volver al índice de Democracia Obrera Nº57

 

“Los vecinos nos organizamos para ayudar a clavar las chapas,
levantar las casillas, cuidar a los pibes y conseguir agua”

Recorriendo en el tren del Ferrocarril Sarmiento (donde 45 días atrás murieron 51 trabajadores) desde Haedo hasta Moreno, parece que toda la zona hubiese sido bombardeada: los techos de las casas, depósitos, estaciones de servicios, supermercados, etc., han sido volados o corridos por este gran temporal que como dice la gente... "nunca vivieron algo así".
La zona esta a oscuras y sin agua. Desde que comenzó la tormenta los vecinos del oeste del Gran Buenos Aires estamos sin comunicaciones, suministro de luz y sin agua; muchos negocios están cerrados por miedo al saqueo y los pocos abiertos cobran mucho más caro de su valor el bidón o botella de agua mineral y ni hablar el paquete con 4 velas que ahora cuesta $20.
En Merlo, los vecinos nos organizamos para forzar las bocas de los grifos de los bomberos instalados en las esquinas de los barrios para conseguir agua. Largas filas se formaban. La reflexión era: "agua hay ¿porqué no llega a las casas?".
La bronca y la indignación es pábulo para la rebelión, muchos obreros perdieron todas sus posesiones. Muchos de nuestros familiares, por estar suspendido el servicio de trenes y colectivos, caminaron desde la Capital hasta sus casas, las cuales fueron encontradas destruidas y sin nada que poder hacer.
La bronca provocó que el viernes 6 de abril durante la tarde se cortaran rutas, como en la ruta 200 en la que se sucedían tres piquetes a la altura del km 37, 34 y Ferrari que se sumaban al piquete de los trabajadores de Pettinari.

Los pequeños comerciantes que perdieron todo también se largaron al corte. En los barrios mas pobres, donde ni las calles tienen nombre, entre el barrio Matera y Loma Grande, se formaron asambleas vecinales, donde cada vecino o familia que participó contaba sus padecimientos. Desde allí, con toda la solidaridad de clase, los vecinos nos organizamos para ayudar a clavar las chapas, levantar las casillas, cuidar a los pibes y conseguir agua, ya que había que caminar algunas cuadras para proveerse de ella.
Como era de esperarse, la única respuesta del municipio fue esperar la oscuridad de la noche para enviar a sus perros de presa de la policía, la gendarmería y por supuesto lúmpenes para pudrir los piquetes y las asambleas. En los piquetes los vecinos reclamaban agua y electricidad ya para cubrir las necesidades mínimas y evitar así que se propaguen enfermedades y que lo poco que hay en las heladeras sin electricidad se pudra.

Al día de hoy la situación no ha cambiado mucho y crece el malestar entre todos los vecinos trabajadores.

Corresponsal

 

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