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Japón -27 de julio de 2020

Carta del Colectivo por la Refundación de la IV Internacional / FLTI a la 58º Asamblea Internacional Anti-Guerra


La clase obrera norteamericana es el puño de acero
de los trabajadores del mundo
que golpea
a los parásitos imperialistas

Nuestros saludos socialistas y revolucionarios
A la 58° Asamblea Internacional Antiguerra en Japón
A los Zengakuren [Federación Japonesa de Asociaciones de Estudiantes Autoorganizados]
Al Comité de la Juventud Antiguerra
A La Liga Comunista Revolucionaria de Japón - Fracción Marxista Revolucionaria (JRCL-RMF)

Camaradas:
Meses atrás, hacia finales del año 2019, comenzaba un nuevo crac y estallido del putrefacto sistema capitalista mundial. Lo mismo había sucedido en 2008. La oligarquía financiera y los grandes capitalistas se apropian de forma parasitaria de beneficios que el trabajo humano aún no ha producido. El capital sale de la producción y va a la especulación y al retiro de utilidades ficticias sin respaldo en bienes. Así habían huido del estallido de las burbujas inmobiliarias de 2008 y de la quiebra generalizada de los bancos. Les arrojaron, como intentan hacer ahora, toda su crisis a los trabajadores y los pueblos oprimidos del mundo.
La burguesía salió del crac de 2008 haciendo nuevas burbujas como la de los créditos a “tasa cero”, con los que se repartieron beneficios y superganancias e hicieron subir ficticiamente los valores de las acciones. Mientras tanto, profundizaron el endeudamiento masivo de empresas y estados. En esta nueva ronda del crac las deudas de estados y empresas ya equivalen al 230% del PBI mundial.

EEUU, el epicentro del crac, le viene tirando toda su crisis al mundo. Su déficit ya es de 18 billones de dólares. El imperialismo yanqui captura las reservas de la mayoría de los países que van a la compra de sus bonos, mientras que con la emisión monetaria de la Reserva Federal de ya varios billones de dólares salva a su oligarquía financiera que está permanentemente al borde del precipicio y financia su dispositivo militar en el planeta.

Está claro que si el capitalismo se sobrevive en semejante marasmo y crisis mundial es por las direcciones traidoras, las burocracias sindicales, los stalinistas y los renegados del marxismo, que lo sostienen. No hubo país o continente en los que la clase obrera no presentara batalla estos últimos años ante el ataque y la crisis que este sistema putrefacto le arrojó encima. Fueron estas direcciones las que jugaron todo su rol para traicionar los ascensos de masas, mientras que con pactos contrarrevolucionarios se cercó y aplastó los procesos revolucionarios de Siria y de Ucrania y se terminó de entregar Cuba al imperialismo.
Así el sistema capitalista pudo salir de forma rastrera de la crisis de 2008, para llegar a los tumbos a este nuevo golpe del crac, no sin que antes un 1% de parásitos imperialistas acaparara el 50% de las riquezas del planeta.

La división mundial del trabajo se ha roto. El mercado mundial no hace más que achicarse. EEUU, con Trump a la cabeza, en su competencia feroz con la Europa imperialista, había salido a defender con una dura guerra comercial su control del mercado mundial. Con una política agresiva avanzó sobre China y la propia Unión Europea, a la vez que disciplinaba a la oligarquía de Moscú, embargándole todos sus bienes y cuentas en el exterior. Esto demuestra que ningún imperialismo dominante se retira ni se retirará pacíficamente del control de la economía mundial. Y este es el caso de EEUU que si no quiere comenzar un abierto proceso de decadencia, debe avanzar en su estrategia de colonizar o semicolonizar a China y a Rusia para quedarse con sus jugosos mercados. Esto lo tiene que hacer contra la dura competencia que ya impone el eje franco-alemán que, a la cabeza de Maastricht, avanza firmemente disputando las distintas ramas de producción de alta tecnología en la economía mundial.
Pese a ello, la producción de Europa, y de Alemania en particular, cayó el 6,8%, mientras que China quedó estancada con un crecimiento a tasas de 2%. Se ha abierto así una fase de depresión de la economía capitalista mundial, de desvalorización del capital y de una enorme crisis de sobreproducción. El hundimiento a 20 dólares del precio del barril del petróleo no fue más que el termómetro de esta nueva catástrofe capitalista… Millones de obreros perdieron su trabajo. La mercancía más valiosa, la fuerza de trabajo, fue derrochada por millones en la economía mundial. Prueba de ello es que 200 millones de habitantes del planeta ya se encontraban migrando en los 5 continentes buscando un lugar donde vivir y comer. Hoy vemos cómo tan solo en EEUU, agudizado por la crisis de la pandemia del Coronavirus, se han perdido 55 millones de puestos de trabajo.

Camaradas:
El Covid-19 y la extensión de la pandemia actuaron sobre un sistema capitalista ya enfermo y en bancarrota. Esto hizo que se redoblaran a grados extremos los padecimientos de las masas.
El Coronavirus vino a profundizar esta crisis y este estallido de la economía mundial. Agudizó a grados extremos los efectos de la guerra comercial entre las potencias imperialistas, ya que impuso aún más restricciones al comercio mundial y produjo un nuevo salto en el cierre de las barreras aduaneras.
La economía-mundo está semi paralizada. Los stocks de las empresas están saturados. La paradoja de este sistema en bancarrota se resume en que en esta crisis sobran minerales, petróleo, alimentos, fábricas, etc., mientras millones y millones de hambrientos y desocupados no encuentran un lugar para vivir en esta sucia prisión en la que este pérfido modo de producción ha transformado al planeta.
Como ustedes correctamente plantean en vuestro llamamiento, “la economía mundial se ha congelado instantáneamente”. Ha entrado en una fase de depresión y de empobrecimiento generalizado. Nuevamente la catástrofe ya está aquí.

Camaradas:
Finalizaba el año 2019 y mientras más y más se derrumbaba la economía capitalista, nuevos destacamentos de la clase obrera mundial entraban al combate en Hong Kong, en Chile, en Ecuador o en Bolivia, donde se enfrentó a un sangriento golpe militar. Una indomable clase obrera francesa resistía sin cesar los embates de los capitalistas y volvían a la lucha las masas de Medio Oriente, donde nuevamente se abrieron enormes procesos revolucionarios como en Líbano, Irak, Sudán y Argelia.

El inicio de la pandemia del Coronavirus indudablemente le sirvió a la burguesía para frenar la ofensiva de masas, para arrojarle a estas su crisis y para tirarle sobre sus hombros las peores de las penurias. Millones de obreros fueron enviados al proceso productivo para que los capitalistas mantengan sus ganancias, llevando a centenares de miles a la muerte. En Nueva York se enterraban a miles de trabajadores negros y latinos en fosas comunes. En Italia y en el Estado Español los obreros entraron en huelga, como en las automotrices y acerías, para impedir la muerte a manos de la pandemia. En China se perdieron las vidas de miles y miles de trabajadores, que han sido ocultadas por el gobierno siniestro y semi-fascista del Partido Comunista. En América Latina, donde hoy golpea duramente la pandemia, las masas explotadas se ven en la alternativa de morir produciendo en las fábricas o de morir de hambre en sus casas, y comienzan nuevamente a ganar las calles.

El imperialismo anuncia que vendrá una “nueva normalidad” post-pandemia. Pero la receta que está preparando no es novedad. ¡Nada nuevo! Por delante solo profundizará al ataque a los explotados, el saqueo de los pueblos oprimidos y la lucha feroz por los mercados en la economía mundial en un grado superior al que vimos hasta ahora.
El eje franco-alemán ha decidido mantener su espacio vital en Europa dando “ayudas” y préstamos a los estados que buscarán que los vuelvan a pagar los trabajadores con sangre, sudor y lágrimas, como ayer sucedió en Grecia, Portugal, España, etc., y también en la misma Francia y Alemania.
En EEUU el gobierno de Trump manda a los trabajadores a producir bajo condiciones de muerte a las fábricas, mientras amenaza al mundo con sus cañoneras si otras potencias imperialistas o fuertes burguesías nacionales amenazan sus mercados. El embargo a Irán y el envío de su flota al Mar de la China son un ejemplo de esto último.
Por su lado, China vuelve a ofrecer su mercado interno a las transnacionales, ávidas de negocios, para así intentar reactivar su economía.
Mientras tanto, regiones enteras del planeta se hunden en un pozo que parecería no tener fondo. Los países productores de petróleo están quebrados, inclusive Rusia que ya ha visto caer en un 50% sus exportaciones de gas y petróleo. Esto ha acelerado aún más el blindaje del régimen totalmente bonapartista en la Rusia de Putin.

Entonces, la “nueva normalidad” estará marcada por la brutal crisis agónica del sistema capitalista mundial y por la profundización del carácter de esta época de crisis, guerras y revoluciones.

Visto desde la crisis de hoy, queda claro que en el año 1989 fueron los traidores de la burocracia stalinista los que, entregando las conquistas de los ex estados obreros como la URSS, China, etc. al sistema capitalista, le dieron a este una sobrevida rastrera en las últimas décadas. La sangre fresca inyectada en las venas escleróticas del capitalismo, ya no es suficiente para que el organismo viva. Ahora están yendo por todo.
La “gran China” y la “gran Rusia” ya no tienen cabida en el mercado mundial tal cual son hoy. La city de Londres, de Frankfurt y de Wall Street se las disputan y se las disputarán a dentelladas. Inclusive, EEUU no podrá seguir manteniendo su hegemonía en el mercado mundial sin entrar en una abierta decadencia, si no conquista a China y Rusia, si no las quiebra económica y financieramente o bien, si no las pone bajo su bota militar. Esta es la “nueva normalidad” que preparan los piratas imperialistas para salir de la catástrofe y el crac. Aquí y allá los gobiernos y regímenes se blindan y bonapartizan.
Pero para que el imperialismo pueda avanzar a nuevas ofensivas superiores, debe derrotar a su propia clase obrera, cuestión que está muy lejos de lograr.

 

Y la clase obrera presenta batalla

Camaradas:
En este mundo oscuro, como ustedes dicen, el imperialismo no tiene para nada el campo despejado para sus tropelías y ofensivas contrarrevolucionarias. Los trabajadores y explotados mantienen aún sus enormes energías, pese a crueles y duras derrotas como en Siria, Ucrania, por la entrega definitiva de Cuba a los yanquis por parte del castrismo o en Bolivia, donde a sangre y fuego se impuso un golpe semi-fascista que masacró a los explotados en Senkata. El proletariado mundial está lejos de rendirse.

No terminaban de pasar los 8 minutos y 46 segundos que la rodilla de un verdugo tardó en asfixiar a George Floyd, que el pueblo negro, los trabajadores, millones de desocupados y la juventud rebelde en EEUU estallaban en enormes combates y en acciones políticas independientes de masas. Estas irrupciones golpearon por izquierda al régimen infame y a la trampa que este le tenía tendida a los explotados con Sanders, apoyado por toda la izquierda norteamericana, que volvía al redil del Partido Demócrata para apoyar a Biden. Esto sucedió justo en momentos en que las masas giraban a la izquierda y empujadas por enormes penurias, se sublevaban contra el régimen yanqui, el gobierno de Trump y sus fuerzas represivas.
La vieja y debilitada burocracia de la AFL-CIO no pudo hacer nada para impedir una irrupción volcánica de ira de millones de oprimidos. En más de 50 ciudades estallaban siglos de odio por la esclavitud del pueblo negro. También, por la situación desesperada y sin salida de más de 55 millones de desocupados, de otros tantos sin techo y por el salario de miseria, que ni llega a 6 dólares la hora, que cobran millones de explotados, que son tratados en EEUU como la burguesía yanqui trata a los trabajadores y oprimidos de las colonias y semicolonias que saquea.
“¡Disolución de la policía!”, es el grito y el objetivo de lucha de las masas. Esto es un choque directo con el corazón del estado burgués, con su banda de hombres armados. Se atacaron las comisarías. Algunas de ellas fueron quemadas. Una enorme acción independiente de masas ha golpeado a la potencia imperialista dominante en sus entrañas.
En su lucha contra el gobierno de Trump y la policía, los explotados concentran todos sus reclamos. Las masas se han convencido de que deben propinarle un duro golpe y una derrota en las calles al gobierno para avanzar en recuperar sus conquistas y terminar con sus condiciones insoportables de vida. Los oprimidos no entran con un libro bajo el brazo a los procesos revolucionarios. Son los padecimientos inauditos los que los empujan a la lucha revolucionaria.

En las acciones espontáneas de masas está lo embrionario de lo consciente, al decir de Lenin. Los explotados distinguen a su enemigo. Ya van 60 días de lucha y la izquierda reformista no puede volver a someter a la clase obrera al Partido Demócrata (que ayer con Obama y hoy con 24 gobernadores, ha atacado todas las conquistas de los trabajadores). Las masas no los dejan. “¡Disolución de la policía!”, insisten. A las sublevaciones por ciudad, se sumó la paralización de los 29 puertos de la Costa Oeste de EEUU. Porque las vidas negras importan y las vidas de toda la clase obrera merecen ser vividas, es que los explotados se tomaron la comisaría central de Seattle. En Detroit decenas de miles de obreros se niegan a entrar a producir a las fábricas porque no quieren morir de Coronavirus. Más de 50 ciudades de EEUU se encuentran hoy en estado de revuelta. Bajo el grito de “las calles son nuestras”, sacaron de las mismas a los supremacistas blancos y las defienden de las fuerzas represivas con combates de barricadas.

Un reagrupamiento de viejos dirigentes sindicales y del stalinismo intentó montarse nuevamente en este ascenso de masas para volver a controlarlo. De ello se trató la jornada simbólica que convocaron el 20 de julio. Las burocracias sindicales debilitaron su propio llamamiento al reducirlo a marchas simbólicas y al intentar introducir a burgueses, diputados y senadores del Partido Demócrata para convencer al movimiento obrero de que su salida está volviendo a confiar en el Parlamento y en la democracia imperialista de los piratas de Wall Street.
La respuesta de las masas sublevadas no se hizo esperar. En Portland, adonde Trump envió a las Fuerzas Federales, los choques no han cesado. El muro de las madres, luego de los padres y ahora de los veteranos de guerra, choca diariamente con los gendarmes de Trump. Mientras escribimos este saludo a vuestra Asamblea, en 45 ciudades se han realizado acciones en las calles al grito de: “¡Todos somos Portland!” “¡Fuera Trump!” “¡Fuera los Federales!” y “¡Disolución de la policía!”.

Camaradas:
Desde el Colectivo por la Refundación de la IV Internacional / FLTI hacemos nuestro lo que plantea vuestro llamamiento: es la hora de un contrataque de masas. Efectivamente, es la hora de preparar una ofensiva estratégica para el combate del proletariado internacional. Pero para ello no basta con la espontaneidad y heroicidad de los explotados. Esto es una condición imprescindible para la victoria. Pero sin una dirección revolucionaria, estos intentos buscarán ser llevados por las direcciones traidoras a nuevas trampas y desvíos y a políticas de conciliación de clases (impulsadas por las burocracias sindicales de todo pelaje y por el stalinismo) que adormecen la lucha de masas y preparan duros golpes del fascismo.

No hay tiempo que perder. En Medio Oriente, en Francia, en EEUU, en el Cono Sur de América Latina, se atalona la clase obrera mundial. Las condiciones para preparar una ofensiva estratégica están dadas.
La clase obrera norteamericana es el puño de acero de los trabajadores del mundo. En su ofensiva, está en condiciones de frenar la máquina de guerra imperialista, como ayer lo hiciera en Vietnam y luego en Irak.
Ya los trabajadores negros de África, llevados con grilletes como esclavos a la Europa imperialista (como siglos atrás eran llevados a las plantaciones de los blancos en el sur de EEUU), ven como propia esta lucha de sus hermanos del pueblo negro al interior de la bestia imperialista. Los obreros inmigrantes y sin papeles, los Chalecos Negros de París, se han sublevado al grito de: “¡El miedo cambió de bando!”.

La burguesía envió a sus agentes al movimiento obrero en EEUU, como lo vimos el 20 de julio y como lo hizo y lo hace en toda lucha decisiva del proletariado. Ellos van a impedir que las masas en el transcurso de su combate pongan en pie sus organismos de autodeterminación, democracia directa y armamento, es decir, su propio poder. Contra ellos, los revolucionarios debemos pelear en el corazón de las masas para poner en pie un punto de apoyo para que estas rompan y superen a las direcciones que a cada paso buscan desorganizar sus luchas y sus embates revolucionarios, disolver sus organismos de doble poder e impedir que los explotados se armen.
Se vuelve imprescindible dotar a la clase obrera y a los oprimidos sublevados de la dirección que se merecen para triunfar.
En EEUU, entonces, la tarea central no es otra que luchar por coordinar, extender, generalizar, armar y centralizar a nivel nacional a todos los organismos de autoorganización que ya pusieron en pie los explotados en lucha por ciudad y por estado.
El desarme de la policía pone a la orden del día el armamento de las masas. Los de arriba no nos representan. La lucha en las calles no se delega. ¡Fuera Trump! ¡Fuera la burguesía y sus partidos de las organizaciones obreras!
El peso decisivo de los obreros norteamericanos vendrá de su apoyo a la lucha de todos los trabajadores y pueblos oprimidos del mundo.
Para frenar la ofensiva de los capitalistas, para recuperar la vivienda, para conquistar el pan, salud y educación gratuitas, trabajo y una vida digna, debe triunfar la revolución socialista en EEUU. Luchar por los Estados Unidos Socialistas de Norte, Centro y Sud América, es una tarea de toda la clase obrera mundial

 

La clase obrera debe “volver a la normalidad” recuperando el internacionalismo militante

Camaradas:
Los Chalecos Negros de Francia han proclamado que “¡El miedo cambió de bando!”, en momentos en que los trabajadores de Inglaterra tiraban las estatuas de los esclavistas en Bristol. El proletariado mundial ya combate con sus hermanos de clase en las calles de Nueva York, Detroit, Portland y Washington, donde el sinvergüenza de Trump tuvo que esconderse en un bunker debajo de la Casa Blanca ante la irrupción del pueblo negro y los trabajadores. Mientras tanto, las masas protagonizan enormes procesos revolucionarios en Irak y Líbano y duros combates contra la teocracia iraní, a la vez que se mantiene viva la heroica resistencia siria y palestina. En Chile los explotados buscan entrar nuevamente a la primera línea de combate de los trabajadores del mundo. Es hora de coordinar las luchas de la clase obrera internacional para golpear como un solo puño a los parásitos imperialistas.
Nuestro combate por la refundación de la IV Internacional es inseparable de nuestra pelea por reconstituir el internacionalismo militante en el movimiento obrero mundial, luchando por derrotar a las direcciones traidoras, agentes del capital.
Los trabajadores deben volver a su “normalidad histórica”, recuperando el internacionalismo militante que destruyeron los traidores del stalinismo, la  socialdemocracia y los renegados del trotskismo de hoy, sometiendo a la clase obrera a sus verdugos.
La “nueva normalidad” deben ser las masas retomando el camino a la revolución socialista internacional. De ello se trata preparar una nueva ofensiva estratégica de la clase obrera. Los prerrequisitos objetivos para la revolución proletaria no solo han “madurado”, sino que han empezado a descomponerse a grados extremos. No hay tiempo que perder. Es imprescindible coordinar las luchas contra los despidos y la flexibilización laboral de los obreros de Detroit con los trabajadores de las maquilas mexicanas. Hay que unir a los obreros de la Renault de Brasil con sus hermanos, los despedidos de la Nissan en Barcelona y de la Renault de Francia, en un solo puño de combate contra las transnacionales. Asimismo, la pelea unificada por conquistar salud gratuita, por defender las jubilaciones y conseguir trabajo digno para todos es una lucha de vida o muerte para la clase obrera mundial.
Un nuevo reagrupamiento internacionalista del marxismo revolucionario se vuelve una necesidad imperiosa para ayudar a las masas a superar los límites que les imponen las direcciones traidoras para conquistar el camino a la victoria. Esta es la tarea inmediata y la obligación de todas las corrientes que nos reivindicamos del marxismo revolucionario.

Camaradas:
En las cárceles de los regímenes de los explotadores se encuentran los mejores combatientes de la clase obrera. En Grecia, la juventud rebelde ya hace varios años está en prisión. Las cárceles del sionismo y del fascista Al Assad están repletas de heroicos revolucionarios. Miles de ellos fueron asesinados brutalmente. Los clérigos de Irán se han ensañado con los luchadores de la clase obrera, de la juventud y de las mujeres trabajadoras, encarcelando a miles de ellos. Las masas chilenas buscan liberar a los mejores combatientes de su primera línea. En Bolivia los familiares de los explotados masacrados en Senkata claman por justicia y por la libertad de los presos políticos. En Argentina, está preso el ex dirigente de la GM, Sebastián Romero, mientras sigue colgando la “espada de Damocles” sobre los obreros de Las Heras y miles de procesados. En Colombia o en la China martirizada miles de obreros y jóvenes están secuestrados. La lucha por la libertad de todos los presos políticos del mundo es una tarea y obligación que juntos levantamos en un solo grito contra los explotadores y represores en todo el mundo.

¡Este “siglo oscuro” del sistema capitalista en putrefacción debe terminar! ¡El imperialismo debe morir!
¡No permitamos que la alternativa histórica sea la guerra y la barbarie sino el triunfo de la revolución socialista internacional!

Saludamos vuestra 58º Asamblea Antiguerra,

Paula Medrano, Carlos Munzer, Villacorta, Jussa K., James S. y Lourdes Fernández
por el Secretariado de Coordinación Internacional del Colectivo por la Refundación de la IV Internacional / Fracción Leninista Trotskista Internacional (FLTI)

Integrado por: Partido Obrero Internacionalista – Cuarta Internacional (POI-CI), Chile / Liga Obrera Internacional (WIL), Zimbabwe / Periódico “La Verdad de los Oprimidos”, vocero de los socialistas de Siria y Medio Oriente / Democracia Obrera, Estado Español / Liga Socialista de los Trabajadores Internacionalistas (LSTI), Bolivia / Núcleo Obrero Internacionalista (NOI), Colombia / Grupo Comuneros, Colombia / Liga Obrera Internacionalista – Cuarta Internacional (LOI-CI) / Democracia Obrera, Argentina / Avanzada Obrera “Lista Negra” del ARS, Argentina / Comité Revolucionario Obrero y Juvenil por la Autoorganización (CROJA), Brasil / Liga Socialista de los Trabajadores Internacionalistas (LSTI), Perú

 

 

 


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Muro de madres en Portland

 


Muro de madres en Portland

 


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2017: Japón, Osaka, mitin contra
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