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25 de julio de 2021

Sobre la situación internacional y
las tareas del marxismo revolucionario

Declaración de la Fracción Leninista Trotskista Internacional / FLTI

Carta a la 59° Asamblea Internacional Antiguerra de Japón - 25 de julio de 2021

 

Estamos junto a ustedes luchando en las primeras líneas de combate de las masas sublevadas de Colombia y Chile. Lo hacemos desde la Siria martirizada y su heroica resistencia. Juntos combatimos por la libertad de los presos políticos sirios, palestinos, chilenos, colombianos, bolivianos, chinos para liberar a los rehenes de la clase obrera mundial en las mazmorras de los estados y regímenes asesinos.

Estamos de pie junto a la enorme huelga general de millones de trabajadores de Irán que demuestran que solamente la clase obrera podrá liberar a esa nación del imperialismo, tomando el poder y derrotando al régimen infame contrarrevolucionario de los Ayatollahs, como parte de una sola y misma revolución en todo el Magreb y Medio Oriente. Esta es la única forma de derrotar al sionismo que ocupa la nación palestina y al imperialismo que saquea todas las riquezas de esa región.
Luchamos junto a las masas de Hong Kong y Myanmar. Juntos levantamos el grito de libertad y derecho a la autodeterminación del pueblo uigur en China, como parte del combate del proletariado de ese país para terminar con el régimen contrarrevolucionario de los “empresarios rojos” del Partido Comunista.
En la victoria de estos combates revolucionarios de hoy está la única posibilidad de frenar la catástrofe capitalista, su barbarie y las guerras imperialistas que amenazan con hundir a la civilización entera.

Camaradas:
El sistema capitalista ha entrado en un ciclo de descomposición aguda. En 2008, tal cual un gran Titanic, la economía mundial había chocado con las rocas submarinas de un fenomenal crac financiero. Los capitalistas se habían gastado beneficios que el trabajo humano aún no había producido, como lo siguen haciendo ahora.
En forma de espiral, la crisis arrasa aquí y allá distintos puntos del planeta, creando y recreando nuevas burbujas, ganancias ficticias, parasitismo, saqueo y guerras.
En 2020 se desarrolló un nuevo infarto del capitalismo. Este se había sobrevivido repartiendo como utilidades los créditos a “tasa cero” con los cuales los estados imperialistas sostuvieron a sus empresas. Lo mismo hicieron luego con los fondos frescos que los estados imperialistas le entregaron al capital financiero para “paliar la crisis de la pandemia”, mientras dejaron a la clase obrera librada a su “suerte”: a la desocupación, la carestía de la vida y la muerte. La caída del crecimiento de las potencias imperialistas no es más que el robo, el saqueo y el parasitismo del capital financiero.
Aquí y allá se siguen desarrollando fuerzas destructivas, es decir, produciendo armas y pertrechos para la guerra.
Mientras el 1% de parásitos continúa concentrando las riquezas del planeta, más de 300 millones de obreros migrantes buscan un país y un trabajo para sobrevivir. La pandemia del Covid-19 no hizo más que agudizar esta crisis y estancamiento de la economía mundial.

El sistema esperaba un nuevo reanimamiento económico con la disminución de la crisis sanitaria, pese a la caída en picada de ramas enteras de producción como la aeronáutica, el turismo, etc. Pero el crac es tan agudo que solamente la noticia de la propagación de la cepa “Delta” del Covid-19, hizo estallar una nueva crisis bursátil.

En los países centrales, los grandes laboratorios imperialistas acapararon las vacunas y dejaron al 90% del mundo semicolonial arrasado por la pandemia y el estancamiento de su economía, sin vacunas, sin trabajo y sin pan para las masas. Esto es lo que vimos y vemos en Colombia, Chile, Bolivia, Perú en América Latina. Estas son las mismas causas por las que hoy se incendian Suazilandia y Sudáfrica. Allí los hambrientos toman los supermercados para alimentarse y enfrentan abiertamente al régimen de “reconciliación” del stalinismo y la burguesía negra con el imperialismo. La catástrofe actual es la que nuevamente ha puesto Medio Oriente en llamas con golpes de la revolución y la contrarrevolución.
Son estas contradicciones del imperialismo las que lo llevan a morderse la cola. Este destruye las zonas del planeta de donde obtiene sus superganancias con saqueo y guerras. Ya hace rato que este podrido sistema capitalista merece morir.

Camaradas:
De esta manera, el mundo semicolonial se ha poblado de enormes revueltas, insurrecciones y levantamientos de masas, como así también de nuevas traiciones y nuevos golpes contrarrevolucionarios para aplastarlos. Los regímenes pierden legitimidad. El imperialismo y la burguesía les tiran toda su crisis a los trabajadores y explotados. Y en los países centrales, asentados en las aristocracias y burocracias obreras y sus partidos contrarrevolucionarios, chantajean a las masas con el crac económico, los despidos y la desocupación crónica.
En EEUU, la clase obrera había entrado en una fase de ascenso y combatiendo contra la policía asesina, la desocupación y los salarios de miseria, había obligado al propio Trump a esconderse en un bunker debajo de la Casa Blanca. Pero las direcciones traidoras del stalinismo y los renegados del trotskismo llevaron a los explotados de EEUU al apoyo a Sanders y a los llamados “socialistas democráticos”, quienes a su vez ataron la suerte de las masas oprimidas a Biden, el nuevo carnicero de los piratas de Wall Street.

Con la pérfida política de colaboración de clases con el imperialismo y todos sus regímenes, el stalinismo, ahora con la complicidad abierta de los renegados del trotskismo, ha sometido en cada proceso revolucionario a la clase obrera a sus verdugos “democráticos” o “progresistas” –como ellos mismos dicen-, con la excusa de “derrotar a la derecha burguesa”. Así, con las mentiras de Asambleas Constituyentes, trampas electorales, “cantos de sirena”, desorganizan desde adentro y paralizan las ofensivas revolucionarias de masas, mientras el fascismo y el bonapartismo aplastan a lo mejor de la vanguardia, como sucede en las sublevaciones de los explotados en América Latina, África y Medio Oriente. Las direcciones reformistas se han integrado al funcionamiento pleno de los Parlamentos burgueses. Muy lejos están de utilizarlos como tribuna para desarrollar la movilización extraparlamentaria de masas.

Camaradas:
El imperialismo y la burguesía se han ocupado de darle una sobrevida al stalinismo luego que entregara los ex estados obreros en el ’89, para que sigan actuando como verdadera policía interna en las organizaciones de masas y los sindicatos, como así también para que sean ellos los que administren la restauración capitalista, como lo hacen en China, Vietnam y la misma Cuba, deviniendo ellos en nueva clase poseedora. Mientras tanto, el stalinismo entregó abiertamente la ex URSS al imperialismo, disolviendo al PCUS y deviniendo ellos en distintas pandillas de la naciente nueva burguesía.
Esta cínica política de preservar al stalinismo, el agente contrarrevolucionario más capaz que tuvo la burguesía en el siglo XX junto a la socialdemocracia, ha sido el peor golpe a la clase obrera mundial desde hace más de 30 años. Esta cuestión confirma la tesis marxista de que la crisis del proletariado mundial se reduce a la crisis de su dirección, que se ha agravado aún más puesto que los renegados del trotskismo entregaron las limpias banderas de la IV Internacional al stalinismo para darle un barniz de izquierda y que este se lave las manos llenas de sangre y traiciones a los ojos de la nueva generación de la clase obrera mundial.

En América Latina, bajo el mando del Partido Comunista Cubano, han consolidado este pacto para encubrir por izquierda la restauración capitalista en Cuba. Desde allí salió el grito de que “el socialismo no va más, ni siquiera en Cuba”. Este es el golpe más cruel al combate por la revolución socialista en todo el continente.
Millares de trabajadores han ganado las calles de La Habana y de las principales ciudades de la isla, motorizados por el HAMBRE.
El partido del castrismo, que está asociado a las transnacionales francesas, españolas y canadienses en el níquel, el turismo, la hotelería, el tabaco, habla en nombre del “socialismo” y el “comunismo”. Tan solo el imperialismo español posee más de 300 empresas que hacen fabulosos negocios en Cuba. Sumado a esto, ya proliferan en toda la isla centenares y centenares de nuevas empresas capitalistas, manejadas por distintas pandillas del PC Cubano. Todo esto lo hacen desde sus casas de lujo en countries privados, mientras el pueblo cubano se muere de hambre. Y encima, los stalinistas gritan a los cuatro vientos que ellos “luchan contra el bloqueo de EEUU”, cuando se han encargado de traicionar cada uno de los procesos revolucionarios en el continente americano en las últimas décadas.

Camaradas:
¿Cómo derrotar el bloqueo yanqui en Cuba de la mano del castrismo, si ese partido de los nuevos “empresarios rojos” está en los directorios de las empresas petroleras como la Total, del grupo hotelero Meliá, de las transnacionales canadienses del níquel, cuando todas estas cotizan no solo en las bolsas europeas, sino también de Nueva York y reparten dividendos de la explotación de las masas cubanas en Wall Street? ¿Cómo combatir el bloqueo yanqui sobre Cuba mendigándole a Biden que lo haga y recibiendo ayer con honores a Obama, como hizo el castrismo? Mentira, mil veces mentira. No se derrota el bloqueo a Cuba ni el saqueo de ninguna nación oprimida del mundo, sin derrotar a las burguesías nativas que tienen suculentos negocios como socias menores del imperialismo.
El bloqueo de EEUU, al igual que el embargo a Irán, solo se puede derrotar como en Vietnam e Irak: con el llamado a una alianza férrea con la clase obrera norteamericana que junto a la heroica resistencia de los explotados de esas naciones, obligaron al imperialismo yanqui a huir de esos países.
Al bloqueo yanqui en Cuba hoy se lo derrota expropiando nuevamente al imperialismo y sus empresas que, asociadas a los nuevos empresarios del Partido Comunista, saquean las riquezas de esa nación. Al bloqueo se lo derrota expandiendo la revolución socialista en América Latina y no sosteniendo a regímenes burgueses decadentes y explotadores de las masas, como son los que constituyen esa farsa de “Revolución Bolivariana”, tal como décadas atrás se hizo con la infamia de la “vía pacífica al socialismo”, por la cual se llenó de sangre Chile y todo el continente en los ‘70.

Camaradas:
Las direcciones traidoras son las que le cierran el camino al armamento del proletariado en cada ofensiva revolucionaria. Ellas son las que traicionan las Huelgas Generales y llevan a la clase obrera a estado de desesperación, como sucede en África del Sur. Lo mismo sucede en Venezuela, donde la “boliburguesía” ha fugado cientos de millones de dólares de ese país y tiene bajo condiciones de miseria extrema a los trabajadores y el pueblo pobre, que inclusive los empuja al exilio masivo.
El stalinismo y los renegados del marxismo son los que han sometido a la indomable clase obrera griega a una política de colaboración de clases, como ayer hicieron con Syriza. Con Podemos y los así llamados “Anticapitalistas”, verdaderas fuerzas leales a la monarquía de los Borbones, aplastaron la insurrección catalana. Entregaron la lucha de los trabajadores de Francia en defensa de su conquista de la semana laboral de 35 horas. Son los mismos que sometieron a la clase obrera del Donbass en Ucrania al carnicero Putin y le cubrieron la espalda para que este divida al proletariado de ese país y se quede con la Península de Crimea.
Han sido estas y decenas de otras traiciones las que les están dando tiempo, sosiego y relativa estabilidad a los gobiernos de las potencias imperialistas para descargarle toda su crisis a su propia clase obrera, en medio de la pandemia del Covid-19.

Es en estas condiciones, que de la mano de Biden EEUU “vuelve al mundo”, luego del fracaso de la “guerra comercial” de Trump.
Esta vez con el Partido Demócrata, el establishment yanqui reconoce que EEUU no puede mantenerse como “primero” en el mundo, sin realizar pactos y acuerdos con el resto de las potencias imperialistas para repartirse los negocios actuales de la economía mundial.
EEUU tampoco podrá estar “primero” si desestabiliza las instituciones de dominio del planeta. En su intento de controlar el mundo, a cada paso el imperialismo norteamericano no hace más que crear y recrear crisis políticas que abren brechas por donde pueden irrumpir las masas.
La manta de EEUU ya no puede cubrir a todo el mercado mundial, cuando Francia y Alemania han conquistado su “espacio vital” en toda Europa, desde Portugal a las estepas rusas.

En su primera gira como presidente yanqui, Biden ha viajado a Europa a proponerle un pacto al eje franco-alemán para reconstituir instituciones de dominio estable, a condición de que este subvencione y garantice el sostenimiento de la OTAN, bajo el mando yanqui. Biden ha aceptado que se termine la construcción del Nord Stream 2, el gasoducto que va de forma directa de Rusia a Alemania, mientras le garanticen a él y su familia los negocios del gas que circula por Ucrania.
Asimismo Biden se reunió con Putin, su socio en la masacre a las masas sirias, a quien le propuso sostener el pacto contrarrevolucionario de Ginebra. Desde allí, Rusia junto a Turquía garantizan la estabilidad no solo en Siria, sino en todo el Magreb y Medio Oriente ante la crisis del sionismo y el debilitamiento de Irán. EEUU se apoya en la emergencia de la “gran” Turquía, una potencia menor que controla todos los gasoductos que van desde el Cáucaso y Medio Oriente hacia el Mediterráneo y el mundo.

EEUU ya no puede estar “primero” sin reconocer la verdadera relación de fuerzas que tiene con el resto de las potencias imperialistas. Y Biden fue por su objetivo: a proponerles a todos -Japón incluido- un frente para golpear juntos para someter a China y coparle su mercado interno de 400 millones de consumidores y sus grandes conglomerados de mega-empresas estatales.
En su viaje, Biden le propuso a las empresas alemanas y francesas ser ellos los que controlen el mercado de producción de microchips para la industria de guerra, automotriz, electrónica, etc. para que no lo hagan los grandes conglomerados de China que falsifican y copian las patentes de las potencias imperialistas yanquis y europeas.

Días atrás, cuando fue la crisis de las bolsas, todas estas empresas estatales o privadas chinas fueron retiradas inmediatamente por el gobierno de los “empresarios rojos” de su cotización en Wall Street. Esto se debió al pánico que tiene el Partido Comunista de Pekín de que se devalúe el valor de las acciones de estas empresas y que los piratas yanquis se queden con la mayoría de estas a un precio regalado. Es que el imperialismo no solo ataca a China políticamente, sino que también lo hace financieramente.
EEUU va primero… En las costas de China, los yanquis muestran sus cañoneras, en una política agresiva y ofensiva, sostenida inclusive desde su base militar instalada en Japón. Mientras China desarrolla un arsenal y una fuerza militar defensiva sobre sus fronteras, es EEUU el que recorre con sus flotas y bases militares todo el Pacífico.
Hoy para salir de la catástrofe actual, el imperialismo prepara nuevas guerras y zarpazos económicos y militares para controlar China. La batalla económica y política por China se profundiza bajo el mando de Biden, mientras se muestran las armas y las cañoneras en el Pacífico.

Camaradas:
Hay que frenar el camino a la guerra. La catástrofe capitalista y el parasitismo del imperialismo colocan a las masas bajo condiciones de padecimientos inauditos y ante la perspectiva de nuevas conflagraciones militares.

La puesta en pie de una estrategia revolucionaria para la victoria de la clase obrera mundial es la tarea central del movimiento marxista internacional.
La lucha por romper con toda política de colaboración de clases es una cuestión de primer orden del programa revolucionario. Es que la pelea por derrotar el dominio imperialista de los países coloniales o semicoloniales no pasa, como pregonan el stalinismo y todos los renegados del marxismo, por realizar pactos con las burguesías nativas rastreras. Estas son socias menores del imperialismo y siempre estarán unidas a él para atacar a las masas, defendiendo su propia propiedad privada. Por el contrario, se trata de unir a la clase obrera con las capas empobrecidas del campesinado y el pueblo para tomar el poder y liberar así a toda nación oprimida del yugo imperialista. Para el proletariado de los países centrales, el “enemigo está en casa”. Solo por este camino la clase obrera podrá conquistar su unidad internacional.

El reformismo pretende combatir al fascismo y a los regímenes bonapartistas sometiendo al proletariado a las fracciones de la burguesía que se pintan de “democráticas”. Esto es una falacia. El proletariado defiende las libertades democráticas con las armas en la mano y con el método de la revolución proletaria.
La pelea por poner en pie organismos de doble poder armado de las masas al inicio de toda situación pre-revolucionaria o revolucionaria, es una cuestión clave y decisiva para la victoria de las masas y para evitar su aplastamiento a manos del fascismo.
El combate por conquistar direcciones revolucionarias en los sindicatos, asentadas en la democracia obrera más audaz, es la forma de colaborar decisivamente con las masas para que se saquen de encima a las direcciones traidoras.
El imperialismo centraliza su ofensiva y a las direcciones traidoras. Unir la lucha internacional del proletariado es una necesidad urgente.

Camaradas, la alternativa de hierro actual no es otra que socialismo o barbarie; socialismo o guerra.

¡Continuemos luchando juntos contra el imperialismo, la burguesía y los enemigos del proletariado mundial!
Para que la clase obrera y los pueblos oprimidos del mundo vivan, ¡el imperialismo debe morir!

 

Carlos Munzer, Abu Muad y Paula Medrano
por el Colectivo por la Refundación de la IV Internacional / FLTI

 

 


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