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Enero 2015

Contra la estrategia reformista del FIT, una variante criolla de la Nueva Izquierda,
de “ampliar la democracia”…

Para conquistar la victoria la clase obrera necesita a su frente una dirección revolucionaria


¡Hay que poner en pie el partido de Mateo Fossa y León Trotsky
en Argentina, bajo las banderas de la IV Internacional!

 

La clase obrera en Argentina ha dado sobradas muestras de una enorme combatividad. Jamás faltó a la cita a la hora de presentar batalla contra los capitalistas y su gobierno. Las enormes jornadas revolucionarias del 18 y 19 de diciembre, son mérito puro y exclusivo de los trabajadores y explotados que con piquetes, asambleas, cortes de ruta, duros combates en las calles y cacerolazos, impusieron su impronta. Hicieron esto no sólo contra el odiado triunvirato, sino también en contra del moyanismo y la burocracia de las dos CTA, cuya política nunca fue que se desate semejante acción de los explotados.

Ante esta situación, el FIT y demás partidos de la izquierda reformista, durante todos estos meses de abierta ofensiva del gobierno agente del imperialismo, se la pasaron exigiéndole a esa podrida burocracia sindical que convoque a un paro, cuando esos dirigentes empresarios y millonarios son los que sostenían y sostienen a Macri y su plan de ataque.
Mientras tanto, sometieron a la vanguardia combativa a la trampa electoral, anunciando que con “diputados de izquierda” se podría enfrentar la ofensiva de los de arriba. La vida misma sigue dando su veredicto sobre el estéril e impotente cretinismo parlamentario del FIT.
Durante y luego de los combates de Plaza Congreso, el FIT, lejos de ponerse a la altura de la lucha librada por la clase obrera y los explotados y de su enorme nivel de consciencia de clase conquistado en dicha jornada, mantuvo e incluso profundizó su política sirviente de las instituciones del régimen burgués. Botones de muestra de esto es la política de colaboración de clases que impulsaron con sus diputados exigiéndoles a la “oposición” patronal que no vote a favor de la ley previsional, su llamado a realizar una “consulta popular” mientras se sucedía la mayor acción de independencia de clase desde 2001 o su confianza de que puede haber “imparcialidad” de la justicia para juzgar a luchadores obreros.

Esta estrategia política del FIT no es nada nuevo ni ningún invento del Río de la Plata. Son las recetas que pregona la Nueva Izquierda de stalinistas, socialdemócratas y renegados del trotskismo; de los Syriza de Grecia, los Podemos del Estado Español, sus variantes “anticapitalistas” y otras “socialistas” como el SWP inglés. Ellos siguen a rajatabla lo que afirmó Fidel Castro, luego de garantizar que la bandera yanqui flamee en La Habana en el último estado obrero que quedaba en pie, de que “el socialismo no va más ni siquiera en Cuba”. Así, buscando enterrar la lucha por la revolución, esta Nueva Izquierda ha emergido, enarbolando la lucha por una “democracia real”, para hacerles creer a los trabajadores del mundo que es posible mejorar sus condiciones de vida en los marcos del régimen actual. Ya hemos visto a sus representantes criollos como Altamira del PO afirmar que “el socialismo es un salto vacío” y a Del Caño del PTS decir que ellos peleaban por un “régimen superior” sin hablar jamás de la revolución socialista.

Hoy, luego de la “Intifada” Argentina, la dirección del PTS se postula como la mejor para inocular este veneno contra los trabajadores. Ellos afirman que no hubo un combate clase contra clase, sino que lo que sucedió el 18 y 19/12 fue un enfrentamiento entre “República versus democracia (o el palacio contra la calle)”, tal como han titulado su artículo de balance de dichas jornadas (del 24/12).
Para la dirección del PTS, la pelea es contra los “republicanos retrógrados”, representantes de un “constitucionalismo formalista conservador” porque están por una “Constitución inmutable” y esto es lo “opuesto a ‘democracia’ en tanto expresión de la voluntad popular”. Por esto último es por lo que lucha el PTS, contra “una institucionalidad inmutable consagrada en un tiempo, un espacio y una relación de fuerzas específicos”. Mientras la tarea inmediata en Argentina es la de profundizar la lucha revolucionaria para derrotar al gobierno de Macri y las reformas del FMI, la estrategia del PTS es por adaptar la Constitución de 1853 a la situación actual a través de “consultas populares” como la que ellos propusieron ante la reforma previsional. ¡Son verdaderos “demócratas liberales” que ni siquiera llaman a derrotar la Constitución y ni hablar de enfrentar al imperialismo cuando Argentina es un país oprimido y mucho menos a las bandas de hombres armados que defienden a esta democracia para ricos!
Es que ellos están discutiendo cómo mejorar la archirreaccionaria Constitución de 1853/1994 sobre la que se basa la democracia proscriptiva en Argentina, que no es más que un feroz bonapartismo con formas pseudo-democráticas. Es un programa para darle la mejor envoltura dulzona y edulcorada a la dictadura del capital contra el movimiento obrero.
Así terminan estos gramscianos en su afán de envenenar la consciencia de los explotados: contra la “democracia restringida”, junto a los burgueses liberales luchando por una “democracia generosa”, de la que hablan falsificando burdamente a Trotsky quien utilizó esa formulación en la Francia de 1934 para dialogar con los trabajadores socialdemócratas llamándolos a defender las libertades democráticas con la milicia obrera contra el avance del fascismo, jamás para “perfeccionar la democracia burguesa” como quiere el PTS.
Obviamente, toda su extrategia termina dejando para las calendas griegas la pelea por la revolución -una vez que termine la etapa de lucha por la democracia que ellos pregonan-, cuando toda lucha de las masas por conquistar hasta la demanda más mínima plantea la revolución socialista como tarea inmediata para derrotar los planes del imperialismo, sus gobiernos y regímenes cipayos, atacando la propiedad de los capitalistas.
Esto es una prueba más de que el problema de la dirección se pone más al rojo vivo que nunca. Como decía la IV Internacional de 1938 y contra los farsantes militantes de la “democracia real”: “Las charlatanerías de toda especie según las cuales las condiciones históricas no estarían todavía ‘maduras’ para el socialismo no son sino el producto de la ignorancia o de un engaño consciente. Las condiciones objetivas de la revolución proletaria no sólo están maduras sino que comienzan a descomponerse. Sin revolución social en un próximo período histórico, la civilización humana está bajo amenaza de ser arrasada por una catástrofe. Todo depende del proletariado, es decir de su vanguardia revolucionaria. La crisis de la humanidad se reduce a la crisis de dirección revolucionaria” (Programa de Transición)
Resolver esta crisis de dirección es una tarea de los trotskistas internacionalistas y la vanguardia del proletariado internacional que comienza a romper con el reformismo y a buscar un camino hacia la revolución, en contra de la Nueva Izquierda. En los combates que la clase obrera está desarrollando, los trotskistas de la FLTI sólo pedimos un puesto de lucha para desde allí –y a partir de su propia experiencia- convencer a los obreros y jóvenes perspicaces de la justeza del programa de la IV Internacional y junto a ellos infligirles derrotas de cara a las masas a las corrientes reformistas; para conquistar la dirección revolucionaria internacionalista que la clase obrera se merece y necesita para vencer. Una dirección revolucionaria para que el proletariado argentino una su lucha junto a los explotados sublevados del Magreb y Medio Oriente, para ponerse de pie junto a la heroica resistencia siria contra la masacre de Assad y Putin, para enfrentar como un solo puño en todo el continente los planes de Trump, derrotar la restauración capitalista en Cuba y para que vuelva a ponerse de pie la revolución argentina como en 2001, para esta vez llevarla al triunfo.
¡Hay que volver a poner en pie el partido revolucionario de Mateo Fossa y León Trotsky en Argentina!
Para ello, ¡hay que recuperar la IV Internacional de manos de los renegados del trotskismo que la entregaron, para poder refundarla bajo su programa de 1938!

 

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