Por Abu Muad
Corría la mañana del 13 de diciembre y el perro del imperialismo Bashar al Assad y el sicario Putin anunciaban que habían capturado el 95% de los barrios rebeldes de la ciudad de Aleppo en la ensangrentada Siria. A su vez estos sirvientes de las transnacionales juraban exterminar y desangrar hasta la última gota a los rebeldes que quedaban resistiendo en ese 5% de territorio que los mercenarios basharistas todavía no habían devastado.
De esta manera el plan del imperialismo era que el genocida Bashar, sus mercenarios iraníes y del Hezbollah, y las bombas del perro Putin dieran un escarmiento final a la revolución siria para dejar un mensaje clarísimo: todo aquel que se subleve contra los estados burgueses terminará como Aleppo. Un escarmiento en donde no solo se masacra y hambrea a las masas rebeldes, también se reduce a polvo sus casas, siguiendo los métodos del sionismo al cual no le basta con encarcelar y masacrar a los palestinos, sino que a su vez les demuelen sus casas y barrios.
Así comenzaba el martes 13 en la demolida siria. Sin embargo, al escuchar estas declaraciones las masas que residen en los pocos territorios rebeldes que aun quedan en pie, comenzaron a salir de a miles a las calles. Llenas de furia porque sus hermanos en Aleppo habían sido entregados por el ESL, Jabhat al Nusra y Ahrar el Sham, exigían a estas fracciones que dejen de hacer negocios y se unan para liberar Aleppo, o serían los mismos explotados quienes entrarían por la fuerza a los depósitos y arsenales y, tomando las armas ellos mismos, irían a por la liberación de quienes allí resisten.
Esta amenaza hizo temblar al imperialismo, que no tardó en salir a anunciar que Turquía y Rusia habían llegado a un acuerdo para garantizar la salida de las familias que se encontraban resistiendo en Aleppo, que los proveerían de autobuses y un corredor seguro para que puedan ser reubicadas en Idlib y los suburbios del oeste de Aleppo.
Pero esto no fue más que una pantomima, los colectivos llegaron y mientras la gente salía a la calle para abordarlos, la artillería de los mercenarios de Bashar y los aviones de Putin comenzaron a llover incesantemente. Se evidenciaba que todo ese circo era para descomprimir las movilizaciones masivas que surgían en las zonas liberadas. Mientras tanto el ESL mandaba a su ala "pacifista" a convencer a las masas que había que pelear y pujar para que se abran corredores seguros, y que lo mejor para las masas de Aleppo era que las dejen salir.
Hoy, 15 de diciembre, la masacre en Aleppo continúa. El ESL se niega a combatir pues ya ha pactado su parte. Bashar y Putin, a cuenta de Obama, llevan adelante el exterminio de escarmiento, y la izquierda mundial aísla más y más a los oprimidos que resisten, ya sea con calumnias e infamias, o bien llamándolos a someterse a las fracciones burguesas que los entregan y pactan sobre la sangre de los luchadores.
Pero la lucha aun continúa. Sigamos el ejemplo de internacionalismo de los fabriles de La Paz, quienes en su acto hicieron un minuto de silencio por las masacre en Aleppo (ver crónica y video), o los presos griegos anarquistas quienes organizan desde las mazmorras del imperialismo charlas debate para buscar la mejor manera de ayudar a la revolución siria y mundial. Vayamos mas allá, tomemos las embajadas rusas, expulsemos a los embajadores del régimen fascista de Bashar de todos los países, marchemos a las embajadas de EEUU, cortemos rutas, paremos fábricas por Aleppo. Organicemos brigadas, enviemos pertrechos. Esto está a la orden del día. Hagámoslo ahora, o tu barrio y mi barrio mañana podrían terminar como Aleppo.
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