Los levantamientos revolucionarios de las masas del Norte de África y Medio Oriente al día

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A propósito de la pseudo-teoría de las “revoluciones democráticas triunfantes” en el Norte de África y Medio Oriente…

Los revisionistas del marxismo no pasan la prueba de las heroicas revoluciones de Túnez, Egipto y Libia

Ver también:

La posición de los revolucionarios ante la guerra de los Balcanes (en construcción)

A propósito de la cuestión nacional y la revolución proletaria. Declaración frente a la guerra de Georgia - Septiembre de 2008 ver

Sobre el exacerbamiento del problema nacional a fines del siglo XX - Marzo de 2000 ver

Existe toda un ala de la izquierda mundial y de los ex trotskistas, que hoy podríamos llamar “el club de viudas y lloronas de Khadafy”. Es la izquierda que viene sosteniendo, desde el Foro Social Mundial, a las “boliburguesías” en América Latina, a los hermanos Castro y a cuanto burgués pose de “antiimperialista” en el planeta.
A este ala pertenecen corrientes como el SEP de EEUU, el POR de Lora en Bolivia, el PTS en Argentina… en fin, todas las alas filo-estalinistas de los ex trotskistas, ya sea en su variante de “apoyemos a Khadafy contra el imperialismo” o bien “las milicias y las masas insurgentes son un apéndice de la OTAN”. Estas corrientes lo que buscan es encolumnar a la clase obrera mundial tras las “burguesías nacionales progresistas”. En última instancia, plantean que toda lucha revolucionaria independiente de las masas que enfrente a sus “burgueses progresistas y antiimperialistas”, sería reaccionaria. Esto es una falacia.
No existen burgueses “progresistas” ni “antiimperialistas”, más aún hoy que con el desarrollo del crac y el derrumbe del sistema capitalista mundial, las burguesías nativas lo único que pueden hacer es atacar abiertamente a sus propias clases obreras para tirarles a ellas todo el peso de la crisis.
Prueba de ello es que el ataque brutal contra los trabajadores y las masas, con carestía de la vida, tarifazos, despidos, represión y muerte que lanzó Evo Morales en Bolivia nada tiene de diferente al que lanzó Piñera en Chile o al ataque de los gobiernos imperialistas contra sus propias clases obreras.

Parte de este ala de la izquierda mundial es, por ejemplo, el POR de Lora, que en el último congreso de la Federación Minera de Bolivia, realizado en septiembre de 2011, presentó una moción, junto a la burocracia de la COB y, por supuesto, junto a todos los ministros traidores de la COB que están en el gobierno de Morales. La moción fue: “¡Fuera la OTAN; apoyemos a Khadafy contra el imperialismo!”. Esa fue la forma por la cual sometieron al congreso minero… a los pies de Morales. Todas las demás proclamas “por el socialismo”, la “nacionalización de la minería”, etc. que dictó ese Congreso fueron un saludo a la bandera. Es que el apoyo a Morales implicó no expulsar de la Federación Minera y de la COB a los ministros que están en el gobierno, y que estuvieron en el congreso de la Federación Minera, que son los que junto a Morales aplicaron el gasolinazo y la represión contra los campesinos del TIPNIS.
El programa de estas corrientes de “todos contra las milicias y las masas insurrectas de Libia” significa “sostengamos a Fidel Castro”, que está restaurando el capitalismo, despidiendo un millón de obreros y recreando el derecho de herencia y la propiedad. “Hay que enfrentar a las milicias del imperialismo”, chilla este ala de los reformistas. Pero ellos apoyan a las burguesías nativas en el mundo colonial y semicolonial, que aplican todos los planes del imperialismo contra la clase obrera y las masas explotadas.

EL PTS, CALUMNIANDO EN LIBIA A LAS MILICIAS DE "TROPAS TERRESTRES DE LA OTAN", TERMINA COMO PARTE DEL "CLUB DE LLORONAS DE KHADAFY”

Hay otros bolivarianos, no menos khadafistas, agazapados. Ellos afirman que las milicias son “tropas terrestres de la OTAN”. Son todos parte del “club de lloronas de Khadafy”. Así es, por ejemplo, el PTS, que afirmó: “nosotros no vamos a festejar con la Clinton y Obama el asesinato de Khadafy por parte de un misil de la OTAN”. Esta corriente sigue vendiendo que lo que hubo y hay en Libia es una película de “far west”, donde el “muchachito” de la OTAN habría matado “al malo” de Khadafy.
En decenas de declaraciones, inclusive en este periódico, ya hemos explicado la farsa de esa mentira. Obama, Clinton, Sarkozy y todo el CNT lloraron la muerte de Khadafy, puesto que las masas extendieron su lucha a Trípoli y Sirte y, derrotando a Khadafy, impusieron un régimen de doble poder.
Fue el CNT, bajo las órdenes de Obama y Sarkozy, el que exigió detener a los milicianos que ajusticiaron a Khadafy y el que le impuso un ultimátum a las milicias para que éstas se desarmen. Para desgracia de la dirección del PTS, las “tropas terrestres de la OTAN” (como a ellos les gusta llamar a los obreros y explotados en armas) ni se rindieron, ni entregaron las armas. Siguen ajusticiando a generales asesinos khadafistas, y ya comienzan a disparar contra los políticos burgueses del CNT.
La OTAN y el imperialismo, junto a todos los generales khadafistas y su casta de oficiales, impusieron el gobierno del CNT, expropiando por ahora la crisis revolucionaria en las alturas que significó la derrota de Khadafy. Lograron reconstituir “por arriba” la casta de oficiales de Khadafy, y le pusieron al mismo perro otro collar, el del CNT. Pero no pudieron impedir que las masas estén armadas… controlando los barrios de Trípoli y la Misarrata insurreccionada (donde se comienzan a tomar las fábricas con las milicias armadas); o haciendo huelgas durísimas como los obreros portuarios de Trípoli, sostenidos y apoyados por 300 milicianos de los barrios obreros del puerto. ¡Raras “milicias de la OTAN y de la contrarrevolución democrática”!
Los renegados del trotskismo, lacayos de los bolivarianos y el castrismo, acompañan a las fracciones burguesas a las que sirven hasta la tumba.
Hay que decir la verdad, las masas en armas que marcharon de Zenten y Misarrata, del oeste y del este, a Trípoli, lejos de ser las “tropas terrestres de la OTAN”, fueron la máxima expresión de una insurrección y guerra civil (que comenzó en enero-febrero en Libia) que, por ahora, no logró tomarse el poder (como tampoco lo consiguieron los heroicos obreros y explotados de Egipto o Túnez). Por crisis de dirección, las masas libias han entregado el poder a los que nada hicieron para conquistarlo: el CNT, apoyado en los generales de Khadafy.
El PTS podrá fantasear y mentir alevosamente sobre que hay “generales khadafistas de aquí y de allá que controlan a las milicias”. Lo que no podrán decir es que alguno de esos generales armó a las masas, expropió los tanques, combatió contra los oficiales khadafistas y marchó a Trípoli, ni mucho menos que alguno de ellos se haya cargado al asesino Khadafy.
Estos khadafistas vergonzosos del PTS no pueden explicar qué hacían Khadafy y sus mercenarios, sostenidos por la CIA en Trípoli, bajo la supervisión del Partido Republicano de EEUU, en las puertas de Misarrata. ¿Enfrentaba a la OTAN y a sus “tropas terrestres”? Digamos la verdad. Khadafy fue rearmado hasta los dientes por el imperialismo para, primero, aplastar la insurrección de masas en Trípoli y luego marchar hacia el este para aplastar a las masas insurrectas. Así fue que llegó hasta las puertas de Misarrata, donde se enfrentó a las masas en armas. El PTS, con su política de calumniar a las milicias de Misarrata como “tropas terrestres de la OTAN”, resulta ser, ni más ni menos, que la infantería de los tanques de Khadafy, de Trípoli a Misarrata.

En Misarrata, Khadafy negociaba con el CNT y la OTAN una salida “elegante”. El imperialismo exigía un acuerdo entre la “contrarrevolución fascista” de Khadafy y la “contrarrevolución democrática” del CNT (como las llama el PTS). Para el imperialismo este pacto era necesario porque Khadafy ya no podía ser más el agente que le diera legitimidad en sus negocios, porque Khadafy venía de masacrar a más de 10.000 trabajadores y explotados en Trípoli en febrero, y más aún porque sus fuerzas contrarrevolucionarias habían sido aplastadas por la insurrección de las masas en decenas de ciudades del este al oeste de Libia, que derrotaron a los gobiernos khadafistas locales, como en Bengasi o Misarrata.
La “contrarrevolución democrática” (como le gusta decir a estos “intelectuales” de bajo nivel del PTS) sólo perseguía el objetivo de reconstituir la casta de oficiales de Khadafy. Tenían que volver a soldar la casta de oficiales para impedir un descalabro del estado burgués… que para estos demócratas pequeñoburgueses parecería ser que no es una banda de hombres armados.
Parece mentira que el PTS discuta contra la teoría de la “revolución democrática” de la LIT, cuando plantea, en última instancia, que ambas “contrarrevoluciones” (la “fascista” y la “democrática”) son irreconciliables. Bajo el mando del imperialismo, ambos agentes querían impedir, a toda costa, que las masas lleguen a Trípoli y aplasten a Khadafy. Eso significaba llevar a Trípoli y toda Libia el método y la organización de las insurrecciones victoriosas de Misarrata y Bengasi, que es lo que finalmente ha ocurrido.
Insistimos, en Misarrata se estaba pactando cómo impedir que las masas lleguen a Trípoli y terminen de desmantelar la casta de oficiales contrarrevolucionaria del estado burgués. Para los explotadores, se trataba de reagrupar la casta de oficiales, bajo el mando del CNT, es decir, cambiarle el collar al mismo perro.

El PTS siempre aferrado a la pseudo-teoría de la “revolución democrática”

Es que el PTS no solamente es un khadafista oculto, sino un simpatizante de la “revolución democrática”, que la transforma en un “opuesto irreconciliable con el “bonapartismo khadafista”. Pero estos demócratas vulgares no entienden ni entenderán jamás que el estado se reduce a una banda de hombres armados, que en Libia fue reventada por las masas en armas en una cadena de insurrecciones locales que rompió a su base. Se dividió la burguesía y la casta de oficiales alrededor de cómo mejor aplastar a las masas y su revolución (ya sea sosteniendo a Khadafy o desviándola por la vía parlamentaria y “democrática”). Pero esa división había que cerrarla. Había que reunificar a la casta de oficiales, que es la esencia de las instituciones –al decir de Marx- que defiende la propiedad privada DEL CONJUNTO DE TODAS LAS FRACCIONES BURGUESAS. Justamente esto fue lo que hizo Napoleón Bonaparte contra la reacción feudal a fines del siglo XVIII y principios del XIX, y las tropas de Versalles en 1872 aplastando La Comuna de París.
Para el PTS las revoluciones del Norte de África son también las “primaveras de los pueblos”, las “primaveras árabes”.
En un artículo editado el 29/12/2011, de forma descarada, plantean que “en el Norte de África se abrió un ciclo de levantamiento de masas contra las dictaduras de Ben Ali y Mubarak en Túnez y Egipto”. A confesión de parte, relevo de pruebas. No sólo el PTS es un apéndice de izquierda de Khadafy desde Trípoli a Misarrata. También es un apéndice de izquierda de las “revoluciones democráticas” contra las “dictaduras” en Egipto y Túnez. Allí festeja el “triunfo de la democracia” en las “primaveras árabes”.
¿El inicio de revoluciones obreras y socialistas contra el hambre, los tarifazos, la desocupación, donde las masas arremetieron contra todo el poder existente de los explotadores? Para nada. Para ellos son “primaveras árabes”, “levantamientos contra las dictaduras”. Y esta gente es la que se dice que “combate a la pseudo-teoría de las revoluciones democráticas”...
Esta gente, que habla desde sus cátedras de “intelectuales” de la Universidad de Buenos Aires, ha demostrado no entender absolutamente nada. Es un reformismo “elegante”. ¿Podrá alguna vez el reformista de la “revolución por etapas” y de las “revoluciones democráticas” entender que en esta época de crisis, guerras y revoluciones las masas se han sublevado, desarmado ejércitos, dejando miles de mártires y muertos en las calles, por el pan?

La polémica que el PTS tiene con la LIT es una comedia de enredos. Es que ambos tienen la misma premisa: las revoluciones que sacuden el Norte de África y Medio Oriente no son revoluciones socialistas sino “levantamientos de las masas contra las dictaduras”, “primavera de los pueblos”.
¿Qué son las “primaveras de los pueblos”? Son “revoluciones democráticas” donde la burguesía arma a las masas para combatir a la nobleza (en este caso las autocracias), como sucedió en la Primavera de los Pueblos de la revolución de 1848 en Francia.
¿Qué tiene que ver esa “primavera” del siglo XIX con los procesos de revoluciones del Norte de África de hoy? Nada. La dirección del PTS vive en un mundo donde hay un “capitalismo pujante y vigoroso”.
La Primavera de los Pueblos de 1848 fue en la época de un capitalismo floreciente. En ese entonces, la burguesía tenía que sacarse de encima a la nobleza y a la monarquía, a la que había llamado para que le administre sus estados para que la burguesía pueda esconder sus ganancias ante los obreros que explotaba. Pero ese estado con la nobleza y la monarquía le salía muy caro. La burguesía necesitaba un “estado barato” para darle un nuevo impulso a las fuerzas productivas e invertir en maquinaria y salir de la crisis industrial en la que se encontraba.
La conclusión de esta “primavera francesa de 1848”, para el marxismo fue muy clara: Así la burguesía le dio el último impulso del siglo XIX a un avance capitalista que, pese a tener ciclos de crisis, expandió las fuerzas productivas hasta ya entrada la primera década del Siglo XX. Esta expansión se rompió los dientes con la emergencia del imperialismo, que no es más que el capitalismo en su fase parasitaria.
La otra conclusión muy sencilla que sacó el marxismo es que nunca más la burguesía armó a la clase obrera para derrotar a un “enemigo común”, puesto que la clase obrera armada no solamente disparaba contra los nobles sino que empezó a ponerle el fusil en la nuca a la burguesía. Esa “primavera de los pueblos” terminó a los tiros, entre la burguesía y su ejército, y el proletariado, que fue rápidamente desarmado.
Es más, por pánico al armamento del proletariado, en Alemania, la burguesía hizo un acuerdo con los Junkers en 1851 para hacer un pasaje ordenado del gobierno de éstos al régimen burgués semiparlamentario llamado Bismarkismo, en honor a Bismark que es quien hizo estas reformas, justamente para impedir que el proletariado se arme.

Insistimos, ¿qué discute el PTS con la LIT, si él mismo le da virtuosismo y vigor a la burguesía “democrática”, que es capaz de armar obreros para aplastar dictaduras y autocracias? Y si el aplastamiento de las dictaduras y las autocracias las hicieron los obreros por el pan, contra el hambre y la esclavitud, no estamos frente a “primaveras de los pueblos” contra Ben Ali y Mubarak, sino frente al inicio de revoluciones socialistas.
Eso es lo que hicieron las masas en Libia, llegando más lejos que en Egipto y Túnez, desarmando y partiendo al ejército del más grande lacayo del imperialismo en el norte de África (don Khadafy), e imponiendo hoy su doble poder armado en toda Libia.

¿Pueden entender estas corrientes pequeñoburguesas que lo que ha empujado a las masas a los procesos revolucionarios fueron los brutales ataques al salario y un combate contra la carestía de la vida y la desocupación crónica, que llevó inclusive a jóvenes desesperados –que como técnicos en computación no los dejaba ni siquiera vender verduras en una esquina- a inmolarse como en Túnez?

Al PTS –y también al NPA y al POR de Bolivia, que ven “primaveras” en Egipto y Túnez- habría que hacerle la siguiente pregunta: ¿son “revoluciones democráticas” contra las “dictaduras”?
Pues no, son revueltas, huelgas generales, revoluciones, desarme del ejército, tomas de comisarías, insurrecciones espontáneas por el pan, contra el hambre, por trabajo, SON EL INICIO DE REVOLUCIONES SOCIALISTAS. Por ello las masas atacan a los gobiernos y regímenes hambreadores de las autocracias. Porque ven que solamente derrocándolos con un método revolucionario pueden conquistar el pan. Es que las masas identificaban a los Ben Ali, los Mubarak y los Khadafy como sus hambreadores; veían que no podían “presionarlos” para sacarles absolutamente nada, salvo hambre, tarifazos y balas. Los explotados identifican a las autocracias que, a punta de bayoneta, los matan de hambre.
¿“Revoluciones democráticas” y “primaveras árabes”?… ¡LAS PELOTAS!

Pero en Libia estos teóricos de las “primaveras de los pueblos” y las “revoluciones democráticas” se dividieron. No pueden con su genio. Los filostalinistas de los renegados del trotskismo recibieron su orden: Khadafy es de los suyos. Cuidado. “Primavera de los pueblos en Egipto y Túnez sí, pero en Libia no”, y el PTS obedece gustoso como khadafista avergonzado que es.
En cambio, la LIT y sus amigos del NPA son coherentes. Plantean “revolución democráticas” en todos lados.

El PTS, con el dedo parado, quiere asustar a la vanguardia revolucionaria mundial sobre la experiencia del ELK en el Kosovo, al que sostuvo con un programa democratista pequeñoburgués

El PTS, que anuncia el aborto desde sus inicios de la revolución en Libia, amenaza, como el profesor con su dedo parado, que en Libia habría pasado lo de los Balcanes, repitiéndose la experiencia del ELK (Ejército de Liberación del Kosovo).
Pontifica: “¡Cuidado, no se olviden del Kosovo!”, cuando sabe perfectamente que las nuevas generaciones del proletariado ni saben que sucedió en el Kosovo. Del cinismo nunca se vuelve.
Aclaremos sintéticamente lo siguiente, para bajarle el “dedito” al charlatán pseudomarxista: con la restauración capitalista en los ’90, la ex Yugoslavia, un crisol de naciones oprimidas por la burocracia Gran Serbia titoísta, inicia un proceso de desintegración.
El carnicero Milosevic de la Gran Serbia fue el que comandó el proceso de restauración capitalista, con mano de hierro, en la ex Yugoslavia que se desintegraba. En una primera fase, Milosevic fue utilizado por todas las potencias imperialistas para disciplinar a las masas, liquidar todas sus conquistas y aplastar la lucha por la independencia nacional de las naciones oprimidas. Al igual que hicieron con Khadafy en Libia, el “gran Milosevic” de la “Gran Serbia” fue sostenido por los cascos azules de la ONU, bajo las órdenes de Francia, que en Bosnia actuaban como “tropas de interposición” entre la minorías serbias y las masas bosnias. Esas fuerzas le garantizaban armas y el pase de las tropas de Milosevic a Bosnia para masacrar y provocar un verdadero genocidio contra las masas de esa nación oprimida.
Es que, de la misma manera que Khadafy fue sostenido por todo el imperialismo para masacrar la insurrección de Trípoli en febrero, el carnicero Milosevic, apoyado en “la Gran Serbia”, fue sostenido para masacrar, en un verdadero genocidio, a las martirizadas masas explotadas de Bosnia.
Ya Croacia y Eslovenia habían sido capturadas por Alemania directamente, como colonias directas. La Gran Serbia imponía el orden de la restauración capitalista en Montenegro y Moldavia. Pero Belgrado y la Gran Serbia no podían terminar de aplastar a las heroicas masas de Bosnia y tampoco del Kosovo.
Cientos de miles de obreros kosovares, de origen albano, ansiaban unirse –por ser la mayoría del Kosovo de ese origen étnico- a la Albania insurreccionada contra la burocracia restauracionista, que se había robado todos los ahorros de la población en el año 1997.
Las tropas serbias, alentadas por Francia, la ONU y EEUU, entraron al Kosovo a sangre y fuego. Masacraron a millares de explotados en Verikakrusa. Aplastaron la huelga revolucionaria de las masas kosovares, que se insurreccionaban con sus hermanos de Albania exigiendo la independencia nacional. Las tropas rusas se movilizaban también para aplastar al Kosovo insurreccionado.  
Más de 400.000 refugiados huyeron del Kosovo. Y cuando esta masacre fue ejecutada, intervino la OTAN. Ésta junto con Milosevic y las tropas rusas (que a su vez defendían a Milosevic, junto con Francia, en la Bosnia ocupada), abrieron una carrera de velocidad para ver quién masacraba y destruía más del Kosovo sublevado.

¿Qué fue el ataque de la OTAN? Hablemos claro, y dejen de mentir. La OTAN invade y ataca a mansalva a todas las naciones de los Balcanes, incluida la Gran Serbia, una vez que su agente Milosevic aplastó en Bosnia, masacró al  Kosovo y garantizó una abierta política contrarrevolucionaria de restauración capitalista en la Gran Serbia.
El imperialismo usó a su agente Milosevic, quien aun en el medio de los ataques de la OTAN, hacía una carrera de velocidad para ver quién mataba y masacraba más explotados en el Kosovo. Sí, ¡basta de falsificaciones y de calumnias contra las masas de Bosnia y el Kosovo, sometidas, masacradas por Milosevic y la OTAN!
Marx afirmaba que un pueblo que oprime a otro no puede liberarse a sí mismo. Y esto se dio a rajatabla en los Balcanes: la clase obrera de Serbia sufrió el castigo de un bombardeo a mansalva de la OTAN.
Digan la verdad y dejen de mentir. El momento de mayor ataque de la OTAN a la Gran Serbia fue el momento de mayor ataque de la OTAN, junto con la Gran Serbia, masacrando al Kosovo.
¿Y por qué el ataque de la OTAN a Serbia, luego de utilizarla con el carnicero Milosevic para destruir la lucha por la independencia y la autodeterminación de los explotados de los Balcanes? Muy sencillo, señores del PTS. Porque la Gran Serbia no podía ser la “Gran Serbia”, sino sólo una colonia más del imperialismo en los Balcanes.
El sueño ridículo de la “Gran Serbia”, es decir, de una nueva “potencia imperialista en los Balcanes”, terminó con Milosevic en el tribunal de La Haya. Es que éste fue un agente contrarrevolucionario de la restauración capitalista y no podía ser el fundador de un nuevo imperio en Serbia. No hay lugar para nuevas potencias imperialistas.
Que Milosevic haya sido enviado al tribunal de La Haya por la OTAN no significa que este carnicero no haya sido el más grande y preciado agente del imperialismo y la OTAN para masacrar en los Balcanes. Éste fue la hiena que hizo el “trabajo sucio”. Y luego, vino la OTAN y el imperialismo y se quedó con todo.
A Milosevic le sucedió lo que le sucede a cualquier gerente del imperialismo, de cualquiera de sus empresas en cualquier lugar del mundo cuando ya no lo necesita: lo echa, lo despide.

El PTS plantea que las milicias y las masas insurrectas libias son como el ELK kosovar del 97/98. ¡Pero por favor! El ELK no derrotó a la burguesía kosovar ni la desarmó, ni desmanteló el estado gran serbio, ni tenía la intención de desarmarlo fuera de las fronteras de Kosovo.
El ELK no inició ninguna revolución. Fue la fracción pequeñoburguesa nacionalista, funcional a la respuesta y masacre de Milosevic. Sus filas se vieron engrosadas con el ataque de Milosevic al Kosovo, puesto que allí era el único lugar donde “se podrían defender las masas” del ataque de Milosevic.
Es lo que intentó hacer la OTAN en Libia, en Misarrata y Bengasi. Le decía a las masas: “ríndanse al CNT porque los masacra Khadafy”. Pero, a diferencia de los Balcanes, el Khadafy-Milosevic no pudo entrar a la heroica Misarrata. Y las masas revolucionarias allí sublevadas, en contra del CNT-ELK avanzó a Trípoli, desarmó allí también a la burguesía y aplastó a Khadafy en Sirte.
Las milicias del oeste se sublevaron y marcharon a Trípoli… “marcharon a Belgrado”. Lo encontraron al “gran Milosevic” (Khadafy) y lo degollaron.
¿Qué analogía hace el PTS, inventores de fábulas, entre las milicias libias y el ELK, que fuera armado hasta los dientes por la OTAN, una vez que la OTAN y Milosevic aplastaron a la clase obrera insurreccionada del Kosovo?
Y encima el PTS afirma que las milicias libias son “tropas terrestres de la OTAN”. No se les cae la cara de vergüenza. La OTAN y Khadafy eran los que bombardeaban a las masas en Brega para que éstas no lleguen a Trípoli hasta que no se cerrara el pacto de Khadafy, el CNT y la OTAN.
Esto no es ningún misterio. Pero el PTS tiene que jugar su rol de lacayo de Khadafy, el stalinismo y los bolivarianos.

El PTS, aunque hoy se esconda, estuvo con el ELK, el apéndice “democrático” de la OTAN en el Kosovo

Hoy el PTS azuza contra el ELK, queriendo ocultar que fueron ellos los que sostuvieron al ELK con su política de: “¡Autodeterminación del Kosovo!”. Es decir, para el PTS –sáquense la careta y muestren sus periódicos del 97/98- lo que estaba planteado era “una revolución democrática”, con el programa de “autodeterminación” para “enfrentar al fascismo serbio de Milosevic”. Este era el programa del ELK kosovar, que vino a abortar la lucha de las masas contra la explotación de Milosevic, que buscaban apasionada y denodadamente unirse a la Albania sublevada con las masas revolucionarias de ese país sublevadas en el año ’97.
Parece mentira. El PTS parece que está en un equipo de gimnasia haciendo piruetas.
En el Kosovo, estaban con el ELK por la “autodeterminación contra el fascista Milosevic”. En Libia, están en la trinchera militar de Khadafy contra la OTAN, el CNT y sus “tropas terrestres” (como le dicen a las masas en armas).

¡Las vueltas que da la vida! Ayer el PTS, en los Balcanes, aliado a corrientes socialdemócratas de los renegados del trotskismo (como la LRCI inglesa), se ubicaba en el bando de la contrarrevolución “democrática”, escondido bajo la consigna de “autodeterminación”. Hoy en Libia se puso la ropa de fajina de Khadafy para impedir el avance de las masas revolucionarias a Trípoli. Siempre atrás de algún burgués progresista.
¿Qué pasó en el medio? El PTS se hizo gramsciano y se pasó a la “internacional” de Castro y compañía.

Pero ni ayer en los Balcanes, ni hoy en Libia, el PTS pudo distinguir el contenido de la revolución y el de la contrarrevolución.
En los Balcanes, luego de la masacre de la OTAN que mandó inclusive a la Gran Serbia a la edad media, el PTS planteaba que “los acuerdos de paz, bajo los bombazos de la OTAN, fueron para asentar el ‘status quo’ en los Balcanes”.
Increíble. Hablaban de un “acuerdo reaccionario” entre la OTAN, Milosevic y Rusia, cuando en realidad ese fue un acuerdo contrarrevolucionario, cuyo objetivo, como lo fue la guerra, fue ni más ni menos que aplastar una revolución que, como la del Kosovo, amenazaba con unirse a la revolución albanesa, que había estallado en el ‘97 contra la burocracia restauracionista. Se trataba de estabilizar la restauración capitalista en el conjunto de los Balcanes; con el imperialismo imponiendo allí sus bases para garantizar la estabilidad en el este europeo.

No mientan más. Todo terminó con el Kosovo ocupado por 50.000 soldados de la OTAN. Y, según los acuerdos de paz, el ELK debía desmovilizarse inmediatamente. El ELK lo aceptó gustoso.
Esto se pudo imponer porque las masas revolucionarias de Albania, el Kosovo, de la Bosnia sublevada ya habían sido masacradas por la OTAN, Milosevic, el imperialismo francés y demás lacayos en la región.
El ELK no fue más que una de las puntas de la soga para estrangular esa heroica revolución obrera albano-kosovar.
El ELK no llamó a ninguna huelga general revolucionaria ni en Albania ni en el Kosovo, como las que se dieron en el ’97-’98 en esa región.
El ELK solamente fortaleció sus filas, como corriente nacionalista pequeñoburguesa, sobre la base del aplastamiento de la clase obrera de Kosovo, Albania y de todos los Balcanes.
En todo caso, el equivalente en Libia hoy al ELK del Kosovo es el CNT, no las masas armadas insurrectas.

Ya desarrollaremos, en otra oportunidad, con mayor profundidad estas lecciones sobre esa capitulación abyecta del PTS en los Balcanes, cuando planteaba que “la lucha era por la autodeterminación del Kosovo” (como planteaba el ELK) y no el combate por un Kosovo obrero y socialista, como eslabón de la revolución obrera en los Balcanes y en el este europeo.
El PTS no le planteaba ninguna obligación a la clase obrera de la Gran Serbia de que pare la masacre de Milosevic contra sus hermanos de clase de Kosovo y de Bosnia. Su política era la “autodeterminación nacional”.

El PTS se la pasó generando ilusiones, como un vulgar morenista sostenedor de la “revolución democrática”, que el enfrentamiento contra el imperialismo era “por la autodeterminación” y la “democracia”. ¡Pero por favor!

¿Expropiar a los nuevos ricos pan-eslavistas de la Gran Serbia, para combatir contra la OTAN y al carnicero Milosevic que impedía hacerlo, uniéndose con la clase obrera serbia? ¿Reagrupar las filas de decenas de miles de obreros kosovares, que en sus fronteras estaban hacinados, para que entren a combatir con sus hermanos albaneses a la OTAN y a la Gran Serbia? Nada de esto planteaban los “sesudos intelectuales” del PTS.
¿Federación voluntaria de las repúblicas socialistas de los Balcanes? ¡Por favor! Todo eso les estaba negado. Eran los “más democráticos” de las “revoluciones democráticas” en los Balcanes. Hoy, ¿qué cátedra quieren venir a dar contra las masas armadas revolucionarias de Libia, asustando con el ELK kosovar, del cual el PTS fue sirviente?

Los obreros deben saber que tan pero tan devotos de la “revolución democrática” y furgón de cola del ELK fue el PTS que proponía “una compensación total para la población de Serbia y Kosovo, sin condiciones por parte de los gobiernos occidentales, los monopolios y el FMI”. Esto ya fue una de las más grandes capitulaciones de esa dirección pequeñoburguesa del PTS. Es que lo que estaba planteado era llamar a la clase obrera francesa, española, inglesa a sublevarse contra los carniceros imperialistas que masacraban en los Balcanes, en una sola revolución socialista europea.
Llamamos a todos los militantes del PTS a que no se dejen engañar. Pidan y exijan que les den el periódico LVO N°50. Mejor dicho, del Nº 40 en adelante.
Todo joven u obrero socialista honesto podrá ver que no hubo un mayor capitulador y adaptado al ELK que el PTS.

El PTS y su pseudo-teoría de que “el imperialismo expande su dominio expandiendo la democracia al planeta”

En los Balcanes, el PTS llegó a la atrocidad de plantear que “el ataque de la OTAN, del imperialismo yanqui, buscaba extender la ‘pax americana’ a la región y consolidar un cierto ‘status quo’ para que el imperialismo yanqui pueda reafirmar su carácter de gendarme mundial”.
¿Aplastar los Balcanes para consolidar la restauración capitalista, para masacrar la revolución albano-kosovar, que había comenzado a expresarse también, aunque en forma laberíntica, en la lucha nacional? Para el PTS, frenéticamente amarrado a su teoría-programa de la “revolución democrática”, esta cuestión estaba y estuvo vedada bajo 7 llaves.
Contra ello, en el Kosovo, nuestra corriente, que rompía con el PTS, levantaba la siguiente política: “¡Alto a los ataques imperialistas a Serbia y todos los Balcanes! ¡Fuera las tropas de Milosevic del Kosovo! ¡Fuera las tropas imperialistas de Albania! ¡Por la derrota militar de la OTAN! ¡Abajo todos los planes de paz contrarrevolucionarios! ¡Por un Kosovo independiente obrero y socialista!”

En esos momentos, esa “sesuda” dirección del PTS escribía una tesis que no pasó el manual de las vocales de preescolar. Afirmaban que “el imperialismo yanqui expandía su dominio expandiendo la democracia en el planeta”. Insistimos, todo esto que afirmamos está en los periódicos LVO.
Por ejemplo, cuando asumía Tony Blair en Inglaterra, el PTS hablaba de “gobiernos de la tercera vía”, que, según decían, “no impulsaban contrarrevoluciones sino ‘variantes socialistas’ a nivel internacional”. Eran los teóricos no sólo de la “revolución democrática” sino de “la expansión de la democracia para el dominio imperialista del planeta”.
La OTAN masacraba en los Balcanes y, con don Bush, el imperialismo “expandía la democracia” masacrando en Irak y en Afganistán, mientras surgían gobiernos nacionalistas burgueses o de frente popular expropiadores de la revolución proletaria, por ejemplo, en América Latina con Chávez.
La teoría de la “tercera vía” de la expansión de la democracia por parte del imperialismo hoy está bien oculta, para salvar el prestigio de una corriente pequeñoburguesa como el PTS.
No nos olvidemos que el PTS afirmaba que no había restauración capitalista en los estados obreros hasta ya entrado el año 2000/2001. ¿Qué aducía esta gente? Que el capitalismo allí “no funcionaba de forma normal” porque “habían mafias”. Un chiste de mal gusto. Viendo el funcionamiento “normal” del capitalismo hoy a nivel mundial, vemos que éste es un juego de chicos al lado de la Rusia en donde se restauró el capitalismo ya entrado el ’89-90.
En fin, dejemos atrás una historia de dislates, charlatanerías huecas. Pero hay que llamar a las cosas por su nombre. No amenacen con el Kosovo y el ELK, del cual fueron sus seguidores.

Ahora, abrieron el cofre de los recuerdos. Sacaron, sin que nadie se dé cuenta, una hojita, donde escribieron: “el ELK fue un agente de la OTAN, no se olviden”.
No nos olvidamos. El PTS luchó junto a ellos por la “autodeterminación del Kosovo”. De revolución obrera y socialista para aplastar al imperialismo, NADA.

Entonces ahora, ¿qué discuten con la LIT, en contra de la teoría de la “revolución democrática”, cuando ellos plantearon “revolución democrática” en el Kosovo, y asamblea constituyente y “primavera de los pueblos” en Egipto y Túnez? Si tienen la misma matriz y teoría-programa que la LIT, ¿Por qué se pelean? ¿Qué discuten? Si ambos confunden el contenido de la revolución (las masas armadas de Libia) con el contenido de la contrarrevolución (el CNT, el khadafismo y el imperialismo que le expropian el triunfo revolucionario a las masas).
Para la LIT, con el gobierno del CNT (que realmente vino a expropiar la revolución) se dio un fenomenal triunfo y “el primer paso” de la revolución socialista, o sea el triunfo de la “revolución democrática”.
Para el PTS en Egipto y Túnez sí triunfó la “revolución democrática” como “primavera árabe”. Pero en Libia…sólo ha actuando la “contrarrevolución”, ya sea “fascista” o “democrática”.
El  contenido de la revolución no existe para ellos. Se perdió al primer día de la revolución… Es que en Libia está Khadafy, el amigo de Castro, de Morales… y de los Kirchner. Total, en Argentina, se podía “cortar boleta”, como llamó a hacer el “Frente de Izquierda y los Trabajadores” (el frente electoral formado por el PTS junto al PO e Izquierda Socialista), cuando planteó votar a la Kirchner a presidente y a los candidatos del FIT para el parlamento en las elecciones de octubre de 2011.
El PTS no es más que una ala “gramsciana” de los desechos del stalinismo del que también se nutre el Foro Social Mundial.

LA LIT-CI QUEDÓ EN LIBIA, CON EL NPA FRANCÉS, DEFENDIENDO SU PSEUDO-TEORÍA DE "REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA”

Ahora bien, existe otra ala de ex trotskistas, encabezada por la LIT-CI y otras rupturas del morenismo, que siempre son consecuentes en cuanta revolución hay, como por ejemplo también la UIT, que levantan la pseudoteoría de las “revoluciones democráticas triunfantes”. Para ellos, como para el NPA francés y las alas prosocialdemocrátas de los renegados del marxismo del FSM, Libia no podía ser una excepción.
Ellos anuncian que ya habrían triunfado “revoluciones democráticas” en Túnez, Egipto y ahora en Libia. Así, la LIT-CI en su último artículo titulado “¿Dónde está la revolución y dónde la contrarrevolución en Libia?” (13/12/11), plantea; “nos colocamos al lado de las masas libias y saludamos como una tremenda conquista democrática la destrucción del régimen gadafista” (negritas nuestras). Y más adelante vuelven a afirmar: “La realidad demuestra que el pueblo libio, armas en mano, obtuvo una primera y fundamental victoria democrática al destruir el régimen dictatorial al punto de liquidar físicamente a Gadafi.”
Este es el triunfo de la “revolución democrática” para la LIT. Pero el poder lo tomó el CNT. ¿El CNT consolidó el triunfo? Pero si el CNT es el que expropió el triunfo a las masas, con sus políticos y generales khadafistas.
El primer paso de la revolución obrera y socialista en Libia fue la cadena de insurrecciones, el armamento de las masas y la cabeza de Khadafy en manos de éstas. El triunfo del CNT no es el primer paso de ninguna revolución, sino de la instauración de los expropiadores de la revolución.
O sea, los “teóricos” de la “revolución democrática” plantean que son “triunfos democráticos” (como un “primer paso de la revolución socialista”) el hecho de que, por ejemplo como en Túnez y Egipto, se impida el armamento generalizado de las masas, se las lleve a elecciones, haciendo que cada hombre valga un voto, dejando las fábricas, las plazas… y sin haber conseguido el pan y con muchos heroicos luchadores muertos. Justamente las nuevas embestidas revolucionarias vienen, como vemos ahora en Egipto, porque las masas ven que no consiguieron ningún triunfo y que el primer paso de su combate de las tomas de fábrica y plazas revolucionarias fue expropiado por la burguesía y sus desvíos parlamentarios.
Para estas corrientes, la derrota de los regímenes dictatoriales es un “primer paso”, un triunfo en sí mismo, es decir, una “primera etapa, inevitable, de la revolución socialista”. La consideran un “triunfo”, puesto que, para ellos es un primer paso y un capítulo en la lucha por el socialismo, que “vendrá después”.
Como afirmaba Moreno: “Primero, todos contra la dictadura. Después, de este frente que la derrotó, la clase obrera, dirigida por los socialistas, debe hacerse del poder.”

UNA VIEJA PSEUDO-TEORÍA MORENISTA QUE YA FUE ECHADA AL BASURERO DE LA HISTORIA EN LOS ACONTENCIMIENTOS DEL ‘89

La pseudoteoría de “guerra de regímenes” en España de los ’30 y en la segunda guerra mundial demostró ser una variante neostalinista y semimenchevique más para poner al proletariado a los pies de la burguesía

Fue Nahuel Moreno el que dio esta base “teórica”, de ruptura abierta con el trotskismo y la Teoría de la Revolución Permanente, que hoy repiten todos sus seguidores.
Es que este “primer paso de la revolución socialista” llamada “revolución democrática” no es más que el contenido de la contrarrevolución, que expropia la revolución.
Esta pseudo-teoría ya se rompió los dientes con la historia. Este revisionismo del trotskismo no pasó la prueba fundamental para la que se había preparado. No pudo ni siquiera responder, con un mínimo de coherencia y seriedad marxista, a los acontecimientos del ’89 que significaron la restauración capitalista en todos los ex estados obreros.
Es que, créase o no, la LIT y sus grupos colaterales morenistas, estaban en Argentina en el “Frente del Pueblo”, sosteniendo al Partido Comunista, mientras se le caían los cascotazos del muro de Berlín en la cabeza.
La teoría es muy sencilla. Afirman que Trotsky tuvo un olvido. Si había que hacer una revolución política para derrotar al régimen de la burocracia, ¿por qué no es una revolución política una revolución que liquida al fascismo o a un régimen dictatorial, aunque no expropie a la burguesía?
Esto significa, ni más ni menos, en última instancia –y Moreno era muy coherente en ello- que si se impusiera un régimen bajo formas parlamentarias esto era un triunfo de la revolución, puesto que este régimen es contradictorio e incompatible con un régimen dictatorial, cuando intervienen las masas en su lucha por derrocarlo.
Como vemos, esta teoría semietapista tenía consecuencias programáticas. En el primer momento de esta revolución democrática, en el régimen, el programa era “todos contra la dictadura”. Es más, el morenismo avanzaba afirmando que surgían partidos “jacobinos” (como ellos lo habían visto en Nicaragua) de la “revolución democrática”. Por ejemplo el Sandinismo.
Esto le costó duro al morenismo, cuando los “jacobinos” sandinistas los expulsaron de Nicaragua, tan solo por intentar hacer un sindicato en la Coca-Cola de Managua.
La pseudoteoría de “revolución democrática” del morenismo planteaba que había una contradicción entre democracia parlamentaria y fascismo, cuando ambos son regímenes de dominio de la burguesía con los que ésta se garantiza su propiedad privada.
Ésta no es más que una vulgar teoría-programa semimenchevique de la “revolución por etapas”, que ignora que la burguesía ha gobernado bajo monarquías, con partidos obreros que les administran sus intereses (inclusive expropiando revoluciones), con frentes populares, con fascismo, con parlamentarismo, con bismarckismo, etc.
Todo inicio de una revolución socialista que no termina expropiando la propiedad privada de los capitalistas no es ningún triunfo de ninguna revolución, sino su aborto o desvío.
Porque de lo que se trata no es de la “revolución democrática”, sino de la revolución SOCIALISTA, de la expropiación de la propiedad burguesa. Inclusive, si las masas dejan demolido al estado burgués, poniendo en pie soviets armados, pero le perdonan la vida a ese estado en crisis y no se hacen del poder, la burguesía recompone sus fuerzas y aplasta el doble poder.
En ese caso el único triunfo sería el surgimiento de un doble poder de las masas armadas. Ya Lenin planteó, magistralmente, en sus “Tesis de Abril”, que lo máximo que podía dar la “dictadura democrática de obreros y campesinos” era ese régimen de doble poder expresado en los soviets colaboracionistas que apoyaban a sus verdugos: el gobierno provisional imperialista de Rusia, que continuaba la guerra y no daba ni el pan ni la tierra.

La teoría de la “revolución democrática” y la guerra civil española en los ‘30

Moreno fue consecuente y fue hasta el final. Moreno iba muy lejos. Era un revisionista honesto. Revisaba al marxismo y decía “reviso”. Afirmaba que “ignorar estas revoluciones democráticas contra el fascismo en un país imperialista era como negar las tareas democrático-revolucionarias en un país semicolonial”.
Escuchen obreros lo que decía Moreno: La república de Weimar era irreconciliable, para el dominio de la burguesía y el imperialismo alemán, con el régimen fascista y Hitler. La España “republicana” imperialista era irreconciliable con la España franquista. En esa guerra civil de España se enfrentaron 2 regímenes: el de Franco (el fascismo) y el de la República (la “democracia”). Pero daba la casualidad que ni en la España republicana ni en la parte que controlaba Franco se expropiaba a la burguesía. Así, la clase obrera, jamás podía aplastar a Franco. Sometida a la república imperialista, no podía independizar a Marruecos. De allí sacó Franco sus fuerzas de choque fundamentales para “aplastar la república”.
La España republicana no expropiaba al banquero, al usurero ni al terrateniente en el campo. El campesino se fue con Franco. La clase obrera, sometida a la república, fue aplastada. Aquí lo único irreconciliable era el programa de ganar la guerra y aplastar al fascismo contra el sometimiento de la clase obrera a la burguesía republicana.
¿Qué decía Moreno? Que en España lo que hubo fue una guerra de regímenes: la “democracia” contra el “fascismo”. Trotsky le respondería: “en ese enfrentamiento, no somos neutrales, combatimos por aplastar al fascismo con el método de la revolución proletaria, es decir, expropiando a la burguesía, con el proletariado desprendiéndose de la burguesía para ganar al campesino y liberar a los pueblos oprimidos por el estado español y así ganar la guerra.”
Y Trotsky alertaba: “Si gana la ‘república’, de sus entrañas saldrá un dictador igual o peor que Franco. ¿Por qué? Porque deberá desarmar a las masas.”
Eso pasará en Libia si la clase obrera no termina de expropiar a la burguesía y hacerse del poder. De las filas del CNT surgirá un “Franco”, un “Khadafy”, tan asesino y represor como éste para desarmar a las masas.
Sino, ¿qué fue Kornilov, si no fue un general de la democracia imperialista del gobierno provisional ruso después de febrero?
Es que si por un lado están las corrientes que plantean que el agente fascista y el agente democrático son lo mismo para aplastar al proletariado, también están los mencheviques que plantean que son opuestos y que hay que hacer un acuerdo con los “democráticos” contra el fascismo. Esa fue la vieja política del stalinismo, de “frentes democráticos”.
Moreno se distinguía de éste planteando que ese era el primer paso de una misma revolución socialista. Afirmaba  que la revolución “no era por etapas”. Pero, los demócratas de la “revolución democrática” eran los que tomaban el poder e impedían cualquier paso a la revolución socialista por parte de las masas.

La teoría de la “revolución democrática” y la Segunda Guerra Mundial

Esta teoría morenista fue extendida a una tesis antimarxista y antileninista frente a la Segunda Guerra Mundial. Allí Moreno planteaba que ésta también tenía un carácter de guerra de regímenes, entre el “frente democrático” (Churchill y Roosevelt sostenidos por Stalin) y el fascismo alemán. Este verso, ya desmentido por todos los archivos develados del Pentágono, no da cuenta que la segunda Guerra Mundial comenzó en el ’39, y los imperialismos “democráticos” invaden a la Europa controlada por el fascismo recién a fines del ’44. Es que ello le garantizaba a los imperialismos “democráticos” angloyanquis que el fascismo destruía toda la infraestructura de Rusia y aplastaba a los obreros soviéticos.
EEUU invade en Normandía a la Europa controlada por Hitler a fines del ‘44, después de 5 años de guerra. ¿De qué “lucha antifascista” por el  “frente democrático” en la Segunda Guerra Mundial está hablando Nahuel Moreno?
Este verso no lo repite ni siquiera ningún historiador mínimamente serio del “imperialismo democrático”.
El que enfrentó al fascismo fue la clase obrera del este y de occidente. Derrotar al fascismo le costó 20 millones de muertos.

La verdadera guerra que peleó EEUU fue en el Pacífico, por el control de China y de todo ese sector del planeta, en una feroz guerra de rapiña entre potencias imperialistas. Allí tuvo 420.000 bajas, contra 80.000 en toda Europa.
Porque lo que se está discutiendo aquí es que el programa leninista de “dar vuelta el fusil” no fue planteado en la Europa dominada por Hitler. El Trotskismo se preparó para intervenir en la guerra, con un programa, que no era otro que paralizar la maquina de guerra del imperialismo alemán y tomar el poder, con la revolución socialista, en las zonas ocupadas, aplicando allí el programa de “dar vuelta el fusil”

Con su desembarco a Normandía, los “regímenes democráticos” anglo-norteamericanos, esperaban tranquilos que los nazis aplastaran las sublevaciones de la clase obrera como en Turin, Milan, Polonia, Checoslovaquia, etc, para después avanzar a “liberar a Europa de los fascistas”.
 
La política de “frente democrático” de Churchill y Roosevelt estaba basada, aunque los demócratas del mundo lo quieran seguir negando, en sostener el control de la Alemania fascista en Europa hasta que ésta doblegue y deje hecha trizas la Rusia soviética. Pero, a su vez, la política de Roosevelt y Churchill era no permitir que Alemania gane la guerra, puesto que se quedaría con el dominio de Rusia y toda Europa. Es decir, que Alemania ganaba la carrera por la restauración capitalista en la URSS y se quedaba con esos mercados. (Archivos secretos, informe de Roosevelt a la comisión de defensa del senado norteamericano del año 1943, antes de la conferencia de Teheran)
¡Vaya que la Alemania de Hitler hizo el trabajo sucio, para que luego vengan los “aliados democráticos”, negociando con los generales nazis, la entrega de Alemania!

Y si luego estos generales “democráticos” avanzaron a toda velocidad sobre Berlín fue porque la clase obrera aplastó al nazismo en la URSS y avanzaba a aplastar a Hitler en Alemania. Los generales de la burocracia stalinista, que estuvieron siempre en la retaguardia, aceleraron su llegada a Berlín, para contener en la mitad de Alemania al ejército rojo. Allí llegaron los generales “democráticos” para contener e impedir, junto a la burocracia stalinista, el triunfo de la revolución socialista en Alemania.
Esta cuestión la resolvieron muy bien juntos los stalinistas con los “imperialistas democráticos” controlando y desarmando a los obreros de todo Europa y salvando al capitalismo de la toma del poder en los países centrales, mientras se lo mandaba al stalinismo a controlar a las masas en el este europeo.

Con las revoluciones en el Norte de África hoy vuelven viejas recetas que ya fueron al basurero de la historia. Las nuevas generaciones deben saber que estas pseudoteorías llevaron a programas y políticas que liquidaron al movimiento marxista internacional, lo postraron, lo pusieron a los pies de la burguesía democrática” y el stalinismo, y liquidaron a la IV Internacional.

¿¡Guerra de regímenes!? Quién se lo cree. Si bajo las pandillas imperialistas “fascistas” o “democráticas” estaban los peores hambreadores, saqueadores y asesinos de la clase obrera y los pueblos oprimidos. ¿De qué regímenes democráticos nos hablan, cuando los imperialismos “democráticos” se peleaban a dentelladas el control del Pacífico, África, Medio Oriente, mientras el patio trasero” de EEUU de América Latina era “inviolable” y no estaba en disputa?
¿De qué regímenes democráticos nos hablan, cuando los “democráticos”, vencedores en la guerra, lo único que hicieron fue masacrar peor que Hitler a los pueblos oprimidos y a su propia clase obrera cuando ésta se insurreccionaba en los países centrales?
¡Basta de mentir! ¡Basta de novelas! ¿O van a negar que en el año 1940 fue el general “democrático” Petain, nombrado como defensor de toda Francia por el frente popular de Blum, el que le entregó las llaves de Paris a Hitler y sus tropas?
El general “democrático” De Gaulle no tiró ni un tiro contra el nazismo y masacró en Argelia, formando una escuela de torturadores extraída de los generales nazis de la Segunda guerra mundial, a los cuales, sin ninguna duda, los superó, creando el manual de la tortura para todos los represores del mundo.

Nos detenemos en los fundamentos de estas teorías de colaboración de clases porque ya bastante daño le hizo al proletariado mundial. Ya Trotsky discutió duramente contra los charlatanes de las “revoluciones democráticas”, que habían surgido y surgirían capitulándole al stalinismo. Discutiendo con los socialistas italianos sobre cómo derrotar al fascismo, Trotsky decía: “¿significa esto que Italia (a la caída del fascismo) no puede convertirse nuevamente, durante un tiempo, en un estado parlamentario o en una república democrática? Considero –y creo que en esto coincidimos plenamente- que esa eventualidad no está excluida. Pero no será el fruto de la revolución burguesa (¡democrática!) sino el aborto de una revolución proletaria, insuficientemente madura y prematura.
La historia ya dio su veredicto. La reedición de Moreno de “revolución democrática”, realizada ya mucho antes, como en 1946, por los trotskistas alemanes a la salida de la Segunda Guerra Mundial ya se cobró toda su dentadura en la historia. Pero la pagaron las masas.
Y lo hicieron en Nagasaki e Hiroshima. ¿Fueron dos bombazos atómicos del “frente democrático” para definir la guerra a favor de EEUU, como dicen los morenistas para justificar su teoría de “guerra de regímenes”? Pero, por favor. EEUU ya tenía la guerra ganada. Japón ya estaba rendido. Ya era el fin de la guerra.
¡Basta de mentir! El ejército rojo avanzaba a las islas kuriles al este-sur de Rusia. Los obreros japoneses salían a las calles al grito de “¡Muera el emperador! ¡Que ingrese el ejército rojo a Japón!” Es decir, levantaban la política leninista de “el enemigo está en casa”, de “dar vuelta el fusil”. Comenzaba un proceso insurreccional de la clase obrera japonesa.
El Partido Comunista había sido destruido y masacrado en Japón por el régimen del emperador. La clase obrera, sin la loza stalinista, quería el triunfo de la revolución. “¡Que ingrese el ejército rojo!”
Las bombas de Hiroshima y Nagasaki fueron para escarmentar a la clase obrera.

El proletariado japonés no estaba bajo el control del stalinismo, como sí lo estaba la clase obrera francesa, italiana, inglesa, griega, etc., que fue desarmada por el stalinismo para apoyar al “frente democrático” del imperialismo y así expropiar la revolución socialista.

La teoría de la revolución democrática y la restauración capitalista del ’89 en la URSS

Y vamos a seguir saldando cuentas, como ya lo hicimos en estos años de ruptura con el morenismo, porque el revisionismo es la liquidación del marxismo. Sin teoría revolucionaria no hay política revolucionaria.
Es que donde esta teoría jugó un siniestro papel fue en la restauración capitalista en los ex estados obreros. Nos quisieron hacer creer que en la lucha contra la burocracia, había que hacer un frente de “todos” para derrocarla, inclusive con la burguesía. Moreno falsificó el carácter de la revolución política, que no era una revolución “antitotalitaria” y “democrática” en general, sino la expresión de una guerra civil al interior del movimiento obrero, para liquidar y extirpar a la lacra de la aristocracia y la burocracia obrera de sus filas, en este caso, del estado obrero.
Haber levantado ese programa de “todos contra la burocracia” es como levantar en la lucha contra la burocracia en un sindicato la demanda de “todos (no importa quien, inclusive con la burguesía) para echar a la burocracia”
Y cuando la burocracia se pasaba al bando del capitalismo, luego de haber descompuesto totalmente a los estados obreros degenerados o deformados, luego de que ya al proletariado no le quedaban casi conquistas por defender y estallaban revoluciones políticas tardías, rápidamente expropiadas por la burguesía y el imperialismo, los “teóricos” de la “revolución democrática”, estallaban en 20.000 pedazos. Y le echaban la culpa de las consecuencias de sus “revoluciones democráticas” al “sectarismo” del trotskismo.
Insistimos y repetimos, es que la “revolución democrática triunfante” contra la burocracia resultaron ser revoluciones políticas tardías, con las fuerzas productivas en los ex estados obreros ya en bancarrota total y descompuestas por la burocracia y el imperialismo. Ya no había conquistas para las masas por defender. La burocracia las había liquidado al interior del estado obrero, mientras el stalinismo a nivel mundial se había dedicado a estrangular todos los procesos revolucionarios de occidente desde la Segunda Guerra Mundial misma.
El “triunfo de la revolución democrática” en el ‘89 fue la más cruel derrota de la clase obrera mundial, de pérdida de sus conquistas históricas, los estados obreros, a manos de la burocracia stalinista, devenida en nueva clase poseedora, aliada al Citibank y el capital financiero internacional.
El programa de: “todos contra la burocracia de Gorbachov”; “todos contra la burocracia china”; o “todos contra la burocracia de Honneker” no fue más que el aborto de la revolución política. El único “triunfo democrático” que se conquistó fue, junto a las pérdidas de todas las conquistas del estado obrero, la instauración de regímenes bonapartistas y abiertamente contrarrevolucionarios burgueses como en Rusia, China, el este europeo, etc.
Repetimos e insistimos, puesto que parece ser que los cascotes del muro de Berlin provocaron amnesia. La teoría de Moreno de “todos contra la burocracia” (inclusive con las fuerzas capitalistas) liquidaba el carácter de clase de la revolución política, que para el trotskismo es y fue siempre una revolución al interior del movimiento obrero, contra la burocracia y la aristocracia obrera vendida a la burguesía y el imperialismo.
Este revisionismo fue mortal para liquidar al marxismo entre todos los seguidores del morenismo.
Hoy, nuevamente, en las cuestiones de “la revolución del mundo árabe” (como ellos la llaman), los epígonos del morenismo fracasan y hacen agua por todos lados. Ven triunfos donde hay derrotas. Es que las “brillantes victorias” que significaron las cabezas de Ben Ali, Khadafy o Mubarak, a manos de las masas, no conquistaron triunfos de éstas ni de ninguna revolución democrática, sino que fueron expropiadas por las clases poseedoras que no les permitieron a las masas hacerse del poder. Esta gente confunde la expropiación de las revoluciones obreras y socialistas con su triunfo. Y, como veremos luego, dan por resueltas, con las caídas de las dictaduras, las tareas democráticas centrales que están planteadas en los países semicoloniales, que es la cuestión de la ruptura con el imperialismo y la resolución del problema agrario.

Ya vimos lo que pasó en el ’89. Parecería ser que no han aprendido nada de las leyes de la historia.
Nosotros afirmamos que el revisionismo del trotskismo y de la teoría-programa de la Revolución Permanente, por parte del morenismo y sus seguidores de hoy, es la destrucción del marxismo. Afirmamos que Trotsky y los fundadores de la IV Internacional tuvieron razón absoluta. La teoría y las leyes del bolchevismo pasaron la prueba de la historia, pero no los “trotskistas” que lo revisaron.

LA REVOLUCIÓN EN LIBIA CONFIRMA LA TEORÍA-PROGRAMA DE LA REVOLUCIÓN PERMANENTE DEL TROTSKISMO

Hablemos claro. El revisionismo debe rendir cuentas con la ciencia marxista. O sino, dejar de hablar en su nombre.
Para el marxismo, es decir, para el trotskismo, las tareas democráticas centrales en el mundo colonial y semi-colonial son la liberación de la opresión imperialista y la resolución del problema agrario y la tenencia de la tierra. Es decir, las dos tareas democrático-estructurales que resolvieron las revoluciones burguesas como la de Inglaterra con Cromnwel o en la Francia burguesa de Robespierre en 1789.
Como plantea la Revolución Permanente: Con respecto a los países de desarrollo burgués retrasado, y en particular de los coloniales y semicoloniales, la teoría de la revolución permanente significa que la resolución íntegra y efectiva de sus fines democráticos y de su emancipación nacional tan sólo puede concebirse por medio de la dictadura del proletariado, empuñando éste el poder como caudillo de la nación oprimida y, ante todo, de sus masas campesinas.

Plantear que “ya triunfó la revolución democrática” es plantear que las tareas democrático-estructurales han sido resueltas en Egipto, Libia y Túnez. Esta es una impostura, como lo es la teoría semi-menchevique de “revolución democrática”. Insistimos, en Libia esta pseudoteoría significa transformar la caída de Khadafy en un “triunfo de la revolución democrática”, cuando éste fue arrebatado por la burguesía de manos de las masas para poner al mismo verdugo que saquea las naciones oprimidas –el imperialismo- esta vez con el collar “democrático” de los CNTs. Esto es confundir el carácter de la revolución con el carácter de la contrarrevolución. No hay ninguna revolución “democrática” triunfante. Ésta triunfará solamente con la victoria de la revolución socialista, que bajo la dictadura del proletariado –y tan solo con ella- podrá llevar hasta el final y resolver las tareas democráticas de los países coloniales y semicoloniales, como son la independencia del imperialismo y la resolución del problema agrario.
Como ya vimos, los teóricos de la “revolución democrática”, en sus distintas variantes, de defensores o amigos de Khadafy, todos tienen un punto en común. No distinguen ni quieren que el proletariado mundial precise con claridad quiénes son sus aliados y quiénes son sus enemigos. Para los defensores de Khadafy, éste fue un aliado militar para enfrentar a la OTAN, a sus tropas y al CNT. Pero, para la LIT y demás morenistas, el CNT fue el gran aliado para conquistar la “democracia y la libertad”.
Pero la cuestión es que el CNT no se puede sostener sin aplastar la democracia y la libertad, en primer lugar la que conquistó la clase obrera y las masas armadas. Las tiene que desarmar. Las masas conquistaron democracia. Tienen las armas para conquistar el pan. Y sólo lo harán aplastando al CNT con el triunfo de la revolución socialista.
Khadafy no fue ningún luchador “contra el imperialismo y la OTAN”. Fue su agente para aplastar a las masas y subsumir a la nación al imperialismo, imponiendo los peores planes de hambre, estallidos inflacionarios y masacre.
¿De qué “revolución democrática” hablan, si no es la de envenenar la consciencia de los explotados del mundo de que la “burguesía democrática” es su aliada, como durante años planteó el stalinismo?
Hablemos claro, la asunción del CNT ante la derrota de Khadafy –en el caso de Libia- es una expropiación de la lucha revolucionaria de las masas. No es un triunfo. Ni siquiera un “primer paso”. El único “primer paso” que tiene la revolución socialista libia –entiéndanlo señores “socialistas”- es un régimen donde las masas conquistaron su poder armado, es decir, impusieron un doble poder contra el estado burgués. El triunfo son las masas armadas, los soviets, la democracia revolucionaria de las masas armadas y las milicias, extendida a todo el territorio nacional de Libia. Ese poder es el que tiene que aplastar el poder del CNT. Hasta que ello no pase, no habrá ninguna victoria de ninguna “revolución democrática”. Es que esta sólo triunfará con la victoria de la revolución socialista.
Lo mismo sucedió en Túnez con el frente “14 de enero” de colaboración de clases con la complicidad de toda la burocracia de la UGTT; o como lo hicieron los generales de Mubarak con el apoyo de los Hermanos Musulmanes y la izquierda “socialista” inglesa de su majestad la reina. Allí fue expropiada la revolución porque se le expropió a las masas la lucha por el poder.
¿O nos van a venir a decir ahora que el gobierno de los generales de Egipto es un triunfo de la revolución democrática? Díganlo con claridad. No jueguen más con su teoría en la historia.
Las masas, dejando muertos y mártires en el campo de batalla, están volviendo a la plaza Tahrir a saldar cuentas con los que expropiaron su revolución. Las masas volvieron, en Egipto, a recuperar el triunfo que le arrebataron los generales de Mubarak, a los que Moreno y la LIT llamaría “el triunfo de la revolución democrática”.

Lo que repite la LIT y sus seguidores es lo mismo que plantea el SWP inglés de Callinicos o el NPA francés. Plantean que: “la revolución es permanente porque primero se consigue la democracia, el derecho al voto, la posibilidad de hacer sindicatos, de hablar”, y después, para las calendas griegas, “haremos el socialismo”.

Hoy en Libia vemos al gobierno del CNT asentado en todos los generales khadafistas, entregando el petróleo de Libia igual o peor que Khadafy a las potencias imperialistas. Vemos cómo esta revolución “democrática” expropió el poder que tenían al alcance de sus manos las masas insurgentes armadas, intentando a cada paso desarmarlas… Llamar a esto “el triunfo de una revolución democrática” es, en última instancia, encubrir por izquierda a los expropiadores de la revolución socialista de las masas libias y de todo el Norte de África y Medio Oriente. Llamar esto el “triunfo de una revolución democrática” es no decirle a las masas que el único triunfo que tienen es su doble poder y que deben aplastar al CNT para conquistar una Libia independiente del imperialismo, sin generales ni políticos khadafistas.
Hablemos claro, para estas corrientes morenistas que las masas pongan la sangre, derroten a feroces dictaduras del gran capital, y que éste y el imperialismo sigan dominando y expropiando la revolución proletaria bajo su gendarme “democrático”, es “el triunfo de la revolución democrática”, “el primer paso” de la revolución socialista.

Las masas aún no han triunfado. No tomaron el poder y no tienen el pan, ni liberaron a Libia del imperialismo.
Su conquista parcial del derrocamiento del gobierno de Khadafy, por no tomar el poder, se vuelve y se volverá inmediatamente contra las masas. Eso es lo que está pasando hoy. Ya hay una carrera a contrarreloj. Las masas no pueden triunfar si no ponen a funcionar las fábricas abandonadas por la burguesía bajo su control y con las armas en la mano; si no controlan los puertos y las destilerías e impiden que la ENI italiana saquee las riquezas de Libia. Las masas no pueden triunfar en su “revolución democrática” si la clase obrera europea no se subleva contra sus regímenes imperialistas, toma los puertos, envía alimentos y combate -en el camino de derrotar a sus gobiernos y regímenes autocráticos infames de las potencias imperialistas- por imponer la devolución de los fondos de la renta petrolera de Libia, que Khadafy había puesto en resguardo en las arcas de los bancos imperialistas.
Es que la “teoría de la revolución democrática” es tan socialista nacional como lo era la del stalinismo. Habrase visto el triunfo de una “revolución democrática” en un país colonial o semicolonial sin el levantamiento revolucionario, y en maniobras de combate, de la clase obrera de los países imperialistas. La pseudoteoría de la “revolución democrática” es stalinista y antitrotskista, porque reniega del carácter internacional de la revolución socialista.
Hablemos claro. Para los morenistas, en los países semicoloniales la revolución es “democrática”. En los países imperialistas dominados por el fascismo, la revolución también es “democrática”. Es decir, la revolución sólo tiene un primer paso socialista directo en aquellos países imperialistas donde ya está el “reino de la democracia” conquistado hace años.
En la mayoría de los países semicoloniales no florecen las “democracias” sino las peores dictaduras. Sucede en China o en Rusia ahora. Es decir, para el 90% del planeta, para los morenistas, la tarea es “la revolución democrática”. En el 10% de los países imperialistas sí sería socialista.
Pero da la maldita casualidad que la política exterior de los “imperialismos democráticos” es recontra-fascista y recontra-contrarrevolucionaria en el mundo semicolonial que oprime, con cuanta dictadura tienen a mano. Entonces, para los morenistas la revolución también sería “democrática” en los países “democráticos”…
¡Que los morenistas se entiendan con los morenistas y discutan entre ellos!

La LIT y la UIT les dicen a las masas que “la democracia y la libertad ya triunfaron”. Esta es el ala izquierda de la burguesía “democrática”. No prepara a las masas para los ataques que ya están sobre ellas. Ni siquiera le dicen a las masas que el doble poder que conquistaron, como en el caso de Libia las milicias, es el único triunfo que tienen. Pero este triunfo no es de la democracia burguesa, sino que, como todo doble poder de la clase explotada, es irreconciliable con el poder de la burguesía, por más “democrático” que éste sea.

Marx escribió un trabajo sobre “La Miseria de la Filosofía” contra Preudhomme. Muy bien se podría escribir hoy contra los pseudo-teóricos de la “revolución democrática”: “A propósito de la miseria del triunfo de las revoluciones democráticas”.
Confundir las expropiaciones de los procesos revolucionarios -por crisis de dirección del proletariado- con “un primer triunfo” es darle un valor sin límite a la espontaneidad de las masas, que “con cualquier dirección” (¿algún jacobino “trotskizante” de la revolución proletaria llamado Fidel Castro o Sandinistas, quizás?) pueden conseguir “enormes triunfos democráticos”.

La “revolución democrática” es una pseudo-teoría semi-menchevique y semi-stalinista de “revolución por etapas”, por más que se la revista de que es “un paso socialista” y que “luego vendrán otros pasos socialistas” y demás verborragia que intenta explicar lo inexplicable, es pura charlatanería para engañar a las masas.
Su posición es clara: “en toda revolución, primero se consigue la democracia (echamos a las dictaduras) como primer triunfo, y luego se consigue el pan y las demandas obreras”.
Pero la “democracia”, que expropia la revolución proletaria, sigue garantizando para la burguesía y el imperialismo sus superganancias, mientras lo único que le garantiza a las masas es alejarlas del pan. Así lo vemos hoy en Libia, donde las masas han realizado marchas masivas contra el CNT por el feroz aumento de los precios y la terrible carestía de la vida.

En defensa de la teoría-programa de la Revolución Permanente contra los que reeditan las viejas recetas del menchevismo y el estalinismo

A la tesis del menchevismo hay que oponerle la del bolchevismo, la teoría-programa de la Revolución Permanente. Trotsky afirmaba: “en las condiciones de la época imperialista, la revolución nacional democrática sólo puede ser conducida hasta la victoria en el caso de que las relaciones políticas y sociales del país de que se trate hayan madurado en el sentido de elevar al proletariado al poder como director de las masas populares.
¿Y si no es así? se pregunta en su trabajo la Teoría de la Revolución Permanente. Éste mismo responde:
La lucha por la emancipación nacional dará resultados muy asiduos dirigidos enteramente contra las masas trabajadoras”.
E insiste: “Es imposible predecir cuándo y en qué circunstancia un país colonial ha madurado para la solución verdaderamente revolucionaria del problema agrario y nacional. Pero, lo que en todo caso podemos ahora decir, con completa certeza, es que no sólo China sino también la India sólo pueden llegar a una democracia verdaderamente popular, es decir, únicamente obrero-campesina, a través de la dictadura del proletariado.” (…) “Pero lo que no habrá ni puede haber es una dictadura democrática que no sea la dictadura del proletariado. Una dictadura democrática independiente (como plantea la LIT, es decir, “burguesa democrática”) puede tener únicamente el carácter del régimen del Kuomintang, es decir, dirigido completamente contra los obreros y campesinos.” (Con los huesos de un millón de obreros, el Kuomintang de Chiang Kai Shek hacía funcionar las locomotoras de los ferrocarriles de China)

El invento de una “revolución política-democrática” intermedia entre el poder de la burguesía (es decir su dictadura) y la dictadura del proletariado, es un engaño a las masas, que lo padecerán éstas y casi seguramente no los teóricos que las empujan a un callejón sin salida.
El apotegma marxista es: “la revolución ha comenzado, pero no ha triunfado”. Esa es la verdad. Para organizar y preparar a las masas para la victoria, es decir, para la revolución socialista, hay que decirles esta verdad.

El trotskismo y la IV Internacional y su teoría tenían razón. Pasaron la prueba de la historia. Los revisionistas del marxismo no la han pasado, ni la pasarán.
Pero, por lo menos, en este punto, Moreno decía la verdad cuando afirmaba: “yo reviso al marxismo; Trotsky era sectario y no tenía razón”.
Nosotros, los trotskistas, con la misma firmeza que el revisionista Moreno, afirmamos que nunca hubo un revisionista que se equivocó tanto sin proponérselo. La catástrofe del ’89, signada por años de adaptaciones y capitulaciones al estalinismo durante Yalta, mandó a los trastos viejos de la historia la pseudoteoría menchevique de “revoluciones democráticas”.
Cuando la vida ya dio su veredicto, a los continuadores del revisionismo les ha gustado muchísimo la revisión. Se sienten cómodos en ella.
Pero lo que no pueden hacer más es hablar en nombre del trotskismo, su legado, su teoría, su programa y su partido, la IV Internacional, del que renegaron mil y una vez.

¡Que el revisionismo haga “sus internacionales”! ¡Los trotskistas seguiremos combatiendo por refundar nuestro partido mundial, la Cuarta Internacional!

Carlos Munzer

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