas de entrar armadas a la plaza.
La burguesía comprendió esta situación, negocia con una fracción burguesa “democrática” en la plaza, y por el otro lado Mubarak dice “no me voy”, mientras intenta llevar al desgaste y al aislamiento a las masas revolucionarias.
El régimen busca nueva base social. La burguesía le echa la culpa a las masas de la ruina financiera abierta “por el desastre del turismo”, da aumentos parciales de salario a la burocracia estatal, preparando así base social para nuevas acciones contrarrevolucionarias. Pero ello provoca la salida al combate de millones de obreros que salen a las calles como una verdadera columna central de la revolución que ha comenzado.
La burguesía conspira. El poder burgués se asienta en la casta de oficiales del ejército, insistimos, y en las mesas de diálogos a dónde van los ministros, los Hermanos Musulmanes, el movimiento 6 de abril, y los “demócratas” insertados desde afuera en el combate.
Cada vez que hay una embestida de las masas, se anuncia que esa noche se retira Mubarak. Y al otro día, todo sigue igual. Las masas han percibido esta situación. Pese a los caballos de Troya y a las direcciones reformistas del movimiento obrero y las masas, las energías de la revolución se fortalecen día a día.
Es por esta lucha, que sigue viva, que los Hermanos Musulmanes (hermanos también de Mubarak, al que sostienen desde hace casi 20 años y que tienen 80 parlamentarios en esa duma de la autocracia de Mubarak y Obama) no pueden terminar de entrar al gobierno de transición, a riesgo de perder toda su base. Ello indica que la revolución aún sigue viva y aún se están por librar batallas decisivas.
Los Hermanos Musulmanes se preparan para entrar a un gobierno con el vicepresidente de Mubarak, e intentar darle legitimidad, junto con otros movimientos “democráticos”, al régimen despótico de Mubarak, asentado en las fuerzas del imperialismo que saquean a Egipto y todo Medio Oriente. De todas maneras, la clave que tenemos que explicar los revolucionarios es que por crisis de dirección, y por centralización de direcciones que quieren impedir que surjan y maduren los soviets, la clase obrera aun no ha podido resolver la situación a su favor tomándose el poder, sobre la base de dejar en ruinas y aplastar al régimen infame de Obama y Mubarak, avanzando decididamente al triunfo de una insurrección obrera.
Los reformistas luego dirán que “no había condiciones” para hacerse del poder, que “no se podía romper al ejército”, que “las masas son inmaduras”, y que lo que hay que hacer es una Asamblea Constituyente, es decir, burguesa, llamada por un gobierno de transición del vicepresidente de Mubarak y la casta de oficiales asesina del ejército. Son traidores del socialismo y de la revolución obrera. Están diciendo que la salida es ir a votar a una urna, disolviendo así las organizaciones y la revolución de masas que ha comenzado, que es lo más democrático y legítimo de todo Egipto.
La fuerza democrático-revolucionaria es la clase obrera, que tomando el poder resolverá no sólo la libertades democráticas sino también la ruptura con el imperialismo, y conquistará el pan expropiando sin pago y bajo control obrero a los grandes banqueros, al imperialismo, a las empresas cerealeras y demás saqueadores y hambreadores de los pueblos oprimidos del mundo.
Nuevamente a propósito de Túnez:
Contra el fraude del gobierno “democrático” transitorio, la clase obrera y los explotados comienzan a poner en pie los organismos de doble poder y de armamento de las masas
Insistimos, en ayuda de las masas de Egipto, los obreros de Túnez protagonizan nuevos levantamientos revolucionarios. Allí está claro que aún después de la salida de Ben Alí, las masas están dispuestas a no dejar ni rastros del régimen de oprobio.
Estas nuevas jornadas revolucionarias complementarias en Túnez están impulsadas por los comités de fábrica y de base de los sindicatos, que despejaron y sobrepasaron a la burocracia sindical, y por los comités de obreros armados y los comités de desocupados, que controlan la seguridad en los barrios obreros, donde ya no hay ni un solo robo, como anuncia la prensa imperialista, porque está presente la disciplina de la clase obrera bajo armas. Los comités de abastecimiento y de control inclusive garantizan recoger la basura de todos los barrios de las ciudades más importantes de Túnez. Esto significa que las masas han decidido tomar la resolución de la crisis en sus propias manos.
De ello da cuenta el diario español “El País” de hoy, demostrando la desesperación y la histeria de toda la burguesía mundial sobre este desarrollo de los organismos de doble poder en Túnez.
Trotsky, en La Historia de la Revolución Rusa decía: “Un alzamiento revolucionario que dure varios días solo se puede imponer y triunfar con tal de elevarse progresivamente de peldaño en peldaño, registrando todos los días nuevos éxitos.”. Esto es lo que hoy sucede en Túnez.
En Egipto, el imperialismo mira de reojo los procesos revolucionarios en Túnez, y busca anticiparse justamente para que esto no pase. Pero la revolución no se para, busca peldaños para subir hacia adelante día a día.
Marruecos está al rojo vivo. Allí se prepara una huelga general para el 20 de febrero.
Las masas jordanas, y con ellas las masas palestinas, amenazan con entrar en maniobras de revolución contra la monarquía asesina de Jordania.
Las condiciones internacionales dan nuevas oportunidades a las masas revolucionarias de Egipto para que, inflamadas de odio, logren dar un nuevo golpe certero derrotando a Mubarak, a la casta de oficiales asesina y abriendo definitivamente la revolución obrera.
Insistimos, cuando hay vacío de poder y crisis revolucionaria en las alturas, la clase obrera y las masas que entran al combate deben tomar el poder. Toda revolución se define en qué clase toma el poder.
El reformismo, el Foro Social Mundial y todos los renegados del trotskismo quieren que lo haga la burguesía. Los trotskistas peleamos porque triunfe la revolución obrera y socialista.
Dos estrategias para la insurrección que ha comenzado: reforma del estado burgués semicolonial putrefacto o revolución obrera y socialista
La crisis de dirección se agudiza. Hay que alertar a las masas de los peligros, definir quiénes son sus aliados y quiénes son sus enemigos, y plantearles las condiciones de la victoria.
Cuando hay vacío de poder se plantean dos alternativas: o bien el poder lo toma la clase obrera; o bien lo retoma la burguesía, expropiando la revolución y preparando las condiciones para aplastar a las masas. Es así que cuando logra apagar el fuego de la revolución con el frente popular, manda luego las bandas fascistas, como sucedió en Bolivia; o en Kirguistán, donde en el mismo momento del punto culminante de la crisis revolucionaria, con progroms interétnicos contrarrevolucionarios, partió las filas obreras.
Por la energía y la ofensiva de las masas sobran condiciones para centralizar a delegados obreros, de estudiantes y de campesinos pobres, en un gran congreso en la “Plaza de la Liberación”, para organizar a todas las masas en lucha de todo Egipto. Ese organismo tendría altísima autoridad para poner en pie una milicia con las armas arrebatadas a la policía asesina; y tendría garantizado el camino a la ruptura horizontal del ejército.
Pero aunque esto no se dé, todos los ojos de la clase obrera combatiente de Egipto, de Medio Oriente y del mundo están mirando esa plaza. Allí están los que aplastaron las hordas contrarrevolucionarias de Mubarak. Ellos aún tienen la fortaleza y legitimidad para llamar a los soldados a que pongan el cañón de los tanques apuntando contra el castillo de Mubarak y no contra las masas revolucionarias. Las direcciones pequeñoburguesas y burguesas están allí para impedir justamente esto.
Los mismos combatientes de la plaza, como hemos dicho, hoy denuncian que el ejército se adelanta todos los días un metro más con sus tanques para ir cercándolos y dejándoles cada vez menos lugar. Ese es un símbolo de cómo se prepara el estado burgués, con su casta de oficiales, para ahogar la revolución en un baño de sangre. Destacamentos de obreros y jóvenes perspicaces ya dan cuenta de esta situación.
En Egipto los generales de un estado mayor revolucionario ya están. Ellos se reconocen. Se organizan en las plazas, arman las barricadas, controlan la seguridad en sus barrios, organizan la comida, el abastecimiento, atienden a los heridos, centralizan las armas arrebatadas a la policía en las ciudades más importantes de Egipto.
Como decía Trotsky en “¿Adónde va Francia?”, ya existen las fuerzas materiales para poner en pie un estado mayor de la revolución. Lo que falta son las fuerzas de un estado mayor revolucionario internacional capaz de volcar a favor de los combatientes revolucionarios egipcios el conjunto de la situación, derrotando a las direcciones traidoras a nivel internacional, exponiéndolas ante el proletariado mundial, sublevando a la clase obrera francesa, española y griega.
Muchos de los sinvergüenzas de los renegados del trotskismo dirán luego, si la revolución no triunfa o es aplastada o expropiada, “que las masas no tenían dirección”, que “no habían condiciones”, que hubo un “bajo nivel de consciencia” y demás inmundicias típicas de los traidores del proletariado.
La farsa de la “revolución democrática” de las direcciones traidoras del proletariado
Las condiciones para que la clase obrera y los explotados en Egipto se hagan del poder, es decir, el camino más certero para derrotar a Mubarak y al imperialismo que lo sostiene, están más que maduras.
Insistimos, es un “frente democrático” que va desde El-Baradei y los Hermanos Musulmanes, hasta los partidos “anticapitalistas”, lo que impide esta perspectiva. Ellos, como Obama, todo el imperialismo y la burguesía mundial, están diciendo que lo que hay en Medio Oriente y el norte de África es una “revolución democrática”.
Creemos que debemos responder a esta cuestión de forma decisiva. Lo que hay en Egipto, en Túnez y en Medio Oriente es una revolución obrera y socialista que ha comenzado por el pan y el trabajo. Para conseguirlos hay que expropiar, con los métodos de la revolución, los bancos, las cerealeras, los pozos de petróleo, la tierra; y a su vez hay que comenzar por derrotar a todos los gobiernos y regímenes sostenidos por toda la burguesía y el imperialismo mundial.
¿“Revolución democrática”? MENTIRA. Ha comenzado una revolución obrera y socialista, que es la única que, si triunfa, podrá resolver las tareas democráticas de los países atrasados, como la cuestión agraria y la ruptura con el imperialismo.
Es más, sólo con los métodos de la revolución proletaria, es decir, el armamento del proletariado, los soviets y la insurrección, se puede llevar hasta el final el desmantelamiento y aplastamiento de los regímenes autocráticos contrarrevolucionarios, con los que el imperialismo ejerce su dominio sobre la absoluta mayoría del planeta.
Esto también es lo que demuestra la heroica revolución de las masas de Túnez, que hoy sigue en Egipto y se desparrama por Medio Oriente.
La izquierda de Obama nos quiere decir, como lo hace el PTS, la LIT, los “anticapitalistas,” etc., que el imperialismo “expande democracia” y “civilización democrática”, cuando lo que en realidad expande es barbarie, fascismo, autocracia y gobiernos contrarrevolucionarios en el 90% del planeta. Como planteaba Trotsky, la democracia es un lujo solamente de los países ricos, que ahora ya no se puede sostener porque en la tierra del “democrático” Obama los sheriff fascistas matan como al coyote a los obreros inmigrantes que buscan entrar a EEUU.
Los trotskistas debemos denunciar que en Egipto se enfrentan dos teorías y dos programas en el campo de batalla. De un lado está la teoría-programa de la “revolución democrática” y “la revolución por etapas”, sostenida por todos los renegados del trotskismo, que encubren por izquierda a Obama y a la trampa de sustituir al gobierno de Mubarak por la democracia burguesa, que sería el aborto de la revolución proletaria. Por otro lado está la teoría-programa de la revolución permanente, que plantea que sólo tomando el poder, desarrollando los organismos armados de centralización de las masas en lucha, se puede comer, tener trabajo y conquistar la libertad y la independencia nacional.
Esto es lo que ha planteado y plantean los acontecimientos de todo Medio Oriente en general y de Egipto en particular. Creemos que esta conclusión es clave para llamar a una Conferencia Internacional de todas las fuerzas sanas del movimiento trotskista internacional y de las organizaciones obreras revolucionarias.
Son dos barricadas. De un lado, el menchevismo, el stalinismo y los renegados del trotskismo. Del otro lado, los trotskistas y la IV Internacional.
Estamos leyendo las declaraciones de la LIT, del PTS, del NPA y del grupo iraní que rompió con la IMT – Tendencia Marxista Internacional- de Alan Woods, que plantean que “el proletariado aún no está maduro para tomar el poder”, que “no hay condiciones para que surjan los soviets” y que “hay que llamar a una Asamblea Constituyente libre y soberana”, o “revolucionaria” como la llaman algunos. Esto es una traición a la revolución que ha empezado. Ello significa apoyar la posición de los Hermanos Musulmanes, de El Baradei y el movimiento pequeñoburgués “6 de abril”, de que hay que hacer un gobierno de transición que llame a elecciones libres. Y para estos traidores, estas elecciones libres tendrían que ser… para una “Asamblea Constituyente”. Es decir, cuando hay vacío de poder, cuando el estado burgués está resquebrajándose, le dicen al proletariado que no se haga del poder, para que lo retome la burguesía. Ha llegado la hora de definir con claridad en el proletariado mundial quién está por la revolución socialista y quiénes son sus entregadores. Estamos frente a una falacia y una traición abierta al proletariado.
En Egipto, en el resto de Medio Oriente, en África y en todo el planeta las condiciones están más que maduras para la revolución socialista. Lo que falta es una dirección que plantee el camino a la toma del poder. La que está “en crisis” y se ha puesto “inmadura” es la burguesía, que está arrinconada por una brutal embestida de masas, como en Egipto y en todo Medio Oriente.
Estas corrientes le están diciendo a la clase obrera que no se haga del poder, para que lo tome la burguesía “democrática”. Una verdadera infamia porque las libertades que existen ya las conquistaron las masas con su combate, con su lucha revolucionaria y con sus muertos. Porque no hay “democracia” si las masas no se arman, destruyen al ejército, sacan de escena a los fascistas y cuelgan en la Plaza de la Liberación la cabeza de Mubarak.
Estos “revolucionarios socialistas” le dicen a las masas que no hay que hacer lo que hizo la burguesía y Robespierre en su revolución en el siglo XVIII con Luis XVI, poniendo su cabeza en la guillotina.
Ni siquiera son demócratas consecuentes. Son unos farsantes. Porque, ¡¿cómo puede haber una Asamblea Constituyente libre y soberana, si cuando tome una resolución en contra del imperialismo no la podrá cumplir porque la burguesía llamará al ejército y a la casta de oficiales para garantizar su propiedad con armas en la mano?! ¡¿Cómo será posible una Asamblea Nacional democrática y soberana sin cortarle la cabeza a Luis XVI y sin tener cada hombre un fusil?! Los teóricos de la “revolución democrática”, como decía Trotsky, ni siquiera son consecuentes como demócratas revolucionarios. Son unos farsantes. Son corrientes pequeño burguesas sirvientes del gran capital; ni socialistas, ni demócratas.
No hay ninguna posibilidad, incluso de que haya una Asamblea Constituyente libre y soberana, si no se desarma a la burguesía, se arma el proletariado y se toma el poder.
El grupo de los iraníes que rompieron con la tendencia de Alan Woods plantea que “no se puede avanzar a derrotar a Mubarak y a tomar el poder porque no hay partido revolucionario”.
Parece mentira que esta gente le diga a la clase obrera de Egipto que no hagan lo que hicieron las heroicas masas iraníes en la revolución de los ’80, que se tomaron todos los cuarteles, rompieron al ejército, se armaron hasta los dientes, pusieron en pie los comités de obreros (los Shoras) y no dejaron piedra sobre piedra de la monarquía asesina del Sha Reza Pahlevi.
A esta gente hay que responderle que no les llega ni a los talones a las masas revolucionarias de Irán de los ‘80.
Sus afirmaciones salen de la alcantarilla del menchevismo. Es como si los bolcheviques les dijeran a las masas que no se puede hacer la revolución de febrero del ‘17, partir el ejército y poner en pie soviets, porque el partido bolchevique aún era minoría en los soviets en febrero.
Estamos frente a una falacia. Esta es gente que levanta “pan, paz y tierra” y “que tome el poder una institución burguesa, y no los soviets, para conquistar estas demandas”.
Hay que decir la verdad. Las condiciones óptimas para construir el partido revolucionario es en la lucha por los soviets y la toma del poder. Solamente en ese proceso podrá madurar el factor subjetivo, como lo hizo el partido bolchevique, sobre las ruinas del régimen zarista, de febrero a octubre del ‘17.
Pero la condición para que ello sea así, para terminar con la época de las adaptaciones nacionales de los movimientos revolucionarios a su propia burguesía, hay que poner en pie un centro internacional que, derrotando a las direcciones traidoras, avance a refundar la IV Internacional de 1938.
Esperamos que estas reflexiones les sean de utilidad para que, entre todos, podamos fortalecer el mejor programa y estrategia para que triunfen las masas revolucionarias, y avanzar a un nuevo salto y reagrupamiento superior de las fuerzas sanas del movimiento trotskista internacional.
Estamos enviando a toda la FLTI las declaraciones ya traducidas del secretariado africano sobre Túnez y Egipto, que la FLTI las ha tomado como propias.
Debemos volcar todas nuestras fuerzas a explicar, de forma cada vez más sencilla, que los procesos revolucionarios que han comenzado son los primeros pasos de una verdadera revolución obrera y socialista, puesto que, junto a todo lo que demostramos más arriba, la revuelta y las revoluciones en Medio Oriente y el norte de África atacan al plexo y a la sien del gran capital financiero, que con sus empresas cerealeras, de commoditties y materias primas han hecho subir los precios artificialmente, para obtener ganancias parasitarias, matando de hambre y hundiendo más y más en la miseria a millones de explotados del mundo. Esto aún no lo comprenden hasta el final las masas revolucionarias. Hay que decírselo. A la clase obrera del norte de África, de Egipto y todo Medio Oriente hay que decirle la verdad: su combate no solamente es contra Mubarak y su régimen, sino contra todo el dispositivo contrarrevolucionario montado por éstos para aplastar a todas las masas de la región, comenzando por la masacre al pueblo palestino. Hay que explicar pacientemente que en esa lucha por el pan se enfrenta al gran capital financiero de la city de Londres, Berlín, París y Wall Street, donde el capital parasitario se ha volcado a inflar artificialmente los precios de los commodities para obtener superganancias, mientras llevan a la hambruna generalizada, a la carestía de la vida, a la desesperación, desnutrición y barbarie a la amplia mayoría del planeta.
¿Cómo van a ser “revoluciones democráticas”, insistimos, las revoluciones que atacan al corazón de Wall Street, al imperialismo mundial, y al parasitismo brutal de ese monstruo llamado capital financiero?
Esto debemos explicarle a las masas que están en estado de revuelta y revolución, y a la clase obrera mundial. En la Plaza de la Liberación de El Cairo se combate contra Wall Street, contra los parásitos de la City de Londres y del Bundesbank, y contra toda la burguesía mundial. Es el combate de toda la clase obrera, que no puede centralizar sus fuerzas porque sus direcciones delegan en los imperialismos “democráticos” la solución del pan, del trabajo y de la independencia nacional. Es la misma burguesía “democrática” imperialista que somete al 90% del planeta como China, la India, todo Medio Oriente, África, el este de Europa y la mayoría de América Latina, con regímenes dictatoriales, autocráticos, monárquicos, bonapartistas, fascistas, y con regímenes y estados de ocupación como el contrarrevolucionario estado sionista de Israel, y las tropas yanquis que masacran e invaden Irak y Afganistán.
A la democracia burguesa imperialista de Obama, Sarkozy y demás basura asesina de las masas, la llaman “progresista”, cuando es la misma que mandó a Palestina, a Irak y Afganistán a la edad media y la que enterró en fosas comunes a 300.000 obreros martirizados en Haití.
Digamos la verdad: son la izquierda de Obama, son socialimperialistas. Contra el 10% de semejante traición se juntaron los revolucionarios en Kienthal y Zimmerwald, en la Oposición de Izquierda, y luego en el Congreso de fundación de la IV Internacional, continuador de la III Internacional revolucionaria de Trotsky y Lenin.
¡Fuera las manos del socialimperialismo de las aguerridas masas revolucionarias del Magreb y Medio Oriente!
Debemos denunciar implacablemente, ante los ojos de la clase obrera mundial, que su revolución, que nuestra revolución, la de los explotados, ha comenzado en Medio Oriente y en el norte de África. Ésta debe extenderse a Europa; debe volver la Grecia revolucionaria; debe volver la ofensiva revolucionaria de la clase obrera europea. Hay que derrotar a Obama-Mubarak, a los asesinos de la clase obrera internacional y los pueblos oprimidos del mundo. Hay que unirse, en el combate contra la carestía de la vida, con la revolución boliviana que nuevamente intenta ponerse de pie, puesto que para que haya pan, como lo demostró Madagascar, hay que armarse, y como en el ‘17 en Rusia, hay que hacerse del poder.
Nuevamente vuelve la agitación revolucionaria de las masas en Bolivia. La burguesía “bolivariana” y “antiimperialista” está aplicando, al igual que Mubarak, un nuevo ajuste generalizado en el transporte y en los alimentos. Han aumentado un 100% los productos de primera necesidad. Las masas explotadas de Bolivia están comiendo pan una vez por día.
La clase obrera y las masas oprimidas del mundo son atacadas en Medio Oriente, en China, etc. por gobiernos dictatoriales, bonapartistas, etc. y en América Latina por los gobiernos “nacionalistas” bolivarianos, supuestos “antiimperialistas” y demás gobiernos capitalistas, sostenidos por ese rejunte de direcciones traidoras de la V Internacional. Es el mismo plan que aplican los hermanos Castro en Cuba despidiendo a un millón y medio de trabajadores de la producción para salvar a esa lacra de la burocracia restauracionista.
El ataque del capital no da ni podrá dar sosiego. El gran capital financiero en bancarrota ha creado una nueva burbuja, acaparando los cereales, commoditties y minerales para aumentar ficticiamente sus precios. Ello ha provocado carestía de la vida, inflación, hambrunas, desocupación, que se tornan insoportables para las masas en todo el planeta. Esta vez, en Egipto y en el Magreb, como ayer en Europa, Madagascar, Guadalupe, Tailandia o Kirguistán, está planteado reagrupar las filas de la clase obrera mundial para lanzar una contraofensiva de masas.
El enfrentamiento, entonces, no es entre democracia y fascismo, como dice la izquierda reformista mundial. No es entre laicismo versus islamismo. En Egipto como en Túnez se demuestra que la burguesía islámica, laica y “democrática” y los jefes de las bandas fascistas, son todos agentes distintos del mismo patrón, del imperialismo que controla el planeta y la economía mundial.
Cada vez más, la alternativa es comunismo o fascismo. La revolución socialista o la guerra. Esa es la alternativa histórica y en los combates de Túnez y Egipto la revolución le ve la cara a la burguesía y al imperialismo. Se la ve frente a frente.
La cobardía de las direcciones traidoras y su sumisión al imperialismo impide a las masas tomarse el poder de forma decisiva.
La “democracia” y sus distintos instrumentos de colaboración de clases, como el frente popular, no son más que la forma con la cual se intenta desorganizar y desmovilizar a las masas desde adentro, para que la oficialidad asesina del ejército y las bandas contrarrevolucionarias aplasten luego a las masas ya desarmadas y con sus fuerzas agotadas.
Estas acciones contrarrevolucionarias son las que se están preparando contra las masas revolucionarias de Egipto y el mundo. Ha llegado la hora de golpear la mesa. O por pan, trabajo, y dictadura del proletariado; o por “libertad” y “democracia”, con hambre y miseria, que trae aparejada la mano el fascismo.
Menchevismo y Bolchevismo son cada vez más irreconciliables en la historia.
¡Qué viva entonces el combate de la FLTI por refundar la IV Internacional!
Hace apenas 2 años logramos poner en pie un punto de apoyo para concentrar las fuerzas de los revolucionarios y dispersar las de los reformistas.
El levantamiento revolucionario de Egipto y Medio Oriente nos da y nos dará nuevas posibilidades y oportunidades.
Debemos emitir un llamamiento audaz de forma inmediata, que separe blanco sobre negro quién es reformista y quién es revolucionario en el movimiento marxista mundial.
Este llamamiento completará la declaración sobre la situación mundial y la revolución en Egipto, el norte de África y Medio Oriente que estamos escribiendo.
Insistimos, tomen las cartas diarias, como esta nota, como aportes, como puntos de reflexión. Desde el centro tenemos la obligación de dar nuestra opinión, inclusive para ser corregidos y colaborar con la elaboración colectiva que todos hemos realizado.
Juntos tenemos que pasar este nuevo test ácido, y lo estamos haciendo. Tenemos un bagaje de lecciones de los procesos revolucionarios anteriores como para pasar indemnes esta prueba.
Un fuerte abrazo
Secretariado de Coordinación Internacional de la FLTI
Un fuerte abrazo
SCI de la FLTI