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Chile
16 de junio de 2020

A propósito de la “carta abierta” del PTR para construir una “nueva izquierda, revolucionaria y de la clase trabajadora”

El PTR reedita la vieja política
de “vía pacífica al socialismo” de los ‘70

Solo bajo las banderas de la IV Internacional y su programa se podrá poner en pie un partido revolucionario de combate para la victoria de los explotados

 

En una “carta abierta” del 20/05, el PTR propone un programa para “abrir el debate” para construir una “nueva izquierda en Chile, revolucionaria y de la clase trabajadora”. Pero como demostraremos este programa está en las antípodas del de un partido verdaderamente revolucionario.
Es que la dirección del PTR realiza esta propuesta para luchar por un "gobierno de los trabajadores", es decir, que ese es el camino para llevar al triunfo la enorme sublevación revolucionaria de masas que se inició en octubre de 2019 (hermana de los combates de Ecuador, Irak, Líbano, Catalunya, etc.). Pero no plantean que para ello es necesario derrotar a la casta de oficiales pinochetista, agente del Pentágono y la base militar yanqui de Con Con, que es pilar fundamental del régimen cívico-militar y el estado burgués. Ellos son los que con sus bayonetas custodian la propiedad privada de los capitalistas y el imperialismo y que se quedan con una millonaria porción del saqueo del cobre. Entonces, ¿cómo pueden avanzar las masas en conquistar un “gobierno de los trabajadores” y liquidar la “herencia de la dictadura”, como dice el PTR, sin destruir al estado burgués chileno y su pilar fundamental, las FFAA, esa banda de hombres armados de la burguesía contra la clase obrera? ¿Qué clase de partido “revolucionario” quieren poner en pie si no llaman a destruir a la casta de oficiales, a romper horizontalmente el ejército que hoy ocupa las calles, a los soldados rasos a desacatar a la oficialidad y poner en pie sus comités de base y al armamento de las masas para vencer a la burguesía?
Tal como decía Lenin en El Estado y la Revolución en 1917, polemizando con el renegado Kautsky, el dirigente de la socialdemocracia alemana: “la liberación de la clase oprimida es imposible, no solo si una revolución violenta, sino también sin la destrucción del aparato del poder estatal que ha sido creado por la clase dominante”. Siguiendo las palabras de Lenin, el del PTR es un raro partido “revolucionario” que no se propone destruir con el triunfo de la revolución el pilar del poder de la burguesía, tal como pregonaba el propio Kautsky. Su “propuesta” para esta “nueva izquierda” es la vieja receta de la “vía pacífica al socialismo” de Castro y Allende que terminó siendo la “vía sangrienta” al golpe militar genocida y que tan caro pagó la clase obrera chilena. La dirección del PTR está tras las huellas del Partido Comunista de Corbalán que con esta política traicionó la revolución de los Cordones Industriales en los '70.

Por ello la dirección del PTR es enemiga de plantear que el “gobierno de los trabajadores” debe estar basado en los organismos de autodeterminación, democracia directa y armamento del proletariado y las masas, como amenazaban con serlo los Cordones Industriales en el ’73.
La perspectiva del PTR para su partido “revolucionario” no es preparar la toma del poder con la clase obrera acaudillando al conjunto de las clases empobrecidas del campo y la ciudad. Por eso, aunque se vean obligados de hablar de la autoorganización de masas y de “que vuelvan los Cordones Industriales”, esto es un saludo a la bandera, pues se niegan a plantearlo como un programa inmediato para poner en pie el poder de la clase obrera, la juventud rebelde y del conjunto de las masas que entraron al combate contra el poder de la burguesía, es decir, los soviets, los organismos de autodeterminación y democracia directa para que las masas se hagan del poder.

Nada de esto es necesario para el PTR. Es que su salida estratégica no es la toma del poder, sino la “Asamblea Constituyente”, como no se cansaron de plantear mientras las masas irrumpían para echar abajo al gobierno y al régimen cívico-militar. Esta propuesta ni siquiera es democrática puesto que no hay posibilidad de terminar con la Constitución del ’80 y avanzar a una Asamblea Constituyente libre y soberana sin desarmar a los pacos asesinos, a los oficiales de las FFAA y la base de Con Con. Con este engaño y mentira pacificista queda claro que la verdadera política de la dirección del PTR es la “vía pacífica” a “democratizar” a un régimen que se impuso con un feroz golpe contrarrevolucionario en el ’73 y que hoy demuestra todo su rostro pinochetista con milicos en las calles. Es la reedición de la vieja política de “revolución por etapas” del stalinismo. Le dicen a la clase obrera que por delante tiene toda una etapa de lucha por “más democracia” de la mano de una Asamblea Constituyente que liquide la “herencia de la dictadura” y quién sabe cuándo, podrá pelear por la revolución socialista.

Pero ni siquiera en esto son consecuentes. Hoy el PTR se llena la boca hablando de una “nueva izquierda revolucionaria” y de liquidar la “herencia pinochetista”, cuando vienen de apoyar el plebiscito fantoche que se iba a realizar en abril, llamando a votar por el “Apruebo”, que significaba aprobar que continuaban Piñera, los generales y todos los políticos patronales en el poder y el imperialismo saqueando el cobre.
Así terminó toda la vieja izquierda reformista de Chile, desde el PC al Frente Amplio y junto a todos los renegados del trotskismo como el PTR o el MIT: sosteniendo la trampa que permitió que hoy Piñera siga gobernando. Hoy son las masas las que pagan las consecuencias de esta política, en medio de la pandemia y de la crisis, con los militares en las calles, millones de cesantes, hospitales colapsados, muriendo de hambre o de coronavirus, con 2.500 presos políticos, etc.

La apuesta de “partido revolucionario” del PTR, atada a la política de la izquierda parlamentaria que encabeza el FIT-U de Argentina

La apuesta del PTR es parte de la política internacional de los renegados del trotskismo que durante años se dedicaron a sostener y apoyar al stalinismo a nivel internacional, como parte de la Nueva Izquierda y su política de llevar a los trabajadores a luchar por una “democracia real y generosa” para impedir el camino de la revolución socialista. Por eso no es casual, que el “gran modelo” del PTR es el FIT-U de Argentina que, lejos de ser un partido revolucionario como ellos afirman, siempre ha sido un mero frente electoral que ha devenido en la pata izquierda del kirchnerismo, dedicándose a buscar que el Parlamento burgués vote leyes “a favor de los trabajadores” y aconsejando al gobierno de Fernández para que impulse medidas “progresivas”.
Hoy el PTR habla de construir una nueva izquierda “revolucionaria” ante los “fracasos” de Syriza y Podemos y de la necesidad de la “independencia de clase”, cuando los ex trotskistas no se cansaron de llevar adelante una política de colaboración de clases para someter a los trabajadores a una fracción de sus verdugos. Ellos son los que llamaron a votar en el plebiscito de Syriza en 2015 y así legitimaron a ese gobierno enemigo del pueblo. Son los que embellecieron a Podemos en el Estado Español, planteando que eran la “expresión” de la lucha de los Indignados de 2011. Son los que pintaron como “socialista” a un candidato burgués imperialista como Sanders en EEUU, mientras apoyaron a Haddad “contra Bolsonaro” en Brasil.
En Chile, son los que se dedicaron a sostener al PC y al Frente Amplio, con el PTR condenando durante años a cada sector de los trabajadores que salía a pelear por fuera de la burocracia stalinista, por “hacerle paralelismo a la CUT”. Hoy terminaron todos juntos apoyando la estafa del plebiscito.

Hablan de “partido revolucionario” los que fueron a La Habana a un seminario por Trotsky organizado por el castrismo, reuniéndose con los que vienen de entregar la revolución cubana a la restauración capitalista. Queda claro que su llamado a una “nueva izquierda revolucionaria” es una estafa para seguir jugando su rol, entregando la IV Internacional para disolverse en partidos, frentes y bloques comunes con el stalinismo.

La clase obrera de Chile necesita una dirección revolucionaria que en primer lugar le marque quiénes son sus aliados y quiénes son los que hablando en nombre de la “revolución” no son más que un obstáculo para que esta triunfe. El partido que los trabajadores de Chile y a nivel mundial necesitan es la IV Internacional de 1938 refundada, el Partido Mundial de la Revolución Socialista. Contra los entregadores de la IV Internacional que la han llevado al fango del stalinismo, las fuerzas de los trotskistas del POI-CI y de la FLTI están al servicio de recuperar nuestro partido mundial de manos de los renegados del trotskismo. Sabemos que junto a las fuerzas revolucionarias de la clase obrera y la aguerrida juventud de Chile y el mundo, y bajo las banderas de la IV Internacional, podremos construir un verdadero partido revolucionario en Chile, trotskista e internacionalista, para devolverle a la clase obrera la dirección que se merece y necesita para triunfar, que será de la mano de nuestros mejores aliados: el pueblo negro, los trabajadores y la juventud rebelde que combaten en EEUU, al interior de la “bestia imperialista”.

Partido Obrero Internacionalista – Cuarta Internacional
Adherente a la FLTI


Casta de oficiales del ejército pinochetista

 

 

 

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