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18 de enero de 2013

 

De pie junto a la brigada Leon Sedov y sus luchadores internacionalistas por la causa de la clase obrera internacional.
En memoria de Abu Nur

Nos ha llegado hoy la noticia de la muerte en combate de Abu Nur, integrante y militante de la brigada internacionalista León Sedov, que junto a miles de luchadores obreros y populares combaten junto a las heroicas masas de Siria.
Un nuevo revolucionario ha muerto junto a las masas en Siria bajo los estandartes de la revolución socialista y la IV Internacional.
Desde la FLTI tenemos el honor de compartir esta batalla con esta nueva generación revolucionaria que entra al combate de la lucha de clases internacional.
Fortalezcan a todos los camaradas con nuestro apoyo revolucionario que, todos saben, es incondicional, de todos los que estamos en lo más avanzado de las barricadas del combate a nivel internacional. Nuestro compañero es uno más de las decenas de miles y miles de obreros y jóvenes anónimos masacrados por el chacal Al Assad a cuenta de las potencias imperialistas y los explotadores de toda la región.
Nuestro compañero es parte de una corriente trotskista internacional que combate no sólo directamente a las fuerzas de la contrarrevolución sino también a los cantos de sirena del frente popular y a las direcciones traidoras que, vendidas al capital, han cercado y dejado libradas a su suerte a las martirizadas masas masacradas de Siria.
A esta lacra del movimiento obrero, que es la aristocracia y burocracia y sus partidos pagas por el gran capital, y a los asesinos de nuestros camaradas y lo mejor del proletariado mundial, los buscaremos cada día y minuto de la historia apoyados en las masas revolucionarias, que sin dudas, saldarán cuentas con ellos y harán justicia por los mártires de la clase obrera mundial, y con Abu Nur entre ellos.
Como León Sedov, Rudolph Klement, Ta Tu Tao, nuestros compañeros están en la historia de los mejores combatientes de la IV Internacional.
Una nueva generación ha entrado al campo de batalla de la lucha y la guerra de clases, y algunos de ellos no tendrán todo el tiempo necesario para aportar su aguerrida voluntad a la causa del proletariado internacional.
No lo harán directamente, pero sí a través de la organización con la que lucharon dando su vida por la causa del proletariado internacional.
Junto a nuestros otros mártires de Siria, ellos jamás, pero jamás, serán olvidados. Ellos tendrán ese honor.
Los que sí serán olvidados y pasados al basurero de la historia serán los oportunistas, los arribistas que pasan por el movimiento revolucionario de la clase obrera para vivir de ella y no para luchar y morir por ella.
Nuestros compañeros, como todos los mártires del proletariado, son bandera y ejemplo de lucha, admiración y coraje.
Los militantes de la IV Internacional hemos atado nuestra suerte a la vida y la muerte de la clase obrera mundial y de Siria en particular.
Con Abu Nur homenajeamos, porque somos parte de su historia y de su vida, a las martirizadas masas sirias masacradas por Al Assad a cuenta de las potencias imperialistas.
La burocracia y los partidos socialimperialistas hablan desde sus sillones administrando sindicatos o desde sus poltronas parlamentarias, o desde los pasillos de los ministerios donde se arrodillan ante los jefes de la burguesía, o aconsejan a burgueses que ellos llaman progresistas y engañan a los trabajadores y el pueblo.
Los que luchamos por la refundación de la IV Internacional, en la situación de Siria, combatimos junto a una clase obrera que ya no tiene agua, ni electricidad, ni calefacción en pleno invierno, que se amontona por centenares y miles en campos de refugiados.
La burguesía le echa toda la crisis a las masas, como lo hace todo el imperialismo en bancarrota a la clase obrera mundial.
Combatimos en la Siria hambreada donde se ha provocado una enorme devaluación y la carestía de la vida ya no se aguanta más. Ocho panes antes de la revolución costaban 50 liras turcas, y ahora cuestan 250 que es lo que gana un trabajador por día… ocho panes y nada más para vivir, vestirse él y toda su familia.
Luchamos en la resistencia mil y una vez traicionada por los generales fantoches del Ejército Sirio Libre, que llegan incluso a repartirse con los oficiales de Al Assad la ropa, las armas y los alimentos de los que caen en combate.
Es la revolución en retroceso, entregada y traicionada. Hemos sido los primeros en llegar al campo de batalla y seremos los últimos en abandonarlo.
Los revolucionarios y la clase obrera sufren y vierten sangre. Cada vez más llega y llegará la hora en que sean los traidores los que lo hagan junto a los que les pagan, los explotadores.
Sino, que le pregunten a los obreros de Tonghua y Lingzou que tuvieron el honor de ver rodar la cabeza de sus patrones por las escaleras; a los obreros de la Suzuki de la India; a los gerentes de la Lonmin y a Khadafy y su familia que, por suerte, ya no gozan de buena salud.
Los trotskistas somos ya parte de esta guerra de clases que se definirá en el próximo período histórico. Hemos insistido en que no se trata de una revolución, sino de una cadena de revoluciones, contrarrevoluciones, que nos darán mil y una oportunidades para llegar a las masas.
El reformismo, los que hablan en nombre del socialismo y traicionan al proletariado y pactan con la burguesía todos los días, hoy ven cegarse el piso bajo sus pies. Los obreros de Lonmin, Marikana de la Anglo American en Sudáfrica han demostrado cómo pelear contra los carneros y rompehuelgas traidores de las burocracias de los sindicatos como el COSATU en ese país.
Por ahora, las direcciones reformistas han rodeado la ciudadela del poder… para defenderla, para impedir que las masas la tomen por asalto. Ellos han jugado su suerte a la suerte del sistema putrefacto imperialista mundial.
Los revolucionarios internacionalistas hemos jugado nuestra suerte al triunfo de la revolución socialista.
Entre ellos y nosotros, entre ellos y las masas revolucionarias, hay ya un río de sangre.
Ellos se reúnen en los frondosos Foros Sociales Mundiales. Hablan de que un “nuevo mundo es posible”. Restos mal olientes del stalinismo, socialdemócratas, renegados del trotskismo o burgueses vendedores de ilusiones, como los que se reunirán en febrero/marzo en Túnez, recorren el planeta con sus reuniones para centralizar la acción contrarrevolucionaria de todas las direcciones traidoras agentes del gran capital financiero.
Ellos, como los hermanos Castro, entregan la conquista de la revolución cubana a Obama y el imperialismo.
Las masas de Venezuela, bajo el gobierno del Foro Social Mundial de Chávez y su “Socialismo del Siglo XXI”, sufren la misma carestía de la vida y desabastecimiento que las masas sirias. Por eso ellos se aferran tan firmemente a la suerte del asesino Al Assad.
Los gerentes y capangas, a cuenta de las transnacionales, del PC Chino, el partido de los empresarios “rojos” chinos, tratan a las masas esclavizadas del país más poblado del planeta igual o peor que el asesino Al Assad.
Todos están bajo las órdenes de las potencias imperialistas. Todos ellos se reúnen en Túnez hoy, como lo hicieron en Qatar ayer, para aislar los procesos revolucionarios y para tirarle puñaladas por la espalda a las masas.
Ellos traicionan y desentralizan la lucha y el combate de la clase obrera del Magreb, Medio Oriente y toda el África martirizada, de sus hermanos de clase de las potencias imperialistas y del mundo semicolonial.
Esa cueva de bandidos de agentes pagos del capital, no es la dirección que se merece la clase obrera mundial. Por eso nuestra lucha por refundar la IV Internacional, y por esas banderas dio la vida Abu Nur.
Siria debe ser un ejemplo donde debe mirarse el movimiento obrero. Es que si la revolución socialista internacional no avanza y conquista triunfos, no será el reformismo el que resuelva la situación a favor de la burguesía, sino que será el fascismo y los sables de los generales, que intentarán aplastar al proletariado luego de que éste haya sido desmoralizado y desmovilizado por las direcciones traidoras.
Los ataques asesinos a los mineros de Sudáfrica, los ataques contrarrevolucionarios del imperialismo francés en Mali, las masacres de Al Assad en Siria son la otra punta de la soga, como lo es el reformismo, con sus trampas electorales, aliados a las burguesías árabes o musulmanas, para estrangular la lucha por el pan y por las revoluciones obreras y socialistas que comenzaron ya hace dos años en todo el Magreb árabe y Medio Oriente.
Abu Nur ha dejado un vacío en la lucha. Obreros de todo el mundo, abrazando las banderas del socialismo revolucionario, tomarán su camino.
En ello también está concentrado todo nuestro esfuerzo.
Camarada Abu Nur:
¡Hasta la victoria de la revolución socialista internacional!
¡Hasta recuperar la IV Internacional!
¡Hasta la victoria siempre!

Comité Ejecutivo Internacional
de la Fracción Leninista Trotskista Internacional

 

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