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8 de Septiembre:
Jornada de lucha internacional por la libertad de los presos de la revolución siria

Acto-Homenaje en Buenos Aires

 

Idlib: las masas en las calles. La revolución no se rinde

En la reunión de Astana, Erdogan, Putin y Al Assad prepararon un plan para profundizar la masacre, cercar e imponer la rendición de Idlib y demás últimas trincheras de la revolución

¡Las armas no se entregan!
√ ¡La revolución es del pueblo!
√ ¡Fuera Putin, Erdogan, Trump y Al Assad
√ ¡Fuera todas las tropas invasoras de Siria!

 

Por Carlos Munzer, director del periódico “El Organizador Obrero Internacional”

Estamos apoyando y solidarizándonos con los trabajadores y el pueblo pobre de Siria que en Idlib han ganado masivamente las calles para enfrentar la agresión de Al Assad y Putin y el cerco que Turquía le impone, cerrando sus fronteras y rodeando a esa provincia con sus puestos de control. Las masas vuelven a movilizarse nuevamente al grito de: “¡el pueblo quiere la caída del régimen!”.
Mientras tanto, estamos en lucha junto a 23 ciudades, desde donde se exige la libertad de los presos políticos y se repudia el genocidio en masa de los militantes de la revolución siria en las cárceles del fascista Al Assad.

Las marchas de ayer en Idlib nos hacen recordar, por su masividad, a las movilizaciones de 2011-2012, que descalabraron al odiado régimen de Al Assad y al conjunto de las instituciones del estado burgués sirio.
En 2011-2012 hubieron movilizaciones de masas, pidiendo derechos democráticos, pidiendo pan, contra el aumento de un 400% los alimentos. Así Siria era un eslabón de la cadena de revoluciones que comenzara en Túnez e incendiara todo el Magreb y Medio Oriente.
En aquellos años, en seis meses las masas disolvieron las fuerzas represivas de Al Assad, porque mandaba a los soldados a atacar, pero el pueblo no podía matar al pueblo. Los soldados rasos del ejército de Al Assad eran los hijos del pueblo y se daban vuelta con sus armas.

Siete años después vemos al pueblo sirio resistir y presentarle batalla al fascista Al Assad, Putin y las tropas contrarrevolucionarias de la teocracia iraní, también con acciones de masas. Idlib está cercada, no solo por las bombas de los asesinos de la revolución, sino también por Turquía que cerró las fronteras y le dispara a mansalva a todo sirio que quiera pasar a refugiarse en Turquía, mientras rodeó con puestos de control los límites de la provincia de Idlib, lindantes con las zonas donde controla Al Assad. Los hechos demuestran que también Turquía ha cercado y ha pisado Idlib. Se prepara para ser el régimen turco y sus fuerzas leales de la burguesía de los generales del ESL los que desorganicen la resistencia y con la pistola en la sien de los fascistas Putin y Bashar, los que impongan la rendición a las masas.
Este es el pérfido plan contrarrevolucionario resuelto en la Conferencia de Astana. Es el plan de la partición de Siria y de la entrega del último bastión de la revolución.
EEUU ya se ha quedado con los pozos de petróleo del norte de Siria. Turquía tiene el control de la ruta de los oleoductos del Éufrates y ahora, cercando la provincia de Idlib, se prepara para desarmar desde adentro a la resistencia misma.
Con la excusa de la “paz”, de “frenar la masacre” y de “impedir una catástrofe humanitaria”, Turquía se prepara para ser ella la que desarme a las masas ocupando una zona de la provincia de Idlib. Con sus puestos de control, intentará aparecer como “fuerza de interposición”, pero lo hará desarmando a la resistencia. Para eso está allí. Ese es el plan de Astana.
No será fácil el trabajo de estas fuerzas contrarrevolucionarias que han llenado de sangre a la nación siria y la han partido. Es que las masas están nuevamente en las calles.

La revolución de 2008, que se abrió primero en Irak con la expulsión del ejército yanqui, con los primeros levantamientos en Irán en 2009 contra la teocracia iraní y en 2011-2012 recorriendo como un reguero de pólvora de Túnez a Damasco, aún vive. Se resiste en Idlib, pero también en Basora en el sur de Irak. Las masas yemeníes no se rinden. En Gaza se enfrenta al sionismo. Y los trabajadores de Jordania han demostrado que no aceptarán el saqueo y los planes de hambre del FMI. El pueblo iraní ya ha identificado a su enemigo: son los fascistas de la teocracia iraní que como dicen las masas “viven como reyes, mientras los explotados como mendigos”.

Las revoluciones del Magreb y Medio Oriente fueron una de las grandes batallas que dio la clase obrera mundial, contra el imperialismo que en aquellos años intentaba tirarle la crisis a las masas del mundo.

En 2010 ya habían entrado también a la lucha enormes batallones del proletariado europeo como los trabajadores del Estado Español, Francia, Inglaterra. La clase obrera griega conmovía a la Europa de Maastricht con enormes huelgas generales. Las masas de Georgia, de Rumania, de Hungría, entraban al combate contra los planes del FMI. El embate antiimperialista de los trabadores de América Latina no había cesado. Se combatía en Madagascar, Zimbabwe, Mozambique, Nigeria. La irrupción de masas amenazaba con un nuevo ascenso de masas generalizado en todo el mundo.

Como venimos denunciando, las direcciones traidoras del movimiento obrero mundial, el Foro Social Mundial (FSM), el stalinismo y sus sirvientes, los renegados del trotskismo, desorganizaron y desincronizaron estos procesos revolucionarios de masas.
En Europa pusieron en pie el “frente antiterrorista” e inventando una supuesta “guerra contra el ISIS”, separaron a la clase obrera europea de las revoluciones del Magreb y Medio Oriente. Así le dejaron las manos libres a la contrarrevolución que arrasó en Egipto, que atacó en Yemen e inició una ofensiva fascista en Siria.
Siria era un punto clave para el imperialismo, como fue el levantamiento de los mineros y la clase obrera de Ucrania, que amenazaba con unir los combates de la clase obrera de Europa del este con Occidente.
En Siria el imperialismo debía frenar la cadena de revoluciones del Magreb y Medio Oriente que habían comenzado en Túnez. De no hacerlo, estos combates iban a empalmar con la lucha de los trabajadores de los países centrales que persistían peleando. Los “Indignados” en Madrid ya habían tomado la Puerta del Sol y al grito de “Viva la República” amenazaban con duros combates a la monarquía de los Borbones. Mientras tanto, las masas en EEUU cercaban Wall Street al grito de “muera el 1% de parásitos” con el movimiento Occupy Wall Street. Se rodeaban las 8 manzanas de los bancos más grandes del mundo. Así las masas arremetían contra la bancarrota del sistema capitalista mundial.
Las revoluciones del Magreb y Medio Oriente fueron un destacamento de esa ofensiva de masas a nivel mundial. Amenazaban con abrir un proceso como el 68-74, de levantamiento generalizado de masas, como ya vimos.

Los trabajadores de la India comenzaban a pelear también. Los obreros chinos hacían rodar las cabezas de los patrones que querían cerrar fábricas como sucedió en Tonghua y Lingzou, cuando anunciaban que iban a despedir masivamente.

El imperialismo en su marasmo económico vio moverse el piso bajo sus pies. Llamó al FSM y a las burocracias sindicales de todo el mundo a poner un muro de contención contra la ofensiva de masas. En América Latina le dio aire a esa estafa de la “Revolución Bolivariana” que hoy se despide matando a tiros a los obreros en Nicaragua y Venezuela. En Bolivia, Morales incluso asesina a su propia base campesina, como sucedió hace días atrás con los campesinos cocaleros de las yungas, la misma zona de donde proviene Evo Morales. Ni hablar de Lula y la Kirchner sometidos de rodillas ante el FMI en el Cono Sur latinoamericano.
Y además, como ya vimos, el imperialismo creó un verdadero “frente antiterrorista”, no solo desde Europa apoyado en la burocracia y la aristocracia obrera, sino también desde América Latina, donde la estafa de la “Revolución Bolivariana” sostuvo a los más grandes agentes y asesinos como la teocracia iraní, el ejército del protectorado yanqui en Irak, Arabia Saudita o el mismo Al Assad que aplastaron a las masas.
El símbolo de este proceso fue el pacto de Obama-Castro, que subordinó a la clase obrera norteamericana a uno de los más grandes asesinos de “guante blanco” de los pueblos del mundo.
Obama fue quien envió a Al Assad a hacer su “trabajo sucio” visto que los yanquis no podían intervenir directamente luego de su derrota en Irak.

 

La izquierda reformista mundial, los lacayos de Wall Street, son los que realmente “apagaron la luz”, dejaron el mundo a oscuras, para que el asesino Al Assad pueda garantizar su plan fascista de “asesino serial”.

En el año 2013-14 se hicieron dos reuniones del FSM en Túnez donde más de 2500 organizaciones, los chavistas, toda la izquierda, la burocracia sindical stalinista europea, etc. dijeron “el enemigo es el ISIS”. Ellos se fueron y no aparecieron más por Medio Oriente. Quedó Al Assad, esta vez junto a la aviación de Putin, destruyendo todas las ciudades sirias.

Esta política no podía funcionar ni ser creíble sin que el imperialismo y el propio Al Assad abrieran las puertas de las cárceles de Damasco y de Bagdad para que las fuerzas mercenarias de la vieja burguesía saddamhusseinista –hoy devenida en ISIS- organizaran bandas contrarrevolucionarias, travestidas de “ultra-islámicas”, para que creen el califato del “El Levante”. Su único objetivo no fue más que el de ir a controlar, tal cual gendarmes, los pozos de petróleo del norte de Siria y del triángulo sunnita de Irak en Mosul, Fallujah, etc., cuando en toda esa región era incendiada por el fuego de la revolución.

Así contuvieron esa gran revolución siria. Sus ciudades quedaron devastadas, con millones de refugiados y cientos de miles de mártires. En las cárceles y en las mazmorras del régimen quedaron encerrados, torturados, martirizados y asesinados los mejores y más abnegados combatientes de la revolución siria por decenas y decenas de miles.
Pero nada de esto pudo suceder sin que los generales sunnitas, salidos de las entrañas de la casta de oficiales de Al Assad, desorganicen a las masas, las desarmen y con sus partidos-ejército entregaran de adentro cada ciudad rebelde. Este fue y sigue siendo el nefasto plan contrarrevolucionario para derrotar la revolución siria organizado desde Ginebra y la ONU, bajo el mando de EEUU.

La ofensiva contra la revolución siria fue también impuesta contra la revolución ucraniana. Con los pactos de Minsk estrangularon la lucha de la clase obrera, la partieron y dividieron entre el Kiev fascista y el sometimiento del movimiento minero revolucionario a la oligarquía bonapartista del Donbass y de Moscú.

Hoy esta contraofensiva imperialista que se desatara contra Ucrania y Siria, ya recorre todo el mundo. La brutal flexibilización laboral por decreto en la India, Francia, Brasil, Sudáfrica y la que se está imponiendo de hecho en Argentina, no es más que la continuidad de esta ofensiva imperialista que arrasó y aplastó los focos más avanzados de la revolución, mientras las direcciones traidoras se encargaron muy bien de desorganizar la dura ofensiva de masas que sacudió al planeta a partir del crac capitalista de 2008; crac y pantano del cual al imperialismo aún no puede salir si no es tirándole toda su crisis al mundo y a los explotados.

Como dijimos, las direcciones traidoras le han dado un enorme hándicap al imperialismo. La entrega de la revolución cubana y como vimos, el pacto de Castro con Obama, fue un nuevo golpe por la espalda a los procesos de lucha de las masas a nivel mundial. El stalinismo, cuando el capitalismo se está hundiendo, ha lanzado un grito de guerra desde La Habana diciendo “el socialismo no va más”. Justo en este momento en que las masas presentan duras batallas contra verdaderas hambrunas y miserias generalizadas, como es la que sacude al planeta. En estos momentos salen los traidores al socialismo a decir que “el socialismo no va más”. Y acaban de votar una constitución que legaliza la propiedad privada en Cuba.
Los renegados del trotskismo, presurosos, como sirvientes de izquierda al stalinismo, ya han salido a proclamar a los cuatros vientos, a recitar la misma cantinela de que “el socialismo no va más” y que solo es posible luchar por “ampliar la democracia”. Esta política ya la aplicaron en Medio Oriente, con sus llamados a Asambleas Constituyentes que terminaron primero con grandes fraudes que desorganizaron la ofensiva de masas y prepararon las condiciones para golpes contrarrevolucionarios y bonapartistas.

 

Con las masas en las calles en el Idlib rebelde, será Turquía ahora, con las bombas de Putin y Al Assad en la cabeza de los explotados, la encargada de estrangular desde adentro y desarmar a esa última trinchera de la revolución

Vistos desde estos enormes procesos convulsivos abiertos por el crac de 2008, vistos desde esta ofensiva contrarrevolucionaria del imperialismo que no cesa, lo que se vivió ayer en Idlib fue un nuevo hecho, un enorme acontecimiento, porque aparecieron las masas en las calles.
El imperialismo tenía todo controlado y ya preparaba su ofensiva final con Rusia y Al Assad, y con Turquía cerrando su frontera.
Pero las masas están ganando las calles. Una ofensiva terrestre de Al Assad para ocupar este enorme bastión de la revolución como es Idlib, le puede resultar dificilísima al perro Bashar y a Putin. Inclusive puede poner en riesgo lo conquistado hasta ahora con la contrarrevolución.
Cada vez se aproxima más el momento en que Turquía con sus puestos de control, cercando la provincia de Idlib, sea la encargada de desmovilizar a las masas, de desarmarlas y de imponer ella el control con sus generales contrarrevolucionarios, consumando la partición y la derrota de la revolución siria. Para eso se preparan, cerrando sus fronteras primero y armando hasta los dientes sus puestos de control que rodean Idlib y lindan con las provincias bajo control de Al Assad.
EEUU ya ha afirmado que todo plan sobre Idlib parte de aniquilar a los “terroristas”, es decir, a la vanguardia revolucionaria de toda Siria que se ha refugiado allí. A no dudarlo, que las fuerzas contrarrevolucionarias de Erdogan ya tienen armadas una casta de oficiales burguesa del ESL, de los mismos que ayer entregaron Douma, Ghouta, Homs, Alepo y que acompañaron a Erdogan en su ofensiva en el Éufrates. Esta casta de oficiales será la que realmente jugará un rol de quinta-columna dentro de Idlib para dividir a las masas e inclusive llenarla de sangre desde adentro. Ese es el plan de Erdogan y Putin, que incluye transformar a las brigadas lacayas de Erdogan en la policía interna del perro Bashar, como ya lo hicieron en todas las ciudades rebeldes entregadas desde adentro de forma cruel por los generales del ESL. Además buscan convertir a los jefes de dichas brigadas en generales de un ejército y un gobierno común con el fascista Al Assad. Este es el plan. ¿Lo lograrán?
Pero las masas están en las calles. Exigen la unidad de las brigadas para resistir y combatir. Desde la reunión de Astana, se conspira, tal cual el “policía malo” y el “policía bueno”, entre Putin y Erdogan, con supervisión yanqui, la imposición de la rendición de Idlib. Turquía estrechará su cerco. Al Assad, tal cual una pistola en la sien, profundizará sus bombardeos. Turquía entra a Idlib para intentar rendirla y para nada a defender esa grandiosa revolución siria.

La última palabra no está dicha. La crisis de la revolución siria no está dada por la inteligencia o capacidad de sus asesinos o verdugos. Los que a estos les permite imponer sus planes, dividir a las masas e inclusive llenarlas de falsas ilusiones, es la enorme traición del stalinismo y todos los partidos social-imperialistas que sostienen a nivel internacional a Al Assad.
La crisis de la revolución siria es, en última instancia, la crisis de dirección revolucionaria de la clase obrera, una sobreacumulación de direcciones traidoras que desorganizan todo lo que las masas construyen en su combate.

 

En Siria los renegados del trotskismo han llevado al lodo de la ignominia y la traición las limpias banderas de la IV Internacional

La crisis que tienen las masas para luchar y vencer es su dirección. Todos se encuentran en las trincheras de Al Assad o de Trump y Erdogan, colgados a los verdugos de las masas revolucionarias.
A la brutal crisis de dirección de las masas se suma la crisis de nuestro partido mundial, la IV Internacional. El pablismo y sus traidores de hoy llevaron sus banderas ya abiertamente al fango de la traición, tal cual lo vimos con total crudeza en los graves acontecimientos de Siria, Medio Oriente y Ucrania.
Han disuelto la IV Internacional en frentes o partidos comunes con el stalinismo y todos sus despojos que lo continuaron como Podemos, Syriza y el Partido de la Izquierda Europea. Son los “socialistas de la reina” del SWP inglés que ingresaron al Partido Laborista de la city de Londres o los que han hecho lo mismo con el Partido Demócrata imperialista de Obama y los Clinton. Dentro de todos ellos, están los ex trotskistas ya abiertamente junto a los stalinistas en verdaderos partidos únicos y frentes de colaboración de clases.

Mientras los “anticapitalistas” han anidado como verdaderos apéndices de todos los frentes stalinistas de Europa, el Partido Obrero (PO) de Argentina y sus socios han reconstruido una parodia de “Internacional revolucionaria”. Acaban de hacerlo con el Partido Comunista Unificado (OKP, por sus siglas en ruso) de Rusia, que es un partido de la ex burocracia stalinista que entregó el estado obrero y restauró el capitalismo en la URSS en el ’89.
El socio del PO, el Partido Socialista de los Trabajadores (EEK) de Grecia de Savas Matzas, ha hecho de puente con el stalinismo, como hizo durante décadas apoyando incluso al mismo Gorbachov. Su política stalinista de “frente antifascista” con las burguesías “progresistas” y “democráticas” llevó a Matzas a estrechar vínculos con varios partidos stalinistas del este europeo, como los que fueron a derrotar desde adentro al movimiento minero del Donbass junto a los oligarcas pro-Putin de esa región. Jorge Altamira del PO, colgado a los hombros del EEK, acaba de fundar una nueva internacional, afirmando que está orgulloso de haberla puesto en pie junto a los stalinistas.
Dayra Mitina del OKP, luego de llevarle flores a la tumba de Stalin, estuvo en Buenos Aires en la reunión internacional del PO. Para nada Mitina fue una mera invitada a esa reunión. Esto lo demuestra que apenas meses después el PO y el EEK fundaron junto a ella y su OKP un partido internacional en Grecia. Ya Altamira habían anunciado que ellos iban a poner en pie una nueva internacional con corrientes stalinistas. Así, en un partido común, terminó la “confluencia” entre los renegados del trotskismo y los partidos apéndices de Putin. Los ex trotskistas de rodillas ante el stalinismo.
Mitina es un personaje fundador de la Juventud Stalinista en la Ucrania burguesa y oligárquica del año 1993. Mitina con el OKP fue a Damasco a rendirle homenaje y apoyo a Al Assad y con los fascistas de Bélgica creó un comité de apoyo al carnicero Putin y sus bombardeos en Siria, mientras sostuvo, como lo sigue haciendo, los pactos de Minsk con los que la oligarquía rusa de Putin ha ahogado los levantamientos revolucionarios de las masas del Donbass, dividiéndolas de los obreros de Kiev.

La entrega definitiva de las banderas de la IV Internacional al stalinismo por parte de los renegados del trotskismo, solo ha profundizado la crisis de dirección del proletariado. Este es el factor más atrasado de los procesos revolucionarios y de los heroicos combates que libran las masas: el de su dirección que en nombre del socialismo no hace más que traicionarlo todos los días.

Asimismo, el PTS y el MAS de Argentina, junto a otras corrientes neo-trotskistas y de anarco-stalinistas, plantearon que lo mejor que podía pasar en Siria era que ganen las YPG y el PKK. Aquí queda claro de qué se trataban las “convergencias entre Trotsky y Gramsci en los años ‘30” que plantea falsamente el PTS. Han sometido a la clase obrera mundial y en particular al pueblo kurdo, a los traidores stalinistas del PKK. Es decir, sometieron la lucha por la liberación nacional del pueblo kurdo, a Al Assad. Y este y Putin a un pacto con Erdogan. Una infamia que entregó no solo al pueblo kurdo en Siria, sino en toda la región. Todo fue una vil patraña contrarrevolucionaria. Hoy estos izquierdistas están bajo el mando del stalinismo kurdo y las 10 bases yanquis instaladas en el norte de Siria. Eso es lo que son: unieron sus banderas al stalinismo para sostener al imperialismo.
Ya está claro: los ex trotskistas están en partidos únicos con el stalinismo y con corrientes social-imperialistas en todo el mundo. La crisis de dirección del proletariado se trata entonces del pérfido accionar de las direcciones traidoras de contener y desviar los procesos revolucionarios y cuando no, de atacarlos abiertamente como sucede con la revolución siria.

Hoy también se levanta el telón para que quede al desnudo otro sector de la izquierda social-imperialista mundial que pedía a gritos que EEUU, Turquía o Qatar armen a la resistencia siria. Así lo hacía la LIT, Izquierda Socialista de Argentina y la UIT-CI, el SWP inglés… EEUU ya había enviado al ISIS, a los ayatollahs y a Putin. Y ahora va Turquía no a armar la resistencia, sino a desarmarla y a entregar su último bastión.
Las masas sirias pagaron muy caro las falsas ilusiones que les impusieron los generales del ESL y estas corrientes de la izquierda, de intentar hacerles creer que el imperialismo “democrático” iba a sostener y defender la revolución “contra los fascistas”. Un brutal engaño porque la democracia y el fascismo salen de la misma cloaca que es este sistema capitalista y la revolución siria en su lucha por el pan lo enfrentaba abiertamente.

Compañeros, hoy se está jugando una batalla decisiva en Medio Oriente y, en el resultado de esa batalla, va a depender en gran medida qué pasa con las batallas en todos los continentes. Se prepara una batalla para recolonizar Rusia y China en la guerra comercial que hay entre EEUU y Alemania. El ataque a la clase obrera de China y Rusia ya empezó y se continúa con una política de saqueo, hambruna y ataque a las conquistas de todo el movimiento obrero, incluido el resto de los llamados BRICS como Sudáfrica y Brasil. Argentina está en crisis y doblemente saqueada por el FMI.
En Rusia han liquidado las jubilaciones. Una victoria de Putin en Siria significa que a los trabajadores de Rusia les quitan las jubilaciones y la jubilación va a hacerse a los 70 años de edad. Millones de obreros no cobran sus salarios. Pero sobra plata para armar tropas fascistas para masacrar en Siria. Este es el rol del sicario Putin y sus sirvientes.

La batalla en Idlib hoy cuenta con enormes enemigos que no son solamente los barriles de Al Assad ni los bombardeos de Putin. Ya vimos como la invasión de Turquía es y será el gran factor contrarrevolucionario actuante para desorganizar desde adentro la enorme lucha de las masas de Idlib que han ganado las calles, para que la resistencia atalonada allí no reagrupe sus fuerzas y vuelva a abrir los frentes hacia Damasco, Daraa, Aleppo...

Pero las masas no dejan las calles. Todo está por verse. La crisis de dirección se agudiza. Si la revolución queda sometida a la burguesía y a sus distintas pandillas, no dudemos que será derrotada… Pero, insistimos, las masas están en las calles. El grito de “No Pasarán” se escucha en todo el mundo. En Idlib están los milicianos que ya escucharon los “cantos de sirena” de los que dijeron que había que desarmarse y pactar con Al Assad. Ellos ya vieron a los generales del ESL ponerse los uniformes del ejército de Bashar o transformarse en su policía. No le será fácil a Turquía imponer su plan de rendición desde adentro y desarmar a las masas.
El último capítulo de la revolución siria no está escrito. Pero cuanto más y más los trabajadores de Siria y el mundo logren reconocer quiénes son sus enemigos y quiénes serán sus aliados, más y más estaremos cerca de defender la revolución siria, a su última trinchera y preparar una contraofensiva de masas en Siria y toda la región.

 

Hay que conquistar un programa de reformas sociales para que los explotados le disputen la dirección de la guerra militar contra Al Assad a la cobarde burguesía sunnita y se despejen todas las falsas ilusiones de que Erdogan y sus tropas bonapartistas vienen a salvar a los oprimidos de Siria.

Erdogan es quien blande el látigo de la represión y la esclavitud contra los trabajadores turcos, el pueblo kurdo y los millones de refugiados sirios que están en su frontera. El camino a la victoria no puede ser otro que las armas conquistadas en la guerra civil pasen a contralor del pueblo que ya está en las calles. En Idlib, nadie se desarma, ni ninguna fuerza extranjera ni los contrarrevolucionarios de Al Assad ocupan un milímetro de territorio.
¡Cada hombre, un fusil! ¡El armamento pesado no se entrega! ¡Por comités de trabajadores y soldados! ¡Que vuelvan los shora y los comités de coordinación!

Para el pueblo, “que caiga el régimen”, significa conquistar el pan y aplastar a las fuerzas fascistas de Al Assad. En las zonas liberadas, la carestía de la vida azota tanto o más que en las zonas controladas por el perro Bashar. La demanda de que toda la economía de Idlib, de Daraa o Alepo liberada, su comercio, sus industrias, sus bancos pasen a manos del pueblo para que este coma, puede ser un misil poderosísimo para que vuelvan a sublevarse las masas en la retaguardia de Al Assad y para potenciar por mil el ánimo y el espíritu de combate de las masas rebeldes. Esta también es una demanda sentida por los millones de refugiados, para que sean ellos los que regresen a Siria y retomen el combate y para que no ingresen las fuerzas contrarrevolucionarias de Erdogan, asesinas de su propio pueblo y que se predisponen a actuar también como gendarme de todo el imperialismo en la región.
Ninguna guerra civil se gana sin un programa de reformas sociales. La expropiación de los capitalistas es el camino para separar a la burguesía de las armas y que vuelvan al pueblo.
El combate por nacionalizar sin pago los bancos y pozos de petróleo de toda Siria, como compensación también por los destrozos y saqueos de la nación, es el programa mínimo para que los explotados den su vida hasta el final en esta guerra civil, donde retroceder es la muerte. Este es el único camino para recuperar y reconstruir las viviendas y la Siria devastada por las tropas de ocupación.

Un programa revolucionario así despertaría la simpatía de las masas de todo Medio Oriente que tienen bajo sus pies el 80% del petróleo y el gas del mundo, mientras ellas mueren de hambre y pasan las peores penurias. Y los trabajadores europeos y de todo el mundo verían que en Siria se libra una batalla en defensa de los intereses de toda la clase obrera y los oprimidos del planeta. Verían así que la victoria de la resistencia siria es una cuestión central para frenar el ataque de los capitalistas a nivel mundial.

El programa de la revolución socialista es el programa de la victoria de la guerra civil. El llamamiento es a levantarlo como demanda de los explotados de todo el Magreb y Medio Oriente para que en toda la región vuelva a tronar “que caiga el régimen”, el de Al Assad, el de Putin… y el de Erdogan. Pero no solo allí, sino también los regímenes infames de Wall Street, de los Borbones en el Estado Español, de la V República francesa, etc.

Están por venir combates decisivos. Hoy más que nunca la lucha por poner en pie una dirección revolucionaria de las masas de Siria y Medio Oriente, se ha vuelto fundamental. En esta tarea hemos volcado todas nuestras fuerzas.

Nosotros desde la FLTI, queremos saludar a todos los compañeros que se movilizaron en todo el mundo y en Idlib en particular. Y plantear que la acción de las masas en las calles nos plantea nuevas obligaciones y en este caso nosotros tenemos que asumirlas en el continente americano.
En Argentina se realizará la reunión del G20 en noviembre. Hay que responder al imperialismo por todas estas batallas contrarrevolucionarias que organiza en Medio Oriente y en el mundo. El próximo G20, como ayer en Hamburgo, se merece un infierno. El mismo infierno que le hacen pasar los piratas imperialistas a las masas sirias, de Medio Oriente y todo el mundo, merecen que se lo demos en Argentina. Y esa es una tarea de todos los trabajadores del mundo y de América Latina en particular.
En esos combates habrá banderas de la revolución siria. Y también las habrá contra la embajada rusa, contra el asesino Putin, presentado como aliado de los pueblos por todas las direcciones traidoras de las masas, quien también deberá recibir su merecido. Esto lo han votado ya asambleas de los estudiantes en lucha en Buenos Aires. Hacer cumplir esa resolución es nuestra obligación. Mientras que la de socavar la ciudadela del poder del chacal Putin se están encargando las masas rusas que ganan las calles en defensa de su salario y sus jubilaciones y que chocan con su soldadesca. La clase obrera rusa se pone de pie y volverá nuevamente al combate como hizo en el siglo XX. Ella castigará duramente, como hizo con los zares, las tropelías y masacres genocidas de Putin y su pandilla de Moscú contra los pueblos de Eurasia.

Ni los presos sirios, ni los centenares de miles de masacrados serán olvidados. ¡No habrá olvido, ni perdón! La justicia se conquistará con la victoria de la revolución en Siria y a nivel internacional.

 

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