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Rusia – 15 de septiembre de 2019

Movilizaciones de masas contra Putin
y una nueva farsa electoral

Este 8 de septiembre hubo elecciones a la Duma de Moscú y a gobernaciones en varias regiones de Rusia, y una vez más fueron una farsa. En el promedio general, participó apenas el 40% del padrón y en Moscú poco más del 21%. Los candidatos eran miembros del partido Rusia Unida de Putin, el PC de la Federación Rusa y otros partidos burgueses con representación parlamentaria en el odiado régimen bonapartista de la oligarquía rusa. Una verdadera farsa en la que todos los candidatos eran de Putin y sus aliados, pudiendo conformar tranquilamente una única boleta electoral. Así fueron “reelegidos” todos los gobernadores y la gran mayoría de los parlamentarios regionales, salvo en Moscú donde Rusia Unida perdió 13 bancas que quedaron principalmente en manos de sus aliados del PCFR (Partido Comunista de la Federación Rusa) que pasó de 5 a 13 parlamentarios.

Pero estas nuevas elecciones fueron una verdadera farsa además porque fueron precedidas por enormes movilizaciones de masas contra Putin. El detonante de estas fue la proscripción de un 30% de los candidatos, es decir, de una fracción burguesa que se presentaban como “opositores” a Putin para la Duma de Moscú.
Más de 60 mil personas se reunieron durante julio y agosto en el centro de Moscú y también en otras más de 40 ciudades. La dictadura de Putin respondió-una vez más- con una feroz represión de la Guardia Nacional y hubo miles de detenidos, de los cuales cientos aún siguen presos. De esta manera caía el velo parlamentario con el que se quiere maquillar una feroz dictadura.

Esta burguesía “opositora” proscripta es una fracción burguesa que quedó, por ahora, por fuera de los jugosos negocios de la Rusia actual, y clamó, previo a las elecciones, por ocupar un lugar en el régimen ruso y obtener así una tajada de los negocios a costa de las penurias de las masas.
Pero entre las brechas abiertas en las alturas enormes sectores de masas se colaron, utilizando las disputas entre las pandillas burguesas, para expresar todo su odio contra un gobierno y el régimen de la autocracia rusa que las condena al hambre, a la miseria y a una brutal represión.

Frente a esta situación la cobarde burguesía “opositora”, encabezada por Navalny, propuso el “voto inteligente”: les dijo a las masas que había que abandonar las calles e ir a las urnas a votar a cualquier candidato que pudiera ganarle a Putin. Así llamó abiertamente a votar a los amigos de Putin del PCRF (Partido Comunista de la Federación Rusa) y a los ultranacionalistas, que desde las Dumas y gobernaciones sostienen todo el ataque que este bonaparte descarga contra las masas, a los mismos partidos que denunciaba como cómplices del Kremlin hasta hace apenas semanas.
Esta “estrategia” de la “oposición” burguesa no logró entusiasmar a nadie, como quedó demostrado en los porcentajes de participación, que tal como hemos dicho fueron del 40% de los votantes en las elecciones en general, y de tan solo el 21% para la Duma de Moscú.

Lo que queda claro que las masas iniciaron una lucha política contra el gobierno. Sometidas a penurias inauditas, las masas ganaron las calles con un grito claro: “Rusia sin Putin”. Es que ellas saben que hacer rodar la cabeza de Putin es el primer y fundamental paso para conseguir sus demandas más inmediatas. Y esto lo comprenden porque en la Rusia de la autocracia de Putin no hay ninguna posibilidad de lucha económica, sino que para que las masas puedan recuperar su trabajo, su salud, su vivienda y su vida, hay que enfrentar y derrotar al gobierno y al régimen de Putin en una lucha política de masas. Y grandes sectores de las masas rusas han comenzado a dar los primeros pasos de este camino.

Una economía devastada por los negocios del imperialismo y la burguesía rusa. Putin descarga todos los costos sobre los hombros de los explotados

Lo cierto es que Rusia posee enormes riquezas pero estas van a parar a los bolsillos de la burguesía rusa y sin embargo, también del imperialismo europeo que tiene allí instaladas sus empresas. La renta petrolera y gasífera es capturada por la burguesía rusa, que con una tajada de ello hace inversiones en el fabuloso aparato industrial militar, negocio en el cual compra la tecnología francesa y alemana, con la que estos imperialismos se enriquecen. Estados Unidos a su vez maneja desde los grandes bancos como el Citibank, las finanzas rusas y, como si fuera poco, impone sanciones y embargo de cuentas a las empresas y grandes magnates rusos, llevándose de esta forma también una tajada de la renta petrolera y gasífera que estos le roban al pueblo.
De esta manera dejan una economía rusa totalmente devastada. Con el embargo de las cuentas, el imperialismo disciplina a Putin para que le haga todo el trabajo sucio de mantener a raya y masacrar a las masas cumpliendo su rol de gendarme y guardián de los negocios en Eurasia, con las cañoneras apuntando a las ex Repúblicas soviéticas musulmanas para que no osen sublevarse los hambrientos.
Así a la economía totalmente golpeada, se suman los más de 3500 millones de dólares que el imperialismo le hizo gastar a Putin en la masacre contra las masas sirias.

El genocida Putin, fortalecido tras cumplir su rol de sicario en Siria y estrangular la revolución ucraniana, redobló el ataque contra su clase obrera y contra las nacionalidades que Rusia oprime a su interior, descargando toda la crisis de la economía rusa sobre los hombros de los explotados, para hacerles pagar a ellos los cotos de los fabulosos negocios de la burguesía rusa y el imperialismo.
Hay tarifazos y no hay acceso a la vivienda y la salud. El 20% de los rusos (casi 29 millones) vive por debajo de la línea de pobreza, y el 1% de la oligarquía podrida salida de la vieja nomenclatura del PCUS concentra el 74% de las riquezas de la nación. Por eso a principios de 2019 casi el 70% de los rusos afirmaba que la caída de la URSS fue una tragedia, porque tras la restauración capitalista, que prometía las góndolas llenas de Europa, hoy ni siquiera le puede pagar el salario miserable a sus esclavos, reducido a 145 dólares. La edad de jubilación ha aumentado brutalmente, prolongando la explotación, y en sectores como la minería, los obreros mueren antes de jubilarse. Se multiplican los despidos y cierres de empresas.
Y estas condiciones laborales infernales, son garantizadas por los sindicatos dirigidos por el partido de Putin y por los empresarios. Son verdaderos sindicatos fascistas, que imponen con su bota los despidos, que los obreros no cobren su salario, la brutal carestía de la vida y la prohibición del derecho a huelga y a movilización.

Un régimen de terror para garantizarle los negocios al imperialismo, sostenido en bayonetas y en los partidos burgueses llamados “comunistas”

Para imponer estas condiciones a las masas, se necesita un régimen de terror, en el que el solo hecho de portar un cartel en la calle significa enfrentarse a una pena de cárcel. Ese es el régimen de Putin y los oligarcas aliados: el régimen de la autocracia de Putin y los oligarcas aliados, que surgió a sangre y fuego de las fuerzas stalinistas devenidas en nueva burguesía, asociada al imperialismo mundial, tras la entrega de la URSS y la restauración capitalista.
Este régimen ha heredado la KGB de la burocracia stalinista bajo la forma de la policía secreta, el ejército, las fuerzas policiales y parapoliciales y la Guardia nacional. Y eso para aplastar y saquear a la clase obrera y las nacionalidades oprimidas, y para garantizar al imperialismo sus negocios en la región.

Pero Putin no solo se sostiene en las bayonetas del ejército; sino también en partidos que solo conservan el nombre de "comunistas" para legitimar a este régimen bonapartista, como el PC de la Federación Rusa y otros partidos menores y rupturas del PCFR, como “Comunistas de Rusia”. Estos partidos son los partidos burgueses que surgieron de la restauración capitalista cuyos máximos dirigentes se robaron las riquezas del estado obrero, deviniendo en “clase dominante”. Y son partidos con programas burgueses de defensa de la propiedad privada. El Partido Comunista de la Federación Rusa es la segunda mayoría parlamentaria, un verdadero sostén de Putin desde el interior mismo de la Duma.
Estos partidos mantienen su nombre de “comunistas” solo para manipular a las masas. Son fundamentales para imponer la opresión de la “Gran Rusia” sobre las nacionalidades que oprime a su interior, apelando al sentimiento “patriótico” de las masas, heredado de la vieja URSS. Y a su vez, acompañan a Putin en su rol contrarrevolucionario a cuenta del imperialismo a nivel mundial. En última instancia lo que estos partidos “comunistas” están haciendo al sostener y defender a Putin es defender su propiedad y sus bienes: los que les robaron al pueblo con la restauración capitalista.

¡Este es el régimen de terror de Putin contra las masas! ¡A esta miseria, explotación y represión está sometido el valeroso pueblo ruso, aquel que supo expropiar a la burguesía y tomar el poder! Tanto el Putin como todo el imperialismo mundial saben que cualquier lucha seria que se plantee el proletariado y las masas oprimidas de Rusia plantea retomar el camino revolucionario de 1917 y el grito de guerra que lanzaron las masas sublevadas de Ucrania de “que vuelva la URSS”. Es por esto que el imperialismo requiere de la bota de Putin, su gendarme en Eurasia, para mantener a la clase obrera y a los explotados rusos aplastados.

El stalinismo y renegados del trotskismo a nivel mundial sostienen a Putin y lo quieren hacer pasar como “amigo de los pueblos”

Corrientes stalinistas y de renegados del trotskismo esparcen mentiras a nivel mundial sobre el régimen y las condiciones de vida en Rusia.
Es más, mientras los partidos stalinistas oficiales tienen una internacional común, el SolidNet, junto con el partido burgués aliado de Putin del PCRF; corrientes de renegados del trotskismo hacen alianzas internacionales con uno de los varios partidos “comunistas” rusos, que llegan incluso a plantear como necesidad volver a la URSS para vestirse de “rojo” y mejor sostener a Putin. Este es el caso del PO de Argentina, el EEK de Grecia y el DIP de Turquía que han puesto en pie una verdadera Internacional con el OKP (Partido de los Trabajadores de Rusia), cuya dirigente, Darya Mitina, luego de haber sido funcionaria de primera clase designada por el mismo Putin de 2001 a 2008, fue candidata en estas elecciones a la Duma de Moscú y llamó a votar a candidatos del PCRF y Comunistas de Rusia en todos los distritos.

Tanto stalinistas como renegados del trotskismo, amigos de Putin, afirman que este es “amigo de los pueblos” y “antiimperialista”. Pero este ha demostrado ser el gendarme y guardián de los negocios del imperialismo en las ex Repúblicas Soviéticas de Eurasia, que jamás pegó un tiro contra los imperialistas. Putin solo es “valiente” para atacar y reprimir a las masas en Rusia y en todo lugar donde el imperialismo lo llame para cumplir su rol de sicario, como ayer en Chechenia y hoy en Siria. Es que Putin cumple hoy el rol que cumplía ayer el sionismo en la región. Es que todos los dispositivos de control que el imperialismo tenía en Medio Oriente volaron por los aires con la cadena de revoluciones que se desarrolló en 2011-2012. Hoy el estado fascista de Israel se ve impedido de ir a masacrar a las masas, no puede entrar abiertamente a los tiros como lo hacía antes; y allí está Putin presto siempre para actuar de sicario del imperialismo.
La verdad es que Putin y su séquito son los socios del imperialismo, el que a punta de pistola le garantiza todos los negocios al City Bank-uno de los bancos más grandes de Rusia-, a la BASF alemana que controla el 51% de Gazprom, a las petroleras como la BP que maneja el 20% de las acciones de la Rosneft rusa.

Por eso para que haya verdadera democracia, para tener trabajo, vivienda, salud, salario y jubilaciones dignas, para conquistar el derecho de formar sindicatos independientes, de hacer huelga, el derecho a manifestarse y movilizarse, para conquistar la libertad inmediata e incondicional a todos los presos políticos, para acabar con las persecuciones y las falsas causas criminales contra los manifestantes, para conseguir el derecho de autodeterminación de las nacionalidades que la “Gran Rusia” oprime en su interior, la primera tarea es: ¡Abajo la autocracia! ¡Fuera Putin! ¡Fuera la oligarquía gran rusa, heredera de los traidores del PC de Stalin, Yeltsin y Gorbachov! ¡Por el derecho a la autodeterminación de las nacionalidades oprimidas por la Gran Rusia a cuenta del imperialismo!
¡Disolución de la policía, la Guardia Nacional, los servicios de inteligencia, y todo el aparato represivo del estado! ¡Fuera Putin de Siria y Ucrania! ¡Crimea es del pueblo ucraniano!
Hay que expropiar sin pago y bajo control obrero las empresas, la industria y los recursos naturales que se robaron los antiguos burócratas devenidos en nueva clase poseedora y que entregaron la ex URSS al imperialismo. Hay que expropiar sin pago y bajo control obrero todas las empresas y bancos imperialistas instalados en Moscú. Hay expropiar sin pago las tierras de manos de la oligarquía y el imperialismo, entregadas con las leyes de privatización de Yeltsin en los 90 que Putin viene profundizando desde 2002.

Para lograrlo los trabajadores y explotados de Rusia deben retomar el camino de la heroica revolución de Octubre: ¡Paso a los consejos de obreros y de soldados! ¡Que vuelva la URSS sin burócratas stalinistas ni entregadores del socialismo! ¡Por la restauración de la dictadura del proletariado bajo formas revolucionarias en todos los ex estados obreros!
De Portugal a las estepas rusas, una sola clase obrera y una misma lucha contra un mismo enemigo: el imperialismo, los banqueros y los oligarcas de Moscú ¡Por los Estados Unidos Socialistas de Europa desde Portugal hasta las estepas rusas!

Putin, ¿antiimperialista? ¡Basta de farsas!
Es socio menor y guardián de los negocios del imperialismo en Rusia y Eurasia

Corrientes stalinistas y de los renegados del trotskismo en el mundo, afirman que las movilizaciones en Rusia que se desarrollaron durante los meses de julio y agosto pasados fueron alentadas por el imperialismo. Así intentan que esconder que Rusia está atada con múltiples lazos de dependencia al imperialismo y que el verdadero guardián de los negocios del imperialismo en Rusia y en Eurasia, es Putin.
El Citibank es el banco más importante de Rusia que maneja las enormes transacciones financieras del país. 
El imperialismo francés y alemán también toman parte en los fabulosos negocios rusos. La armada y ejército rusos dependen de la alta tecnología de las potencias imperialistas. En 2011 Putin firmó un contrato de adquisición de dos portahelicópteros franceses Mistral, por 1400 millones de euros y un acuerdo con Alemania para la construcción de un campo de entrenamiento militar por 120 millones de euros. Allí, los soldados rusos reciben todo el entrenamiento necesario para ir a masacrar a las masas rebeldes de Siria, o a cualquier lugar que el imperialismo disponga.
La inglesa BP controla el 20% de Rosneft, una de las empresas petroleras más grandes de Rusia; y Alemania el 50% de las acciones del gigante del gas Gazprom. Rusia controla más de la mitad de las acciones y así está obligada a hacer las mayores inversiones de investigación y exploración, mientras que los piratas imperialistas se quedan con porciones de las empresas, cortan cupones y se reparten las ganancias.
Tan sirviente del imperialismo es Putin que cuando Ucrania entró en default en 2014, se ofreció a pagar al FMI parte de la fraudulenta deuda externa ucraniana. Garante de la deuda y del brutal ataque contra las masas durante el gobierno de su amigo Yanukovich, cuando Ucrania entró en cesación de pagos, Putin se ofreció a desembolsar 15 millones para cubrir la usuraria deuda. El imperialismo yanqui se negó y planteó que Ucrania era, en su totalidad, para los yanquis y la OTAN. Entonces Putin se limitó a retirar a los miles de soldados rusos de la frontera con Ucrania por el temor de que se pasen a combatir del lado de los mineros sublevados del Donbass que gritaban “que vuelva la URSS”. Su temor más grande era que esta unidad, que comenzaba a darse, entre trabajadores del Donbass ucraniano y soldados rasos rusos, ponga en cuestión la propiedad del imperialismo y también la de la propia oligarquía rusa. La “valentía” de Putin consistió en arrebatarse para sí la Península de Crimea ucraniana, donde Rusia tiene una base militar. "Valiente" para masacrar a las masas, Putin demostró no ser más que un perrito faldero del imperialismo.
A los embargos y sanciones millonarias que el imperialismo le impone desde entonces, el “antiimperialista” Putin respondió rematando las acciones de empresas estatizadas entre 2017 y 2019: la empresa de extracción de minerales Alrosa, el banco VTB y las petroleras Bahneft y Rosneft, entre otras.
Rusia, junto con China, es el botín en disputa en la guerra comercial que está en curso entre las potencias imperialistas. El imperialismo necesita terminar de recolonizar Rusia, es decir, quedarse con todos los negocios del gas, el petróleo y el aparato industrial militar ruso, sin intermediarios. Pero por ahora, el imperialismo necesita a Putin como guardián de sus negocios en Rusia, y de las armas nucleares y el aparato industrial-militar ruso, heredado de la URSS para evitar que caigan en manos de las masas si estas se levantan en lucha revolucionaria. Y como gendarme, para que le garantice el control de las masas en los países de Eurasia, como ayer en Chechenia, Georgia y Osetia, y hoy en Ucrania, entregando la revolución, y en Siria, masacrando a su cuenta a miles de explotados.

Las falacias del stalinismo y renegados del trotskismo a nivel mundial demuestran ser una verdadera estafa contra la clase obrera mundial, que muy duro la está pagando. Es que el haber hecho pasar a Putin como “amigo de los pueblos” le garantizó la tranquilidad a este sicario del imperialismo para masacrar a mansalva a las masas rebeldes sirias, un tremendo golpe no solo para la revolución en Medio Oriente, sino también para el proletariado internacional. Fueron estos engaños y estas mentiras los que recubrieron el ahogo en sangre de la revolución con un manto de lucha contra “el terrorismo”.
¡Basta de engaños! ¡Basta de hacer pasar a los enemigos como aliados y a los aliados como los enemigos!
¡Abajo los pactos contrarrevolucionarios del imperialismo con el carnicero Putin, de masacre y sometimiento de la Ucrania y la Siria revolucionarias! ¡Fuera las bases militares y las tropas asesinas gran rusas de Tartus- Siria, Crimen-Ucrania y de toda Eurasia!

 

 

 

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