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09-06-2015

El paro del 9 de junio, un paro tardío que no sirvió para enfrentar el tope salarial de la Kirchner, Caló y la patronal esclavista.
Ahora, todo el movimiento obrero debe terminar de abrir la brecha en el pacto Kirchner-Caló que
abrieron los aceiteros.

¡Basta de paros simbólicos! ¡Basta de chamuyo y circo electoral!

Coordinando a los que luchan, en asambleas de base, hay que conquistar un
¡Paro activo nacional de 36 horas!

La burocracia sindical querrá robarle esta heroica pelea a los aceiteros. Moyano y Barrionuevo organizaron un paro general por fuera de las luchas decisivas que enfrentan el tope salarial y cuando éstas más lo necesitaban. Ello es evidente. Un paro general el 20 de mayo contra el tope salarial de Calo-Cristina y en apoyo a los aceiteros hubiera significado un golpe decisivo al gobierno y a todas las patronales. Los dirigentes de la CGT y CTA se cuidaron muy bien de no llamarlo.
Con la unidad del movimiento obrero estaban todas las condiciones para triunfar. La burocracia sindical somete a los trabajadores a los tiempos y necesidades políticas de los patrones y su gobierno. Ese es el límite que tiene la clase obrera para dar mayores pasos hacia adelante.

Hoy la burocracia sindical de la CGT intenta cambiar el verdadero carácter y dureza de la lucha de los aceiteros. Los argumentos de la burocracia sindical para aceptar los topes salariales en las paritarias que están en curso es que "si los aceiteros tuvieron que hacer una lucha de tantos días para arrancarle un 36% a empresas que ganan tanto, la mano está muy dura y hay que negociar por menos".
Este es un argumento falaz y un verdadero engaño para traicionar a las paritarias que están en curso. Las transnacionales imperialistas son las que más ganan, pero las que menos entregan, las que menos dan. Es la patronal más fuerte que hay en Argentina. ¿De qué hablan? La lucha de los aceiteros enfrentó a la patronal más poderosa de este país, a la que menos cede, la que más saquea la nación, y que mata por un gramo de soja, en Argentina y en todo el mundo.
La lucha de los aceiteros enfrentó a las 5 cerealeras que concentran la producción agroindustrial de todo el planeta. ¡Qué no hubieran logrado los aceiteros con el apoyo de todo el movimiento obrero!

Los trabajadores aceiteros demostraron, insistimos, que aun solos pudieron enfrentar y abrir una grieta a todos los enemigos de los trabajadores unidos, y esa grieta que quedó abierta es para que la termine de abrir y derrotar toda la clase obrera argentina.
Los amigos de los patrones correrán a cerrarla, a sellarla. Y nosotros llamaremos a agrietarla aún más para que se rompa el dique de los explotadores y para poder recuperar todo lo que nos corresponde a los obreros. Jugarán un gran rol para terminar de abrir esa grieta en el frente de los explotadores los obreros en negro y los que aún no han conquistado un trabajo digno. El grito de lucha de la clase obrera debe ser: ¡Basta de limosnas! ¡Un turno más en todas las fábricas! ¡Trabajo digno para todos con salario mínimo de 15 mil pesos!
Para vencer, ¡hay que recuperar la unidad de todas las filas obreras!
Para ello, hay una tarea inmediata en la UOM, la UOCRA, UPCN, etc.: ¡hay que llamar, desde las bases y en asambleas, a desconocer las paritarias truchas firmadas por Calo, Martinez y compañía! ¡Ellos no nos representan!

Ya ha pasado el paro del 9/6 de Moyano y compañía. La CGT y la CTA no tienen ninguna intención de llamar a desconocer el tope salarial de Calo-Kirchner ni de llamar a una lucha unificada de todo el movimiento obrero. Los conflictos por despidos y suspensiones se van a multiplicar. Se va a imponer una verdadera cortina de humo con la trampa electoral. Cada sector del movimiento obrero quedará peleando por separado contra el tope salarial, los despidos y las paritarias de hambre ya firmadas. La convocatoria a un congreso obrero nacional con delegados con mandato de base de todo el movimiento obrero para tomar en sus manos la lucha por la demanda de los aceiteros a todo el movimiento obrero está puesto a la orden del día.

¡Que alguna vez la plata la pongan los patrones, las transnacionales y sus banqueros!
¡Basta de expropiar el salario obrero!

En este sistema capitalista todo lo que conseguimos, si no avanzamos a derrotarlo y arrinconarlo, todo se pierde. Las patronales dan algo sólo cuando ven que están a punto de perder todo. El gobierno y la patronal nos correrá el arco en los próximos meses. Para mantener nuestras conquistas habrá que dar duras peleas. En una lucha se gana, se pierde o se empata. Los aceiteros le hicieron frente a un coloso: el gobierno, toda la patronal esclavista, sostenida por la embajada yanqui y Wall Street, la Bolsa de Chicago, donde están los jefes de todas las cerealeras. Ganaron un round muy importante. Pero la pelea es a 12 rounds. Y la debe pelear todo el movimiento obrero.
Los compañeros demostraron la fortaleza de un batallón de la clase obrera. Queda una pelea pendiente para vencer definitivamente que es lograr la irrupción generalizada de toda la clase obrera, para ponerle el pie en el pecho a los capitalistas, los saqueadores de la nación, para que alguna vez se arrodillen ellos. Los aceiteros abrieron ese camino. La responsabilidad ahora la tienen todas las organizaciones que reivindican defender los intereses de los trabajadores. Los aceiteros deberán acelerar este llamamiento, tienen toda la autoridad para hacerlo.
El FIT, como izquierda socialdemócrata parlamentarista, le dirá a los trabajadores que con sus leyes en el parlamento resolverá los padecimientos obreros. No mientan más. ¡Basta de vender humo e ilusiones a los trabajadores! En las escribanías de las transnacionales y los capitalistas no hay nada para los obreros. Todo se consigue en las calles y con la lucha.
Los políticos y parlamentarios de la izquierda, en lugar de utilizar su personería electoral, sus bancas y sus espacios televisivos para decirle esta verdad a los trabajadores, nos quieren hacer creer que con sus proyectos de leyes, inclusive con políticos patronales, podremos conseguir salario, jubilaciones dignas, etc. Esas son palabras que se lleva el viento.
Los trabajadores deben confiar en su propia fuerza. Esa es la verdad.

A partir de aceiteros, la clase obrera debe crear las condiciones para preparar y organizar una gran lucha, porque serán grandes los objetivos que se proponga conquistar. Los barcos parados en los puertos de Rosario y San Lorenzo demostraron cómo el imperialismo y las transnacionales, con la complicidad de los patrones nativos, se llevan todas las riquezas del país. Lo mismo pasa con la minería, las automotrices, el petróleo... La patronal esclavista ha colocado a la clase obrera en talleres de "cama caliente" y de "cama fría", donde nunca terminamos de descansar por los turnos rotativos ni podemos disfrutar libremente a nuestras familias.
El gobierno de los Kirchner ha garantizado superganancias para los capitalistas, tener a la mano de obra argentina en más de un 60% en negro o precarizada y flexibilizada, lo que configura un plan de maquilizar la argentina. Sobre los hombros de los trabajadores se dio esta década de crecimiento. Esta ya demostado que los capitalistas no reparten nada: sacan todo.
Ha llegado la hora que la clase obrera diga ¡Basta! Los de arriba se la llevan en pala... ¡Que la pongan ellos!

Los 150 barcos paralizados en los puertos de Rosario demostraron que los que producen los alimentos para 450 millones de personas en Argentina son los trabajadores, mientras las transnacionales y la oligarquía se llevan las riquezas y matan de hambre al pueblo. Aquí ha quedado claro qué clase debe acaudillar a la nación oprimida, para redimirla de tanto saqueo y expoliación... ni más ni menos que la que produce sus riquezas, la clase obrera.
Y eso es el otro gran aporte de la huelga de aceiteros al movimiento obrero: desenmascarar las enormes ganancias de los capitalistas, desnudar el brutal saqueo que sufre este país a manos de las transnacionales imperialistas, y, como ya dijimos, demostrar que los trabajadores son los que realmente producen las riquezas.

En este país o pesa la clase obrera y decide en la vida política nacional, o lo harán los patrones esclavistas y sus políticos transformándola en una verdadera colonia de Wall Street con obreros esclavos y una nación en bancarrota.

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