volver al índice del Democracia Obrera Nº 45


“MATRIMONIO GAY”

 

Pérfida limosna otorgada a un sector históricamente discriminadoDías atrás el parlamento burgués aprobó la ley que otorga el “derecho” al matrimonio civil y la adopción a personas del mismo sexo, queriendo con ello hacerle creer a la clase obrera y en particular, a nos los gays, que por fin ha llegado la “igualdad” de los hombres.
Los principales diarios burgueses del mundo, y también los de la izquierda reformista argentina, coincidieron en destacar esta ley como una "histórica votación". Quien suscribe, obrero, trotskysta y “puto”, quiere dar su modesta opinión al respecto.

La sexualidad de los hombres ha sido moldeada históricamente por los cambios culturales, sociales, políticos, religiosos y científicos. Ejemplo de esto tenemos a la Iglesia Católica, que desde sus inicios ha perseguido constantemente a los homosexuales.
Hoy manifiestan su terror ya que lo ven como una amenaza a sus intereses y “valores familiares”. La marcha “fascista” del otro día lo demuestra en todo su esplendor. Toda esta manga de parásitos que viven lujosamente a costa del estado burgués a través de sueldos, subsidios y negociados varios, nos quieren dar clases de “moral“, mientras abundan los casos de violación de criaturas en todo el mundo a manos de sus cuadros religiosos. Estos curas y sus iglesias han sido a lo largo de su existencia uno de los peores venenos para nuestras cabezas y nuestras vidas. Ya lo decía Marx: ¡la religión es el opio de los pueblos!

Pero como si no bastara con esto, han sido y son asesinos o cómplices de una extensa lista de asesinos de obreros a lo largo de la historia de la humanidad: Mussolini, Hittler, Franco, Pinochet, etc. Y si nos remitimos al ámbito local, hoy celebran felices su “bicentenario de la patria”... pues han cumplido con creces con la clase dominante durante siglos y el broche de oro, la ultima dictadura militar del genocida Videla. En el nombre de su Dios han hecho las peores infamias que podamos imaginar. Ya pagarán por ello, pero no en el reino de los cielos que ellos pregonan, sino en el infierno de la revolución proletaria… amén.

¿La extinta señora Bemberg (directora de cine y perteneciente a esa familia burguesa, ex dueña de la cervecería Quilmes) o el despreciable de Fort es igual a un obrero homosexual como yo u otros? No. Nosotros los trotskistas decimos que existen dos clases antagónicas: la burguesía que es la opresora dueña de los medios de producción y la clase obrera, la oprimida y explotada por ésta.
En consecuencia debemos decir que la dichosa ley no regirá igual para “todos” los “putos”.

El 50% de la clase obrera trabaja en negro y millones están desocupados. Estos no podrán obtener “beneficio alguno” (obra social, etc.) y ni hablar del derecho a heredar…solo serán deudas. El que sostiene lo contrario está jugando para el enemigo. Los reformistas de izquierda, nos quieren contar concientemente otra historia, por eso nos hablan, en relación a esta ley, de triunfos y otras loas.
¡Y van por más! Nos dicen que presionando al Congreso vamos a lograr expropiar a la Iglesia y separarla del estado burgués, conseguiremos la despenalización del aborto, etc.
Que estos agentes reformistas del régimen se presenten a elecciones e intenten votar todas sus reclamadas leyes con el resto de los partidos burgueses.

Nosotros los trotskistas no creemos en las mentirosas leyes del estado burgués que nos oculta la falta de libertad e igualdad de todas las minorías y explotados. Es nuestro deber decirle a la clase obrera que no son tiempos de reforma y que ninguna conquista la lograremos a través de sus leyes. Que aquellas organizaciones de izquierda que convocan movilizaciones al parlamento, para exigirle leyes y obtener conquistas, mienten y son enemigas de la clase obrera.
Nosotros estamos convencidos que para obtener cualquier mínima conquista debemos luchar con los métodos de la clase obrera. Solo así podremos obtener conquistas parciales o la victoria final.
Yo no quiero regalarle nada al estado burgués, no le regalo el derecho a una pensión ni a obra social. Tampoco rechazaría una ley que apruebe el derecho a abortar, una que otorgue aumento a los jubilados o asalariados u otra que indulte a miles de obreros presos. Y no por “aceptar” sus leyes creeré en su cínica “igualdad” de los hombres ante “su ley” y tampoco creeré que soy igual que el puto burgués dueño de una fábrica.
Esta limosna concedida a las minorías sexuales, que no hará perder nada a la clase dominante, es un canto de sirena. El estado burgués la usará para reivindicarse y presentarse como “democrático”, pero solo será la antesala de leyes y acciones que intentarán aplastar a la clase obrera y al resto de los oprimidos.
Los dirigentes de las organizaciones que dicen defender los derechos de los oprimidos y explotados, que proclaman su apoyo a los derechos de matrimonio entre personas del mismo sexo y adopción sin decir y explicar todo esto, demuestran en los hechos que son defensores de la familia burguesa y de su estado represor y que dirigen concientemente la lucha de los oprimidos hacia un callejón sin salida.
La lucha por los derechos de los homosexuales está directamente ligada a los intereses del movimiento obrero. No se trata de un problema aislado de género. Es una lucha de una clase contra la otra. Son ellos o nosotros.
La única forma de lograr la “liberación” gay y de toda otra forma de opresión, represión y explotación, será a través de la revolución obrera y socialista, dirigida por el programa del trotskismo, único capaz de enterrar definitivamente al capitalismo y su estado.

Finocchio

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