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Brasil -12 de junio de 2018

Parte I


¿A dónde va Brasil?

El gobierno ilegítimo de Temer, es rechazado por la amplia mayoría de los explotados y el pueblo pobre de Brasil. Como anuncian todas las encuestas de la burguesía, tiene más del 90% del rechazo de la población. Es este gobierno de Temer surgido de las entrañas de un gobierno común con el PT, el que profundiza la entrega de Brasil al imperialismo y al FMI. Es el que avanza hoy con el ataque a los trabajadores que ya antes venía imponiendo Dilma y el gobierno del PT. Con el apoyo parlamentario, Temer impuso la flexibilización laboral.
El imperialismo necesita en Brasil un gobierno lacayo que vaya hasta el final en el ataque a las masas, puesto que son estas las que tienen que pagar la enorme crisis y el crac en el que entró el país. El gobierno de Temer es el que surge apoyado en la justicia reaccionaria y en el Impeachment parlamentario, sostenido en todas instituciones de la archireaccionaria Constitución de 1988. Esta Constitución es la que le permite a la burguesía, cuando sus gobiernos entran en crisis, no solo cambiarlos antes de que terminen sus mandatos, sino inclusive sacar a las FFAA a las calles para blindar a su Estado ante el odio de las masas.

Este gobierno de Temer, en su ataque a los trabajadores cuenta con la complicidad de la burocracia sindical pelega y del PT que se entregó al Impeachment parlamentario e inclusive a los jueces de la Constitución del 1988, tal cual hizo Lula para demostrar que es un fiel y honesto sirviente del imperialismo y la burguesía en Brasil. Para garantizar esta verdadera guerra contra los trabajadores, el gobierno ha sacado a las Fuerzas Armadas a las calles, mientras su policía asesinó a Marielle Franco y a decenas de explotados.

Hoy este régimen blindado, apoyado en la reaccionaria Constitución de 1988, monta una verdadera farsa electoral para legitimar el actual ataque a las masas y profundizarlo cuando acabe el mandato de Temer. De eso se trata esta farsa electoral que apoyan todas las pandillas burguesas, el imperialismo y también toda la izquierda del régimen infame.

Desde la izquierda se escucha el grito de “Fuera Temer”, pero está claro que lo quieren “derrotar” en el proceso electoral. Esto significa que Temer se queda para cumplir su función de atacar a la clase obrera antes de irse e inclusive, con la casta de jueces, disciplinar a todas las pandillas burguesas que se quedaron con comisiones de más en el reparto de la renta y el saqueo de Brasil.

La clase obrera dio mil y una muestras de predisposición al combate. Las clases medias atacadas por la crisis buscan una salida desesperada a su bancarrota.
En el medio del marasmo económico, los monopolios y las transnacionales imperialistas necesitan, para recuperar sus ganancias y rentas usureras, al gobierno más totalitario que puedan tener a mano. La Constitución del 1988 les da todas las garantías y pone en acción a todas las instituciones necesarias para ello. Las burocracias de los sindicatos estatizados son las que han garantizado contener los combates de las masas.

El PT y su política de gobierno junto a la burguesía, la iglesia y los sindicatos estatizados, ya no es el agente que el imperialismo necesita para atacar profundamente a los trabajadores. No es la hora de engaños y anestesias para desviar las luchas. Ya es la guerra de clases abierta. La burguesía brasileña tiene en la embajada yanqui, en la casta de oficiales y en la casta de jueces, el Estado Mayor capaz de comandar esta guerra contra los trabajadores.

Todas las organizaciones de lucha que puso en pie la clase obrera en años de combate, hoy, en manos del reformismo, se han vuelto totalmente inútiles para enfrentar esta ofensiva de los explotadores. El PT, la izquierda stalinista y los renegados del trotskismo, han rodeado a Lula, que a su vez también es sostenido por la iglesia y amplias fracciones de la burguesía nativa. Es a los pies de este frente de colaboración de clases que las direcciones reformistas han llevado y siguen llevando todas las energías y fuerzas de lucha de los trabajadores.

La burguesía nativa sabe muy bien que si enfrenta decisivamente al imperialismo, debería apoyarse en la movilización revolucionaria de la clase obrera y las masas armadas. Es que en un país semicolonial, chochan dos grandes clases: el imperialismo que saque la nación y la clase obrera junto a los explotados y campesinos pobres.
Lula, la Odebrecht, la iglesia y demás pandillas de la burguesía nativa o mercadointernistas saben muy bien que las masas movilizadas y armadas contra el imperialismo barrerían no solo con el FMI y los banqueros usureros, sino también con sus ganancias y su propiedad. Ellos tienen miles de negocios con el imperialismo.

Por ello, bendecido por la iglesia, sostenido por izquierda por el stalinismo y los renegados del trotskismo, Lula -que tiene la mayoría de los votos y el apoyo de la mayoría de la población- se entregó y marchó preso. Él dice que es para demostrar su inocencia, pero la ver]
dad es que decidió entregarse sin chistar, para apoyar, desde la prisión, este plan del imperialismo con Temer atacando a los trabajadores.

Esa es la cobardía y el cinismo de las burguesías nativas. Nada nuevo. Ahí están Maduro en Venezuela, Ortega en Nicaragua y Evo Morales en Bolivia, retirándose de la escena política, matando de hambre al pueblo y entregando Latinoamérica al imperialismo. Lula, Dilma y el PT son de esta misma banda, al igual que los hermanos Castro que entregaron Cuba a los yanquis.

Hay que decir la verdad: Lula bendecido por la iglesia prefirió ir a prisión para salvar al régimen burgués, al gobierno de Temer y legitimar esta farsa electoral, nombrando a sus fantoches como Boulos (PSOL) y D’Avila (PCdoB) para las elecciones, mientras Temer, junto a todas las pandillas burguesas, comanda el ataque contra la clase obrera y todas sus conquistas.

 

Saqueo, hambre, desempleo, asesinatos, militarización
y represión contra la clase obrera y los explotados
¡ESTO NO SE AGUANTA MÁS!

¡FUERA TEMER YA!
¡ABAJO LA ARCHIREACCIONARIA CONSTITUCIÓN DE 1988!

¡ABAJO LA FARSA ELECTORAL!
Que llama Temer amparado en la Constitución y sostenido sobre los hombros de Lula, el PT, la Nueva Izquierda, la burocracia, la iglesia, el juez Moro y los oficiales asesinos de las Fuerzas Armadas

Los de arriba vienen por todo…
Las organizaciones obreras, populares y de los campesinos pobres deben romper ya con la burguesía y ponerse de pie

¡HUELGA GENERAL REVOLUCIONARIA!

¡Fuera el FMI! ¡Que la crisis la paguen los capitalistas!

¡QUE SE VAYAN TODOS Y NO QUEDE NI UNO SOLO!

 

¿Por qué no cae Temer?

Los explotados y el pueblo pobre de Brasil no soportan más las penurias impuestas por este gobierno ilegítimo comandado por Trump y el FMI. Cada combate, cada demanda, cada acción en las calles plantea claramente “Fuera Temer”. Pero ¿por qué el gobierno más débil de la historia de Brasil no cae? Este gobierno totalmente ilegítimo, con más del 90% de desaprobación, ya lleva dos años en el poder.
Se podría decir que lo sostienen las Fuerzas Armadas y los jueces burgueses. Pero a estos, ¿quién los sostiene? Temer no cae porque es el hombre que puso el imperialismo y para ello utilizó todas las instituciones de la Constitución de 1988, desde las FFAA hasta el Parlamento que lo nombró.

Mientras tanto, el PT de rodillas con Lula yendo preso para “demostrar su inocencia”, también lo sostiene. Hoy se discute si va Lula como candidato testimonial o su fantoche Boulos, proveniente de las filas de los “anticapitalistas” como el PSOL. Pero esto es un brutal engaño al pueblo.
Lula tiene más del 50% de apoyo de la población y sin embargo sostiene a Temer que es rechazado por la amplia mayoría de la población ¡Esa es la vedad! Si no fuese así, desde la CUT se llamaría a un Congreso obrero, campesino y de las organizaciones populares, para organizar a millones de obreros y explotados que ganarían las calles para tirar Temer y el gobierno más odiado de la historia del país caería en cuestión de días.

El PT, que controla a la burocracia sindical, lo sostiene a Temer. Están lejos de combatir contra la flexibilización laboral, ni por vivienda, ni por tierra, ni por trabajo. El PT, Lula y la burocracia han sometido a la clase obrera a la Iglesia y a las pandillas burguesas opositoras. Ellos le temen más a las masas en las calles que al imperialismo y las grandes transnacionales que los encarcela para que devuelvan las comisiones de más que se quedaron administrándole sus negocios. Este es el papel ruin de las burguesías nativas, a los que la burocracia, los stalinistas, los reformistas de crucifijo y los renegados del trotskismo han sometido la clase obrera.
Por eso Temer no cae. Porque es el hombre de la transnacionales para atacar a las masas hasta las próximas elecciones. A Temer lo sostienen todos los que avalan la farsa electoral del Juez Moro, de las FFAA, del Parlamento del Imperachment, del mismo Lula que se entregó y del PT.

Esto no es casual. Es que Temer no solo vino a imponer la flexibilización laboral asentado en el camino allanado por el PT con quien gobernó hasta el 2016, sino que con la intervención militar en Río de Janeiro resguarda los 750 mil millones de dólares de las reservas del Banco Central, para entregárselas a Trump y el FMI, garantizando que el robo al pueblo brasileño vaya directamente a los bolsillos de los piratas imperialistas. En Rio de Janeiro están concentradas las instituciones financieras del país como el Banco Central y la Reserva Federal y Temer las resguarda con la casta de oficiales asesina interviniendo militarmente en el estado, ocupando cinco Ministerios e interviniendo en la vida política con Pronunciamientos Militares como el que emitieron para garantizar el encarcelamiento de Lula.

En 2013, cuando la crisis económica golpeó ferozmente sobre Brasil, comenzó la actual ofensiva del imperialismo yanqui para recolonizarlo. Por ello no hay lugar para gobiernos y regímenes de conciliación de clases y mucho menos para ningún tipo de concesiones a las masas.

Hoy, el plan del imperialismo es sostener con una mano a Temer y dejar en un segundo plano a Lula, al PT y a su frente de colaboración de clases porque sabe que este frente sostenido por el stalinismo y toda la izquierda reformista se tornará imprescindible si Temer cae producto de una irrupción independiente de masas. Mientas tanto, disciplina a las pandillas de las burguesías locales en las que se tuvo que apoyar para contener y lidiar con las masas en las últimas décadas. El imperialismo castiga a Lula y al PT pero los preserva porque sabe que los necesita para controlar a la burocracia sindical y las organizaciones obreras y de las masas. Ese rol el PT lo cumple milimétricamente. Esta es la verdad.

Esta política es la que se esconde, es la que está tras bambalinas en la entrega y la rendición de Lula a Moro, comandada por Wall Street. Ahora Lula lanza su precandidatura a presidente desde la cárcel. En su campaña ni siquiera llama a luchar con acciones en las calles por su libertad, porque su política es que siga Temer y que gane las elecciones su continuador: la derecha.

Ni Lula, ni el PT, ni el stalinismo ni los renegados del trotskismo, ni siquiera los que se pintan de más socialistas, denuncian esta farsa electoral, en el momento de la mayor crisis política de todas las instituciones de dominio en Brasil. Falta una voz valiente de la clase obrera que diga con claridad que Temer no representa a nadie y que con luchas en las calles se puede derrotar la farsa electoral ya y abrir la lucha revolucionaria de las masas. Una voz valiente que diga la verdad: que a Temer lo sostiene el PT y toda la burocracia de los sindicatos y también las FFAA y los jueces, amparados en la Constitución de 1988, a la que todos se disciplinan cuando avanza el plan imperialista que viene por lo suyo en Brasil.

Bastaría que Lula y el PT desconozcan la farsa electoral y llamen a boicotear las elecciones para dejar colgado de un hilo al gobierno y a todo el régimen burgués. Pero Lula no está para esto, sino para sostener las ganancias de los capitalistas.

Por eso no llaman a tirar a Temer ya. Estos “demócratas” del PT ni siquiera plantean hacer un Impeachment parlamentario contra Temer y los “golpistas”. Lo único que proponen son acciones propagandísticas para liberar a Lula para que éste se pueda presentar libremente a elecciones. Esa es su consigna central. No llaman a ganar las calles porque su papel está en atarle las manos a la clase obrera y arrodillarla, para que siga Temer y avance la ofensiva de Wall Street.

Las masas buscan un camino para enfrentar a Temer pero la burocracia sindical, el PT, los falsos socialistas, los stalinistas de todo color y pelaje, le cierran el camino a cada paso. El reciente lockout patronal de camioneros, que junto a pequeños burgueses propietarios de uno o dos camiones cortaron las rutas de todo el país por la reducción del precio del gasoil, despertó el odio de todas las masas explotadas de Brasil contra Temer.

El apoyo a esta paralización de camioneros fue total y, pese al desabastecimiento y los cortes de rutas, no dejaba de crecer día a día porque las masas veían que pegaban contra Temer. Los explotados han entrado en lucha política. Los trabajadores y el pueblo pobre saben que solo pueden salir de sus penurias inauditas si derrotan al gobierno.

La clase obrera, los explotados, los sin techo y sin tierra, opinan que no conseguirán ninguna de sus demandas si no cae Temer ya. La izquierda, aún los más socialistas vestidos de r-r-r-rojo, llamó a apoyar el lockout de la patronal camionera y a eso le decían “alianza obrera y popular”. Pero la política no podía ser otra que aprovechar esa enorme disputa interburguesa para llamar a la clase obrera a ganar las calles y conquistar la huelga general para intervenir por sus propias demandas e inclusive levantando las demandas de los pequeños transportistas arruinados, no solo la reducción de los precios del combustible, sino la condonación de las deudas y la anulación del peaje para los pequeños transportistas, etc.

Sobraban y sobran condiciones en Brasil para unificar a la clase obrera y al pueblo empobrecido e impedir que las clases medias y la pequeño burguesía arruinada sigan bajo la influencia de la burguesía. Las direcciones traidoras de la clase obrera han sometido, aquí y allá, a las organizaciones de lucha a las distintas pandillas burguesas. La pequeño burguesía oscila de derecha a izquierda y de izquierda a derecha tal cual un péndulo, mientras el Brasil oprimido por el imperialismo se hunde en la bancarrota y con ella todas las clases oprimidas. Mientras tanto… Temer continúa.

Una brutal farsa electoral para someter a las masas ya está aquí. Sobran condiciones para derrotarla e incluso para imponer un boicot revolucionario contra las elecciones fraudulentas de Trump, Temer y la Constitución de 1988. Si hasta el candidato que cuenta con más del 50% de los votos está preso, ¿qué legitimidad puede tener este fraude electoral? Las condiciones para el boicot revolucionario ya están acá y ninguna organización que se dice socialista y revolucionaria lo plantea con claridad.

Eso significaría levantar el telón para que se vean los contornos de la verdadera ofensiva de la burguesía y sus instituciones totalmente deslegitimadas. Bajar el telón es la tarea de los reformistas para ocultar el ataque y legitimar esta farsa electoral, cuando los de arriba están en crisis y vienen por todo. La tarea de los revolucionarios es subir el telón y abrirle el camino a las masas para que vayamos a por todos ellos.

 

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