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EDITORIAL

Bajo las condiciones de la bancarrota imperialista mundial y la crisis del Mercosur…

Argentina:
Un trimestre de duras luchas obreras, la rebelión contra la CGT y enormes traiciones
Un trimestre de crisis políticas, movilizaciones gorilas de las clases medias y un “frente opositor” dentro del régimen para sostener al gobierno de Macri que comanda la guerra contra los explotados

A propósito del 2 X 1 y los “fallos históricos” que la izquierda festejó contra los milicos gerontes, lo que se oculta es que…
El único “fallo histórico” fue la condena a
perpetua y cárcel a los petroleros de Las Heras

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En los últimos tres meses se han desarrollado vertiginosos acontecimientos en nuestro país. La crisis mundial no da sosiego, al calor de ella es que Macri y su gabinete de CEOS, sostenido por los gobernadores y la burocracia sindical, viene encabezando una verdadera guerra contra los explotados: impuesto al salario, IVA, tarifazos, suspensiones, despidos, inflación, carestía de la vida en un país donde el 50% de los asalariados gana ¡menos de 8000 pesos!… todo para garantizar la superganancias de las trasnacionales y el saqueo del imperialismo sobre la nación. 
El hundimiento del Mercosur, de Brasil que es principal socio comercial del país como parte del crack de los BRICS, la crisis europea que no se detiene, empuja a la burguesía a redoblar el ataque a las condiciones de vida de los trabajadores y el pueblo pobre.

El plan diseñado por las trasnacionales busca profundizar la Argentina maquila y redoblar el saqueo de la nación. Semanas atrás Macri en persona viajó a EEUU a recibir directrices de Trump, continuar la entrega de Vaca Muerta, los recursos naturales de la nación y prometer condiciones de esclavitud y disciplinamiento de la mano de obra argentina para atraer las famosas inversiones. Es que, para invertir, las trasnacionales exigen mano de obra esclava y el plan discutido entre Macri y los Ceos imperialistas es flexibilizar aún más las condiciones de la clase obrera y para esto avanza en la liquidación de los convenios colectivos de trabajo como lo viene de hacer con petroleros, automotrices, Sancor, etc. gracias al accionar de la burocracia sindical.

Es más, el desarrollo de la crisis hace que “la manta de los negocios ya no cubra a todos” e inclusive sectores de la burguesía entran en desgracia. Al igual que en la mayoría de los países del continente, la disputa entre las distintas pandillas capitalistas por los negocios, también es moneda corriente en la situación nacional. Eso sí, a la hora de atacar a los trabajadores toda la burguesía cierra filas demostrando que la verdadera “grieta” que existe en el país es de clase contra clase.

Estas condiciones moldearon y moldean la lucha de clases y los cambios bruscos en Argentina, donde el movimiento obrero en marzo, con ocupaciones de fábricas, paro nacional docente, movilizaciones de masas de los maestros y las mujeres en su día, y tomando el palco de la CGT apaleando el Triunvirato, llegó a las puertas de la Huelga General para derrotar el ataque de Macri y sus direcciones se la arrebataron de las manos; en abril la burguesía contraatacó movilizando a las clases medias reaccionarias y reprimiendo las duras luchas que se mantenían aisladas; y en Mayo estalló una aguda crisis política con el “2X1” a los genocidas que amenazó con una irrupción de masas y terminó con un “frente opositor” dentro del régimen copando y controlando la movilización de las masas y cerrando la crisis, imponiendo un nuevo Punto Final a los genocidas, legitimando al Parlamento de los políticos enemigos del pueblo y fundamentalmente sosteniendo al gobierno de Macri para que siga comandando el ataque a cuenta de Wall Street.

Es fundamental que el movimiento obrero pueda sacar profundas conclusiones de estos acontecimientos para poder orientarse con una política a la altura de los acontecimientos, en momentos que los explotadores avanzan en imponer la trampa electoral del régimen infame, pero también en momentos que la rebelión del 7/3 contra la burocracia sindical hoy sigue latiendo y estallando como en la UOM de La Plata o la UTA de Córdoba y sectores de los trabajadores resisten en durísimas luchas aisladas como en Santa Cruz o los petroleros de toda la Patagonia. Importantes franjas del movimiento obrero han sacado una conclusión fundamental: no se puede conquistar el salario, defender los puestos de trabajo y los convenios, sin derrotar con la lucha, en las calles, a la burocracia sindical en todas sus variantes.

Marzo: ocupaciones de fábricas, maestrazo, rebelión contra la burocracia sindical
¿Qué fue la sublevación contra el triunvirato de la CGT del 7/3? ¿Cómo las direcciones del movimiento obrero impidieron la Huelga General para derrotar el ataque de Macri y las transnacionales?

Aquel fue el mes en donde la clase obrera dijo presente en la escena política nacional. Los trabajadores fueron protagonistas de una clara tendencia a un ascenso de masas que intentaba ponerle un freno al ataque del gobierno y los capitalistas. La huelga nacional de los docentes fue acompañada de una docena de duros conflictos y ocupaciones de fábricas como Canale, AGR-Clarín, Sancor, GM por dar algunos ejemplos.

Con acciones de masas en las calles y duras luchas, la clase obrera había conquistado las condiciones para imponer la huelga general y pegarle un duro golpe político al gobierno. La burocracia sindical de la CGT y las CTAs y las direcciones colaboracionistas del movimiento obrero, se jugaron a impedir por todos los medios lo que ya era un clamor de todos los trabajadores del país: La huelga general.

Entonces las bases de los sindicatos de la CGT encabezaron el 7 de marzo una enorme rebelión contra ese triunvirato de carneros y a patadas y botellazos le tomaron el palco exigiendo el paro general. No hubo un solo obrero en el país que no se haya enterado que a esos burócratas, la base los sacó a patadas de su propio acto convocado para descomprimir el odio del movimiento obrero, para impedir la huelga general y para someternos a distintas fracciones del PJ en las próximas elecciones.

Lo que sucedió en aquel acto de la CGT -que ya ha quedado para la historia-, fue el estallido de la tregua, del pacto social entre la burocracia sindical y el gobierno antiobrero de Macri. Las pandillas del peronismo como el masismo o los K quisieron aquel día manipular el justo odio del movimiento obrero al gobierno de Macri para llevarlo tras de sí y tras su política de “defensa de la industria nacional”. Es decir, quisieron imponerle a la clase obrera que su futuro estaba atado a la defensa de los patrones nacionales. La base obrera hizo estallar todo este plan por los aires. Los obreros identificaron muy bien que los políticos que se vestían de “opositores” ese día, eran los mismos que junto a Macri, desde las gobernaciones, intendencias y parlamento aplicaban su mismo plan y le votaban todas las leyes de ajuste.
Ante los hechos del 7 de marzo, la burguesía prendió todas las alarmas, pues la burocracia sindical, su agente al interior del movimiento obrero, terminó huyendo como ratas de su propio acto quedando completamente debilitada. En ese momento se puso en cuestión el control del estado sobre la clase obrera.

¿Cuál fue el motor de aquella fenomenal rebelión? Un enorme sector de la base del movimiento obrero de los sindicatos de la CGT aprendió de su propia experiencia: el año pasado el carnero de Caló y la CGT habían realizado un masivo acto, copado las calles de la ciudad y amenazaron desde el palco que si no daban salarios dignos en las paritarias se venía “la madre de las batallas” y amenazaban con desatar un paro general si el gobierno “no cambiaba su plan económico”. Los trabajadores volvieron a sus puestos de trabajo y lejos de venir el paro general, vinieron la firma de las paritarias de hambre por gremio. El odio de todas las franjas del movimiento obrero se fue caldeando al ritmo de la inflación y la carestía de la vida. A los sectores mejor pagos del movimiento obrero el impuesto al salario que Macri había prometido eliminar, le robó el aguinaldo completo –en el mejor de los casos-, los sectores medios quedaron devorados por la inflación y sufriendo suspensiones y despidos, en los sectores estatales y municipales ni que hablar de los miles de despidos. La franja más explotada, la peor paga, los contratados y en negro, quedó subsistiendo como pudo en la fiesta del PRO y los K, y los trabajadores desocupados se multiplicaron.

2017 comenzaba con los tarifazos, la profundización de los despidos y con la burocracia petrolera entregando el convenio colectivo de los trabajadores de Vaca Muerta intentando marcar el curso de acción del rol llamado a jugar por la dirección de la CGT y las CTAs en el conjunto del movimiento obrero: entregar las conquistas y sostener al gobierno con tregua y pacto social.

Entonces llegó marzo y todo esto se condensó. Cuando el odio era incontenible, la flamante dirección de la flamante CGT unificada, llamó a un acto con el PJ para descomprimir la bronca del movimiento obrero. Pero el movimiento obrero, la base de los sindicatos peronistas, había aprendido de lo ocurrido en el acto en 2016 y no estaba dispuesto a que le vuelvan a partir el espinazo. Esta vez los que terminaron con el espinazo roto fueron los dirigentes de la CGT “¡Ponele fecha al paro, traidor!”, y todo estalló.

Por ello decimos que marzo fue un mes de la lucha de la clase obrera, de una clara tendencia a una ofensiva de masas que abrió el camino a imponer la huelga general, a chocar contra las paritarias de hambre de la burocracia y a enormes luchas contra la oleada de despidos y suspensiones, para terminar con la carestía de la vida y a presentar batalla contra el gobierno de Macri y sus sostenedores.
El choque contra la burocracia que quedó colgada de un hilo la obligó a llamar a un paro forzoso, pero ya la burocracia no contenía las luchas. Esto fue lo que sucedió en aquel acto donde estalló una primer crisis política que a todos se les escapó de las manos.

Ante la rebelión de la base obrera del 7 de marzo, los asustados dirigentes de la izquierda como Cristian Castillo del PTS, llegaron a decir por TV, no solo que ellos no tenían nada que ver con lo sucedido, sino que los intendentes K habían organizado la toma del palco ¡Increíble! Para el PTS no fue la base obrera quien apaleó al triunvirato al grito de “Paro general ya”, sino La Campora y los intendentes K a quienes se les había escapado completamente el control de la base obrera. El FIT en primer lugar se negó a coordinar de forma efectiva a los sectores en lucha, y luego, se negó a encabezar la rebelión contra la burocracia sindical y nada tuvieron que ver con ella. De esta manera, la burocracia sindical continuó en pie e impuso su política de paro pasivo el 6 de abril para terminar aplicando el plan del gobierno de negociar paritarias sector por sector.

En marzo, al movimiento obrero le robaron la huelga general de las manos, el gobierno se secó la frente y lanzó una nueva contra-ofensiva.

Abril: el gobierno responde movilizando a las clases medias gorilas exigiendo “leña al movimiento obrero” y se desata una redoblada represión contra las luchas dispersas.

La respuesta del gobierno a la crisis política que estalló en el acto de la CGT, fue la acción de las clases medias reaccionarias de la Argentina que salieron a las calles y a Plaza de Mayo el 1 de abril. El gobierno, que en un principio no se había hecho cargo de su convocatoria por temor a su fracaso, pero que por atrás la azuzó audazmente, al ver a esa asquerosa pequeñoburguesía oligárquica antiobrera que salió ganó las calles al grito de “leña a los trabajadores o que vuelvan los milicos”, se adjudicó públicamente la marcha. De esta manera, Macri se envalentonó y la transformó en una verdadera respuesta en las calles al “marzo del movimiento obrero”. Esa clase media gorila que ayer fue base social del golpe genocida, salió a las calles a exigir que revienten al movimiento obrero para que siga la fiesta de la soja, del blanqueo de capitales para comprar propiedades y 0KM y la plata dulce, todo sobre los huesos de los explotados.

El 6 de abril la burocracia sindical llevaba adelante un paro de descompresión, que para nada estuvo a la altura de la acción reaccionaria en las calles de las clases medias y el gobierno. El movimiento obrero necesitaba un verdadero paro general con piquetes y movilización para escarmentar a los ricachones del 1 de abril. Las direcciones del movimiento obrero lo impidieron y se pagó caro.
Tan es así que al otro día del paro general el gobierno desalojó de la toma de fábrica a los compañeros de AGR y reprimió en Congreso a los maestros que querían montar una carpa de protesta mientras la burocracia sindical iba a paritarias por gremio para entregar los salarios nuevamente. Es a partir de este momento que el gobierno profundiza su ataque a las organizaciones de lucha del movimiento obrero al estilo de la “libertadora”, es decir, con la intervención directa del estado y sus fuerzas de represión. Lo vimos con la policía entrando a las escuelas bonaerenses pidiendo la lista de los docentes huelguistas a las autoridades y las sucesivas amenazas de declarar el paro docente ilegal y de quitarle la legalidad al Suteba; con el quite de personería gremial a la AGSTyP; el desafuero de Catena y los dirigentes del SUTEF en Tierra del Fuego, etc. 

Así fue que se fortaleció una alianza reaccionaria de clases entre las trasnacionales, el gobierno y las clases medias acomodadas para intentar reventar a los trabajadores. Esta alianza de clases es la que concentró sus fuerzas y dijo “Ahora a por todo, a por los convenios, el salario, a imponer los despidos ¡Todo!”. Así llegamos a Mayo…

 

Mayo: la crisis política abierta por el “2x1” a los genocidas y la puesta en marcha de un “frente opositor” dentro del régimen infame que impone un nuevo Punto Final a los genocidas y sostiene al gobierno de Macri

La reacción levantaba cabeza, la burguesía se cebaba y, con el movimiento obrero dividido y sufriendo derrotas parciales, la Corte Suprema de los K y Macri lanzaba el 2x1 para los genocidas. Un sector del corazón de la burguesía, del estado capitalista, asentada en la marcha gorila del 1 de abril, quiso avanzar en su ataque contra las masas liberando a sus hombres, los milicos genocidas. Sin embargo esa institución, de las más oligárquicas y bonapartistas del estado, se pasó de la relación de fuerzas y abrió una nueva y superior crisis política con el repudio generalizado de las masas.
La burguesía inmediatamente leyó esta situación y temió que la medida de la Corte abriera una verdadera “caja de pandora” y que la lucha contra la impunidad a los milicos genocidas unifique en las calles a la clase obrera en su lucha por salario con los sectores populares, con el proletariado acaudillando la lucha contra los genocidas y el Estado, restableciendo de esa manera la alianza obrera y popular que protagonizó el estallido revolucionario del 2001.

Rápidamente se pusieron en marcha sus instituciones para cerrar esta crisis política. El mismo 10 de mayo que se realizaba la movilización a Plaza de Mayo, el parlamento de los explotadores, tanto en diputados como en senadores, votó la ley que anula la aplicación del 2x1 a los genocidas, Macri también firmó el decreto para que se aplique la ley, y la Corte ya discute cómo dar marcha atrás. Así daba cuentas de esto el diario Clarín, en el artículo de Fernando Gonzalez del 13 de mayo: “en el parlamento afortunadamente funcionaron los resortes legislativos de las grandes ocasiones de la historia reciente”. El Jefe de Gabinete Marcos Peña discutía directamente con Pichetto y Recalde de los K, y se contactaba con Estela de Carlotto para desactivar la crisis política, demostrando que la cuestión de los DD.HH. “es política de Estado”, que alrededor de ello hay unidad nacional, que se trató de “tres jueces desquiciados” y para garantizar juntos un nuevo Punto Final que deje impunes históricamente a los miles de represores, ex-coroneles como Milani, jueces, comisarios e intendentes que garantizaron el genocidio contra la clase obrera argentina. Por eso en su discurso en el palco del 10 de mayo, Carlotto no habló en contra de Macri y se limitó a criticar a los jueces que votaron a favor del 2x1. El mismo artículo de Clarín decía al respecto: “(…) en Diputados crecían las consultas en torno a las iniciativas del macrista Pablo Tonelli y del kirchnerista Remo Carlotto. Hasta Héctor Recalde aportó algunas ideas para que se acelerara la media sanción de la ley en la Cámara Baja y el Senado la tomara rápidamente para aprobarla en la tarde del miércoles. A esa hora, las primeras columnas de la movilización comenzaban a llenar la Plaza de Mayo y las calles cercanas a la Casa Rosada. La masividad del reclamo sólo ratificó la presunción de los funcionarios y legisladores que trabajaron para lograr el triunfo módico del consenso”.

El “consenso” que señalan estos estrategas de la burguesía fue en realidad el cierre de la crisis política y la puesta en pie de un “frente opositor” dentro del régimen infame para contener la situación y sostener al gobierno de Macri. 
La ley votada por el parlamento y firmada por Macri contra el 2x1 a los genocidas es una verdadera trampa, un nuevo Punto Final. Estamos ante la expropiación de la lucha por juicio y castigo a los milicos que bajo las órdenes del imperialismo y la colaboración de los partidos patronales como el PJ y la UCR, llevaron adelante el genocidio contra los trabajadores y el pueblo argentino en la última dictadura militar; y ante la imposición de la impunidad frente al 90% de los milicos, jueces y políticos que hoy siguen libres.

La anulación del 2x1 afecta al puñado de milicos que se encarcelaron con los juicios truchos durante la década kirchnerista, mientras la generación de los Milani, ayer oficiales que conformaban los “grupos de tareas” de los Videla y compañía, hoy parte del generalato de las FF.AA., siguen libres. Ni hablar de los miles de funcionarios de la justicia que se mantuvo intacta desde la dictadura y hoy ocupan los principales despachos de las fiscalías y cortes que comandas la represión y persecución a los trabajadores y el pueblo.
Estamos ante una política de Estado por parte de todos los partidos patronales para garantizar la impunidad a los genocidas y asentar el plan de reconciliación de las masas con los milicos asesinos ¡Para eso utilizaron los pañuelos blancos en la Plaza de Mayo!
La burguesía cerró la crisis política abierta por el falló de la Corte del 2x1 montándose sobre la bronca de millones de trabajadores y explotados contra la impunidad a los genocidas garantizando la impunidad.

Una verdadera paradoja que se impuso gracias al accionar de las direcciones colaboracionistas del movimiento obrero y los organismos de DD.HH. cooptados por el estado que dejaron en manos de la burguesía y sus partidos la “lucha por la memoria, la verdad y la justicia”. Esto fue lo que sucedió en la enorme movilización del 10 de mayo en donde le volvieron a entregar dicha lucha al kirchnerismo que con la bandera de los “derechos humanos” fue quien gobernó para las trasnacionales imperialistas hambreando, reprimiendo y matando a los trabajadores y el pueblo.
Este plan tuvo su pata izquierda en el Encuentro Memoria Verdad y Justicia compuesto por organismos de DDHH y toda la izquierda, quienes se negaron a llamar a una marcha independiente de los partidos patronales y terminaron “sosteniéndole” el micrófono a Carlotto y los K y de esta manera impidieron que sea la clase obrera, bajo un programa de clase y con sus métodos de lucha, la que le dispute  en las calles a la burguesía la lucha por el juicio y castigo a todos los genocidas y contra este régimen infame de democracia para ricos con el que la burguesía esconde la más feroz dictadura del capital contra los trabajadores y los explotados.

Entonces, mientras la mayoría de los genocidas caminan libres por las calles, el régimen de conjunto y todas sus instituciones bajo el disfraz de la “democracia”, salen fortalecidos tras el fallo de la Corte y la posterior ley de anulación del 2x1, para continuar y profundizar su guerra contra los trabajadores, como evidenció el envío de 500 más a Las Heras contra los obreros petroleros en lucha. El “consenso” de los de arriba viene de la mano de impunidad para los genocidas y ataque contra los explotados.  Con “la Plaza de los gorilas” por un lado, y con la “Plaza del nuevo Punto Final” por el otro, el régimen intenta mantener fuera de escena al movimiento obrero para avanzar en sus planes de ajuste, liquidación de las conquistas obreras como los convenios colectivos y de paritarias de hambre.

 

Ni la Plaza de los gorilas y la oligarquía
Ni el nuevo Punto Final que le impuso el kirchnerismo a la lucha contra el 2x1
Hay que parar el ataque de Macri, los partidos patronales y las pandillas imperialistas

El camino de lucha lo marcó la base obrera expulsando del palco de la CGT a los traidores de la burocracia sindical
¡Coordinación de los que luchan! No a la trampa electoral ¡Huelga General!

¡Hay que pelear como los explotados de Brasil que ganan las calles contra los agentes del FMI!

El gobierno, los partidos patronales y el estado asesino preparan la trampa electoral para relegitimarse y redoblar la guerra contra el movimiento obrero imponiendo una nueva y superior flexibilización laboral que liquide los convenios colectivos de trabajo para que las transnacionales y Wall Street succionen hasta la última gota de sangre de esta semicolonia saqueada.

Sin embargo no está dicha la última palabra. Como vimos, la clase obrera en marzo tuvo a su alcance la huelga general para derrotar el ataque de los capitalistas y al gobierno de Macri. Conquistó las condiciones para ello, pero no tuvo a su frente una dirección que la lleve al triunfo para conquistar sus demandas. Por el contrario, aquellas corrientes de izquierda que dirigen e influencian al ala izquierda de la clase obrera como el FIT, se negaron a encabezar la lucha por expulsar de las organizaciones obreras a la burocracia sindical, centralizar el combate de los sectores en lucha del movimiento obrero y a profundizar el camino iniciado el 7 de marzo poniendo en pie los organismos de lucha aptos para el combate planteado.
La izquierda ha subordinado a los sectores combativos del movimiento obrero a la estrategia de que “El ministerio de Trabajo atienda a los trabajadores y resuelva el conflicto”. Esto es una utopía reaccionaria, puesto que Triaca es el Gerente de Recursos Humanos del conjunto de la patronal y las trasnacionales ¡Es enemigo de los trabajadores! Esta estrategia se pagó caro en AGR y le ha puesto un límite a los compañeros de GM que son un ejemplo de lucha para todos los trabajadores. Las corrientes de la izquierda argentina como aquellas agrupadas en el FIT, son la versión criolla de la Nueva Izquierda mundial que como el PODEMOS español, Siryza en Grecia y los anticapitalistas europeos, le dicen a la clase obrera que es posible mejorar sus condiciones de vida dentro de los marcos de este sistema capitalista imperialista en putrefacción y que la lucha por la revolución obrera y socialista no es la tarea inmediata para los trabajadores para conquistar sus demandas.

Lo cierto es que la burocracia sindical no le deja al movimiento obrero ni siquiera luchar por sus demandas económicas más elementales como el salario, porque cualquier lucha seria de este tipo lleva a un choque directo contra los explotadores, sus gobiernos y sus instituciones. 
Pese a las traiciones de la burocracia sindical y la impotencia de la estrategia de la izquierda reformista, la clase obrera protagoniza duras luchas de resistencia que a cada momento se enfrentan a la burocracia y a las instituciones del régimen pero que aún no logran romper su aislamiento. Tal es el caso de la enorme rebelión obrera en Santa Cruz contra la gobernadora Alicia Kirchner, que al igual que Macri responde con represión a los trabajadores y profundizando la militarización con la gendarmería nuevamente en Las Heras como en el 2006. Los petroleros de la Patagonia que sufren un tendal de despidos y se ponen de pie frente a la entrega del convenio impuesta ayer por Pereyra y hoy por Ávila en Chubut; los metalúrgicos intentan impedir la entrega de su salario por parte de Caló y exigen un 47% de aumento y en sectores como en SIDERCA La Plata enfrentan a la burocracia al igual que los choferes de la UTA de Córdoba; los compañeros de Cresta Roja que, sobrepasando a su comisión interna salen nuevamente al paro frente al incumplimiento de la nueva patronal a sus demandas y la reincorporación de los despedidos; los docentes que aún no se dan por vencidos pese a la traición de Baradel y compañía que entregaron la lucha por la paritaria nacional y ahora quieren entretener a los docentes con las elecciones mientras ya firmaron acuerdos miserables en numerosas provincias y dejan aislados a los compañeros de Rio Gallegos. Los compañeros de AGR continúan resistiendo, al igual que Canale y los choferes de la Línea 60. ¡Es urgente coordinar a los que luchan! ¡Hay que generalizar la rebelión contra la burocracia sindical que comenzó el 7 de marzo en el acto de la CGT! ¡Los trabajadores de Santa Cruz marcan el camino! ¡Asambleas, piquetes coordinadoras y huelga general para derrotar al gobierno de Alicia Kirchner e imponer las demandas de los trabajadores!

Semanas atrás, decenas de dirigentes obreros realizaron una reunión en la seccional Haedo de la Unión ferroviaria y llaman a impulsar un plan de lucha y un paro de 36hs. contra el ajuste del gobierno y los gobernadores. Dicho plan de lucha se conquistará organizando una ¡Coordinadora nacional de lucha! de trabajadores ocupados y desocupados con delegados de base de todo el movimiento obrero.
Hay que hacer asambleas de fábrica para terminar con las comisiones internas colaboracionistas de la burocracia sindical y votar un pliego único de reclamos, delegados con mandato de base para hacer realidad esa coordinadora que, a no dudarlo, será un punto de referencia para todos los trabajadores del país que están bajo la loza de la burocracia sindical, e inclusive para la mayoría del movimiento obrero que no tiene ningún tipo de representatividad y está en negro en las peores condiciones. La clase obrera debe volver a pesar en la vida política nacional contra la reacción que levanta cabeza con los gorilas de la oligarquía y las clases medias ricas. La burguesía se prepara para el ataque que debe continuar profundizando liquidando los convenios colectivos, las organizaciones obreras combativas y terminar de imponer las paritarias de hambre. Es hora de que la clase obrera aliste sus fuerzas y comience a hablar el lenguaje de la guerra de clases contra los capitalistas, sus instituciones y el gorilaje que pide sangre obrera. Aún estamos a tiempo.

No hay tiempo que perder, los políticos patronales comenzarán con sus promesas de campaña cuando todos juntos encabezan el ataque contra los trabajadores. Los señores dirigentes de la izquierda sistémica lamentablemente también se llenarán la boca prometiendo que poblando el parlamento con diputados de izquierda los trabajadores podrán hacer frente al ataque de los capitalistas. Llegó la hora de ponerle fin a la fiesta de los de arriba. Un nuevo reagrupamiento de las filas obreras se vuelve una necesidad de suma urgencia. El camino de lucha lo marcó la base obrera expulsando del palco de la CGT a los traidores de la burocracia sindical ¡Paso y Coordinación de los que luchan! No a la trampa electoral ¡Huelga General!

Hay que retomar la lucha revolucionaria del 2001 y su grito “Que se vayan todos y no quede ni uno solo” de los patrones, burócratas y políticos patronales de este régimen infame y su constitución archireaccionaria de 1853-1994, que garantiza el más brutal saqueo imperialista sobre la nación. Para retomar este camino, la clase obrera argentina debe atar su lucha y futuro, no a la burguesía y sus partidos patronales que se visten de “democráticos”, sino a sus hermanos de clase del continente que sufren el mismo ataque de las trasnacionales a uno y otro lado de las fronteras. Nuestros aliados son los trabajadores y explotados brasileros que vienen de una poderosa huelga general y hoy nuevamente ganan las calles contra el gobierno de Temer, que cómo ayer el PT de Lula y Dilma Russeff son quienes saquearon el país con el imperialismo; la clase obrera boliviana que enfrenta a Evo Morales; los explotados mexicanos que no detienen su lucha contra el ataque del gobierno de Peña Nieto y el régimen del fraude del PRI-PAN-PRD; y la clase obrera norteamericana que no abandona las calles.

¡Argentina será socialista, o será colonia de Wall Street!

Comité Redactor de Democracia Obrera

 

 

 

 


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