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¡Un puñado de becas y millones de dólares más de subvención a los empresarios de las universidades privadas no son ninguna educación gratuita!

La “gratuidad” de la Bachelet en el mejor de los casos cubrirá a un 16% de los actuales estudiantes de la Educación Superior. ¡Son menos de 180.000 becas cuando en la realidad hay más de 1.100.000 estudiantes! Estamos ante una estafa porque estas becas se pagarán con plata del estado, es decir, con el dinero del pueblo, mientras las transnacionales imperialistas siguen saqueando impunemente el cobre, robándose nuestras riquezas, a la vez que continúa y se perpetúa que la educación superior continúe siendo arancelada en un 100% y con ello, un gran negocio para los empresarios y capitalistas que pagan los trabajadores y las clases medias empobrecidas de su bolsillo.

Según la ley del gobierno, esta “gratuidad” está destinada principalmente a los estudiantes de las universidades públicas y privadas del Colegio de Rectores (CRUCH), conocidas como las “universidades tradicionales”, que tienen mayor prestigio y a las que para acceder hay que tener los mejores porcentajes de la PSU (Prueba de Selección Universitaria). Y eso, con una educación superior cada vez más elitizada, está vedado para los hijos de la clase obrera y de las masas empobrecidas. El año pasado, de los 280.000 estudiantes que dieron la PSU, 78.000 se matricularon en alguna casa de estudios de la Educación Superior. ¡Tan sólo un 27% entró a la universidad! Mientras que de los 181.718 estudiantes que en 2015 salieron de cuarto medio y egresaron de la educación media que dieron la PSU, 101.131 estudiantes no alcanzaron los 500 puntos. El 71% de ellos son alumnos de los colegios municipales que no podrán continuar estudiando o bien deberán recurrir a las universidades privadas, que en su mayoría no solicitan puntaje PSU para ingresar, y con ello al brutal endeudamiento con los créditos universitarios (CAE) que son un jugoso negocio que realizan todos los bancos a costa del bolsillo de los trabajadores y las clases medias empobrecidas.

Así, los hijos de la clase obrera y las masas explotadas son los obligados a acudir a estas universidades privadas si quieren y pueden continuar estudiando en la universidad. Y por ello serán los empresarios de la educación privada los grandes beneficiados con la estafa de la “gratuidad” del gobierno de la Bachelet, ya que a estas instituciones acude el mayor porcentaje de los estudiantes con menos ingresos que pueden postular a esta ley. Esta “gratuidad” entonces le otorga mayores recursos a las universidades privadas, a los bolsillos directos de los empresarios que ya ven aumentar las matrículas de sus instituciones a partir de la aprobación de esta ley.

Pero la absoluta verdad es que la mayoría de los estudiantes de Chile no accede a la universidad. Este es el caso de los estudiantes de los liceos técnico-profesionales, donde va la amplia mayoría de los hijos de la clase obrera, que son utilizados por la patronal para formar su mano de obra calificada y barata ya desde la enseñanza media. Los estudiantes de los liceos técnicos desde el momento en que terminan de cursar cuarto medio deben realizar las prácticas profesionales, que son prácticas donde en la amplia mayoría de los casos trabajan gratis para la patronal y las transnacionales para poder obtener su título y después continuar trabajando y si pueden estudiar, ir a los costosos Institutos Profesionales o Centros de Formación Técnica que son todos privados y a dónde acuden alrededor del 40% de los estudiantes de la Educación Superior (a más de 400.000 alumnos) y que por supuesto no gozan con la supuesta “gratuidad” de la Bachelet.

Ya está claro de qué se trata la “ley de gratuidad”: otorgar un puñado de becas a un sector minoritario en algunas universidades y con ello aumentos de subsidios a los empresarios de la educación privada mientras se mantiene la educación siempre y primero para el hijo del burgués. Para el hijo del obrero sólo formación como mano de obra barata al servicio de las transnacionales, imponiéndose el plan para toda América Latina de maquila donde somos super-explotados sin ningún derecho.
Los estudiantes y trabajadores chilenos no olvidamos que estas migajas están regadas con sangre de los mártires del movimiento estudiantil que fueron asesinados por pelear por educación gratuita como Manuel Gutiérrez en el mandato de Piñera o el de los compañeros Exequiel Borvarán y Diego Guzmán bajo el gobierno de la Bachelet.
Esta es una ley a los moldes del TLC, del Transpacífico y de los piratas de Wall Street. Son las mismas “reformas” que están aplicando en Colombia y también en México contra las cuales se sublevaron los normalistas de Ayotzinapa y hoy luchando por la aparición con vida de los 43, los trabajadores y estudiantes continúan peleando contra ellas y el gobierno de Peña Nieto.

 

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