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17/5/2014

Libia al día:
Los choques abiertos entre revolución y contrarrevolución han comenzado

Los generales khadafistas, bajo el mando de Heftar, lacayo de la OTAN y de la CIA atacan en Benghazi a las masas que con su revolución derrotaron a Qadafy, sirviente del imperialismo

De las barriadas obreras, de las brigadas rebeldes y de la juventud revolucionaria salieron las fuerzas que detuvieron, por el momento, este ataque contrarrevolucionario


El ex-coronel del ejército kadafista, Khalifa Heftar

Tropas del CNG en Trípoli

¡Los rebeldes no se rinden! ¡Forman sus comités de autodefensa
y cercan los cuarteles de la contrarrevolución!

¡Disolución del “nuevo ejército libio”, bajo las órdenes del CNG! De allí surge la conspiración contrarrevolucionaria de Heftar, bajo el mando de Obama y el imperialismo.

¡Basta de colaboración y sometimiento de las milicias de Libia con el CNG y su casta de oficiales asesina!

¡Por una Libia obrera, rebelde y revolucionaria!
¡Fuera la OTAN! ¡Fuera el imperialismo!


Avión de las tropas de Heftar bombardean a las milicias en Benghazi

Fuerzas armadas contrarrevolucionarias dirigidas por Khalifa Heftar, bajo el mando del imperialismo, lanzaron el viernes 16-5 un ataque que buscaba aplastar a las masas armadas de Benghazi (la chispa de la revolución Libia) que se insurreccionaron por el pan en el 2011 y que con su revolución ajusticiaron a Khadafy, derrotaron su ejército y demolieron su estado, poniendo en pie sus organismos de doble poder. Khalifa Heftar es un ex coronel del ejército khadafista, “refugiado” y formado como cuadro militar durante 20 años en EEUU. Este coronel, hace 3 meses amenazó con un golpe de estado, denunciando que el CNG no tenía más legitimidad. Hoy ejecuta su plan contrarrevolucionario.
Estamos ante una intentona golpista para aplastar ya, de forma decidida, abiertamente a las masas, ganando base en la oficialidad khadafista del “nuevo ejército libio”.

El CNG, que volcó fuerzas reaccionarias permanentemente a las calles para derrotar a las milicias y desarmar a las masas, se encontró con una enorme resistencia. Y lo que es más grave para la burguesía y las transnacionales, desde julio de 2013 se chocaron con enormes luchas de los obreros petroleros. Estos llegaron, inclusive, a controlar la producción y a vender petróleo bajo su control.

El imperialismo y sus aliados más firmes en Libia comienzan a inclinarse por dar una salida contrarrevolucionaria de aplastamiento directo de las masas en lo inmediato.
El CNG y sus cantos de sirena y engaños, intentando cooptar a las capas altas de las milicias y del doble poder que derrotó a Khadafy, no ha logrado estabilizar la situación ni derrotar a la enorme y grandiosa revolución que protagonizaron los explotados de Libia.

En su ataque a las masas en Benghazi, Khalifa Heftar inclusive    bombardeó con aviones. Sus principales blancos fueron los cuarteles de las brigadas de rebeldes que no son parte del nuevo ejército libio, y que inclusive no son controladas por la burguesía islámica radical. Es decir, utilizó los mismos métodos de aplastamiento contrarrevolucionario que intentara Khadafy en los meses de febrero y marzo de 2011 (en los inicios de la revolución) en Benghazi. A los explotados de Libia les quedó claro que era un ataque khadafista, bajo el mando de la OTAN, contra ellos, su revolución y su doble poder armado.
La burguesía imperialista y sus lacayos libios buscan escarmentar, entonces, a la vanguardia que se había tomado los pozos petroleros en el este libio. Buscan venganza contra los mejores combatientes antiimperialistas que llegaron a ajusticiar al embajador norteamericano e hicieron volar por los aires los cuarteles de la CIA en Libia. Tanta saña contrarrevolucionaria es porque quieren que no quede ni rastro de los heroicos y enormes combates y de los organismos que las masas pusieron en pie.
Este cuadro militar del imperialismo, hoy apodado “general supremo” Khalifa Heftar, declaró que inició una ofensiva para “limpiar a la ciudad de Benghazi del terrorismo”. Es una calumnia el decirles “terroristas” a las masas por el hecho de ser musulmanas, ya que todos los libios son musulmanes. Llamar “terroristas” a todos los musulmanes libios y perseguirlos por eso es una excusa para ir a por las masas que se levantaron en el 2011. Es que éstas partieron el ejército y se armaron, pusieron en pie sus milicias y hoy se niegan a desarmarse y a someterse al control y a la cadena de mando del nuevo estado burgués libio. En Libia hay un doble poder que el nuevo estado libio no puede controlar. Esta situación es la que quiere definir a su favor hoy la casta de oficiales del “nuevo ejército libio”, bajo el mando de la OTAN, de la cual, Heftar no es más que una avanzada.

Por eso está claro que estamos ante un ataque de las clases poseedoras que dirigió Khalifa Heftar. Si se imponía, creaba las condiciones para disolver el doble poder y asentar un nuevo gobierno y régimen estable de la burguesía y las grandes transnacionales imperialistas. Éstas exigen “orden” y disciplinar a los explotados para saquear, a su antojo y libremente, el petróleo de Libia, que es el quinto exportador de la OPEP a Europa.
Esta ofensiva contrarrevolucionaria busca seguir los pasos del golpe militar en Egipto. Está sostenida en la caída de Homs y en el estrangulamiento y cerco a la revolución siria. Es un eslabón de una misma cadena contrarrevolucionaria.

En Libia, pese a las calumnias, y pese al cerco a la revolución de 2011 por parte de todo el FSM y de la izquierda, es el lugar donde más lejos llegaron las grandes revueltas y revoluciones contra el hambre, la miseria y el saqueo imperialista que protagonizaron las masas de toda la región. Aquí fue destruida la casta de oficiales khadafista y se abrió un verdadero régimen de doble poder con las masas armadas. Esta situación, donde hay dos poderes dentro de un mismo estado, no se puede ni se podrá sostener en el tiempo. La burguesía debe desarmar a las masas.


"Hoy Libia, mañana Wall Street", pintadas de las milicas revolucionarias en Sirte durante la revolución de 2011

El CNG y sus políticos kadafistas, que se maquillaban de “bondadosos” y “democráticos”, vinieron a echar agua al fuego de la revolución. Mientras, intentaban reagrupar fuerzas reaccionarias en las calles para desarmar a las masas rebeldes.
Este gobierno “débil” fue armando una nueva casta de oficiales con los viejos generales khadafistas, para poner en pie un “nuevo ejército”, inclusive abriendo un proceso de fusión con las capas más altas, privilegiadas y colaboracionistas de las milicias rebeldes.
De este régimen de doble poder no puede surgir un gobierno fuerte que esté a la altura de disciplinar a las masas y crear un nuevo período estable de saqueo de las riquezas de la nación libia.

Toda la burguesía y el imperialismo hoy llora la muerte de Khadafy y de su régimen contrarrevolucionario. El club de la izquierda “llorona de Khadafy”, al que pintaban como “socialista” y “antiimperialista”, no podrá explicar por qué hoy sus generales, bajo el mando de la OTAN y la CIA, sostenidos por la flota yanqui en el Mediterráneo, han largado una ofensiva de aplastamiento y desarme de las masas, que son las verdaderas autoras de la derrota del régimen asesino y del gobierno de Khadafy, agente directo de la British Petroleum y de la ENI Italiana.
El cinismo de los que pintaban a Khadafy de “socialista” y “antiimperialista” queda hoy nuevamente al desnudo. Los viejos generales khadafistas, educados por la OTAN, hoy encabezan un golpe para aplastar a las masas armadas, que ayer eran acusadas de ser “fuerzas contrarrevolucionarias” por el solo “delito” de luchar por el pan y derrotar a Khadafy.
A la izquierda de Obama (quien llora la muerte del embajador yanqui y que organizaba centenares de cárceles secretas de los terroristas de la CIA en el Magreb y Medio Oriente), se les cae hoy la careta. Han mirado y siguen mirando para otro lado, haciéndose los desentendidos, guardando un vergonzoso y cómplice silencio ante los miles de intentos de aplastar a las heroicas masas revolucionarias de Libia, a sus milicias rebeldes y su clase obrera insurreccionada.
No es para menos. Vienen de sostener a Al-Assad y a los otros cómplices de Obama y el imperialismo en Ginebra 2, que es el ESL, con los que el perro Bashar ha pactado la rendición de las masas sirias.

Desde la reunión del Foro Social Mundial en Túnez en el 2013 de los lacayos del imperialismo, agrupados bajo las viejas banderas de los desechos del estalinismo, los partidos socialimperialistas, y renegados y traidores de la IV Internacional, se abrió una enorme cadena de contrarrevoluciones para aplastar los levantamientos de las masas del 2011.
El golpe en Egipto, la avanzada contrarrevolucionaria de los Ayatollahs iraníes salvando a Al-Assad, y la contraofensiva de Obama y el perro Bashar con sus bombas de barriles -que llevó a más de 10 millones de obreros y explotados en Siria a campos de refugiados en las fronteras- fueron los primeros pasos del intento de asentamiento de la contrarrevolución.

En Túnez, la izquierda y la burocracia sindical, luego de la ida del FSM –que homenajeaba allí a Chávez- largaron un plan de “salvataje” del régimen burgués post revolucionario, abriendo una transición que acolchonara el choque de las masas con el odiado gobierno del Enahda y sus fuerzas semifascistas que, como el salafismo, se dedicaron a aplastar toda acción de la clase obrera y la juventud revolucionaria de ese país.
El gobierno de Túnez, sostenido por la izquierda “francófila”, inclusive por el “partido anticapitalista” francés (NPA) sólo prepara, con el engaño de la “democracia”, las condiciones para un nuevo golpe militar, como en Egipto.

Este es el pacto de Ginebra 2, donde las direcciones traidoras del proletariado internacional juegan un rol decisivo para estrangular las revoluciones del 2011.

 

Con la excusa de “luchar contra el terrorismo”, Obama, la OTAN, con la complicidad del FSM, han lanzado una feroz ofensiva contrarrevolucionaria para reestablecer su dominio en todo el Magreb y Medio Oriente
Para estabilizar su plan, deben aplastar a las masas libias. ¡El proletariado internacional no lo puede permitir!

Desde la conferencia en Ginebra 2 de Obama, Putin, Hollande y todos los agentes directos del imperialismo han largado esta feroz contraofensiva, con la excusa de “combatir al terrorismo”.
Con este mismo argumento, luego de la caída de Homs, se bombardea en los alrededores de Hama, de Damasco, y las ciudades de Deraa y Alepo, es decir, los principales centros de las zonas liberadas que aún quedan en Siria. En su “lucha contra el terrorismo”, los generales asesinos de Egipto encarcelan y condenan a muerte a más de 500 luchadores de la revolución.

Las masas libias le pusieron un límite a esta ofensiva contrarrevolucionaria en su resistencia. Desde los barrios obreros de Benghazi se volvieron a poner en pie los comités de autodefensa. Volvieron a montar guardias, como hace 3 años lo hicieron contra Khadafy. Inclusive llevaron armas antieaéreas para defenderse de los aviones. Salieron con sus métodos, como salieron los primeros días de la revolución, con el armamento generalizado, con sus propias organizaciones. Producto de ello, las tropas de Heftar retrocedieron, a pesar del armamento pesado y la aviación.
Es que la respuesta que frenó, por ahora, el ataque de las fuerzas comandadas por el imperialismo no fue solamente en Benghazi. Hubieron movilizaciones en apoyo a los explotados de Benghazi golpeando al corazón mismo de las Fuerzas Armadas en la ciudad de Trípoli. Allí se concentraron obreros y jóvenes revolucionarios alrededor de los cuarteles del alto mando del ejército y los bloquearon. Sus generales, quedaron de hecho como rehenes, ya que la acción de los explotados impedía que salieran. Es que ellos identificaron con claridad quiénes son los enemigos que hoy los atacan. Por ello marcharon en Trípoli, la capital misma de Libia, y sostuvieron sus medidas de lucha hasta que cesaran los ataques en Benghazi.
Fue entonces que, ante el ataque contrarrevolucionario de Heftar, los obreros y los jóvenes revolucionarios respondieron y lo detuvieron momentáneamente ese mismo viernes 16/5. Hubieron 79 muertos y 141 heridos de ambos bandos. Las fuerzas de Heftar se tuvieron que replegar, gritando en su retirada “vamos a volver, esto no se ha acabado”.
Hoy en Libia, las masas resisten a la contraofensiva imperialista, que busca ir a por “las capitales de la revolución” como Túnez, Homs, la Plaza Tahrir de El Cairo y la misma Benghazi.

Ante esta respuesta de las masas, que derrotó el intento de aplastamiento contrarrevolucionario, cínicamente el gobierno del CNG buscó reubicarse. Es que, durante el mismo día del ataque, mantuvo un silencio cómplice y tropas de las fuerzas armadas bajo su comando se sumaron a la de Heftar. Recién al otro día, el CNG rompió su silencio. Declaró que Heftar no actuó bajo las órdenes del gobierno, sino que fue por su cuenta, y que ellos rechazaban su accionar porque lo que Heftar quería era “un golpe de estado”. También cerró el aeropuerto de Benghazi y declaró sobre esa ciudad “una zona de exclusión aérea”.
Lo que en realidad hizo el gobierno fue despegarse momentáneamente de Heftar, ya que el mismo se topó con una enorme respuesta de los explotados. Inclusive el gobierno declaró “que el ejército está con el pueblo y con la revolución, y que no formó parte del grupo de Heftar”. Ocultan que las tropas del “nuevo ejército libio” formaron parte del ataque contra los explotados en Benghazi, y que rápidamente se pasarán del lado de las bandas de Heftar para aplastar la revolución, inclusive, sacándose de encima al gobierno del CNG, al que ya no consideran necesario para defender la propiedad imperialista.

 

El golpe de Heftar es el primer paso de una contraofensiva contrarrevolucionaria en gran escala

La prensa imperialista dice que en Libia oficialmente quienes atacaron a las masas armadas fueron “las fuerzas leales a Heftar, muchas de ellas provenientes de dentro mismo del ejército”. También informaron que si bien había un nuevo ejército libio, la cadena de mando era muy débil y pesaban mucho las personalidades de generales y coroneles, como Heftar, y podían dirigir un sector independientemente del gobierno. Es una excusa para tapar lo que verdaderamente ocurrió: un ataque a las masas para imponer la contrarrevolución y definir la situación a favor del imperialismo.

Contra este ataque y plan contrarrevolucionario, desde los comités de autodefensa, desde las milicias revolucionarias que no están bajo el mando directo del CNG, poniendo en pie comités de fábricas y establecimientos, de obreros petroleros y de la juventud revolucionaria de toda Libia: hay que centralizar a todas estas fuerzas revolucionarias en un Congreso Nacional de delegados de base para derrotar al gobierno del CNG y disolver su nuevo ejército con su casta de oficiales khadafista, tan enemiga de las masas revolucionarias como Heftar.
Es de vida o muerte coordinar y centralizar a todas las katibas rebeldes de Libia para aplastar la intentona golpista y desarmar a la oficialidad del “nuevo ejército”. No se puede permitir un nuevo baño de sangre khadafista contra las masas.
El CNG, con sus políticos khadafistas, conspira por atrás contra las masas. La lucha por imponer un gobierno provisional revolucionario de las organizaciones obreras y las milicias rebeldes es la única salida favorable a las masas, y es de vida o muerte para que éstas no sean aplastadas y estrangulada su revolución.

Han quedado claras las trincheras en estos combates. La izquierda mundial deberá rendir cuentas ante el proletariado mundial. El club de lloronas de Khadafy, que calumnió a las masas llamándolas “tropas terrestres de la OTAN”, tendrán que dar explicaciones, ahora que las verdaderas tropas terrestres de la OTAN atacan a las masas revolucionarias.
El silencio con el que cercaron las masacres en Siria y este golpe contrarrevolucionario en Libia los condena y les coloca una mancha sucia en su frente, que no se la podrán limpiar jamás.

Asimismo hubieron otros grupos de la izquierda mundial que en Libia apoyaron abiertamente a los gobiernos de la transición, diciendo que eran “democráticos”. Hoy, quedaron junto al CNG. Vienen de apoyar a los generales “democráticos” del ESL bajo el mando de la OTAN y Turquía en Siria. Estos son los que estrangularon desde adentro a las masas sirias en las “zonas liberadas”, para entregar la revolución siria al imperialismo en la mesa de negociación de Ginebra 2.

En Túnez, en nombre de “la izquierda” y “el socialismo”, sostienen a los jueces y a los políticos de Ben Ali, que han llenado las cárceles con los que ellos llaman “terroristas”, que no son más que combatientes antiimperialistas y luchadores por la causa palestina.
En su “lucha contra el terrorismo”, el imperialismo es acompañado por toda la izquierda de Obama. Pero todos guardan silencio sobre los más grandes terroristas y asesinos de la región, que no es otro que el estado sionista contrarrevolucionario de Israel y las tropas yanquis del Mediterráneo. Éstos son la garantía última contrarrevolucionaria de las transnacionales imperialistas en la región.
Asimismo callan sobre las fuerzas terroristas del imperialismo francés que invadieron Malí.
El terrorismo de “los de arriba” para sostener el saqueo, el hambre y la masacre de las masas, para ellos se llama “democracia”. La lucha por vivir, por defender los intereses de los explotados contra el saqueo imperialista, la lucha por autoorganizarse y armarse contra los que asesinan e invaden naciones enteras –como Irak y Afganistán- y contra los genocidas como Al-Assad, para ellos se llama “terrorismo”.
Los que han comenzado a combatir en Benghazi y en Trípoli, para parar el golpe contrarrevolucionario en curso son las únicas fuerzas “democráticas”, que representan a la absoluta mayoría de los obreros y campesinos pobres de Libia y de toda la región. Ellos deben hacerse del poder y expropiar sin pago a las transnacionales y las burguesías nativas. Ellos son los verdaderos combatientes por la libertad.

¡Hay que aplastar a Heftar y sus tropas contrarrevolucionarias!
¡Disolución del “nuevo ejército libio”, bajo las órdenes del CNG! De allí surge la conspiración contrarrevolucionaria de Heftar, bajo el mando de Obama y el imperialismo.
¡Basta de colaboración y sometimiento de las milicias de Libia con el CNG y su casta de oficiales asesina!

¡Por un congreso nacional de las milicias revolucionarias, de comités de fábricas, de obreros petroleros y de la juventud revolucionaria de toda Libia! Éste será el único que podrá, tomando el poder, garantizar el pan al pueblo, la dignidad a los trabajadores y terminar con el saqueo imperialista de la nación.
Solamente un gobierno provisional revolucionario podrá impedir un baño de sangre de los explotados de Libia.

Un gobierno provisional de las katibas rebeldes y las organizaciones obreras es el único que podrá expropiar sin pago y bajo control obrero toda la industria petrolera, para terminar con el saqueo y darle el golpe más duro a quienes comandan el ataque contrarrevolucionario de hoy.
¡El petróleo para los libios! para garantizar salarios, trabajo y vivienda con condiciones dignas para toda la clase obrera Libia y sus hermanos los obreros inmigrantes, salud y educación gratuitas y de calidad, y todas la demandas de la revolución.

¡Por una Libia obrera, rebelde y revolucionaria!
¡Fuera la OTAN! ¡Fuera el imperialismo!

¡Las masas de Libia no pueden quedar aisladas! ¡Solidaridad con ellas de la clase obrera internacional en sus combates!

Contra el perro y genocida Bashar en Siria, contra el golpe del “nuevo ejército libio” y sus generales khadafistas… En Siria y en Libia se define hoy la heroica revolución de las masas del Magreb y Medio Oriente.
De Túnez a Palestina, una sola lucha. ¡Abajo la junta militar asesina de Egipto! ¡Por la destrucción del estado sionista-fascista de Israel!

 

FLTI - Colectivo por IV Internacional

 

 

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