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28 de octubre de 2016

EDITORIAL RUDOLPH KLEMENT:


ANTE EL ASESINATO POR LA FUERZAS DEL GENOCIDA AL ASSAD DE SU ESCRITOR Y PERIODISTA ABU AL BARAA

Nuestra Editorial ha sufrido una gran pérdida humana, pues el escritor Abu Al Baraa, co-autor del libro "2013-2014. Siria Bajo fuego. Una revolución ensangrentada", junto a Abu Muad y Carlos Munzer, fue asesinado por las balas de Al Assad y Putin. El verdadero periodismo, ese que con sus palabras enfrentó a las grandes corporaciones de la prensa de los capitalistas que desde sus redacciones y estudios de televisión emanan veneno para ocultar la realidad y engañar a los oprimidos del mundo.

Nuestro escritor conocía hasta el mínimo detalle de la suerte corrida por el pueblo sirio, pues era él uno de esos millones que salieron a las calles en el 2011 reclamando pan, trabajo y libertad ante un régimen dictatorial y asesino. Sus escritos, sus notas y sus aportes fueron decisivos para ilustrar la tragedia que trabajadores y campesinos viven allí. Fue un hombre con todas las letras, pues defendía sus ideas siendo parte de esa enorme y heroica lucha. Era director del periódico en árabe llamado "La Voz de los Oprimidos".
El dolor que sentimos es muy grande, pues hicimos de todo para que nuestro escritor pudiera salir de Siria a terminar su trabajo en el exterior, para contar ante los oprimidos del mundo las matanzas y el genocidio llevado adelante por estos criminales de guerra que actúan bajo la órbita de Obama y las grandes potencias dominantes. Pero no pudimos cumplir nuestro objetivo.

Es que tanto los gobiernos de Argentina y Brasil en el 2015, le negaron la visa, a pesar de presentar toda la documentación en tiempo y forma. Sin rechazo alguno de toda la requisitoria exigida, entregada al consulado argentino en Estambul, Turquía: Invitación de nuestra Editorial con su correspondiente Nº de Registro Nacional Único de Requirentes Extranjeros, con carta detallando los motivos de la visita de nuestro escritor sirio; DDJJ realizada por el periodista invitado; pasaporte en regla; y toda nuestra documentación entregada legalizada ante escribano público. En el caso de Brasil la propia CSP/CONLUTAS, una Central Sindical de 4 millones de afiliados, gestionó ante el consulado brasileño en Estambul y su cancillería en Brasilia, la visita a ese país de nuestro escritor, cumpliendo con todos los requisitos solicitados, como decenas de veces lo ha realizado con invitados de todo el mundo.
Pero la decisión tomada por ambos países fue de impedirle el ingreso a Abu Al Baraa. Decenas de organizaciones se solidarizaron con el compañero inmediatamente, entre ellas, la central sindical CONLUTAS de Brasil y la Federación Internacional de Periodistas, personalidades como Luis Zamora o Rafael Spregelburg.
Pero no cambiaron su decisión. Es que son gobiernos "bolivarianos" alineados con el asesino Al Assad. Si hubiese sido un periodista del New York Times, de The Guardian, de la BBC, o de cualquier otro medio, o un general o funcionario assadista, seguramente no hubiese existido problema alguno. Con el mismo modus operandi que actuaron para negarle la visa a Abu Al Baraa, uno de los más grandes trabajos periodísticos "Diamantes de Sangre" nunca hubiera visto la luz, porque ellos hubieran impedido el ingreso de aquel trabajador negro del África martirizada que se escapó de la brutal masacre y logró contar la realidad de lo que sucedía: que los diamantes lujosos de las grandes potencias imperialistas se extraen con la sangre de miles y millones de negros esclavos.
Abu Al Baraa expresaba a la perfección lo que sucedía en Siria. Así la suerte que le iba a tocar correr habría de ser la misma que corrieron cientos y miles de periodistas que a lo largo y ancho del planeta y durante toda la historia fueron perseguidos, encarcelados, torturados y asesinados, para que la verdad no saliera a la luz. En el caso de Siria, desde marzo de 2011 hasta junio de 2016, son más de 200 los periodistas asesinados, donde al menos 144 son personas que ejercían el oficio sin ser su profesión, pero sin cuya labor sería imposible conocer lo que sigue pasando en el terreno. También medio centenar de periodistas están en prisión, y donde centenares -profesionales o no- han huido al exilio, luego de padecer persecución, tortura, cárcel (Según informe de RSF-Reporteros Sin Fronteras). Esto significa que la imposibilidad de Abu Al Baraa de salir de Siria dejaba su vida en grave riesgo.
Así sucedió. Abu Al Baraa fue asesinado. Todos los gobernantes y funcionarios que impidieron que nuestro escritor se encuentre seguro en algunos de nuestros países, tienen que explicar por qué no le permitieron el ingreso al joven Abu Al Baraa. Una actitud que los hace cómplices de su asesinato...

Walter Montoya
Director de la Editorial Socialista Rudolph Klement

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