FRANCIA - 29 de enero de 2020 29/1: 8va jornada nacional de huelga y movilización Con un combate que ya lleva 56 días y una huelga histórica La clase obrera tomó Francia La burguesía ya nos sacó demasiado…. ¡ahora queremos todo! ¡Huelga General Revolucionaria hasta que caiga Macron! La clase obrera, las clases medias arruinadas, la juventud y el conjunto de los explotados de Francia, combatiendo con sus métodos de lucha durante 56 días contra el proyecto de reforma de las jubilaciones que quiere imponer Macron, le dijo basta al gobierno de la V República, ¡las jubilaciones no se tocan! Y con una fenomenal huelga general política de masas le puso el pie en el pecho al gobierno de la burguesía imperialista francesa que tuvo que retirar un punto central de su proyecto de ley que planteaba llevar la edad de jubilación (cobrando el 100%) de 62 a 64 años. Ahora la van a mantener en 62 años hasta el 2027. No poder subir esta edad le costará al estado francés cerca de 12 mil millones de euros. Desde el 5/12 con jornadas nacionales de paro y movilización los días 5, 10 y 17 de diciembre y el 9, 11, 16, 24 y 29 de enero, millones ganaron las calles de las ciudades de todo el país, con masivas marchas, varias de ellas encabezadas por los Chalecos Amarillos junto con los Black Bloc de la juventud combativa, que se enfrentaron sistemáticamente a las fuerzas represivas, con barricadas en las calles. En el transporte, metro y ferroviarios, los trabajadores tomaron el paro en sus manos y paralizaron todo el país en la huelga más larga de su historia, huelga por tiempo indeterminado que le impusieron a la burocracia. Se bloquearon las refinerías, puertos y plantas de procesamiento de basura y de saneamiento de aguas. Se paralizaron y bloquearon los colegios y liceos por parte de los docentes, estudiantes y sus respectivas familias. Hubo paro en las escuelas, los hospitales, los trabajadores de energía, del gas, del aeropuerto y de todos los servicios estatales. Teatros, museos y monumentos no abren sus puertas. Pararon hasta los bomberos. Esta huelga se conquistó a pesar y en contra de la burocracia sindical de todo pelaje, como la que se reagrupa en la Intersindical, encabezada por la CGT del estalinista Martínez, que se vio obligada a convocar a las jornadas de paro. Los trabajadores parando los transportes, con bloqueos de puertos y refinerías y piquetes de ruta paralizaron de hecho la economía del país. Y con estos métodos garantizaron incluso, en buena medida, el paro allí donde la Intersindical no lo garantizó. La lucha por las jubilaciones es una lucha del conjunto del movimiento obrero y por eso entraron al torrente del combate amplios sectores de los trabajadores, de la juventud, de las clases medias arruinadas, de los inmigrantes, etc. contrariamente a lo que plantea la izquierda reformista que sostiene que la huelga es débil porque el sector privado no está parando. Lo que están negando es que el conjunto de los trabajadores con esta lucha política de masas se atalonaron ante la burguesía imperialista que venía dándole duros golpes y arrancándole sus conquistas. Es que este combate es clase contra clase, son ellos o nosotros. Esta heroica lucha del proletariado francés que tomó toda Francia ha puesto en cuestión quién manda en la casa.   Superando a la burocracia sindical la clase obrera ha tomado la lucha en sus propias manos La burguesía de la V República está obligada a profundizar su ofensiva contra el movimiento obrero y los explotados para mantenerse en carrera en la guerra comercial con las demás potencias imperialistas. En 2016 logró imponer la flexibilización laboral sacando los convenios colectivos y la semana laboral de 35 horas. Ahora era el turno de atacar las jubilaciones porque Francia tiene que equiparar su productividad del trabajo a la de Alemania y por ello necesita, como mínimo, llevar la edad de retiro a los 67 años como es en la mayoría de los países de Europa. Si hoy Macron no pudo pasar el ataque es porque perdió el control de los explotados. Es que la burocracia fue superada y no logra hacer retroceder a las masas ni puede sentarse a negociar con el gobierno como sí lo hizo en 2016, cuando el enorme embate de la clase obrera contra la ley El Khomri puso en vilo a todo el régimen y gobierno de la V República. En ese momento las direcciones sindicales corrieron a sostener al gobierno de Hollande entregando el combate en defensa de las 35 horas semanales. Son las masas las que garantizan las huelgas ya que en estas más de 7 semanas de lucha pusieron en pie sus organismos de autodeterminación: asambleas generales en numerosas ciudades, piquetes de huelga, barricadas, comités de lucha, una coordinadora de ferroviarios y trabajadores del metro en la región parisina. Incluso el 17 de enero entraron a la sede de la CFDT –central colaboracionista del gobierno- advirtiendo a la burocracia carnera que no puede “negociar en su nombre”. Asimismo, el 20 de enero, trabajadores del sector energía de la región de París le cortaron la luz a la sede de la CFDT.   La clase obrera ha tomado la lucha en sus propias manos, superando a sus direcciones y demostrando que tiene toda la fuerza para ganar. Y esa es la gran fortaleza de esta lucha. Quedó demostrado que se puede derrotar al gobierno. Para avanzar a conseguir el retiro de toda la reforma previsional y recuperar lo que nos robaron… ¡hay que terminar de sacarse de encima a la burocracia sindical! ¡Abajo Martinez, Berger y todos los entregadores de nuestras luchas! Para ello, hay que avanzar a poner en pie los comités de fábrica. Y extender y coordinar a nivel local, regional y nacional todos los organismos de autodeterminación de los que luchan, unificando al conjunto de los explotados, los obreros, los empleados, los desocupados, los inmigrantes, los Chalecos Negros, los sin papeles, los Chalecos Amarillos, los jubilados, la juventud combativa, las clases medias arruinadas y a las organizaciones de las masas en lucha. Votemos comités de autodefensa para defendernos de la brutal represión comandada por Macron. ¡Basta de reprimir al pueblo! ¡Disolución de la policía asesina y todas las fuerzas represivas del estado! ¡Libertad y desprocesamiento de todos los luchadores! ¡Pongamos en pie una Coordinadora Nacional que centralice todos estos organismos y vote un pliego único de demandas! Y desde allí conquistemos una acción independiente de masas que transforme la 9° jornada nacional de lucha en una Huelga General Revolucionaria Indefinida hasta tirar a Macron y al infame régimen de la V República! La burguesía ya nos robó demasiado en estos últimos años…. ¡Ahora queremos todo! ¡Jubilación a los 60 años! ¡Hay que recuperar las 35 horas semanales y terminar con la flexibilización laboral! ¡Abajo la ley El Khomri! ¡Aumento de salario! ¡Gasoil gratuito! ¡Abajo las reformas educativas! ¡Basta de deportar a los inmigrantes! ¡Por papeles, plenos derechos, vivienda, trabajo digno y bajo convenio para todos los sin papeles! ¡Hay que tomar las fábricas, las refinerías, los puertos y toda la industria y ponerlos a producir bajo control de los trabajadores! ¡Hay que expropiar y nacionalizar sin pago y bajo control obrero a las transnacionales y los banqueros imperialistas que explotan a la clase obrera y saquean y oprimen a las colonias y al mundo semicolonial!   El combate de los explotados de Francia es un bastión de lucha de la clase obrera europea y mundial La clase obrera francesa muestra el camino para derrotar el ataque de los capitalistas. Por eso su lucha se ha transformado en un bastión de la clase obrera de todo el mundo. El ataque de Macron es el mismo que sufre el conjunto de la clase obrera en toda Europa. Por ello, tanto para la clase obrera francesa como para la europea es de vida o muerte que esta lucha triunfe, que no quede aislada, pues si es derrotada muy mal nos irá al conjunto de nuestra clase en el continente. La clase obrera europea luchó ferozmente en los últimos años contra el ataque imperialista en todo el continente, abriendo incluso el camino en 2009-2010 a la Huelga General Continental. Pero las centrales sindicales dirigidas por los PC, la socialdemocracia y las direcciones reformistas que las sostuvieron fueron quienes entregaron y traicionaron ese magnífico combate en Grecia, Italia, Portugal, España, Inglaterra y toda Europa. Así quedó la clase obrera a merced del ataque imperialista país por país y con sus filas divididas. Por ello, en Francia se mantiene viva una trinchera de combate contra el Maastricht imperialista. Contra esas burocracias sindicales y direcciones reformistas que nos dividen país por país y nos arrodillan a los pies de la burguesía imperialista: ¡Unidad de la clase obrera de todo el continente! ¡Tenemos un mismo enemigo y es una misma lucha! ¡Por una huelga general revolucionaria en todo el continente! ¡Abajo Maastricht! Solo en unidad con la clase obrera europea y enfrentando el pillaje del imperialismo francés en el mundo semicolonial podrán los trabajadores de Francia mantener sus conquistas. Es por eso que es fundamental unificar el combate con nuestros hermanos de clase en Mali nación africana diezmada por el imperialismo francés. Allí las masas explotadas ganaron las calle de la capital Bamako al grito de ¡que se vayan las tropas francesas! contra el anuncio de Macron de enviar más tropas. Y junto a nuestros hermanos de clase argelinos que todos los viernes se movilizan contra el régimen y el gobierno, al que no reconocen. Y que en Francia, siendo el sector más oprimido de la clase obrera, han entrado también al torrente del combate. Es que un combate unificado en la metrópolis y en las colonias y semicolonias pondrá en jaque a la V República. Ese es el camino para liberar a los explotados de las colonias y para llevar nuestras demandas a la victoria. ¡El enemigo está en casa! ¡Fueras las tropas y las bases militares imperialistas francesas de toda África! Para triunfar definitivamente, el proletariado debe tomar la resolución de sus problemas en sus propias manos. Con la destrucción de la V República imperialista hay que conquistar la Comuna de Paris en toda Francia. ¡Hay que poner en pie el poder de los de abajo! ¡Que vuelva la Comuna de París!   Ana Negri y Luisa Campos

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