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Columna de Opinión- Debate
- 10 de junio de 2020

Por Rogelio Romero

Publicado por Avanzada Obrera – Lista Negra del Astillero Río Santiago

El mundo ya no es el mismo
El miedo cambió de bando

El presente artículo tiene el objetivo de abordar los elementos contextuales y de situación que subyacen en la lucha reciente del movimiento negro y aportar al debate estratégico en torno a dicho proceso como parte de los test ácidos de la lucha de clase internacional que los revolucionarios debemos responder como parte de nuestro combate por la refundación de la Cuarta Internacional, el Partido Mundial de la Revolución Socialista. El mismo se suma a la serie de artículos polémicos escritos por Rosa Roja de Avanzada Obrera contra la política del PTS y la Fracción Trotskysta en torno a su actitud ante el estado imperialista yanqui y el movimiento negro, polémica que bien puede hacerse extensiva al conjunto de la izquierda reformista en general y a la totalidad de las corrientes nacionales e internacionales que hemos dado en llamar “los renegados del trotskismo”.
La tortura  por asfixia y el posterior asesinato de Georges Floyd por la policía de Minneapolis, ha colocado nuevamente  en el primer plano la situación de los negros no solo en los EEUU sino en el mundo entero.
La lucha histórica del movimiento negro por sus derechos, contra la opresión y la superexplotacion como fuerza de trabajo dentro de las fronteras de la  potencia imperialista dominante en el planeta, a la que se suman hispanos y asiáticos,  viene a incorporar, en estos tiempos, a la emergencia del movimiento de los Chalecos Negros en la Francia colonial e imperialista, fenómenos ambos que expresan un salto en el combate antiimperialista de los esclavos coloniales, las capas más explotadas y oprimidas del proletariado por el imperialismo, como expresión de un persistente proceso de radicalización y lucha y como continuidad de los múltiples levantamientos revolucionarios en los que las masas impusieron su impronta de una indiscutible lucha política, identificando con claridad al enemigo,  durante el año 2019, cuestión que vimos en Haití, Hong Kong, Irán, Irak, Líbano, Colombia, Méjico, Ecuador, Chile.
¿Brutalidad policial?, ¿Racismo? ,  etc.  son algunas de las preguntas que se hacen los medios de comunicación burgueses que informan al mundo entero sobre los acontecimientos en EEUU, junto a ellos repiten la misma interrogante las principales publicaciones de la izquierda reformista. Algunas con algo más de “audacia” se interpelan: ¿revuelta, motín, revolución?
Los medios burgueses hablan como siempre lo hacen: revueltas, saqueos, motines, vandalismo, y de esta manera ocultan con sus propias argumentaciones, como lo hace también el pacifismo de la izquierda reformista, la crucial importancia nacional e internacional que presentan estos acontecimientos no solo al interior de las fronteras de la potencia imperialista dominante, EEUU, sino que como una chispa que incendia el pasto seco, cruza los mares y se hace oír en el resto del planeta. Es la importancia de estos acontecimientos, lo que le confiere a los mismos el carácter de revolución, mas estrictamente de “Jornadas revolucionarias”, ya que en sí mismas presentan todos los elementos de una revolución (sin ser aún “la revolución”).
EL MIEDO CAMBIÓ DE BANDO
“Estamos ante un punto de viraje de la historia”, solía afirmar Lenin frente a acontecimientos similares hace más de un siglo; fuimos testigos por millones como las masas en su lucha en pocos días se han elevado a etapas superiores en el enfrentamiento con el régimen de dominio imperialista en los EEUU. Desde manifestaciones de protesta relativamente pacíficas a descargar la furia contra los principales emblemas y símbolos del poder imperialista (bancos, grandes tiendas, empresas multinacionales); desde enfrentamientos con la policía y los supremacistas blancos en las calles, a marchas multitudinarias que rodeando la Casa Blanca obligaron al presidente Donald Trump a huir como una rata escondiéndose en un bunker por su seguridad; desde la quema de banderas norteamericanas  hasta la constitución de piquetes de autodefensa desfilando armados por las calles del país, tal ha sido la tónica de los acontecimientos y de las jornadas yanquis dándole a las mismas indudablemente el carácter de revolucionarias, esto sin nombrar las decenas de luchas del movimiento obrero contra la precarización y la explotación laboral.
UNA VEZ MÁS: EL MIEDO CAMBIÓ DE BANDO
De forma similar a muchos kilómetros de allí, en Francia “ardían las calles de París” con la emergencia del movimiento de Chalecos Negros, una expresión de lo más explotado y oprimido del proletariado francés. “Los parisinos han vuelto a las calles con más rabia. Barricadas, incendios y actos violentos para expresar el hartazgo por el racismo dejaron un saldo de dos policías heridos y 18 manifestantes detenidos de 20.000 participantes”; “Las protestas se extendieron además en las ciudades Lille, Lyon y Marsella…”; “Hoy no se trata solo del combate de la familia Traoré, se trata del combate de todos ustedes (…) Hoy cuando peleamos por Georges Floyd, peleamos por Adama Traoré.” “Revolución o Todo el mundo odia a la policía  fueron los gritos de batalla entre la multitud” son algunos de los informes que se pueden leer en la prensa.
DEMANDAS PARCIALES Y LA LUCHA POR LA REVOLUCIÓN PROLETARIA
¿Opresión racial?  ¿Brutalidad policial? Para responder a esta pregunta que como afirmación sostiene el PTS argentino y la Fracción Trotskista, vamos a citar el comentario que el compañero Iván León  realizara en una publicación en la red social Facebook el día 4 de junio. “Para el PTS e Izquierda Diario estamos tan solo ante una cuestión de opresión racial, que evidentemente nadie puede negar.” (…) “El odio racial al negro es una política del estado yanqui para esclavizar ayer y explotar hoy al pueblo negro en EEUU y en todo el mundo!!!!”  (…) “La lucha por la liberación del pueblo negro es parte decisiva de la guerra de clases (…)”   “El PTS quiere desviar… la guerra de clases a tan solo una demanda mínima de lucha anti racial”.
Contrariamente a los dichos del PTS, afortunadamente el movimiento socialista revolucionario desde la época fundacional con Marx y Engels cuenta con un poderoso arsenal teórico y político para dar respuesta a las charlatanerías reformistas de su red virtual de diarios y grupos afines. Desde los programas de autodeterminación nacional y su lucha contra el proudhonismo ante la cuestión nacional (de la opresión),  a la premisa  fundamental del internacionalismo y el socialismo enarbolada por Marx “que no puede ser libre un pueblo que oprime a otros pueblos”; desde las elaboraciones de la cuestión nacional para la época  imperialista que realizaran Lenin y la Tercera Internacional con “La revolución socialista y el derecho de las naciones a la autodeterminación” (Enero- febrero de 1916), “El balance de una discusión sobre la autodeterminación (Julio de 1916), “Las tesis sobre el problema nacional y colonial” escritas por Lenin para el Segundo congreso mundial de la Tercera Internacional en 1920, y donde uno de los puntos de debate constituye los negros en Norteamérica, “Las Tesis sobre la Cuestión negra” aprobadas en el Cuarto Congreso de la Tercera Internacional en 1922, sin olvidar las elaboraciones programáticas de la Cuarta Internacional sobre “la cuestión de los negros en EEUU” de la década del 30 del siglo XX, se le prestó suficiente atención a este tema y su indiscutible conexión entre “la revolución socialista y  la lucha  por la democracia” , llegando a plantear  que: “En la práctica, el proletariado solo puede conservar su independencia subordinando su lucha por todas las reivindicaciones democráticas, sin excluir la república, a su lucha revolucionaria por el derrocamiento de la burguesía” como sostiene Lenin en sus escritos de 1916.
PTS, Fracción Trotskysta, izquierdas reformistas varias de renegados del trotskismo,   ¿está claro cómo luchar por las demandas democráticas en la época de dominio del capital financiero? , ¿Recuerdan el capítulo del Programa de Transición sobre el “programa mínimo” y su relación con la revolución proletaria?
Una vez más, PTS perdido en la 5° Avenida, enceguecido por las marquesinas de las grandes tiendas, no encontró la ruta  al Bronx, es decir abrirse un camino hacia las capas más explotadas y oprimidas del proletariado que, luego de 400 años de ira protagonizaron 6 magnificas jornadas de lucha revolucionaria, con marchas multitudinarias en más de 20 estados y  cuyos fuegos aun calientan las calles de los EEUU y numerosas ciudades y capitales del mundo.
El asesinato, posterior a la tortura por asfixia, de George Floyd fue “la chispa que encendió la pradera” que fue creciendo durante 400 años, el estallido no sucedió como el de un rayo en el cielo sereno, fue precedido por décadas de lucha, algunas muy intensas, de características revolucionarias como las de la década del 60 en el siglo XX, que dejaron junto a miles de ellas una gran combatividad y conciencia que se va trasmitiendo por generaciones en los afroamericanos, que es esta oportunidad junto a sus aliados del resto de las capas súper explotadas de la clase obrera y  a la emergencia de una fracción de vanguardia en el proletariado blanco que acompañó todas sus luchas peleando palmo a palmo con la policía, la guardia nacional y los fascistas. E ahí el camino para forjar la unidad de las filas obreras rotas por la podrida burocracia sindical y la aristocracia obrera enrolada en las filas de la AFL-CIO y el reformismo que puso en un primer momento las fuerzas del proletariado a los pies de la burguesía “opositora” de los demócratas yanquis y Sanders.
Nos hemos detenido con particular énfasis en este punto, porque ningún partido, grupo o militante comunista e internacionalista que quiera ubicarse en el sentido estratégico de la revolución socialista internacional, puede hacer caso omiso, como lo hace el reformismo de “la cuestión negra”, una capa fundamental de la clase obrera internacional, la más explotada y oprimida en todo el planeta, la peor paga y la que es depositaria de los peores trabajos en la sociedad burguesa; arrancada de su país natal, África, hace 4 siglos, para ser esclavizada en América al servicio de la acumulación capitalista y sobre cuyas espaldas laceradas a latigazos se edificaron, junto a los proletarios asiáticos, la “pujanza” de los EEUU de América del Norte y que como hace 400 años, en el presente mueren en los mares en barcazas de traficantes de esclavos modernos o en los alambrados en las islas del mediterráneo  que separan las fronteras de la culta, humanista, laica y moderna Europa de la bárbara África negra.
Sin tener en cuenta este destacamento primordial de nuestra clase, una clase internacional, no se puede empezar a hablar en un sentido serio de la revolución en África, en América del Sur, en las Antillas, el Caribe, Centroamérica, EEUU y en los países de la Europa imperialista articulados en el eje franco alemán y en Gran Bretaña, es decir en los países y estados que en el siglo XIX constituían mayoritariamente los viejos imperios coloniales que con regla y compas se repartieron los territorios del continente África para saquearlo, luego de haberlo ahogado en sangre secuestrando y torturando a su población originaria con el comercio de esclavos al “Nuevo Mundo” durante más de tres siglos (recordemos de paso que la esclavitud en algunos países de América fue abolida en las postrimerías del siglo XIX).
EL MUNDO YA NO ES EL MISMO
En lo que sigue intentaremos describir de manera sintética y esquemática, ya que un desarrollo más profundo excede las fronteras de este artículo, los elementos estructurales, políticos y de situación en los que se inscribe esta nueva fase del ascenso obrero y popular en puntos clave del planeta, como es la emergencia de la lucha en los países imperialistas y que, como componente fundamental del período previo, pone en el orden del día y en el centro de gravedad de la política de los revolucionarios la lucha por la revolución socialista mundial.
El sistema capitalista mundial, en su etapa imperialista, fase de descomposición y decadencia, ingresó desde el año 2008 en una nueva crisis de la economía mundial, una crisis que muchos coinciden en catalogar como superior a la de 1929-1930.
Esta crisis de carácter estructural, que afecta a todas las esferas de la economía se manifiesta como una clásica crisis de sobreproducción, consecuencia directa de la anarquía en el modo de producción capitalista, de una sobreacumulación de capitales y mercancías en las ramas de producción que dan ganancias (el motor de toda inversión de capital),  en la que sirva como ejemplo el derrumbe a precios negativos del principal comoditie de la economía burguesa, es decir el petróleo, situación que arrastra a la baja por precios de las principales materias primas en una economía que se encuentra en un franco proceso recesivo que amenaza con transformarse en una depresión abierta, causa y consecuencia del achicamiento del mercado mundial.
A la crisis le siguió la guerra comercial entre Europa y EEUU a partir de la instalación del gobierno de Trump en los EEUU; ésta y aquella significaron un duro golpe al “equilibrio capitalista” mundial que al afectar a todos los estados imperialistas generó una crisis de dominio imperialista, una crisis política que sumada a la crisis social generada por el impacto de la bancarrota económica abrió, en la situación mundial, condiciones objetivamente revolucionarias con divisiones en las fracciones burguesas y apertura de procesos revolucionarios (consecuencia de la resistencia de las masas).
La base objetiva, material, de todo este proceso de la economía en la época imperialista donde lo que prima es el “antagonismo mundial”, entre las distintas potencias que se han repartido el mundo en zonas y esferas de influencia,  muy lejos de la visión “armónica” sobre el desarrollo de las fuerzas productivas que sostienen los académicos burgueses y los reformistas socialdemócratas, la explica León Trotsky en los siguientes términos: “Uniendo en un sistema de dependencias y contradicciones países y continentes que han alcanzado grados diferentes de evolución, aproximando los diversos niveles de su desenvolvimiento y alejándolos inmediatamente después, oponiendo implacablemente todos los países entre sí, la economía mundial se ha convertido en una realidad poderosa que domina la de los diversos países y continentes. (…) Llevando la economía mundial en bloque al desarrollo supremo que puede alcanzar, basándose en la propiedad privada, el imperialismo (…) agudiza extremadamente la contradicción que existe entre el crecimiento de las fuerzas de producción de la economía mundial y las fronteras que separan naciones y Estados.
No es posible dar un solo paso hacia la solución de los grandes problemas de la política mundial y de la lucha revolucionaria sino se asimila bien esta tesis, que apareció por primera vez con toda claridad ante la humanidad en el curso de la última guerra imperialista” (guerra de 1914-1918).
Son estas condiciones objetivas, las que al decir de Lenin “los de arriba no pueden (seguir gobernando y dominando como antes) y los de abajo ya no quieren seguir viviendo como hasta entonces” , condiciones que emergen independientemente de “nuestra voluntad” y como consecuencia del ataque capitalista a las masas y su capacidad de resitencia al mismo las que tiñen el conjunto de la situación en la que el enfrentamiento entre las clases comienza e desarrollarse en su máxima agudeza. Una segunda ola ha comenzado como continuidad de la primera, puesto que tal como sostiene nuestro Programa de Transición: “La economía, el Estado, la política de la burguesía y sus relaciones internacionales están profundamente afectadas por la crisis social que caracteriza la situación prerrevolucionaria de la sociedad. El principal obstáculo en el camino de la transformación de la situación prerrevolucionaria en revolucionaria consiste en el carácter oportunista de la dirección proletaria, su cobardía pequeñoburguesa ante la gran burguesía y la traidora conexión que mantiene con ella en su agonía”.
La ofensiva capitalista contra la clase obrera, las masas y los pueblos oprimidos del mundo, la guerra comercial entre EEUU y Europa por el mercado mundial y las áreas de influencia, rompieron “la paz social”, abrieron brechas “en las alturas” cada vez más profundas y entre ellas emergió la clase obrera dando miles de combates para defender sus derechos y conquistas atacados por un sistema y una clase social en franca decadencia y descomposición, en putrefacción, cuyas características tiñen el conjunto de la etapa como “contra reformista” y las acciones de las masas como si estuviéramos ante la presencia de las mareas que lo inundan todo.
La lucha por la revolución socialista internacional está a la orden del día, sin embargo esta “no es un acto único, ni una batalla en un frente aislado, sino toda una época de agudos conflictos de clases, una larga serie de batallas en todos los frentes, es decir, en todos los problemas de la economía y la política, batalla que solo pueden culminar con la expropiación de la burguesía” como nos legara Lenin en 1916.; en ese sentido sostenemos, junto a Trotsky : “La situación es tan revolucionaria como puede serlo con la política de los partidos obreros. Lo más exacto es decir que la situación es prerrevolucionaria. Para que esta situación madure, hace falta una movilización inmediata, fuerte e incansable de las masas en nombre del socialismo. Esta es la única condición para que la situación prerrevolucionaria se vuelva revolucionaria”. En su desarrollo, el factor determinante es el del carácter de los programas y las direcciones que los explotados tienen al frente, ya que “no debemos olvidar que a la situación revolucionaria la definimos políticamente, no solo sociológicamente, y aquí entra el factor subjetivo, el cual no consiste solamente en el problema del partido del proletariado, sino que es una cuestión de conciencia de todas las clases, por supuesto fundamentalmente del proletariado  y su partido”.
Bajo estas condiciones, si el proletariado como vanguardia del conjunto de las masas explotadas y oprimidas, no logra liquidar la propiedad privada de los medios de producción, destruyendo el estado burgués, imponiendo su dictadura basada en organismos de democracia directa (soviets) y milicias armadas, será la burguesía la que descargue sobre las masas todo el peso de la crisis, la catástrofe y la bancarrota capitalista, empujando a las masas por el camino de las guerras y la barbarie. Una vez más se pone a la orden  del dia la definición que la Cuarta Internacional realizara en su documento fundacional en 1938: “la crisis histórica de la humanidad se reduce a la crisis de dirección revolucionaria del proletariado”, y una vez más nos pone a los revolucionarios ante la urgente e impostergable tarea de resolverla.

Rogelio Romero

 

 

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