volver al índice del Organizador Obrero Internacional Nº 12 Parte II

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La magnífica insurrección de la clase obrera y las masas explotadas de Túnez que derrocó a Ben Alí

La inmolación de Mohamed Bouazizi, un joven estudiante desocupado, el pasado 17/12 fue la gota que rebalsó el vaso para las masas de Túnez. Millones de explotados se sublevaron en todo el país contra el gobierno y el régimen antiobrero del odiado Ben Alí y su partido RDC (miembro de la Internacional Socialista), quienes por 23 años impusieron una dictadura sangrienta que garantizó el saqueo imperialista y dejó a las masas de Túnez hundidas en el hambre y la miseria.
Al mismo tiempo los obreros ocupados y desocupados, la juventud obrera y estudiantil y sectores de las clases medias arruinadas, en las ciudades como Metlaui, Kaserín, Gafsa, Thala, Sbeitla, Sidi Bouzid, Regueb, Douz y Kairuán, irrumpieron como un solo puño contra el régimen de Ben Alí. En distintas regiones, la vanguardia obrera marchaba sobre los sindicatos de la UGTT donde se enfrentaron y derrotaron a los burócratas traidores, imponiendo que las organizaciones obreras estén a disposición de la lucha revolucionaria que había comenzado.
Durante los meses de diciembre del 2010 y enero del 2011, las Huelgas generales revolucionarias, las barricadas, los combates contra la policía asesina, las marchas sobre los sindicatos y la golpiza a los burócratas de la UGTT, los ataques a las comisarías –donde los obreros y explotados conseguían armarse- y los incendios a los edificios gubernamentales, comenzaron a ser la vida corriente del Túnez revolucionario. Una verdadera insurrección estaba en curso, se había roto la paz social entre las clases.
En su lucha revolucionaria los explotados entregaron cientos de muertos, miles de heridos, millares de presos políticos. La juventud obrera y el movimiento estudiantil combativo eran la vanguardia en los combates contra la odiada policía asesina, que fue derrotada en las calles y luego humillada al tener que ponerse de rodillas y saludar a los obreros insurrectos que desde todo Túnez marchaban hacia la capital.
En distintas localidades y regiones surgían los soviets bajo el nombre de “comités obreros de protección y supervisión de la revolución”, verdaderos organismos de autodeterminación y democracia directa de las masas en lucha.
El ya acorralado y odiado régimen daba la orden al ejército para que masacre y bañe en sangre la revolución. Pero los soldados rasos se negaban a reprimir. Las masas insurrectas confraternizaban con ellos. La ciudadela del poder ya estaba rodeada. El 14 de enero las masas tiran a Ben Alí, quien huye a Arabia Saudita.

Con este levantamiento revolucionario por el pan y el trabajo, embistiendo contra la ciudadela del poder, derrotando a la burocracia sindical traidora de la UGTT en las calles, enfrentando la sangrienta represión, desarmando y aplastando a la policía asesina, atacando las comisarías, derrocando al gobierno antiobrero, descalabrando al régimen y dejando totalmente en crisis y debilitado al Estado, las masas tunecinas transformaron su chispa en el incendio de todo el norte de África, que ya está irrumpiendo en Medio Oriente y amenaza con penetrar a la misma Europa imperialista. ¡Vivan los obreros y explotados del Túnez revolucionario, que mocionan al proletariado mundial que para conquistar el pan, el trabajo, la libertad y la independencia nacional hay que enfrentar al imperialismo, sus gobiernos, regímenes y estados capitalistas, y a sus agentes al interior del movimiento obrero!

 

 

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