En el nuevo período abierto en el 2007-2008, la redición de las Tesis de 1989 echa luz sobre quién puede hablar en nombre de la revolución socialista y la IV Internacional ante la clase obrera mundial
En el año 2000 publicábamos la primera edición de este trabajo titulado “Los acontecimientos de 1989. La actualización del programa de los revolucionarios y los combates de la clase obrera mundial a fines del siglo XX”. Luego de 20 años de intentar múltiples rupturas con el centrismo y el oportunismo que dejábamos atrás, en enormes luchas políticas, como sucediera con nuestra ruptura con el MAS en el ‘88 y con el PTS en el ‘98, editábamos este trabajo que aquí mencionamos.
Estas tesis constituían un grito de guerra contra el revisionismo desenfrenado que liquidaba la teoría y el programa marxistas frente a la dictadura del proletariado y la estrategia para el triunfo de la revolución socialista mundial, forjados por la III Internacional de Lenin y Trotsky, y la IV Internacional en los ‘30. En el año ‘98 quedamos reducidos a un pequeño núcleo de cuadros revolucionarios que se ponía sobre sus hombros la titánica tarea de reagrupar a los internacionalistas del mundo para volver a poner en pie la IV Internacional, contra los oportunistas que la habían destruido, tras décadas de centrismo y adaptación al stalinismo.
Nuestra corriente se encuentra desde hace años en una dura lucha por reagrupar las fuerzas sanas del movimiento trotskista internacional, con el objetivo de centralizar a cada paso los combates del proletariado mundial que es lo que éste necesita para triunfar. Nos hemos ganado el odio de las clases explotadoras y del reformismo porque hemos llevado nuevamente las banderas de la IV Internacional al corazón de la revolución, esta vez en el Norte de África y Siria, para volver a fundar al trotskismo en el mundo árabe. Hemos garantizado en el terreno de la teoría y el programa la continuidad del marxismo revolucionario que es y será fuerza material y social en los combates de la clase obrera.
Nada de esto hubiera sido posible sin volcar todas nuestras fuerzas, en cada paso de nuestro desarrollo, a poner en pie un centro internacional que concentre el accionar del socialismo revolucionario. Esto es así porque las direcciones traidoras de las masas están también altamente centralizadas y coordinas por el capitalismo mundial, cual distintos instrumentos de una orquesta, para estrangular la lucha de la clase obrera. Nuestra lucha por poner en pie un estado mayor del proletariado es inseparable de la lucha por conquistar un programa revolucionario que plantee las condiciones de la victoria. El combate por poner en pie un centro internacional como un paso decisivo en la lucha por refundar la IV Internacional es, en última instancia, la lucha por devolverle al proletariado mundial la conciencia y la práctica internacionalistas.
Nuestro mayor desafío histórico, que aún está pendiente, es la refundación de la IV Internacional para devolverle al proletariado la dirección que éste se merece. Hemos combatido y reagrupado aún pequeñas fuerzas, pero ellas, en las distintas mareas revolucionarias, son buscadas por los sectores conscientes del proletariado como un punto de apoyo para reagrupar sus fuerzas. El reformismo las desincroniza, las dispersa y las descompone.
Somos revolucionarios reagrupando internacionalistas, bajo el programa marxista, para ser un punto de apoyo para que el proletariado mundial pueda deshacerse de sus direcciones que los llevan a las más crueles de las derrotas y así poder golpear como un solo puño a este putrefacto sistema capitalista mundial y a sus regímenes y gobiernos.
Sabemos que sin terminar de derrotar a nivel internacional al ala izquierda del reformismo, que descompone al ala izquierda del proletariado internacional y desincroniza sus combates, esta tarea es imposible de concretar. Solo así el camino real para refundar la IV Internacional se habrá abierto. La lucha por una nueva generación de cuadros internacionalistas bajo el programa trotskista es la tarea más acuciante del momento, y es el camino más corto para preparar nuevos saltos cualitativos hacia adelante. Ese combate es el que garantizará las condiciones para poner en pie los partidos revolucionarios internacionalistas de combate que la clase obrera necesita para tomar el poder.
La redición de esta obra, sustentada en el socialismo científico, es un aporte para volver a unir -parafraseando a Trotsky-, los hilos de continuidad del programa marxista, rotos por décadas de revisionismo.
El revisionismo post-1989 moldeó las fuerzas sociales para la destrucción de la IV Internacional, formando los cuadros y partidos traidores que, luego de décadas de centrismo y con las lecciones oportunistas de la restauración capitalista, se pasaron al bando de la reforma y hoy sostienen al capitalismo en crisis. La lucha en defensa de la teoría marxista forma y moldea cuadros y partidos para la revolución y la toma del poder, creando las premisas ideológicas, teóricas y programáticas para la refundación de la IV Internacional. Por eso la lucha contra el revisionismo de los renegados del trotskismo y sus pseudoteorías extraídas del arsenal del stalinismo y la socialdemocracia, es una tarea de primer orden de todo revolucionario internacionalista. Contar con las lecciones de los acontecimientos de 1989 y con las de la liquidación de la IV Internacional es una condición imprescindible para preparar los próximos triunfos bajo las actuales condiciones de crisis mundial imperialista, de choques violentos entre revolución y contrarrevolución. Allí radica la vigencia de las tesis que publicáramos hace 12 años, y que hoy volvemos a poner a disposición de la vanguardia proletaria y juvenil.
La actualidad y la vigencia de la lucha en defensa del programa de transición que dimos en la primera edición de la Tesis del ‘89 en el año 2000
En el Capítulo IV, de la Parte I de la obra, presentamos la defensa del Programa de Transición que realizábamos en el año 2000, cuando escribíamos las Tesis del ‘89. Es que el revisionismo no dejaba piedra sobre piedra del mismo. Los liquidadores de la IV Internacional cruzaban el Rubicón y, como no podía ser de otra manera, volvían sobre las huellas dejadas por las pseudoteorías y el programa de capitulación a la burguesía del stalinismo. Este combate en defensa del Programa de Transición mantiene toda su vigencia.
El lector podrá ver que aún, en el año 2000, seguíamos definiendo a los renegados del trotskismo como fuerzas centristas, mencheviques, cuando en realidad para ese entonces ya se habían pasado abiertamente al campo del reformismo y se habían ubicado como parte de la V Internacional para estrangular la revolución, que es el FSM. Ellos habían dado por muerta, hacía ya décadas, a la revolución socialista. Los trotskistas reafirmábamos su actualidad y al hacerlo no podíamos menos que plantar la consigna, que aún mantiene todo su vigor histórico, de restauración de la dictadura del proletariado bajo formas revolucionarias en los ex-Estados Obreros.
El lector podrá ver cómo las cuestiones claves del programa marxista que separa reforma de revolución están planteados en ese Capítulo IV. Por supuesto que los ejemplos y las cuestiones de la vida misma de que da cuenta esa actualización del Programa de Transición datan de los años 1997 y 2000, que estuvieron cruzados por el estallido de la crisis económica en EEUU, producto de la caída de la tasa de ganancia y el descalabro de las empresas de alta tecnología del Silicon Valley. Esta crisis, junto a la crisis de Argentina, Indonesia y Turquía, adelantaba que para nada venía un ciclo de expansión capitalista -luego de la subsunción de los estados obreros a la economía capitalista-, sino que se mantenía la época de crisis y agonía del capital. Es más, esa crisis del ‘97- 2001 anticipó de forma aguda el estallido del capitalismo en la crisis mundial del 2007-2008. Es que las superganancias conquistadas por el capitalismo mundial por los nuevos mercados y zonas de influencia fueron a parar a las arcas de la superoligarquía financiera mundial, a Wall Street y a la City de Londres o al emergente y poderoso Bundesbank. Esos valores, en manos de esos parásitos, se reprodujeron 10 ó 20 veces sobre el valor real de los bienes creados por el trabajo humano.
Más allá entonces, de las cuestiones del momento, el programa que podrá observar el lector en las Tesis 1, 2 y 3 de ese Capítulo mantienen toda su actualidad. El lector podrá observar con atención la posición de los trotskistas frente a la guerra de los Balcanes, que fue en esos años una verdadera acción contrarrevolucionaria y un verdadero genocidio contra las masas, impuesto por la OTAN, junto a sus agentes contrarrevolucionarios provenientes de la ex-burocracia Gran serbia, como Milosevic y compañía. Visto desde hoy, esas conclusiones programáticas extraídas de las derrotas del ‘89 mantienen una gran actualidad.
Como vimos, incorporamos allí una consigna y un programa para la restauración de la dictadura del proletariado que es indisoluble de la lucha y el programa por la revolución socialista internacional, tanto en las potencias imperialistas como en las colonias y semicolonias.
Visto desde hoy, esas tesis programáticas en defensa del Programa de Transición, asombran por la precisión y la actualidad de la cuestión nacional. Es que el desmembramiento de la URSS ponía al rojo vivo la cuestión de los pueblos oprimidos por esa cárcel de naciones, por un lado, mientras por otro la ofensiva imperialista replanteaba las fronteras del mundo colonial y semicolonial que habían sido fijadas por los pactos de Yalta y Potsdam, a la salida de la Segunda Guerra Mundial. Esta cuestión mantiene todo su vigor y vigencia. Ver a Irak y Afganistán ocupados reafirma que para salir de su crisis el imperialismo debe recolonizar e inclusive redibujar las fronteras de las naciones del mundo colonial y semicolonial, por la necesidad de sobrevivirse a sí mismo saqueando y obteniendo superganancias de los pueblos que oprime. Las tesis leninistas sobre la cuestión nacional adquieren magnitud histórica en estas condiciones de crisis y agonía del capital. El lector podrá ver en ese capítulo sobre programa, las cuestiones fundamentales sobre mecánica y dinámica interna del programa de la revolución socialista internacional hoy, es decir, de la Teoría de la Revolución Permanente.
Sabrán comprender nuestros lectores que estamos hablando de una actualización y defensa del programa de transición en momentos en que la lucha por la revolución socialista había sido borrada de todo manual que sobre programa sostenía el reformismo a nivel mundial. Ellos se fueron al “socialismo del siglo XXI” con Chávez y demás burguesía latinoamericana, lacaya de Wall Street. Los renegados del trotskismo se arrodillaron a revisar al marxismo, ante el “socialismo de mercado” que no es más que la postración del socialismo, es decir, de la clase obrera ante el capitalismo y su “mercado”. Como parte del FSM, han sostenido que la lucha es por la independencia nacional y por las revoluciones bolivarianas, como lo hacen en el continente americano. Como si fuera posible conquistar la independencia nacional en cualquier país sometido al imperialismo, sin la toma del poder por la clase obrera acaudillando a los campesinos pobres y a las clases medias arruinadas. Como vemos, con nuevos nombres, se repiten viejas formulas de veneno contra la clase obrera. Es que la revolución bolivariana es el estrangulamiento de la revolución proletaria.
Tres ajustes y aportes teóricos y programáticos a esta segunda edición
Cuando salía a la luz este trabajo en el año 2000, nuestra corriente aún no tenía completa la visión histórica de ese enorme acontecimiento que había significado el ‘89, ni terminado de construir el plano del camino para refundar la IV Internacional. Como lo hicimos desde que surgimos en el año ‘88, como un fenómeno centrista a la izquierda del morenismo, pudimos avanzar al trotskismo en duras luchas de tendencias y fracciones al interior del movimiento marxista internacional. Sólo desde allí pudimos completar la teoría y el programa revolucionarios por los cuales combatimos y morimos en la lucha de clases internacional. Superamos, hace ya años, las tres cuestiones fundamentales que no estaban contempladas en la primera edición de este trabajo, que desarrollamos a continuación:
La “excepción cubana” de 1989: luego de estrangular la revolución en el continente americano, la burocracia castro-stalinista le entrega Cuba a Obama y a Wall Street
En la primera edición de las Tesis de 1989, respondíamos correctamente a aquellas sublevaciones de masas definiéndolas como revoluciones políticas tardías y por lo tanto, impotentes. Esto fue así ya que las masas, bajo condiciones de penurias inauditas, ya no tenían conquistas que defender. El imperialismo, con su agente la burocracia, le tiró toda su crisis a los estados obreros. El proceso revolucionario del ‘68-‘74 ya había sido derrotado o desviado. Las masas estallaban en forma de revueltas espontáneas, pero bajo circunstancias de una brutal decadencia de las fuerzas productivas. La burocracia había estrangulado el proceso revolucionario mundial y llevado a duras derrotas al proletariado.
Tres golpes decisivos a la clase obrera aceleraron el proceso del Glasnost y la Perestroika: el aplastamiento a la revolución polaca, la derrota de la huelga de los mineros ingleses contra Thatcher y la brutal entrega de la burocracia stalinista de la revolución centroamericana a Reagan. La burocracia restauracionista disgregaba el estado obrero y le entregaba al imperialismo sus últimos regalos en la historia.
Los mineros rusos haciendo huelga contra Gorbachov por papel higiénico y jabón, como los mineros súper-explotados de Bolivia, son una demostración de lo que aquí decimos.
La vuelta de la hambruna al campo en China producto del “socialismo en un solo país” del gran timonel llamado Mao Tse Tung, significó ya desde el año 1975 la emergencia de un ejército industrial de reserva de millones de hambrientos. La burocracia llevó a los explotados del sudeste chino a esta situación para entregarlos como mano de obra esclava de las transnacionales, a las que los hijos de la burocracia china ingresaban como socios menores en los directorios, deviniendo en nuevos burgueses.
En aquellos años la excepción fue Cuba que sobrevivía como un estado obrero decadente, en proceso de restauración. Esto fue así, por un lado, porque la burocracia castrista no había logrado liquidar la lucha de las masas latinoamericanas y de las cubanas en particular. Por otro, el imperialismo para restaurar el capitalismo en Cuba, veía la posibilidad, bajo las condiciones de la derrota de las masas en el ‘89, de imponer una ofensiva aún mayor en Cuba logrando inclusive la sustitución de la burocracia restauracionista castrista por la burguesía gusana de Miami. El imperialismo norteamericano, con Cuba a escasas millas de su territorio, impulsaba la vuelta de los gusanos de Miami con sus títulos de propiedad en la mano a la isla. Asimismo utilizó esta política como presión in extremis para que la burocracia castrista ya disciplinada jugara el rol de los gusanos al interior de Cuba y entregara todos los procesos revolucionarios del continente americano, como efectivamente lo hizo en los ‘90 y en la primera década del siglo XXI.
Mientras el imperialismo yanqui con su mano derecha cercaba Cuba y disciplinaba a su agente en la isla, con la otra mano enormes capitales del imperialismo español (management y CEOs de los bancos de Wall Street) y el francés, en menor medida, entraban en sectores claves de la economía de la isla –como el níquel y el turismo-, como mascarón de proa para quedarse con el corazón de las riquezas y la producción descomponiendo decisivamente las bases socialistas de la economía de transición del estado obrero.
Justamente desde estas lecciones de 1989 se puede ver con mayor claridad la tragedia de la restauración capitalista en Cuba, luego de que la ex-burocracia estrangulara, desviara o congelara los procesos revolucionarios en el continente americano. La burocracia castrista devino en restauracionista y ahora en una proto-burguesía estrangulando y entregando las revoluciones argentina, ecuatoriana, boliviana, hondureña y el levantamiento de la clase obrera norteamericana contra las guerras de Bush.
Ahora sí, con la revolución sacada de escena, la burocracia restauracionista recibe el premio de ser ella los gusanos restauradores del capitalismo en Cuba. Ya ha dado enormes saltos cualitativos en ese camino como lo demuestran los salarios obreros de U$S 18, los 500.000 despidos, la miseria, el estrangulamiento de la economía, por un lado, y la riqueza para los hoteles de lujo y la nueva burguesía del níquel más el derecho a heredar, por el otro.
La clase obrera del continente americano sólo podrá defender las conquistas de la revolución cubana derrotando a las direcciones contrarrevolucionarias del continente y realizando una revolución socialista complementaria junto a sus hermanos de clase de la isla, abortando el advenimiento de esa nueva burguesía surgida de la burocracia castrista. Aún no está dicha la última palabra sobre la revolución cubana. Su futuro se resolverá en el futuro de la revolución del Sur, Centro y Norteamérica.
Esta cuestión merece ser ajustada en función de la edición del año 2000 donde nos referíamos a Cuba como una excepción.
Justamente la destrucción de las fuerzas productivas, la liquidación de la nacionalización de la economía y el ingreso de Cuba a un mercado capitalista como el ALBA, liquidan y liquidarán aún más la “conciencia socialista” de las masas que vivía en las relaciones de propiedad y en las conquistas que hoy se pierden día a día. La “conciencia socialista” de los obreros y campesinos cubanos hoy solo vive en las luchas heroicas de la clase obrera mundial y americana en particular.
La nueva burguesía cubana está sedienta de una salida al estilo de “socialismo de mercado” de Hu Jintao y Ho Chi Min… y ya va en este camino aceleradamente, si la clase obrera de EEUU y de Centro y Sudamérica no se lo impide. El grotesco apoyo de Chávez y Castro llamando a votar por Obama a los obreros negros y chicanos de EEUU que ya habían roto con él, ya es la identificación de una clase que se reconoce y se apoya así misma.
Cuando se realizaba, en este año, el Congreso de PC chino, una de las fuerzas más contrarrevolucionarias del planeta, la TV cubana trasmitía, traducidas al español, todas sus sesiones y deliberaciones, es decir, un manual de cómo someter al proletariado a la peor de las explotaciones en las maquilas imperialistas. Como parte de esta programación, se reproduce día a día y hora a hora los honores rendidos a Khadafy, el mayor gerente de la British Petroleum en Libia, y el apoyo de los hermanos Castro a Obama. Y eso, después de que las maestras les indiquen a los niños, por TV, cómo realizar la tarea escolar para el día siguiente. Todo esto no es más que veneno para que los trabajadores se rindan ante la nueva proto-burguesía castrista.
1989: se cierra el período de la segunda post-guerra con un golpe contrarrevolucionario
Asimismo, cuando publicamos la primera edición de estas Tesis no habíamos llegado hasta el final aún en comprender que en 1989, con la restauración del capitalismo en los ex-estados obreros, también se cerraba un ciclo histórico. El ‘89 como hito de la lucha de clases internacional cerraba el período histórico de la segunda post-guerra. Es que la Segunda Guerra Mundial tuvo un doble carácter: el de recuperar la URSS para la economía capitalista mundial y el de dirimir qué potencia de los bandidos imperialistas dominaba el mundo.
El bloque de los “aliados”, Roosevelt, Churchill y Stalin, perseguía también el objetivo de que la URSS no fuera para Hitler y Alemania sino para… los aliados “democráticos”. Y si Stalin y su lacra burocrática no pudieron entregar la URSS a sus aliados “democráticos” en los pactos de Teherán del ‘43 y luego en los de Yalta y Potsdam, fue porque el proletariado soviético, europeo y del pacífico se lo impidió con la revolución.
Los golpes de las heroicas revoluciones china y coreana que se desarrollaron en contra de la burocracia stalinista desbarataron el plan de los “aliados”. El ascenso revolucionario del ‘68-‘74, que inclusive enfrentó abiertamente desde las revoluciones húngara, checoslovaca, etc. a la burocracia stalinista, impidió que ésta avanzara en los planes de restauración que siempre quiso llevar adelante. La burocracia tuvo que traicionar muchas revoluciones en Occidente y aplastarlas en Oriente para pasarse luego abiertamente a la restauración capitalista, y conquistar el derecho a heredar y ser una nueva clase poseedora sostenida por el imperialismo mundial.
Así en 1989, con la restauración capitalista, se cerraba el ciclo histórico de la post-guerra, donde se definió a favor del imperialismo norteamericano su supremacía en la economía mundo como potencia dominante. Mientras, por otro lado se definía la restauración del capitalismo en la URSS y los estados obreros a manos del imperialismo vencedor que es el que realmente se encargó de repartir el botín entre sus socios menores.
Una nueva gran traición histórica al proletariado se había consumado. El “frente de los aliados democráticos”, “antifascistas”, es el que terminó de imponerse en el ‘89, quedándose con la URSS, China y los estados obreros, entregados abiertamente por la burocracia, luego de sacarse a la revolución proletaria de encima. Durante décadas los renegados del trotskismo saludaron a los “aliados de la democracia” contra el fascista Hitler. Elaboraron teorías rastreras neo mencheviques de “revoluciones democráticas”. El trotskismo de Yalta acompañó al stalinismo “hasta su muerte” en el ‘89 para colaborar luego en revivirlo como Lázaro de la tumba para juntos seguir aplicando las mismas políticas de colaboración de clases.
A esto se reduce el carácter de hito histórico de 1989 en la lucha de clases internacional: por su resultado (la restauración capitalista) éste define el doble carácter de la Segunda Guerra Mundial. Como consecuencia, entra sangre fresca para revivir, como con un pulmotor, un cadáver pestilente: el del capitalismo mundial.
Por ello este trabajo comienza con una tesis introductoria que define el carácter de 1989 como un hito histórico de la época de crisis, guerras y revoluciones. Documento que fuera parte de una de las primeras elaboraciones a propósito de la crisis de la economía mundial imperialista, abierta en 2007-2008.
La IV Internacional ya no se puede regenerar, sólo se puede refundar bajo las banderas de 1938 expurgada de revisionistas y oportunistas
El otro ajuste que realizamos en esta segunda edición es el siguiente: en la primera edición de las Tesis de 1989, nuestra corriente iniciaba un audaz trabajo internacional y veía la posibilidad de que con fuertes luchas políticas contra los renegados del trotskismo y golpes por izquierda de la clase obrera a nivel internacional, se pudieran regenerar sectores centristas de la IV Internacional y que éstos giraran a la izquierda. Esta pelea fue dada hasta el día de hoy, pero la vida ya dio su veredicto. Producto de la lucha de clases y del estallido del reformismo provocado por los fenómenos de radicalización de masas, aquí y allá emergen tendencias a nuevos fenómenos centristas que giran de derecha a izquierda en capas avanzadas del proletariado y la juventud. Inclusive de nuevas corrientes que evolucionan a la izquierda. Pero, de los usurpadores de la IV Internacional que culminaron su período de traiciones en el ‘89, no quedó nada.
Los acontecimientos de 1989 significaron una brutal crisis, giro a la derecha y un salto cualitativo en la degeneración de todas las fuerzas que sostuvieron sobre sus hombros al stalinismo durante toda la post-guerra e inclusive durante la guerra.
Los renegados del trotskismo se habían convertido ya en una fuerza reaccionaria, ya no podían desempeñar un papel revolucionario. Hoy ellos han entrado en el camino definitivo del reformismo justamente cuando las condiciones internacionales ponen definitivamente al orden del día la revolución proletaria.
Los acontecimientos de 1989 definieron el pronóstico alternativo que la IV Internacional había hecho en el umbral de la Segunda Guerra Mundial, cuando decía, en el Manifiesto de la Guerra de 1940 que “Si el régimen burgués sale indemne de la guerra, todos los partidos revolucionarios sufrirán un proceso de degeneración. Si triunfa la revolución proletaria, desaparecerán las causas que la producen”.
El régimen burgués salió indemne de la guerra. Se impuso el frente de los aliados de Churchill, Roosevelt y Stalin que culminó su victoria en el ‘89. A partir de ese año, la IV Internacional perdió inclusive el carácter de movimiento centrista de tendencias y fracciones internacionales. Las mismas, en todas sus variantes, degeneraron al socialismo nacional y al centrismo burocrático en los ‘80; al peor de los revisionistas en los ‘90; y, finalmente, terminaron pasándose directamente al campo de la reforma en los albores del nuevo siglo. La Parte III está dedicada a esta cuestión.
El trabajo sobre “La Cuarta Internacional no ha muerto. Viva el Combate por la Refundación de la IV Internacional” publicado en 2010, como otros trabajos al respecto que luego detallaremos, sustituyen al capítulo V de la edición original de las Tesis de 1989.
En la IV Internacional ya no hay nada que regenerar, sólo se puede refundar sobre bases leninistas-trotskistas. En los trabajos que aquí mencionamos demostramos cómo la traición más infame del centrismo fue la disolución del centro internacional a la muerte de Trotsky en 1940, en el medio de la Segunda Guerra Mundial.
La liquidación del centro de dirección internacional que funcionaba en Coyoacán, México, es el pecado original de la degeneración de la IV Internacional que todo el centrismo de Yalta quiso ocultar. Por eso las lecciones que planteamos en este trabajo son un patrimonio de la vanguardia revolucionaria que deben hacerse carne en los obreros conscientes y los jóvenes revolucionarios del mundo, puesto que hoy no hay tarea más importante y urgente que volver a poner en pie un centro internacional para declararle la guerra al reformismo en los cinco continentes: la IV Internacional de 1938.
La obra que le presentamos al lector
La obra está dividida en tres partes: la Parte I, contiene los primeros cuatro capítulos de las tesis tituladas “Los acontecimientos de 1989 y la actualización del programa de los revolucionarios”, que publicáramos originalmente en el año 2000. Y, como ya dijimos, tiene una tesis introductoria sobre el ‘89 como hito histórico de la lucha de clases internacional en la época de crisis, guerras y revoluciones.
Aquí se define desde el socialismo científico el carácter de dichos acontecimientos, su génesis y las leyes que explican la restauración capitalista como resultado de 1989.
La Parte II contiene una serie de artículos publicados en 2009 que concentran la evolución de los ex-Estados Obreros desde el año 2000 y, fundamentalmente, las cuestiones centrales que plantea, para el proletariado de esas naciones, la apertura de un nuevo período histórico a partir del 2007. Así, el lector encontrará tratadas a lo largo de esta parte las primeras respuestas del proletariado del Este de Europa y la ex-URSS a la crisis de 2007; una polémica contra los neo-kautskistas que platean que Rusia y China son nuevas potencias imperialistas; y la cuestión nacional agudizada por la crisis. Estos acontecimientos demostraron la actualidad de nuestro programa, elaborado en las Tesis de 1989, de la restauración de la dictadura del proletariado bajo formas revolucionarias como tarea histórica en aquellos países donde el capitalismo fue restaurado.
El lector debe saber que existe un extenso trabajo de la FLTI sobre la cuestión china con el que nos delimitamos con un tipo de revisionismo particular, de los tantos que apareciera en el ‘89 de los que hablaban y siguen hablando del vigor del capitalismo mundial. Es decir, de aquellos que opinan que, lejos de sobrar potencias imperialistas, como lo demuestra el crac europeo actual por dar tan sólo un ejemplo, hay lugar para el surgimiento de nuevas potencias. Para esta corriente, este sería el caso de China y Rusia, cuando por el contrario, estos son los países de mayor concentración de las transnacionales para expoliar hasta la última gota de sangre obrera y de riquezas, bajo la bota del asesino Putin y los mandarines chinos. Ese trabajo también ha sido publicado por nuestra Editorial y está a disposición del lector de esta obra.
La Parte III concentra, como hemos aclarado en un párrafo anterior, nuestro balance histórico de la degeneración de la IV Internacional. Define el ajuste de que ya no es posible su regeneración. Hemos decidido publicar en esta parte una serie de documentos que sustituyen el capítulo V de las Tesis originales.
El primero es un artículo titulado “En lucha por la refundación de la IV Internacional”, que fuera publicado en julio de 2005. Aquí damos cuenta del pase al campo de la reforma de los renegados del trotskismo, consumado durante el ascenso revolucionario del mundo colonial y semicolonial entre el año 1997 y el 2004. Como consecuencia de esto, hemos actualizado nuestra formulación programática de “Regenerar y refundar la IV Internacional”, reemplazándola por la de “Refundar la IV Internacional de 1938”.
En segundo lugar, presentamos los artículos que fueran publicados en un material especial en 2010, bajo el título “A 70 años del asesinato de León Trotsky ¡La IV Internacional no ha muerto! ¡Viva el combate por la refundación de la IV Internacional!”. En ellos se desarrolla de manera sintética nuestras tesis fundamentales respecto de la degeneración de nuestro partido mundial, iniciada durante la Segunda Guerra Mundial, luego de la muerte de Trotsky.
Por último, incluimos como Anexo un documento histórico “Bajo la mano alevosa de un mercenario, León Trotsky ha caído en su puesto de lucha por el socialismo”, la declaración del Grupo Obrero Revolucionario, que estos militantes de la IV Internacional en Argentina publicaran ante el asesinato de León Trotsky a manos de un sicario del stalinismo.
Proponemos el debate sobre esta obra a las corrientes revolucionarias que en diferentes partes del mundo enfrentan al reformismo, y que sobre la base de recomponer el marxismo revolucionario buscan el camino para volver a poner en pie el partido mundial de la revolución socialista.
Vaya, entonces, como un aporte este trabajo a los obreros y jóvenes del mundo que intentan abrirse paso a la revolución socialista, enfrentando a diario a las direcciones traidoras que han puesto en pie un muro para que la revolución proletaria mundial no barra esta vez con la ciudadela del poder. En esa ciudadela se encuentran refugiados, tirándole toda su crisis a los explotados, 147 empresas transnacionales y bancos, 600 gerentes y directores de las mismas, que controlan la economía mundo y 40 millones de parásitos que, sin producir, viven de cortar cupones y de rentas superexplotando y hambreando a más de 6 mil millones de esclavos que son las masas explotadas y los pueblos oprimidos del mundo.
Como decía The Economist, la prensa imperialista de la City de Londres, cuando caía la URSS los nuevos patrones que provenían del corazón de la burocracia restauracionista que se habían apropiado de las empresas nacionalizadas, tal cual verdugos le gritaban a los obreros: “esta crisis que hoy padecemos es por culpa de ustedes, por haber ejercido vuestra dictadura, la dictadura del proletariado. Ahora, a trabajar y sin chistar”. Ese era el ruido del látigo que sufría sobre la espalda el proletariado mundial.
Hoy ya son millones de explotados los que gritan: “esta crisis es por vuestra culpa capitalistas y banqueros, oligarcas y parásitos”. Llegó la hora de que la clase obrera ponga su voz de mando: ahora, para poder vivir, hay que expropiar a los expropiadores de los trabajadores y el pueblo pobre. Las masas han quedado en posición de contraofensiva revolucionaria. Éstas necesitan más que nunca para triunfar una dirección que esté a la altura de sus combates. De eso se trata la lucha por el triunfo de la revolución socialista y la refundación de la IV Internacional.
Diciembre de 2012
Carlos Munzer