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26/5/2014

Con la traición y el cerco a la revolución siria por parte de la izquierda y las burocracias sindicales lacayas del imperialismo

Ha caído Homs, la capital de la revolución siria
Un duro golpe para la clase obrera mundial


Homs bombardeada por el ejército del chacal Al Assad

Hace 15 días cayó Homs a manos del perro Al-Assad. Fue derrotado uno de los bastiones de la revolución siria a manos de las fuerzas contrarrevolucionarias comandadas por el imperialismo. Este es un duro golpe para la insurgencia siria y todo el proletariado mundial.
Assad ha tomado Homs. Su ejército ocupa la ciudad. La mayoría de su población había sido obligada a confinarse en los campos de refugiados. Hoy están regresando a Homs a recuperar sus casas y sus pertenencias, pero no encontraron nada. Las masas lloraban al llegar a Homs vieja. Con palabras marcadas por el tono del llanto declaraban: “no quedó nada, ni paredes, ni techo, ni baño, ni las cosas que tenía adentro”... “llegué y vi la pared de mi casa agujereada. Entré y no había nada adentro, sólo el interior dañado y nada más”. Nada se salvó: ¡esta es la Homs “liberada” por el sanguinario Bashar!
Hoy, las casas no tienen ni paredes ni techos. Ya no queda nada de lo que había dentro de ellas. Los edificios públicos, comercios, cafés de zona céntrica, negocios, mezquitas, iglesias, quedaron demolidos y en ruinas. La ciudad ha quedado devastada. Debajo de los escombros han quedado enterrados los miles y miles de mártires de la revolución, masacrados por el perro Bashar.

Como parte de la revolución por el pan, el trabajo y la dignidad contra el imperialismo y los explotadores que se abriera en el 2011 en el Norte de África y Medio Oriente, Homs fue una de las ciudades donde las masas sirias llegaron más lejos en su combate revolucionario. Fue el epicentro de la revolución en Siria, que se abrió como una cadena de insurrecciones locales que partieron horizontalmente al ejército de Bashar al-Assad, pusieron en pie los comités de coordinación, que eran verdaderos consejos de obreros, campesinos y soldados y, con el método de la guerra civil, expulsaron a las tropas del ejército sirio, liberando ciudades y sus alrededores como Deraa, Hama, Aleppo, Deir ez-Zor, Idlib y más tarde Raqa. Los explotados de Siria tendían a seguir el camino de Libia, es decir, que las masas armadas avanzaran a Damasco y a demoler el estado burgués.
Las masas en Homs conquistaron un doble poder. Se pusieron en pie allí, como ya dijimos, los Comités de Coordinación Locales, que fueron los organismos de autoorganización armados de obreros y soldados. En Homs fue donde más soldados rasos se pasaron, con sus armas, al campo de la revolución. Y desde ese momento, las tropas de Bashar ya no podían entrar a la ciudad y sólo podía bombardear de lejos y desde lo alto, porque sino se partía su ejército. Por eso la masacre de al-Assad, a cuenta del imperialismo, se ensañó allí, como también lo hizo en Qsair a mediados de 2013.
Para destruir los comités de coordinación armados, un sector de la oficialidad de Bashar –que hasta ese momento estaba reprimiendo a los explotados insurrectos- se vistió de “democrático” y “rompió” con el ejército, “pasándose” del lado de la lucha contra Assad. Allí nació el Ejército Sirio Libre (ESL), amparado por Turquía y el imperialismo. Eran generales del ejército de Bashar que se “pasaron” del lado de las masas para controlarlas, copar sus organismos de doble poder y destruirlos desde adentro. El ESL apareció así con un objetivo de controlar a las masas en las zonas liberadas. Su verborragia de “democracia” era tan sólo de palabra. En los hechos, ejerció un brutal control con su partido-ejército para liquidar toda tendencia a la autoorganización de los explotados.

Cuando una vanguardia se le escapó al control de la “democracia” propuesta por el ESL, surgió un “ala islámica” del mismo para contener a las masas. Más tarde, sobre ese sector se montó encima una fracción de la burguesía sunnita “musulmana radical” que primero tuvo el nombre de “Jabhat al-Nusra” y luego se dividió en dos, una con el mismo nombre, el otro bajo el nombre “Estado Islámico de Iraq y el Sham”, para mejor contener y manipular a las masas para usarlas como carne de cañón y disputar sus negocios.
En las calles de Homs no combatieron ninguno de los generales del Ejército Sirio Libre ni los comandantes de Jabhat al-Nusra cuando las masas expulsaban a las tropas de Bashar al-Assad. Sólo estuvieron los explotados con sus combates por el pan, que se enfrentaban al ejército asesino que los masacraba.

Homs fue una de las capitales de la revolución del Norte de África y Medio Oriente, que fue, por su carácter de clase, el inicio de una revolución obrera y socialista, que a toda costa la burguesía buscaba expropiar, enlodar y masacrar. Siria fue el punto de avanzada de una cadena de revoluciones del Magreb y Medio Oriente por el pan, y para conseguirlo, había que expropiar a la burguesía y tomar el poder.
Homs, Benghazi y la plaza Taharir del Cairo mostraban cuál era el camino a seguir para la clase obrera mundial: para poder comer, había que derrocar gobiernos y regímenes y avanzar hacia la toma del poder. Por ello, Homs no era nada más una ciudad insurreccionada, sino que planteaba el combate de toda la clase obrera a nivel mundial. Era vista por toda la insurgencia y los explotados de Siria como el bastión de su revolución.
La revolución del Magreb y Medio Oriente tuvo sus dispositivos revolucionarios. Puso en pie las capitales, donde se concentró lo más heroico y avanzado de la clase obrera revolucionaria.

En Bengasi, donde se rompió los dientes Khadafy -el lacayo de la ENI y la British Petroleum-, hoy se resiste duramente a golpes contrarrevolucionarios de los generales y políticos khadafistas travestidos de “demócratas”, todos apoyados por el imperialismo y la OTAN, por las tropas francesas invasoras de Mali y la marina norteamericana en el Mediterráneo.
Hoy, la Plaza Taharir de El Cairo se ha llenado de sangre. La contraofensiva imperialista, a través de todos sus agentes contrarrevolucionarios, es feroz. El imperialismo debe volver a montar sus dispositivos contrarrevolucionarios, para volver a controlar las rutas del petróleo, y para que la revolución que se iniciara en el 2011 no llegue a barrer con su gendarme, el estado sionista-fascista de Israel.
En Siria se concentraron las fuerzas del imperialismo y sus agentes para darle un duro escarmiento a las masas, de lo que les sucederá si osan levantarse por sus demandas y sus anhelos de justicia y libertad. En Siria y en Homs como su punto clave, se está jugando en gran medida si el imperialismo logra o no triunfos decisivos como para asentar su ofensiva contrarrevolucionaria en la región y a nivel mundial.
En Siria, vino a dar un escarmiento con su perro Bashar, sus nuevos guardianes contrarrevolucionarios de los Ayatollahs iraníes y el chacal Putin. Hay 10 millones de refugiados viviendo en carpas en el desierto, 400.000 muertos y ciudades devastadas por la aviación del perro.
El imperialismo hacía que “apoyaba a los rebeldes en su lucha por la democracia”, cuando en realidad apoyaba la masacre de Al-Assad, que hacía sus “trabajos sucios”… Y apoyaba a los generales “islámicos” o “democráticos”, que sólo entraron en la resistencia para desarmar a las masas e impedir que éstas expropien a la burguesía.

Desde ese punto de vista, podríamos decir que Homs es como la Cataluña de la revolución española de los ’30. Ésta era el principal bastión de la revolución española. La clase obrera catalana puso en pie sus organismos de poder obrero. Se armó y puso en cuestión la propiedad de la burguesía “republicana”, que fue el gran obstáculo para derrotar a Franco.
La insurrección en Cataluña planteaba que la clase obrera española, para derrotar al franquismo, debía expropiar a la burguesía, ganarse al campesino pobre y terminar con la España imperialista que oprimía a Marruecos. Esa era la única política militar para derrotar a Franco. La cobardía del anarquismo y de renegados del marxismo, que entraron al gobierno con la burguesía, impidió esta perspectiva. Cataluña no se transformó en el punto decisivo de la revolución española. Su caída significó un avance cualitativo de Franco hacia su victoria.
Cataluña no sólo era el bastión de la revolución española, sino que allí se concentraba también el combate del proletariado mundial, y el de la contrarrevolución para aplastarlo. Por eso, en los ’30, desde todas las organizaciones obreras se enviaron brigadas a combatir a España. Los explotados del mundo seguían su combate.
Pero también el stalinismo, con su KGB, marchó a Cataluña y a España con su Quinta Columna para masacrar por la espalda a lo más combativo y revolucionario de la clase obrera española, la base del POUM y la CNT. Andrés Nin cayó trágicamente en manos de la KGB y la lacra stalinista.

Trágicamente, la Siria de hoy quedó 100% cercada de la clase obrera mundial. Todas las direcciones de los sindicatos, de la izquierda socialimperialista, de los desechos del stalinismo, la socialdemocracia y los renegados del trotskismo pusieron en pie una “santa alianza”, desde el Foro Social Mundial (FSM), para imponer un cerco de silencio, ocultamiento y aislamiento a la revolución de Siria, y a calumniar a las masas que se levantaban por el pan, diciendo que éstas eran “tropas armadas por la OTAN”, que las revoluciones estaban “armadas por la CIA” y las masas serían “agentes del imperialismo”.
Los “amigos de la causa siria”, las corrientes socialdemócratas, llamaron a apoyar directamente a los generales del ESL, los guardianes “democráticos” de la propiedad. Clamaban “piedad” y “armas de Norteamérica para los rebeldes”. Otra infamia. A Homs llegaron los barriles explosivos de Bashar, con el manto protector de la marina norteamericana en el Mediterráneo, y con la bendición de ese pacto contrarrevolucionario que es Ginebra 2, entre el perro Bashar, Obama, Putin y los generales del ESL y Jabhat al-Nusra.

A todos los unía el espanto de lo que había puesto a la orden del día la heroica insurrección victoriosa de Homs en el 2011. Se destruía el ejército del chacal Al-Assad, las masas ponían en pie los comités de coordinación de obreros y soldados; y se ponía como tarea inmediata la expropiación del imperialismo, de la burguesía y sus bancos, como así también la caída de Damasco y del chacal Bashar al-Assad.
Con un silencio atroz, con decenas y decenas de miles de mártires enterrados en las calles, con la huida veloz de generales burgueses sin batalla del ESL y Jabhat al-Nusra, luego de una durísima resistencia de las masas; aislada y cercada por la izquierda reformista sirviente de Obama… ha caído Homs, la capital de la revolución siria.

Aun se combate –y las masas resisten- en Aleppo y en ciudades claves que la rodean. La última palabra no está dicha.
Hay que hablar claro. El perro Bashar antes se había sostenido en Damasco, cercando con hambre y masacrando todos los focos de insurrección que allí había. Se acabó la mentira de Putin y los Ayatollahs iraníes de que “son aliados de la lucha de las masas contra el imperialismo”. El asesino Putín, un verdadero agente del Citibank y la BASF alemana, es el que ha armado hasta los dientes al perro Bashar.
Como vemos hoy en Ucrania, el cinismo de este carnicero a cuenta del imperialismo no tiene límites. De sus entrañas y de sus negocios, ayer estaba Janukovic –el agente del FMI- entregando Ucrania al imperialismo. Hoy ha puesto a otro de sus magnates y oligarcas de la industria como presidente, bajo las órdenes de la Merkel. Mientras, utiliza a los obreros del este de Ucrania (como los del Donetsk), sublevados contra los planes del FMI que los dejarán sin trabajo, para que los masacre la oficialidad gurka del imperialismo del ejército ucraniano, y sobre sus huesos rediscutir sus negocios del gas con Europa y el FMI.

El Estado Sionista aplaude esta contraofensiva del perro Bashar. Vuelve a sentir más seguras sus fronteras. Todas las organizaciones que hablan en nombre del movimiento obrero tienen otra mancha más en su frente. Han dejado cercada y aislada la revolución siria y Homs. Sostienen los sables de sus asesinos. Han devenido, últimamente, en voceros de la burguesía “Gran Rusa”, socia menor de la BASF y el Citibank, heredera de la traidora burocracia stalinista que entregó las conquistas de la URSS al imperialismo. El cinismo del reformismo, en sus engaños y mentiras, no tiene límites.
Pero las trincheras y el campo de batalla de la lucha de clases internacional ya están cada vez más claras. Las masas obreras y campesinas han sido masacradas en Siria. No es la burguesía ni la oligarquía siria, ni sus familias los que hoy están en los campos de refugiados ni enterrados en las calles de Homs.

El siniestro cerco a las masas sirias impuesto por el Foro Social Mundial

El Foro Social Mundial (FSM), desde el primer día de la revolución, impuso este cerco contra las masas sirias. Se pusieron bajo el mando de Al-Assad o de los generales del ESL indistintamente. Callaron los combates de Homs y toda la región. Se negaron constantemente a poner todas las fuerzas de la clase obrera mundial junto a los explotados sirios. Impidieron que el combate revolucionario del Magreb y Medio Oriente se coordine y se centralice con la lucha de la clase obrera y los explotados de las metrópolis imperialistas, como amenazaba a hacerlo durante el 2011.

El objetivo del imperialismo y las direcciones traidoras fue evitar que Siria sea una nueva Libia y que ruede la cabeza del perro Bashar en Damasco, como había rodado la de Qadafy, quedando las masas armadas y el estado burgués libio desecho. Una nueva Libia en las fronteras con el estado sionista-fascista de Israel ponía a la orden del día el levantamiento revolucionario de las masas palestinas y del Líbano.
Aún hoy en Libia, los viejos generales qadafistas y sus políticos que están en el gobierno “democrático” del CNG, con golpes militares contrarrevolucionarios y acciones reaccionarias de las clases medias ricas en las calles, intentan desarmar a las masas armadas.
Los sirvientes de los hermanos Castro y del stalinismo decían que en Libia habían combatido “las tropas terrestres de la OTAN” contra el “socialista” Qadafy. Esto lo hacían mientras los bolivarianos (como el chavismo) aplican los peores planes de hambre y miseria contra las masas latinoamericanas. Lo hacían mientras le entregaban Cuba al imperialismo, despidiendo a 500.000 obreros, restituyendo el derecho de herencia y de propiedad, y con la ley de inversiones extranjeras.
Los lacayos de la burguesía castrista, bolivariana, iraní, como el perro Bashar y ayer Qadafy, son los verdaderos agentes del imperialismo, que hoy han concentrado sus fuerzas para sostener a Al-Assad, colgado a los faldones de EEUU y el asesino Putin.

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Con estos tiros por la espalda de las corrientes de la izquierda reformista a nivel mundial, comenzó el cerco a las masas revolucionarias de Siria. La izquierda de Obama le dejó a Al-Assad las manos libres para masacrar a su antojo a las masas sirias. El imperialismo había aprendido la lección de Libia, donde aún no puede terminar de desarmar a las milicias rebeldes y establecer un dominio estable para el saqueo de la nación. La clase obrera mundial quedó confundida. Sus direcciones le hicieron creer que su aliado era el asesino Al-Assad y Putin, y no la martirizada clase obrera y los campesinos pobres de Siria.
En marzo de 2013 el FSM se reunió en Túnez. Dirigentes de miles de organizaciones se juntaron y le hicieron un homenaje a Chávez, el máximo sostenedor de Al-Assad, el que vistió a los Ayatollahs iraníes de “antiimperialistas”… cuando éstos, luego de masacrar a la clase obrera iraní, mandaron sus tropas para sostener al ejército de Assad en Siria junto a Hezbollah del Líbano para consumar su masacre contra las masas que comenzaban a insurreccionarse en la capital Damasco y sus alrededores.

En ese FSM un ala, compuesta principalmente de corrientes stalinistas y pro-castristas, abiertamente apoyaron a Assad, sosteniendo su masacre contra las masas explotadas sirias. Otra ala posó como “defensores de las masas sirias”, cuando en realidad, como ya vimos, apoyaban al ESL. Representantes de esta corriente, como el NPA y la LIT, con la excusa de que “Siria dividía”, ocultaron la cuestión siria.

Cerraron así filas, todos juntos, en Túnez en el 2013, para terminar de cercar la revolución siria. Acordaban “apoyar a los presos palestinos”. Pero la masacre de Al-Assad sólo fortalecía al sionismo y su avance de feroz represión contra lo más combativo de las masas palestinas.

En la reunión del FSM se separó a la clase obrera europea de sus verdaderos aliados del Magreb y Medio Oriente. Puso a la clase obrera norteamericana a los pies de Obama. Éste no podía mover sus fuerzas militares como lo había hecho Bush con Irak y Afganistán para aplastar a las masas sirias. Ni tampoco lo pudo hacer para poder aplastar directamente a las masas que en Benghazi le mandaron a “mejor vida” a su embajador.
Hoy, Obama utiliza a sus agentes para que hagan su “trabajo sucio”. ¿Cuál es el rol de la izquierda reformista? Sostenerlos y legitimarlos para que aplasten, masacren y hambreen a las masas.

Así el FSM sostuvo al perro Bashar y le dejó las manos libres para que pueda descargar su genocidio sangriento impunemente, al servicio de Obama y el imperialismo. El FSM llevó cuanta lucha hubo de la clase obrera a los pies de la burguesía.
En Siria estuvieron, o bien con Assad, o bien con el ESL. En la Europa imperialista estuvieron a los pies de Maastricht, pidiéndole que sea un poco “más social” y que “morigeren el ajuste”. En EEUU plantearon “todos contra el Tea Party”, es decir, “todos con Obama”. Así las direcciones del proletariado mundial le impusieron a éste un programa enemigo de sus reivindicaciones y a los pies de sus verdugos, y lo dejaron sometido al ataque de la patronal. Dividieron las filas obreras a nivel internacional y desincronizaron los combates del mundo colonial y las potencias imperialistas.

Al mismo tiempo que las masas eran aisladas, Assad fue abastecido con armas por Rusia y China, más tarde con tropas de la Guardia Republicana iraní y de Hezbollah, mientras Chávez lo proveía de petróleo. Obama declaraba un “embargo” a Siria, y miraba para otro lado para dejar que Assad sea reforzado. Las potencias imperialistas se pintaban de “democráticas” diciendo que estaban contra Assad, pero dejaban que éste lleve a cabo un enorme genocidio impunemente. Obama sostuvo la masacre de Assad en Siria, pues allí necesitaba dar un escarmiento a la clase obrera que se había insurreccionado por el pan.
En Siria, entonces, el imperialismo concentró sus fuerzas. Pero el proletariado no pudo hacerlo, por la traición de sus direcciones. A causa del cerco impuesto sobre las masas sirias, Assad tuvo las manos libres para masacrar, demoler y devastar a los explotados sirios y sus casas. Son ya 400.000 los mártires de la revolución. Hay 10 millones de sirios que se tuvieron que ir de sus casas, a vivir en campos de refugiados en las fronteras y al exilio.

 

Desde Ginebra 2, la contrarrevolución se impone en Homs

Para terminar de imponer la contrarrevolución y que no quede ni vestigio de los ascensos revolucionarios, se reunió la conferencia de Ginebra 2. Este fue el pacto de Obama y los piratas imperialistas, junto a los generales del genocida Al-Assad, del ESL, la burguesía de Qatar y el chacal Putin, bajo el manto de la ONU, para terminar de asentar su triunfo contrarrevolucionario en Siria y toda la región, y repartirse los negocios sobre la base del baño de sangre propinado contra las masas.
Ginebra 2 es un verdadero pacto contrarrevolucionario que crea las condiciones para esta contraofensiva imperialista, que busca terminar de aplastar y liquidar el combate revolucionario de las masas, recreando una cadena contrarrevolucionaria contra la cadena de revoluciones que conmovieron al Magreb y Medio Oriente desde el 2011. Vienen a por las “capitales de la revolución”. Por eso, Ginebra 2 empezó pisando en Homs. Ahora busca llegar hasta Aleppo y toda Siria; y hasta Benghazi contra las milicias obreras y populares de Libia que se niegan a desarmarse y someterse. Este pacto de Ginebra 2 –que ayer creó las condiciones para el triunfo de la dictadura militar en Egipto- tiene un objetivo central, que es terminar de someter al pueblo palestino con el pacto de Hamas y Al Fatah para que impongan a las masas palestinas el plan de “dos estados”, para que terminen todos reconociendo al estado sionista-fascista de Israel.

Desde Ginebra 2, con Obama, el perro Bashar, Putin, la cobarde burguesía de Qatar y sus generales del ESL y Jabhat al-Nusra, montaron finalmente la trampa contra los explotados de Homs. La ciudad fue sitiada, cercada y desabastecida.
Sobre esta base, los generales lacayos del imperialismo de Bashar y del ESL, acordaron que ingrese la “ayuda humanitaria” de la ONU a Homs. ¿Qué significaba esto? Que ingresaban micros de la ONU que les ofrecían a los explotados que se encontraban en condiciones insoportables de hambruna y masacre, sacarlos del “infierno” de Homs para llevarlos a los campos de refugiados. Así buscaban terminar de someter a las masas a la ONU e impedir que sigan resistiendo.

Este acuerdo también incluyó que las tropas de Assad podían revisar cada micro que salía de la ciudad. Así encarceló a decenas y decenas de explotados que habían protagonizado los levantamientos del 2011 y también la resistencia contra la masacre de las tropas genocidas de Bashar.
El pacto contrarrevolucionario de Ginebra 2 significó que, cuando ingresaban los piratas de la ONU a Homs, las tropas de Al-Assad dejaban de bombardear, mientras el Ejército Sirio Libre, que controlaba lo que entraba y salía de la ciudad con sus “puestos de control”, les dejaba la puerta abierta. Cuando no venían los micros, continuaba la masacre y el sitio. A las masas les presentaban la falsa opción: o se rinden o quedan desabastecidas, sobreviviendo en el medio de los escombros, rezando para no ser víctimas de los constantes y abundantes bombardeos. Así se fue sucediendo una y otra vez hasta lograr la rendición de la ciudad.
Este plan es el que aplicó la ONU y el perro de Bashar en Damasco, es decir, imponer un cerco por hambre, que la ONU lleve pan, y así se impone la rendición a las masas masacradas diariamente por los misiles y barriles explosivos de Al-Assad.

 

Controladas por los partidos-ejércitos, como el ESL y Jabhat al-Nusra, las masas obreras y campesinas en las zonas liberadas quedaron sometidas a la burguesía, cercadas y bajo el bombardeo implacable de Al-Assad

Para derrotar a los indomables explotados de Homs, no fue suficiente el bombardeo de Assad, que se sostuvo ininterrumpidamente durante 3 años. Las masas seguían resistiendo.
En todas esas ciudades donde las tropas de Al-Assad fueron derrotadas, el Ejército Sirio Libre y Jabhat al-Nusra (y todas las variantes de ambos) se volcaron a expropiar la revolución desde adentro. Se montaron sobre los combates de las masas para disolver y destruir sus organismos de autoorganización armados que ellas habían puesto en pie, y así liquidar desde adentro la guerra civil insurreccional de masas y transformarla en guerra de campos burgueses donde se disputen sus negocios.
Los que defendían Homs ya no eran los comités de coordinación de obreros y soldados armados, sino los puestos de control de ingreso y salida de la ciudad, que pusieron el ESL y Jabhat al-Nusra. Su objetivo fue desarmar a las masas, que éstas no expropien a la burguesía para comer y poder ganar la guerra. Así debilitaron las defensas...
Estos generales hacían negocios con los generales burgueses de Al-Assad para ingresar mercaderías y venderlas a altísimo precio en Homs, como lo siguen haciendo en todas las zonas liberadas. Desmoralizaron a las masas. Las hambrearon igual o peor que el perro Bashar. Ellos les infligieron a los explotados las primeras derrotas, desde adentro, expropiando la revolución.
Es decir, como corrientes burguesas, lo que les importaba y les importa es la propiedad y sus negocios. Esto fueron a cuidar a las zonas liberadas. Para ello era necesario que las masas no sigan organizadas independientemente, porque esto llevaría a la expropiación de la gran propiedad burguesa para resolver las demandas de las masas. Esto alejó el triunfo de las masas explotadas sobre Bashar, pues la única manera de hacerlo era con los métodos de la revolución proletaria.

Al respecto, sobre cómo sería el triunfo de las masas, Trotsky planteaba en “La verificación de las ideas y de los individuos a través de la experiencia de la revolución española” en 1937: “Si el proletariado de Cataluña se hubiera apoderado del poder en mayo de 1937, habría encontrado el apoyo de toda España. La reacción burguesa-stalinista no habría encontrado ni siquiera dos regimientos para aplastar a los obreros catalanes. En el territorio ocupado por Franco, no sólo los obreros, sino incluso los campesinos se habrían colocado del lado de los obreros de la Cataluña proletaria, habrían aislado al ejército fascista, introduciendo en él una irresistible disgregación. En tales condiciones es dudoso que algún gobierno extranjero se hubiera arriesgado a lanzar sus regimientos sobre el ardiente suelo de España.

Los generales de Jabhat al-Nusra y el ESL también tuvieron las manos libres para hacer de quinta columna en las zonas liberadas. Los generales del ESL fueron mostrados como “salvadores del pueblo” y “luchadores por la democracia”. Las direcciones reformistas le ataron las manos al proletariado internacional para ir en defensa de Homs, porque ellos también son guardianes, pero de izquierda, de la propiedad capitalista y las transnacionales, con su política de colaboración de clases y traiciones abiertas al frente de las organizaciones obreras.

El mejor programa para ganar la guerra y salvar Homs y a toda Siria de la masacre de Al-Assad, residía en, justamente, la expropiación de los capitalistas para que los obreros y campesinos pudieran resolver el problema del pan, de la vivienda, de la tierra, etc., y así, de esta manera, contar con todos los recursos para ganar la guerra contra el perro Bashar que nos viene a masacrar. Este era el camino para llegar a Damasco.

El problema no fueron las masas, fueron las direcciones que las traicionaron, las que las llamaron a confiar en el ESL, en la ONU, como también los que directamente sostuvieron al perro Bashar y Putin.
La derrota de Homs ha dejado al desnudo que la izquierda reformista mundial y sus partidos socialimperialistas son enemigos de expropiar a la burguesía y derrotar a Wall Street. Son los que vienen a pintar de rosa y edulcorar por fuera a un sistema capitalista nauseabundo.

Del lado de Bashar no hay un poderoso ejército, que por otra parte se rompió los dientes mil y una veces en Homs. Esta ciudad había sido bautizada por los generales de Al-Asssad como “la hidra de 7 cabezas”, a la cual, según decían, “cada vez que se le cortaba una cabeza, crecían dos”. Esto fue así porque las masas que salían a la frontera volvían a combatir por lo suyo, por sus casas, contra el asesino Bashar.
Fueron los pactos contrarrevolucionarios, el cerco de la izquierda reformista mundial, la quinta columna y no el poderoso ejército de Al-Assad, lo que permitió la caída de Homs.
Los trotskistas de la IV Internacional denunciamos como enemigos de la lucha por el socialismo y la revolución proletaria a los que sostuvieron al asesino Bashar, como la izquierda de Obama, y a los que presentaron como “comandantes revolucionarios” a los generales sin batalla del ESL. Ellos son los responsables de la masacre a las masas sirias y la caída de Homs, y no las masas, que dejaron miles de mártires en sus combates.

Como diría Marx, hay que develarle al proletariado los secretos de la política internacional, para que distinga con claridad quiénes son sus aliados y quiénes sus enemigos. Ha caído Homs. La OTAN lo permitió. ¿O acaso mandó tropas y misiles para defender la ciudad y que no caiga? Los amigos de Al-Assad se han desenmascarado como lo que son: cómplices internacionales de la masacre de los explotados de Homs y de Siria. La OTAN y la ONU fueron una de las espadas para derrotar a la Hidra que aterrorizaba a los generales burgueses de Al-Assad.
La otra cara de la misma moneda -que es el NPA, la LIT, la UIT y el SWP inglés principalmente- no pueden hacerse los distraídos y mirar para otro lado. Ellos exigieron al imperialismo norteamericano que envíe armas a la resistencia. ¿Qué dirán ahora? ¿Seguirán esperando a que caiga Aleppo, Raqqa, esperando las bombas de EEUU para largar la guerra? Son lacayos de Obama. Hay que decir la vedad.
¡Basta ya! El misil más poderoso de las masas es expropiar a los capitalistas en las zonas liberadas y a los banqueros. La expropiación de la burguesía en las zonas rebeldes disgregaría rápidamente la base del ejército que Al-Assad tiene en Damasco. En la guerra civil, las masas dan hasta su última gota de sangre si pelean por lo suyo, y no por los negocios de los capitalistas.
No hay que mentir más. En honor de las masas masacradas de Siria, hay que decirle la verdad a la clase obrera. Esa es la condición para impedir nuevas derrotas y que no caiga Aleppo y todas las zonas liberadas.

 

Para poder derrotar al perro Bashar y la contraofensiva contrarrevolucionaria imperialista, hay que romper con el FSM y la izquierda reformista tutelada por Obama

La izquierda reformista, los partidos socialimperialistas, renegados del trotskismo que han revivido a la bestia stalinista, hoy deben rendir cuentas ante las masas. Sacar rápidas conclusiones de la caída de Homs es decisivo para que no caiga toda la resistencia siria y las masas no sufran una dura derrota en toda la región.
De suceder esto, el sionismo volverá a acciones contrarrevolucionarias de gran envergadura. La junta militar asesina de Egipto, continuadora del régimen de Mubarak, reconstituirá el pacto de Camp David para sostener al sionismo. La contrarrevolución siria llegará a Benghazi y Trípoli. El régimen de Ben Alí flameará en Túnez, a pesar de los cantos de sirena del “gobierno de salvación nacional” de hoy, que sólo encubre a los generales tunecinos que se preparan para volver a llenar de sangre a los trabajadores, como ayer lo hiciera el Enahda y sus bandas salafistas contrarrevolucionarias. La derrota de la revolución siria será un duro golpe a la clase obrera mundial.

Hoy, las direcciones que hablan en nombre de la clase obrera se hacen los distraídos y miran para otro lado. Guardan un silencio clásico de los que han traicionado al proletariado y su revolución.
Cuando surgían lo que ellos denominaban “primaveras árabes”, viajaban a sacarse fotos con los “pueblos bárbaros” (a decir de ellos) que “luchaban por la democracia”. Pero, luego de tantas traiciones y engaños, lo que ha llegado es el infierno contra las masas. Ellas peleaban por la dignidad, por el pan, contra el hambre, contra la entrega de sus naciones.
Iniciaban revoluciones obreras y socialistas. La izquierda reformista, primero las negó. Habló de “primaveras de los pueblos” y “revoluciones democráticas”. Encubrieron así todos los engaños semi-parlamentarios y los fraudes de asambleas constituyentes. Y ahora que hablan los sables de los generales, hay un silencio cómplice y miserable.
La clase obrera mundial debe marcar esto a fuego. No contarán con nuestro silencio. La izquierda mundial ha traicionado al proletariado. A los traidores se los llama traidores.

En Aleppo se define la otra gran batalla de la revolución siria. Pero su victoria o no, dependerá del combate de la clase obrera mundial, como también dependerá de la suerte de la clase obrera del Magreb y Medio Oriente.
En Turquía, en China y en Brasil, las masas obreras se han levantado y sublevado contra todas las burocracias sindicales rompehuelgas, sean de izquierda o nacionalistas. Las masas explotadas, para luchar contra las masacres de obreros –como en Turquía-, por el salario, por la educación, por la vivienda digna -como en China o en Brasil- deben enfrentar abiertamente a todas las direcciones traidoras que han sostenido al asesino Al-Assad o a los generales sin batalla del ESL.
En Turquía, el camino a la huelga general fue a pesar y en contra de los traidores de la burocracia sindical que sostiene al gobierno de Erdogan. En China, se enfrenta al partido contrarrevolucionario de los “mandarines rojos” del PC chino y su infamia de “socialismo de mercado”, que es un manto con el cual encubren el peor saqueo y superexplotación de la clase obrera china. En Brasil, se enfrenta a la izquierda del PT y los renegados del trotskismo, que en las mesas de negociaciones entregaron el salario y el trabajo de la clase obrera brasilera.

Las perspectivas de una revolución ensangrentada y traicionada, como Siria, hoy se definirán en la arena de la lucha de clases internacional. Esto se resume a en qué medida podrá la clase obrera internacional derrotar a las direcciones que la traicionan mil y una veces, para poder enfrentar a los capitalistas, al imperialismo y sus gobiernos, e ir en ayuda de las martirizadas masas del Magreb y Medio Oriente.

Las masas libias se han atalonado y resisten duramente un golpe contrarrevolucionario como el del general Heftar de la CIA, y todas las embestidas contrarrevolucionarias del gobierno khadafista del CNG contra las masas revolucionarias. Las masas palestinas y del Líbano han decidido no retirarse del campo de batalla. En Fallujah, las masas insurreccionadas que tomaron la ciudad, aún siguen resistiendo a pesar del cerco y masacre del ejército iraquí cipayo de los yanquis.

Las masas no se rindieron, ni mucho menos en toda Siria. Las zonas liberadas en Aleppo, Raqa, Deir ez-Zor, Deraa, siguen siendo un doble poder territorial donde aún las tropas de Assad no pueden entrar.
La tarea del momento es volver a conquistar el armamento generalizado de las masas, destituir a todos los generales del ESL y Jabhat al-Nusra, y volver a poner en pie los comités de coordinación de soldados, milicianos, obreros, refugiados, campesinos y estudiantes.
La tarea del momento es poner a producir todas las empresas y campos para darle alimentos y salarios dignos a los obreros y orientar toda la producción para la guerra. Hay que expropiar a la burguesía y poner a producir las fábricas para que vuelvan los refugiados para pelear por sus casas y sus familias. Si ellos vuelven de manos de la ONU y de los generales de Al-Assad, significará hambre, miseria, pérdida de las viviendas y de lo poco que tienen los explotados.
¡Hay que expropiar rápidamente sin pago los bancos y toda la industria disponible, y ponerla a funcionar bajo control de los trabajadores!

¡Hay que romper el cerco internacional contra la revolución siria y con la política nefasta del FSM! Sin esta solidaridad internacional activa y decisiva del proletariado, no podrá pararse la masacre de Al-Assad, y la clase obrera mundial pagará caro esa derrota de sus hermanos de clase de Siria.

Como nunca, la resistencia siria vive y combate junto a las masas palestinas y la resistencia de las milicias rebeldes y los trabajadores de Libia. Es urgente la necesidad de la ruptura de la clase obrera tunecina con el “gobierno de salvación nacional”.
Los obreros petroleros de Libia no pueden seguir peleando solos contra el saqueo de la ENI, la Total y todas las petroleras imperialistas, cercados –como están- por la marina yanqui del Mediterráneo y las tropas francesas en Mali.
Un levantamiento de los obreros de Francia, Italia y toda Europa en apoyo a sus hermanos del Magreb y Medio Oriente, de los obreros petroleros en lucha de Libia, de los presos palestinos, volcaría rápidamente a favor de la resistencia siria la balanza de la relación de fuerzas.
Hoy la clase obrera turca se ha levantado contra la masacre y esclavitud laboral que imponen los patrones asesinos en Turquía. Ellos son el mejor aliado que tienen los explotados sirios, pues con su lucha contra el gobierno turco de Erdogan, pueden derribar a uno de los agentes de la OTAN que es parte del cerco militar sobre la revolución siria persiguiendo a todo aquel que cruza por allí para ir a combatir. Liberando el paso, se puede fortalecer desde la clase obrera internacional a Aleppo –que queda del otro lado de la frontera-, para resistir contra Assad.
Homs debe ser retomada. Y lo hará una “hidra de 1000 cabezas” que es la clase obrera mundial.

La tarea más inmediata, urgente y decisiva para las masas sirias, de todo el Norte de África y Medio Oriente, y todo el mundo es romper con todas las direcciones del Foro Social Mundial que, con frentes de colaboración de clases, pactos contrarrevolucionarios, cantos de sirenas y engaños parlamentarios, desorganizan las ofensivas y la lucha de la clase obrera, para que luego sean los sables de los generales y el garrote del fascismo los que disciplinen a las masas.
Combatir contra esta pérfida política de los partidos de las aristocracias y burocracias obreras, colgadas a los faldones de la burguesía es la tarea del momento de las fuerzas sanas que se reconocen como combatientes de la revolución socialista internacional.
No hay otro camino, para poner en pie un partido revolucionario de la clase obrera del Magreb y Medio Oriente, que el que poner en pie un Comité por la Refundación de la IV Internacional, que combata a las direcciones traidoras, que ya hace rato le han presentado batalla por la espalda a la clase obrera mundial.

¡Hay que recuperar Homs! ¡Hay que aplastar a Al-Assad! ¡Hay que defender a las masas palestinas y las milicias rebeldes de Libia!

¡De pie junto a las masas turcas, chinas y brasileñas, que son la avanzada de la lucha contra las direcciones que, a cada paso, han estrangulado y estrangulan la lucha de la clase obrera mundial!

¡Por la refundación de la IV Internacional de 1938!

Colectivo por la IV Internacional - FLTI

 

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