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Afganistán
- 18 de agosto de 2021

Luego de 20 años de brutal terrorismo, genocidio y saqueo imperialista contra Afganistán, Irak y todo Medio Oriente…

Al calor de una heroica resistencia de las masas de toda la región y de los trabajadores de EEUU, que ya no están dispuestos a morir por Wall Street

Después de Irak…
Hoy EEUU se retira de Afganistán

Ahora es el Talibán, su socio menor, el que le cuida las espaldas y los negocios a los yanquis y a todas las potencias imperialistas en retirada

 

El ataque a Afganistán 20 años atrás: las “guerras del petróleo” de EEUU por el control de las fuentes de energía del planeta

En el 2001 con las “guerras del petróleo” largadas por Bush con su política de agresión militar -que significó más de un millón de muertos en Irak en dos invasiones (en 1991 y 2003)-, EEUU se largó a controlar directa y militarmente el gas, el petróleo y todas las riquezas de Medio Oriente, de donde sale la fuente fundamental de energía para el funcionamiento del sistemacapitalista mundial.
Estaacción militar incluyólos autoatentados a las Torres Gemelas, que organizó y preparó la CIA y el gobierno yanqui, tal cual un nuevo Pearl Harbor del siglo XXI, para lograr el apoyo del pueblo norteamericano.
De forma grotesca y no creído por ningún analista serio, el nuevo enemigo de EEUU pasaba a ser en aquellos años Bin Laden y su fracción de la burguesía saudí, los más grandes aliados de las petroleras norteamericanas y de forma particular, los socios de Bush y su familia en los negocios de la construcción de Arabia Saudita. Es la misma fracción burguesa que con el Talibán fueron armados hasta los dientes para controlar,como agentes directos de los yanquis, el proceso de descomposición y caída de la ex URSS que comenzara a mediados de los ‘80 con Gorbachov y culminara en 1989, como así también para poner una política de contención y disciplinamiento de la ex burocracia soviética que invadió Afganistán en los ’80. Fueron los que estabilizaron Afganistán con manu militari para mantenerle al imperialismo sus negocios allí en la década de los ’90.
Los muyahidines de la alta burguesía saudí y el Talibán fueron los guardianes del imperialismo ante el peligro deque el estallido de la URSS significara levantamientos revolucionarios de las masas de las ex repúblicas soviéticas musulmanas de Kazajstán, Kirguistán, Turkmenistán, Uzbekistán, etc., mientras desde Moscú, primero Yeltsin y luego Putin, largaron una guerra atroz y genocida contra la nación chechena, donde no dejaron varón mayor de 14 años vivo.

Por otro lado, talibanes y sus “socios” de Al Qaeda se prepararon con los yanquis para contener en los ‘80 las ondas expansivas de la enorme revolución iraní que no dejó piedra sobre piedra del régimen pro-imperialista del Sha Reza Pahlevi  en Irán. Esta revolución golpeaba en las fronteras mismas de Afganistán.
El imperialismo utilizaba así alas reaccionarias burguesías musulmanas, tanto chiitas en Irán como a las saudíes en Afganistán, como fuerzas contrarrevolucionarias y de disciplinamiento de las masas sublevadas. Es que el derrumbe de la URSS debilitaba al stalinismo como garante contrarrevolucionario en la región.
Es decir, tanto en los ‘80 como en los ‘90, el “príncipe” Bin Laden y la burguesía terrateniente pastún, con su partido políticoteocrático y armado, el Talibán, fueron los más grandes agentes directos del imperialismo en la región y en Afganistán en particular.

Ver hoy a pocos días de la retirada de los yanquis con sus últimos días de Kabul, los ríos de tinta escritos por una izquierda eurocéntrica y social-imperialista sobre la retirada yanqui de Afganistán y la vuelta del Talibán al poder, liquidando toda caracterización de clase y desde la lucha de clases sobre los acontecimientos militares, no puede llevar a pensar otra cosa de que estamos ante crueles reformistas encubriendo las aventuras imperialistas de ayer y las derrotas y retrocesos que estos tienen hoy. Liquidan la existencia no solo en Afganistán, sino en todo en Medio Oriente, de una poderosísima clase obrera, de las más aguerridas y combativas del mundo, como lo vimos en las últimasdécadas, más allá que estén ocultadas por las direcciones burguesas que las manipulan y por las traiciones de las burocracias y aristocracias obreras de Occidente, que son cómplices del pillaje de sus potenciasimperialistas en la región.

Los piratas yanquis en sus “guerras del petróleo”, como en toda su historia, demostraron ser los más grandes terroristas del planeta y los portadores de las más crueles de las barbaries contra los pueblos que oprimen. A ellos, la burguesía, sus voceros y la izquierda reformista los llaman “civilización”, y a las masas y los pueblos oprimidos que se defienden del pillaje de sus opresores, los llaman “pueblos bárbaros”, como se decía en la Roma de los Césares. Aquí es el imperialismo la barbarie, y la lucha antiimperialista de lasmasas es el único camino a la civilización, es decir, a la victoria de la revolución.

Con la invasión del 2001, EEUU buscó sacarse del medio a esta burguesía nacional que comenzaba a disputarle los negocios como socia menor, pero fundamentalmente los yanquis también buscabantransformar a Afganistánen un estado tapón en manos directa de las fuerzas imperialistas, de contralor de la frontera con Rusia, de China y de Irán. Irak y Afganistán fueron los dos focos contrarrevolucionarios desde donde el imperialismo se asentó para controlar las rutas del petróleo y el opio y poner sus fuerzas militares, como lo hizo con la OTAN en el este europeo, paraterminar de controlar la economía y la política mundial luego de que en 1997golpeara a EEUU la primera crisis económica internacional después del ’89. Esta crisis le estalló en las manos al gobierno de Clinton cuando se desplomaban las acciones de todos los bancos y empresas tecnológicas que habían falsificado todas sus ganancias de forma parasitaria y rapaz.
EEUU buscaba controlar el mundo luego de la caída de la ex URSS. A la vez, buscaba pisar y acaparar para sí las fuentes de materias prima y zonas de influencia. Afganistán tiene 2,3 billones de dólares en reservas de gas y petróleo y enormes yacimientos de minerales. Recientemente se ha descubierto quecuenta con litio y cobalto, materia prima fundamental para las ramas de producción de alta tecnología, que aun ni siquiera ha sido extraída, salvo de forma rudimentaria por el Talibán. Esta fracción burguesa está asentada en las montañas y en los valles de la región pastún, no solo en Afganistán, sino también en Pakistán, país con el que comparte la mayor parte de su frontera. De esta región sale y se comercia el 80% del opio y la heroína que se consume a nivel mundial, que son el insumo básico de todos los laboratorios imperialistas. Allí se paga 0,10 centavos de dólar el gramo… Cuando el producto llega a Alemania y a Francia, se vende a un precio de 79,9 dólares el gramo[Reporte global de drogas 2014, UNODC 2015, cartografía de tráfico de opiáceos de 2016]. Como vemos, este es un gran negocio para el imperialismo. A la hora de los business, los hombres barbudos con túnicas, las mujeres con chador, todo eso se acaba.

De forma sigilosa, Alemania, Francia e Inglaterra, desde la OTAN, apoyaron la invasión yanqui a Afganistán. La Bayer alemana con su fundación abrió durante todos estos años escuelas y hacía propaganda de que “los niños y niñas tenían que estudiar”. La Bayer mostraba un rostro humano para saquear el opio y la heroína. Así financió centros de investigación junto a los laboratorios franceses. De esta forma se llevaron a Frankfurt y a París el 42% de la heroína extraída de Afganistán, sacada vía Turquía y vía Irán a las metrópolis imperialistas europeas. ¡Cínicos y miserables! De 0,10 centavos de dólar que le pagan al campesino afgano por gramo deheroína, lo venden a casi 80 dólares en Francia. Un insumo regalado desde Afganistán, con el que hacen también millones por la reventa para los grandes laboratorios farmacéuticos en todo el mundo. De eso se tratan las invasiones militares en esta fase de decadencia imperialista, que está claro que no son ni para llevar la “civilización”, ni para expandir la “democracia”, ni para sacarle el velo y la opresión que sufren las mujeres.
Mientras tanto, las grandes empresas de gas yanquis –incluyendo a Biden, que es uno de los principales barones del gas-, controlaron la producción gasífera de Afganistán. Así EEUU construyó y financió un estado fantoche de ocupación que le otorgaba tambiénsuculentos negocios a laindustria militar de guerra norteamericana. Es que se tenía que alimentar y abastecer al ejército yanqui que con 150.000 hombres estaba asentado en Afganistán(y a los parásitos del ejército de Kabul). Esto significaba un negocio fabuloso de 90.000 millones de dólares por año para la industria de guerra norteamericana.

 

El mundo al revés: la prensa imperialista y la izquierda lacaya quieren mostrar al imperialismo yanqui como “benefactor” y “democrático”

Para ahorrar palabras podríamos decir que el Talibán es un “niño de jardín de infantes”, “inocente” y “bondadoso” al lado de las tropas contrarrevolucionarias que hicieron uno de los peores genocidios de la historia en Medio Oriente, como es el realizado por EEUU en Afganistán e Irak en el siglo XXI. Ni hablar el que impulsaron y concretaron en Siria, junto a sus socios de Turquía y Rusia, partiendo esanación y consolidando al gobierno fascista de Al Assad.
Este es el imperialismo yanqui, que comandó enormes aventuras sangrientas, como rociar durante años con napalm a Vietnam y tirarle dos bombas atómicas a Japón cuando este ya se había rendido.Hay que terminar con tanta hipocresía, mentira e infamia. ¡El imperialismo es la barbarie!

Este “niño” Talibán maduró armado hasta los dientes por su maestro, el imperialismo norteamericano. De ellos aprendieron sus mejores “virtudes”. Por ejemplo, la fracción de Bin Laden se educó en el terrorismo burgués, de hacer acciones militares liquidando a la población civil. Lo aprendió de los yanquis en Hiroshima, Nagasaki y Vietnam y juntos “lucharon” y “combatieron” en las Torres Gemelas, atacando al propio pueblo norteamericano.

Es que el fascismo en el mundo semicolonial se da directamente ligado al imperialismo, que es la fuerza contrarrevolucionaria por excelencia. Justamente Trotsky, en sus Escritos Latinoamericanos, plantea esta cuestión: que el fascismo y el bonapartismo en los países semicoloniales están asentados en la ofensiva del imperialismo sobre los pueblos oprimidos, se presente este vestido de “democrático” o de “fascista”.
Fue justamente el stalinismo el que apoyando a los imperialistas “democráticos”, terminó sosteniendo a los “Aliados” de la Segunda Guerra Mundial y encubriendo todas las ofensivas contrarrevolucionarias del imperialismo yanqui durante el pacto de Yalta.

¿Los yanquis “defensores de las mujeres”? Siria fue demolida y enviada a la Edad Media, con el 80% de las ciudades y viviendas destruidas a los bombazos por EEUU, Rusia y Turquía, y todos sosteniendo a Al Assadque masacró a 600.000 asesinados y asesinadas y envió a 15 millones a campos de refugiados, con mujeres y niñas violadas por la ONU y sus personeros y por los generales turcos y yanquis a cambio de un pedazo de pan. ¿Ellos hoy hablan y pregonan los derechos inalienables que necesitan conquistar las mujeres afganas que hoy están bajo el fusil del Talibán?
Los que masacraron a un millón de hombres y mujeres en Irak, los que con los aviones y bombas del sionismo no se cansaron de matar a mujeres yniñas en la Palestina ocupada, los que llevan a trabajar como tratantes de esclavas a las mujeres de Centroamérica a las maquilas de México y EEUU, no tienen la másmínima autoridad parahablar de los derechos de las mujeres trabajadoras, sus hijas e hijos. MISERABLES.
No son ellos los que van a conquistar los derechos de la mujer trabajadora ni en Afganistán ni en ningún lugar del mundo.

La verdadera historia es que el Talibán no disparó un tiro ante la invasión norteamericana en ese fatídico 2001. Impuso la rendición de Kandahar, la capital de la región pastún, con su jefe Mohammad Omar y Bin Laden. Mientras decenas de miles de trabajadores y campesinos pobres, que estaban sublevados contra el gobierno pro-imperialista de Pakistán, y mientras decenas de miles de obreros agrícolas de las tierras pastunes, propiedad del Talibán, marchaban a enfrentar a los yanquis, los “valientes” talibanes rápidamente se rindieron y pactaron con los generales invasores norteamericanos todos los negocios del saqueo de la nación.
Los mejoresluchadoresantimperialistas fueron entregados por el mismo Talibán al imperialismo. Fueron detenidos, masacrados y fusilados en masa, como sucedió con 5.000 de ellos en un día en la prisión de Mazar-i-Sharif a manos de los generales de la OTAN.

Acompañando a la avanzada de la invasión yanqui, que atacaba ferozmente, las tropas gurkas del Pentágono, asentados en las etnias y en los “señores de la guerra” uzbekos, kazajos, kirguisos del frente norte, mercenarios de los yanquis, recorrieron aldea por aldea y ciudad por ciudad de Afganistán, violando en masa a mujeres y niñas, a las que asesinaron y enterraron en fosas comunes, que hoy en día despiden huesos a la superficie.

Y el Talibán se rindió. Una cobarde burguesía nacional, la de la etniamayoritaria de Afganistán, que es la única que, si la apoya el imperialismo, le puede dar por sí misma gobernabilidad a la nación. Una burguesía nacional que controla y produce el opio en sus tierras, en los valles de Afganistán y Pakistán. Una gran burguesía agraria nacional, en una nación pastún que no reconoce fronteras entre dichos países, que es el 40% de la población afgana, con alrededor de 13 millones de habitantes, mientras que es el 15% de la población de Pakistán, con 25 millones.
“¿De dónde salió el Talibán?”, se sorprende la prensa burguesa y las y los izquierdistasdesesperadas y desesperados, aterrorizados por tanto “barbarismo”: es la clase dominante de una nación oprimida de 40 millones de habitantes. Una nación brutalmente saqueada por el imperialismo, cuya burguesía pastún y su partido teocrático, el Talibán, es su socio menor. Todo lo demás es charlataneríabarata e ideología imperialista para esconder su latrocinio y engañaral movimiento obrero mundial.

El Pentágono y el imperialismo yanqui se ocuparon muy bien de colocar un telón para que no se vea el perfil de los actores de esta tragedia de Afganistán invadida durante 20 años. Un Afganistán que, como ya dijimos, está ubicado en un lugar estratégico de Asia Central, no ya solo de la “ruta de la seda”, sino de los hidrocarburos, del opio, de las armas. Y es un lugar estratégico para instalar un foco de la contrarrevolución para controlar las enormes reservas de energía que están en la ex repúblicassoviéticasmusulmanas, para contener como nexo la revolución de Medio Oriente en su frontera con Irán y para jugar un rol en la ruta de comercio con China y Pakistán. Allí se asentaron los yanquis directamente. Pero siempre el ladrón quiere ocultar el robo y también a sus socios. Veamos el famoso misterio de cómo se sostiene el talibán (que significa "el estudiante"). Sencillo. Con los negocios, controlando ramas enteras de la producción ligadas a la economía mundial.
El Talibán, en la zona pastún, cobra el 10% de impuestos a la riqueza y el 2,5% a la producción de opio por encima de la renta que esa burguesía pastún saca de esa producción. El Talibán recauda así 1.600 millones de dólares por semestre, solamente del lado de Afganistán. Ni hablar del comercio que garantiza en sus fronteras con Pakistán e Irán y los negocios con la minería que desarrolla a cielo abierto, con obreros mineros esclavos y centenares de miles de trabajadores agrícolas que recogen la amapola, que constituyen el 60% de la fuerza de trabajo de Afganistán. ¿Habrá algún marxista que sea digno de llamarse socialista que le muestre a la clase obrera mundial donde están sus hermanos de clase de Afganistán?
¿Puede ser tan miserable la izquierda social-imperialista que oculte las clases, los sectores de clase y las relaciones de producciónque explican el surgimiento de naciones, de partidos políticos, ejércitos, luchas y guerras?Es que pretender comprender la invasión yanqui a Afganistán y la relación de este con el imperialismo, e inclusive la vestimenta y la opresión que sufre la mujer allí, solo a través de lo “atrasado” del Talibán, es como querer comprender el funcionamiento del cuerpo humano mirando las manos sucias de un paciente.

 

El atraso cultural, la opresión de la mujer y del campesino pobre, la explotación de los trabajadores y el saqueo de toda la nación afgana,se deben al sistema capitalista y su excrecencia, los bandidos imperialistas

Afganistán fue en su historia la “ruta de la seda”. Hoy es del opio… y de la centralización de la contrarrevolución en los últimos 40 años para Asia Central y Medio Oriente. Estuvo bajo el mando de los “señores de la guerra”, gobernada por una cruel monarquía, que mientras daba derechos democráticos en las ciudades y en Kabul, en los ‘50, los ‘60 e inclusive con su Constitución de los ‘70, mantenía y sostenía a una feroz y riquísima burguesía terrateniente pastún. Un país mil veces invadido, saqueado, de tránsito capitalista de mercancías, dominado en localidades por distintas etnias con sus propias burguesías, élites y “señores de la guerra”, que se disputan con enorme violencia los negocios. Por allí pasó el Ejército Rojo de la ex URSS en estado en descomposición. Veinte años de invasión yanqui. Por eso la burka es una tradición de la mujer afgana de los valles pastunes: como defensa a siglos de violaciones de ellas y de sus niñas.
Esto lo utilizó la cruel burguesía pastún y el imperialismo para redoblar la opresión no solo de la mujer, sino del conjunto de la familia trabajadora y del campesino pobre, a los que esclavizó en los campos del opio, en los pozos del petróleo y en la minería a cielo abierto, utilizando el trabajo de la mujer como esclava al interior de la familia.
No habrá liberación de la mujer afgana sin mandar al paredón a todos los “señores de la guerra”, sin expulsar a todas las tropas imperialistas, sin expropiar a la oligarquía del Talibán y sin poner los enormes recursos del gas, el petróleo, los minerales, los opiáceos para la industria farmacéutica, al servicio del pueblo pobre. Porque Afganistán es una nación rica, mil veces robada, saqueada y oprimida por el imperialismo.
Ello permitiría abrir escuelas, sacar a la población del analfabetismo, poner una computadora a cada niño en su casa, abrir universidades, pero la barbarie capitalista no lo permite.El capitalismo es el atraso y la opresión de la mujer. En su lucha contra el régimen, el gobierno y el imperialismo, la clase obrera debe levantar como primera demanda la conquista de derechos democráticos y económicos irrestrictos para la mujer trabajadora. Este combate es inseparable de la puesta en pie de los organismos de autodeterminación de las masas.

El feminismo burgués que hoy llora la huida de EEUU de Afganistán se cayó la boca cuando los soldados yanquis violaban a mansalva a las mujeres afganas, como lo hacen en los campamentos de refugiados con las mujeres sirias y como lo hicieron en las cárceles del Irak invadido, con violaciones en masa a los presos y presas. Las fotos de las torturas tambiénhan recorrido del mundo. ¿Y hablan de “democracia” y de que ellos llevan la civilización?
Tanto los bandoleros deWall Street, como el Talibán y todas las pandillas burguesas salen de la misma cloaca: de este podrido sistema capitalista mundial.

Ahí está la democracia esclavista norteamericana: en Guantánamo, a escasas millas de EEUU, miles se encontraron presos con grilletes sin abogados, sin juicio, sin derecho a una llamada telefónica. El trato del Talibán a sus presos es una cárcel modelo en comparación a las 1.500 cárceles secretas de la CIA y el Pentágono. Miserables.

¿El Talibán? Excelentes alumnos para cuidarles los negocios a las potencias imperialistasy a los yanquis en su retirada de Afganistán.Luego de más de 40 años que el imperialismo los sostuvo y con quien luego pactó en la invasión, aprendieron. Hoy vuelven al poder aggiornados en algunas formas, para entrar a la “comunidad internacional”.

Y pasaron 20 años… de tormentos, sacrificios y genocidios para las masas del Magreb, Medio Oriente y de las ex repúblicas soviéticas musulmanas.Ahí está el genocidio checheno de ese carnicero Putin de Rusia. Pero las masas no dejaron de pelear ni en Medio Oriente ni en EEUU, y con ellas se chocó el imperialismo ante sus aventuras militares y de saqueo.
La clase obreranorteamericana se sublevó. Esa es la verdad. Esa es la debilidad del imperialismo yanqui, más allá de que el reformismo y los traidores del proletariado mundial, la hayan sometido al sinvergüenza y pirata de Biden de Wall Street. En esa fuerza radica el triunfo antimperialista del retiro de las fuerzas yanquis de Afganistán hoy.

 

La retirada yanqui: un paso adelante de la lucha antiimperialista de las masas del mundo que hoy encuentran debilitados a los piratas de Wall Street

Ahora son las masas de Afganistán las que deben irrumpir para combatir como en todo Medio Oriente al nuevo régimen del protectorado y del pacto de Qatar y al gobierno burgués del Talibán

La retirada del imperialismo ayer de Irak y hoy de Afganistánson triunfos tácticos de los trabajadores y el pueblo norteamericano que no aceptan más las condiciones de miseria que le impone la crisis económica de EEUU para mantener a los parásitos de la guerra y que no están dispuestos a morir por los piratas de Wall Street.

La retirada yanqui de Irak, que se dio por una feroz resistencia de las masas iraquíes y de la clase obrera europea y norteamericana en 2008, dejó a un gobierno de coalición nacional de la burguesía kurda, sunnita y chiita. Pero a la primer crisis seria, este gobierno estalló por una enorme ofensiva de masas que ya es parteabierta de la lucha revolucionaria que desde 2011 sacude a todo Medio Oriente.

Existe la fantasía de comparar la recienteretirada de Afganistán, con Saigón, cuando allí era un ejércitoobrero y campesino el que le imponía una derrota a los yanquis y, más allá de los mil y un intentos del PartidoComunista vietnamita para imponer una salida burguesa, uniendo con una Constituyente el norte y el sur de Vietnam, este fue unido con las armas de los explotados expropiando a los capitalistas y al imperialismo.
El que plantea esta fantasía oculta que todas esas tareas aún están por delante para la clase obrera de Afganistán y a nivel internacional.

Tampoco Irak llegó a ser Saigón y aún Afganistán no es Irak, es decir, aún no ha habido una irrupciónde masas que deje en crisis al gobierno del Talibán. Esa es la política y el programa de los revolucionarios en el momento actual, que hace a las tareasinmediatas de las masas.
Hay que preparar una ofensiva contra el régimen que busca asentarse contrarreloj en Afganistán, que no será otro que el de un protectorado imperialista, con agentes manejados desde el exterior con pactos extraterritoriales. Y esto es así más allá de que por ahora la pandilla de Kabul se haya fugado, encabezadapor el ex presidente AshrafGhani.
Son los miembros de la cumbre de Doha (Qatar), quienesdecidirán su futuro y reglamentarán el comportamiento del Talibán. No por nada EEUU le ha dejado la mayoría de su armamento y equipamiento militar a ellos.
Pero también, para cubrir su retirada EEUU mira con un ojo a Turquía y con el otro ojo a Rusia. Ellos son aliados firmes y probados. Ellos impusieron la victoria del fascista Al Assad en Siria junto a los yanquis. Definieron  a favor del imperialismo mundial la crisis de Nagorno Karabaj para que la British Petroleumse robe el petróleo de esa región. En los estados mayores de los generales turcos y rusos ya se discuten las coordenadas de guerra de Afganistán, coordinados con los yanquis. Todos miran a la guardiacontrarrevolucionaria islámica de la teocracia iraní, siempre dispuesta a hacer de carnicero económico, con tal de mantener sus negocios en Teherán.
El Talibán sabe que está “bajo control”. Está pendiente una ofensiva de masas que no deje ni rastros no solo de EEUU, sino delTalibán y de todo el régimen del protectorado que los yanquis han organizado desde la cumbre de Qatar. Esa es una tarea de los obreros y campesinos de Afganistán y Asia central, apoyados en las luchas revolucionarias de las masas sublevadas de Medio Oriente. Solo un Afganistán obrero y campesino, basado en los shoras y en la milicia obrera y popular,conquistará la independencia real de Afganistán como lo hicieron con la Revolución de Octubre de 1917 las repúblicas soviéticas de Kazajstán, Kirguistán, Turkmenistán y Uzbekistán.

Afganistán necesita una ofensiva de masas para que los explotados irrumpan en la crisis que se está abriendo en las alturas, en un combate decisivo como el de sus hermanos de Irán, que enfrentan al régimen de los clérigos de los Ayatollahs, del Líbano e Irak, y peleando como luchan en la resistencia los heroicos partisanos de Siria y las masas palestinas.
La tarea del momento no es otra que poner en pie, como en la revolución iraní de los ’80, los shoras: los consejos de obreros, de campesinos pobres y de soldados armados. Estos son los únicos capaces de unir a la nación afgana y terminar de derrotar al imperialismo, expropiando sin pago a todas las transnacionales que se roban las riquezas de Afganistán y a sus socios nativos, poniendo la tierra en manos del campesinado pobre y nacionalizando el comercio exterior.
Toda ofensiva revolucionaria de las masas se enfrentará al pacto de Qatar de las potencias imperialistas europeas, EEUU, Rusia y el Talibán que, tal como la Conferencia deGinebra que conduce la masacre y la partición de Siria, ya ha comenzado a actuar abiertamente para estabilizar al gobierno y al control del Talibán del estado afgano. Nada diferente a sostener al más grande genocida de Medio Oriente, el gobierno fascista de Al Assad.

 

¡Por un Afganistán obrero y campesino, basado en los shoras y en la milicia obrera y popular!

La retirada yanqui es un paso adelante de la lucha antiimperialista de las masas del mundo que hoy encuentran debilitados a los piratas de Wall Street. En manos del Talibán esto se transformará rápidamente en una derrota estratégica de la nación afgana, si las masas obreras y campesinas no lo impiden. Estas tienen un enorme poder y han hecho un enorme aprendizaje. Millones de trabajadores mineros, petroleros, de la tierra, pequeños campesinos pobres, han hecho la experiencia con sus esclavistas extranjeros y nativos. En Pakistán, la clase obrera pastún es aliada de un poderosísimo proletariado de esa nación. Irán esta conmovido por un poderoso levantamiento obrero y popular. Las masas iraquíes no se han rendido. Tampoco las del Líbano.
Las masas de Kirguistán y Kazajstánen las ex repúblicas soviéticas han entrado en enormes procesos de combates y luchas en los últimos 10 años. Ellas vienen de la experienciasoviética y hoy sufren todas las calamidades de la restauración capitalista. Allí el pueblo afganoencontrará enormes fuerzas para su lucha de liberación nacional y social.
La clase obrera de Asia Central está destinada a jugar un rol clave y, tal como la burguesía abrió la ruta de su comercio, seguramente abrirá la ruta de la revolución.

Cuando las masas del Magreb, Medio Oriente y Asia Central se proclaman musulmanas, a la izquierda reformista pro-imperialista se le eriza la piel. Pero los marxistas sabemos distinguir lo que significa para las masas, no para sus verdugos, reclamarse “musulmanas”: para ellos es una entidad nacional contra el saqueo y la ofensiva imperialista. Sabemosdistinguir ese punto de partida antiimperialista de las masas de la región, del carácter reaccionario de las fracciones burguesas musulmanas y sus instituciones, que son las que le atan las manos a las masas, las que defendiendo los intereses del imperialismo les provocan los más feroces golpes contrarrevolucionarios.

No hay solución para el Afganistáninvadido, saqueado y mil veces martirizado, sin conquistar un Afganistán obrero y campesino, basado en los shoras y en la milicia obrera y popular, en una Federación de Repúblicas Socialistas Soviéticas de Asia Central, junto a sus hermanos, la clase obrera y las masas explotadas de todo el Medio Oriente hoy sublevado.

La clase obrera de Europa y de EEUU debe comprometersea luchar decisivamente en apoyo a las masas afganas, para conquistar que nunca más una empresa imperialista ni un solo soldado contrarrevolucionario de sus países ataquen la nación afgana; para que nunca más los laboratorios imperialistas rapaces, sus bancos, petroleras y mineras lleven al hambre y a la miseria a los millones de explotados de Afganistán y de todas las repúblicas musulmanas de Asia Central. El día que el proletariado europeo y norteamericanotenga la dirección que se merece para dar esta batalla, ese día la clase obrera y los campesinos pobres del Magreb y Medio Oriente, partiendo de su conciencia y combate antimperialista, avanzará en la lucha por la revolución socialista. Y la hora de la muerte del Talibán habrá llegado.

En manos del Talibán, este paso adelante de la lucha antiimperialista de las masas del mundo y de Afganistán amenaza con perderse bajo una contrarrevolución sangrienta. Las burguesías nativas y el imperialismo aprendieron de la experiencia de Siria: tenían que cortarle la cabeza a la hidra de la revolución antes de que fuera demasiado tarde, como decían los generales de Al Assad. Un golpe contrarrevolucionario feroz del Talibán, con un estado de militarización extrema del país, está indudablemente también en el manual del régimen del protectorado en el cual queda Afganistán. Por algo ya cuenta, como ya dijimos, con el armamento altamente sofisticado que le dejaron los yanquis.

La política pro-yanqui de la izquierda social-imperialista, por un lado, y la de los oportunistas que no preparan a las masas para enfrentar abiertamente al socio menor del imperialismo, el Talibán, son las dos caras de una misma moneda que solo llevará a los explotados a una dura y cruel derrota.
La puesta en pie de una estrategia obrera independiente, es el punto de partida para poner en pie un partido revolucionario internacionalista y de combate de las masas afganas.
Su construcciónes inseparable dela lucha porrecuperar las banderas de la IV Internacional, entregadas por el oportunismo y el revisionismo al stalinismo.

El marasmo económico, la crisis de EEUU y de las potencias imperialistas, la feroz resistencia y estado de revuelta pre-insurreccional de las masas del Magreb y Medio Oriente empujan a una crisis revolucionaria en las alturas en Afganistán, que ponga en aprietos y en crisis al Talibán. Pero lapolítica del reformismo, colgado a los faldones del imperialismo, solo lo fortalece y lo fortalecerá.

Demasiado bien le hizo la clase obrera afgana y la resistencia antimperialista de las masas pastunes al proletariado mundial. Como en Vietnam o en Irak, las bolsas negras de las tropas yanquis que arribaban a Nueva York, sublevaron a la ya aguerrida clase obrera norteamericana. Ahí está el gran aliado de las masas de Afganistán. No serán Biden ni Trump, sino los explotados de EEUU los que tendrán la última palabra. Las masas explotadas de Afganistán, al igual que las de Irak hoy en ofensiva revolucionaria, tienen su futuro atado a su alianza y solidaridad con los obreros norteamericanos que combatieron a las mismas fuerzas de supremacistas blancos del ejército yanqui que cometieron uno de los peores genocidios del siglo XXI en Afganistán y en Irak.

 

Carlos Munzer
Por el Consejo Editorial de “El Organizador Obrero Internacional”

Abu Muad

Por el Consejo Editorial del periódico “La Verdad de los Oprimidos”
de Siria y todo Medio Oriente

 

 

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