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EE.UU. - 17 de noviembre de 2016

Ahora, los piratas imperialistas yanquis se visten de Trump...

- Buscan someter a la clase obrera norteamericana para ir a nuevas ofensivas contra los pueblos oprimidos del mundo
- EEUU, con más proteccionismo, busca mantener su supremacía como potencia dominante

Trump viene a terminar la obra de Obama, ajustando el plan de guerra yanqui para aplastar los focos de la revolución mundial

- La izquierda socialimperialista, amiga de Obama, debe responder por Sanders
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- Trump viene a blanquear que Putin es un sicario de EEUU haciéndole el trabajo sucio a todas las potencias imperialistasVer más

- Reproducimos un artículo publicado en el periódico "Democracia Obrera" N° 32 del 11 de Noviembre de 2008
"La ´democracia´ cesarista del régimen esclavista imperialista norteamericano" Ver más

El multimillonario Donald Trump acaba de ganar las elecciones a presidente de EEUU. Toda la izquierda reformista mundial no se cansa de repetir que con Trump triunfó “el voto contra el establishment”, como si éste no fuera un hombre de los monopolios imperialistas yanquis. Ellos, en última instancia, lo que están planteando es que el establishment que sostuvo a Obama y pretendía llevar al poder a la Clinton, es "progresivo" y "democrático" y que un "ogro contrarrevolucionario" ganó las elecciones contra él. No se puede mentir tanto.
Trump, dueño de una torre con su nombre de 60 pisos en Nueva York, uno de los millonarios más ricos de EEUU, no cae del cielo. Sale de la cloaca del establishment de Wall Street, la superoligarquía financiera yanqui, la misma de la cual salió la Clinton.
Trump no sólo es uno de los burgueses imperialistas más ricos de EEUU. Es dueño de empresas constructoras con fabulosas ganancias en todo el mundo, especialmente en el ciclo del 2003-2008 con la burbuja inmobiliaria. Es conocido como uno de los más grandes magnates empresarios norteamericanos. En todos estos años se ha reunido con diputados, senadores y hasta presidentes para discutir sus negocios y los de la pandilla imperialista que representa, a donde están, entre otros, los denominados “fondos buitres” y otros parásitos de Wall Street implicados en la burbuja inmobiliaria, como se vio en el estallido de la crisis de las hipotecas en 2008.
¿De verdad puede creer alguien que en la democracia cesarista yanqui puede haber llegado al poder un hombre independiente de las pandillas imperialistas que dominan EEUU y el planeta? Si todos los candidatos y altos funcionarios del estado para llegar a sus puestos hacen carrera en base a sus puestos en los directorios de las transnacionales yanquis. Trump también lo es… él está en directorios y es dueño de empresas. Es de la burguesía imperialista norteamericana. Es parte de las ocho manzanas de Wall Street y ese maldito 1% de parásitos que acaparó el 50% de las riquezas del mundo.
¿Cómo va a ser Trump la expresión de un voto anti-establishment, si ya nombró al presidente del Partido Republicano como jefe de gabinete y todo el “establishment” del Partido Demócrata (como la Clinton y Obama) llamaron a apoyar su administración? Trump no es ni un “loco suelto”, ni vino del aire… es del corazón del establishment y como tal es el que encabezará el plan de los monopolios imperialistas yanquis para el dominio del mundo.

 

Trump resultó ser más perspicaz que todos
Descubrió un nuevo nicho para invertir en el mercado mundial: el propio EEUU

A decir verdad, Trump ha resultado ser el más perspicaz de los barones del establishment yanqui. En primer lugar, descubrió -y esto no es casual, ya que es accionista de un monopolio de bienes raíces- al mercado interno norteamericano (que es parte del mercado mundial) como un nuevo nicho para nuevas inversiones. Allí se puede reconstituir en parte la tasa de ganancia de los monopolios debido a que la infraestructura de EEUU (caminos, trenes, construcciones, etc.) lleva 20 ó 30 años de desinversión. Es que durante ese tiempo las grandes transnacionales yanquis relocalizaron sus empresas aprovechando vorazmente la mano de obra esclava de China y del resto del mundo semicolonial.
Hoy sobran obreros y de alta calificación como para que Wall Mart, Hewlett Packard, General Motors y muchas otras transnacionales vuelvan a instalar sus empresas en el mercado interno norteamericano para hacer producir a la clase obrera de EEUU a valores chinos. O bien, para reinvertir en India o en otros países asiáticos, donde el valor de la fuerza de trabajo está muy por debajo de los actuales valores chinos. Es que, de lo que se trata ahora es de colonizar China, quedarse con su mercado interno y sus bancos. Eso es lo que vorazmente necesita EEUU y todas las potencias imperialistas en bancarrota.

 

El proteccionismo de Trump: un verdadero chantaje para romper las barreras aduaneras de las potencias imperialistas competidoras en el mundo semicolonial
Trump, el menos aislacionista de los piratas yanquis

Trump viene a resolver lo que Obama no podía resolver en miles de negociaciones con sus tratados del Atlántico y del Pacífico. Contra lo que dicen las cacatúas de la izquierda reformista, Trump es el menos aislacionista de las pandillas imperialistas yanquis. Lo que sí afirma Trump es que sin hacer relación de fuerzas no puede terminar de imponerse que Alemania y el resto de la Europa imperialista abran sus mercados, y mucho menos transformar a China en una gran importadora de las transnacionales. Menos que menos, quedarse con las empresas estatales chinas quebradas y sus bancos.
Trump, con su política proteccionista, viene a aplicar el plan de Obama con un gran chantaje: amenazando con cerrar su economía y que sea EEUU quien inunde con productos baratos el mundo, al que lo chantajea no solo como el mayor deudor del planeta y poseedor de todas las reservas, sino también ahora, para terminar de hacerle pagar su crisis al mundo, levantando el garrote de protección de su mercado para que todo el resto del mundo los abra.
Sectores más acobardados del "establishment" dudan: "¿y si China vende los bonos del tesoro norteamericano, provocando la caída de su precio?" La pandilla de Trump afirma: "Nosotros somos deudores de China, no acreedores. Nosotros trabajamos con la plata de ellos. Nosotros somos fuertes. Nosotros dominamos el mundo. No hacemos negocios con nuestra plata, sino con la de ellos. Y si nos chantajean con los bonos, no se los pagaremos. Y si nos quieren aislar, tenemos la máquina de hacer dólares en casa." Las pandillas de Wall Street y sus sectores más ávidos salen con los tapones de punta a mantener su dominio del mundo.
Trump sabe cómo terminar la obra de Obama y a eso viene. Por ello, el propio Obama y todo el "establishment" ya dicen que "hay que darle una oportunidad".

 

Trump viene a terminar el plan contrarrevolucionario de Obama de aplastar los focos de la revolución mundial

EEUU tuvo que retirarse de Irak porque entró nuevamente en un "síndrome Vietnam". ¿Qué significa esto? Que la potencia imperialista dominante perdió poder de fuego y de intervención directa en el planeta. ¿Por qué? Porque el pueblo norteamericano ya no quería morir más por los negocios de las pandillas imperialistas.
Con Bush, a partir del 2001, EEUU fue a nuevas aventuras militares en el mundo. Tomó las rutas del petróleo a punta de pistola y a los latigazos, con los mandarines chinos, hizo producir a la mano de obra esclava de China para sus transnacionales. Se desarrollaron enormes negocios financieros y en la industria militar.
El resultado fue el estallido de la burbuja financiera de Wall Street. A los trabajadores y el pueblo norteamericano les quedó hambre y desocupación, y a las transnacionales, superganancias.
El pueblo norteamericano no acompañó más estas aventuras de Bush. En 2008 se pusieron de pie los movimientos de masas contra la guerra. Entraron a la lucha los inmigrantes y el conjunto de la clase obrera norteamericana se ubicaba en posición de combate. La respuesta del imperialismo yanqui fue disfrazarse de Obama, un Bush tiznado que le "tendía la mano al mundo" y creaba ilusiones en que la clase obrera podía recuperar sus conquistas.
Pero Obama demostró ser un demócrata charlatán de manos vacías. Sólo profundizó el ataque a la clase obrera norteamericana y le otorgó pequeñas limosnas a millones de trabajadores que habían sido dejados librados a su suerte por el crack del 2008. Fue una política cínica del imperialismo y su establishment.
Los piratas yanquis le arrojaron la crisis a la Europa de Maastricht, cuyos bancos habían quedado atrapados en la burbuja de Wall Street, los cuales se salvaron tirándole su bancarrota a la clase obrera europea.
El gobierno de Obama vino esencialmente a amortiguar el crack yanqui y la respuesta revolucionaria de masas que sacudió al planeta de forma desincronizada pero generalizada, desde el Magreb y Medio Oriente a China, Europa e ingresó con grandes luchas dentro de EEUU.
El de Obama fue el gobierno y el régimen de dominio de los pactos contrarrevolucionarios. Los hermanos Castro, el Foro Social Mundial, el chavismo y toda la izquierda reformista lo nombraron a Obama como "su presidente", como "su hombre en Washington". El símbolo de esto fue que los hermanos Castro despiden a Obama habiéndole entregado Cuba a los yanquis y puesto su bandera en La Habana.

Obama, sin poder de fuego y de intervención directa, utilizó a todos los agentes del imperialismo para contener los procesos revolucionarios.
Como vimos en Magreb y Medio Oriente, primero crearon ilusiones democráticas ante la caída de los gobiernos y regímenes y de todos los dispositivos contrarrevolucionarios de control del imperialismo en la región, proceso que ya había comenzado a partir de la retirada yanqui de Irak en 2008. Obama, sostenido por toda la izquierda socialimperialista, distrajo a las masas con el verso de la "democracia", mientras por atrás organizaba los peores golpes contrarrevolucionarios como vimos en Bahréin, Egipto y principalmente Siria. El imperialismo yanqui movió a todos sus agentes, incluido al "eje del mal" como los ayatollahs iraníes, para que junto a Rusia masacren a las masas sirias, donde concentraron todas sus fuerzas para contener y aplastar la revolución en toda la región.

Obama, en la trastienda, junto a Putin controló el proceso revolucionario ucraniano mientras pisaba la frontera de Rusia en Ucrania. A su vez, alentó el más grande engaño a la revolución europea: el gobierno de la Banca Morgan de Tsipras y Syriza en Grecia, que viene de despedir a Obama, el cual en su última gira visitó Atenas antes de replegarse del Salón Oval.
A Obama no le tembló el pulso para hacer un pacto con 11 países del Pacífico para cercar a China y advertirle que EEUU "es una potencia del Pacífico" y que había llegado allí para quedarse, mientras reforzaba todas sus bases militares en la región, inclusive las de Okinawa en Japón.

Ahora llega Trump habiendo logrado recrear ilusiones en la clase obrera blanca norteamericana -que viene de ser brutalmente castigada por los monopolios imperialistas yanquis bajo el mando de Obama-, de que si lo apoyan en sus aventuras militares en el mundo, ésta estará mejor. Esa es la victoria de la trampa electoral de Republicanos, Demócratas y de Trump en EEUU.
Es que la clase obrera norteamericana había roto con Obama. Entraba a los combates por un salario mínimo de 15 dólares la hora, contra la guerra, en defensa de los inmigrantes... Por ello, el establishment largó a su hombre "por izquierda", al "socialista" Sanders, que contó con el apoyo de la izquierda sirviente de Wall Street y con el sostén de los hermanos Castro que afirmaron que "el socialismo ya no valía más, ni siquiera en Cuba". Esta fue una enorme traición a la clase obrera norteamericana.
Ahora la izquierda de Wall Street chilla y chilla: "ganó Trump". Pero fue Sanders el que jugó el rol de contener a la clase obrera que rompía con el gobierno de Obama, para llevarla nuevamente a los pies de la Clinton en la convención del partido Demócrata. Pero los trabajadores ya no esperaban nada de los Demócratas imperialistas. Fue así que amplias capas de la clase obrera blanca norteamericana quedaron presas de la demagogia de Trump.
Esta es la clave de la victoria de los bandoleros imperialistas yanquis en las últimas elecciones. Por ello, insistimos, todos, desde la Clinton a Obama, dicen que hay que darle una oportunidad a Trump. Es que éste ha recuperado poder de fuego para poder levantar nuevamente el garrote de intervención directa de EEUU en todos los focos de la revolución mundial.
Con Obama, EEUU no podía intervenir directamente en Siria, donde apoyó a Al Assad y Putin para que masacren a cuenta de él. Cuando Trump dice "fuera los musulmanes de EEUU", lo que está diciendo es que EEUU va a volver a masacrar a las masas musulmanas con nuevas intervenciones militares directas, si es que no se rinden en Siria y en toda la región.
Trump, cuando se dice amigo de Putin, es porque viene a blanquear las relaciones ocultas que mantuvo y mantiene Obama con su sicario de Moscú. Trump afirma que lo va a usar a Putin para masacrar sin piedad, como lo hizo en Siria, en cualquier país del este europeo donde sea necesario, a condición de que sea EEUU (ni Alemania ni Francia) el que se quede con el negocio de la venta de alta tecnología para el aparato industrial militar ruso.

 

En esta nueva ronda de la crisis mundial con epicentro en China y los BRICS, EEUU viene a por todo

Ningún imperialismo pierde su hegemonía y su carácter dominante de forma pacífica. EEUU con Trump se prepara para hacerle pagar, inclusive a las potencias imperialistas competidoras, todo el peso de su crisis. El mercado mundial se ha achicado. No solamente las potencias menores están en bancarrota como el sur europeo, sino que sobran grandes potencias imperialistas.
La disputa ya es abiertamente por el mercado chino y ruso, por semicolonizarlos o colonizarlos directamente.
El proteccionismo y las amenazas de acción militar directa de Trump anuncian no un aislacionismo de EEUU, sino que éste está dispuesto a romper, esta vez inclusive por las malas, las barreras aduaneras del mundo para quedarse con todo el mercado mundial.

Por eso ahora el establishment tiene un nuevo jefe y se llama Trump. Así piensa redefinir éste el "Tratado del Atlántico" y su política en el Pacífico. Lo que Obama intentaba hacer negociando arancel por arancel con Alemania o realizando acuerdos con los países del Pacífico para cercar a China, Trump viene a hacerlo en un solo movimiento: "abran Europa, Rusia para Wall Street y China para las transnacionales yanquis que la conquistamos en el '75". Y sino... guerra comercial.
El ataque brutal a México es que EEUU marca su "patio trasero" y sus negocios en él. Ubica a las burguesías nativas semicoloniales como quiere que estén: de rodillas. Y éstas ya hace rato que se arrodillaron, entregando la lucha antiimperialista de las masas latinoamericanas a Obama y éste a Trump.

 

No está dicha la última palabra

La oligarquía financiera de Wall Street y sus accionistas tienen un nuevo director y administrador de sus negocios en todo el mundo. La clase obrera, ayer con el Foro Social Mundial y hoy con la izquierda sirviente de Obama, que vistió de "democrático" al establishment yanqui, se prepara para enfrentar a Trump en las peores condiciones.
Lo más avanzado de la revolución mundial está masacrado y cercado, como Siria y el Donbass (Ucrania). Lo más combativo de la clase obrera europea está sometido a los gobiernos y partidos de colaboración de clase como Syriza en Grecia y el Podemos en el Estado Español.
La clase obrera inglesa, de la mano de las Trade Union y "socialistas" traidores como el SWP inglés, ha quedado atada al destino de su propia burguesía imperialista, que se anticipó a esta política imperialista yanqui sacando sus manos de Europa con el "Brexit" y quedando libre para ir a los negocios del Pacífico y del Atlántico con o sin EEUU.
La tragedia de la clase obrera europea es que la buscan someter a sus propias burguesías imperialistas, que las atacan despiadadamente como lo hace la V República francesa con los trabajadores de ese país, y como ya se prepara a hacerlo Alemania, cuando día a día aparece un nuevo banco alemán quebrado. La clase obrera alemana deberá mirarse en el espejo de la clase obrera griega... Al igual que los obreros norteamericanos, que por traición de la dirección del proletariado mundial, deberá mirarse en el espejo de los trabajadores chinos.

La crisis más grave de la humanidad no es la subida de Trump. La mayor crisis de la civilización es la sobreacumulación de direcciones traidoras que le impiden a la clase obrera mundial centralizar sus fuerzas, romper lazos con sus enemigos de los bandoleros imperialistas "democráticos", sin lo cual no se puede enfrentar ni derrotar a Trump ni a ninguna de las políticas imperialistas en el planeta.
La crisis de la clase obrera son las direcciones pagas por el capital, que la atan a las distintas pandillas capitalistas en el planeta.
La crisis de la clase obrera es que Caínes y traidores como los hermanos Castro pregonan en todo el mundo que "el socialismo no va más ni siquiera en Cuba". Los obreros norteamericanos blancos le tomaron la palabra a su dirigente Castro, y quedaron atados a los políticos capitalistas como Sanders y Trump. Esta es la tragedia, un sistema capitalista en bancarrota y una izquierda basura y vendehumo que le dice a los explotados del mundo que por lo máximo que pueden luchar es por que vuelva Obama y se "amplíe la democracia".
Esa es la crisis de la civilización humana y de la clase obrera, la sobreabundancia de direcciones que se niegan a plantear que aquí la cuestión y la alternativa es clara: o socialismo o guerra. Es que el capitalismo solo tendrá una solución a su crisis estructural con guerras y fascismo.... o la tendrá el proletariado luchando nuevamente por la revolución socialista.

La alternativa del momento: el EEUU de los piratas imperialistas vestidos de Trump saqueando y guerreando en el mundo, o el EEUU socialista, como bastión de la revolución mundial. Sí, aunque no le guste a los oídos de los reformistas, educados en traicionar revoluciones... ¡ESTADOS UNIDOS SOCIALISTA!

 

Carlos Munzer
Abu Muad
Autores del libro "Siria Bajo Fuego"

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