volver al índice del Democracia Obrera Nº 47
La clase obrera internacional necesita sacar la conclusión de que con las actuales direcciones a su frente no se puede triunfar. En Bolivia, la política de presión in extremis sobre el frente popular que las direcciones reformistas impusieron, no le dio nada a la clase obrera. Por el contrario, llevó a los obreros a la impotencia y nuevamente a los pies del gobierno de Evo Morales y sus comisiones de negociación, donde la burocracia traidora de Montes desde la COB limosnea miserables leyes “favorables a los obreros”, mientras la patronal ha salido a la ofensiva en cada fábrica, en cada lugar de trabajo, echando descaradamente a los dirigentes fabriles y pasando por encima de cualquier fuero sindical.
Así vienen actuando las direcciones reformistas, las burocracias y aristocracias obreras centralizadas por el gran capital para impedir que se desarrolle el combate de la clase obrera mundial y para que la crisis la paguen los obreros y las masas explotadas, mientras las potencias imperialistas se disputan entre ellas sus negocios. Por el accionar de las direcciones reformistas, la burguesía recobró confianza y redobló su ataque La política de las direcciones reformistas y traidoras tuvo para la clase obrera mundial resultados nefastos. La burguesía internacional recobro confianza y salió al ataque en toda la línea, tal cual lo expresó y lo adelantó el combate en la Kraf-Terrabusi de Argentina, que significó que los obreros de esa empresa multinacional fueran brutalmente reprimidos y terminaran con un sector importante del activismo echado a la calle y con la fábrica militarizada por órdenes directas del imperialismo yanqui. Así, sobre la lucha de los obreros de Kraft, planteábamos en el Democracia Obrera número 40: “(…) el conjunto del movimiento obrero debe conocer las reales dimensiones del brutal ataque de Kraft -una de las 5 empresas alimenticias más grande del planeta-, es decir, que este zarpazo contrarrevolucionario yanqui, aplaudido y apoyado por todas las fracciones burguesas que saquean a la nación Argentina, es parte de la nueva ofensiva imperialista que busca, en medio de una brutal crisis económica mundial, recuperar su patio trasero y ubicar a la Argentina de forma decisiva bajo su égida en el próximo período (…)”. En ese momento Warren Buffet –mayor accionista de Kraft- salía a decir que “en esta guerra de clases, su clase estaba ganando”, ante la traición de la burocracia sindical, toda la izquierda reformista concentraba sus fuerzas en los focos de resistencia de la clase obrera Argentina, haciendo pasar las derrotas por triunfos y manteniendo dividida y separada a la vanguardia y a sus luchas heroicas. El gobierno y la oposición centralizaban sus fuerzas ante cada una de las luchas dispersas y le propinaba duras derrotas parciales a la clase obrera. En Estados Unidos, el resultado de la política de la AFL-CIO y las direcciones reformistas, fueron millones de obreros echados a la calle por la patronal imperialista. Millones de obreros que hoy trabajan con salarios miserables y bajo condiciones de súper explotación. Millones de obreros que comen con los miserables vales del Estado de 3 dólares por día. Millones de trabajadores vieron perder sus viviendas y sus trabajos. Pero eso no es todo: los resultados de haber derrotado y dividido la lucha de los obreros inmigrantes de EE.UU. de los combates y la comuna obrera de Oaxaca (México) son los miles de inmigrantes muriendo como perros en las fronteras de México y EE.UU, con una militarización plena -bajo la excusa del “narcotráfico”- del México arruinado por el sometimiento al imperialismo yanqui vía el TLC. En Europa: la clase obrera presentaba batalla ante los golpes de la crisis mundial como en Francia, con oleadas de luchas en Italia, Portugal, Inglaterra, España, con miles de inmigrantes saliendo a la palestra con huelgas y llamando a unificar a todos los inmigrantes de Europa. La máxima expresión fue la lucha de los obreros griegos que enfrentaban el ataque concentrado de las potencias imperialistas europeas y de EE.UU. Bajo la consigna de “una Europa social”, el accionar de las direcciones reformistas fue la de llamar a una huelga para el 29 de septiembre -obviamente con ninguna intención de realizarla-, mientras dejaban aislada la dura huelga del Metro de Madrid en España contra los planes de ajuste del gobierno de Zapatero y la corona española. Lo que vimos actuar en Europa es un verdadero pacto “Stalin-Laval”, un frente popular continental sosteniendo los pactos contrarrevolucionarios de las burguesías imperialistas, para impedir que se impusiera una verdadera huelga general europea que barriera con todos los planes de ajuste de las potencias imperialistas, con sus gobiernos y regímenes burgueses y se abriera el camino a la revolución europea demoliendo la “unidad” europea de Maastricht. Con el sometimiento de la clase obrera a Obama, a las burguesías bolivarianas y nativas de Medio Oriente y a sus frentes “democráticos”, lo que vino fueron golpes contrarrevolucionarios contra los explotados En los Estados Unidos, luego de haber sometido al proletariado al “demócrata” Obama, lo que vino fueron los sheriff fascistas en Arizona, Arkansas y en toda la frontera con México, que han montado sus cárceles utilizadas también como atracción para que los turistas disfruten del infierno que padecen los obreros inmigrantes. Esta cuestión anticipa, que después del rostro bonachón de Obama, el partido de los republicratas lo que prepara para Estados Unidos y para el mundo entero -aunque los sinvergüenzas de la izquierda “democrática” de los sirvientes de la obamamania lo escondan- son putch fascistas, golpes contrarrevolucionarios y nuevas guerras por el dominio y reparto del planeta. Estos son algunos ejemplos que dan cuenta de las consecuencias de la política de las direcciones reformistas que intentan imponerle al movimiento obrero y las masas la rendición, al momento que la reacción imperialista levanta cabeza con nuevos golpes y ataques contrarrevolucionarios. Es en este escenario que la restauración capitalista en Cuba da pasos hacia delante de la mano de la camarilla de los hermanos Castro. El CONCLAT: Una puñalada por la espalda al proletariado latinoamericano Las direcciones reformistas vienen de centralizarse a nivel internacional: Centralizan las derrotas y dividen a los que luchan. Así sucedió en la “Contra Cumbre” de Madrid para cercar Grecia y dividir al proletariado europeo; en los congresos del “socialismo 2010” en Estados Unidos para sostener por izquierda a Obama en momentos que la resistencia afgana amenaza con dar saltos hacia adelante y con el fantasma de un nuevo Vietnam para el imperialismo yanqui. Como parte de esta tarea, también se centralizaron en el CONCLAT, para volver a subordinar al proletariado boliviano y su vanguardia, los obreros fabriles de La Paz, al gobierno de Evo Morales. Esta política definida en el CONCLAT (Congreso de la Clase Trabajadora, dirigido por los morenistas de la LIT y el PSOL mandelista, realizado en Brasil en el mes de junio) es la que se está imponiendo en Bolivia para contener este primer episodio de la lucha contra el frente popular de Evo Morales y la burocracia colaboracionista de la COB, sostenida por izquierda por los reformistas del POR, la LIT y la LOR-CI. Todos ellos se unen bajo la consigna de DIVIDIR a LOS QUE LUCHAN. Dividir a los mineros de los fabriles, a los fabriles de los maestros y a ambos de los combates de obreros, campesinos y mineros de Caranavi y luego de Potosí. Así en mayo y junio, mientras salieron los fabriles, maestros y trabajadores de la salud, la COB impidió que los mineros salieran a las calles o se tomen las minas, llevándolos a un acuerdo desde la Federación de Mineros (FSTMB) con el gobierno en Pan Duro. Luego cuando salieron los maestros y los fabriles, de inmediato resolvieron el cuarto intermedio justo cuando los maestros salían a la huelga general. Todos ellos separados, divididos de los obreros y campesinos pobres de Caranavi que mantenían durísimos bloqueos durante varios días y se enfrentaban a los perros de presa del gobierno de Morales que se cobraron la vida de dos compañeros y varios detenidos que aún continúan procesados. Luego se levantaba la lucha de Caranavi dejada a su suerte por la COB y los fabriles salían nuevamente a las calles rompiendo y quitándole el apoyo al gobierno de Evo Morales, junto a los maestros, jubilados, trabajadores de luz y fuerza, etc. Es decir, las direcciones reformistas se negaron a poner en pie un verdadero FRENTE DE LUCHA para enfrentar decididamente al gobierno, pues solo uniendo a los que luchan y luchando por todo podemos conseguir hasta la más mínima de nuestras demandas. Había que plantear ¡Una sola negociación de todos los que luchan! ¡Una sola cementera en todo Potosí con inversión del Estado y bajo control obrero! ¡Un solo programa obrero para salir de la crisis! ¡Nacionalización de toda la minería sin pago y bajo control obrero, desde las minas cooperativizadas, pasando por las privadas hasta el cerro Mutún -en manos de las transnacionales de la Jindal Steel-, para poner a trabajar todas las manos disponibles bajo las mismas condiciones de los asalariados! Bolivia, sin el triunfo de la revolución socialista, como semicolonia saqueada por las transnacionales imperialistas, atada con dobles cadenas al imperialismo yanqui jamás podrá salir del atraso ni mucho menos industrializarse para darle trabajo digno y pleno a los obreros, ni salarios dignos, ni jubilación ni la tierra para los campesinos. Allí se encuentran los límites de este gobierno de frente popular de Morales que sostiene a la Media Luna fascista y su gran propiedad privada, que juntos garantizan el saqueo y es socio menor del imperialismo; y he ahí la reaccionaria política de los reformistas que le dicen a los obreros que presionando a Evo Morales y sus ministros se conquistan nuestras demandas. Sin embargo, las luchas de presión in extremis de las masas entorpecen el funcionamiento normal del estado y sus instituciones, por tal no dejan estabilizar definitivamente al poder burgués, poder que solo puede afianzarse con la derrota de la revolución. Por ello planteamos en nuestra declaración del Democracia Obrera de Bolivia de septiembre: “El gobierno de frente popular es aquel que con colaboración de clases y demagogia de manos vacías, desorganiza las filas de los explotados, coopta las organizaciones de lucha del proletariado y las somete a la burguesía; es decir adormece a las masas explotadas, las saca de la lucha directa en las calles y reprime a sangre y fuego al sector más rebelde y combativo del proletariado. Si de esta manera no aborta la revolución, le abre el camino al otro agente imperialista como es el fascismo para que aplaste al proletariado. Por lo tanto, el gobierno de colaboración de clases es transitorio y no puede sostenerse en el tiempo como tal”. La revolución boliviana solo puede definirse históricamente entre comunismo y fascismo y en el terreno de la lucha de clases internacional. En Zimbabwe, Sudáfrica y todo el sur del continente, el imperialismo y la burguesía nativa necesitan sostener al frente popular, pues los padecimientos inauditos de la clase obrera hacen que las masas permanentemente se subleven contra la miseria y pongan sobre el tapete que para poder comer deben abrir la revolución en toda África. Las condiciones son objetivamente pre revolucionarias y la burguesía es consciente de ello. A las direcciones traidoras como el PC y del COSATU les va la vida en impedir que las masas rompan con el gobierno de frente popular, con el CNA y Mugabe. Mientras le estalla Mozambique en una verdadera revuelta obrera. Tienen que impedir que se extienda Mozambique, deben mantener cercada la revolución en Madagascar, para impedir que esta pólvora sea el inicio de la revolución en toda África. En Argentina hoy esta política reformista, de presión sobre las instituciones burguesas está actuando ante la lucha de los obreros de Paraná Metal. Así intentan derrotar a la vanguardia obrera, dejándola aislada. Mientras en mayo estaban las luchas de los trabajadores del Subte por su sindicato independiente, la rebelión de los obreros de la alimentación contra la burocracia del STIA y las paritarias truchas, la lucha docente en 14 provincias por aumento de salario y los piqueteros de Mosconi luchando por trabajo digno enfrentando la represión de las petroleras imperialistas, todas las corrientes de los renegados del trotskismo se negaban a centralizar y coordinar las luchas. Luego que estas fueron derrotadas o contenidas salieron todos a llamar a “Encuentros” como los de Zona Norte del Gran Buenos Aires. Pero ahora, ante la lucha de los obreros de Paraná Metal, se niegan nuevamente a unir a los que luchan como los obreros de Sancor (Rosario), los trabajadores que mantienen ocupada la planta de Coca Cola en Neuquén, los estudiantes secundarios, universitarios y terciarios, los estatales, sanidad, docentes y desocupados del norte de Salta y los obreros de los frigoríficos, todos contra el ataque de los capitalistas, su gobierno y los burócratas traidores. La situación mundial prepara nuevos cambios bruscos, guerras y revoluciones En Bolivia, Latinoamérica y el sur de África, la burguesía tuvo que acudir a la política de frente popular para que no triunfe el combate revolucionario de masas. En China la situación es muy distinta por ahora. Las fuertes inversiones de las potencias imperialistas en sus maquilas han valorizado el capital y como parte de ello la fuerza de trabajo. En un ciclo de expansión que lleva años, con picos de crisis en el 2001 y el 2007, la burguesía no logró desorganizar las filas obreras, puesto que estas crisis rebotaron y mantuvieron un ciclo rastrero de expansión (2003/2007 - 2008/2010). Gracias a la política de las direcciones reformistas y traidoras, el imperialismo yanqui y Alemán han salido, por el momento, favorecidos de esta crisis. No faltan los cacatuas de la burguesía que hablan del "milagro" alemán. Sirvientes de la burguesía sobran en este planeta. El proletariado alemán está sufriendo en carne propia el ataque de la burguesía que lo llevó a tener que ceder rebajas salariales a cambio de puestos de trabajo. EE.UU. tiene un crecimiento del 1,25%, pero con una tasa de desocupación crónica insoportable para las masas. La situación de la clase obrera norteamericana es la de un millón de personas por año perdiendo su casa desde el inicio de la crisis, sigue la tendencia al aumento de solicitudes de subsidios de desempleo, 50 millones de personas viven de los cheques de mendicidad, el programa del estado para indigentes y discapacitados (un 17% más que en diciembre de 2007), 40 millones de personas reciben los cupones de comida (50% más que en diciembre de 2007), etc. mientras el estado está invirtiendo millones de dólares en nuevas bases militares en Afganistán y el resto del mundo destinando un presupuesto de 700 mil millones de dólares (superando el presupuesto de todos los países imperialistas juntos). La crisis de la humanidad se reduce a la crisis de su dirección revolucionaria Imponiendo cercos a los procesos revolucionarios y traiciones desde adentro; con el chantaje de la crisis, se obligó al proletariado a aceptar despidos y aumentos en los ritmos de producción. Así, con expulsión masiva de obreros inmigrantes de las potencias imperialistas y golpes contrarrevolucionarios, el capitalismo sostenido por las direcciones traidoras ha logrado impedir una contraofensiva revolucionaria de masas que golpee al corazón de este sistema putrefacto con la revolución socialista. Es indudable que este sistema se sostiene por las direcciones traidoras enquistadas en el movimiento obrero. La clase obrera mundial observa atónita el rol cada vez más traidor de la dirección que tiene a su frente. Aquí y allá intenta superarlas. Capas de obreros perspicaces ven que con estas direcciones no se puede pelear. Solo los soportan. Resolver la crisis de dirección revolucionaria, derrotar a los reformistas centralizados en la V Internacional contrarrevolucionaria de Chávez, Hu Jintao y los mandarines chinos junto a la burocracia restauracionista cubana, es la garantía para impedir que la salida a la crisis mundial la dé la burguesía definitivamente con el fascismo y la guerra, con nuevos golpes contrarrevolucionarios, es decir superiores ataques contra los explotados del planeta.
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