volver al índice del Organizador Obrero Internacional Nº 12 Parte I

Correspondencia Internacional

La revolución en el norte de África y Medio Oriente al día

19 de Febrero de 2011

Carta del SCI a la WIVL de Sudáfrica

Apuntes para una reflexión sobre el régimen militar en Egipto

Camaradas de la WIVL:

Recibimos su nota del 19/2. Coincidimos con el contenido de la misma, con la siguiente precisión. En Egipto, el gobierno bonapartista de la casta de oficiales del ejército de Mubarak y Obama no puede, en el período inmediato, aplastar físicamente a las masas revolucionarias que quieren conquistar el pan (enfrentándose directamente al capitalismo y al imperialismo) sin lograr cierta “legitimidad” y “ropaje democrático”.
El ejército fue la última y única institución que le quedó en pie al estado burgués de Egipto. El imperialismo, si lo juega a todo o nada en este momento, como en Bahrein, Libia o Argelia, corre el riesgo de que rompa inmediatamente la base del ejército. En Egipto, las masas ya demolieron al régimen de Mubarak, cosa que no pasó ni en Argelia, ni en Bahrein, ni en Libia, donde el proceso recién comienza.
La política de la dictadura bonapartista de Egipto de “consejo de sabios”, de “reforma de la constitución” para desmarcarse de las viejas instituciones del régimen de Mubarak, son políticas imprescindibles para que los Caballos de Troya, es decir, el engaño “democrático” de las direcciones traidoras de las masas, le dé un mínimo de legitimidad “democrática” al régimen militar para que en nombre de ella aplaste a las masas que están en lucha por el pan.

Esto tiene que ver con el ajuste de la formulación táctica del programa del momento:
¡Fuera la casta de oficiales asesina de Mubarak y Obama! ¡Fuera su “consejo de sabios” y su intento de reforma constitucional, realizada a espaldas del pueblo!
La banda de hombres armados del gran capital quiere que dejemos de combatir por el pan, por expropiar al imperialismo, de atacar los intereses del capitalismo, y quieren que vayamos a votar en plebiscitos bonapartistas, que son un engaño para que abandonemos nuestra lucha por el pan y por el poder.
La única salida democrática del régimen de Mubarak es un congreso obrero, de campesinos empobrecidos, de estudiantes rojos, que con la milicia obrera y los comités de soldados de base del ejército, hijos de obreros y sectores explotados, se haga del poder.
Las fuerzas armadas contrarrevolucionarias de Egipto están bajo el mando de la V Flota de la marina yanqui, que tiene su base en Bahrein y que hoy está masacrando a las masas que se sublevan en ese Emirato. Esto mismo harán en Egipto si logran desmovilizar la revolución que hemos comenzado. ¡Pongamos ya en pie los comités de soldados! ¡Centralicemos ya la milicia obrera! ¡La lucha por el pan es la lucha por el poder y por expropiar todos los bienes del imperialismo!

¿Qué queremos decir con esto, camaradas? Que las fuerzas armadas y el régimen bonapartista, para asentarse, aún deben lograr cierta base social al interior de las masas para poder reprimir intentando que no se rompa el ejército.
No nos podemos olvidar que en Egipto y Túnez las masas ya le propinaron duras derrotas a la policía, y por lo tanto un ataque inmediato del ejército, sin cierta legitimidad, o bien sin las masas desorganizadas por las direcciones traidoras, puede terminar de dislocar la banda de hombres armados del gran capital, dividiendo a la base del ejército de sus oficiales.
Los obreros perciben esta situación en Túnez y Egipto, y ya están yendo a atacar la propiedad de los capitalistas y el imperialismo. Esto lo conquistaron las masas en los procesos revolucionarios que se abrieron, y les da tiempo para fortalecer su lucha y su organización, e ir en mejores condiciones a los choques decisivos que se preparan.
Es que tanto en Egipto como en Túnez no alcanza solamente con el garrote bonapartista, que quedó golpeado por los choques revolucionarios de las masas. El imperialismo, para preparar nuevas korniloveadas y putchs contrarrevolucionarios o fascistas, necesita crear ilusiones democráticas, y por qué no frentes populares, que desmoralicen y desorganicen desde adentro las filas obreras, para luego estar en mejores condiciones para estabilizar gobiernos y regímenes bonapartistas contrarrevolucionarios, y garantizar masacres en los procesos revolucionarios que, como en Egipto y Túnez, llegaron ya directamente a abrir revoluciones.

Este es un aporte que queremos hacerle: no solamente el imperialismo está usando su agente bonapartista, sino también a sus troyanos y su nefasta política de “frente democrático”, que prepara golpes contrarrevolucionarios inclusive un millón de veces superiores a los que estamos viendo hoy en Bahrein o en Libia contra las masas.
No vemos en Egipto un bonapartismo que este asentado, y no lo hará sin cierta “legitimidad”, con ciertas “envolturas democráticas”, que legitimen su accionar contrarrevolucionario para aplastar a las masas, como lo intentara hacer Kornilov en la revolución rusa.

Muy posiblemente, por la crisis de toda la “oposición” burguesa y de todas las direcciones traidoras en Egipto, los márgenes se achiquen y los enfrentamientos decisivos estén muy cercanos. Pero no podemos dejar de denunciar y desenmascarar ya a las direcciones pequeñoburguesas o burguesas, como el movimiento 6 de abril o los Hermanos Musulmanes, que están apoyando a los “consejos de sabios” y los llamamientos a plebiscitos del gobierno de Egipto, para fortalecer a la casta de oficiales asesina del ejército de Mubarak.
La crisis revolucionaria en Egipto no fue resuelta con un putch contrarrevolucionario -que por otra parte las masas derrotaron en la calle-, sino que, por crisis de dirección, las masas no se hicieron del poder y lo usurparon las fuerzas armadas y su casta de oficiales contrarrevolucionaria, como último recurso del estado burgués para salvar el vacío de poder. Por ello hicieron pasar como “neutral” al ejército, para cerrar el vacío de poder, luego de que fracasaran todos los intentos de Obama y Mubarak de autorreforma del régimen autocrático.
Debemos denunciar que si las masas no derrotan ese bonapartismo y sus trampas pseudo-democráticas montadas para desorganizar la revolución que ha empezado, el bonapartismo aplastará a las masas. Las frases dulzonas “democráticas” y el intento de la casta de oficiales de separarse del parlamento y del régimen de Mubarak, son intentos del bonapartismo de constituir instituciones de fantochada “democrática” para legitimar sus acciones contrarrevolucionarias y el pérfido accionar de las direcciones traidoras de las masas para sacarlas de las calles.

Para nosotros, no estamos frente a un golpe militar como el de Kornilov en Rusia, el de Pinochet en Chile o el de Videla en Argentina, en el sentido en que éste ya se impuso aplastando a las masas. Esa es una tarea pendiente, y un combate decisivo a dar.
Las masas no ceden en su ofensiva. El ejército las llama a que abandonen las calles, pero éstas no lo hacen. Se polariza la situación. Esto desenmascarará las sutilezas pseudo-democráticas de la dictadura militar.
Nuevos y superiores choques se avecinan. Pero el bonapartismo no se ha impuesto. Es necesario el frente popular y los “frentes democráticos” que desorganicen a las masas desde adentro, para que Kornilov se imponga definitivamente.
The Washington Post da cuenta con claridad de que la burguesía imperialista tiene esta visión, cuando afirma que “históricamente, los meses que siguen a una revolución son más peligrosos que la revolución misma.” La burguesía percibe esta situación en Egipto o en Túnez, y está llena de incertidumbre. Es el proletariado el que está a la ofensiva. Ahora quiere pan y quiere comer. Para eso lo derrotó a Mubarak.
La burguesía no controla la situación y no sabe dónde va a terminar esto. El mismo Washington Post no descarta que esta situación se resuelva con una guerra al interior de los países donde se han desarrollado estos procesos revolucionarios, ya sea para que éstos se generalicen o para que “se resuelvan las situaciones en donde han comenzado revoluciones.” (a favor de la burguesía, N. de R.).
Estamos frente a procesos que se generalizan. La revolución y la contrarrevolución se ven la cara. Las masas están lejos de haber agotado sus energías. El proceso está en pleno desarrollo.

Por supuesto que tenemos que definir que en Egipto estamos frente a una dictadura militar, pero ésta no se ha podido asentar aún, porque no ha podido aplastar a las masas, que vienen de derrotar al gobierno de Mubarak y de dislocar su régimen.
¡Fuera el gobierno militar de los generales asesinos de Mubarak-Obama, agentes del sionismo para aplastar la revolución en Medio Oriente!
Es más, debemos denunciar a ese gobierno militar como expresión de un ejército de ocupación de su propia nación, puesto que no es más que una división del ejército norteamericano de West Point y el Pentágono, desde donde se financia su casta de oficiales con U$S 1300 millones, y que está sostenido por la V flota norteamericana instalada en Bahrein.
Es un ejército cuya casta de oficiales es una de las empresas capitalistas más grandes de Egipto, que controla la producción y los conglomerados de fábricas de alimentos, televisores, computadoras y autos, y controla cerca del 40% del PBI de Egipto, asociado al imperialismo. Esto se lo debemos marcar a la clase obrera de Egipto y de Medio Oriente.
Debemos alertar que la lucha por el pan significa enfrentar a esta casta de oficiales asesina, que es parte de la gran patronal asociada al imperialismo, que hambrea a la clase obrera y saquea la nación.
Hay que correr el velo del “frente democrático” que intenta encubrir la verdadera esencia del gobierno contrarrevolucionario que hoy ha usurpado el poder en Egipto, sostenido por Obama y todas las direcciones traidoras de las masas de Egipto y el mundo. Combatir esto hoy es preparar las mejores condiciones para las masas para preparar los inevitables choques entre revolución y contrarrevolución, que están a la vuelta de la esquina.

A nuestro entender, el imperialismo y las burguesías nativas pegan tan duro en Libia, Yemen y Argelia, justamente para que no se abran situaciones revolucionarias como en Egipto y Túnez, donde es impredecible el desarrollo de los acontecimientos. Es que allí, la única tarea planteada para las masas, como tarea inmediata, es la toma del poder, ante regímenes burgueses que han quedado totalmente en crisis y dislocados, con instituciones que aún no pueden aplastar a las masas.
Un proceso así en Argelia incendiaría París. Un triunfo en Bahrein significaría que se quema la base norteamericana de la V flota allí, desde donde se concentran los ataques contrarrevolucionarios contra la nación iraquí.
Así se está tensionando e incendiándose Medio Oriente y el norte de África. Por ello, las burocracias y los partidos socialimperialistas se cuidan mucho de no llamar ni siquiera a luchas de presión en los países imperialistas. Ni siquiera se animan a llamar a una huelga general de presión nuevamente en Grecia, ni en España. Ellas saben que éstas partirían de la experiencia del norte de África y Medio Oriente, y llamarían a derrotar a los gobiernos de las potencias imperialistas y sus regímenes infames para conseguir el pan.
El rol del reformismo es de mantener inmovilizadas las fuerzas de la clase obrera mundial, mientras es golpeado cada vez más por el shock eléctrico del combate revolucionario de las masas.

Así, a los trotskistas se nos han abierto nuevas posibilidades para reagrupar nuestras fuerzas. Las masas nos están dando la oportunidad de propinarle derrotas al oportunismo a nivel mundial. Esto no se va a jugar en una revolución o en un momento, sino en todo un período de revoluciones, guerras y contrarrevoluciones que se ha abierto.
Todas las direcciones burguesas, pequeñoburguesas y traidoras de las masas se han desenmascarado en Egipto, Túnez y el levantamiento de Medio Oriente. Hamas ha reprimido a las masas palestinas que buscaban intervenir junto a sus hermanos de clase de Egipto. Los Hermanos Musulmanes vienen de sostener a Mubarak y desde el principio condenaron el levantamiento de las masas de Egipto. Hezbollah ha entrado al gobierno pro-imperialista de Siniora en el Líbano. La burguesía palestina ha pactado ayer con el sionismo y con Mubarak.
Estos procesos revolucionarios han encontrado a “democráticos” y a “islámicos”, a dictadores y a carniceros imperialistas revestidos de “democráticos”, atacando todos juntos a las masas, robándoles el pan y saqueando las naciones oprimidas.
Las mediaciones de engaño a las masas se han achicado enormemente. El reformismo no puede evitar los choques decisivos de clases y la guerra de clases que se ha desatado.
De allí que toda demagogia pseudo-democrática que haga este ejército asesino de Egipto debe ser desenmascarada ante las masas, y ello no será muy costoso ni difícil para los revolucionarios. Pero es fundamental hacerlo, justamente para desenmascarar a los caballos de Troya, que al interior del combate de los explotados intentarán darle un ropaje “democrático” y “nacionalista” al gobierno de Egipto para que las masas salgan de las calles y confíen en él, para que luego la casta de oficiales asesina masacre y golpee a una clase obrera desorganizada y desmovilizada. Esta es la experiencia de Bolivia, Honduras, etc. de las que la burguesía ya aprendió muy bien, y de la que debemos alertar a las masas de Medio Oriente.
Este es el plan que impuso Obama con su operación “plomo fundido” con el ejército de Israel masacrando en Gaza, mientras la burguesía palestina administraba los campos de concentración de la Palestina esclavizada y Hamas preparaba la rendición definitiva de las heroicas masas de Gaza.
El problema es que esta vez la “Hoja de Ruta” no les sale bien a ellos, porque la revolución ya está aquí. Los de arriba no pueden seguir gobernando como antes y los de abajo no quieren. Las acciones independientes de las masas ya están aquí.

Insistimos, lo que se está generalizando es una revolución obrera y socialista en el norte de África y Medio Oriente por el pan, que es una demanda de toda la clase obrera mundial, y que pone al rojo vivo lo que decimos desde la FLTI, que para que haya pan hay que derrotar a la burguesía, sus gobiernos y regímenes, y hacerse del poder.
La “paz social” entre las clases se acabó. El período de la guerra civil se ha abierto con toda agudeza. Esto va a tensar cada vez más las fuerzas entre las clases, y va a volver cada vez más irreconciliables los intereses de clase.
Un puñado de parásitos imperialistas en Wall Street han hecho subir de forma artificial el precio de los alimentos. Los regímenes burgueses han liquidado los subsidios. Las masas de Medio Oriente pisan un suelo que por debajo tiene el oro negro del petróleo. El imperialismo saquea esas riquezas. Las masas no entienden por qué no tienen pan, si tienen oro negro bajo sus pies.
La lucha por el pan llevará a atacar abiertamente a la gran propiedad imperialista y llevará a nuevos choques con los gobiernos y regímenes sirvientes del imperialismo.
Estamos frente a procesos revolucionarios de varios actos, que no se resuelven en uno solo. Toda maniobra pseudo-democrática, tanto del gobierno de Túnez como del de Egipto tiene corto vuelo. Vamos a atravesar nuevos capítulos de choques decisivos entre revolución y contrarrevolución en toda la región.
Es que las masas, o mueren de hambre, o mueren en enfrentamientos con las fuerzas armadas y los grupos de choque de los hambreadores combatiendo por el pan, o triunfan y se hacen del poder.
La tendencia a la revolución está en las condiciones profundas de la crisis económica mundial y en los padecimientos inauditos de las masas. La crisis de dirección es el límite que tiene esta ofensiva de masas que ha empezado. La sobreabundancia de direcciones contrarrevolucionarias puede poner en riesgo la ofensiva de masas desorganizándola. Pero aún no lo ha logrado.

Esta es la precisión que queríamos hacerles. Con esto creemos hacer un aporte a los ajustes tácticos del programa. Es que, la “dictadura militar” en el sentido de aplastamiento bonapartista de las masas y de triunfo pinochetista o videlista, aún no se ha impuesto ni en Egipto ni en Túnez. Desarrollar los soviets, armarse y dividir al ejército son tareas a contrarreloj para evitar que el enemigo de clase lo logre antes de que las masas conquisten los organismos armados de lucha política para ese enfrentamiento que se viene.
El choque entre revolución y contrarrevolución se va a definir en varios capítulos. Uno de ellos se jugará en la Palestina martirizada, otros en la resistencia iraquí y en la clase obrera norteamericana y europea.
Las fuerzas armadas amenazaban estos días a los obreros para que abandonen la lucha por el pan y salgan de las calles, y más de un millón de personas volvió a tomar la Plaza de la Liberación “festejando la caída de Mubarak”.
Efectivamente hay detenidos, pero no sólo son los 119 que ustedes mencionan, sino que las cárceles aún tienen centenares de presos políticos de Mubarak. Justamente, las direcciones pequeñoburguesas y burguesas son las que impiden que las masas los saquen de las cárceles con sus armas, cuestión que avanzaría decisivamente, con la milicia obrera, a dividir al ejército.

Opinamos que en Egipto hoy, en estas condiciones, una masacre del ejército como las de Bahrein o Libia, por ejemplo a esa marcha que vimos ayer, significa nafta tirada al fuego. Se preparan para ello, pero antes esa casta de oficiales asesina tiene que conquistar esa relación de fuerzas.
El resultado aún es incierto. Las masas no abandonan la lucha por el pan. La casta de oficiales asesina va a tener que atacar. La “oposición” burguesa “democrática” es debilísima. Los Hermanos Musulmanes quedaron pegados al régimen de Mubarak.
Acontecimientos y choques entre el ejército y las masas pueden comenzar en cualquier momento. Las condiciones son de altísima inestabilidad, que pueden abrir nuevos capítulos de la revolución que ha empezado. Pero, atacar las trampas de los militares asesinos y del “frente democrático” con sus “consejos de sabios”, sus “desconocimiento de la constitución de Mubarak”, sus plebiscitos bonapartistas, es fundamental para no desorganizar los combates de masas, poner en pie los soviets y preparar las mejores condiciones para enfrentar los choques inevitables que se avecinan.
Como aconsejaba Trotsky en “¿Adónde va Francia?”, definir los tiempos en las situaciones políticas es como definir el compás y los ritmos en la música. Es muy importante para precisar la política y el programa al día. De ello se trata este aporte.
Un fuerte abrazo

Secretariado de Coordinación Internacional

 

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