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Editorial


PARA RESOLVER A FAVOR DE LAS PANDILLAS IMPERIALISTAS YANQUIS SUS NEGOCIOS EN LA ARGENTINA COMANDADO POR LA EMBAJADA YANQUI Y CON EL APOYO DE TODA LA BURGUESÍA

KRAFT LANZÓ UN ATAQUE DECISIVO CONTRA LOS OBREROS DE TERRABUSI Y TODA LA CLASE OBRERA ARGENTINA

REVESTIDO DE OBAMA, EL IMPERIALISMO YANQUI BUSCA RECUPERAR TERRENO EN AMÉRICA LATINA.

 

En el último período del gobierno de Bush, el imperialismo norteamericano perdió parte de sus negocios en América Latina a manos de las potencias imperialistas competidoras como España, Alemania, Japón y fundamentalmente Francia, asociadas con las burguesías "bolivarianas", expresión de las burguesías nativas, surgidas de la expropiación de los procesos revolucionarios de América Latina en la primera década del siglo XXI.
En estas condiciones, las distintas potencias imperialistas comenzaron a disputarle al imperialismo yanqui su "patio trasero", aprovechando que éste venía de concentrar todas sus fuerzas para la conquista plena de las rutas del petróleo, llevada adelante con las guerras de Irak y Afganistán y la masacre de las masas Palestinas. Esta ofensiva contrarrevolucinaria le permitió al imperialismo yanqui revalorizar su capital con guerras e imponiendo maquiladoras generalizadas en el planeta -de la que China es su más fiel exponente- donde relocalizó sus empresas. Así obtuvo superganancias, como lo fueron, por dan tan sólo un ejemplo, los 150.000 millones de dólares conquistados por la petrolera Exxon tan sólo en un año. De esta forma el imperialismo yanqui salió de la crisis del periodo 1997-2003.
Mientras el imperialismo yanqui concentraba sus fuerzas en Medio Oriente, los golpes revolucionarios de las masas en Ecuador, Argentina y Bolivia, y luego en Chile y Perú a principios del siglo XXI, les cerraron sus planes dorados de TLCs con los que buscaba mantener un pleno dominio sobre su "patio trasero". Este impedimento que las masas le impusieron a los planes del imperialismo yanqui en la región fue aprovechado por las burguesías nativas -apoyadas en el accionar contrarrevolucionario del Foro Social Mundial, dirigido por los bolivarianos y la burocracia castrista- expropiando este enorme proceso revolucionario antiimperialista de las masas en América Latina. Proceso revolucionario que incluso llegó a manifestarse al interior mismo del corazón de la bestia imperialista yanqui con el levantamiento de la clase obrera norteamericana contra la guerra y con la lucha de los trabajadores inmigrantes hispanos contra los planes de esclavitud.
Aprovechando, utilizando y expropiando la lucha revolucionaria antiimperialista de la masas, surgió un pacto entre las potencias imperialistas competidoras -donde Francia se ubicaba a la cabeza- y las burguesías nativas, que agitaban a los cuatro vientos el lema "negocios de todos con todos y todos contra todos". Esta alianza, entre potencias imperialistas europeas y burgueses bolivarianos, también aprovechó que el estado mayor de los carniceros yanquis -comandado por Bush- entraba en una fenomenal crisis producto del empantanamiento que le propinaban a sus tropas la heroica resistencia de las masas iraquíes y de todo Medio Oriente que todos los días los mandaban en bolsitas negras a sus casas. Así, esta alianza, mientras el dueño de casa se encontraba resolviendo su crisis de gobierno, comenzó a disputarle los negocios en su "patio trasero".

Pero a partir de los golpes de la crisis económica mundial desatada ante el estallido de la burbuja de Wall Street -poniendo fin al círculo virtuoso del capital financiero que, obteniendo superganancias con la burbuja inmobiliaria, con la suba a precio siderales de los commodities y del petróleo, no fue más que el detonante de la crisis de los superbancos que al huir el capital del proceso productivo crearon valores ficticios y parasitarios que el trabajo humano no había creado-, el imperialismo yanqui ahora disfrazado de Obama se ve obligado a disputar una a una todas las ramas de producción a nivel mundial, a través de sus trust, cárteles y su parasitario capital financiero. Necesita volver a disputar zonas de influencia y mercados y para ello le es imprescindible recuperar plenamente el dominio de su "patio trasero". Es que, volvemos a repetir, en el medio de la crisis económica mundial, el imperialismo yanqui ya no puede sólo contentarse con ponerles límites a sus competidores imperialistas, límites que fueron impuestos con ofensivas contrarrevolucionarias como la masacre a la resistencia colombiana y la dirección de la FARC y con el levantamiento fascista de la Media Luna en Bolivia que asesinó a cientos de obreros y campesinos. Ahora sus planes de ofensiva son para disciplinar a las burguesías nativas y recuperar los negocios que ha perdido.
Si anteriormente el mecanismo de los pactos contrarrevolucionarios fue lo que permitió al imperialismo yanqui a bombazos limpios ponerle un límite a sus competidores en defensa de sus negocios en América Latina (como fuera el pacto de Chávez con Uribe que costara la entrega de toda la dirección de las FARC, o el pacto de Morales con la Media Luna fascista para estrangular la revolución boliviana), esta vez, tras la careta de "paz y la libertad" de la pandilla Obama-Clinton, vuelve sobre América Latina con nuevos golpes contrarrevolucionarios como en Honduras, la militarización plena -bajo la excusa del narcotráfico- del México arruinado por el sometimiento a EE.UU. vía el TLC, y con la instalación de 7 bases militares en Colombia. De esta manera, no sólo se prepara para recuperar los negocios que sus competidores imperialistas le han quitado, sino que en su ofensiva busca aplastar a las masas, liquidar todo intento de que la resistencia frente a sus ataques se transforme en acciones revolucionarias, y así sentar las bases para terminar de concretar la restauración capitalista en Cuba junto a la burocracia castrista.

Por otra parte, esta ofensiva del imperialismo yanqui, agudiza la disputa interimperialista en territorio Latinoamericano. Como un ejemplo de esto, vemos la instalación de 7 bases militares en Colombia y ventas de armas a los ejércitos cipayos del continente. Mientras, Brasil hace negocios con el imperialismo francés por 35 mil millones de dólares, incorporando tecnología de última generación para su aparato industrial-militar, comprando 5 fragatas y submarinos, uno de ellos nuclear, para custodiar el petróleo recientemente descubierto en sus costas, que ya preparan extraer junto a sus aliados de la Totalfina conjuntamente con la Repsol (petroleras francesas y españolas respectivamente).

Pero lo central que debe demostrar EE.UU. es que es capaz de comandar la derrota de las masas antiimperialistas y combatientes de América Latina, que durante ya casi una década demostraron que fueron capaces de resistir y pasar a la ofensiva contra la opresión imperialista de nuestros pueblos y naciones oprimidas.
Es por eso que el conjunto del movimiento obrero debe conocer las reales dimensiones del brutal ataque de Kraft -una de las 5 empresas alimenticias más grande del planeta-, es decir, que este zarpazo contrarrevolucionario yanqui, aplaudido y apoyado por todas las fracciones burguesas que saquean a la nación Argentina, es parte la nueva ofensiva imperialista que busca, en medio de una brutal crisis económica mundial, recuperar su patio trasero y ubicar a la Argentina de forma decisiva bajo su égida en el próximo período.

LA NECESIDAD DE EE.UU. DE RECUPERAR EL DOMINIO PLENO EN SU "PATIO TRASERO", Y LA DE SUS MONOPOLIOS Y CAPITAL FINANCIERO DE COPAR LAS RAMAS DE PRODUCCIÓN CENTRALES DE LA ECONOMÍA MUNDIAL, ES LO QUE EMPUJA A KRAFT A UN ATAQUE DECISIVO CONTRA LOS OBREROS

El golpe dado el 25/09 del monopolio imperialista Kraft-Foods a los obreros, que en defensa de sus puestos de trabajo mantenían ocupada la planta, es parte de esta ofensiva del imperialismo norteamericano. Así lo demuestra Warren Buffet, el mayor accionista de Kraft, que en su carta anual a los parásitos accionistas sostuvo que "si en América se está librando una guerra de clases, mi clase está ganando claramente".
Así se ufanaba este comandante asesino del directorio de Kraft, Warren Buffet, que busca que las acciones de su compañía suban en Wall Street para recibir los avales suficientes para quedarse con la Cadbury inglesa y así poder disputarle, como transnacional norteamericana, la rama de producción de golosinas y alimentos a la Nestlé suiza, en toda la economía mundial.
Es que para salir de la crisis económica mundial, en donde los capitalistas se comieron lo que el trabajo humano aún no ha producido y que ahora las masas deben pagar con hambre, desocupación y esclavitud, la salida que tienen los parásitos imperialistas yanquis -además de guerras, venta de armamento, el mantenimiento de un ejército de asesinos en el planeta con un presupuesto de 600.000 millones de dólares al año, en suministro, alimentos y uniformes-, es concentrar los monopolios de bandera y poner a los otros monopolios de otras potencias imperialistas de rodillas en el control de las distintas ramas de producción de la economía mundial.
Hoy vemos la desfachatez de los directores de estas compañías que apenas un año atrás se aterrorizaban cuando sus gerentes eran tomados como rehenes por los obreros de Francia cuando cerraban sucursales, o cuando en Grecia ardían las barricadas de Atenas, o cuando los impactaba la huelga general en Bélgica o el levantamiento de las masas de Europa del Este, o ardía Guadalupe y Martinica, o con el levantamiento revolucionario de Madagascar en África, y las sublevaciones revolucionarias del Perú profundo obrero y campesino.
Hoy Warren Buffet y demás directores de las transnacionales pueden retomar confianza en sus fuerzas porque justamente por el accionar de las direcciones reformistas reclutadas por el gran capital en todo el planeta fueron desviadas, hechas retroceder y traicionadas las colosales acciones de masas que vimos en el año 2008, que preanunciaban la predisposición del proletariado a hacerle pagar a la burguesía la crisis que ellos mismos habían generado.

LUEGO DE RECLUTAR A NIVEL MUNDIAL A LAS BUROCRACIAS SINDICALES Y LAS DIRECCIONES REFORMISTAS PARA SALVARSE DE UNA OFENSIVA REVOLUCIONARIA DE MASAS, AHORA LAS PANDILLAS IMPERIALISTAS LARGAN UN FEROZ ATAQUE CONTRA LOS EXPLOTADOS

La enorme predisposición al combate del proletariado que recorría desde Grecia a Francia, desde el combate de los inmigrantes de EE.UU. a Madagascar, desde Guadalupe al combate de las masas iraquíes y afganas, más todo intento de resistencia del proletariado ante la crisis, fue contenida por las traiciones motorizadas por el rejunte y reclutamiento masivo de burocracias sindicales, partidos obreros reformistas y corrientes pequeñoburguesas que le dijeron a la clase obrera mundial que había que aceptar los despidos de los contratados y los obreros en negro para mantener los puestos de trabajo de los permanentes.
Le hicieron creer al proletariado que si aceptaban los despidos de los inmigrantes en Europa y en EEUU nada les iba a pasar a ellos, que había que ceder las jubilaciones, las obras sociales, etc., para mantener un puesto de trabajo en la General Motors; o como hicieron en Argentina con la burocracia sindical entregando el salario obrero en las paritarias, con burócratas amagando a pelear por un 22% -¡cuando la inflación es del 40% anual!- y luego firmando por un mísero 10 ó un 12% de aumento en cómodas cuotas, mientras despedían del proceso productivo a más de un millón de obreros en blanco, en negro y contratados, que hoy son llevados a agruparse como mendigos en los comedores que ponen los municipios y la burocracia piquetera.
Toda la izquierda reformista concentró sus fuerzas en los focos de resistencia, haciendo pasar las derrotas por triunfos y manteniendo dividida y separada a la vanguardia y a sus luchas heroicas, mientras el gobierno centralizaba sus fuerzas ante cada una de ellas, propinándole así duras derrotas parciales a la clase obrera. Así, se llegó a la aberración de plantear que conseguir subsidios por 2 ó 3 meses en el verano para los obreros contratados de Iveco, Volkswagen y del parque automotriz de Córdoba, era un "triunfo", mientras los mantenían separados de las luchas de los obreros de Paraná Metal y Mahle en el Cordón del Acero.
En todo el mundo el reformismo, expresión de las aristocracias obreras y las burocracias de todos los sindicatos, le impusieron a la clase obrera -cuando ésta tendía a dar una respuesta que iba en vías de generalizarse de Grecia a Guadalupe, de Francia a Perú y de Bélgica a Madagascar- en el momento de crisis más aguda, un salvataje masivo al capitalismo, a sus gobiernos y regímenes, levantando la demanda de "escala móvil de despidos, suspensiones y reducción salarial". Y esto lo hicieron también corrientes oportunistas bajo los nombres pomposos de "partidos anticapitalistas", de "independencia de clase" y demás chapucería fraudulenta del reformismo, que en Argentina llegó al extremo de plantear que fue un "triunfo" la provincialización por un minuto de Zanon, con la que el Estado de Neuquén le garantizó 23 millones de pesos a los capitalistas, que serán pagados con el sudor y sangre de la clase obrera.

El capitalismo no se caerá solo. Aún en la profunda recesión mundial los parásitos del capital financiero restablecieron instituciones de dominio como el G-20. Maquillan al FMI, se visten de Obama los carniceros imperialistas yanquis, disciplinan a todas las direcciones reformistas y traidoras del planeta; y cuando el espectro de la revolución de Grecia, Madagascar, Guadalupe, etc., tiende a desaparecer, la burguesía retoma confianza en sus fuerzas, y una vez usados sus agentes reformistas para contener la embestida de masas, y sin agradecer los servicios prestados, ahora viene a por todo. Viene a por todo en Honduras, viene a por todo con las 7 bases militares en Colombia. Viene a por todo con el despido de 60 mil trabajadores y el cierre de la empresa estatal Luz y Fuerza del centro en México. Viene a por todo con el cierre de la Toyota en EEUU que dejará miles de nuevos parias en la calle.
Por eso lo que ayer era "acepten despidos y reducción salarial para mantener el trabajo", ahora se ha transformado en un nuevo grito de guerra que, los patrones como Warren Buffet, la canciller alemana Merkel, los jefes de la Toyota, o los soberbios del FMI y los banqueros -parásitos y estafadores del planeta entero-, ya le hacen escuchar a los obreros del mundo entero: "ahora echamos cuando queremos, trabajan las horas que nosotros queremos y los despedimos cuando nosotros queremos".
Este fue el ataque que tomó "por sorpresa" a los obreros de Kraft, y por qué no a toda la vanguardia obrera influenciada por la nefasta política de toda la izquierda reformista del régimen de la constitución del '53, que ya desde hace años viene actuando como pata izquierda del pacto social de los Kirchner, y que no se ha cansado aún de crear falsas ilusiones en que los ministerios de trabajo, los jueces y los parlamentos son "aliados" de los trabajadores y no sus más grandes enemigos.

AL IGUAL QUE EL GOLPE EN HONDURAS Y EL DESPIDO DE 60 MIL OBREROS DE LA EMPRESA ESTATAL LUZ Y FUERZA DEL CENTRO EN MÉXICO; EL IMPERIALISMO YANQUI ORGANIZÓ DIRECTAMENTE LA MILITARIZACIÓN DE TERRABUSI Y EL BRUTAL APALEAMIENTO A LOS TRABAJADORES

La embajadora yanqui Vilma Martínez y la Cámara de Comercio norteamericana en Argentina que agrupa 155 empresas -representantes de los monopolios imperialistas norteamericanos en Argentina- fueron los que dieron la orden de recuperar "su" propiedad a sangre y fuego y quebrar la huelga que mantenían heroicamente los obreros de Terrabusi afuera y adentro de la fábrica. Fueron ellos los que, apoyados en la casta de jueces videlista-peronista-radical y en la policía bonaerense discípula de Camps y del golpe militar del ´76 organizado por los yanquis, ordenaron reprimir durante horas a los obreros y sus familias, con palos, gases y balas de goma. En esta sanguinaria represión, 60 trabajadores fueron detenidos dentro de la planta -al mejor estilo videlista-, los cuales luego de ser liberados quedaron procesados, incluida la Comisión Interna. El piquete obrero fue desalojado de la fábrica, que hoy continúa ocupada por la policía.
El imperialismo yanqui definió dar este golpe en Kraft asentado en las múltiples derrotas parciales infligidas al movimiento obrero, ya que ni la fracción de las transnacionales del MERCOSUR -comandada por los Kirchner-, ni la fracción de la burguesía agraria -con sus representantes como Cobos, etc.-, ambas en abierta disputa por la renta agraria y la plusvalía arrancada al movimiento obrero, habían demostrado poder imponerle una derrota decisiva al proletariado. El capital financiero norteamericano de Golmand Sachs, Citibank, Warren Buffet, etc., definió que había que dar un nuevo escarmiento como la masacre del Puente Pueyrredón, que le costó la vida a Kostequi y Santillán en 2002, para desalojar la fábrica y dejar en claro quién era capaz de aplicarle una derrota decisiva al movimiento obrero.
Mientras las transnacionales del MERCOSUR y la gran patronal agraria del campo se peleaban por la disputa del botín, las transnacionales yanquis -que necesitan más que nunca tener Argentina alineada a sus intereses en la región, frente a un Brasil que hace cada vez más negocios con los imperialismos europeos, sobre todo franceses- decidieron tomar la conducción del ataque al proletariado argentino para conseguir un triunfo en su guerra de clases.
El imperialismo yanqui disciplinó a todas las fracciones burguesas, que suspendieron sus enfrentamientos y congelaron sus disputas, para que sostengan el ataque llevado adelante por sus monopolios y sus transnacionales. Por eso tuvieron a su disposición y utilizaron a todas las instituciones del Estado -desde el Ministerio de Trabajo, la justicia, la policía, el gobierno, etc.- y también a sus agentes pagos como la burocracia sindical, para crear las condiciones para una brutal represión y militarización de la fábrica, y transformar así a Terrabusi en un caso testigo para aterrorizar al movimiento obrero argentino y demostrarle cuál es el ataque que se viene.

CON EL GOLPE EN KRAFT, LOS YANQUIS QUIEREN AVANZAR EN DERROTAR A LA CLASE OBRERA PARA DESPUÉS IMPONER UN RÉGIMEN BLINDADO "NEOLIBERTADOR", QUE LE PERMITA REDOBLAR EL SAQUEO Y LA OPRESIÓN SOBRE LOS TRABAJADORES Y EL PUEBLO POBRE

Con el golpe a los obreros de Kraft, ha quedado demostrado que el imperialismo norteamericano para salir de la crisis no expande la "democracia" con el rostro de Obama, como repite toda la izquierda reformista, sino que sus monopolios de bandera necesitan, para saquear a las naciones oprimidas, los regímenes más reaccionarios que le garanticen el absoluto control de las materias primas y la superexplotación de todo el movimiento obrero. Es decir, un régimen que le permita a los bancos y las 20 empresas imperialistas en Argentina -de las cuales, las principales son norteamericanas que se llevan el 50 % de las exportaciones-, imponer las 12 horas de trabajo y una mayor desocupación para la clase obrera; nuevos acuerdos de endeudamiento y pagos de la fraudulenta deuda externa con el FMI y con los parásitos tenedores de bonos, que quieren cobrar 29.100 millones de dólares; tarifazos en la luz, el gas y el transporte de entre 300 y 400%; reventar la salud y educación públicas; quedarse con todos los recursos naturales de la minería, el agua, las tierras; sin que haya ninguna resistencia antiimperialista por parte de las masas.
Por otro lado, el imperialismo yanqui no puede permitir que en medio de la crisis, la pandilla kirchnerista -en el período final de su gobierno- se transforme en una burguesía nacional rastrera que haga negocios gracias al control de la caja del Estado y la apropiación en sus manos de las fábricas que quiebran como Massuh y Papel Prensa. Tampoco puede permitir que los parásitos dueños de las privatizadas y el transporte se queden con miles de millones de dólares anuales en subsidios, y mucho menos, que la burocracia sindical y sus 100.000 pistoleros -que ya no alcanzan para doblegar la resistencia indomable de la clase obrera- se sigan llevando a sus bolsillos parte de los 4.500 millones de dólares que la patronal y el gobierno le entrega a través de las obras sociales.
Por eso EE.UU. dijo "basta" y puso sobre la mesa su verdadero plan. No tiene ninguna intención de seguir manteniendo el "pacto social" encabezado por los Kirchner, la patronal esclavista y la burocracia sindical y piquetera.
Es que en el medio de la crisis económica mundial y la crisis del frente exportador -que vive disputándose la renta agraria a dentelladas en momentos que la manta ya no los cubre a todos- el régimen del "pacto social" no le garantiza derrotar por un período histórico al movimiento obrero, cuando tienen que imponer más salarios de hambre, desocupación y tarifazos. Temen que sino derrotan al movimiento obrero rápidamente, los pistoleros de la burocracia -que tienen que seguir pasando más acuerdos de esclavitud y paritarias truchas- puedan perder el control sobre los trabajadores, y la resistencia se transforme en una abierta lucha política de masas directa contra el imperialismo, la patronal esclavista y el gobierno.
La burguesía aprendió muy bien que ante al agotamiento de un régimen kirchnerista -como el régimen menemista que viéramos agotarse en los ´90- que se apoya esencialmente en la estatización extrema de los sindicatos, y en el uso policial de la burocracia sindical, no puede venir un gobierno "republicano" tipo De la Rúa que no controle a los sindicatos y al movimiento obrero. Antes hay que derrotarlo, dividirlo, fragmentarlo, militarizarlo, pero esta vez ya no con los guardiacárceles de la burocracia, sino con la policía de uniforme. Todo gobierno "republicano" opositor de los gorilas de la UCR, de la Carrió, o Cobos, sólo podrá asentarse en un movimiento obrero militarizado como en Terrabusi.
Por lo tanto, cuando ya está llegando a su fin el kirchnerato, las empresas yanquis -con la embajada a la cabeza- están definiendo bajo qué condiciones puede ascender la oposición al poder en los próximos años, partiendo de que el gobierno de los Kirchner le garantizó muy bien hasta ahora sus ganancias y el control del movimiento obrero argentino.
Las empresas yanquis y sus monopolios instalados aprendieron muy bien que un nuevo gobierno de la "alianza" del campo y de las grandes transnacionales instaladas en Argentina, que comercian directamente con el mercado mundial, no se puede imponer sin antes blindar al régimen de la constitución del ´53, sin antes dividir al movimiento obrero, sin antes fraccionar y romper los sindicatos, es decir, sin antes imponer condiciones similares a la cuales está sometida la clase obrera chilena bajo el régimen cívico-militar de la concertación pinochetista.
Para controlar al movimiento obrero y heredar al kirchnerismo en crisis, lo que necesita el conjunto de la burguesía -sin correr el peligro de que antes le surja un nuevo 2001 y embestidas de masas- es crear las condiciones de derrotas tales en el movimiento obrero que les permita imponer un régimen al estilo del golpe de "la Libertadora" de 1955, donde las fábricas en lucha sean ocupadas por la policía bajo las órdenes de la casta de jueces videlista-peronista-radical, se liquiden todas las conquistas del movimiento obrero y con el fallo de "democracia sindical" de la Corte Suprema, se habilite la fragmentación del movimiento obrero y la formación de sindicatos amarillos pro-patronales por fábrica y establecimientos. Como parte de este plan político, la burguesía ya ha comenzado una campaña dirigida por el juez Oyarbide que intenta llevar a la cárcel a decenas de burócratas sindicales por los negocios de las obras sociales y la venta de medicamentos vencidos. La vocera de esta política de leña contra la clase obrera, "mani pulite" y "campaña moral" contra la pandilla de los Kirchner, es la agente del imperialismo yanqui y del monopolio Ford: Elisa Carrió.

Terrabusi entonces es un caso testigo, no sólo de una nueva ofensiva imperialista yanqui en su patio trasero, no sólo de un nuevo momento de la situación mundial en donde la burguesía mundial retoma confianza en sus fuerzas y lanza un contraataque para hacerle pagar al movimiento obrero su crisis, sino que es un caso testigo donde una fracción del gran capital financiero imperialista instalado en Argentina le intenta facilitar a las fracciones burguesas "opositoras" las condiciones estables de un nuevo régimen de dominio al fin del kirchnerato, impidiendo toda ofensiva de la clase obrera a la que hay que hacerle pagar todo el peso de la crisis.

COMITÉ REDACTOR

 

SEGUNDA EDITORIDAL

 

PESE AL DURO GOLPE A LOS OBREROS DE KRAFT, LA CLASE OBRERA COMIENZA UNA TENAZ RESISTENCIA. LOS GORILAS, LOS CARNEROS ROMPEHUELGAS DE LA BUROCRACIA, Y EL GOBIERNO DE LOS KIRCHNER NO PUEDEN PONERLE EL CASCABEL AL GATO

 

¡POR UN PROGRAMA Y UNA POLÍTICA PARA UNIR LAS FILAS OBRERAS! ¡PARA PONER DE RODILLAS A LOS EXPLOTADORES HAY QUE PREPARAR Y ORGANIZAR LO QUE SE MERECEN: LA HUELGA GENERAL!

 

CUANDO EL IMPERIALISMO YANQUI Y SUS SOCIOS LOCALES SE PREPARABAN PARA CONTINUAR SU OFENSIVA DESPUÉS DE RECUPERAR LA PLANTA, LA RESISTENCIA DE LA CLASE OBRERA, A PESAR Y EN CONTRA DE SUS DIRECCIONES, LE PONEN UN LÍMITE.

 

El imperialismo yanqui con el putch de Kraft y la policía logró desalojar a los obreros de Terrabusi, recuperar la fábrica y ponerla nuevamente a producir.
Toda la gran patronal esclavista, con el apoyo abierto de la UIA, declaraba que ese era el camino para que no se generalicen las comisiones internas, cuerpos de delegados y asambleas de fábrica que, sobrepasando y derrocando a los traidores de la burocracia, comenzaran a reclamar por demandas que, según dicen los patrones, son imposibles de dar.
US imperialism with the putch in Kraft and police manage to evicted Terrabusi's workers, recover the factory and put it back to work.
Es indudable la bronca y el odio en la base obrera -que la burguesía percibe con nitidez- luego de que la burocracia entregara las luchas una a una en las paritarias y dejando pasar centenares de miles de nuevos despidos en los últimos meses. La carestía de la vida y nuevos ataques de los capitalistas, en el medio de una lenta recesión que ha comenzado a profundizarse en Argentina, pueden desencadenar procesos de reclamos parciales como en Kraft y en el Subte, generalizar la lucha de los petroleros contra las paritarias de la burocracia en la Patagonia, reeditar la lucha del auténtico movimiento piquetero del norte de Salta, o la paliza dada a los burócratas sindicales por los metalúrgicos en Córdoba, tal cual veremos más adelante.
Es más, entusiastas gorilas de distintas cámaras empresarias llamaban a hacer un fondo para darle a Kraft todo el dinero de las multas que le cobraba el Ministerio de Trabajo, con el grito de "allí no se puede ceder un paso más".
Como dijimos antes, estaba claro que tras este ataque de Kraft lo que se perseguía era crear las condiciones -ante la perspectiva de un fracaso del régimen del pacto social de la burocracia sindical y la burguesía de los Kirchner- de militarización vía la gendarmería y la policía en las fábricas sublevadas, e inclusive, como dijimos, de fraccionar los sindicatos, y es más, hacer varios de ellos para dividir las filas obreras, y así abrir la posibilidad de la asunción -con un movimiento obrero derrotado, fracturado, dividido en decenas de sindicatos inclusive por fábrica- de una nueva alianza del frente de los gorilas de la UCR, la Carrió, los Binner y las demás burguesías "opositoras".
Son dos estrategias burguesas para contener y controlar al movimiento obrero y establecer un régimen de dominio en la Argentina bajo el mandato de la archirreaccionaria constitución del '53. El problema es que si bien la patronal logró derrotar la huelga y la toma de la fábrica con una feroz represión policial, ésta despertó el odio y la revulsión de todo el movimiento obrero, que de desarrollarse, podría encender la chispa que incendie de nuevo la pradera de la clase obrera argentina.
El plan del imperialismo y toda la burguesía argentina cipaya era imponerle estas condiciones a todo el movimiento obrero. Pero cuando pensaban que ya habían definido la situación a su favor porque lograron quebrar la huelga de los trabajadores, no sólo se encontraron con que los despedidos continuaron luchando, sino también con que la lucha tenaz y heroica de los trabajadores de Terrabusi por más de 40 días había despertado el entusiasmo de fuerzas superiores que entraban al combate, que sentían esa lucha como propia porque expresaba todo el odio de las masas contra el imperialismo, el gobierno, la burocracia sindical y piquetera, y concentraba las demandas por trabajo, salario y contra los despidos del conjunto de la clase obrera.
Con fino instinto contrarrevolucionario, sectores burgueses a través del diario La Nación comenzaban a hablar de "desbordes sociales"; mientras el ministro Tomada hablaba del "peligro" de la coordinación nacional de los piquetes y la presidenta desde Córdoba llamaba públicamente a impedir que se corte una sola ruta más. ¿A qué obedecía este temor de la burguesía? La preocupación se debía a que la chispa de la lucha de Terrabusi había comenzado a encender el "pasto seco" de todo el movimiento obrero argentino. Es que bajo el feroz látigo del capital, a pesar y en contra de las direcciones que tienen a su frente, sectores de la clase obrera comenzaban a trazar un camino que tendía a la unidad de los que luchan.
Luego de haber impuesto las paritarias truchas y la paz social para todos los trabajadores petroleros, hace semanas atrás, la base de los trabajadores petroleros patagónicos se tomó los sindicatos en contra de las paritarias truchas y la "paz social" firmadas por la burocracia de Segovia, marcándole un camino a todo el movimiento obrero.
Mientras el plan de la patronal es aumentar a un grado superior los más de 400.000 despidos de los últimos seis meses, llevando así el ejército industrial de reserva a millones de trabajadores desocupados, y en medio de que la patronal y el gobierno buscan liquidar los miserables "planes trabajar", el movimiento piquetero del Norte de Salta vuelve a ponerse de pie. En la localidad de Aguaray, trabajadores desocupados realizaron bloqueos y piquetes en las puertas de la petrolera yanqui Pan American, peleando por trabajo genuino. Lo mismo pasó en Mosconi y Tartagal, donde hubo cortes de ruta.
También lo pudimos ver en el Subte, donde los trabajadores que estaban peleando por el reconocimiento de su Cuerpo de Delegados en contra de los matones de la burocracia de la UTA con un plan de lucha tirándose a las vías y que tuvo su punto más álgido en el paro del miércoles 7, marcharon por las calles unidos a los obreros de Terrabusi gritando "Subte y Terrabusi son una misma lucha" y en las puertas del Ministerio de Trabajo cantaban "Estos yanquis de mierda nos quieren echar, si nos echan que quilombo se va armar".
Asimismo frente al quiebre de las cajas provinciales cuya máxima expresión se da en la provincia de Córdoba, los estatales, los municipales y los trabajadores del transporte pararon y se movilizaron por el centro de Córdoba capital. El gobierno largó a nivel nacional la "reforma educativa de la escuela secundaria", pero de manera independiente de la burocracia, los docentes intentan enfrentar la nueva ley de educación patronal y los estudiantes del Nacional Buenos Aires por sus reclamos se tomaban la escuela. Así también, en respuesta al ajuste en el presupuesto nacional del sistema de salud y la debacle de los hospitales provinciales, los trabajadores de la salud salieron al paro en todos los hospitales de la provincia de Buenos Aires y se autoconvocaron por fuera de la burocracia en Tucumán.

LUEGO DE REESTABLECER LA PRODUCCIÓN EN TERRABUSI CON LOS DESPEDIDOS AFUERA, LA BURGUESÍA SE DIVIDE ALREDEDOR DE CUÁL ES LA MEJOR FORMA PARA DERROTAR A LA CLASE OBRERA

Una vez que dejaron a los obreros trabajando bajo el látigo de los capangas, sin su comisión interna y con la planta militarizada, una vez que todas las patronales del campo y la ciudad coinciden y festejan esta derrota de los obreros de Terrabusi dentro de la fábrica, mientras el gobierno abarrota de gendarmes la Panamericana para impedir un solo corte más, en las fuerzas de la gran burguesía esclavista, de sus monopolios y transnacionales de distintas banderas se ha abierto una discusión. Ésta se reduce a cuál es la mejor forma de derrotar no sólo a los obreros de Terrabusi, sino a toda la vanguardia y a lo mejor de la clase obrera argentina.
La patronal de Kraft y la embajada yanqui, representante de las 155 empresas norteamericanas instaladas en Argentina, han dicho, "hagamos lo de Kraft en todos lados". La patronal yanqui exige generalizar lo de Terrabusi a todo el movimiento obrero ya, sin dilaciones.
Otras fracciones burguesas, entre ellas el gobierno, plantean que esa relación de fuerzas conquistada en Terrabusi y en múltiples derrotas parciales infligidas a la clase obrera en el último período, no han sido suficientes para dejar al proletariado totalmente fuera de escena y agotar sus fuerzas, como para poder generalizar ya, en un solo acto, un ataque en toda la línea. Y sobre todo en momentos en que hay que atacar a las clases medias con los tarifazos e impuestazos, lo que puede traer el peligro de que éstas se dividan y un sector se una a la lucha de la clase obrera como en el 2001, y en momentos donde además deben atacar a las capas altas de la clase obrera con el impuesto a las ganancias, ese verdadero impuesto al salario que absorberá los miserables aumentos conseguidos en las últimas paritarias.
¿Cuál es el plan entonces de los otros monopolios y las otras patronales nativas para derrotar a la clase obrera? Una vez que la huelga de Kraft fue quebrada y la fábrica está produciendo, el plan es que entren la mitad de los delegados y una parte de los despedidos, pero por cuenta de la Justicia y el Ministerio de Trabajo. Así le quieren hacer creer a los obreros que los despedidos y delegados que son reincorporados no lo hacen gracias a la lucha y el sacrificio de los obreros de Terrabusi ni a la gran solidaridad que recibieron de los distintos sectores obreros en lucha, sino que regresan gracias a la "bondad" del Ministerio de Trabajo, de los jueces, y de los ahora "aliados" Moyano y Daer.
Es decir que se trata de otra forma de derrotar a los obreros de Terrabusi, y sobre todo a lo mejor de la clase obrera argentina. ¿Por qué? Porque con este plan no solamente quedarían parte de los obreros y delegados en la calle, sino que los delegados que entran, quedarían sometidos al Ministerio de Trabajo y a los jueces, y no a la base obrera que los votó. Y lo que es más grave, los mismos que le provocaron semejante derrota a los trabajadores de Terrabusi y a los luchadores obreros, como el Ministerio de Trabajo, los burócratas como Daer, y los jueces que mandaron a la policía a apalear a los obreros, serían ahora los "buenos" y "democráticos", y todas estas fuerzas de gorilas y burócratas traidores adquirirían legitimidad para volver a atacar futuros levantamientos de la clase obrera.
Los dos planes de la patronal esclavista y sus fracciones son: "te derroto en Terrabusi y te hago comer la misma derrota en todos lados", como programa de máxima; y como programa de mínima "si no puedo hacerte pasar lo mismo en todos lados, quedo en las mejores condiciones con mis jueces represores, con mis burócratas sindicales y sus pistoleros a sueldo, con mi gerente de recursos humanos de toda la burguesía argentina que es el Ministerio de Trabajo, para derrotarte en 100 nuevas Terrabusi".
De allí que se torna criminal la política de la izquierda reformista argentina que no alerta a la clase obrera de estos 2 planes para derrotarla, que no plantea las condiciones reales del combate establecido entre las clases en Argentina, y que por lo tanto no puede abrir un camino para reagrupar la resistencia y a las filas obreras y preparar una lucha decisiva.
Porque la crisis económica mundial -y eso es lo que preanuncia Terrabusi- la pagan ellos, los patrones, o la pagan los trabajadores. Y esto se resuelve -como lo dice el dueño de Kraft en EE.UU., Warren Buffet, que "si en América se está librando una guerra de clases, mi clase la está ganando claramente"- en la guerra de clases, no en los ministerios, ni en los juzgados, ni en las conciliaciones obligatorias, que no son más que instrumentos de los Warren Buffet, los Kirchner, la UIA y la patronal esclavista para ganar su guerra de clases contra la clase obrera.
Lo que la clase obrera necesita es una dirección que esté a la altura de esta guerra de clases que nos han declarado, así como los patrones tienen a los Warren Buffet, a los Kirchner, a los Tomada, a sus políticos patronales, a sus gobiernos, estados y jueces. Es decir el proletariado necesita un programa y una estrategia para triunfar.

HAY QUE PONER EN PIE UNA ESTRATEGIA OBRERA PARA TRIUNFAR INDEPENDIENTE DE LOS PATRONES SUS FRACCIONES POLÍTICAS, EL ESTADO, SUS JUECES Y MINISTROS. TROTSKISMO VERSUS REFORMISMO.

En esta guerra de clases se trata de ver quién arrodilla a quién. ¿Cómo negocia la patronal? Con la policía en la fábrica, con la interna despedida, con la pistola en la sien de la clase obrera, con el pie en el pecho y peleando por todo para arrancar lo más mínimo.
La burocracia sindical y el reformismo de la izquierda argentina no le permiten a la clase obrera pelear de la misma forma que lo hacen los explotadores, o sea peleando por todo.
Hablemos claro. La izquierda viene diciendo que hay que acumular poder fábrica por fábrica. Se ha negado consecuentemente, con la excusa de que no hay condiciones, a unificar la lucha de la clase obrera. Ahí está Fate derrotada, y los obreros de Fargo, Volkswagen y Ford aislados, separados de la lucha de los obreros de la carne. Las condiciones para una coordinadora en la zona norte del Gran Buenos Aires no sólo estuvieron maduras, sino que ya se han descompuesto y ha quedado aislada Terrabusi para que el gobierno y la patronal concentren sus fuerzas para pasar al ataque allí.
Pese a ello, los obreros del Subte enfrentan a la burocracia, los obreros petroleros de la Patagonia se vuelven a sublevar y a ocupar los sindicatos, en el norte, en Aguaray, vuelve a surgir el movimiento piquetero. En centenares de fábricas y establecimientos hay listas e inclusive comisiones internas opositoras a la burocracia de la CGT y la CTA.
¿Qué impide que desde Terrabusi y el Subte se convoque a un gran Congreso de trabajadores ocupados y desocupados contra la burocracia para parar los despidos, luchar por trabajo digno para todos, conquistar los $4500 de salario mínimo para todo el movimiento obrero y derrotar el impuestazo? Es más, ¿qué impide que nos reunamos ya en este Congreso, como hiciéramos en la Primera y la Segunda Asamblea Nacional Piquetera en el 2001, donde se unificaban los obreros ocupados y desocupados, y los piquetes y la cacerola, y que inclusive se realice en el Luna Park o en alguna cancha de fútbol?
A no dudarlo que esto llenaría de entusiasmo a todo el movimiento obrero y surgirían miles de comités de fábrica o de establecimientos que pondrían a la orden del día el derrocamiento de la burocracia sindical en todo el movimiento obrero de todo el país. El movimiento de desocupados podría levantar cabeza y volver a la lucha por trabajo digno organizando los comités de despedidos junto a todas las comisiones internas del movimiento obrero argentino.
¿Qué nos dirán? ¿De nuevo que no hay condiciones? Pero observen bien, obreros y estudiantes revolucionarios de Argentina, cómo la burguesía en cada derrota parcial que nos impuso concentró sus fuerzas y dispersó las de la clase obrera; cómo utiliza todo, sus policías, Ministerios de Trabajo, sus jueces que mandan a reprimirnos y nos meten presos como en Las Heras o Terrabusi cuando vienen a por todo, o nos mandan jueces o fallos del ministerio que nos someten para darnos concesiones que no son más que triunfos parciales que preparan derrotas estratégicas. Ellos pelean por todo. En Terrabusi golpearon la mesa y dijeron "a partir de ahora los patrones echamos cuando queremos y los obreros van a trabajar las horas que nosotros queremos".
Ha llegado la hora de conquistar un reagrupamiento de las filas obreras que actúe al nivel de la prepotencia, del cinismo y caradurez de los explotadores, y que diga la verdad. Nuestra lucha es por todo. Es por expropiar Kraft, a todas las transnacionales, y a las 2000 familias que manejan el campo argentino, para darle pan y alimento barato a todo el pueblo pobre de la nación.
En esa lucha, peleando por expropiarlos y por tomar el poder, los obreros no desecharemos arrancarles tal o cual concesión. Pero sabemos muy bien que si no los derrotamos y tomamos el poder, todo lo que hoy conseguimos mañana lo vamos a perder.
Esto es lo opuesto a lo que proclama la izquierda reformista, que dice que peleando por lo mínimo se consigue lo mínimo; cuando es al revés, los patrones sólo dan lo mínimo -como la reincorporación de los despedidos- cuando ven el peligro de perder todo, inclusive su propiedad.
Estamos en el momento en donde se agota el reformismo, donde no pueden hacer pasar las limosnas como reformas a la clase obrera ¡Basta de propinarle derrotas a nuestra clase! Hay que escribir las condiciones de la victoria ¡Hay que concentrar las fuerzas en Terrabusi y en el Subte por el reconocimiento de su cuerpo de delegados, en Aguaray en el norte y con los petroleros de la Patagonia! La necesidad de poner en pie un Frente de Lucha es imprescindible. Pero, para ello no se puede hacer pasar a los enemigos de la clase obrera como sus aliados, a los que apoyaron abiertamente la represión y los palazos contra la clase obrera en Terrabusi como Moyano y Daer, y los que se escondieron como ratas bajo la alfombra como Yasky y De Genaro, como lo hicieron el 20 de diciembre de 2001 llamando servicios de inteligencia a quienes combatían y morían en la Plaza de Mayo ese día.
Poner en pie ya un Frente de Lucha está al alcance de la mano. El llamamiento a la III Asamblea Nacional Piquetera de trabajadores ocupados y desocupados que sea un polo contra la burocracia sindical en todas sus alas, fracciones y agrupamientos, no se puede postergar por un segundo más.
Bajo estas condiciones de ataque del frente burgués la clase obrera debe cambiar su dirección, si realmente quiere pelear. Los obreros perciben que el ataque ya está acá. Esto es serio y grave. En los barrios ya se ve de nuevo al vecino desocupado a las 10 de la mañana en la puerta de la casa. En estas condiciones de la crisis que ha comenzado y de la guerra de clases declarada contra la clase obrera, nuestra clase y los explotados necesitan que se les hable en el lenguaje de la crisis y de la guerra de clases. Porque el obrero sabe que para parar este ataque hay que preparar una gran lucha.
Y lo intentó hacer en Paraná Metal, y lo intentó hacer en Iveco y en la Volkswagen en Córdoba; se sublevaron los petroleros de la Patagonia retomando el camino de los petroleros de Las Heras -que hoy siguen siendo perseguidos y procesados-; en el norte de Salta se vuelve a pelear por trabajo digno para salir del estrangulamiento que significa el verso de las cooperativas y el "socialismo de mercado" de los sirvientes del estado burgués que pagan la jornada de 10 ó 12 horas de trabajo con miserables planes trabajar de $150.
Los combates de Terrabusi y el Subte, el ataque de la burguesía, la tendencia a la unificación de las luchas obreras ha puesto a la orden del día la necesidad de un nuevo reagrupamiento de las filas obreras que conquiste las condiciones para marchar a los sindicatos y que, con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes, se reabra el camino a la huelga general, coordinando a los que luchan y preparando las condiciones para una contraofensiva obrera y popular que vuelva a abrir el camino de la lucha por "¡que se vayan todos y que no quede ni uno solo!".
El otro camino es el del reformismo, el que "lucha" por el socialismo en los días de fiestas y para las calendas griegas, y todos los días se somete a la patronal "del campo" o como ala izquierda de presión a la burguesía de los Kirchner, que busca "fallos históricos" de los jueces "progresistas" y que las Legislaturas de los patrones expropien a los capitalistas. Tienen prohibido, por orden del estado burgués, impulsar cualquier reagrupamiento de las filas obreras que ponga en cuestión a la burocracia sindical y sus pistoleros. Y mucho más tienen prohibido poner como tarea inmediata la lucha por la huelga general, porque eso significaría romper con sus jefes del Foro Social Mundial que los mandan a actuar como ala izquierda de las patronales "bolivarianas" archirreaccionarias y archimillonarias como los Kirchner, como la nueva burguesía de yuppies de Venezuela -los más grandes vendedores de petróleo a EE.UU.- y la nueva burguesía de la coca en Bolivia, que con ropaje indigenista, asociada a la Totalfina, se reparten los negocios de los hidrocarburos, mientras los obreros y campesinos pobres siguen calentando su comida con bosta de llama.
Trotskismo o reformismo. Son las dos alternativas para el movimiento obrero. Y no son nacionales, son internacionales. Los trotskistas que combatimos por refundar la IV Internacional nos hemos reagrupado en la Fracción Leninista Trotskista Internacional junto a obreros revolucionarios de África, EE.UU., Oceanía y América Latina.
Como parte de esta pelea hemos dado un enorme salto en el reagrupamiento internacional de los revolucionarios con los trotskistas japoneses de la JRCL, un partido que influencia a sectores de masas del proletariado japonés, para llevar adelante un combate internacionalista común contra la burguesía imperialista, sus socios menores de las burguesías nativas y las direcciones traidoras que son sus agentes al interior del movimiento obrero. Asimismo iniciamos una ofensiva común con los trotskistas de Zimbabwe para marcar a fuego ante la vanguardia africana y mundial a los dirigentes traidores de la ISO de Zimbabwe y a sus jefes en Londres de la IS del SWP ingles, entregadores de la revolución de Zimbabwe como parte de la revolución africana. Y también como parte de esta ofensiva internacionalista de la FLTI se ha fortalecido el núcleo de los trotskistas del HWRS en el corazón mismo de la bestia imperialista yanqui.
Sabemos que en estas condiciones de crisis y crac el reformismo se expone y se condena a sí mismo ante las masas. Pero también sabemos que lo hace y lo hará propinándole duras derrotas a nuestra clase.
Está a la orden del día un rápido y resuelto reagrupamiento de las filas obreras bajo un programa revolucionario internacionalista para la clase obrera argentina. Todo intento de lo mejor de la vanguardia obrera y juvenil por poner en pie una fracción internacionalista del proletariado y de la vanguardia para entrar en la guerra de clases, que no hace más que profundizarse, son llevados una y otra vez a un callejón sin salida por las corrientes obreras reformistas, bajo las órdenes de la burocracia castrista restauracionista, o de las burguesías "bolivarianas".
Contra éstas, todas nuestras fuerzas están puestas para que la clase obrera ponga en pie sus organismos de coordinación, autodeterminación y democracia directa para recuperar sus sindicatos, comisiones internas, para organizar ya a los millones de desocupados y obreros en negro dejados como pobres diablos y abandonados por la burocracia sindical y el reformismo, que tan sólo se alimenta con limosnas del estado burgués.
Combatiendo por refundar nuestro partido mundial, la IV Internacional, dando pasos decisivos en ese camino como los estamos dando, sabemos que ha llegado y llegará la hora en que el reformismo estalle en veinte mil pedazos y el movimiento revolucionario, que tiene las condiciones de la victoria, podrá abrir su camino a las masas y a lo más perspicaz de la vanguardia obrera y juvenil, bajo un programa que será internacional para triunfar o no será nada.
Todas nuestras fuerzas, mientras combatimos por nuestras convicciones, estarán puestas en pedir tan sólo un puesto de lucha para poder convencer desde el mismo de la justeza de la estrategia y el programa de los trotskistas.

COMITÉ REDACTOR

 

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