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Diciembre de 2019

De Medio Oriente en llamas a la América Latina sublevada…
Del Hong Kong insurrecto a la primavera de París…

Combatiendo por recuperar el internacionalismo militante de la clase obrera…

La FLTI en Japón:

Conversaciones con los marxistas revolucionarios de la JRCL-RMF

 

Como anunciamos en la presentación de esta Edición Especial de “El Organizador Obrero Internacional”, una delegación del Colectivo por la Refundación de la IV Internacional / FLTI participó de la reunión política anual de los camaradas de la Liga Comunista Revolucionaria de Japón / Fracción Marxista Revolucionaria (JRCL-RMF). Invitados por la dirección de los marxistas del Pacífico, nos hicimos presentes entonces en esta reunión que fue realizada el pasado 8/12 en Tokio.
En esta oportunidad, además mantuvimos intensas jornadas de discusión y elaboración en común con los revolucionarios de Japón sobre cuestiones claves de los actuales estallidos revolucionarios de las masas.

Llegamos a Japón para luchar por coordinar y romper el aislamiento de estos combates revolucionarios que están conmoviendo al planeta, peleando por que los explotados del mundo semicolonial conquisten la unidad en la lucha con la clase obrera de los países imperialistas.
Como planteamos en la presentación de este periódico, durante nuestra estadía en Japón pudimos realizar intervenciones comunes con los camaradas de la JRCL-RMF, luchando por romper el cerco de Senkata y por unir los combates de la clase obrera y la juventud rebelde de Chile y Hong Kong.

Los revolucionarios discuten sobre lo que deben hacer: la revolución

Con los marxistas del Pacífico avanzamos en definir con toda claridad que la crisis de dirección de la clase obrera mundial no deja de agudizarse, es decir, que el nefasto rol del stalinismo, los renegados del marxismo y demás direcciones reformistas es el principal obstáculo que tienen las masas para el triunfo de sus combates.
El stalinismo, la socialdemocracia y los renegados del trotskismo, que configuran la hoy llamada “Nueva Izquierda”, prestan un enorme favor a los regímenes capitalistas que están en crisis producto de las ofensivas de las masas. Estas corrientes buscan ponerles límites a los combates de los explotados. Dicen que estas luchas solo pueden resolver simplemente tareas burguesas tales como “ampliar la democracia existente”. Su lema es luchar por una “democracia real”. Aquí y allá y para todas las situaciones de la lucha de clases, tal cual liberales pequeñoburgueses, articulan todo su programa alrededor de la pelea por Asambleas Constituyentes. Así, el reformismo le da a las consignas democráticas formales un carácter estratégico, cuando para el marxismo revolucionario estas no tienen más que un carácter táctico y episódico. Es que estas corrientes hace rato han renunciado a la lucha por el socialismo.
Asimismo, intentan hacer retroceder las luchas políticas de masas, donde los oprimidos comprenden que para conquistar hasta la más mínima de sus demandas deben derrotar a los gobiernos y regímenes de los explotadores, a luchas mínimas impotentes de presión sindical, en el medio de un brutal marasmo y crisis del sistema capitalista.

La guerra comercial entre las potencias imperialistas demuestra ser en realidad una guerra contra el movimiento obrero y los pueblos oprimidos. Esto es un testimonio de que las condiciones objetivas para la revolución socialista se están descomponiendo. La división mundial del trabajo se rompe permanentemente. No solo la disputa de las potencias imperialistas es por los negocios de China, sino que el combate de fondo de EEUU es contra la Europa de Maastricht y contra Alemania en particular. La pelea por el gas y el saqueo de Rusia es abierta y es tan o más violenta que la disputa por China. El nuevo gasoducto que va de Siberia a Alemania, llamado Nord Stream 2, ha sublevado a Wall Street, al punto de bloquear a toda empresa que lo construya.
Mientras tanto, decenas de países chocan a cada rato con las rocas submarinas de la crisis financiera internacional, que empuja a los gobiernos burgueses a largar brutales ataques contra las masas y a las potencias imperialistas a impulsar nuevas ofensivas recolonizadoras. El imperialismo necesita extraer superganancias del mundo semicolonial para que el capitalismo se sobreviva, luego de que un puñado de parásitos se han gastado y cobrado a cuenta lo que el trabajo humano aún no ha producido.
Con los camaradas de la JRCL-RMF constatamos, por un lado, que las condiciones objetivas están más que maduras para avanzar a la revolución socialista y, por el otro, denunciamos el pérfido rol de las direcciones traidoras, que es el elemento clave de inmadurez de los procesos revolucionarios actuales.

Junto a esto, un acuerdo no menor, sino importantísimo, que alcanzamos con la dirección de la JRCL-RMF es a propósito de las tareas democráticas estructurales que están planteadas en los países coloniales y semicoloniales. Estas son la ruptura con el imperialismo y la resolución de la cuestión agraria, es decir, la cuestión de la tierra que está en manos de la gran burguesía, la oligarquía y también el imperialismo. Frente a esto, acordamos en la teoría-programa de que la dictadura revolucionaria del proletariado acaudillando a las masas oprimidas del campo y la ciudad, es la única que puede resolver íntegra y efectivamente el problema de la tierra y la cuestión nacional en el mundo semicolonial. Esto coloca a las tareas antiimperialistas planteadas en las colonias y semicolonias como parte del combate de la clase obrera mundial por la revolución socialista internacional.

Estas cuestiones hacen a las premisas esenciales de un programa marxista revolucionario. De allí que podamos decir que en estos días de debate, donde también se expresaron diferencias que fueron discutidas fraternalmente pero sin diplomacia, había algo en común: éramos revolucionarios discutiendo lo que había que discutir, la revolución y el camino a su victoria.

 

Las condiciones para el inicio de la revolución según Lenin y el marxismo revolucionario

Hoy estamos en medio de una oleada de enormes estallidos revolucionarios que aquí y allá retroceden o no pueden conquistar triunfos decisivos por la traición de las direcciones que tienen a su frente. El imperialismo, sus gobiernos y regímenes cipayos han centralizado sus fuerzas y disciplinado a sus agentes, las direcciones traidoras, para estrangular los procesos revolucionarios que están en curso.

Avanzamos en precisar cómo se desarrollan sin cesar nuevos procesos de combate y acciones independientes de masas que son tales puesto que sobrepasan y rompen con el corsé que les impone el reformismo y con todos los mecanismos de control de los estados burgueses sobre los explotados. Al hacerlo, se inician choques directos de las masas contra el poder de los explotadores.
La lucha económica deviene en lucha política. Como diría Lenin sobre situaciones como estas, “los de arriba no pueden mantener su dominio como antes”, “los de abajo no los dejan” e inician acciones superiores e independientes que chocan abiertamente con la ciudadela del poder. Aquí y allá se abren situaciones revolucionarias o pre-revolucionarias agudas. Al decir de Lenin en su trabajo La Bancarrota de la II Internacional, “para que se produzca una revolución”, las masas “se sienten empujadas por todas las circunstancias de la crisis y por las ‘clases altas’ mismas hacia una acción histórica independiente”. Todo marxista serio, viendo los enormes estallidos revolucionarios actuales, podrá comprender que estas son las condiciones en los que estos procesos surgen y maduran. Pero va de suyo también, que sin una dirección revolucionaria, estos procesos no pueden triunfar y aquí y allá retroceden o son derrotadas.
Esta es la visión que aportamos desde la FLTI a los debates realizados sobre los acontecimientos de la revolución que están en curso y también de la contrarrevolución, como sucede hoy en Bolivia o ayer se desarrollaron en un grado superior en Siria y Ucrania.

Esta cuestión no es secundaria puesto que el inicio de toda situación revolucionaria o pre-revolucionaria le plantea a las masas que lo central que tienen por delante esos procesos, es la conquista de organismos de doble poder armados. Es que luego de que se desarrollan acciones independientes revolucionarias de masas, la tarea es preparar los organismos de poder de los explotados que le permitan en su combate avanzar a insurrecciones triunfantes que demuelan el poder burgués. Como plantea el trotskismo, al inicio de toda situación revolucionaria o pre-revolucionaria quien no organiza todo su programa -inclusive las consignas y tareas mínimas y democráticas- “alrededor del combate por los soviets”, no prepara a las masas para la revolución sino para entregar su lucha a la burguesía.

El imperialismo percibe con total claridad que en los actuales procesos revolucionarios lo que está planteado es la conquista de organismos de doble poder. La burguesía aprendió de los procesos revolucionarios anteriores. Por ello su objetivo fundamental, para el cual disciplina a todos sus agentes, es contener toda ofensiva revolucionaria. Cuando no puede impedir que se desarrollen irrupciones de masas que sobrepasan a las direcciones traidoras -como sucede en todos los levantamientos actuales-, todas sus fuerzas están concentradas en imposibilitar que las masas pongan en pie sus organismos de autodeterminación, autoorganización y democracia directa.
Muchas veces, las masas en su ofensiva les dan ese contenido a los viejos organismos existentes. Es indudable que esto sucedió en los acontecimientos revolucionarios de octubre en Ecuador con la central campesina CONAIE y las organizaciones obreras del FUT. En un proceso insurreccional, las masas le impusieron una brutal derrota en las calles al ejército y a la policía y echaron al gobierno. Fueron las direcciones de estas organizaciones las que luego repusieron al presidente en el poder. Pero hoy el FUT y la CONAIE son verdaderos organismos de doble poder. Son las direcciones colaboracionistas las que impiden que estos se hagan del poder, armándose y partiendo horizontalmente a las FFAA.
Asimismo, la tendencia al surgimiento de organismos de doble poder la vimos en todos los procesos revolucionarios o pre-revolucionarios agudos que se han desarrollado: los Comités de Coordinación en la revolución siria, los comités de fábrica que sostuvieron la Plaza Tahrir en Egipto en 2011, la tendencia a una milicia obrera embrionaria en la “primera línea” de la actual revolución chilena, el poder de las barricadas en el control territorial de diversos combates de masas, etc.
La tarea del reformismo es impedir que estos organismos maduren, se desarrollen, se coordinen y se armen, puesto que así serían las instituciones, los organismos “tipo Comuna”, los soviets para que las masas avancen a la toma del poder. Los enfermeros del capitalismo saben esto perfectamente, por eso su programa de democracia liberal burguesa, que liquida toda democracia directa del doble poder de los explotados.

El reformismo afirma que estamos ante estallidos y revueltas “impotentes” para así justificar su sometimiento a las trampas y desvíos “democráticos” de los combates revolucionarios que están en curso.
En realidad, como hemos visto en todos los procesos revolucionarios que se desarrollaron a partir del crac de 2008 ante las condiciones objetivamente revolucionarias de marasmo capitalista, estamos ante estallidos que abren fases de guerra civil, de ruptura de la paz social entre las clases, que incluyen revueltas, motines, insurrecciones locales, huelgas generales revolucionarias, choques con la soldadesca. Esta fase de guerra civil que se desarrolla en las situaciones revolucionarias o pre-revolucionarias tiene planteada por delante abrir el camino a la insurrección. Esa es la tesis del bolchevismo. Fue su programa, su política y su estrategia a partir de la Revolución de Febrero y en todos los procesos revolucionarios que este atravesó.
El reformismo quiere retrotraer la rueda de la historia, inclusive dejar atrás la Comuna de París e ir a 1789, a las revoluciones capitalistas burguesas, nada menos que en el siglo XXI, en la época de un capitalismo decrépito y en estado de descomposición.
Cuando el camino para avanzar a la toma del poder está abierto, el reformismo de hoy, tal como hacía el stalinismo ayer, plantea que es una tarea obligatoria de estos ascensos revolucionarios o pre-revolucionarios, detenerse en una etapa democrático-parlamentaria.
Esta es la vieja pseudo-teoría y programa del stalinismo, contra la cual discutimos y que acordamos enfrentar juntos con los marxistas del Pacífico, que a diario combaten a los Partidos Comunistas en Japón y en toda esa región del planeta.

Para el reformismo, la inmadurez de los estallidos y los combates actuales en focos candentes del planeta, está dada por la inmadurez de las condiciones objetivas y del proletariado en particular. Para el marxismo, la verdadera inmadurez es la traición de las direcciones que dividen las filas de la clase obrera, disgregan y fragmentan sus fuerzas y someten a las masas a pactos y acuerdos con la burguesía en frentes de colaboración de clases (frente popular) o a desvíos y trampas electorales para sacarlas de la lucha revolucionaria directa.
Cuando esta pérfida política desorganiza la ofensiva de masas, es el momento en que la burguesía y sus estados mayores llaman a los sables de los generales o al fascismo para que aplasten los procesos revolucionarios. La emergencia de gobiernos de colaboración de clases -que son el anteúltimo gobierno burgués- y del fascismo o el bonapartismo -que son los últimos gobiernos de la burguesía para impedir la victoria de la revolución- indica que la relación pacífica entre las clases se ha roto, que la situación revolucionaria está abierta, que los mecanismos normales estables de dominio burgués ya no tienen vuelta atrás y que las demandas más mínimas como comer, terminar con el saqueo imperialista o frenar el aumento de precios, empujan a las masas a combates revolucionarios que ponen en cuestión el poder de la burguesía.

Este desarrollo de los acontecimientos revolucionarios vuelve a plantear que hoy lo que está en cuestión es la teoría marxista sobre la revolución para enfrentar las pseudo-teorías del reformismo que ve un capitalismo vigoroso, a “masas atrasadas” y una época reformista, cuando la bancarrota del sistema capitalista se cae sobre las espaldas de millones de explotados del mundo. Son las fuerzas productivas las que se han sublevado no solo contra las relaciones de producción y el parasitismo capitalista, sino también contra las fronteras nacionales. En última instancia, lo que está en cuestión es el carácter de la época imperialista, de crisis, guerras y revoluciones. También en este punto, sobre el carácter de la época y sobre la tarea central de los revolucionarios al inicio de situaciones revolucionarias, se desarrollaron importantes debates y acuerdos fundamentales con los marxistas del Pacífico.

Durante todos estos debates, la dirección de la JRCL-RMF remarcó que no hay ninguna posibilidad de conquistar una praxis revolucionaria ni un programa a la altura de los combates de las masas, sin una teoría verdaderamente revolucionaria. Los camaradas insistieron en este punto. La alta calidad marxista y el nivel teórico de sus dirigentes y cuadros impactan y llenan de gran entusiasmo a todos los revolucionarios que aspiramos a poner en pie partidos de vanguardia leninistas de combate.

 

Sobre el rol del stalinismo en el siglo XXI
Luego de haber entregado las conquistas más grandes del proletariado mundial en el ’89, fue puesto
nuevamente por la burguesía al frente de las organizaciones de masas para cerrar el camino a la revolución

En intensas jornadas de discusión y debate fraternal pudimos observar las coincidencias que existen con los marxistas de Japón en la lucha contra las direcciones traidoras y reformistas, como el stalinismo. Este fue preservado por el sistema capitalista mundial después del ‘89 para controlar y manejar manu militari los sindicatos y centrales sindicales, como lo hacen en amplios sectores del planeta, de Grecia a Francia, de Chile a Sudán, del Estado Español a Sudáfrica, por dar tan solo algunos ejemplos. Mientras tanto, el stalinismo fue utilizado por el imperialismo en los ex estados obreros como fuerza contrarrevolucionaria de la restauración capitalista y en el asentamiento de los gobiernos burgueses que surgieron bajo la égida imperialista para disciplinar a las masas con brutales regímenes bonapartistas como en Rusia o semi-fascistas como en China. Desde este punto de vista se logra comprender en profundidad la batalla abierta de los marxistas de Japón alrededor de la lucha contra el imperialismo y el stalinismo, cuyos partidos devenidos en nuevas fuerzas burguesas controlan hoy Corea del Norte, Vietnam y China, los países más poblados de la región y algunos de ellos, del mundo entero.
Estos gobiernos son producto de una contrarrevolución burguesa restauracionista triunfante. Desde este punto de vista, el marxista de Occidente puede entender la consigna de combate de los marxistas del Pacífico de “luchar contra el imperialismo y el stalinismo”. Ellos se refieren también a los gobiernos de China, Vietnam, Corea del Norte, etc., como ya dijimos, y al rol de estos partidos contrarrevolucionarios en el movimiento obrero mundial.

Asimismo, los camaradas de la JRCL-RMF escucharon con gran atención nuestra visión no solo de la degeneración de la IV Internacional, sino también de su liquidación organizativa, como sucedió con la disolución de la ISO de EEUU en la izquierda del Partido Demócrata junto a Sanders o el ingreso abierto del SWP inglés al Partido Laborista bajo la dirección de Corbyn, al que se lo pintó como “anticapitalista”, “antimilitarista” y “antiimperialista”, cuando estamos ante un partido fervientemente sostenedor y gestor de la OTAN, defensor de la City de Londres y administrador de sus negocios junto a los Tories. A la JRCL-RMF le sorprendió que corrientes como el PTS de Argentina pregonen que hay que poner en pie el partido de Gramsci-Trotsky, intentando hacer pasar como revolucionario a un agente stalinista de los ’30 como Gramsci.
Es decir, esta reunión de marxistas revolucionarios discutiendo la revolución no podía obviar la traba más grande que esta tiene, que es la “Nueva Izquierda” que ha surgido de renegados del trotskismo y stalinistas que son los que hoy toman la posta de las direcciones que el capital necesita para sobrevivir y derrotar las embestidas de masas, luego de que ya jugaran todo su rol la farsa de la “revolución bolivariana” y el Foro Social Mundial y que se consumara el pasaje abierto del castrismo al campo de la burguesía.
El pérfido rol de los partidos llamados “anticapitalistas” que como en el Estado Español y en Francia sostienen abiertamente el flanco izquierdo del stalinismo o de sus herederos camuflados como Melenchon, Podemos o Syriza, fue debatido luego de la experiencia que realizara la JRCL-RMF en su viaje a Francia a participar de la fiesta y acción política de un grupo pseudo-trotskista nacionalista como Lutte Ouvrière.

***

El Colectivo por la Refundación de la IV Internacional / FLTI se hizo presente en Japón entonces para llevar su propuesta de poner en pie un Bloque Internacionalista de la clase obrera mundial, basado en puntos clave del programa revolucionario que surgen como necesidad para las masas de la vida misma y de su combate. Lo esencial de esta pelea, lo que realmente necesitan los explotados en sus combates, es volver a poner en pie y reconstituir el internacionalismo militante en las filas de la clase obrera, que el reformismo ha destruido sometiéndola a la burguesía y a los regímenes capitalistas de su propio país.

Debatimos ampliamente el desafío que tiene por delante el movimiento marxista que es el de poner en pie fuertes partidos de vanguardia, leninistas y de combate en los acontecimientos revolucionarios que están en curso.
Sobre esta cuestión, de nuestra parte insistimos en que fundar esos partidos revolucionarios es una tarea internacional inseparable del combate por poner en pie un partido mundial de la revolución socialista, que para nosotros significa refundar la IV Internacional de 1938. Este es un punto que aún está en debate con los camaradas. Ellos provienen de una ruptura abierta con el stalinismo, que llevaron adelante cuando este aplastara la revolución húngara del ’56. Como ala izquierda y revolucionaria del mismo, los camaradas se han construido combatiendo al stalinismo a nivel internacional durante décadas.
Esta es una experiencia importante para los trotskistas que durante décadas vimos cómo de nuestro partido mundial surgían corrientes oportunistas y traidoras, que a cada paso sometieron la IV Internacional al stalinismo. Esto habla del fracaso de la IV Internacional en Yalta: su servilismo a los Partidos Comunistas le impidió reagrupar las filas bajo un estandarte revolucionario de los millares de comunistas que rompían abiertamente con el stalinismo. Por ejemplo, se negaron a combatir por la expulsión del Ejército Rojo de Checoslovaquia, Hungría y Polonia, cuando este invadía esas naciones para aplastar a las masas sublevadas.
Sin esta visión dialéctica de los procesos históricos que configuran la evolución de la crisis de dirección en las ultimas décadas, se vuelve imposible para toda corriente internacionalista avanzar seriamente en su construcción, separando a reformistas de revolucionarios y a oportunistas de heroicos combatientes de la causa del proletariado.
Con los camaradas, mientras avanzábamos en verdaderos debates teóricos y estratégicos, organizábamos en común el combate concreto por coordinar y centralizar las luchas de las masas a nivel internacional. Acordamos en común, como ya vimos, una intervención en Chile y en Hong Kong y ser parte de la pelea por romper el cerco a Senkata, cuestión que consideramos un paso importante en la lucha de los internacionalistas del planeta.

 

Los combates de Chile, Hong Kong y China: cuestiones claves del debate con los marxistas de Japón

Sobre la cuestión china

Desde la FLTI venimos teniendo relaciones de combate común con un ala juvenil que se ha sublevado contra el Partido Comunista de los “mandarines” chinos y que, tal como ellos manifiestan, lucha junto a la clase obrera por recuperar el socialismo en China contra la restauración capitalista impuesta por la política contrarrevolucionaria del stalinismo. Asimismo, los camaradas de la JRCL-RMF se encuentran realizando un trabajo profundo en China, lo que para nosotros es un enorme salto realizado por revolucionarios de un país imperialista como es Japón.

Ante nuestra pregunta de cuál era su posición si se desarrollara un ataque militar de EEUU y Japón contra China, la posición de los marxistas del Pacífico fue clara: repudiar la agresión, llamar a enfrentarla y derrotar al enemigo que para ellos “está en su casa”, en el Japón imperialista. Esto planteó y abrió la posibilidad de un acuerdo de intervención común en China.
En este debate, los camaradas de la JRCL-RMF criticaron nuestra supuesta visión de China como un país colonial o semicolonial. Desde la FLTI aclaramos que esto no era así, sino que la consideramos un país capitalista dependiente de la economía mundial imperialista pero que aún está en transición a ser colonia o semicolonia de alguna potencia imperialista. Desarrollamos nuestra posición de que el objetivo de los países imperialistas es terminar de colonizar o semicolonizar China para salir de su catástrofe actual y que la guerra comercial que está en curso es parte de esa ofensiva. El imperialismo no permite que China tenga bases militares en el mundo, ni que se apropie de tecnología de sus transnacionales, las cuales aprovechan la enorme cantidad de mano de obra esclava china y el poderoso nuevo mercado interno que existe allí, como tendencia contrarrestante a la crisis capitalista.
Planteamos nuestra visión de que China tiene una sobreacumulación de capital comercial, producto del superávit de sus exportaciones, y que la misma economía-mundo controlada por el imperialismo utiliza esto, ya sea para cubrir los déficit de los tesoros de las potencias dominantes o bien, para que sea China la que corra el riesgo y aporte materias primas, commodities y bienes intermedios al proceso productivo de las transnacionales instaladas en ese país.
Indudablemente, el tipo de estado transitorio que existe en China, con una poderosísima burguesía nacional, no podrá mantenerse en el tiempo. Justamente, esta situación es la que vuelve más agresiva la disputa entre EEUU y las potencias imperialistas de la Europa de Maastricht, no solo por China, sino también por el control del aparato industrial militar de Rusia.
Así fue que aclaramos nuestro punto de vista alrededor de la cuestión china, que está siendo debatida y será un punto de discusión con los camaradas de Japón, como es en todo el movimiento marxista internacional. Lo que sí está planteado como política de acción inmediata es la coordinación de una intervención común en China, donde el movimiento obrero lucha por poner en pie sindicatos independientes y una juventud socialista emerge colaborando con ese combate contra el gobierno chino.

En estas jornadas de debate constatamos que los compañeros de la JRCL-RMF y la juventud revolucionaria Zengakuren vienen de realizar dos combativas movilizaciones a la Embajada China en Tokio en apoyo al levantamiento de las masas revolucionarias de Hong Kong y contra el PC chino y su ataque a la clase obrera de ese país. A diferencia de la política de los partidos social-imperialistas, que le dan la espalda a cada paso a la lucha de los países coloniales o semicoloniales, esta acción internacionalista de los socialistas de Japón, abre un camino para recuperar las mejores tradiciones del proletariado mundial.

 

Sobre la cuestión chilena

El debate fue cruzado por un rico intercambio de experiencias. El levantamiento revolucionario de las masas chilenas ha golpeado profundamente a la izquierda del Pacífico, no solo ahora sino históricamente. Al calor de la revolución de los Cordones Industriales de los ’70, la JRCL-RMF, que había surgido como un ala del Partido Comunista japonés que había roto con el stalinismo a finales de los ’50, protagonizó una dura pelea contra los Partidos Comunistas que pregonaban la “vía pacífica al socialismo”. La generación que dio esa batalla hoy ha tomado como responsabilidad propia la pelea por que triunfe este nuevo levantamiento de la clase obrera y la juventud rebelde de Chile.
La necesidad de impulsar una lucha decisiva de la clase obrera para derrocar al gobierno de Piñera e impedir las trampas de diálogos y concertaciones de las direcciones reformistas, fue la conclusión de una elaboración común de socialistas. Para triunfar, la revolución chilena necesita de una dirección y un partido revolucionario de vanguardia que colabore con las masas para sacarse de encima a las direcciones traidoras que impiden el triunfo de su combate.
Los límites de la espontaneidad de una acción independiente de masas que superó y sobrepasó a las direcciones traidoras en Chile, plantean una enorme obligación a las corrientes revolucionarias para combatir por poner en pie el doble poder de obreros, campesinos pobres y soldados rasos y una fuerte milicia obrera para que la revolución chilena que ha comenzado se ponga de pie. El reformismo, que no ha podido frenar la acción revolucionaria de masas, sí puede desorganizar el camino al doble poder armado de la clase obrera y las masas explotadas, sin lo cual es imposible realizar una insurrección victoriosa.
La lucha por una huelga general revolucionaria indefinida hasta que caiga Piñera y la organización de una “primera línea” en todas las fábricas, puertos y minas de Chile, se tornan decisivas para que la clase obrera, atacando la propiedad de los capitalistas y el imperialismo, encabece y acaudille a todas las masas explotadas que han entrado al combate por echar abajo al gobierno y a todo el régimen pinochetista.
Este es el camino para impedir un impasse de la revolución, el cual solo permite que avance la política de desvíos y trampas electorales de la burguesía para lograr su objetivo de desmovilizar y sacar a las masas de las calles.

En síntesis, está por demás claro que alrededor de la cuestión chilena hemos abierto un proceso de acción e intervención internacionalista común con los marxistas de la JRCL-RMF.
En el debate, los camaradas veían que el Partido Comunista y la central sindical CUT, que este dirige, ejercían un mayor control de los levantamientos revolucionarios de las masas chilenas que el que en realidad existe. Nuestra visión sobre la crisis de la burocracia de la CUT, repudiada por la amplia mayoría del movimiento obrero que organiza su lucha por fuera de ella fue un aporte importante en esta discusión. Asimismo lo fue el hecho de que las masas también repudian al Frente Amplio, que votó junto al gobierno de Piñera y los partidos de la ex Concertación un acuerdo parlamentario de llamado a un plebiscito de modificación de la Constitución. Esto permitió precisar la caracterización del proceso revolucionario abierto en Chile y el debate sobre la espontaneidad de las acciones independiente de masas y los límites que estas tienen, como ya vimos.

Alrededor de este punto, la dirección de la JRCL-RMF afirmó que bajo estas condiciones, los pequeños núcleos revolucionarios pueden y tienen la obligación de pelear por conquistar peso en la vanguardia revolucionaria. Los camaradas nos plantearon que toda política sectaria, impotente para plantear tareas de unidad de acción o frente único para desenmascarar a las direcciones que traicionan a las masas, puede llevar a la vía muerta al movimiento revolucionario.
Los marxistas de Japón insistieron en esta posición, viendo que nuestros pequeños núcleos de aguerridos trotskistas se encuentran interviniendo en los procesos más agudos de revolución y contrarrevolución que están en curso como en Chile, Bolivia y Colombia en América Latina, como en China y los combates de Hong Kong, como en la Catalunya que se ha sublevado y como en Irán, Irak y Siria en Medio Oriente, desde donde editamos “La Verdad de los Oprimidos”, un periódico socialista en árabe.
Los camaradas continuaron debatiendo alrededor de este punto, planteándonos que su lucha por conquistar un partido revolucionario en Japón, comenzó con un compañero que rompió con el PC en el año ’56. Y que hoy, cuando el stalinismo y las direcciones traidoras se desenmascaran a cada paso ante las masas como sirvientes y agentes del capital, estamos ante la oportunidad de propinarles duras derrotas y así avanzar en la construcción de partidos revolucionarios.
Esta insistencia de los camaradas del Pacífico hace de contrapeso a las tendencias posibilistas o movimientistas de pequeños núcleos revolucionarios ubicados en el corazón de la marea de los grandes combates de masas a nivel mundial. La lucha por los cuadros para poner en pie fuertes partidos revolucionarios, se agudiza pero se vuelve más favorable en situaciones como estas. El movimiento socialista revolucionario llega debilitado a estos grandes acontecimientos. Los estados burgueses prepararon, moldearon y protegieron al reformismo. Esta es la contradicción que hay que resolver. De ello se trata el trabajo internacionalista de los marxistas.

 

Sobre Hong Kong: una revolución donde la juventud como en Chile ha jugado y juega un rol de vanguardia

La lucha por intervenir en los levantamientos revolucionarios de Hong Kong y también en China, ocupa un rol central y destacado en la política de los camaradas de la JRCL-RMF. Esto se respiró en todo el encuentro y las reuniones realizadas en común.
Para los camaradas, en Hong Kong hay una sublevación revolucionaria de masas contra la burguesía china y el imperialismo, encabezada por el movimiento estudiantil, mientras se desarrolla una acción de huelgas generales parciales del movimiento obrero, que no termina de intervenir abiertamente, puesto que lo hará y encontrará su fortaleza en el conjunto de la clase obrera china.
Los marxistas de Japón vienen denunciando el peligro de que el PCCh desate una nueva masacre como en Tiananmen en el ’89, esta vez en Hong Kong. Por eso enfrentan la campaña nacionalista de la burguesía china que así prepara las condiciones para lograr base de masas para una intervención militar directa para masacrar a lose explotados sublevados en Hong Kong. La JRCL-RMF llama, como izquierda anti-stalinista, a derrotar al gobierno chino. Como parte de esta pelea, han editado sucesivas declaraciones para dar a conocer la enorme acción que realizaron junto a los Zengakuren de Japón en apoyo a las masas Hong Kong y China, mientras llaman a toda la clase obrera japonesa y del mundo a sublevarse en solidaridad con los explotados hongkonoses.
La FLTI ha hecho suya la consigna que levanta la JRCL-RMF de “¡Parar un segundo Tiananmen!” en Hong Kong y nos comprometimos a llevarla al conjunto del movimiento obrero mundial. Lo mismo alrededor de la rebelión de los uigures, que el ejército de los mandarines chinos ha atacado y aplastado en los sucesivos levantamientos de esa nacionalidad oprimida, mientras mantiene a más de dos millones en campos de concentración para hacerlos trabajar luego en las fábricas-cárceles. La lucha de los estudiantes de Hong Kong en defensa de los uigures, es parte de la solidaridad de las masas honkonesas con todos los explotados de la China continental.

Nuestro encuentro con los marxistas revolucionarios de Japón:
un nuevo punto de partida para unir las fuerzas internacionalistas de la clase obrera mundial

Nuestra intervención en el acto político nacional de la JRCL-RMF y los debates sostenidos con esta corriente marxista de Japón significan un paso adelante para conquistar un programa marxista y abrirnos un camino a las masas. Estas han entrado en estado de ebullición revolucionaria en durísimos combates contra el imperialismo y a cada paso sobrepasan las barreras con las cuales el reformismo intenta frenar sus luchas revolucionarias.

Estamos luchando por poner en pie un punto de apoyo para que sea el inicio de un reagrupamiento internacional de la vanguardia obrera y de la juventud rebelde. La evolución de este camino iniciado dependerá, en gran medida, del desarrollo de los focos revolucionarios que están en curso. Los procesos de radicalización de masas desarrollan y crearán nuevas rupturas a la izquierda del reformismo.
Desde la FLTI venimos de una experiencia de combate de años por reagrupar a las fuerzas sanas y revolucionarias del movimiento trotskista internacional. Conquistamos un programa y un punto de apoyo para desarrollar un combate internacionalista. Pero el camino a poner en pie un Kienthal y Zimmerwald, que sea un verdadero polo de acción para la vanguardia de la clase obrera mundial, está muy lejos de haberse conquistado aún.
El giro pro-stalinista de todas las corrientes ex trotskistas ya es manifiesto e innegable para todo observador serio de la evolución de los ex partidos de la IV Internacional. Bajo las banderas de los “anticapitalistas”, han ingresado a frentes comunes con el stalinismo o directamente a sus partidos. Mientras tanto, el sometimiento de las alas pro-socialdemócratas de la ex IV Internacional a las alas burguesas “de izquierda” de los partidos imperialistas, como con Corbyn en Inglaterra o Sanders en EEUU, demuestran el derrumbe y la derrota política y organizativa que le provocó el reformismo a la IV Internacional.
En las revoluciones de Magreb y Medio Oriente, y en Siria particular, se probaron todas estas corrientes, que ensuciaron y llevaron al lodo a las banderas del trotskismo y su programa, apoyando la política contrarrevolucionaria fascista de Al Assad y Putin, bendecida y coordinada por el imperialismo desde las Conferencias de Ginebra y Astana. De esa derrota ha aprendido nuestra corriente. En Siria hemos dejado a muchos de nuestros mejores hombres. Allí conquistamos un camino a las masas, pero estas fueron cruelmente aplastadas y traicionadas. Estas condiciones son las “óptimas” para generar escepticismo y atajos oportunistas. Contra ello combatimos a diario y seleccionamos nuestras filas.
El movimiento revolucionario viene de crueles derrotas parciales de las masas. En ellas también ha fogueado y formado a sus cuadros y militantes que hoy están, como vemos, en los focos más avanzados de la revolución mundial. Lejos de quedarnos en ello pasivamente, buscamos nuevamente y de forma audaz y principista reagrupar las fuerzas internacionales que abran el camino a la victoria de la revolución socialista.
Al reformismo no le fue ni le irá bien. A cada paso la burguesía le impone desenmascararse ante las masas. Aquí y allá es golpeado por fuertes ofensivas revolucionarias de los trabajadores. La historia necesita del movimiento revolucionario para colaborar de forma decisiva con las masas para que se saquen de encima a las direcciones que a cada paso las traicionan.

Las jornadas de discusión que tuvimos con los marxistas revolucionarios de Japón, fueron también jornadas de intervención y de unidad de acción internacional común, lo que significa también un enorme paso adelante. Los debates teóricos y de estrategia marxista han fortalecido enormemente a nuestra corriente y a los camaradas del Pacífico para profundizar su intervención en China, Hong Kong y también en Japón, donde la clase obrera padece terribles condiciones de vida.

Desde la FLTI continuaremos nuestra lucha por poner en pie un Bloque Internacional Revolucionario de la clase obrera mundial. Un nuevo Kienthal y Zimmerwald, un nuevo reagrupamiento internacionalista revolucionario, se vuelve imprescindible para mantener, conquistar y sostener el programa de la revolución socialista mundial.

Está planteado un giro a las masas para refundar la IV Internacional en una lucha política, teórica, programática y organizativa sin cuartel contra el reformismo y los entregadores del trotskismo, para poner en pie los primeros partidos revolucionarios leninistas, de combate e insurreccionalistas que en el siglo XXI retomen la estrategia de la III y la IV Internacional revolucionarias.
Como decía Trotsky en el “Manifiesto de la IV Internacional sobre la guerra imperialista y la revolución proletaria mundial” de mayo de 1940, para los pequeños partidos de la IV Internacional, no se trataba tan solo de aprovechar la oportunidad de avanzar a las masas en tal o cual revolución, sino que se trata de conquistar una corriente revolucionaria internacional en todo un período histórico de crisis, guerras y revoluciones.

Luchando por recuperar el programa marxista y desde los combates de vanguardia del proletariado internacional, podremos avanzar
en recuperar una praxis internacionalista en el movimiento obrero mundial…
Ese es nuestro camino para refundar la IV Internacional

En los actuales procesos de radicalización de masas, se forja y se forjará el bolchevismo, que es la única corriente internacional capaz de llevar los actuales combates a la victoria.
Con pequeños núcleos asentados en los procesos revolucionarios, la FLTI está dando un nuevo giro internacionalista, como el que dimos en 1988, cuando rompimos con la LIT-CI y el MAS de Argentina que mantenía un frente con el Partido Comunista, mientras se caían sobre su cabeza los cascotazos del Muro de Berlín y la ex URSS era entregada por el stalinismo al imperialismo mundial.
Estamos ante un giro como el que también realizamos cuando rompimos con el PTS de Argentina en 1998. Este partido se pintaba de “súper-trotskista”, pero en su praxis demostró ser la continuidad nacionalista del MAS de los ‘80 e incluso superior en su cretinismo parlamentario y democratizante, como claramente se devela en la política del FIT.

Como ya vimos, a diferencia de los renegados del trotskismo que se colgaron a los faldones del stalinismo, nuestra corriente ha participado de forma directa en procesos de guerra civil. Camaradas nuestros cayeron combatiendo en el campo de batalla. Los retrocesos y las derrotas provocan desánimo en el movimiento marxista. No todos pasan la prueba. Las almas cansadas están en la disyuntiva de si empiezan de nuevo o abandonan el combate. Otros, le echan la culpa al marxismo y al movimiento revolucionario de sus propios fracasos. Se encuentran ofuscados, incapaces de comprender sus propias adaptaciones y capitulaciones.
Los marxistas revolucionarios lo volveremos a intentar y eso estamos haciendo. Es que la clase obrera no se merece la dirección que tiene a su frente. La tarea de saldar cuentas con las direcciones traidoras no es una tarea nacional. Nuestras discusiones y acción común internacionalista con la JRCL-RMF es un paso adelante en nuestra lucha por reagrupar a las alas izquierda del movimiento marxista internacional porque sabemos que en esa pelea, nuestro combate y la sangre que dejamos en Siria podrán transformarse en una fuerza real de vanguardia, de orgullosos obreros de una corriente proletaria revolucionaria en el Magreb y Medio Oriente. Sabemos que en ese combate podremos colaborar decisivamente con lo que ansía la clase obrera y la juventud revolucionaria de Chile, que es sacarse de encima a los “pacos de rojo” del PC que mil veces llevaron a la catástrofe a la revolución chilena. Sabemos que desde allí conquistaremos la mejor ubicación para enfrentar el siniestro pacto que los Castro sellaron con Obama para entregar definitivamente Cuba al imperialismo. Desde este combate revolucionario internacional saldaremos cuentas con los que han destruido el legado teórico y programático del trotskismo, ensuciándolo con los desechos del stalinismo como Gramsci o de la socialdemocracia.
Sabemos que más temprano que tarde el proletariado europeo y norteamericano dará nuevos combates. Una política de espera pasiva en el mundo semicolonial, significaría una política conformista, que niega de antemano la tarea de acompañar a la clase obrera en sus procesos de retroceso provocados por amargas derrotas y crueles traiciones. Por ello vamos a presentarle batalla a las corrientes social-imperialistas que en nombre del marxismo revolucionario colocaron al proletariado inglés a los pies de Corbyn y demás administradores de la City de Londres. Vamos a desenmascarar, junto a los marxistas revolucionarios del Pacífico, a los que les cantan loas a Sanders, Ocasio Cortez y demás representantes de la fracción “socialdemócrata” del Partido Demócrata imperialista de los piratas yanquis. No vamos a dejar vivir en paz a los que en nombre del trotskismo hacen frentes comunes y llaman a fundar nuevas internacionales junto a secretarios de Putin y sinvergüenzas stalinistas camuflados como marxistas.

En esta ofensiva internacionalista nos hemos encontrado con valerosos obreros y jóvenes revolucionarios en Japón que combaten en durísimas condiciones contra el imperialismo japonés y que organizan al marxismo chino y de Asia bajo feroces dictaduras contrarrevolucionarias. Los camaradas contarán, como siempre lo han hecho, con todo nuestra solidaridad en el combate.
La soberbia del pseudo-marxismo de Occidente, imbuido por el peso de los partidos de las aristocracias y burocracias obreras de Europa y EEUU, ha llevado a mil y una derrotas al proletariado. Bajo las duras condiciones de los países del Pacífico, está madurando un nuevo marxismo revolucionario.
Los miles de jóvenes revolucionarios que en China entran al combate junto al movimiento obrero para restaurar allí la dictadura del proletariado, como ellos mismos lo manifiestan, están un millón de veces más a la izquierda en su lucha por la revolución socialista que toda la izquierda reformista mundial. Estas corrientes hablan en nombre de Trotsky, de Lenin, de Marx y de Engels y parlotean sobre ellos en las universidades burguesas, pero solo han vivido en la historia para resucitar al cadáver pestilente del stalinismo, que la burguesía ha preservado contra el movimiento obrero mundial. Esa juventud revolucionaria china es lo más próximo a los jóvenes que combaten en Hong Kong y en la “primera línea” de Chile, a la juventud rebelde catalana sublevada contra la monarquía de los Borbones o a los valerosos obreros revolucionarios de El Alto que cayeron combatiendo contra el golpe fascista y la capitulación vergonzosa de la burguesía de Morales en Bolivia.
La crisis de la IV Internacional se ha profundizado pero nuestro partido mundial vive y vivirá en el combate por poner en pie y recuperar el internacionalismo militante de la clase obrera mundial.

De Chile a Hong Kong, de Senkata a los combates de Idlib y de Medio Oriente, de la primavera de París a la rebelión de las masas catalanas y el Ecuador insurrecto: ¡una misma clase, un mismo enemigo, una misma lucha! ¡Paso a la revolución!

En nuestra despedida de Japón, centenares de jóvenes y obreros de vanguardia nos plantearon el llamado a que “¡Luchemos juntos!”… Ya lo estamos haciendo.

 

Secretariado Internacional de la FLTI

 

 

 

 

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