Los renegados del trotskismo el 19 de diciembre de 2012 en Plaza de Mayo…

… en un acto común subordinados a la burocracia sindical de Moyano (CGT) y Michelli (CTA)
…y junto a la oposición patronal de la UCR asesina de los mártires del 20 de diciembre del 2001

La izquierda reformista de espaldas a la revuelta por el pan

El pasado 19/12 la burocracia sindical de Moyano y Michelli realizó un acto en Plaza de Mayo. Allí volvieron a exigir al gobierno que cumpla con las demandas del paro nacional del 20/11. Estas demandas dejan por fuera a la amplia mayoría de la clase obrera. Pero, esta vez, Moyano y Micheli, no intentaron canalizar estos reclamos para llevarlos detrás de alguna variante burguesa sino que directamente realizaron un acto con la patronal de la “oposición” presente. Por eso se encargaron de quitarle al acto todo rasgo de acción de lucha que pueda llegar a tener. 
Tan reaccionario fue este acto que, en el 11º aniversario de la caída de De la Rúa, en la Plaza estaban la UCR y los partidos patronales verdugos de los mártires del 20 de diciembre del 2001, y también los burócratas sindicales que aquel día acusaban de “servicios de inteligencia” a las masas en lucha.

En este acto fue lamentable y vergonzoso el papel de los renegados del trotskismo (PO, PTS, IS, PSTU, etc.) que llevaron a la vanguardia obrera a la trampa de colocarse en un acto común en la principal plaza pública del país junto a los patrones asesinos de la UCR, el Partido Socialista, la patronal de la Federación Agraria, incluso la “Solano Lima” del macrismo.
Los renegados del trotskismo quieren hacerle creer a la vanguardia obrera que aplicaron la política de “unidad de acción”, es decir golpear juntos y marchar con banderas separadas. Pero nada de esto sucedió. El 19 de diciembre en Plaza de Mayo lo que hubo fue un acto de colaboración de clases de la burocracia sindical junto a la patronal de la oposición gorila que buscaba abarcar todo el espectro “antigubernamental”.

Los reformistas se vanaglorian en sus prensas de la “repercusión en los medios” que tuvieron las columnas de la izquierda en la Plaza el 19/12. Esconden que la patronal opositora estuvo allí a la misma hora y en el mismo lugar. La verdad es que un sector de la vanguardia obrera, en las “columnas” de la izquierda, terminó totalmente subordinado a la burocracia de Moyano y Michelli, y por esa vía a la patronal de la oposición gorila. Con esta política, las filas obreras fueron divididas, los reclamos de los sectores sindicalizados seguían sin respuesta y la mayoría de la clase obrera quedaba librada a su suerte bajo el flagelo inflación y la carestía de la vida. Se cerraba así el camino a un Plan de Lucha y la Huelga General.

Una vez finalizado el acto, y cuando irrumpían los sectores más postergados de la clase obrera, atacando la propiedad de los capitalistas yendo a los supermercados a buscar el pan y todo lo que este sistema les impide consumir, no hubo una alternativa para unir a los que luchan contra el saqueo de las transnacionales, los banqueros y la patronal esclavista, y su gobierno sirviente de Cristina Kirchner.
Es más, los renegados del trotskismo, colgados a los faldones de Moyano y Michelli, se niegan a reconocer estas acciones como propias de la clase obrera, y así le dan la espalda a la amplía mayoría de los explotados que está por fuera de los sindicatos. El que llega más lejos en negar el carácter obrero de esta revuelta es el PTS “… no impulsamos, ni reivindicamos el método del saqueo y defendemos los históricos métodos de lucha del movimiento obrero, como la huelga y los piquetes…” (LVO 507 27/12/12). Otros afirman que son “los excluidos del modelo” (Convergencia Socialista 21-12-12), y que incluso hay entre los manifestantes quienes “aprovechan para robar sin necesidad” (PSTU 21/12/12).
Estos señores “socialistas”, que hablan desde sindicatos estatizados y universidades, son tan anti-marxistas que creen vivir en una época en la que el capitalismo funciona sin un ejército industrial de reserva indispensable para el mecanismo social de este sistema. Esta reserva de fuerza de trabajo es vital para los capitalistas en todo el ciclo económico tanto en la expansión como en la crisis. Y en nuestra época, la del capitalismo imperialista, “…El actual ejército de desocupados ya no puede ser considerado como un ‘ejército de reserva’, pues su masa fundamental no puede tener ya esperanza alguna de volver a encontrar trabajo; por el contrario, está destinado a ser engrosado con una afluencia constante de nuevos desocupados. La desintegración del capitalismo ha traído consigo toda una generación de jóvenes que nunca ha tenido un empleo y que no tienen esperanza alguna de conseguirlo.” (El marxismo y nuestra época, León Trotsky 26/2/1939).

La burguesía es consciente y reconoce el carácter de esta irrupción de los sectores más explotados de la clase obrera, y agudiza su instinto para reprimir, amedrentar, encarcelar y perseguir a los sublevados. Las transnacionales y la burguesía argentina necesitan un ejército industrial de reserva disciplinado para presionar a los ocupados y bajar los salarios, más aún cuando comienza a vislumbrarse el agotamiento del ciclo económico. Desde el 2001, cuando la devaluación abarató los costos salariales para los capitalistas, la desocupación nunca bajo del 7,5%.  Entre los jóvenes entre 19 y 30 años uno de cada cuatro no tiene trabajo, y entre los 19 y 24 años hay 1 millón que no estudia ni trabaja, a los que les están robando su futuro, y condenándolos al gatillo fácil de la policía asesina y al paco que azota los barrios obreros.
Los señores “socialistas” de la izquierda reformista tratando a los desocupados, subocupados, y a la mujeres trabajadoras como “pobres”, “excluidos” o “personas desesperadas”, no hacen más que aplicar la política de Moyano y Michelli, de dejar librados a su suerte a la amplia mayoría de la clase obrera.

Los renegados del trotskismo (PO, IS, PTS, PSTU, etc) han liquidado la lucha por “trabajo genuino y digno para todos” que era la demanda del poderoso movimiento de desocupados que parió la revolución del 2001-02. Se niegan a levantar esta demanda elemental desde las comisiones internas que dirigen e influencian, para luchar por la “escala móvil de salarios y horas de trabajo” para enfrentar la incesante inflación y la desocupación, peleando por el reparto de las horas de trabajo entre todas los brazos disponibles entre los desocupados, y por un salario mínimo, vital y móvil de $7500 indexado según la inflación. Hacerlo significaría volver a poner en pie el Movimiento por las 6hs que encabezaron los combativos obreros del Subte, que en el 2004 obtuvieron esa conquista con la colaboración del movimiento piquetero, tirándose a las vías y atacando la propiedad de los capitalistas.
Para esto hay que organizar los comités de fábrica para unir a los efectivos, contratados, en negro, inmigrantes, desocupados y jóvenes obreros, y así poner de pie la a la clase obrera para enfrentar a los saqueadores de la nación. Pero los señores “socialistas” siguen “exigiéndole” a Moyano y Michelli un “plan de lucha”.

Los reformistas sólo ven a la clase obrera sólo como sujeto de lucha económica de presión, a la que le dicen que los “históricos métodos de lucha” son “la huelga y los piquetes”. Para estos, la revuelta -donde la clase obrera interviene con una conciencia elemental y embrionaria pero certera-, la guerra civil y la milicia obrera, la insurrección, la guerra revolucionaria, están fuera del manual. Sólo existe la lucha de presiónpara llevar a los obreros al Ministerio de Trabajo, a la justicia patronal y demás instituciones del régimen infame. Mientras, al movimiento piquetero lo sometieron a la a mendicidad de los intendentes y el ministerio de Alicia Kirchner.
Para estos señores, la clase obrera puede intervenir políticamente cuando hay que votar, no a mano alzada en sus organismos de lucha, sino cuando “un hombre es un voto” en un cuarto oscuro en elecciones sindicales fraudulentas y cuando llaman a “cortar boleta” votando a la Kirchner para presidente y a sus “candidatos socialistas” para el Parlamento.

Ayer con la Kirchner, hoy con la oposición gorila en la Plaza, en la trinchera de enfrente de los sectores más explotados de la clase obrera. Los renegados del trotskismo, igual que el PCR y el stalinismo, siempre están sometidos a los estatutos de la burocracia sindical y hacen de furgón de cola de algún sector burgués, a los pies de las instituciones del régimen infame. Son la izquierda reformista de la reaccionaria Constitución patronal de 1853-1994.

 

 
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