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FRANCIA - 13 de diciembre de 2018

Hacia la quinta jornada de combate de los chalecos amarillos en Francia del sábado 15/12…

Declaración de la Fracción Leninista Trotskista Internacional (FLTI)

Macron no cedió. Apoyado en la burocracia sindical y la gran patronal, solo busca engañar y estafar al pueblo

Hay que pelear como en el Mayo del ‘68

Para conseguir todas nuestras demandas de salario, trabajo y jubilaciones dignas y para que la crisis la paguen los capitalistas:

¡Huelga General revolucionaria hasta que caiga Macron!

Enormes acciones independiente de masas
La clase obrera no tiene la dirección que se merece

Ver más

Los chalecos amarillos no abandonan las barricadas

El sábado 8/12 nuevamente los chalecos amarillos, los trabajadores, los jóvenes desocupados de los barrios obreros, los jubilados, los pequeños productores empobrecidos, hicieron un infierno en las calles de Paris y en las ciudades del interior, enfrentándose duramente con las fuerzas de seguridad. En París fue montado un verdadero estado de sitio, con blindados de la gendarmería impidiendo que las masas levantaran sus barricadas en las calles. Es que el conjunto de los explotados entraron al combate protagonizando, por cuarta vez consecutiva, una enorme jornada revolucionaria y preparan una quinta para el próximo sábado 15/12 lo que demuestra que los de abajo no abandonan las calles.

 

Las concesiones de Macron: una gran estafa y engaño al pueblo

Ante la jornada de lucha política del 8 el gobierno de la V República, viendo que perdió todo control de las masas y que su poder tambaleaba y se debilitaba, y anticipándose a que las masas insurrectas avancen contra el poder de la burguesía, Macron, después del silencio de una semana, llamó a una reunión a la traidora burocracia sindical de las centrales sindicales CGT, CFDT, FO, CFE-CGE y CFTC , a las organizaciones patronales imperialistas francesas (MEDEF, CPME y U2P ) y a los presidentes de la Asamblea Nacional (diputados, senadores y del Consejo económico).
En esa reunión se comenzó a pergeñar una gran estafa y un engaño contra los trabajadores. En primer lugar, montaron una puesta en escena para anunciar que se “daban concesiones” a los obreros y al pueblo sublevados, haciéndole creer a estos que dichas concesiones como el “aumento” de 100 euros de salario y la suspensión de la suba del precio del gasoil, eran un subproducto del reclamo de las centrales sindicales que fuera acordado con las asociaciones empresariales. Esto es una vil mentira. La burocracia de los sindicatos impidió que la clase obrera intervenga a través de ellos en la lucha en las calles. Los burócratas sindicales apoyaron el tarifazo y el aumento de los combustibles de Macron, luego de traicionar los enormes combates de la clase obrera francesa contra la flexibilización laboral y el despojo de las 35 horas de trabajo semanales. En estas semanas de combate no movieron un dedo mientras la mayoría de la clase obrera ganaba las calles sacándose el chaleco que le había impuesto la burocracia de los sindicatos, poniéndose el chaleco amarillo y aliándose con los estudiantes y con los sectores empobrecidos de las clases medias del campo y la ciudad. Es decir, en una verdadera lucha política de masas contra el gobierno y el régimen.
Pero la clase obrera y el pueblo explotado de Francia ya tienen perfectamente claro cómo son las cosas: quiénes son los lacayos del gobierno y traidores de la lucha obrera y quiénes realmente estuvieron a la cabeza del combate de barricadas y en las calles.

Por otra parte, en dicha reunión se conspiró contra los trabajadores sublevados, pergeñando un engaño que rápidamente quedó al descubierto como tal ante los trabajadores y el pueblo. Es que, en realidad, ni el gobierno ni los patrones concedieron nada, ni los burócratas sindicales consiguieron nada. Todo ha sido una gran mentira.
Los 100 euros de “aumento” al salario mínimo que anunció Macron, no saldrán de los bolsillos de la patronal, sino de las arcas del Estado, es decir que lo que está otorgando es nada más ni nada menos que un subsidio a la patronal y en un futuro cercano, serán las masas las que tendrán que pagarlo con nuevos impuestos.
Lo mismo en relación a la anulación del impuesto por la seguridad social a los jubilados que ganan menos de 2000 euros y el bono de fin año, cuyo pago queda sujeto a la decisión de cada patrón que, por supuesto, ya han anunciado que no lo pueden otorgar…
¿Y sobre el aumento del precio del gasoil? Una burda patraña… La suba se posterga. Indudablemente, con las masas fuera de las calles, con la burocracia sindical recobrando el control del movimiento obrero, con los patrones esclavizando en las empresas a los trabajadores, con el estado ejerciendo el látigo contra los inmigrantes, los desocupados y la juventud, es decir, una vez estabilizada la situación, el tarifazo volverá de nuevo. ¿En qué día de 2019? Aquel en que las masas vuelvan a ser controladas por sus direcciones y desalojadas de las calles.

 

El enemigo es la oligarquía financiera de Francia y de la Europa imperialista de Maastricht

Los trabajadores y el pueblo francés saben que quien da la orden del aumento del gasoil para “reducir el déficit del estado” es la Europa imperialista de Maastricht. Los ejes que pivotean los negocios de las pandillas imperialistas europeas en ese continente y en todo el planeta son el gobierno de Macron y el gobierno de la Merkel, el eje imperialista franco-alemán que ha encontrado un espacio vital en el continente europeo, desde Portugal a las estepas rusas.
Para mantener la unidad monetaria del euro, la Europa de Maastricht no permite más de un 3% de déficit en las cuentas públicas de los estados que pertenecen a la Unión Europea. Francia está excedida en ese déficit. Por supuesto que los grandes capitalistas franceses, sus banqueros y la oligarquía financiera no están dispuestos a poner un euro de las superganancias que obtienen de los pueblos oprimidos que saquean y de los trabajadores franceses que explotan. Justamente, de eso se trata el aumento del gasoil: de hacerle pagar a las masas el déficit del funcionamiento del estado.
El gobierno de Macron se ufana de darle subsidios a las empresas para pagarle 100 euros más a cada trabajador. Ello equivale a 10.000 millones de euros, como gasto corriente del estado, que, insistimos, lo pagarán las masas con aumento de los impuestos, como lo sabe bien el pueblo francés. De allí que uno de los reclamos claves que encabezó estos combates contra el aumento del gasoil, fue el de imponerles impuestos a las grandes fortunas.
Es que en Francia, todos los trabajadores y el pueblo saben que la Total, una de las petroleras imperialistas más grandes del planeta, socia de las “7 hermanas” en el saqueo del petróleo en todo el mundo colonial y semicolonial, ha mostrado en su balance en la bolsa de valores utilidades por 12.000 millones de dólares al año que reparte entre un puñado de accionistas y parásitos que viven de cortar cupones. Es decir, que con las superganancias declaradas de una de las grandes empresas imperialistas francesas de un año, se puede pagar un aumento de salario para todos los trabajadores de Francia. Ni hablar del grupo Renault, cuyas utilidades llegaron a 11.500 millones de euros en 4 meses, de la Airbus o del banco Paribas que es abiertamente uno de los mayores bancos inversores en China, asociado a las transnacionales que esclavizan a la clase obrera asiática. 
Ha quedado claro para los trabajadores y el pueblo francés que el anuncio de Macron no es una concesión y que este no cede nada. Es una estafa y un engaño que ya ni siquiera puede ser pasado como una reforma o una conquista por los traidores de la burocracia sindical.

 

Al gobierno de Macron hoy lo sostienen los traidores de la burocracia sindical y la gran patronal, que teme por su caída a manos de la acción directa de las masas

El “rey” Macron, que perdió el control de las masas, por lo que ve peligrar su dominio, llamó a sus “escuderos”, los burócratas sindicales para que sometan a las masas a este pacto infame, para estrangular el heroico combate de las masas. Así Martínez de la CGT, junto a toda la burocracia sindical, juega un rol fundamental salvando a la infame V República francesa. Pues estos traidores serán los que garantizarán la aplicación de los planes de la patronal, en el caso de que la burguesía logre sacar a los explotados de las calles,
Ese es su rol, pues ellos son los responsables de que la clase obrera francesa perdiera una de sus principales conquistas, las 35 horas de trabajo semanales. Ellos entregaron la lucha contra la reforma del código de trabajo, la ley Khomri, el combate contra la reforma de los ferrocarriles y un largo etcétera.
Por ello la CGT no llamó a ninguna huelga general en estos días, pues le va la vida no solo en preservar la propiedad y las ganancias de los capitalistas, sino también porque la burguesía sabe que una caída del gobierno de Macron a manos de una acción directa de las masas, abriría una verdadera crisis de poder en las alturas y en todas las instituciones de dominio de Francia. De ello se trata esta “mesa de concertación y diálogo”: de sostener a Macron para que no lo tiren las masas e impedir que estas avancen en abrir el camino para conseguir sus demandas, demoliendo todas las instituciones de dominio de la V República francesa. La burguesía sabe que ello significaría la apertura de la revolución en Francia. Se estaría poniendo los primeros adoquines para poner en pie la barricada pero esta vez de la Comuna para tomarse la Bastilla…
Es por este motivo que rápidamente la burguesía montó una verdadera muralla para defender su fortaleza, para “cercar la Bastilla” ante el odio de las masas… Un siniestro acuerdo de la patronal y la burocracia sindical cuando el poder burgués ha perdido el control de las masas, es decir, en momentos en que el esclavista ha perdido el control de sus esclavos que se han sublevado.
Esta nueva muralla de mentira y engaño que se puso en pie es porque los trabajadores también han puesto en cuestión con sus combates el control ejercido por la policía de las calles de Francia. La burguesía sabe que en nuevos y superiores choques con las fuerzas represivas y la soldadesca, los obreros tendrán a su alcance las armas, conquistadas desde los piquetes y las barricadas.
Las clases dominantes francesas, fogueadas en la masacre de la Comuna de París y en el engaño y la mentira, con los que desviaron el combate del Mayo del ’68, sostenidos por la burocracia sindical en general y el stalinismo en particular, saben muy bien que necesitan volver a otorgarle el control del movimiento obrero al stalinismo, a la izquierda social-imperialista y a la burocracia de todos los sindicatos, totalmente corrupta y vendida al estado burgués.
Por eso Macron llamó a Martinez, el secretario general de la CGT, a organizar esta reunión para engañar al pueblo y lo convirtió de hecho en su vicepresidente, como jefe de la policía interna que tiene la burguesía al interior del movimiento obrero para controlar los sindicatos. Para ello, desde el año ’89, el sistema capitalista y sus regímenes y gobiernos sostuvieron y encubrieron a los Partidos Comunistas, especialmente de Europa, luego de que estos entregaran la URSS, para que controlen los sindicatos con manu militari. El stalinismo conocía y conoce perfectamente ese oficio.
Como ya vimos en distintas declaraciones, toda la izquierda y entre ellos los ex trotskistas, se lamentaban que los sindicatos no habían intervenido cuando las masas estaban en las calles y ya habían totalmente sobrepasado a la burocracia sindical. Pero Martínez y la CGT, los burócratas social-imperialistas de Force Ouvrière (Fuerza Obrera) y demás centrales sindicales, les hicieron caso a estas corrientes e intervinieron: cerraron un pacto con la gran patronal para sostener a Macron y engañar y estafar al pueblo.

Cuando escribimos esta declaración, está claro que el engaño y la estafa de Macron no prenden en las masas. Estas siguen esperando su dimisión. La burocracia sindical ha debido reacomodarse nuevamente. Anuncia una nueva medida de acción de los sindicatos para este viernes 14/12, con la cual aspira montarse en la cresta de la ola para intentar controlar esta marea revolucionaria. Pero ya su desprestigio es enorme. Los burócratas sindicales no son chalecos amarillos. No son combatientes de la barricada. Ellos no traen conquistas. Ellos solo cometen traiciones. Ellos son enemigos de los “vándalos”, como llaman a los que luchan en las calles de Francia. Ellos son enemigos de los chalecos amarillos. Ellos son sirvientes de la V República.

 

Una nueva revolución intenta ponerse de pie en Francia retomando los pasos más avanzados del Mayo del ‘68

En aquel año tumultuoso, París era conmovida por una enorme lucha revolucionaria con toma de universidades del movimiento estudiantil. Durante un mes, los estudiantes combativos hicieron de chispa para que se incendiara la pradera que llevaba a que irrumpa el movimiento obrero y ponga Francia en llamas, tal y como sucedió.
En aquellos años comenzaba un ascenso revolucionario de masas en todo el mundo. Luego de los combates contra la traidora burocracia stalinista de los metalúrgicos en Alemania oriental en 1953 y de los consejos obreros de Hungría, la clase obrera chocaba con los lacayos del imperialismo del stalinismo en las calles de Praga. En Tlatelolco, México, centenares de estudiantes fueron asesinados en respuestas violentas al combate en defensa de la educación. Un ascenso de masas radicalizaba a la clase obrera mundial y enfrentaba por izquierda al pacto infame del imperialismo “democrático” yanqui y sus socios, los traidores de la burocracia stalinista, firmado en Yalta y Potsdam a la salida de la Segunda Guerra Mundial.
En ese año 1968, EEUU con el presidente Lyndon Johnson del Partido Demócrata invadía Vietnam (un recordatorio para la izquierda que hoy se complace y saluda los avances actuales de dicho partido) y como respuesta, las masas vietnamitas largaban la ofensiva del Tet, atacando todos los cuarteles yanquis y hasta su Embajada en Saigón.
El movimiento antiguerra, con su avanzada, el movimiento negro, se radicalizaba en EEUU en una verdadera batalla campal contra la policía del Partido Demócrata asesino de las masas de Vietnam.
El Che Guevara caía en Bolivia, entregado y aislado por el stalinismo, y el movimiento estudiantil vestía de rojo a las universidades de París con su lucha revolucionaria.

La clase obrera francesa, rompiendo la barrera de la burocracia sindical traidora de la CGT, controlada por el stalinismo y el PC, irrumpió junto al movimiento estudiantil en una huelga general de 15 días que llevó incluso a que el gobierno de De Gaulle huya de Francia y se refugie en Alemania por temor a que las masas lo derroquen con sus combates revolucionarios. La clase obrera en Francia, al igual que sucedía en Checoslovaquia, tiempo antes en Hungría y como luego se hiciera en un ascenso generalizado en el mundo, golpeaba por izquierda contra el control stalinista del movimiento obrero mundial y su pacto contrarrevolucionario con el imperialismo.

Las lecciones de ese combate están vivas, inclusive en la conciencia de las masas. Es que toda revolución que comienza, toma elementos de las anteriores que dejan huella en los explotados. Y en la burguesía, quedó una clara conciencia de clase para enfrentar los nuevos combates de masas.
Hoy Macron (preocupado por ser el De Gaulle de 1968) por un lado mira a Berlín y por el otro, a la barricada. Todavía no emprende el viaje porque espera que los traidores de la burocracia sindical y la autollamada “Nueva Izquierda”, verdaderas corrientes social-imperialistas, apaguen el fuego de las barricadas.
En los directorios de las grandes transnacionales, la burguesía ya se prepara ante la posibilidad de que las masas derroten a Macron, cuestión que no está dispuesta a permitir. Cuando esta ve peligrar su poder, desarrolla todo su instinto y conciencia de clase.
Así, por si el actual plan de engaño y mentira falla, ya han enviado a su ala izquierda burguesa, que va desde Melenchón hasta los “anticapitalistas” sirvientes del imperialismo francés, a solicitar que renuncie Macron, se adelanten las elecciones y se “democratice” Francia unificando ambas cámaras en una Asamblea Nacional Única.
Mientras envía a la policía a la calle y levanta estas murallas contra las masas, la burguesía también prepara este nuevo engaño de edulcorar al régimen de la V República bonapartista y contrarrevolucionaria con dosis de mentiras “pseudo-democráticas”. ¿Por qué? El estado mayor de la burguesía, como ya dijimos, aprendió perfectamente del Mayo Francés.
En el ’68 al proletariado francés le costó casi 30 días de combate del movimiento estudiantil para poder romper el cepo con el cual la burocracia sindical del stalinismo lo controlaba férreamente, tal como lo venía haciendo desde la salida de la Segunda Guerra Mundial. Ya en aquel momento, el traidor Thorez, el secretario general del Partido Comunista francés, desarmó a los maquis, que fue la resistencia francesa que había abatido al fascismo, y llamó a los obreros a trabajar 12 horas por día en las peores condiciones de esclavitud para “reconstruir La France”. Y cuando se trataba de “repartir las riquezas”, años más tarde, los trabajadores solo recibieron más hambre, miseria y opresión. La clase obrera fue sometida y también paralizada cuando en los ’50 el imperialismo francés organizaba una orgía de masacre y genocidio en su colonia Argelia que pugnaba por independizarse.
La suerte que la Legión Extranjera les preparaba a los obreros y campesinos argelinos fue la misma que les dio a los obreros de Francia: salarios de miseria y esclavitud. Ese fue el motor del Mayo Francés. La clase obrera rompió con el Partido Comunista y la burocracia de los sindicatos, irrumpió con una huelga general de 15 días y junto al movimiento estudiantil se adueñó de Francia.

Por eso dan arcadas cuando el reformismo se llena la boca hablando del “estado de bienestar” del imperialismo francés. Es que ellos son, y siempre fueron, de la aristocracia obrera y de las capas altas del proletariado francés y europeo, desde donde miran, con la nariz parada, a la clase obrera de las colonias francesas y de las semicolonias que este imperialismo oprime y saquea.

 

En 2018 los trabajadores entran al combate rompiendo el cerco de la burocracia de los sindicatos
La burguesía sabe leer las condiciones y el desarrollo actual de las acciones independientes de masas en Francia

La burguesía y su gobierno actúan hoy como lo están haciendo, porque aprendieron su lección del ’68. La revolución comenzó en aquel año cuando el stalinismo y la burocracia de los sindicatos perdieron su control del movimiento obrero.
Pero, esta vez, la clase obrera rompió ese chaleco de fuerzas y no tardó, como en el ’68, 30 días de combate del movimiento estudiantil para salir de las fábricas a pelear. Esta vez, los trabajadores y las masas explotadas entraron directamente en lucha política para tirar al gobierno, a pesar y en contra de la burocracia de los sindicatos. El proletariado ingresó a este combate junto al movimiento estudiantil y las clases medias arruinadas. Las burocracias sindicales fueron sorprendidas, al igual que la burguesía, por esta gran acción independiente de masas. Es que luego de enormes traiciones de la burocracia de la CGT y demás centrales sindicales, fue el movimiento obrero el que poniéndose los chalecos amarillos, fue la avanzada de los explotados en las barricadas que comenzaron a incendiar París.
Una pandilla de la burguesía francesa, como la de Le Pen, intentó utilizar la acción de masas con su política “anti-Maastricht”, pero rápidamente dio la orden de salir de las barricadas porque allí estaba la clase obrera, la juventud rebelde y el movimiento estudiantil peleando… Rompiendo con los chalecos de fuerza de la burocracia, el movimiento obrero ya está en las calles. Su método de lucha es la barricada. Los estudiantes, por centenares de miles, también están allí. Los “plazos del Mayo Francés” se han acortado. La trampa de la nueva muralla, basada en la estafa del pacto de los dirigentes de los sindicatos con el gobierno, persigue el objetivo de que la clase obrera vuelva a estar bajo el control de la burocracia.

La burguesía sabe y quiere impedir que la barricada lleve al piquete, el piquete al bloqueo de rutas, el bloqueo de rutas a cercar la producción y de allí a abrir el camino a que el comité de fábrica rompa el corset de la burocracia y se imponga la huelga general
De desarrollarse las condiciones actuales, estas llevan al surgimiento del comité de fábrica y a la derrota abierta de la burocracia sindical empresa por empresa y, de esta forma, a que se ponga de pie y pise fuerte un nuevo Mayo del ’68, un nuevo Mayo Francés basado en los consejos obreros, en el movimiento estudiantil rebelde, en las barricadas y los piquetes. Y eso es lo que está planteado como necesidad y como dinámica del combate que se ha establecido. Y por ello la nueva muralla y la infamia que ha montado la burguesía y la política dulzona de colaboración de clases de la izquierda, inclusive la “anticapitalista”, que no quiere que Macron - De Gaulle “huya a Alemania”, sino que dimita y se anticipen las elecciones.
Lo que recorre Francia es el fantasma de la revolución y del Mayo Francés, y ese fantasma comienza a recorrer toda Europa.

 

Lo que la clase obrera necesita es poner en pie los organismos de autoorganización de masa con democracia directa que pongan en pie la autodefensa y la milicia obrera

La tarea del momento en Francia es poner en pie los organismos ad hoc aptos para el combate actual, que organicen a las masas en lucha: los comités de consumidores, de jóvenes de las cités, de estudiantes, los comités de fábrica, los comités de desocupados y los piquetes de combate de las barricadas. Que se coordinen y centralicen a nivel local, regional y nacional.
Se trata de poner en pie el poder de los trabajadores y las masas explotadas. Se trata de desarmar a la policía y de armar al pueblo. Como en la Francia revolucionaria de 1793, ¡cada hombre, un fusil! Y como se gritaba en la Comuna de París: “¡el que tiene las armas, conquista el pan!”.

Frente a esto no hay ningún misterio ni nada que inventar. Por más que los reformistas y las direcciones traidoras le digan a las masas y le machaquen en sus oídos, que lo único que pueden hacer son “luchas sindicales o de presión a los Parlamentos para conseguir migajas”, la clase obrera y sus aliados ya han entrado en la lucha política. Esta es la que subsume la lucha económica y todo se resume para las masas en que caiga el gobierno para conseguir hasta la más mínima de sus demandas. La burocracia de los sindicatos no logra hacer pie en los combates de barricadas de los chalecos amarillos. Patinan como en un lago recién congelado.
Lo que las masas tienen por delante es poner en pie, desde las barricadas, los consejos obreros y su milicia para poder unir a todas las clases oprimidas y explotadas de la sociedad. Esto no es ningún misterio. Estos son los soviets. Aquellos que los reformistas se han juramentado, junto a la burguesía, no permitir que jamás vuelvan a ponerse de pie. Ese es su trabajo, para ello les pagan.

Las masas que hoy entran al combate en Francia han visto el desarrollo de las revoluciones del Magreb y Medio Oriente abiertos en 2011. Aún no se ha terminado de enfriar la sangre que dejaron las masas en dicho combate. La propia burguesía imperialista francesa la ha intentado utilizar con decenas de “atentados del ISIS” para engañar al pueblo y con una falsa “unidad nacional” someter a la clase obrera a la burguesía.
Esos acontecimientos, al igual que los combates de toda la región, están aún frescos. Allí surgieron los comités de coordinación de obreros y soldados en la revolución siria y las milicias de Libia… En El Cairo, millones se agrupaban en la Plaza Tahrir y al décimo día de acciones de masas, desde allí se convocó a la huelga general y así se derrocó al “faraón” Mubarak… Aún se mantiene en la memoria el recuerdo de Túnez y de cómo con una huelga general revolucionaria, con tomas de comisarías, se liberó a los presos políticos y cayó el gobierno de Ben Alí… Todavía está caliente la sangre de las masas que protagonizaron la revolución del Magreb y Medio Oriente. Los refugiados en Europa mantienen aún vivos esos combates y también la tragedia de sus derrotas.
También en el Norte de África y Medio Oriente, los NPA, los autotitulados “Nueva Izquierda” y demás corrientes reformistas le hicieron creer a las masas que con Asambleas Constituyentes, “democratizando” los regímenes burgueses, se conquistaba el pan y la libertad, sin necesidad de expropiar a los capitalistas y avanzar a la revolución socialista. Allí está a la vista la estrategia de estos traidores que prometían pan “profundizando la democracia burguesa” (es decir, la más feroz dictadura del capital), pero lo que recibieron las masas fueron las bayonetas del fascismo y la contrarrevolución, luego de que se impusieran los engaños del reformismo.

Todos estos son los peligros que tienen las masas francesas por delante. Pero aquí no está nada dicho. La llama sigue encendida. Los combates de masas no se detienen. Ellos apuntan a barrer con la ciudadela del poder. Ello crea las condiciones para poner en pie el poder de los de abajo para luchar contra el poder de los de arriba y destrozar todas sus instituciones de dominio. Una situación pre-revolucionaria se ha abierto en Francia. Lo más atrasado de ella son los reformistas que no saben cómo embellecer a esta República imperialista infame con frases y maquillaje dulzones para “democratizarla”, cuando de lo que se trata es de demolerla para avanzar a conquistar la demanda más mínima de las masas.

 

Las fuerzas de la clase obrera francesa están en sus hermanos de las colonias y semicolonias que oprime el imperialismo francés y en los trabajadores del resto de Europa

El combate de las masas en Francia sólo puede triunfar decisivamente si unifica su lucha con la de la clase obrera del mundo colonial y semicolonial, peleando juntos contra las mismas transnacionales imperialistas de la V República y los regímenes y gobiernos asesinos que los oprimen. ¡Independencia de Guadalupe, Martinica, La Reunión y todas las colonias! ¡Un pueblo que oprime a otro no puede liberarse a sí mismo!

¡Fuera las tropas, las bases militares y la oligarquía financiera del imperialismo francés de Mali, del Chad, de Siria, de toda África y de todo el mundo semicolonial!

La fuerza de la clase obrera francesa se encuentra en la unidad con los obreros de toda Europa. Su victoria está en aplastar al Maastricht imperialista.
Los combates de Francia son seguidos por parte de todos los trabajadores de Europa que lo hacen con una enorme expectativa e inclusive comienzan a imitar su ejemplo. Esto sucede con los obreros del Estado Español que luchan contra la autocracia de los Borbones, hasta los de la Inglaterra en crisis; desde Bélgica a los trabajadores griegos que han entrado en acciones de lucha como fuera la última huelga general en Atenas, que amenaza hoy con ser encendida por la chispa de Francia.
En “épocas de paz” los traidores de las burocracias de todos los sindicatos europeos convocan a pomposas reuniones de las organizaciones sindicales de toda Europa. Ahora se cuidan muy bien de no hacerlo. Es que el camino que comienzan a marcar las masas es el de Hamburgo que le dio un “infierno” al G-20 en 2017 y el de París hoy.

Años atrás, cuando se levantaba la clase obrera en Rumania, los obreros de la Renault de ese país gritaban: “¡Queremos ganar como los obreros de la Renault de Francia!”. Eso no pudo ser. Las burocracias sindicales dividieron a la clase obrera europea, inclusive a los trabajadores de las mismas empresas transnacionales, que relocalizadas en el Este, maquilizaron esos países y hundieron el salario de los trabajadores de las metrópolis imperialistas. Así lograron que hoy los obreros franceses ganen lo mismo que los trabajadores rumanos.
Hoy la clase obrera francesa ha conquistado un enorme paso adelante para pelear: rompió el control de las burocracias sindicales que la someten a su propia burguesía imperialista. Llegó la hora de llamar a los obreros de las transnacionales francesas, a quienes se oprime y explota en Europa del Este y en todo el mundo, a sublevarse junto a la clase obrera de la metrópoli.
La Comuna de París fue un ejemplo de internacionalismo militante del proletariado mundial. Esta proclamó que eran ciudadanos de la comuna todos los obreros del mundo.

 

¡Hay que pelear como en el Mayo del ’68!

¡Paso a la Huelga General Revolucionaria hasta que caiga Macron!

¡Hay que desarmar y disolver a la policía asesina que amenaza con llenar en un baño de sangre a los trabajadores y al pueblo pobre de Francia!
¡Hay que poner en pie los comités de autodefensa, los piquetes y la milicia obrera!

¡Hay que tomar la Bastilla!
¡Abajo la V República imperialista!

¡Hay que conquistar el pan, el trabajo, la educación, una jubilación digna, recuperar las 35 horas y derrotar la esclavitud que quieren imponer los capitalistas!

¡Que la crisis la paguen la patronal y los banqueros!
¡Impuestos progresivos a las grandes fortunas!
¡Estatización sin pago y bajo control obrero de todas las transnacionales y bancos imperialistas!

¡Por la Comuna de obreros, campesinos y el pueblo pobre!

¡Abajo el Maastricht imperialista!
¡Que las llamas de París prendan el fuego revolucionario en toda la clase obrera europea y mundial!
¡Por los Estados Unidos socialistas de Europa!

 

Secretariado de Coordinación Internacional de la FLTI

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