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PERÚ
LA TREGUA PERMITE LA ESTAFA
ELECTORAL DEL 5 DE JUNIO
La tregua en Puno permitió el desarrollo de la segunda vuelta electoral. No sólo Ollanta y Keiko manifestaron su satisfacción sino también el imperialismo europeo a través de su “misión de observación” electoral: “Creo que el problema que realmente nos ha inquietado más ha sido la situación en Puno, por el componente electoral, pero felizmente se ha resuelto”. Las metrópolis tomaron nota de la magnitud del levantamiento.
Las elecciones dieron el triunfo a Ollanta Humala con una ligera ventaja sobre Keiko Fujimori. Precisamente en Puno el humalismo obtuvo casi el 80% de los votos. En el resto de departamentos del centro y sur del Perú, donde hubo grandiosos levantamientos revolucionarios (Arequipazo, Andahuaylazo, Moqueguazo), Ollanta obtuvo más del 60%. En la selva, marcada por la derrota parcial del Baguazo, el voto quedó dividido. El fujimorismo conquistó Lima y el norte debido a que quedaron separados de las luchas revolucionarias en el resto del país gracias a la traición de las direcciones castro-chavistas. Éstas son precisamente las responsables de que las masas revolucionarias caigan en las ilusiones nefastas del nacionalismo burgués, retrasando el triunfo de la revolución peruana.
Días antes del 5 de junio, entrevistado por CNN, Ollanta Humala manifestó su oposición al levantamiento en Puno afirmando que “el Perú vive fundamentalmente de la renta minera”, cuando en realidad es el imperialismo el que sobrevive saqueando nuestros recursos, mientras los hijos de los explotados mueren de hambre y de frío. Incluso fue más allá, afirmando que indultaría a Alberto Fujimori “por razones humanitarias”. De hecho, en su primera declaración ya como presidente electo, Humala anunció “un gobierno de concertación” con el fujimorismo, es decir, de concertación contra los intereses de los obreros y campesinos pobres del Perú. Mientras Chávez de la mano de Santos consigue “legalizar” internacionalmente a los golpistas de Honduras, Humala ofrece libertad e impunidad a los sucios mercenarios del imperialismo yanqui y japonés.
Esto le permite al fujimorismo fortalecerse. Efectivamente ya ha comenzado una nueva campaña mediática contra Ollanta con supuestas amenazas de muerte al “popular” fujimorista Jaime Bayly, con atentados “terroristas” en el sur e “históricas” caídas de la bolsa de valores. Incluso un oficial del ejército peruano declaró que si Ollanta no respeta “la democracia” y hace concesiones a los explotados, será “el pueblo” quien lo saque del poder.
Pero los planes bonapartistas del imperialismo tendrán que enfrentar la resistencia revolucionaria de los obreros y campesinos pobres del Perú que serán sacudidos y radicalizados con la caída de nuestra economía (basada en la exportación de minerales) por efecto del anunciado agravamiento de la crisis global. El avance seguro de la revolución proletaria latinoamericana, árabe y mundial fortalecerá aún más esta resistencia. El éxito definitivo de ésta depende de la ruptura con el humalismo y su política de concertación con los golpistas. De hecho, las masas ya empezaron a conquistar su independencia de clase como se demostró en Islay y ahora estamos viendo en Puno. Porque la tregua fue sólo eso, y las masas ya han anunciado el reinicio de su lucha para el miércoles 8 de este mes.
Walter Aduviri, reflejando la presión de sus bases, declaró que “el triunfo de Ollanta Humala es una muestra de cambio, pero mientras sus promesas no se plasmen en documentos, no sirven de nada. Nuestro pedido es claro, queremos la cancelación de las concesiones mineras en la región y no descansaremos hasta lograr eso”. Como escriben en La República: “Ni la virtual victoria electoral de Ollanta Humala ha calmado los ánimos de la población aymara”. Aduviri ha afirmado incluso que está coordinando con gremios campesinos del Cusco y Arequipa (¡Islay!) el levantamiento de todo el sur. Por su parte, el presidente regional de Puno ha exigido la intervención “concertadora” de Humala con el fin de conjurar el alzamiento.
Sin embargo, el nacionalismo burgués se encuentra en un callejón sin salida. Como escribiéramos en octubre del 2010: "existe una llama que empezó en Moquegua, continuó en Bagua, Cartavio, Cusco y aun no se apaga. La crisis capitalista continúa y se agrava, lo admiten todos, y esto se expresa en la agudización de la lucha de clases a nivel mundial. Solo quedan dos alternativas: dictaduras fascistas o la revolución obrera campesina, en medio están atrapados en un callejón sin salida las direcciones traidoras de las masas y los gobiernos "progresistas" que apoyan (Chávez, Evo, Correa, etc.). Dicen las encuestas que Keiko esta segunda, solo la revolución puede impedir una dictadura en el Perú”.
Comité de Enlace NOR - LTI