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CHILE - 10 de abril de 2017

Se levantó la huelga en la mina de cobre más grande del mundo…

UN APORTE PARA LA REFLEXIÓN SOBRE LA HEROICA HUELGA DE 43 DÍAS
DE LOS MINEROS DE LA ESCONDIDA

Durante un mes y medio, Chile fue escenario de un enorme combate: la huelga de los 2.500 obreros de planta de La Escondida en la mayor mina de cobre del mundo, operada mayoritariamente por la transnacional BHP Billiton.

Los mineros de La Escondida fueron parte de los batallones del proletariado que en el continente americano responden con su lucha a la guerra comandada por los parásitos de Wall Street y el gobierno de Trump para redoblar el saqueo de nuestras naciones, liquidar todas las conquistas de la clase obrera y los explotados e imponer aún peores condiciones de súper-explotación y flexibilización laboral, para transformar a todo el continente en una gran maquiladora de obreros esclavos.

Como parte de los combates en México, Bolivia, Brasil, Argentina e incluso al interior de EE.UU., y en medio de este escenario de profundo ataque, los trabajadores de La Escondida salieron a la lucha reclamando por sus justas demandas de 7% de aumento de salario y un bono de término de conflicto de $25 millones (38.000 US$), en defensa de sus conquistas como son los bonos de salud, de educación, los tiempos de descanso, etc. y que estos beneficios sean para todos los trabajadores más allá de su antigüedad.

Fue una huelga que mantuvo en vilo al gobierno, a la patronal imperialista y a los parásitos del Consejo Minero, que jugaron todo su rol para intentar doblegar y derrotar a los trabajadores de La Escondida. Ellos sabían muy bien que las demandas de los mineros de La Escondida eran y son las de todo el movimiento obrero y los explotados, que con su lucha habían puesto a la orden del día conquistar un punto de reagrupamiento para unir las filas obreras contra el ataque patronal; y planteaban sublevar al conjunto del movimiento obrero, los estudiantes y el pueblo pobre para luchar como un solo puño por el conjunto de sus demandas.
El terror del conjunto de la patronal y de la mismísima burocracia sindical es que se contagiaran los miles de mineros superexplotados y del resto del movimiento obrero, donde el 50% de los trabajadores chilenos cobran salarios menores a 300 mil pesos (US$ 440), y se desatara una sublevación que pusiera nuevamente a los trabajadores a la ofensiva contra el imperialismo y su sostén, el régimen pinochetista y su gobierno antiobrero de la Bachelet, la DC golpista y el PC. Es que el sector minero contratista, que ha sufrido durísimas derrotas en los últimos 18 meses con más de 60.000 despidos, sin reajustes salariales, ni bonos y un muerto a manos de los pacos asesinos de Bachelet, era susceptible de contagio y corría la posibilidad de levantarse al calor de la huelga de La Escondida. 

Se sublevaba así uno de los batallones concentrados del proletariado minero chileno. Los mejores aliados del conjunto de la clase obrera y las masas oprimidas de Chile se habían puesto de pie. Todas las luchas de los explotados del Chile saqueado por el imperialismo han planteado que su solución se hallaba en la renacionalización sin indemnización y bajo control obrero del cobre, tanto la lucha por la educación, la salud, la jubilación digna, la vivienda y los salarios, cuestión que la huelga de La Escondida puso sobre la mesa: recuperar el cobre, arrebatándoselo a las transnacionales que lo saquean, en una lucha abiertamente antiimperialista.

La potencialidad de la lucha de los trabajadores de La Escondida fue enorme. Tan es así, que contó con enormes muestras de solidaridad internacional, por ejemplo, por parte de los mineros de Cerro Verde en Perú que también estaban en lucha en la segunda mina de cobre más grande de Latinoamérica, contra otra de las grandes empresas que también es parte del poderoso cártel de las mineras imperialistas, que es la Freeport McMoRan.

Pero luego de 43 días de paralización, se levantó la huelga en La Escondida con el resultado de 0% de reajuste salarial, sin bono de término de negociación, con el descuento de los días de huelga y sin los bonos ligados a la productividad que completan el salario. Y hay que dejar en claro, frente a este resultado, que esto no es por responsabilidad alguna de los 2.500 mineros del Sindicato N°1 que dejaron todo peleando por sus justas demandas.

Pero esta situación hace necesaria una reflexión profunda sobre esta huelga clave que condiciona las próximas negociaciones y las luchas de la clase obrera y los explotados del país. Es por ello que los trotskistas del POI-CI / FLTI ponemos a disposición estas primeras lecciones como un humilde aporte a los compañeros de La Escondida y a la vanguardia obrera y estudiantil que viene dejando todo en el combate y busca un camino para triunfar.

 

La huelga de La Escondida enfrentó el feroz ataque del gobierno de la Bachelet y las transnacionales mineras

En momentos en que el imperialismo profundiza el ataque sobre el salario y los convenios colectivos de trabajo en toda la región, la huelga de los trabajadores de La Escondida planteaba poner un freno y sincronizarse con la lucha de la clase obrera del Cono Sur americano, que durante el mes de marzo se desarrolló en la Argentina, que llevó a su paro nacional el 6 de Abril, en Brasil con sus jornadas de lucha que obligaron a la burocracia de las 9 centrales sindicales a llamar a la huelga general para el 27 de Abril y con las masas paraguayas que quemaron el parlamento fantoche.

Podemos decir que el imperialismo ha logrado por el momento desincronizar estos combates para que no se unifiquen por sobre las fronteras y para ello en Chile ha utilizado a todos sus agentes para cercar y llevar al aislamiento a la huelga de los mineros de la Escondida. Una verdadera centralización de todas las direcciones del movimiento obrero y las corrientes de la izquierda del régimen pinochetista, con los renegados del trotskismo como vagón de cola para darle tiempo al gobierno y la patronal a profundizar el ataque que ya está en curso.

Como en todas las luchas anteriores, los mineros debieron enfrentar el ataque centralizado de las trasnacionales imperialistas, del régimen pinochetista, el gobierno antiobrero de la Bachelet y todas las instituciones, con el Consejo Minero, el conjunto de la patronal esclavista y el desprestigio de la prensa burguesa. No se podía esperar menos de parte de la BHP Billiton, que opera la mina junto a la Río Tinto y JECO (Mitsubishi), que sólo de esa mina se llevan US$ 7.000 millones por año y que buscan arrebatarles todas sus conquistas a los mineros de planta.

Pero los mineros no sólo debieron lidiar con todo este bando patronal imperialista, sino también con un infame DIQUE DE CONTENCIÓN que desde el primer momento se jugó a mantener aislados a los 2500 huelguistas que paralizaban totalmente la producción de la mina en su campamento a 3100 metros de altura. Es que ante las trasnacionales mineras más rapaces del planeta (que han desatado masacres de todo tipo para esclavizar obreros y garantizar sus superganancias) dejar peleando solos a los 2500 mineros del sindicato N°1, era condenarlos de antemano a que la patronal les impusiera la derrota.

Los mineros de planta de La Escondida en esta negociación colectiva se encontraban en una situación muy diferente a las anteriores: salieron a defender sus conquistas cuando ha caído el precio del cobre y se ha impuesto un océano de decenas de miles de mineros despedidos, trabajando en peores condiciones que antes. Este brutal ataque la patronal y el gobierno lo han concentrado centralmente contra los obreros subcontratistas, el sector más súper-explotado y absolutamente mayoritario del proletariado minero. Este fue un plan burgués impuesto con mil y una traiciones contra la lucha de los trabajadores y explotados, encabezadas por la burocracia de la CUT y la burocracia estudiantil, y con represión, persecución, listas negras y con la policía comandada por el gobierno de la Bachelet asesinando al compañero Nelson Quichillao en la ruta en 2015.

En este escenario de feroz ataque de la patronal y el gobierno, no había posibilidad alguna de que un sector de la clase obrera pueda salvarse solo a sí mismo, por más fortaleza que éste tenga en la producción, como es el caso de los mineros de planta de La Escondida que durante la huelga paralizaron el 7% de la producción mundial de cobre. Por eso era de vida o muerte para esta lucha, conquistar la unidad de las filas obreras, comenzando por unirse en un combate común con los 6.000 mineros contratistas de La Escondida.

La gran patronal minera y su gobierno sirviente tuvieron las mejores condiciones para enfrentar la lucha de los mineros de La Escondida. Los explotadores conquistaron estas condiciones, tirándole los costos de la baja del precio del cobre principalmente al proletariado minero subcontratista. Y La Escondida no fue la excepción. Allí despidieron a 10.000 obreros contratistas entre fines de 2015 y 2016 e impusieron despidos encubiertos (bajo la forma de “retiros voluntarios”) a más de 1.000 trabajadores de planta.

Esta fue la política de las clases dominantes para aislar la huelga y doblegar la voluntad de vencer de los trabajadores: Mientras la burocracia stalinista de la CUT y de la CTC (Confederación de Trabajadores del Cobre) traicionaban abiertamente la lucha, negándose a llamar al paro ni a una sola medida de lucha efectiva por el triunfo de los compañeros. Los sindicatos de la minería se reunían en una Cumbre Sindical Minera convocada por la Federación Minera de Chile dirigida por el PC y el PS, los días 9 y 10 de Marzo para discutir de todo, menos desarrollar y generalizar la huelga minera. Inclusive se negaron a unificar la lucha con los mineros peruanos de Cerro Verde y de la Grasberg en Indonesia, la segunda mayor mina de cobre del mundo.

Así, el dique de contención también se vio fortalecido por el accionar de la Federación Minera, que dirige los 18 sindicatos de planta de las mineras privadas más grandes, y que haciendo alguna que otra declaración formal huyó como de la peste y nunca lanzó un llamado al paro del conjunto de los sindicatos que dirige para luchar junto a La Escondida, que también la integra.

En medio de este escenario, lamentablemente a los heroicos mineros de La Escondida, su dirección, la directiva del Sindicato N°1 que es parte del Frente de Trabajadores Mineros, les quiso hacer creer que solos podían triunfar y sólo necesitaban acciones de “solidaridad” en distintos puntos del país para vencer, como si así se pudiera derrotar a la transnacional minera más grande del mundo, al gobierno y al régimen cívico-militar. La única forma de triunfar, era transformando la lucha de los obreros de La Escondida en un solo y mismo combate de la clase obrera y los explotados de todo Chile, comenzando por conquistar la unidad con los mineros contratistas.

Y la tragedia es que sobraron condiciones para hacer realidad esta perspectiva. Los trabajadores con su heroica lucha lo habían puesto a la orden del día. Millones de obreros y explotados en todo el país seguían con atención todo lo que acontecía con la huelga de los mineros de La Escondida. Desde su campamento, la asamblea de los 2.500 obreros en lucha, tenía toda la autoridad y la llave para sublevar a los contratados, llamar a los 60.000 mineros despedidos (empezando por los que habían sido dejados en la calle en La Escondida) y a todos los sectores que estaban peleando a levantar un Comité Nacional de Lucha para terminar con la división de las filas obreras, con un pliego único de reclamos, votar un plan de lucha unificado y reabrir el camino a la Huelga General, cerrado por la traición del PC desde la CUT a los trabajadores del sector público, la Coordinadora No+AFP que dividió el paro nacional del 4 de noviembre que coincidía con el desarrollo de éste y la FECH, con los exdirigentes estudiantiles Boric y Vallejos  junto los burócratas del Frente Nelson Quichillao, aislando la huelga de los contratistas de Los Bronces y la de los trabajadores de Homecenter, todo esto en el último periodo del año 2016.

Era de vida o muerte, como quedó demostrado, soldar la unidad de las filas obreras. Lamentablemente la política de la dirección del sindicato N°1 de La Escondida no fue llamar a los trabajadores contratistas de La Escondida y a todo el proletariado minero subcontratista a luchar juntos levantando en primer lugar la demanda de todo trabajador contratista, POR EL PASE A PLANTA PERMANENTE y ABAJO EL SUBCONTRATO y para luchar por el 7% de reajuste salarial, el bono de 25 millones y el convenio con los mismos beneficios para todos los contratistas de La Escondida que suman casi 6000. Se privó así de contar con un batallón inmenso para la lucha, que seguramente hubiera entrado con todas sus energías al combate por recuperar todo lo perdido en el periodo previo, con miles de despidos y quite de conquistas: ¡REINCORPORACIÓN YA DE TODOS LOS TRABAJADORES DESPEDIDOS! ¡COMITÉS DE OCUPADOS Y DESOCUPADOS DENTRO DE LOS SINDICATOS! Una oportunidad desperdiciada que sin dudas hubiera aportado inmensas fuerzas a la lucha y que significaba la forma de romper el aislamiento de la huelga y generalizarla desde Arica a Punta Arenas. Porque sólo defendiendo los intereses de los obreros subcontratistas era posible defender los intereses del conjunto de la clase obrera y como subproducto de esto, que los mineros de planta mantengan sus conquistas.

Este era un punto central, la UNIDAD DE TRABAJADORES DE PLANTA Y CONTRATISTAS, ya que sin este mayoritario y castigado segmento, la lucha se encontraba privada de la mayoría aplastante de compañeros que extraen el mineral todos los días junto a los compañeros que protagonizaron la huelga: ¡A IGUAL PEGA (trabajo), IGUAL PAGA (salario)!

Estuvo en manos de la dirección del sindicato N°1 de La Escondida haber llamado al conjunto de los trabajadores de la minería, dado el silencio de los demás sindicatos, a realizar asambleas y votar delegados para unificar la lucha poniendo en pie junto a los huelguistas un comando centralizado de lucha por salario y beneficios para todos.

El sindicato en lucha tenía toda la autoridad para llamar al conjunto de los explotados de Chile, a los portuarios, profesores, campesinos pobres; para que desde todas las fábricas y establecimientos de trabajo, desde los puertos, liceos, universidades y hospitales realizaran asambleas y votar delegados con mandato de base, para poner en pie un COMITÉ NACIONAL DE LUCHA y juntos imponer un PLAN DE LUCHA y EL PARO GENERAL por la RENACIONALIZACIÓN SIN PAGO Y BAJO CONTROL OBRERO DEL COBRE, para satisfacer todas las demandas de salud, vivienda, salario y educación para todos los trabajadores y el pueblo pobre.

Pero la directiva del sindicato y las direcciones del Frente de Trabajadores Mineros se negaron a levantar estas demandas para todo el proletariado minero y el movimiento obrero. La unidad que pregonaron fue solamente la de los dirigentes de los distintos sindicatos y organizaciones obreras, pero mientras tanto la base obrera continuó terriblemente dividida y se profundizó el aislamiento de los mineros en huelga.

Sin embargo, los mineros de la Escondida en huelga intentaron romper el aislamiento. El 1ro de marzo 800 compañeros de los 1500 del campamento,  cortaron la ruta 5, enfrentando a los pacos de la Bachelet con un saldo de 3 compañeros heridos. Ante esto, apareció el FTM, la Coordinadora NO+AFP Antofagasta, el Colegio de Profesores Comunal de Antofagasta (que dirige el PTR) y la empresa Molyb (filial de molibdeno de la estatal CODELCO) de Mejillones (que también estaba en huelga) y junto a la dirección del sindicato N°1 de La escondida convocaron a una “masiva marcha” el 3 de marzo, movilizando… a 1000 trabajadores en Antofagasta.

La dirección del sindicato N°1 de La Escondida en huelga es parte integrante de Frente de Trabajadores Mineros (FTM), una corriente de oposición dentro de la Federación Minera. El FTM dirige a más de 30 sindicatos de la gran minería, mayoritariamente de planta. Sin embargo, éste se limitó también a declaraciones de apoyo y solidaridad, cuando en todo momento podría haber hecho efectivo el llamado al paro de todos los sindicatos que lo integran, con obreros que están en peores condiciones que en La Escondida. Pero lamentablemente, en los hechos terminó negándose a llamar a este sector a unirse al combate y no salió a la lucha, fortaleciendo el dispositivo de aislamiento.

Para desgracia de los obreros de La Escondida, ha quedado en claro que lo que primó como política central de las direcciones de las organizaciones obreras ha sido la voluntad conjunta de mantener a los compañeros de La Escondida aislados del conjunto de los mineros, de los trabajadores y de los explotados de Chile. Una verdadera ironía, ya que en cada lucha que han dado los explotados de norte a sur, junto a los estudiantes, han aflorado el anhelo de que intervenga el bravo proletariado minero, para resolver los acuciantes problemas que a todos aquejan. Pero justamente cuando los mineros de la mina de cobre más grande del mundo salen a la pelea fueron abandonados por todas las direcciones que los trabajadores y los explotados tienen a su frente.

 

El Frente Amplio y la izquierda reformista: los principales engranajes del dique de contención contra los mineros de La Escondida

La gran mayoría de las corrientes de la izquierda reformista, más que algún saludo de “solidaridad”, no hicieron nada por coordinar y extender la lucha de los huelguistas.

El novedoso Frente Amplio hizo su estreno jugando un rol fundamental al frente del cerco y aislamiento montado contra los mineros en huelga. Es que el Frente Amplio dirige e influencia a la Coordinadora No+AFP, con el dirigente bancario Luis Mesina a la cabeza. Son millones de trabajadores y estudiantes que se han movilizado en todo Chile, desde Arica a Punta Arenas, en defensa de una jubilación digna. Sin embargo, la dirección de No + AFP le ha dado la espalda por completo a los mineros, negándose a lanzar un llamado a todos los explotados a unirse a la lucha de La Escondida, planteando lo que todos saben: que EN LA LUCHA POR EL COBRE PARA LOS CHILENOS ESTÁ LA SALIDA para recuperar los aportes jubilatorios que las AFP y la banca imperialista se han robado.

Todas las direcciones del movimiento obrero, y en particular la coordinadora de No + AFP eran y son conscientes de que LAS DEMANDAS DE LOS MINEROS DE LA ESCONDIDA SON LAS MISMAS DEMANDAS DE TODA LA CLASE OBRERA Y LOS EXPLOTADOS. Que en la unidad de los trabajadores de planta y contratistas en las minas y en todos los establecimientos del país estaba y está la salida para pelear por el conjunto de las demandas de No + AFP; reajuste salarial de 7%; un bono de $25 millones, las demandas más elementales de las mujeres explotadas y la defensa de las conquistas para todo el movimiento obrero, en un solo pliego de reclamos, junto a la educación y salud gratuitas para todos. Sabían que ese era y es el camino para nunca más pelear divididos. Nadie tiene dudas que la dirección de la coordinadora de No + AFP tienen toda la autoridad para llamar a poner en pie un Comité Nacional de Lucha para reagrupar las filas de los explotados, y votar de norte a sur en todos y cada uno de los rincones del movimiento obrero un plan de lucha y la huelga general por todas sus demandas. ¡Sobraban condiciones!

Tan es así que una vez terminada la huelga, el domingo 26/3, unos 100.000 trabajadores y estudiantes marchaban por la Alameda y un millón en todo Chile, bajo la dirección de la coordinadora No + AFP y el Frente Amplio, uno de los engranajes principales del dique de contención de la huelga de los mineros de planta de La Escondida.

Lo mismo hizo el Frente Amplio desde la dirección de la CONFECH y el Colegio de Profesores, cuando el 12 de marzo –en plena huelga de La Escondida- llamó a marchar a los estudiantes “CONTRA LA REFORMA EDUCATIVA”, de la Bachelet y su parlamento... ¡para el 11 de abril! Hacían esto cuando éstas y todas las demandas señaladas, tenían un camino para resolverse y ese pasaba ¡UNIFICÁNDOSE CON LA LUCHA DE LOS TRABAJADORES DE LA ESCONDIDA!

Estamos ante un conglomerado de dirigentes que hablan en nombre de los trabajadores y los estudiantes combativos, que se niegan tan siquiera a coordinar tres luchas inmensas que se dieron al mismo tiempo: la de los mineros, con las movilizaciones de “Ni una Menos” en defensa de los derechos de la mujer trabajadora y de la coordinadora “No + AFP” en defensa de la jubilación digna.

Esto no es casualidad. La estrategia del Frente Amplio es desarrollar una enorme política de colaboración de clases con la cual buscan expropiar los combates en curso sometiéndolos a los pies de las instituciones del régimen cívico-militar. Por ello son enemigos acérrimos de que sea la clase obrera y en este caso, uno de los batallones centrales del proletariado minero, los que acaudillen las luchas de los explotados. Ellos están para sostener al régimen y salvarle la propiedad a los bancos y las transnacionales mineras, bajo los dictados de Wall Street.
Por eso Mesina, el dirigente de la Coordinadora No+AFP, le dio la espalda a la huelga minera y afirmó que está en contra de la expropiación de la banca como salida al robo de la jubilación de los trabajadores, mientras fue a presentar su propuesta de “Sistema Público de Pensiones” a la Comisión de Trabajo y Seguridad Social de la Cámara de Diputados, buscando que ¡Las AFP se deroguen con una ley en el parlamento pinochetista!

La misma política es la que levantan desde la CONFECH, demostrando ser enemigos del grito del movimiento estudiantil combativo de “educación gratuita financiada con el cobre” y de la unidad obrero-estudiantil, llamando a los estudiantes a pelear bien lejos de los mineros, y de nuevo levantando su política de llevar todas las demandas a los pies de la instituciones del régimen cívico-militar, con una política de presión sobre el Parlamento para “incidir” en la nueva reforma educativa de la Bachelet. Y mientras tanto, los dirigentes del Frente Amplio, los diputados Boric y Jackson le mandaron hoy una carta a la Ministra de Educación diciéndole que ellos estarían dispuestos a votar a favor de la reforma de educación superior si incluye la “derogación del CAE” y se sienta a discutir con los estudiantes. Legislación que ya fue votada el 17/04 con el voto a favor de ellos. ¡A confesión de partes, relevo de pruebas!

Todos, cada uno jugando el rol que le corresponde, sostuvieron la política de colaboración de clases del Frente Amplio. Con la CTC (Coordinadora de Trabajadores Contratistas) totalmente desprestigiada, se montó un dispositivo de contención preventivo compuesto por el CIUS (organización sindical “enfrentada” a la dirección de la CUT, en la que también participa Luis Mesina), Alternativa Obrera (del PTR), el Frente Nelson Quichillao, la FECh y su vicepresidencia (también del PTR) y el CTT de Rancagua; quienes apenas hicieron un pequeño acto simbólico con un puñado de activistas frente a las oficinas de BHP Billiton en Santiago, saludando la huelga, declamando solidaridad -como ya lo habían hecho junto a Boric y Camila vallejos en ocasión de la huelga de los contratistas de Los Bronces que explota la trasnacional Angloamerican- pero nada de unidad en la lucha, ni coordinación, ni unificación de reclamos. Así, declamando solidaridad todos dejaban aislada la huelga clave de la economía, en el corazón del proletariado chileno.

¡Basta ya!

Sacando lecciones revolucionarias de nuestras luchas, reagrupando a la vanguardia luchadora de la clase obrera y la juventud chilena,
Preparemos ya una nueva contraofensiva de masas para echar desde las calles a los gobiernos del imperialismo y al régimen infame pinochetista

¡Basta! El imperialismo y sus trasnacionales, las patronales, utilizando toda la fuerza de sus instituciones, su gobierno, parlamento, justicia y a sus agentes como la burocracia sindical, nos quieren poner de rodillas declarándonos una verdadera guerra. Los trabajadores debemos reagrupar urgentemente nuestras filas. Apoyándonos en la lucha y movilización de los trabajadores, será la única manera de poder reagrupar de manera urgente nuestras fuerzas en un pliego único de reclamos y poner en pie una organización que esté a la altura de la guerra que nos han declarado el imperialismo, las patronales y su gobierno. Combate que hoy es necesario y urgente dar, levantando un Comité nacional de lucha con delegados elegidos en asamblea y revocables de todo el movimiento obrero, de los estudiantes combativos y campesinos pobres, del movimiento de mujeres, de la Coordinadora No + AFP, etc. y preparar y organizar la Huelga General para hacer volar por los aires a este infame régimen cívico-militar pinochetista sirviente del TLC y las transnacionales imperialistas.
Ahí está el camino para luchar por las demandas de los mineros de La Escondida y de todos los explotados del país, por un salario igual a la canasta familiar con cláusula de aumento automático según el incremento del costo de la vida. Para conquistar una educación pública, gratuita y de calidad: ¡Expropiación sin pago de todos los bienes de la iglesia y la educación privada! ¡Por salud para los explotados con la expropiación sin pago y bajo control obrero de todos las clínicas y laboratorios privados! ¡Por tierra para los campesinos pobres de origen mapuche y para el conjunto del campesinado expoliado contra las forestales, por la expropiación de todas las tierras en poder de los latifundistas! ¡Fondos de jubilaciones dignas e indexadas al costo de la vida bajo control de las organizaciones obreras! Y para garantizar el trabajo para todos, repartiendo las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, con un turno más en todas las minas, fábricas, puertos y establecimientos. Y para todas las demandas del conjunto de los explotados: ¡Renacionalización sin pago y bajo control obrero del cobre! ¡Abajo la ley reservada del cobre, con la que los milicos pinochetistas se llevan un 10% de las ventas de CODELCO!

Y para defendernos de la represión conquistar comités de autodefensa, por la disolución de los pacos asesinos, la PDI y todas las agencias de represión del estado patronal. ¡Abajo la casta de oficiales pinochetistas! ¡Comités de obreros y soldados rasos! ¡Fuera la base yanqui de Con-con y de toda América latina! ¡Tribunales obreros y populares para juzgar y castigar a los asesinos del pueblo! ¡Libertad a los presos políticos! ¡Desprocesamiento a todos los luchadores obreros y populares!

¡Basta de gobierno de la socialista de los generales pinochetistas, los golpistas de la DC y pacos de rojo del PC!

¡Chile será socialista o será colonia de Wall Street!

 

Nuevamente las direcciones de la izquierda del régimen pinochetista le cierran el camino a la clase obrera chilena a la huelga general

Está claro que sobran y sobraron condiciones para una huelga general política que le dé un golpe duro y provoque una crisis abierta al régimen pinochetista y su gobierno de Bachelet.

El rol de las direcciones es deshacer todo lo que las masas construyen con su lucha, desorganizar las ofensivas, dividirlas, para volverlas inofensivas y convertirlas en luchas de presión, que terminan luego en fraudes parlamentarios que expropian la lucha de los explotados en las calles.

Después, estas mismas direcciones dirán que "no estaban dadas las condiciones", pero mil y una veces la izquierda chilena le cerró a la clase obrera el camino a la huelga general. Esto es lo que han hecho los "pacos de rojo" del PC, los "socialistas" aliados a los golpistas de la Democracia Cristiana, los izquierdistas neocastristas y anarquistas del FEL, legitimados por sellos pequeños de los renegados del trotskismo.

Así actuaron, dividiendo a los que luchan, cuando se desarrollaba la heroica huelga que paralizó todos los puertos de Chile en 2014, separándola de la lucha de los mineros, de los forestales del sur de Chile y de un enorme ascenso del movimiento estudiantil que por centenares de miles ganaba las calles.

Se cuidaron muy bien, desde 2006, de que el combate por la educación pública y gratuita, con la demanda de “El cobre para los obreros y el pueblo”, que movilizó a millones de explotados en Chile, no centralizara sus fuerzas para darle un duro golpe político y abrir el camino al derrocamiento del régimen pinochetista.

Cambiaron esta lucha por un par de diputados del Partido Comunista o de "socialistas rojos", para desde allí hacerles creer a los estudiantes y trabajadores que, en comisiones fraudulentas con los enemigos del pueblo, en el parlamento fantoche de los milicos pinochetistas, se podía conquistar gradualmente el camino a la educación pública y gratuita.

Con estos dirigentes no se puede pelear más. Ellos encabezan las demandas de los trabajadores y el pueblo, pero dividen a los que luchan para pactar con el enemigo, los explotadores, el imperialismo, su régimen y su gobierno.
Cada vez que los trabajadores chilenos y la juventud revolucionaria dejaron las calles y fueron obligados a someterse al parlamentarismo adocenado que encubre al régimen pinochetista, solo obtuvieron derrotas y frustración en sus combates.

A cada paso, los trabajadores y la juventud pusieron en pie organismos ad hoc para la lucha de masas: la ACES en la juventud secundaria, los comités de lucha que por empresa rompieron la división que imponen los pequeños sindicatos por industria, coordinadoras de lucha nacional como en portuarios, piquetes de huelga, comités de "ni una menos" para que la mujer trabajadora gane las calles de Chile por sus demandas. Últimamente hubo un enorme movimiento de masas autoorganizadas en la comisión por terminar con las AFP.

Toda la tendencia de las masas a poner en pie organismos que expresen directamente sus luchas, aptos para el combate, fueron desorganizados y descoordinados por la izquierda reformista que sostiene este régimen pinochetista, sucursal de los banqueros de Wall Street, maquillado con reformas "democráticas".

El símbolo de tanta traición e ignominia contra la clase obrera es la herencia pinochetista que los milicos y sus políticos patronales han dejado: la CUT, una central sindical que no representa a nadie, ni al 1% de los trabajadores. Ésta garantiza la división de todo el movimiento obrero. Su régimen interno, impuesto por el stalinismo, fue creado por los milicos pinochetistas. Es una central sindical donde no votan ni siquiera sus escasos 600.000 afiliados. Solo lo hacen sus dirigentes con voto calificado. Es una organización puesta al servicio de una banda de carneros rompehuelgas que han dividido y quebrado cuanta huelga revolucionaria hicieron los trabajadores chilenos estos últimos años. ¡Ellos no representan a nadie! Es la burocracia sindical de los golpistas de la Democracia Cristiana, en un pacto con el stalinismo, cotejada por izquierda por sellos neotrotskistas inventados desde la misma burocracia de los sindicatos.

Hay que romper las barreras y diques que impiden la unidad de la clase obrera chilena. El día en que golpeemos todos como un solo puño, porque todos queremos la expropiación sin pago del cobre para que el pueblo coma, se eduque y viva dignamente, será el momento en que este régimen infame sirviente de los yanquis tendrá los días contados. Pongamos ya en pie un comité de lucha nacional alrededor de los mineros a los que se les ha escapado la victoria porque sus direcciones les impusieron una lucha separada del resto de los trabajadores y la juventud de chile.

¡Por un comando de lucha nacional de los sindicatos mineros, portuarios, de las centrales estudiantiles, del campesinado mapuche y de todos los trabajadores en lucha! Ahí están las fuerzas para poner de pie al movimiento obrero, de abajo hacia arriba, para acaudillar a toda la nación oprimida por las transnacionales y los yanquis, apoyados en esta pseudodemocracia pinochetista con la que se reprime y hambrea al pueblo.

 

Sobre la organización de los trabajadores bajo la nueva reforma laboral y la propuesta de una “nueva Central Sindical” de la dirección del PTR:

¡Forjemos la unidad de los trabajadores sobre los escombros del código laboral pinochetista que ha sido perfeccionado por esta reforma!

Junto con lo que dice  la burocracia estalinista de la CUT, el PTR le tira tierra a los ojos de los trabajadores planteando que: “a los empresarios les irrita que a los trabajadores se les den ciertas condiciones que favorezcan la negociación colectiva como lo es el punto del piso mínimo, el cual toca que cada nuevo contrato colectivo no puede partir por debajo de las conquistas logradas anteriormente. Aunque más allá de este punto, y el conservador término de los reemplazos en la huelga, lo demás son migajas que mantienen intacto los pilares fundamentales del Código del Trabajo heredado de la dictadura pinochetista. (…) Para los trabajadores presenta un nuevo desafío, que afirmándose de su organización podrían arrebatar mayores conquistas a los empresarios por el tema del piso mínimo” (extraído de su artículo titulado “Nueva reforma laboral: ¿a la medida de quién?” del 22/03/2017). Esto que dicen, es un salvataje a esta verdadera ley laboral antihuelga. Con esta reforma, la patronal puede exigirles a los dirigentes de los sindicatos en huelga “servicios mínimos” durante la paralización, como lo fue con la huelga de La Escondida, donde la dirección del sindicato N°1 tuvo que poner a más de 80 mineros a garantizar los servicios de mantención de las maquinarias.

Esto, junto al mantenimiento de la flexibilidad laboral, de la polifuncionalidad, el control policíaco de la huelga, es una profundización de la legislación laboral pinochetista. En cuanto al piso mínimo en las negociaciones colectivas, que es el punto que ellos defienden por ser el “único progresivo de la reforma” y es donde más ocultan el verdadero carácter de ésta. La ley estipula que en las negociaciones colectivas la patronal debe mantener los beneficios pactados en la negociación anterior (como bonos de colación, aguinaldos, seguros de salud, etc.)  pero el PTR calla que la ley es clara al afirmar que no serán piso de negociación la reajustabilidad de los salarios al costo de la vida, ni el aumento de salario conseguido, ni los pactos sobre condiciones de trabajo, ni el bono de término de conflicto. Es decir, que la patronal, como sucedió en La Escondida, puede otorgar reajuste 0 a los reclamos salariales de la huelga, y lo peor de todo es que dentro de este punto se le da posibilidad a la patronal de rebajar el monto de la propuesta que le presente a los trabajadores, alegando problemas económicos, lo que sumado a lo anterior implica en los hechos una rebaja salarial. Lo que hay que decir y no dejar dudas sobre ello, es que la reforma laboral no tiene ningún punto progresivo, que a los únicos que favorece es, no directamente a los empresarios locales, que también se ven beneficiados, sino a las transnacionales imperialistas de los que estos últimos son socios.

Y esto no se detiene aquí. Durante la huelga de La Escondida los dirigentes del PTR, diciendo que “si ganan los mineros, ganamos todos” seguían exigiéndole a la burocracia CUT que llame a un paro nacional. Ésta que no se cansó de traicionar los combates que dirigió y defendió desde el primer día la infame Reforma laboral del gobierno del que es parte, y que pactó en el parlamento con la derecha pinochetista. Ahora, cuando no se puede negar la bancarrota de esta dirección, que no representa a nadie, se reacomoda diciendo, junto a otros sectores de la izquierda, que es necesario avanzar a la conformación de “una nueva central sindical”. ¿Agrupando a sectores claves del proletariado chileno como los mineros contratistas y de planta y tirando abajo a la burocracia traidora?, ¿Con qué plan de lucha?, ¿Qué se ponga a disposición de coordinar a todos los trabajadores?, ¿Dónde todos los sindicatos y organizaciones combativas puedan participar con delegados de base votados por asamblea directa? No dice nada de esto. Quedando su propuesta como un lavado de cara a la burocracia rompehuelgas de la CUT.

La dirección del PTR omite que las principales organizaciones de lucha de los explotados se encuentran bajo la bota de control del régimen pinochetista, reglamentado por su reaccionario código del trabajo, el que ha sido perfeccionado por la Reforma laboral de la Bachelet. Si el movimiento obrero se encuentra tan atomizado, es necesario levantar organismos de lucha superiores a los existentes, como organismos con independencia de clase, independientes del control del estado burgués. Los obreros y explotados revolucionarios ya marcaron el camino en los 70´, poniendo en pie los Cordones Industriales que coordinaban la producción de cada sector industrial y organizaban la lucha con democracia directa de los trabajadores organizados en éstos, siendo verdaderos organismos de autodeterminación de las masas de lucha (embriones de soviets), a los que el PC, el MIR y toda la izquierda traidora, quisieron someter a los estatutos de la CUT y al gobierno, diciendo que no había que “hacerle paralelismo”, terminando todo en un baño de sangre, al que nos llevó esa política colaboracionista por no haber tomado el poder.  Es de suma urgencia que el proletario chileno vuelva a retomar este camino. Es la única forma de que entre en escena como un verdadero contrapeso a la reacción de la burguesía, su gobierno y la patronal, unificando su combate con el resto de los sectores explotados, como los estudiantes y el campesinado pobre, indicando quién es el verdadero dueño del Chile saqueado por el imperialismo.

¡Abajo el código laboral pinochetista!
¡Por la  refundación del movimiento obrero de abajo hacia arriba!
¡Que vuelvan los Cordones Industriales!
¡Que vuelva la Revolución Socialista!

 

La Reforma Laboral: "Hecha la ley, hecha la trampa".

En la reciente negociación de Minera Escondida Limitada con el Sindicato Nº1 de los trabajadores de planta de la minera, se negociaba con el Código del Trabajo vigente antes de que las negociaciones colectivas entraran a ser regidas por la Reforma Laboral, que entró en vigencia el 1º de abril del presente año.
Los dirigentes del sindicato Nº1, después de 42 días de huelga decidieron acogerse al artículo 369 del código del trabajo, que les permite forzar un nuevo contrato por 18 meses más, para, supuestamente, mantener las conquistas de su contrato colectivo, vigente hasta el 31 de enero de este año y tener un piso para la futura negociación.
Los trabajadores habían pedido que el bono de termino de negociación (BTN), fuera de $ 25 millones por trabajador (la empresa ofreció originalmente $ 8 millones y luego prometió uno de $ 11,5 millones). Inicialmente, el sindicato Nº1, había solicitado un incremento salarial de 7%, mientras que la empresa ofreció 0% y, en la denominada “oferta de cierre” la subió a igualar la variación del IPC. También la empresa pretendía aumentar la jornada de trabajo a más de 12 horas e imponer un sistema de beneficios distinto para los trabajadores antiguos y nuevos.
Por lo tanto, dentro de 18 meses, los trabajadores del sindicato Nº1 deberán enfrentarse a una nueva negociación colectiva, esta vez con la reforma laboral que con fecha 08 de septiembre de 2016, se dictó, la Ley N° 20.940.
Lamentablemente la gran mayoría de los trabajadores que negociaron antes de que entrara en vigencia la Ley de Reforma Laboral, se acogieron al artículo 369, chantajeados por la patronal, que no ofrecía ningún aumento salarial y quitaba beneficios o dividiendo a los trabajadores llevándolos a formar grupos negociadores y una serie de artimañas más.
La cuestión es que el artículo 369 se replica prácticamente en los mismos términos en la reforma laboral como articulo 336. Por lo tanto, con esto, el sindicato no está ganando nada en términos de piso ya que se excluyen del mismo la reajustabilidad pactada, incrementos reales, o el "bono de término de conflicto". Beneficio que se extingue al pagarse a cada uno de los trabajadores que participaron en la negociación, etc .

Así dice el articulo336: "Artículo 336.- Piso de la negociación. La respuesta del empleador contener, a lo menos, el piso de la negociación. En el caso de existir instrumento colectivo vigente, se entenderá por piso de la negociación idénticas estipulaciones a las establecidas en el instrumento colectivo vigente, con los valores que corresponda pagar a la fecha de término del contrato. Se entenderán excluidos del piso de la negociación la reajustabilidad pactada, los incrementos reales pactados, los pactos sobre condiciones especiales de trabajo y los beneficios que se otorgan sólo por motivo de la firma del instrumento colectivo. El acuerdo de extensión de beneficios que forme parte de un instrumento colectivo tampoco constituye piso de la negociación." (la "reajustabilidad" son aquellas cláusulas cuyo objeto es aumentar o incrementar las remuneraciones y beneficios en dinero, a fin de mantener el poder adquisitivo de las mismas).
La sobrerregulación jurídica alcanza su máximo esplendor en la regulación de la huelga. De partida, se prohíbe el reemplazo de trabajadores pero con excepción del cumplimiento de ciertos requisitos, que son en la práctica bastante sencillos, y por lo tanto, en la práctica la legislación laboral permite el reemplazo de trabajadores en huelga.
La ley actual efectúa una serie de afectaciones que tienen por objeto firmar un contrato colectivo a como dé lugar, e intenta evitar que la huelga se produzca. Esto es, si se convoca a la huelga y la votación no se produce, se presume que acepta la última oferta del empleador. Si se vota la huelga y la opción no gana, el sindicato tendrá la facultad de invocar la suscripción de un contrato colectivo con las estipulaciones establecidas en el piso de la negociación (contrato colectivo forzoso). Ahora en el caso de que la huelga se haga efectiva, de todas maneras, se permite el reintegro individual de trabajadores huelguistas, en este último punto la Reforma Laboral no cambió, sigue permitiendo el reintegro individual (lo que se denomina "descuelgue") de trabajadores después de los 15 días de huelga en la gran y mediana empresa, y a los 6 días en el caso de la micro y pequeña empresa, supeditado al cumplimiento de la última oferta, y que contemple una reajustabilidad mínima anual según la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) para todo el período del contrato, por parte del empleador.

En peor situación quedan con esta reforma laboral, los trabajadores de las micro y pequeñas empresas a los que se les impone una serie de limitaciones.
En relación a la constitución de sindicatos y la negociación colectiva en las MIPEs (Micro y Pequeñas Empresas), sólo podrán formarse sindicatos (y consecuencialmente negociar colectivamente) en aquellos casos cuyos quórums de constitución sean de a lo menos 8 personas que representen al 50% de los trabajadores de la empresa. En la práctica, la limitación de representar a la mitad de los trabajadores significa, cerrar la posibilidad de que en dichos centros de trabajo exista representación sindical. Hasta antes de la Reforma Laboral, prácticamente no existía representación sindical en dicho sector y si ya era complejo tener presencia de sindicatos, con esta nueva restricción lo será mucho más. Los trabajadores que laboran en las MIPEs hoy representan el 34,2% de los asalariados privados y suman 1.410.192 personas.
En cuanto a los trabajadores contratados temporalmente y por obra o faena, lo evacuado en marzo, incorpora la exigencia de que “las empresas sólo estarán obligadas a negociar en el caso de que la obra o faena transitoria tenga una duración superior a doce meses”. Hoy, más del 80% de los contratos definidos, tienen una antigüedad inferior a 12 meses. Además, atendiendo a la enorme capacidad que tiene las patronales de este sector para crear nuevas empresas contratistas, otorga más facilidades al empleador para saltarse dicha obligación: bastaría generar obras o faenas cuya duración sea inferior a 12 meses (y si se requiere más tiempo, cortar en etapas, con el consecuente nacimiento de nuevas obras o faenas). Finalmente, y no menos importante en este punto, aun cuando existan trabajadores que logren acceder a la negociación colectiva, en ese caso, será una de segunda categoría, sin derecho a la huelga y sin fueros. Los trabajadores contabilizados en esta situación son 566.762.
También se permite a la empresa mandante (o principal) poner término al contrato y/o reemplazar a la contratista en caso de una huelga. En consecuencia, la amenaza de la pérdida del contrato comercial y probablemente de la fuente laboral es una amenaza directa frente a cualquier actividad sindical. Se encuentran en esta situación 319.840 trabajadores.
En síntesis, se trata de 2,3 millones de asalariados privados que, prácticamente por ley, se ven en los hechos imposibilitados en el derecho a la negociación colectiva (sólo considerando estos grupos que es donde existen datos). Dicho en otras palabras, el 55,7% del universo de trabajadores que laboran en el sector privado y que tienen contrato de trabajo escrito estarían en esta condición. De hecho, si en lugar de considerar sólo a los asalariados privados con contrato escrito de trabajo, tomamos a todos los asalariados privados (después de todo el contrato de trabajo es consensual, es decir basta un trato a palabra), la cifra total se eleva a 3 millones de trabajadores, lo que representa el 61,4% del total de trabajadores asalariados del sector privado.
Como vemos las llamadas reformas modernizadoras de las relaciones laborales, no hacen más que profundizar la esclavización de los trabajadores chilenos, sometidos a una estatización total de sus sindicatos y a una enorme atomización, ya que existen más de 11 mil sindicatos activos de los cuales el 50%, no alcanza a poseer 40 socios.
El imperialismo y sus trasnacionales, las patronales, utilizando toda la fuerza de sus instituciones, su gobierno, parlamento, justicia y a sus agentes como la burocracia sindical, nos quieren poner de rodillas declarándonos una verdadera guerra.
Los trabajadores debemos reagrupar urgentemente nuestras filas. Apoyándonos en la lucha y movilización de los trabajadores, será la única manera de poder reagrupar de manera urgente nuestras fuerzas en un pliego único de reclamos y poner en pie una organización que este a la altura de la guerra que nos han declarado el imperialismo, las patronales y su gobierno.

 

A propósito de las “lecciones” de la dirección del PTR sobre la finalización de la huelga en minera La Escondida

Un enorme dique de contención que hablando de “unidad” y “solidaridad” sólo unió a los dirigentes sindicales y consagró el aislamiento de las luchas obreras y la división de las filas obreras

La dirección del PTR ha sacado un artículo con fecha 24/3, titulado: “Escondida: una gran lucha que aún no termina”, donde reivindica la política con la cual se condenó al peor de los aislamientos a los 2.500 trabajadores de La Escondida que durante más de 40 días dejaron todo en la lucha.

En su declaración, el PTR plantea que “Los trabajadores enfrentaron más que una patronal particular. En el desarrollo de la huelga vieron cómo se configuraba un bloque anti-obrero. Una alianza donde se encontraba BHP, el Consejo Minero, el gobierno de la Nueva Mayoría y los medios de comunicación tradicionales. Todos conscientes del importante precedente de esta huelga, aunaron fuerzas para debilitarla.” Es decir, la dirección del PTR no puede negar cómo las transnacionales mineras, el gobierno y las instituciones del régimen cívico-militar concentraron sus fuerzas contra los trabajadores de La Escondida. Pero la verdadera tragedia es que, contra el ataque de la patronal y el gobierno, los mineros no pudieron unir sus fuerzas y luchar en un solo combate unificado. Pelearon divididos, gracias al accionar de la burocracia colaboracionista y toda la izquierda reformista que los dejó aislados.

El PTR ahora quiere hacer creer que la huelga de La Escondida sí rompió el aislamiento y se unió al resto de las luchas en curso, afirmando que esa “alianza anti-obrera tuvo su contra parte” que fue que “alrededor de la huelga se forjó un frente único obrero, buscando desarrollar este conflicto sindical como un conflicto de clase. La huelga de Escondida se une con otros sindicatos en huelga, uniendo su lucha con las de Molyb y Molinor, lo que tuvo su expresión más desarrollada en la gran marcha obrera que juntó a más de 1.000 trabajadores en Antofagasta”. Justamente, lo que plantea la dirección del PTR es un gráfico ejemplo de cómo realmente se impidió la unidad cuando sobraban condiciones para conquistarla.

Efectivamente, el día 3/3 se realizó en las calles de Antofagasta una combativa movilización encabezada por los mineros de La Escondida junto a los trabajadores de Molyb y Molinor (de la empresa privada de molibdeno Molymet) que también se encontraban en huelga. Pero lamentablemente y a diferencia de lo que plantea la dirección del PTR, esto no significó la unidad de estos tres sectores en lucha, que cuando terminó la movilización, continuaron peleando por separado y de forma aislada.

Justamente lo que demostró dicha movilización por el centro de Antofagasta fue la enorme predisposición de los trabajadores de La Escondida, de Molyb y Molinor a coordinar su combate y que sobraban condiciones para hacer realidad la unidad de los que estaban peleando. Ante esto, la dirección del PTR quiere hacer creer que la “unidad de las luchas” empezaba y terminaba en dicha movilización, cuando ésta debía ser el puntapié inicial para lograr la tan ansiada unidad de los que luchan. Dicha movilización fue una enorme oportunidad perdida para hacerla efectiva, para que los trabajadores de La Escondida, Molyb y Molinor unificaran su combate y sus reclamos en un Comité de Lucha común desde donde llamar a los demás sectores que estaban peleando, a todos los mineros del país, etc. a coordinar un plan de lucha común para reagrupar las fuerzas de todo el movimiento obrero, siendo ésta la mejor garantía para el triunfo de los mineros en huelga.

La tragedia fue que impusieron que esa unidad sea sólo durante una movilización y mientras tanto la “alianza anti-obrera” (como la define el PTR) del gobierno, la patronal y las transnacionales pudo concentrar sus fuerzas contra cada sector en lucha que continuó peleando de forma aislada.

La vida dio su veredicto. Los resultados de esta nefasta política están a la vista. No sólo con los mineros de La Escondida que días después tuvieron que levantar la huelga, sino por ejemplo con los trabajadores de Molyb, que luego de más de un mes de paro, se vieron obligados a levantar su medida de lucha y a firmar un contrato colectivo con la patronal de CODELCO a cambio de algunos bonos, manteniéndose las mismas condiciones laborales contra las que salieron a pelear en un principio.

En sus ansias de querer seguir engañando a los trabajadores sobre la “falsa unidad de los que luchan”, el PTR continúa afirmando: “Junto con esto se creó una red de solidaridad, expresada en la formación de comités de apoyo en diversas regiones del país, desde donde se organizaron las Jornadas Nacionales de Lucha. En Antofagasta se agrupó el Frente de Trabajadores Mineros (FTM), sindicato de Orica, Colegio de Profesores, Ferrocarril, FEUA, FEUCN, movimiento NO+AFP y organizaciones de izquierda como el Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR); así mismo en Santiago se sumaron trabajadores de CODELCO sección El Teniente y el sindicato del Centro Cultural Gabriela Mistral. Unidad que logró fortalecer la lucha, abrirla a nuevos sectores y expandir el conflicto.”

Pero señores dirigentes del PTR Los obreros saben muy bien que ¡Cuando hay lucha, la solidaridad es salir a la lucha! ¡Cuando hay huelga la solidaridad es salir a la huelga! Y este no fue el caso de ninguno de los dirigentes sindicales que participaron de dichas acciones, sino que hablando mucho de “solidaridad de clase”, haciendo acciones de solidaridad, poniendo en pie incluso “comités de solidaridad con La Escondida”, etc. no pusieron todas sus fuerzas para pelear en común con los mineros de La Escondida. Por ejemplo, desde todas esas organizaciones, comenzando por el Frente de Trabajadores Mineros, del que es parte del sindicato N° 1 de La Escondida y agrupa a ¡30 sindicatos! de la minería estatal y privada, se podría haber garantizado un comité de lucha que funcione en el campamento de La Escondida para unir a todos los mineros de Chile o convocado a un paro nacional minero levantando las demandas de los mineros de planta de La Escondida para todo el proletariado minero y todo el movimiento obrero.

 

La dirección del PTR y la unidad con los contratistas: “haz lo que yo digo mas no lo que yo hago”

Como demostramos, para la dirección del PTR la unidad de las filas obreras no era una condición sine qua non para el triunfo de los trabajadores de La Escondida, sino todo lo contrario. Pero más allá de esto, ellos en su declaración se ven obligados a afirmar que "Una de las debilidades de la huelga fue sin duda la unidad con los contratistas. A falta de una política consciente de la dirección sindical por unirse con los trabajadores contratista y sus sindicatos, se abrió un espacio para que la empresa pudiera meter una cuña entre trabajadores".  Pero, ¿qué hizo la dirección del PTR al servicio de que se forje y se conquista dicha unidad?

En primer lugar, el eje de su política fue -como hacen en cada conflicto, lucha, huelga, movilización y en cada oportunidad que tienen-, exigirle a la burocracia de la CUT que “llame al paro por los mineros de La Escondida”. En cada mitin en “solidaridad” con la huelga, en la marcha en Antofagasta junto a los obreros de Molyb y Molinor, etc. la posición de todos los dirigentes del PTR fue ésta, es decir, intentar someter a los trabajadores a los pies de la burocracia de la CUT.

Con su política estratégica de “no hacerle paralelismo” a la CUT, el PTR más alejó a los mineros de planta de La Escondida de sus hermanos de clase, los mineros subcontratados, porque buscó someter su lucha a los pies de la burocracia stalinista que no sólo traicionó el paro de La Escondida desde el primer día, sino que apoya al gobierno pro-imperialista de la Bachelet y que garantizó que se descargue todo el ataque sobre el proletariado minero en el último tiempo, sin mover un dedo por los miles y miles de mineros subcontratistas que quedaron en la calle y que entregó la sangre del mártir Nelson Quichillao.

La dirección del PTR no puede con su genio… Son tan sirvientes de los “pacos de rojo” de la burocracia de la CUT que terminaron a los pies no de los mineros contratistas, sino de sus máximos entregadores.

Pero al respecto de esto, vale otra pregunta: si realmente opinaban que la debilidad de la huelga de La Escondida era la unidad con los contratistas, ¿por qué no la impulsaron desde el sindicato minero contratista que dirige el PTR? Nos referimos al sindicato SCM de Rancagua (presidido por Edward Gallardo Basay, dirigente del PTR), que incluso viene de ser fuertemente atacado por la patronal, con el despido de 800 compañeros el año pasado. ¿No era acaso la huelga de La Escondida la mejor oportunidad para forjar la unidad que el PTR dice pregonar de los mineros de planta con los contratados y por la reincorporación de los compañeros despedidos? Gallardo fue el vocero del PTR en los dos mítines que se realizaron en las puertas de la BHP Billiton en Santiago en apoyo a la huelga de La Escondida, donde lamentablemente ni palabra mencionó sobre esto y mientras duró la huelga, jamás llamó a hacer efectiva esta unidad.

Lamentablemente, Gallardo volvió a silenciar la situación de los mineros despedidos de su sindicato, tal como hizo el año pasado, cuando ocurrían estos despidos y Gallardo encabezaba la lista del PTR en las elecciones fraudulentas de la CUT –apoyado por el stalinista Cristian Cuevas, hoy del Frente Amplio. En aquella oportunidad, mientras legitimaban ese fraude escandaloso que son todas las elecciones de la CUT, tampoco dijeron una palabra de los compañeros despedidos de SCM.

Lo mismo vale para Lester Calderón, dirigente del PTR y presidente del Sindicato de Orica, que también es parte del Frente de Trabajadores Mineros, desde donde aplicó la misma política de “solidaridad” de palabra con los mineros de La Escondida. Pero incluso podríamos decir que Calderón se animó a ir más allá, porque mientras sucedía la huelga de La Escondida, 16 trabajadores de su sindicato eran despedidos. Y frente a esto, mientras a unos pocos kilómetros se encontraba el campamento y la lucha de los trabajadores de la principal mina de cobre del mundo, ¡la dirección del PTR llevó a los despedidos de Orica a hacerle una demanda a la empresa contra los “despidos injustificados” en los tribunales pinochetistas! Cuando era el mejor momento para llamar a poner en pie comités de mineros despedidos, para junto a los mineros de planta de La Escondida y llamando también a los mineros subcontratados, coordinar ya la lucha para pelear por la reincorporación de todos los despedidos, la política del PTR fue llevar el justo reclamo de los trabajadores a los pies del régimen cívico-militar pinochetista, demostrando con este acto y una vez más, ser enemigos acérrimos de la unidad de las filas obreras y sirvientes de las instituciones burguesas, con lo cual se ganaron un lugar de honor en el enorme dique de contención que impidió que los mineros de La Escondida triunfen.

 

 

 

 

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