volver al índice del Organizador Obrero Internacional Nº 14
Chile
1- En Chile se ha abierto una situación revolucionaria
Desde comienzos de mayo se han desarrollado múltiples combates independientes de masas contra el gobierno de Piñera y el régimen pinochetista-concertacionista, entregador de la nación al imperialismo. Comenzaron los estudiantes secundarios y universitarios tomando cientos de colegios y universidades, marchando por cientos de miles al grito de: “¡Educación primero, al hijo del obrero, educación después al hijo del burgués!”. La demanda: contra la educación de Pinochet, educación pública y gratuita para todos.
No bien este fenomenal movimiento de masas de los estudiantes daba sus primeros pasos, el poderoso movimiento minero del cobre largaba la huelga por mejoras salariales y contra la antiobrera ley de subcontratación en El Teniente, Rancagua, preanunciando la grandiosa lucha política de masas que comenzaba en todo Chile. Con esta huelga de los mineros contratistas de El Teniente, junto al posterior paro nacional minero y la huelga en La Escondida, se puso a la orden del día, para todo el movimiento obrero y para los estudiantes, que la llave para conquistar y financiar las demandas de educación, salud, trabajo, salario, vivienda, etc., estaba en la renacionalización del cobre, saqueado impunemente por las transnacionales imperialistas. Es decir, la lucha tomó un profundo carácter antiimperialista, pues plantea que la solución a las demandas pasa por la expropiación de los monopolios imperialistas.
Así la clase obrera y la juventud combativa elevaron su combate a una gran lucha política de masas, signada por magníficas jornadas de combate, como los 5 paros nacionales estudiantiles, las marchas minero-estudiantiles en Santiago y Antofagasta, el paro nacional minero impuesto a la burocracia el 11 de julio, la jornada revolucionaria del 4 de agosto, etc.
A pesar y en contra de la dirección oficial del movimiento obrero y estudiantil, las masas han salido a pelear y tienden, en todo momento, a unificar sus filas. El combate, por ahora, ha sido desincronizado por el accionar de la dirección de la CUT, la CONFECH, el Colegio de Profesores, la burocracia minera, etc. Pero ha tendido permanentemente a la unidad, gracias a la demanda central que plantea el movimiento de masas: la renacionalización del cobre bajo control de los trabajadores para conseguir el salario digno y la educación gratuita. Al mismo tiempo, la vanguardia de la juventud y la clase obrera ha dado un enorme paso en su lucha comprendiendo que para pelear en mejores condiciones por sus demandas, debe derrotar a las direcciones traidoras. Esto se ha expresado en el grito de guerra de: “¡Los pacos de rojo son los peligrosos!”, en alusión al Partido Comunista.
Ante la moción y el combate antiimperialista de las masas explotadas chilenas, que amenaza la propiedad de las transnacionales y de sus socios nativos – incluida la casta de oficiales pinochetista que se queda con una tajada de la renta del cobre -, los explotadores agudizan su instinto de clase.
De esta forma, el pasado 4 de agosto, el gobierno de Piñera lanzó una ofensiva represiva contra la movilización de los explotados, que terminó transformándose en una gran jornada revolucionaria independiente de masas, que resistieron heroicamente los embates de los pacos asesinos, a quienes combatieron con barricadas en todo Chile y arrastraron a la lucha a amplios sectores de la clase media, que protagonizaron masivos “cacerolazos” en apoyo al movimiento estudiantil. De esta forma, el régimen cívico –militar y el gobierno de Piñera han quedado extremadamente debilitados, golpeados por el combate de masas, y prácticamente sin base social para sostenerse.
Todo esto ha marcado el inicio de una situación revolucionaria, en donde, como diría Lenin, “los de abajo no quieren y los de arriba no pueden seguir como hasta ahora”. Así lo definía Lenin: “Para un marxista resulta indudable que la revolución es imposible si no se da una situación revolucionaria, pero no toda situación revolucionaria conduce a la revolución. ¿Cuáles son, en términos generales, los signos distintivos de una situación revolucionaria? Estamos seguros de no equivocarnos al señalar estos tres signos principales: 1) La imposibilidad para las clases dominantes de mantener su dominio en forma inmutable; tal o cual crisis en las ‘alturas’, una crisis de la política de la clase dominante, abre una grieta por la que irrumpen el descontento y la indignación de las clases oprimidas. Para que estalle la revolución no basta que ‘los de abajo no quieran’ vivir como antes, sino que hace falta también que ‘los de arriba no puedan vivir’ como hasta entonces. 2) Una agravación, superior a la habitual, de la miseria y las penalidades de las clases oprimidas. 3) Una intensificación considerable, por las razones antes indicadas, de la actividad de las masas, que en tiempos ‘pacíficos’ se dejan expoliar tranquilamente, pero que en épocas turbulentas son empujadas, tanto por la situación de crisis en conjunto como por las ‘alturas’ mismas, a una acción histórica independiente.” (V.I. Lenin, “La bancarrota de la II Internacional”, 1915)
En Chile, mientras la burguesía se divide entre la derecha y la Concertación sobre cómo desmovilizar a las masas, si con frentes “democráticos” y “plebiscitos” (como el que montan el PC y la Concertación) o con ataques represivos (como el que largó Piñera el 04/08/2011), la clase obrera y las masas explotadas “intensifican considerablemente” su actividad, con todos los sectores de la clase obrera y los explotados entrando al combate con huelgas, paros, cortes de calle, tomas de colegios y universidades, barricadas, comités de lucha, asambleas obrero-estudiantiles, luchas contra las direcciones reformistas, etc.
2- Las condiciones internacionales que moldean los heroicos combates de la clase obrera chilena y su juventud
El enorme levantamiento de masas en Chile se da en medio del marasmo de la crisis económica mundial iniciada en 2007 que no deja de profundizarse.
Chile se ubica en la división mundial del trabajo, principalmente, como monoproductor de cobre para el mercado mundial, suministrando el mineral para la producción de las transnacionales imperialistas instaladas en China y la India, que funcionan como pequeños “nichos” de crecimiento en medio de la terrible crisis capitalista. A esto se ha sumado que enormes masas de capital se han refugiado en nuevas burbujas especulativas, haciendo subir artificialmente los precios de los minerales, los comodditties, el petróleo, etc.
Así es que hoy en Chile se sublevan las masas explotadas, que ven que el precio del cobre está por el cielo y, en cambio, los salarios, la educación, la salud y la vivienda, están literalmente por el suelo. El actual combate que protagonizan los explotados en Chile es una lucha contra el brutal saqueo del cobre perpetrado por los monopolios imperialistas. Chile produce el 60% del cobre que se comercia en el mercado mundial. De las 5 millones de toneladas de cobre producidas en Chile, como promedio, los monopolios imperialistas se quedan con el 80%. Estas pandillas imperialistas se llevan, anualmente, casi 30.000 millones de dólares de excedente, y se calcula que este año el robo llegue a 35.000 millones de dólares.
Así, en el Chile desangrado por las transnacionales, atado con dobles y triples cadenas al imperialismo mediante los TLC (Tratados de Libre Comercio) -en primer lugar con los piratas yanquis, pero también con otras potencias como Japón-, el combate de las masas está motorizado porque ven enormes ganancias de la patronal y los monopolios, mientras para los explotados solo hay superexplotación y miseria.
Mientras el cobre es totalmente saqueado, la actividad económica en Chile crece casi un 6% y el Producto Interno Bruto llega a los 250 mil millones de dólares (uno de los más altos de América Latina). Todo basado en la superexplotación del proletariado minero, forestal, portuario, etc. Opuesto a esta realidad de ganancias millonarias y “boom” económico para los explotadores, el salario mínimo, con el que viven la amplia mayoría de los explotados, no supera los miserables 190 mil pesos (alrededor de 400 dólares), que no alcanzan para cubrir ni la mitad de los altos costos de vivienda, transporte, alimentos, educación y salud.
Por eso es que los explotados se levantan identificando dónde está el dinero para solucionar sus apremiantes demandas y reivindicaciones como la educación gratuita, salario digno, etc.: en la renacionalización sin pago y bajo control obrero del cobre.
En medio de esta situación los explotadores no pueden dar nada, el gobierno de Piñera y el régimen cívico militar no pueden entregar ninguna concesión a las masas, por más mínima que sea. La burguesía sabe bien que el “boom” del cobre –es decir, el ciclo de crecimiento de la economía chilena y las ganancias de la patronal- está atado a China (donde van el 60% de las exportaciones del cobre chileno). Pero este “boom” se ve seriamente amenazado, en tanto que en China han empezado a percibirse síntomas de un próximo crac de la economía, a la vez que ha comenzado un estado de revueltas de las masas que empiezan a pelear contra la inflación galopante y con duros enfrentamientos contra las fuerzas represivas del gobierno de Hu Jintao y los “mandarines” del Partido Comunista.
Es que el crac capitalista ha significado la quiebra generalizada de todos los estados imperialistas que han salido a salvar a su propio capital financiero en bancarrota con miles de millones de dólares de las reservas. Por eso, lejos de estar dispuestos a conceder nuevas demandas o alguna reforma, lo que los piratas imperialistas han comenzado, junto a sus socios menores del mundo colonial y semicolonial, es una guerra contra el proletariado y las masas para hacerle pagar todos los costos de la crisis.
Tan es así que ese “Bush tiznado” de Obama y su Partido Demócrata han votado en el Parlamento de EE.UU. aplicar el programa del Tea Party (la derecha fascista del Partido Republicano) que significa un ataque despiadado contra el proletariado norteamericano. Mientras, en América Latina -el “patio trasero” de EE.UU.-, los gobiernos “bolivarianos”, que ayer posaban de “antiimperialistas” y “progresistas” ante la lucha revolucionaria de las masas del continente, demuestran ser tan antiobreros y cipayos como los gobiernos del TLC. Hoy vemos a los gobiernos de la estafa de la “Revolución Bolivariana” comandar los más brutales ataques contra la clase obrera y las masas para garantizar el saqueo y la expoliación de las naciones oprimidas por parte de los monopolios imperialistas. Fidel Castro y la burocracia cubana son la avanzada de este proceso en el continente con la restauración capitalista en la isla, que han acelerado con el despido de un millón de obreros e imponiendo el derecho a herencia en la propiedad inmobiliaria. También sucede lo mismo en Bolivia, con el ataque comandado por el gobierno asesino de Evo Morales y en Argentina de la mano del gobierno antiobrero de la Kirchner, junto a la “oposición” gorila, por dan tan sólo algunos ejemplos.
Incluso en Chile, son los “bolivarianos” de la Concertación y el PC los que sostienen hoy al gobierno de Piñera, amenazado por la irrupción revolucionaria del proletariado y los explotados. Es que a todos les va la vida en que no se abra definitivamente la segunda revolución chilena, que daría un enorme impulso al combate del proletariado de todo el continente, en momentos en que se ha redoblado el saqueo imperialista y el ataque antiobrero de todos los gobiernos en la región.
3- La clase obrera como caudillo de la lucha revolucionaria
Contrario a lo que plantean amplios sectores de la izquierda reformista, sobre que en el actual levantamiento no ha estado presente el movimiento obrero, la realidad dice todo lo contrario. Pese a la desincronización y aislamiento que han intentado imponerle las burocracias sindicales y las direcciones reformistas, la clase obrera ha acudido a cuanto llamado a la lucha hubo.
En el actual proceso revolucionario que sacude Chile, el proletariado minero, batallón central de la clase obrera chilena, ha dicho presente en todo momento y ha comenzado a pelear. Y lo ha hecho a pesar y en contra de las direcciones que, durante años, le ataron las manos para luchar. Eso quedó reflejado en las durísimas huelgas de El Teniente, La Escondida (contra la patronal imperialista inglesa de la BHP Billiton), el paro de advertencia de Collahuasi y el paro nacional minero del 11 de julio pasado.
Es que la histórica lucha revolucionaria que protagonizan los explotados en Chile debe tener al proletariado minero como vanguardia, y eso es justamente lo que buscan impedir las direcciones colaboracionistas de la CUT y el movimiento obrero. Es que en las minas está el misil más poderoso que posee la clase obrera y la juventud chilena para conquistar todas sus demandas: la expropiación del imperialismo y la renacionalización del cobre bajo control de los trabajadores.
Contra la concepción de las corrientes populistas, que niegan que el sujeto social de la revolución es la clase obrera, por su rol en la producción, y diluyen al proletariado en los “pobladores” en general, la realidad está dando su veredicto, de la mano de los mineros chilenos y la vanguardia estudiantil que ya ha identificado a los trabajadores del cobre como sus mejores aliados. Justamente es el proletariado minero quien puede, atacando la propiedad de los capitalistas que saquean el cobre, golpear donde más le duele a la burguesía y, por lo tanto, es quien debe acaudillar a todas las capas oprimidas de la nación en su lucha contra el imperialismo.
Esto lo ha comprendido perfectamente la vanguardia del movimiento estudiantil .Sin embargo, es la dirección del movimiento obrero, entregando la lucha de los mineros de Rancagua, bajando la huelga de La Escondida y desincronizando las luchas mineras y dividiendo las filas obreras, la que impide, por ahora, que el movimiento minero encabece este histórico combate.
También lo ha comprendido muy bien la burguesía, que ha concentrado sus fuerzas en aplicarle derrotas, por ahora parciales, al movimiento minero. Sin embargo, a pesar y en contra de las direcciones reformistas, el movimiento minero y el conjunto de la clase obrera en Chile han demostrado su disposición al combate, acudiendo a todo llamado a la lucha y tomando en sus manos el llamado a paro nacional realizado por la CUT para el 24/25 de agosto próximo, a pesar y en contra del carácter de “paro de presión” que quiere darle la burocracia sindical.
4- Nuevamente, la juventud combativa es la chispa revolucionaria
La combativa juventud obrera y estudiantil en Chile es la chispa que está incendiando el país. Se alza contra los inalcanzables aranceles que cobran las universidades, contra los colegios que se caen a pedazos, contra el carísimo pasaje escolar para el transporte, contra la represión pinochetista, etc. La vanguardia del movimiento estudiantil la constituyen los estudiantes secundarios, hijos de la clase obrera. Por esta razón, este movimiento estudiantil ha adquirido un profundo carácter pro-obrero, determinado por su demanda de renacionalización del cobre.
La juventud combativa ha identificado en la clase obrera, particularmente en el movimiento minero, a su mejor aliado en este combate, a pesar y en contra de las direcciones reformistas y pro-burguesas del movimiento estudiantil, que buscan alianzas con parlamentarios y con los rectores de las universidades, es decir, con la burguesía.
La jornada del 4 de agosto, y el intento del gobierno y el régimen de dar un golpe represivo a la movilización, terminaron por encender aún más la combatividad de la juventud, que comienza a empujar aún más a la clase obrera y los explotados al combate.
5- Las masas, con su lucha revolucionaria, parten de lo más avanzado del combate del 2006
Contra todos aquellos que plantean que nunca hay “condiciones” para que se subleven los explotados, la juventud combativa y la clase obrera se han puesto de pie. Nadie, ninguna organización obrera, estudiantil ni partido de izquierda llamó a la juventud y a la clase obrera a largar este magnífico combate. Esto es lo espontáneo de la lucha de las masas.
Sin embargo, esta espontaneidad tiene un carácter relativo porque las masas parten de las lecciones del combate que protagonizaron el 2006, cuestión que hoy les permite superar, con sus acciones, el programa impotente de los reformistas.
Es que en Chile los explotados han retomado decididamente la lucha que protagonizaran el 2006, cuando los estudiantes secundarios y la clase obrera libraron una magnífica pelea contra el gobierno, en ese entonces de la “Bushelet”, lacaya del imperialismo, y el régimen pinochetista-concertacionista de la reaccionaria Constitución del ‘80.
En aquella oportunidad, la situación prerrevolucionaria que se abrió en Chile terminó siendo desviada por las direcciones colaboracionistas del movimiento obrero y estudiantil, fundamentalmente el PC (apodados con justicia “pacos de rojo” por la vanguardia obrera y juvenil), quienes desincronizaron el combate de la juventud secundaria y universitaria con el de los mineros de El Teniente, con el de los obreros forestales y con el del campesinado pobre de origen mapuche. De esa forma, las direcciones reformistas sometieron la movilización de masas a las instituciones del régimen burgués, con la política de los Consejos Asesores Presidenciales (CAP), y sostuvieron así al régimen pinochetista.
Mientras, por otro lado, las direcciones populistas y anarquistas, como el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) y el Frente de Estudiantes Libertarios (FEL), llevaron a la vanguardia a la impotencia de la “protesta popular” en las poblaciones y la “acción directa”, negándose a poner sus fuerzas e influencia al servicio de coordinar y centralizar a todos los sectores que en ese entonces salían a la pelea, salvándole la vida a la burocracia de la CUT y del movimiento estudiantil que entregaba la lucha a cambio de “mesas de diálogo” estériles.
La juventud y los explotados, entonces, han sacado las lecciones del combate del 2006, que fue entregado por las direcciones a cambio de la llamada “LGE” (Ley General de Educación), un vulgar maquillaje a la ley pinochetista de la educación, la LOCE (Ley Orgánica Constitucional del Estado). Por eso, hoy ya nadie cree en las tramposas mesas de negociación con el gobierno ni en proyectos de ley emanados de esa cueva de bandidos del parlamento burgués de la derecha, la Concertación y el stalinista Partido Comunista.
Hoy el movimiento de masas saca la conclusión de que, si la Concertación no dio nada el 2006, mucho menos lo hará hoy la derecha de Piñera. Por esta razón, los explotados comprenden que, para conseguir algo, hay que pelear por todo. Así, su demanda “mínima” hoy es la “renacionalización del cobre bajo control de los trabajadores para la educación gratuita y el salario digno”.
Además, este nuevo embate de masas está signado porque la vanguardia obrera y juvenil ven cómo en Túnez y Egipto las masas derrocan gobiernos, en Libia los explotados arman sus milicias obreras y populares contra el chacal Khadafy, ven cómo la clase obrera griega pelea con poderosas huelgas generales para parar el ataque de los capitalistas, cómo la juventud “sin futuro” de España se subleva contra la monarquía asesina en su “República de los Indignados”, cómo la juventud explotada en Inglaterra arma motines contra el hambre, la represión y la desocupación, etc.
6- La lucha del movimiento estudiantil y de la clase obrera arrastra a la lucha a las clases medias, dejando al gobierno y al régimen sin base social.
El pasado 04/08 marcó un punto de inflexión en el proceso revolucionario que hay en curso en Chile. Contra la salvaje represión pinochetista largada aquel día en todo el país contra los estudiantes secundarios y universitarios, e impulsados por la heroicidad desplegada por las masas en el combate contra los pacos asesinos, sectores de la clase media, sobreendeudados con la banca por los créditos usureros, comienzan a romper con el control ejercido históricamente por el PC y la Concertación y entran al torrente revolucionario, con cacerolazos masivos y barricadas en todos los barrios de Chile.
Este nuevo elemento en la situación fortalece el proceso revolucionario, pues termina por agrupar a todos los sectores oprimidos de la sociedad en la lucha contra el gobierno, el régimen y el imperialismo, lucha que podrá triunfar a condición de que la clase obrera, en particular el proletariado minero, acaudille a las clases medias y todos los sectores explotados en la lucha revolucionaria contra el imperialismo y las burguesía lacaya.
7- El régimen cívico-militar, ya sin base social, se sostiene solo en aparato policíaco militar y en el accionar de las direcciones traidoras.
El gobierno de Piñera, administrador del régimen cívico militar chileno, es blanco hoy del profundo odio de los explotados. Es que ha quedado, más que nunca, al descubierto el verdadero carácter, pinochetista, del régimen. Mientras la izquierda reformista se escandaliza por los niveles de represión largados por el gobierno y porque hayan salido, el pasado 4 de agosto, milicos a las calles a exhibir sus M-16 en un desfile, la verdad es que el gobierno no ha hecho más que mostrar el verdadero rostro del régimen de la casta asesina de oficiales, de la derecha, la Concertación y el Partido Comunista.
El régimen que impera hoy en Chile es el que fue impuesto en 1973 con los tanques y misiles de la casta de oficiales asesina de Pinochet, de la ITT y la CIA. Ningún maquillaje logra borrar la verdadera esencia del régimen contrarrevolucionario que se impuso aplastando y masacrando a lo mejor de la vanguardia obrera de la gloriosa revolución de los Cordones Industriales. Es el régimen de la casta de oficiales pinochetista, que se roba un 10% de las ganancias del cobre.
La Concertación administró este régimen durante 20 años sin tocarle un solo pelo, más todo lo contrario: profundizándolo, con la firma de TLCs que entregan la nación al imperialismo, con privatizaciones, con la antiobrera ley de subcontratación, etc. Todo esto encubierto con reformas cosméticas para lavarle la cara al régimen y pintarlo de “democrático”. Hoy, mientras desde el parlamento se muestra como simpatizante de la causa estudiantil y “opuesta” al gobierno de Piñera, la Concertación propone “reformas políticas” para intentar nuevamente maquillar al régimen de la Constitución de Pinochet.
Este régimen también es sostenido abiertamente por el Partido Comunista, que ocupa tres puestos parlamentarios. El PC, montado en la dirección de la CUT, del Colegio de Profesores y de la CONFECH levanta una política conciliadora de disolver las enormes energías desplegadas por los explotados en el combate y llevarlas a estériles mesas de negociación con los verdugos de la clase obrera y la juventud.
Sin embargo, los explotados han comprendido que de la mano de éste régimen pinochetista no van a obtener nada. Es que éste es un régimen totalmente lacayo del imperialismo yanqui que, en medio de las turbulencias de la crisis mundial, no puede hacer más que atacar a los explotados con despidos, salarios de hambre, aumentos en los precios de los alimentos, el transporte, privatizaciones, etc. Es el régimen de la casta asesina de oficiales pinochetistas, defendidos a muerte por la derecha, la Concertación y el PC, que garantiza el saqueo brutal del cobre, la entrega de la nación al imperialismo y la superexplotación de la clase obrera.
Sin embargo, la salvaje represión del pasado 4 de agosto, le ha costado al régimen el odio no solo de la clase obrera, sino también de las clases medias, que rompen con el control del PC y la Concertación y comienzan a entrar al combate. El régimen ha perdido así toda base social y ha quedado sostenido en su ejército, en los pacos asesinos y en las direcciones traidoras que, llamando al diálogo y a la conciliación, buscan impedir que se abra una crisis revolucionaria.
8- La situación revolucionaria que se ha abierto en Chile es tan revolucionaria como lo permite el carácter de la dirección que tienen los explotados a su frente.
La Central Unitaria de Trabajadores (CUT), dirigida por el Partido Socialista y el PC, se ha negado sistemáticamente a llamar a la gran acción que claman todos los combates de los explotados: la huelga general revolucionaria. Es más, desde el comienzo de la lucha su rol fue intentar impedir, por todos los medios, la irrupción del movimiento obrera, en particular, del proletariado minero.
Pero empujada por la enorme presión revolucionaria del movimiento obrero y estudiantil, la dirección de la CUT se ha visto obligada a llamar a un paro nacional de 48 horas para el 24/25 de agosto –que tuvo que adelantar, ya que estaba convocado recién para octubre-, luego de haber negociado un mísero salario mínimo con la patronal, el parlamento y el gobierno. Esta política de la dirección de la CUT tenía por objeto descomprimir las luchas y esperaba que para tal fecha el país hubiese recobrado la calma. Pero su objetivo comienza a fracasar, pues ya se están plegando a la jornada amplios sectores de la clase obrera, que comprenden que llegó la hora de librar un resuelto combate contra el gobierno y el régimen.
Por su parte, la política de la dirección de la CONFECH, controlada por el PC, consistió en todo momento dialogar y negociar con el gobierno, buscando alianzas con el Consejo de Rectores de las universidades. Su programa de “arancel diferenciado”, más créditos y menos intereses, disminución de aranceles, es opuesto al de la absoluta mayoría del movimiento estudiantil, que pelea abiertamente por la educación gratuita, la renacionalización del cobre bajo control de los trabajadores, y por unificar su lucha con el movimiento obrero
Empujados por la presión de la base, estas direcciones se han visto obligadas a salir de sus cómodos sillones y tener que “ponerse a la cabeza” de la pelea para intentar contenerla. Para descomprimir la lucha proponen como salida al conflicto un “plebiscito vinculante” sobre una reforma educacional, para lo cual parlamentarios de la Concertación ya han propuesto enmendar la Constitución del 80 y permitir así el plebiscito. Sin embargo, los estudiantes ya han dado su respuesta, no solo a las distintas propuestas tanto del gobierno como de la Concertación, sino que también con su lucha en las calles han clamado como única solución la educación gratuita y la renacionalización del cobre.
Estas direcciones han cerrado un verdadero “frente único por arriba” donde lejos de llamar a unificar las filas de los sectores en lucha, a cada paso intentan dividir a los que están peleando sector por sector, separar a los secundarios de los universitarios, a los estudiantes de los profesores, y fundamentalmente, del movimiento obrero.
Por otro lado, el populismo y el anarquismo, con su viejo apotegma de que “no hay condiciones” –que ya se ha probado en Grecia-, chocan de frente con el altísimo nivel de conciencia mostrado por las masas en lucha, que han distinguido con claridad la solución a sus penurias: el cobre. Llaman a “radicalizar” los métodos de lucha, a la “acción directa”, pero solo para presionar más fuerte al gobierno para que conceda las demandas. De esta forma generan la ilusión de que bajo este gobierno y este régimen obtendremos algo. Se niegan así a hacer un llamado a centralizar y coordinar todas las fuerzas de los que están luchando, a organizar la huelga general revolucionaria para echar abajo al gobierno de Piñera y al régimen del TLC, conquistando así las condiciones para abrir definitivamente la segunda revolución chilena.
Entre el PC por un lado y el populismo por el otro, como dos puntas de la misma soga, buscan someter a la clase obrera, ya sea con “plebiscitos” o con “acción directa” a una lucha de presión sobre el gobierno y el régimen, como si este fuera a entregar algo, demostrando ser todos enemigos de echar abajo al gobierno antiobrero de Piñera y demoler el régimen pinochetista
La clase obrera y la juventud combativa, para triunfar en su combate, necesita derrotar a las direcciones reformistas, unificar sus filas y largar una acción independiente de masas que logre derribar al gobierno y al régimen, abriendo definitivamente la segunda revolución chilena.
¡El combate de la clase obrera, la juventud combativa y los explotados en Chile debe triunfar! ¡Que empiece la segunda revolución chilena!
Los combates de la clase obrera, los estudiantes y los explotados de Chile claman por una gran acción independiente de masas, que ponga en cuestión quién es el verdadero dueño de la nación.
Este gobierno ha demostrado que no concederá nuestras demandas de salario, trabajo, educación, salud y tierra al campesino pobre. Nada se conquistará sin derrotar al gobierno de Piñera y al régimen cívico-militar con una lucha decisiva en las calles. Incluso, la burguesía sólo le dará algo a los explotados, cuando vea amenazada el conjunto de su propiedad.
Hay que largar ya la ¡HUELGA GENERAL REVOLUCIONARIA para que se vayan todos los asesinos del pueblo chileno y entregadores de la nación al imperialismo! ¡Fuera Piñera! ¡Hay que tumbar al gobierno lacayo del imperialismo, represor y asesino de los obreros y la juventud! ¡Abajo el régimen cívico militar de los milicos asesinos pinochetistas, la derecha, la Concertación y el PC! ¡Abajo la Constitución pinochetista del ´80! ¡Abajo el TLC!
La clase obrera, la juventud y los explotados de todo Chile se pusieron de pie a pesar y en contra de la dirección de la CUT y de las direcciones de las federaciones estudiantiles, que quieren reducir la lucha a migajas, someternos a tramposas mesas de negociación con nuestros verdugos, a “plebiscitos vinculantes” y dejar las verdaderas demandas motoras de la lucha, la renacionalización del cobre y la educación gratuita, para el “largo plazo”.
¡Abajo las trampas de las mesas de negociación! ¡No permitamos que nuestra histórica lucha sea entregada a cambio de limosnas! La demanda “mínima” de la clase obrera y la juventud combativa de Chile es la ¡renacionalización del cobre sin pago y bajo control de los trabajadores para la educación gratuita y el salario digno!
La dirección de la CUT y la Confech demuestran ser enemigos de la unidad de las filas obreras con los estudiantes combativos. Son sostenedores del régimen pinochetista-concertacionista y del gobierno de Piñera.¡Basta de direcciones colaboracionistas en la CUT y en todas las organizaciones obreras y estudiantiles!¡Que rompan toda su sumisión al régimen cívico militar de la derecha y la Concertación!¡Basta de acuerdos, pactos y negociaciones con el gobierno asesino de Piñera, sirviente del imperialismo!
A pesar y en contra de ellos, la clase obrera y la juventud comienzan a autoorganizarse, imponiendo la unidad en las calles, poniendo en pie sus asambleas de base con democracia directa, comités de colegios y de universidades tomadas por los estudiantes, asambleas obrero-estudiantiles, comités de autodefensa y hablan el lenguaje de las barricadas en todo Chile. La combativa juventud chilena tiene toda la autoridad para acudir a las minas, puertos, fábricas y centros de trabajo para hacer un llamado urgente a todo el movimiento obrero a librar juntos la pelea no sólo por la educación, sino también por derrotar la esclavizadora Ley de Subcontratación, poner fin a los sueldos de hambre y el flagelo de la cesantía ¡Hay que paralizar las minas, fábricas, puertos y todo el país! ¡Hay que atacar las ganancias y la propiedad privada de los explotadores para pegarles donde más les duele!
Como ya lo mocionaron los mineros contratistas de El Teniente, los estudiantes de Filosofía de la USACH, estudiantes de la UPLA de Valparaíso y sectores de estudiantes secundarios, hay que poner en pie ya mismo un COMITÉ NACIONAL DE LUCHA para coordinar y centralizar inmediatamente, por comuna, ciudad, región y en todo el país a todos los sectores que entran al combate. Este es el camino para conquistar un CONGRESO NACIONAL DE DELEGADOS DE BASE DEL MOVIMIENTO MINERO, Y TODA LA CLASE OBRERA, JUNTO A LOS ESTUDIANTES COMBATIVOS Y EL CAMPESINADO POBRE PARA PREPARAR Y ORGANIZAR LA HUELGA GENERAL. El movimiento minero y los estudiantes secundarios tienen toda la autoridad para llamar ya a ese Congreso para transformar el paro nacional del 24 y 25/08 en una huelga general revolucionaria para echar abajo al gobierno de Piñera.
¡Abajo las direcciones colaboracionistas del movimiento obrero y estudiantil! ¡Hay que sublevar a toda la clase obrera para alzarla como caudillo de los explotados en su lucha contra el imperialismo y la burguesía lacaya, e imponer la ruptura de todas las organizaciones obreras y estudiantiles con la burguesía, su régimen y su gobierno!
En ese Congreso, los explotados tendrán que organizar la puesta en pie de piquetes y comités de autodefensa de todas las organizaciones obreras, estudiantiles y campesinas para defendernos de la represión de los pacos y milicos asesinos.
Hay que recuperar la CUT y todas las organizaciones de la clase obrera, los estudiantes y los campesinos pobres para ponerlas al servicio de este histórico combate. ¡Basta de sostener a la burocracia sindical de la CUT y estudiantil de la Confech que en mesas de negociación entregan nuestra lucha a cambio de nuevos maquillajes al régimen! ¡Todas las organizaciones que hablan en nombre de la clase obrera tienen que romper con sus políticas de presión sobre el gobierno de Piñera, que sólo entrega represión, cárcel, despidos, hambre y miseria! ¡Que todas las organizaciones obreras y estudiantiles como SITECO y el sindicalismo independiente, la ACES, las federaciones universitarias disidentes de la CONFECH, y las corrientes que se revindican de la clase obrera y enemigas del gobierno, como el FEL, el FPMR, el MIR, el PTR (ex Clase contra Clase) pongan todas sus fuerzas e influencia a disposición de estas tareas!
Para conquistar todas las demandas de los explotados: ¡Hay que expropiar a los expropiadores! ¡Renacionalización del cobre, sin indemnización y bajo control de los trabajadores! ¡Expropiación sin pago y bajo control obrero de toda la banca usurera, todas las transnacionales y la patronal esclavista!
Ahí está la plata para: ¡Educación pública, gratuita y laica en todos los niveles! ¡Salario nivelado según el costo de la vida, 700 mil pesos YA! ¡Abajo la subcontratación! ¡Todos a planta permanente! ¡Todas las manos disponibles a producir: reducción de la jornada laboral a seis horas para imponer un turno más en todas las fábricas y centros de trabajo! ¡Reincorporación de los obreros despedidos en huelga y los estudiantes expulsados de sus colegios y universidades! ¡Por un Plan de obras públicas bajo el control de las organizaciones obreras para reconstruir Chile con la más alta tecnología antisísmica y darle la vivienda a todos los explotados!
La clase obrera podrá darle la solución al pueblo pobre y los campesinos pobres con la ¡expropiación sin pago de toda la banca imperialista! ¡Por la creación de una banca estatal única bajo control obrero para darle créditos baratos a los agricultores empobrecidos! ¡Condonación inmediata de todas las deudas que contrajeron las familias obreras y del pueblo pobre de Chile para que sus hijos tengan educación, junto a la devolución de hasta el último peso que pagaron los explotados por los créditos universitarios usureros otorgados por el estado y la banca imperialista!
¡Expropiación sin pago de los latifundios y monopolios imperialistas para darle la tierra a los campesinos pobres, en su mayoría de origen mapuche!
¡Llegó la hora de echar abajo al régimen infame de la Constitución del ´80 que nos reprime, persigue, masacra y encarcela, y que impone su estado de sitio de la mano de la misma casta de oficiales asesina de la dictadura pinochetista!
Ante el avance del enorme combate de los explotados, al gobierno de Piñera y el régimen cívico militar no les temblará el pulso, de ser necesario, a la hora de sacar a las calles a las Fuerzas Armadas pinochetistas para que aplasten a sangre y fuego a la clase obrera, los estudiantes y las masas en lucha en cuanto vean amenazados su poder y propiedad por el combate revolucionario, como ayer hicieron en el ´73. ¡Los que hoy gobiernan Chile y administran el régimen infame a cuenta de los monopolios imperialistas son los continuadores de la Constitución del ’80, de los barones del cobre de la oficialidad del ejército y las transnacionales imperialistas!
El proletariado y todos los explotados que entran al combate deben llamar a los soldados rasos a rebelarse y dar vuelta el fusil contra la oficialidad ante el primer llamado por parte de esa casta de oficiales pinochetista a que disparen contra las masas en lucha y su movilización revolucionaria.
¡Por la destitución de la casta de oficiales pinochetista! ¡Por Comités de soldados que elijan democráticamente a sus oficiales y se coordinen con los organismos de autodeterminación y democracia directa de las masas en lucha! ¡Expropiación sin pago y bajo control obrero de todas las propiedades y negocios de la casta de oficiales de las Fuerzas Armadas! ¡Abajo la ley reservada del cobre!
¡Abajo la ley de amnistía de 1978! ¡Tribunales obreros y populares para juzgar y castigar a los milicos y políticos patronales asesinos de ayer y de hoy! ¡Disolución inmediata de los pacos asesinos y de todas las fuerzas represoras del régimen, y su reemplazo por comités de vigilancia obreros y populares! ¡Libertad incondicional e inmediata a todos los presos políticos y desprocesamiento de todos los luchadores perseguidos! ¡Abajo la pinochetista ley antiterrorista!
Como en Túnez, Egipto y Libia…
¡Que empiece la segunda revolución chilena! ¡Que vuelvan a ponerse de pie los gloriosos Cordones Industriales!
Sobre los escombros del régimen pinochetista y la casta de oficiales asesina hay que imponer un:
¡Gobierno provisional revolucionario de los obreros y el campesinado pobre, basado en las organizaciones de combate de los explotados, para expulsar y expropiar al imperialismo que saquea y desangra la nación!¡Por un Chile obrero y socialista sin transnacionales ni bancos imperialistas, sin políticos patronales de la Concertación y el pinochetismo y sin generales genocidas! ¡Por un Chile de los Cordones Industriales triunfantes!
¡Por una dirección revolucionaria e internacionalista para el proletariado chileno y mundial!
El principal escollo para avanzar en el combate de las masas en Chile son las direcciones reformistas, como las corrientes socialdemócratas, estalinistas y de los renegados del trotskismo que, junto a las burocracias sindicales y la aristocracia obrera de los países imperialistas, han corrido a sostener al capitalismo en crisis, echando agua al fuego de la revolución socialista, desincronizando y cercando a cada paso los combates revolucionarios de las masas y dividiéndolos país por país para someter a la clase obrera a la burguesía.
Para derrotar a estas direcciones hay que poner en pie una dirección revolucionaria e internacionalista que esté a la altura del enorme combate de la clase obrera, los campesinos pobres y los aguerridos estudiantes chilenos. Para conquistar esa dirección que las masas necesitan y se merecen para vencer, la clase obrera en Chile y su juventud ya destacan a sus mejores elementos. Ellos se conocen, se encuentran en las minas, fábricas, centros de trabajo, se toman los colegios y universidades, combaten juntos en las movilizaciones y barricadas.
Los trotskistas internacionalistas de la FLTI que combatimos por el triunfo de la revolución chilena, como un eslabón de una única revolución latinoamericana y mundial, hemos puesto todas nuestras fuerzas en el combate por completar la tarea que se propuso la IV Internacional en los ´30 para todo el continente americano: “… el proletariado de América Latina no ha podido, no puede, no podrá luchar eficazmente por sus intereses de clase, sino en el concurso del proletariado de los países imperialistas. Así para los bolcheviques leninistas, no hay tarea más importante que establecer la conexión y más tarde la unificación entre las diferentes partes del continente, creando un organismo tan bien construido que cualquier vibración revolucionaria de él acaecida en la Patagonia, repercuta inmediatamente como transmitida por un sistema nervioso perfecto, en las organizaciones proletarias revolucionarias de Estados Unidos. Mientras tal cosa no se realice la tarea de los bolcheviques leninistas en el continente Americano no se habrá llevado acabo (…) No podemos admitir sino una sola solución a los problemas de las masas trabajadoras de América Latina, ya que las tareas revolucionarias que podría haber cumplido la burguesía por no ser sino una sub-burguesía es y será incapaz de cumplirlas: el establecimiento de los Estados Unidos Socialistas de la América Latina por medio de la toma del poder por el proletariado. Para esta toma del poder es indispensable el desarrollo rápido del proletariado latinoamericano, el que puede ser ayudado y acelerado más todavía por el Partido Revolucionario Obrero Bolchevique Leninista, que dentro de una nueva internacional, la IV Internacional, realizará la unificación proletaria internacional.”
En base a esta estrategia peleamos por poner en pie, al calor de las luchas revolucionarias en Chile, el Norte de África y Medio Oriente, Inglaterra, Grecia y China, un Partido Obrero Internacionalista de la clase obrera chilena como parte del combate por refundar la IV Internacional de 1938. ¡Por una Conferencia internacional de las fuerzas sanas del trotskismo y las organizaciones obreras revolucionarias!