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Argentina -13 de julio de 2018

Editorial

Argentina y la guerra contra el FMI en América Latina

La enorme huelga general del 25 de junio demostró que la clase obrera, no está dispuesta a pagar la fiesta de los banqueros y los capitalistas.
Al ataque del gobierno y el FMI, con devaluación, fuga de dólares, inflación, despidos, tarifazos, los trabajadores respondieron con una huelga general política. Bajo el látigo del capital, sacaron la conclusión de que para conseguir aumento de salario y defender sus conquistas, tienen que pegarle políticamente a Macri. La huelga general política unificó a todos los sectores de la clase obrera contra Macri y el FMI.
 

Por un Plan Obrero de Emergencia,
¡que la crisis la paguen los capitalistas!

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Argentina es parte de la guerra contra el FMI en América Latina, la guerra de clases contra Wall Street. Los explotados negros de Haití están abriendo la revolución contra el gobierno sirviente del FMI. En Nicaragua, se combate en las calles contra Ortega, también sirviente del FMI. En Brasil, la clase obrera pugna por retomar la lucha política contra Temer. Estas luchas son hermanas del levantamiento de los trabajadores y el pueblo de Jordania que tiraron al primer ministro que intentó aplicar el plan del FMI.
La crisis económica mundial ya golpeó la Argentina. El gobierno de Macri, un gobierno directo del FMI y JP Morgan, debe derrotar al movimiento obrero para pasar el plan del imperialismo.

Pero este gobierno gorila ya no es el que el año pasado se llevaba por delante a la clase obrera, ya que los combates del 18 y 19 de diciembre lo dejaron debilitado y le pusieron un límite al ataque del FMI y el G20. Macri perdió base social y es odiado por las amplias masas trabajadoras.
Estamos ante una crisis política del gobierno que ya le costó tres ministros. Macri está obligado a atacar pero no puede hacerlo al grado que necesita el imperialismo porque las masas no se lo permiten. La clase obrera pegó antes que la crisis económica y no está dispuesta a pagar los costos.
Esto es lo que planteó la huelga general del 25/6: quién va a pagar la crisis. Como decía Trotsky, “cualesquiera que sean las consignas y el motivo por los cuales haya surgido la huelga general, si ésta abarca realmente a las masas y si esas masas están dispuestas a luchar, la huelga general plantea inevitablemente ante todas las clases de la nación la pregunta: ¿quién va a ser el dueño de la casa?” (¿Adónde va Francia?).
Al contrario de lo que afirma la izquierda argentina con el FIT a la cabeza, el 25 de junio quedó demostrado que sobran condiciones para derrotar a Macri.
La clase obrera argentina sabe de qué se trata. Lo demostró el 18 y 19 de diciembre. El gobierno está en crisis: es el momento de pegarle para sacarlo del ring, inclusive preparando una lucha continental unificada. Solo lo impiden las burocracias sindicales vendidas, que nos dividen país por país y nos someten a las “democracias” de Wall Street.

 

La clase obrera responde al saqueo imperialista de la nación

La huelga general es una respuesta al monumental saqueo de la Argentina a manos de Wall Street, que hunde a las masas explotadas de la nación.
En abril Argentina chocó con la crisis económica mundial. Debido a la suba de la tasa de interés de la Reserva Federal yanqui, Estados Unidos empezó a aspirar los dólares del mundo semicolonial. Esto quebró el plan de Macri, basado en la necesidad de ingreso permanente de dólares para sostener la timba financiera y el saqueo imperialista.
Los bancos de Wall Street, que sacaban dólares baratos de la Reserva Federal para hacer superganancias con las Lebacs acá, se retiran dejando pesos y bonos sin valor, sin respaldo en la producción, que el gobierno emitió para pagar tasas de interés usurarias. La devaluación es este saqueo. En lo que va de 2018 el peso se derrumbó casi un 60%.
El acuerdo de coloniaje con el FMI estiró la bicicleta. El gobierno patea el crac para adelante profundizando el sometimiento de la nación al imperialismo y el parasitismo del capital financiero. Los US$ 50 mil millones del FMI vienen a garantizar que habrá dólares para pagar la deuda externa y el canje de Lebacs y para sostener la fuga de dólares. Así el imperialismo no sólo se va a quedar con los U$S 50 mil millones sino que deja una deuda con el FMI que se va a volver a cobrar.
¡Es un saqueo histórico! El de Macri es un gobierno directo de JP Morgan. Dujovne y Caputo son hombres suyos. Todas las medidas del gobierno son los banqueros garantizándose a sí mismos sus superganancias.
La fiesta sigue. Mientras hambrean al pueblo, los de arriba amasan fortunas. Estos parásitos se llevaron US$ 11 mil millones en una semana. Tasas de interés del 47% con las Lebacs para los banqueros y especuladores financieros. Tarifas dolarizadas para las petroleras y empresas de servicios públicos. La inflación es ganancia para los capitalistas. Devaluación del 60% para la Sociedad Rural, Cargill y los pulpos agroexportadores.
¿Quién paga esto? La clase obrera, la única clase que produce la riqueza de la nación. Por eso Dujovne chillaba por los $ 30 mil millones que “perdió el país por el paro”. Eso es lo que los trabajadores producimos todos los días y la patronal nos roba con paritarias del 15%, inflación, flexibilización, miles de despidos, suspensiones y represión a los que luchan.
¡Por eso el 25/6 dijo “basta”! La crisis ya está acá. La recesión es inminente. Macri y los CEO’s deben derrotar a la clase obrera para escapar del crac y garantizarle al imperialismo el saqueo de la nación.
Por delante no hay más “democracia” sino violentos choques de clases. Santiago y Rafa son mártires de los trabajadores en esta guerra de clases. El Estado tiene a Jones Huala y Diego Parodi de rehenes para que nos arrodillemos. Pero esto no se definirá en el parlamento ni por medios “democráticos” sino con la lucha en las calles.

 

De los combates del 18 y 19 de diciembre a la huelga general del 25 de junio:
Pese a los pactos de la oposición patronal y la burocracia sindical con el gobierno, la clase obrera sigue en estado de rebelión

La clase obrera argentina está en estado de rebelión. Hay una tendencia a la lucha política de masas contra el gobierno y el FMI, como lo demostró la huelga general del 25/6.
Estas son las condiciones abiertas por los combates de diciembre, una acción independiente de masas que dejó en crisis al gobierno y el Parlamento y abrió una situación prerrevolucionaria en Argentina.
El cacerolazo y el “Que se vayan todos” del 18D mostraron que las clases medias arruinadas rompieron con el gobierno, cuestión que pone a la orden del día soldar la alianza obrera y popular como en 2001.
El 18 y 19D la burguesía perdió el control del movimiento obrero. La base obrera desacató a la burocracia sindical odiada y presentó batalla, como también hicieron recientemente los docentes y estatales de Chubut, con más de 3 meses de lucha, y antes los mineros de Río Turbio, Fanazul, el INTI, etc.
Si Macri no terminó como De la Rúa fue por la “oposición” patronal y la burocracia sindical que, aterrorizados con el fantasma del 2001, conspiraron para sostener a Macri y evitar un segundo embate de masas.
El PJ, el kirchnerismo y el massismo, se unificaron en un frente “opositor” para sostener a Macri desde el Congreso y las gobernaciones en un verdadero pacto de gobernabilidad. La “oposición” y Cambiemos son de Wall Street. Los Kirchner gobernaron como “pagadores seriales” de la deuda externa. Su papel fue enterrar la lucha revolucionaria del 2001 y volver a entregar la nación al imperialismo. Ellos, el PJ y Massa le votaron las leyes claves a Macri. Ahora discuten todos juntos el presupuesto 2019 dictado por el FMI.
Todos quieren que Macri llegue a 2019 para que pase el plan del imperialismo: que la crisis la paguemos los trabajadores. Lo único que le discuten es que “regule” el ataque para que no venga un nuevo 2001.
En la cuestión del aborto esta conspiración se vio claramente. Tuvieron que tomar una demanda sentida de las masas, ya conquistada en las calles, para relegitimar el Congreso que había votado la Reforma Previsional, porque ese mismo parlamento tiene que votar antes de fin de año la Reforma Laboral del FMI y el G20.
La burocracia sindical y piquetera también sostuvieron al gobierno con un pacto social. Todos le firmaron paritarias por debajo de la inflación y la devaluación. El acto del 21F unificó a Moyano, Palazzo, las CTA, la CTEP del Vaticano, recreando una burocracia “opositora” para someter a los trabajadores al PJ y el Congreso. Fueron fundamentales para que no caiga el Triunvirato odiado que se reunía con Triaca y para que la burocracia de conjunto retome el control del movimiento obrero.
Si el 25/6 todos tuvieron que llamar al paro fue para no caer, porque saben que la clase obrera profunda los odia, como se vio en el acto de la CGT del 7 de marzo de 2017, cuando los obreros echaron a la burocracia a piedrazos y le tomaron el palco.
Su política es someter a los trabajadores a la “oposición” y a la patronal negrera de la “industria nacional” en desgracia, para que Macri llegue a 2019. Canallas.
Los bancos, la UIA, la SR, la Bolsa y toda la gran patronal (“el Grupo de los 6”) saben que tienen un gobierno débil para atacar al movimiento obrero. Si pega mucho, unifica a las masas como el 18D. Si no pega, le estalla el crac. Esta es la crisis política que le ha costado tres ministros a Macri.
La huelga general del 25 de junio mostró la Argentina real: la de los de abajo que no quieren pagar la fiesta de los banqueros y la de los de arriba que no pueden pasar sus planes como necesitan.
El ataque de Macri y los CEO’s: una ofensiva recolonizadora de Wall Street sobre América Latina

Los planes del FMI son parte del ataque de Wall Street. No se puede “regular” como sueña la “oposición” patronal. El imperialismo viene a recolonizar América Latina. Quiere cobrarse la deuda externa, quedarse con el petróleo, los minerales, las tierras y las empresas estatales y, sobre todo, generalizar las condiciones de maquila para el movimiento obrero.
El mundo está en disputa. Las potencias imperialistas, con Estados Unidos y Alemania a la cabeza, están en guerra comercial por los mercados y zonas de influencia del planeta (ver “El Organizador Obrero Internacional” Nº 25). En esta guerra, Sudamérica es territorio del capital yanqui.
Wall Street y las burguesías latinoamericanas se preparan para violentos choques contra los explotados. Los regímenes se blindan. Colombia fue declarado miembro oficial de la OTAN. Río de Janeiro está militarizado por las FF.AA. En Vaca Muerta, Neuquén, una de las mayores reservas de petróleo shale del mundo, planean instalar una base militar yanqui. Macri discute cómo volver a utilizar a las FFAA en tareas de represión interna.
Los 20 mil hijos de obreros y campesinos enjaulados por Trump en bases militares en Estados Unidos son un escarmiento a toda la clase obrera latinoamericana, inclusive al norte del Río Bravo, y un intento de recrear base social en la aristocracia obrera blanca para su ofensiva de saqueo sobre América Latina.
Los únicos que resisten la ofensiva imperialista son los obreros y los explotados. En Haití, Nicaragua, Argentina, Brasil, Perú, los trabajadores enfrentan los planes del FMI y los gobiernos lacayos. El proletariado y el imperialismo, las dos clases fundamentales de toda nación semicolonial, están frente a frente en América Latina.
Decir, como la izquierda latinoamericana, que los bolivarianos son “aliados” de los trabajadores es una estafa. Los explotados de Haití saben quiénes son los “bolivarianos”: con Lula y Kirchner a la cabeza, ocuparon militarmente el país bajo el paraguas de la ONU, para obligarlos a producir como esclavos, con sus mujeres e hijos violados por los soldados de Brasil, Argentina y Ecuador. Desde el gobierno, como Maduro o Evo Morales, o desde la oposición como la Kirchner o Lula, las burguesías “bolivarianas” son sirvientes del imperialismo.

 

El FIT se niega a luchar por derrotar a Macri y el FMI

La política del FIT está en 180º respecto de la clase obrera argentina, que muestra su disposición a seguir el camino de Haití, Nicaragua y Jordania. El FIT jamás agitó en el parlamento ni planteó en el movimiento obrero “Andate Macri” o “Que se vayan todos”, las consignas del 18 y 19 de diciembre. El “Pollo” Sobrero reconoció abiertamente que está en contra de que Macri se vaya.
El FIT subordina la lucha de la clase obrera al parlamento burgués, para que de allí salgan leyes y plebiscitos “favorables a los trabajadores” junto al kirchnerismo, el PJ y el massismo. Su política es luchar por “ampliar la democracia” burguesa haciendo creer que así es posible arrebatarle conquistas parciales al capitalismo en el parlamento y mejorar las condiciones de existencia de la clase obrera… ¡en medio de la bancarrota capitalista mundial!
Contra el FMI, el FIT plantea un “plebiscito”. Contra el tarifazo, votaron la ley de Massa para “paliar” los aumentos. Sus diputados confraternizan con los patrones peronistas, como Del Caño que se saca fotos con Felipe Solá en “solidaridad” con la lucha del INTI, presentando a ese terrateniente explotador y asesino de Kosteki y Santillán como amigo de los trabajadores (¡Y a eso lo llaman “unidad de acción”!).
Esta política es una estafa. Solo luchando por todo, en lucha política en las calles como en Haití, los explotados les sacamos algo a los capitalistas. E inclusive si no avanzamos, esa conquista parcial peligra.
La cuestión del aborto lo demostró claramente: lejos de lo que dice el FIT -que plantea que la media sanción se conquistó presionando al parlamento-, sin el paro internacional de mujeres del 8M y los combates de diciembre, el proyecto de ley todavía estaría cajoneado. Y aun así, los senadores y la Iglesia conspiran para robarnos lo que ya conquistamos en las calles.
El FIT es enemigo de una lucha como la del 18D. Se niega a impulsar el surgimiento de organismos de lucha política de masas para tirar a la burocracia sindical, sin lo cual jamás se podrá derrotar a Macri y el FMI.
En los hechos, esta política significa que Macri llegue a 2019, como plantean Moyano y las CTA’s. Por eso en el movimiento obrero el FIT es un apéndice de la burocracia sindical “opositora” y un sostén fundamental de la misma.

 

Dos caminos: luchar como los explotados de Haití o terminar como colonia de Wall Street
¡Volvamos al camino del 18 y 19 de diciembre! ¡Paro general de 36 horas y plan de lucha hasta derrotar a Macri!

La guerra de clases y la crisis económica están aquí. La ofensiva del imperialismo y los capitalistas no se derrota con “consultas populares” ni con leyes en el parlamento de los explotadores. El imperialismo viene por todo. Nosotros debemos ir por ellos.
El paro mostró que el poder de la clase obrera está en las fábricas y en las calles. El camino para derrotar a Macri es el de los trabajadores de Haití y Nicaragua, el mismo que comenzamos en diciembre en Argentina.
El 25J le paramos el país. Hay que subir un escalón en la lucha. ¡Es momento de seguir pegando! A los despidos y tarifazos, a la conspiración de Macri y los gobernadores del PJ contra el pueblo, hay que responderles con un paro general de 36 hs. y un plan de lucha hasta derrotar a Macri y el FMI.
Y esto no se logra con exigencias pasivas y pacíficas a la burocracia sindical, sino marchando a la CGT y la CTA, como hicieron las compañeras que luchan por el derecho al aborto y como se hacía en los ’70.
Para frenar el ataque del FMI, hay que preparar una lucha revolucionaria como la de 2001 y derrotar al gobierno de Macri. ¡Fuera Macri y el FMI! ¡Abajo el pacto con los K, el PJ y Massa! ¡Que se vayan todos!
¡Hay que imponer un plan obrero de emergencia para que la crisis la paguen los capitalistas!
Se vuelve urgente conquistar los organismos de lucha política de masas que agrupen al conjunto de la clase obrera. El primer paso es expulsar a la burocracia sindical e imponer la ruptura con la burguesía de nuestras organizaciones de lucha retomando el camino del 7 de marzo del año pasado y de los combates de diciembre. ¡Fuera la burocracia colaboracionista! ¡Desconozcamos todos los acuerdos de entrega y los topes salariales! ¡Paso a las asambleas de base, los comités de fábrica, las coordinadoras!
Las organizaciones obreras combativas deben estar al servicio de organizar la rebelión contra la burocracia. No basta con reuniones de agrupaciones y dirigentes sindicales de los partidos de izquierda como fue el Plenario del Sindicalismo Combativo. Hace falta un gran Congreso Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados con delegados de base de todo el movimiento obrero que se convierta en un parlamento obrero contra la cueva de bandidos del Congreso de la Nación.

Hay que refundar al trotskismo argentino, bajo las banderas de la iv internacional de 1938

La ofensiva de Wall Street y la bancarrota capitalista pone a la orden del día la lucha por la revolución socialista y demuestra la total vigencia del programa de la IV Internacional. No hay otro camino para derrotar al imperialismo y la barbarie que impone en el mundo.
La clase obrera argentina nunca ha faltado a la cita. Pero en todos estos años, los partidos del FIT no la prepararon para la lucha revolucionaria ni la educaron en las tradiciones del internacionalismo militante.
Hoy el FIT levanta la vieja política de revolución <por etapas del Partido Comunista de Codovilla. Lucha por “más democracia” con la burguesía “democrática”, renegando de la pelea por la revolución socialista como tarea inmediata. Su programa es el de Raúl Castro: el socialismo no va más ni siquiera para Cuba. Por su estrategia y su programa, los partidos del FIT son neostalinistas.
Su frente de hecho con el kirchnerismo muestra que los renegados del trotskismo acompañan a los bolivarianos a la tumba. El PSOL de Brasil está a los pies de Lula y el PT; el PST-LIT en Colombia llamó a votar al burgués Gustavo Petro; en Bolivia, la LOR (PTS) llama a hacer una “agrupación ciudadana” al mejor estilo “Unidad Ciudadana” de Cristina Kirchner.
Todos devinieron en discípulos del Podemos de España y Syriza de Grecia, los padres de la “Nueva Izquierda” internacional, defensores de la “democratización de Maastricht”.
La traición a la revolución siria, haberle dado la espalda a las masas masacradas por Assad-Putin-Trump, es la mayor ignominia cometida a la causa del proletariado por parte de las direcciones del FIT.
La clase obrera argentina necesita más que nunca de un partido internacionalista, que luche por unir a los obreros de la Argentina con los de Haití, Nicaragua y Brasil. La tarea es unir a la clase obrera de Alaska a Tierra del Fuego como un nervio sensible. Ese es el partido de Trotsky y Mateo Fossa, el de la IV Internacional de 1938. Pero esta lucha es inseparable de derrotar a nivel internacional a los que hundieron a la IV en el fango de la traición y la colaboración de clases.
¡Paso a la lucha por recuperar la IV Internacional de 1938, único camino para refundar el trotskismo argentino!

Comité Redactor

 

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