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El nefasto rol de las burguesías nativas:
Posan de antiimperialistas y terminan siempre siendo los verdugos de la clase obrera y los pueblos nativos sublevados contra el imperialismo

A propósito de la estafa de la "Revolución Bolivariana" y la impostura del carácter "antiimperialista" de las burguesías islámicas

En determinados momentos, ante crisis o disputas interimperialistas, las burguesías nativas se apoyan en las masas (controlándolas férreamente) para disputarle una mayor tajada de la renta y la plusvalía nacional al imperialismo. Pero en la lucha antiimperialista, estas fracciones de las burguesías nativas terminan siempre en el bando del imperialismo, puesto que las masas, en su lucha revolucionaria, arrasarían no sólo con la propiedad y el saqueo de los piratas imperialistas sino también con la de sus socios menores, que son las propias burguesías nativas.
Esta es la base de la teoría y el programa del marxismo revolucionario en los países semicoloniales. La vida lo sigue demostrando con una enorme agudeza.

Más allá de ejemplos históricos clásicos, como el de la posguerra, también podemos ver hoy a América Latina, donde ha sido expropiada una enorme oleada de lucha revolucionaria y antiimperialista de la clase obrera y el pueblo explotado. El kirchnerismo en Argentina, el chavismo en Venezuela, Correa en Ecuador, Morales en Bolivia, el lulismo en Brasil, son el símbolo de la estafa de la "Revolución Bolivariana", los que prometían el socialismo del siglo XXI y terminaron asociados al imperialismo atacando duramente a las masas, una vez que éstas fueron llevadas a duras derrotas parciales.
La paradoja es que las masas que rescataron a Chávez del golpe de Estado en el 2002 -cuando éste ya se había rendido ante los generales de la oligarquía golpista- son las mismas a las que hoy el chavismo las llena de balas y plomo cuando se sublevan por hambre, mientras la boliburguesía entrega la mayoría de la renta petrolera al FMI.

Así sucedió también en el Magreb y Medio Oriente. Khadafy y Al Assad posaban de "antiimeprialistas". Pero cuando los gringos arrasaron con las invasiones a Irak y Afganistán, no dudaron en ponerse en su bando. Durante años pregonaron el "socialismo árabe", el libro verde y "las verdades socialistas" de Khadafy; pero terminaron junto a la burguesía iraní, saudita y de toda la región hambreando y masacrando a los trabajadores y el pueblo pobre.
Ya desde el 2000 Al Assad estaba llevando a cabo un enorme proceso de privatizaciones, en la industria petrolera, en las telecomunicaciones, en la computación. Khadafy tenía todos los fondos que se había robado de la renta petrolera en la FIAT, en la City de Londres...

El castrismo terminó de acompañar la entrega de la lucha antiimperialista de las masas de América Latina y, tras duras derrotas de éstas, terminó entregando Cuba al imperialismo yanqui definitivamente.
El stalinismo fue el garante del estrangulamiento de todas las revoluciones de América Latina. Lo mismo hizo en los '70 en Chile y todo el Cono Sur, y en los '80 en Centroamérica. Su última obra fue entregar la resistencia colombiana y firmarle un pacto a Obama de buenos negocios en Cuba.
Este es el tiro por la espalda más duro a la clase obrera norteamericana, que pugna a cada paso por levantarse contra los capitalistas yanquis.

vea también:

CUBA - 15 de agosto de 2015

La bandera yanqui no está para ser izada, sino para quemarla, como hacen todos los pueblos oprimidos del mundo que se levantan contra la bestia imperialista
vea declaración del Grupo Comuneros de Colombia y la Liga Comunista de los Trabajadores de Venezuela

BOLIVIA - Huanuni
10 de agosto del 2015

¡Basta de despidos, reducción de salarios y retiros “voluntarios”! ¡Que la “crisis” la paguen el gobierno lacayo de Morales, la Banca Morgan y las transnacionales que se llevan fortunas mediante el saqueo de nuestros minerales y el gas!

¡Basta de burócratas que a plan de chantajes, y a espaldas de la base, entregan nuestras conquistas y fuentes de trabajo!

POR UN CUERPO DE DELEGADOS DE BASE POR SECCION, ROTATIVOS Y CON MANDATO REVOCABLE POR LA ASAMBLEA GENERAL MINERA
ver declaración completa

Venezuela
17 de agosto de 2015

La estafa de la “Revolución Bolivariana”: Millones de dólares para el FMI y Wall Street y balas para el pueblo hambreado.

¡LAS MASAS IRRUMPEN BUSCANDO EL PAN QUE EL CHAVISMO Y LA MUD LES NIEGAN!
vea declaración de la Liga Comunista de los Trabajadores de Venezuela

La llamada "Nueva Izquierda" y los renegados del trotskismo son los grandes encubridores de esta enorme manipulación y expropiación de la lucha de masas, puesto que la legitimaron desde el Foro Social Mundial, junto al stalinismo y la socialdemocracia. Esta "Nueva Izquierda" es hoy la encargada de sostener al sistema capitalista en bancarrota una vez que éste ha sido salvado por ellos mismos de la ofensiva de las masas.

Ayer, lloraban el "atraso" de las masas sirias, libias y de todo Medio Oriente en su levantamiento. Denunciaban que "tenían prejuicios religiosos y burgueses"... ¿Pero cómo van a tener consciencia socialista, si en nombre del socialismo Khadafy y Al Assad, sostenidos por el stalinismo, mataron de hambre al pueblo y aplastaron a sangre y fuego cuanto levantamiento hubo de los explotados?
Luego hablarán del "atraso" de los obreros cubanos, cuando es la nueva burguesía castrista la que les ha impuesto un salario de 18 dólares y les depara condiciones de vida como las de Haití.
El castrismo ha dicho que "no todo lo del socialismo es bueno y no todo lo del capitalismo es malo". Esto significa que "es mala" la expropiación de la burguesía, y "es bueno" que ellos se hagan burgueses socios de la Coca Cola y Cargill.
Las revoluciones latinoamericanas y del Magreb y Medio Oriente nuevamente vuelven a ser el rasero de la historia en el que se prueban las teorías y los programas. Es que la clase obrera, acaudillando a las masas campesinas y a las clases medias arruinadas hacia la toma del poder, es la única que puede liberar a las naciones oprimidas del imperialismo y resolver el problema de la tierra.
Así lo plantea la teoría-programa de la revolución permanente: "Con respecto a los países de desarrollo burgués retrasado, y en particular de los coloniales y semicoloniales, la teoría de la revolución permanente significa que la resolución íntegra y efectiva de sus fines democráticos y de su emancipación nacional tan sólo puede concebirse por medio de la dictadura del proletariado, empuñando éste el poder como caudillo de la nación oprimida y, ante todo, de sus masas campesinas."

Los renegados del trotskismo han roto hace rato con este programa. Ellos están lejos de luchar por los soviets, el armamento generalizado de masas y la revolución socialista. Más bien son parte de la izquierda reformista mundial, que manipuló el brutal engaño a las masas que hicieron los Khadafy, los Al Asad, los ayatollahs iraníes, y hasta del mismo Obama, que se vistió de "democrático" cuando no es más que un Bush tiznado. Así, ellos lograron cercar a las masas revolucionarias.
Pero en América Latina, hoy el velo  de los "antiimperialistas" se corre. Los hermanos Castro, que tienen en La Habana un monumento a Mercader, el asesino de Trotsky, y ahora izaron la vadera yanqui, consuman hasta el final la entrega de Cuba al imperialismo. Mientras, los renegados del trotskismo miran para otro lado callando esto. ¡Ahora podrán hablar en nombre del stalinismo, pero del trotskismo nunca jamás!
Hoy, ante el ocaso de los Bolivarianos, dicen estar preocupados de "no hacerle el juego a la derecha". Pero son los bolivarianos los que están aplicando los planes de Obama y Bush, de TLC y ALCA, del pago de la deuda externa, llenando América Latina de maquilas y entregando todas las riquezas naturales del petróleo y los minerales. Así lo hicieron también todas las burguesías africanas y de Asia.

Estamos presenciando nuevamente un enorme desenmascaramiento del reformismo. Pero esta vez, a esta "nueva izquierda" los tiempos se le acortan. Es que, desde el crack de 2008, como lo demuestra hoy la crisis china y la bancarrota europea, infartos recurrentes golpean al capitalismo mundial en bancarrota. Los encargados de colocarle el catéter para que circule la sangre duran poco tiempo. Syriza es una prueba de ello.
Las masas latinoamericanas, antes que Cargill y Coca Cola se queden con La Habana, unirán su combate a la clase obrera norteamericana, que se encuentra en un nuevo estado de revuelta y movilización, como también en el México bronco.
La clase obrera griega, ucraniana y del Estado Español, para nada han dicho su última palabra en los procesos revolucionarios que sacuden a esos países.

La tarea de reagrupar las fuerzas revolucionarias e internacionalistas de la clase obrera mundial se vuelve una necesidad de vida o muerte para los procesos revolucionarios actuales y los que vendrán en el futuro. Pero esta vez, debe quedar claro, y lo volvemos a decir, que son los reformistas los que tienen que explicar cómo, en nombre del marxismo, pueden someter a la clase obrera a sus verdugos. Los márgenes de concesiones del sistema capitalista mundial se han achicado, y llegan cada vez más al límite de lo absoluto. La lucha de los revolucionarios conscientes por reagrupar sus fuerzas es la tarea del momento. Pero ésta sigue siendo "contra la corriente" en la medida en que, durante los procesos previos, los aparatos reformistas del pasado lograron sostenerse en la burguesía y el imperialismo mundial para estrangular a las masas. El stalinismo, el gran entregador de las conquistas de los estados obreros, sigue hoy, nuevamente sostenido por los renegados del trotskismo, en abiertos o tapados frentes de colaboración de clases, sosteniendo a la burguesía y el imperialismo.

El imperialismo ha logrado cooptar a la II y la III Internacionales y vaciar de fuerzas militantes a la única internacional revolucionaria viviente, la IV Internacional, poniendo a los que hablan en su nombre en las filas de los que sostienen a este podrido sistema en bancarrota.
Pero, a no dudarlo, que en las condiciones de crisis, guerras, revolución y contrarrevolución, los obreros buscarán un camino a la revolución. En ello están basadas todas las posibilidades del trotskismo de refundar su partido mundial, la IV Internacional, cuyo programa es el único que da respuesta a las necesidades de las amplias masas que entran al combate.

 


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