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Argentina - 7 de enero de 2024

 

Presentamos esta declaración sobre Argentina, donde el imperialismo norteamericano ha lanzado una ofensiva para imponer una Argentina colonia, como punto de partida para colonizar toda América Latina. Esto mejoraría las condiciones para que el imperialismo avance su ofensiva sobre China.
Es decir, el imperialismo norteamericano con su ofensiva en Ucrania, manteniendo que sea desangrada y con ello rompiendo el mercado europeo y el espacio vital del eje franco-alemán con la división del trabajo que se había construido a partir del 89, de Lisboa a las estepas rusas, utilizando al sionismo para masacrar al pueblo palestino y disciplinar todo Medio Oriente, y haciendo pie en Argentina para colonizar al conjunto de América Latina de forma directa, lo pone a EEUU en la avanzada de la disputa por colonizar China.
Lo que está en juego es ver qué potencias imperialistas avanzan a colonizar China y también Rusia. Allí, EEUU se chocará con los imperialismos europeos, porque aunque parezca que no están disputando nada, en realidad sí avanzan de a pequeños pasos, como por ejemplo en constituir un ejército europeo. De darse una 3ra Guerra Mundial, esta sería por la colonización de China y de Rusia, entre EEUU y los imperialismos europeos encabezados por Alemania, a la que el imperialismo anglo-yanqui ha conseguido actualmente disciplinar en el atolladero de la guerra de desgaste en Ucrania, reduciendo su papel que desempeñaba junto con Francia, como locomotora del imperialismo europeo.
¡Ay del que crea que la segunda guerra mundial fue la última! El capitalismo putrefacto solo prepara masacres, guerra, barbarie, fascismo, salvo que sea derrocado por la revolución socialista. Por eso comunismo o fascismo, socialismo o barbarie, guerra or revolución, son las alternativas que tenemos por delante.


A 30 días del nuevo gobierno en Argentina

Bajo las órdenes del embajador yanqui Stanley y de Richardson, jefa del Comando Sur de EEUU…

Milei se viste de “emperador”
con decretazos, “ley ómnibus”, un “estado de sitio” de hecho y un régimen policíaco


Con un golpe económico hiperinflacionario, que crea desesperación en las masas, y despidos masivos
Buscan colonizar la nación y terminar de imponer la Argentina maquila



Los grandes capitalistas y el imperialismo le declararon la guerra a los trabajadores

¡Hay que presentarles batalla e ir por todos ellos!

Hay que preparar una

Huelga General Revolucionaria


¡Que se vayan todos y no quede ni uno solo!

 

La guerra del gobierno de Milei contra la clase obrera y el pueblo ya lleva un mes. Con la devaluación del 100% y la liberación de los precios, nos robaron la mitad del salario, mientras los grandes capitalistas multiplican sus superganancias con una remarcación salvaje. Los alimentos aumentaron al doble. Las tarifas, un 300%. La nafta subió más de un 80%. ¡Lo único que no aumenta es el salario!

Mientras transcurrían los primeros días de mandato del “emperador” Milei, comenzaron las primeras respuestas de los explotados contra la imposición de estas medidas contra los trabajadores, anunciadas por el ministro de economía Caputo, el decretazo del gobierno y el protocolo represivo de su ministra de seguridad, Patricia Bullrich.
Así, el 20/12 se desarrolló una marcha del movimiento de desocupados, que sobrepasó los límites del “protocolo anti-piquetes”, y retomando de forma embrionaria los métodos de lucha del 2001, se produjeron cacerolazos espontáneos que terminaron en una concentración frente al Congreso hasta altas horas de la noche, repudiando las nuevas medidas.
Los traidores de la burocracia sindical solo reaccionaron cuando en el DNU se declara de hecho la flexibilización laboral absoluta, porque a ellos les toca sus enormes negocios de las obras sociales, ya que el gobierno pone a la orden del día que no necesita a los dirigentes de los sindicatos para pasar a la ofensiva contra los trabajadores.
Los burócratas de la CGT y las CTA se movilizaron el 27/12 para presionar a la justicia para que “defienda a los trabajadores”, mientras intentan subordinar la lucha de la clase obrera argentina nuevamente a los pies de los políticos patronales del peronismo, que son los que atacaron brutalmente todas las conquistas y el salario del movimiento obrero durante los últimos 4 años.

Durante el gobierno de los Fernández y Massa, el partido peronista en el poder había adelantado esta ofensiva y dejado un 20% de devaluación e inflación en el mes de noviembre y ya un 170% de inflación interanual. De allí partió Milei, con la excusa de que se venía una “hiperinflación del 15.000% anual”, para largar un verdadero golpe económico a la clase obrera y a las masas desesperadas para que acepten este feroz ataque que sufren los explotados.
Con el chantaje del crac económico como pistola en la sien de las masas, solo buscan que estas se rindan y que los grandes capitalistas y el imperialismo ganen esta guerra que ya le declararon abiertamente a los trabajadores y el pueblo pobre.

Apenas pasaban unos días desde que su ministro de economía Caputo anunciaba estas medidas, que salía, como ya dijimos, el decretazo de Milei, que incluye la derogación o modificación de más de 300 leyes, que ataca al corazón de las conquistas obreras y entrega abierta y jurídicamente todas las riquezas de la nación y el control directo de Argentina al imperialismo. De imponerse este decreto, junto a más de 600 artículos de la “ley ómnibus”, Argentina pasaría a ser ya directamente una colonia yanqui.

El verdadero gobierno de Milei, el que resuelve todos sus pasos y curso de ataque a las masas, se organiza bajo el mando imperialista directo y se apoya en los CEOs de las grandes transnacionales y empresas que cotizan en Wall Street, que son las que terminarán de llevarse el grueso de las rentas nacionales del petróleo, los cereales, los minerales, el gas, los servicios, etc. y una enorme masa de plusvalía arrancada a una ya superexplotada clase obrera.
El FMI se frota las manos. El país está en cesación de pagos, pero sabe que en la Argentina colonia podrá cobrar la cuantiosa deuda externa que tiene la nación.

Los gerentes y CEOs han tomado el control de los resortes claves de los ministerios y de las empresas públicas. Estas pandillas de Wall Street se han repartido Argentina como hienas que se reparten una presa.

 

El gobierno peronista, utilizado como “limón exprimido” por el imperialismo, creó las condiciones para esta ofensiva antiobrera, bonapartista y de colonización abierta de la nación

Esta ofensiva contrarrevolucionaria del imperialismo se asienta en que, durante los últimos 4 años de gobierno peronista, las filas de la clase obrera fueron divididas, con la burocracia sindical entregando las conquistas de los trabajadores, comenzando por el salario en cada negociación paritaria que fue por detrás de la inflación, y garantizándole a los capitalistas que un 70% del movimiento obrero esté totalmente esclavizado, sobreviviendo como cuentapropista, entrando y saliendo del proceso productivo trabajando en negro o brutalmente flexibilizado. Mientras tanto, en la administración pública, decenas de millares de monotributistas deben facturar su salario, como si fueran una empresa, quedando sin ningún tipo de derecho laboral.
Fue el gobierno peronista, por traición de la burocracia sindical, el encargado de avanzar en la flexibilización laboral y en separar a una minoría de la clase obrera sindicalizada de la amplia mayoría de trabajadores y sectores empobrecidos y desesperados. Estos últimos fueron la base de Milei. El peronismo decía “donde hay una necesidad, nace un derecho”, cuando ya había dejado sin derechos al 70% de la clase obrera y a amplios sectores de la clase media arruinada.

 

El triste papel de la izquierda parlamentaria

En el último año, cruzado por más de 3 elecciones (entre las provinciales, las nacionales y el balotaje), el FIT-U realizó una campaña electoral, con internas entre ellos incluida, que prometía que con “más diputados” de izquierda en el Parlamento, se terminaría con esta situación… Por supuesto que también luchando…
Levantaron así un programa pacifista y “gradualista” que, apoyado en las capas altas sindicalizadas del movimiento obrero, hablaba el lenguaje del reformismo, mientras los diputados del FIT-U le votaban 24 leyes al gobierno de los Fernández y al agente del FMI, como era y es el ex superministro Massa. Todo esto cuando millones ya odiaban al gobierno peronista y de forma desesperada buscaban una solución inmediata a su crisis y sus padecimientos.
El cruel cretinismo parlamentario de la izquierda reformista argentina, que tuvo su costo en su estancamiento electoral abierto, contribuyó a dejar a la clase obrera totalmente desorganizada y sin un polo de lucha coordinado, alternativo a la burocracia, que el FIT-U se negó a poner en pie, tanto antes como durante el proceso electoral.

Junto al stalinismo, sectores del FIT-U continuaron llevando al movimiento de desocupados como mendigos a reclamar un paquete de arroz al Ministerio de Desarrollo Social, muy lejos de poner esas enormes fuerzas para que sean la avanzada de lucha contra los traidores de la burocracia sindical, que desde hace años dejan a los obreros desocupados librados a su suerte y a la mendicidad del estado.
Las organizaciones sindicales y de desocupados que dirige la izquierda se dividieron alrededor de qué partido del FIT-U ganaba las PASO… Lamentable. Una tragedia.
Hubo mil oportunidades. Y ahora que el gobierno ataca ferozmente a los trabajadores, la vanguardia obrera deberá improvisar un reagrupamiento de sus filas. La izquierda parlamentaria no puede hacerse la desentendida.

En pleno proceso electoral y a semanas de la elección presidencial, se sublevó el pueblo jujeño con piquetes y cortes de ruta. Allí el reformismo había llegado a conquistar el 23% de los votos. Lejos de reagrupar a las fuerzas de la clase obrera de todo el país, tomando como punto de apoyo el combate de los obreros de Jujuy, los dirigentes del FIT-U se fueron a la caza de votos, sin importar de dónde prevenían, inclusive adaptándose al kirchnerismo. Así en Jujuy no terminaron sacando ni el 7% de los votos.

De esta manera el FIT-U contribuyó a dispersar las filas de la vanguardia proletaria y a no prepararla para los combates decisivos entre revolución y contrarrevolución que ya están aquí.
Los márgenes de concesiones entre las clases se han acabado. El imperialismo yanqui viene por su “patio trasero” y por todas sus fuentes de materias primas, y para mantener su hegemonía ante la Europa imperialista y arrodillar a China y Rusia, EEUU vuelve al mundo a los tiros, luego de la era Trump, esta vez de la mano de Biden.

A 180° de preparar a la clase obrera para estas condiciones, el FIT-U desplegó todo su pacifismo y su cretinismo parlamentario que lo dejó totalmente debilitado, sin ningún tipo de autoridad y sin despertar ningún tipo de simpatía en millones y millones de explotados que no llegan a comer siquiera dos veces al día.

 

Argentina fue llevada a una brutal bancarrota por el saqueo imperialista, las superganancias de los capitalistas y las traiciones de la burocracia sindical peronista

De esta Argentina en bancarrota, que se encuentra en un verdadero default de hecho con el FMI, con un modo de acumulación capitalista ya agotado, con una fuga de divisas de más de 450 mil millones de dólares, con superganancias de los capitalistas que empujan día a día a un inflación galopante, con masas desesperadas que fueron alejadas de los sindicatos y organizaciones obreras por burócratas sindicales millonarios que ataron su suerte al otro gran partido de la embajada yanqui que es el peronismo…
De esta Argentina es que surge este gobierno pestilente de Milei, lleno de demagogia y con ínfulas de Bonaparte, que demuestra que el gran capital leyó bien la situación en Argentina. Envió a su látigo Milei para disciplinar a las masas, hablando con el lenguaje de la guerra civil contra el odiado régimen de partidos.
Durante todo el año pasado el consejo de AEA (Asociación Empresaria Argentina) de las grandes transnacionales que cotizan en la bolsa de Nueva York, que controlan los sectores clave de las fuerzas productivas de la nación, y la Cámara de Comercio de EEUU en Argentina (AmCham), se la pasaron reunidos en estado de asamblea permanente, casi semanalmente, haciendo que todos los candidatos a presidente rindan examen sobre los planes que tenían. Allí estaba el verdadero poder de los explotadores, que hoy ha tomado formalmente el gobierno y, como no podía ser de otra manera, ha bonapartizando al régimen de conjunto.
Para ello, la archirreaccionaria Constitución de 1853 le da al presidente poderes monárquicos, como se los otorga también a la justicia burguesa y a su Suprema Corte. De allí parte la legitimidad que muestra Milei para intentar vestirse de “emperador”.

Lo que está claro es que las transnacionales han decidido sacarse de encima a todos sus agentes políticos que le salen muy caro, para tomar ellos directamente el control del estado.
Así, la crisis y bancarrota del sistema capitalista semicolonial argentino, son acompañadas por la crisis del parlamentarismo y de todo margen de concesión a las masas.
En una feroz y cruda lucha y guerra de clases se definirá esta cuestión.

La burguesía ha conquistado un enorme triunfo: ha puesto en pie un estado mayor a la altura de la guerra que tiene que dar, mientras los trabajadores, con sus sindicatos corrompidos, dirigidos por los traidores de la burocracia sindical, vienen con sus filas divididas, con una capa sindicalizada ultraminoritaria que inclusive ha visto y ve perder día a día el poder adquisitivo de sus salarios, con convenios colectivos de trabajo miserables. Mientras, millones y millones, o sea, la amplia mayoría de los obreros está por fuera de los sindicatos, sin ningún derecho, esclavizados y maquilizados.
El resultado de esta guerra aún no ha sido definido ni lo hará en ningún proceso electoral. Se definirá en la lucha de clases.
Para presentar esta batalla y responder a este brutal ataque de los capitalistas, la clase obrera necesita unificar sus filas con un nuevo programa revolucionario y una nueva dirección que esté a la altura de la feroz guerra que le han largado los de arriba.

 

Argentina, el nuevo modelo del imperialismo para dar un salto cualitativo en el proceso de colonización de América Latina

Antes de las elecciones, la comandante Richardson llegó al país a decirle a Fernández, el presidente “progresista”, como lo llaman sectores de círculos de izquierda de la pequeñoburguesía, que el litio que está en Argentina, como ya lo es en Perú y buscan hacerlo en Bolivia, es “para los americanos”. Las empresas yanquis, junto a sus socios canadienses, ya consiguieron el 90% del litio que se encuentra disponible en Argentina.

Ya antes, los Kirchner habían firmado acuerdos secretos de explotación de Vaca Muerta con la Chevron y habían entregado casi el 50% del paquete accionario de YPF.
El gobierno de Milei bajo el mando yanqui viene ahora por todo, a culminar la obra de quedarse con el gas y el petróleo de Vaca Muerta y privatizar YPF, mientras los mismos CEOs de las grandes petroleras son ahora gerentes de la petrolera estatal.
¿El gas que ya se extrae de Vaca Muerta y el negocio de la construcción de los grandes gasoductos? Para los americanos y las grandes empresas como la siderúrgica Techint que cotizan en Wall Street.

De esto se trata el decretazo y la “ley ómnibus” que el “emperador” Milei mandó al Congreso. La entrega al imperialismo es en toda la regla.
Se entregan cielos abiertos. Se entregan las rutas aéreas de Aerolíneas Argentina para que se instale cualquier empresa. Se entregan las 200 millas marinas de la Zona Económica Exclusiva, cuestión que liquida la pesca nacional. Se entrega la tierra, dándole derecho a toda potencia imperialista a comprar sin límites tierra nacional. Se entregan las grandes reservas de agua del acuífero Guaraní. Tierra, mar, cielo, minerales y la Pampa Húmeda
Además, se levanta todo tipo de barrera aduanera y hay libertad para toda empresa para exportar e importar a su antojo, cuestión que dejará abierta la fuga y el saqueo de divisas por parte del imperialismo, las transnacionales y todos los capitalistas.
El imperialismo viene a transformar abiertamente a Argentina en una colonia.

Con el paquete de más de 600 leyes que ha enviado al Parlamento, el “emperador” Milei busca garantizar una mayoría en todas sus comisiones y en ambas Cámaras, en un pacto con el otro partido de “derecha”, el PRO de Mauricio Macri, y con amplios sectores del peronismo y la UCR, para transformar al Congreso en una junta consultiva de “príncipes”.

Milei, con el garrote de la Richardson en la mano, anuncia que, si no le votan las leyes, convocará a un plebiscito, es decir, un fraude totalmente antidemocrático donde llamará al pueblo a votar por sí o por no a 600 leyes que millones jamás pueden conocer ni comprender.

Este plan es el que debe terminar de imponer el imperialismo en su “patio trasero”. Ya pasó en Perú con el golpe militar. Ecuador, que tiene su economía dolarizada (cuestión que mantuvo el propio “bolivariano” Correa), ya es una estrella más de la bandera yanqui. Chile, donde la dictadura asesina de Pinochet avanzó en aplicar este plan y el stalinista Boric cumple prolijamente sus deberes, es el modelo ya conquistado por los yanquis para toda América Latina.
México es parte del NAFTA, el tratado de libre comercio con EEUU… y encima su presidente, López Obrador, quiere pasar como “izquierdista”.
Colombia también es el modelo a aplicar en Argentina: allí hay 9 bases militares donde los centuriones yanquis, delegados por el mismo Comando Sur de EEUU, deciden quién y cómo se hacen los negocios y el saqueo de esa nación, de sus minerales, de su tierra, de sus hidrocarburos y de la droga, muy bien manejada por la DEA. El “izquierdista” Petro, apoyado por el stalinismo y la vergonzosa izquierda latinoamericana, es el nuevo administrador del régimen de las bases yanquis en Colombia.
Brasil oscila entre sus negocios con EEUU y la Europa imperialista. La poderosa burguesía paulista, asociada al eje franco-alemán, se resiste a una colonización yanqui completa. Pero sí ya ha aceptado abiertamente estar bajo la disciplina militar de EEUU, haciendo ejercicios comunes con las flotas yanquis en el Atlántico.

La derrota a la que fueron llevados los procesos antiimperialistas de masas en América Latina por esa estafa de la “revolución bolivariana” y la entrega de Cuba al imperialismo por parte de la ex burocracia stalinista, que permitió la emergencia en la isla de una nueva banda de gusanos antiobreros, es lo que crea las condiciones que alimentan esta ofensiva final de los yanquis y el surgimiento de un movimiento protofascista, que aún se debe probar como tal, como el de Milei en Argentina.

 

El plan yanqui y el cipayaje de la burguesía argentina

Las medidas de Milei para terminar de entregar Argentina a una colonización abierta no terminan acá. Su “ley ómnibus” plantea que se le den facultades al Poder Ejecutivo para el ingreso de contingentes y personal de fuerzas armadas extranjeras para hacer ejercicios combinados, que serán todos con la Marina norteamericana, instalar bases militares en Argentina e inclusive participar de misiones que llaman “de paz” con las tropas yanquis en el mundo. Sabemos de qué se trata.

El cipayaje colonizador de la burguesía argentina, incluidos todos sus sectores, demuestra que esta es una clase totalmente “antinacional”, lacaya del imperialismo.
Es que así terminó el siglo XIX y comenzó el siglo XX: con elites dominantes completamente sirvientes, lacayas, socias menores rastreras del imperialismo inglés, hasta que los yanquis terminaron de controlar Argentina con el retiro de Inglaterra luego de la Segunda Guerra Mundial y de que el gobierno de Perón se rindiera a la ofensiva de EEUU, huyendo de Argentina y dejando a las masas a merced del ataque contrarrevolucionario del golpe gorila del ’55.

Ni la dictadura militar llegó tan lejos como pretende hacerlo hoy Milei. Es más, la dictadura genocida para salvarse del odio de las masas, se embarcó a último momento en una guerra “patriotera”, creyendo que EEUU los iba a apoyar contra Inglaterra en Malvinas y se encontraron en medio de una lucha contra el imperialismo angloyanqui. Esa dictadura asesina, con sus generales y oficiales genocidas, demostró ser “valiente” para masacrar al pueblo desarmado, pero terminó de rodillas, como siempre lo estuvo, ante los piratas imperialistas norteamericanos e ingleses.

El gobierno de Milei viene a completar ese círculo histórico. En Malvinas existe una poderosísima base militar de la OTAN, bajo el mando yanqui.
El cinismo y cipayaje de la burguesía vendepatria de Argentina no tiene límites. Insistimos, ya hay bases militares en Argentina: la de la OTAN en Malvinas. Y las corrientes que se dicen antiimperialistas lo callan. La burguesía peronista mercadointernista mira para otro lado. ¡Sinvergüenzas!
Lo que está proponiendo Milei es extender la base instalada en las Malvinas ocupadas a distintas bases militares en la Argentina continental.

Así es la Argentina colonia: “desmalvinizada”, bajo las órdenes de las fuerzas de ocupación de Malvinas. De esto se tratan las FFAA y de represión de la Bullrich y las elites dominantes. Son verdaderos cipayos y vendepatrias, porque todos, inclusive el gobierno, van a estar bajo las órdenes de las bases militares yanquis, monitoreadas por la generala Richardson del Comando Sur norteamericano. Esta es la “reestructuración” de las FFAA que viene a hacer Milei y que apoyará toda la burguesía argentina. ¡Cipayos!

En Argentina se corrobora en la vida la justeza de la teoría-programa trotskista de la Revolución Permanente, que plantea que solo la clase obrera es la única clase auténticamente nacional, capaz de enfrentar al imperialismo porque tiene intereses irreconciliables con él, tal como lo tiene con la burguesía que la esclaviza a diario.

Las burguesías nativas mercadointernistas, las famosas PYMEs, etc., no son más que clases prebendarias de sus socios mayores imperialistas. A no dudarlo que, con el mercado libre, estos sectores burgueses cerrarán sus fábricas y se volverán importadores como lo hicieron con Martínez de Hoz y con Menem.
Volver a atar la suerte de la lucha que la clase obrera ha empezado contra el gobierno de Milei a la burguesía peronista y a las pandillas nacionales burguesas es un suicido para el movimiento obrero y la nación, porque esas fracciones están monitoreadas y dirigidas por Stanley, el embajador norteamericano en Argentina, y el FMI, al igual que la burocracia sindical peronista.
El imperialismo va a preservar a la burguesía peronista porque sabe que, si este plan fracasa, será el colchón para amortiguar la caída. Ya lo hicieron con Morales y el MAS en Bolivia, al que volvieron a llamar luego de que el golpe de Áñez, Camacho y la policía se estrellara contra la heroica guerra civil con la que respondieron los obreros y campesinos.

El plan de colonización de Argentina implica la bonapartización del régimen y del gobierno de Milei: instalación de bases norteamericanas y blindar al régimen dándole un carácter totalmente policíaco, que llega al extremo de querer prohibir manifestaciones de 3 personas y meter preso a todo aquel que las organiza.

A esto se suma que dentro de la “ley ómnibus” se incluye “declarar la emergencia pública” para que el poder legislativo delegue todas sus facultades en el presidente durante 2 años, prorrogables por 2 años más (es decir, durante todo su mandato). La experiencia más parecida a esto en América Latina es el autogolpe de Fujimori en Perú en 1992.
Milei pretende que el Parlamento acepte por motus propio cesar en sus funciones y delegárselas al “emperador”, es decir, a la embajada norteamericana.

Los de arriba vienen por todo. La clase obrera necesita un programa y una estrategia independiente para derrotarlos, amenazándolos con sacarles todo, porque solamente se podrá conseguir la más mínima de las demandas, si las clases dominantes ven que están a punto de perder todo.
Se agotó la era del reformismo y ha comenzado la era de la revolución para frenar esta ofensiva del imperialismo, que como vemos hoy, es capaz de llegar muy lejos. Los yanquis venían de llenar de sangre obrera y campesina los levantamientos de América Latina como en Chile, Perú, Bolivia, Colombia… Venía de encubrir la masacre que comandó en Siria y ahora a ojos vistas está claro que los que dirigen esta operación de colonización de Argentina, son los mismos parásitos de Wall Street que sostienen el brazo asesino del sionismo para que provoque un holocausto al pueblo palestino.

A la clase obrera hay que decirle la verdad: estas son las condiciones del campo de batalla.

Sectores minoritarios de las clases dominantes dudan, pero saben que es este plan o una explosión de los explotados y hambrientos. Con el golpe económico, buscan contenerlos. Sometiendo a las masas a la burguesía “opositora” peronista, querrán desviarlos. Pero el choque entre las clases es inevitable.

Hay que dotar al proletariado de un programa que ataque la propiedad de los capitalistas, donde el reclamo mínimo sea la expropiación e incautación sin pago de todos los bienes de los saqueadores de la nación y el pueblo.
En la Argentina maquila, devastada por la ofensiva imperialista, suben de forma ya hiperinflacionaria el valor de todas las mercancías: los alimentos, la energía, la nafta... Hasta el aire que se respira. La única mercancía que no tiene “inflación”, que no ha movido su valor, es la fuerza de trabajo, que es la que produce todas las mercancías y todas las riquezas de la nación.
Este debe ser el punto de partida de todo programa de acción revolucionario de la clase obrera para unir sus filas y preparar una contraofensiva feroz contra los explotadores.

 

La clase obrera, acaudillando a las clases medias empobrecidas, debe encabezar el combate contra el plan de colonización y abrir una contraofensiva para derrotar al gobierno y al régimen infame

Este gobierno lacayo de Milei y el PRO va por un ataque en toda la regla contra la clase obrera. Como todo gobierno de las grandes transnacionales y el imperialismo, por más demagogia que haga para ganarse a las clases medias y a franjas desesperadas de las masas, es a estos sectores a los primeros que ataca para arrebatarles hasta el último centavo y volverles imposible su existencia.

Como vimos, el gobierno busca imponer el 100% de la flexibilización laboral y liquidar el salario de todas las capas de la clase obrera con una superinflación. El salario es la única mercancía que no ha aumentado y que no solo ha perdido más de 80 puntos de su valor, sino que se deteriora día a día por los tarifazos y las remarcaciones de precios cotidianas.
Ni hablar de la tragedia que significan las jubilaciones, que con bonos de miseria del gobierno de Massa y ahora el de Milei no permiten vivir 3 o 4 días en la Argentina de hoy… Son gobiernos capitalistas de miserables. Hambrean a los trabajadores que dejaron sus vidas para construir las riquezas de la nación, mientras ellos se las robaban y fugaban miles de millones de dólares fuera del país.

Con el aumento brutal de los alquileres, los tarifazos de todos los servicios públicos, el incremento de las cuotas de las prepagas y los colegios privados, van también por las clases medias, que fueron la base social tanto del gobierno del PRO como ahora el de Milei. Así de “injustos” son los partidos de las transnacionales y el imperialismo. Ellos no van por una alianza junto a las clases medias, sino que las utilizaron y ahora buscan terminar de saquearlas, como lo hacen también con su propia competencia.
La gran burguesía sabe que las clases medias argentinas ahorran en dólares. Al volverle insostenible su vida, las obligan a desprenderse de sus ahorros, que se calculan que son más de 90 mil millones de dólares que están guardados bajo los colchones de las clases medias. Así cobrará el FMI y habrá dólares para que se los lleven del país.

El plan es concreto: aumentar la plusvalía que se le saca al movimiento obrero y la masa salarial de conjunto, con superprecios extraerles los dólares de ahorro a las clases medias y saquear todos los recursos naturales y las fuentes de materias primas y riquezas que tiene Argentina. Nada nuevo bajo el sol…

La clase obrera, acaudillando a todas las masas oprimidas, es la única que puede encabezar la lucha contra este régimen y gobierno y su plan de hambre y saqueo. La tarea de reconstituir la alianza obrera y popular en Argentina también la está imponiendo el látigo del capital, pero se necesita una dirección revolucionaria del proletariado para sacarse ese látigo de encima. La clase obrera es la única clase que por su lugar en la producción puede atacar la propiedad y las supergananacias de los capitalistas y terminar con el saqueo imperialista.

El gobierno peronista, como ya dijimos, ya entregó, junto a la burocracia sindical, al 70% de la clase obrera flexibilizada y en negro.
Los capitalistas, el gobierno, su Ministerio de Trabajo y la misma burocracia sindical saben dónde están los más de 7 millones de obreros que en Argentina son reducidos a servidumbre. Saben en qué fábricas están trabajando en negro, en qué fincas son esclavizados, en qué talleres clandestinos son superexplotados. Saben dónde están los millones de trabajadores contratados que ganan la mitad o un tercio que los obreros sindicalizados.
El crac económico de Argentina de estos últimos 4 años encontró al movimiento obrero con la dirección de sus organizaciones entregando una a una sus conquistas, en primer lugar, el salario y el trabajo, dejando a la mayoría de los trabajadores fuera de los convenios colectivos y al movimiento de desocupados como mendigo.
Y todavía hay gente que quiere echarle la culpa a la clase obrera de que aún no haya intervenido de forma revolucionaria ante esta ofensiva del capital… ¡como si existiera una clase obrera separada de sus sindicatos y sus partidos que la traicionan en los momentos decisivos de ataque de los capitalistas!

Las capas altas sindicalizadas, con esta ofensiva hiperinflacionaria y tarifazos, están entrando ya en la misma desesperación y padecimientos inauditos que la mayoría de los trabajadores.

 

El proyecto de la Argentina maquila es el plan y lo que ansían todas las pandillas capitalistas para aumentar sus superganancias

Como vemos, a los trabajadores se les ha sacado una enorme masa de plusvalía durante estos años de gobierno peronista. De allí la enorme acumulación de riquezas de las clases dominantes y la reducción en más de 40 puntos de la masa salarial de los trabajadores.

Está claro entonces que todos los capitalistas, desde las transnacionales más importantes hasta el burgués más pequeño, coinciden en liquidar las indemnizaciones, las vacaciones pagas, los convenios colectivos de trabajo, poder despedir a su antojo…
En esto hay acuerdo total de todas las fracciones burguesas. Los que más pelean por esto son los pequeños patrones, que son tan o más negreros y explotadores que las grandes transnacionales.

La diferencia del peronismo con Milei es que ellos querían terminar de imponer la flexibilización laboral en un acuerdo con la burocracia sindical.
Pero el plan del gobierno de Milei es otro: liquidar todas estas conquistas obreras de un plumazo. De allí el DNU y la “ley ómnibus”.
¿Cómo lo quiere hacer? “Blanqueando” al 70% de la clase obrera que está en negro, flexibilizada o contratada, bajo condiciones de esclavitud, sin derecho a aguinaldo, vacaciones, que pueden ser despedidos en cualquier momento, ganando un tercio del salario de convenio, con contratos que finalizan a los 8 meses…
Al “legalizar” y “blanquear” a los obreros esclavos bajo estas condiciones, irremediablemente caerán todos los convenios y conquistas de la clase obrera organizada en los sindicatos. La patronal logrará terminar de hundir el salario y las conquistas de las capas sindicalizadas.
Ni hablar del movimiento de desocupados al que bajo la tutela de los llamados “movimientos sociales”, solo le dejan el rol de mendigar un plato de comida en los merenderos y comedores. La película esta vez será al revés: por poner al movimiento de desocupados a mendigar en medio de un capitalismo en estado de putrefacción, perderá incluso hasta los planes sociales, como en los ’90.
La vida y el trabajo de decenas de miles de trabajadores del estado, como en la salud, la educación, la administración pública, etc., penden de un hilo, como demuestran los miles de despidos de estatales que ya han comenzado.
A este extremo han llevado a la clase obrera sus direcciones.

El gran capital ha tomado nota de que la burocracia sindical ya jugó su rol, actuando de hecho como ministros sin cartera del gobierno peronista. Ahora el gobierno de Milei busca debilitarla a grado extremo porque va por la liquidación de los mismos sindicatos y por arrancarles todas las conquistas a las capas sindicalizadas de la clase obrera. Los burócratas sindicales ya cumplieron muy bien su trabajo de guardiacárceles del movimiento obrero y traidores de cuanta lucha protagonizaron los trabajadores.
El establishment da por terminada sus funciones y en “agradecimiento”, con su “ley ómnibus” y su DNU amenaza con sacarles los fondos de las obras sociales. Solo aceptarán burócratas adictos que asienten esta flexibilización laboral generalizada y garanticen imponer la fragmentación y división del movimiento obrero en múltiples sindicatos y por fábrica, que firmen acuerdos sectoriales e inclusive negociaciones por empresa y de obreros a nivel individual con sus patrones. La consecuencia inmediata de esto sería multiplicar por mil la catástrofe de los explotados.

El combate de la clase obrera contra sus explotadores es de vida o muerte. Pero esta lucha será imposible de ganar de la mano de los traidores de la burocracia sindical, que dividen las filas obreras y “defienden los sindicatos” defendiendo solo sus negocios y sus bolsillos.
La clave para que los trabajadores salgan de esta encrucijada es unir las filas obreras con un mismo programa y demandas para todos sus sectores.

Este será el camino para que el movimiento obrero acaudille los reclamos de las clases medias arruinadas para restablecer la alianza obrera y popular como lo hizo en el Cordobazo, en los ‘70 con las coordinadoras, en las grandes acciones de masas como en 2001, cuando el piquete, la cacerola y la huelga general derrotaron en las calles al gobierno de De la Rúa y las masas abrieron un enorme proceso revolucionario. Justamente, al no triunfar el Argentinazo, se crearon las condiciones para esta decadencia infinita de la nación y sus clases oprimidas.

La salida entonces es conquistar un programa revolucionario para unir las filas divididas de los trabajadores, con el método de las asambleas y la democracia obrera, recreando y recuperando las comisiones internas y cuerpos de delegados, desarrollando los organismos de autoorganización que de forma embrionaria surgieron combatiendo al gobierno peronista durante estos años, y poniendo en pie organismos de lucha política de los trabajadores y todas las capas empobrecidas y atacadas de la población. Este es el camino que deberán recorrer los trabajadores para iniciar una verdadera contraofensiva.
Esto abriría la posibilidad de retomar el camino del 2001, que se dio a pesar y en contra de las traiciones de la burocracia sindical que venía de entregar todas las conquistas obreras y nacionales en los ‘90.

 

El movimiento obrero necesita un nuevo programa, una nueva dirección y organismos de lucha política de frente único para pelear y unir sus filas

¡Que la crisis la paguen los bandidos imperialistas, la oligarquía y la patronal esclavista!

Para que la crisis la paguen los de arriba, hay que atacar los negocios y las superganancias del conjunto de las pandillas burguesas de la nación, que están todas comandadas por el imperialismo.

La burocracia sindical ha levantado una demanda totalmente limitada para enfrentar el DNU que establece la flexibilización laboral. El 24 de enero llama a un paro de 12 horas, parcial y limitado, para pactar con la justicia y los políticos patronales del peronismo, pero se niega a levantar la demanda mínima e inmediata de todos los obreros que ya están flexibilizados desde hace años.
Los burócratas sindicales dicen estar contra la flexibilización laboral, pero dejan a millones de obreros ya flexibilizados y a desocupados hambrientos que solo pueden entrar a trabajar bajo condiciones de esclavitud plena, en negro y cuando el patrón los llama.

La demanda mínima para enfrentar la flexibilización laboral de Milei no puede ser otra que:
¡Todos los obreros a planta permanente, bajo convenio, con reconocimiento de su antigüedad y multas progresivas a todos los capitalistas por reducir a servidumbre y esclavitud a la amplia mayoría de la clase obrera argentina!

Los parásitos burgueses y su gobierno hablan ahora de la “Argentina potencia” de fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Una Argentina donde los obreros vivían en conventillos o en la calle y los parásitos y la oligarquía se llevaban los granos y las riquezas del país para Inglaterra.
Aun esto que pregonan es una mentira. Los esclavistas modernos del siglo XXI en realidad son las oligarquías nativas de la “Argentina de 1812”, previa a la asamblea del año 1813 que abolió la esclavitud en el país. Hasta allí han llegado las miserables clases poseedoras de la nación, atrasando la rueda de la historia y llevando al país a la barbarie y a la esclavitud.
Estamos ante un gobierno de bandidos, parásitos y esclavistas que se merecen que los de abajo preparemos la rebelión revolucionaria de los esclavos, que no será delito, sino justicia.

¡Por una estrategia proletaria independiente!

La clase obrera debe conquistar, en primer lugar, un programa para ponerse de pie y unir sus filas, para ponerle el pie en el pecho y arrodillar a los verdugos del pueblo de ayer y de hoy. Para ello debe independizarse y terminar con todo sometimiento a los políticos patronales, los jueces mantenidos con doble sueldo por los yanquis y los bandidos capitalistas y todas las instituciones de dominio de este podrido estado burgués, de cuyas entrañas ha salido este nuevo “emperador” y “procurador” que ha sido nombrado por la embajada yanqui.

La demanda inmediata no puede ser otra que:
¡Salario mínimo, vital y móvil de $1.300.000 para todos los trabajadores, indexado mensualmente con cláusula gatillo!
¡Todos bajo convenio! ¡Ningún trabajador en negro, ni flexibilizado, ni contratado!

Asambleas de fábrica y establecimiento, de sindicatos locales y regionales, de movimientos de autoconvocados y desocupados para de conjunto imponer este programa como demanda mínima de todos los trabajadores de Argentina.

Ante los tarifazos y la hiperinflación: hay que desconocer ya todos los acuerdos paritarios.
¡Abajo las paritarias de hambre!

Paritaria nacional única de todo el movimiento obrero

Hay que conquistar un salario mínimo, vital y móvil indexado mensualmente, según el costo de vida, como hacen con los alimentos en las góndolas, los medicamentos, la electricidad, el gas, la nafta, las prepagas, etc.

En estos años, las transnacionales, las empresas alimenticias, los grandes laboratorios, las petroleras, las automotrices y ni hablar de los bancos (que le cobran 240% de tasa de interés al estado por prestarles el dinero de los depósitos del pueblo que ellos tienen en sus arcas), han repartido miles de millones de dólares entre sus accionistas de la bolsa de Wall Street, Londres o Tokio.
Los parásitos de los servicios, como las empresas telefónicas, de internet, gas, electricidad, etc., que tienen una renta asegurada, han facturado estos últimos 8 años lo que no hicieron en los últimos 40 años. Y ahora vienen por un tarifazo mensual automático.
Ni hablar de la carestía de la vida con el aumento de precios en los alimentos, que no es más que la remarcación que hacen los capitalistas para mantener sus superganancias.

¡Basta ya!
¡Un sistema que ni siquiera le puede dar de comer a sus esclavos, merece morir!

¡Trabajo digno para todos! ¡Nacionalización sin pago y bajo control obrero de toda fábrica que cierre, suspenda o despida!
¡Reducción de la jornada laboral, como se conquistara en el Subte con la lucha unificada de los trabajadores sindicalizados y los obreros desocupados, y reparto de las horas de trabajo para que todas las manos disponibles entren a producir!
¡Basta de mendigar limosnas!
¡Hay que volver a poner en pie el movimiento piquetero del 2000! Como planteaba el movimiento piquetero de Mosconi: la lucha es por trabajo digno, con todos los desocupados ingresando a trabajar a las petroleras que se llevaban millones de dólares del saqueo del norte de Salta.

¡Ningún despido de trabajadores estatales!
El gobierno puso en los primeros cargos de las empresas estatales a los mismos CEOs de las transnacionales que como hienas se reparten el botín de la nación saqueada. A esos “funcionarios y trabajadores estatales” es a los que hay que expulsar y despedir de sus funciones en el estado, imponiendo el directorio obrero a todas las empresas del estado, separando a todos los accionistas parásitos de las mismas.

¡Por un Congreso nacional de trabajadores ocupados y desocupados con delegados de base con mandato!
¡Por una nueva dirección combativa y clasista del movimiento obrero!

Los capitalistas dicen que no hay plata y por eso deben aumentar los precios de todas las mercancías diariamente.
¡Ellos mienten! Los trabajadores pueden desenmascarar este robo al pueblo:

¡Apertura de los libros de contabilidad!
¡Abajo el secreto comercial!

Toda la sociedad sabe cuánto ganan los obreros o lo que cobra un trabajador desocupado.
Los obreros deben saber, aplicando el control obrero en las empresas y de su contabilidad en blanco y en negro, los costos de su producción, para demostrar que la inflación no es más que las superganancias de un puñado de parásitos que le roban al pueblo.

Ellos vienen por los intereses de los trabajadores. Hay que atacarles su propiedad…

¡Que primero coma el pueblo! ¡Fuera Monsanto y Cargill! Hay que expropiar sin pago las tierras de más de 500 hectáreas para devolvérselas a la nación, comenzando por las de la Pampa Húmeda que se robaron los Roca y los Mitre y que se repartieron las familias oligárquicas hace 100 años atrás, con títulos de escritura falsos, con los generales de la “conquista del desierto”.

¡Leche, pan, carne y alimentos baratos para que coman los de abajo!
¡Basta de intermediación en la cadena de comercialización de alimentos! ¡Control obrero de toda la rama de producción de alimentos!
Milei quería quemar el Banco Central. De lo que se trata, antes de que sea demasiado tarde y como en 2001 le roben los depósitos a los obreros y las clases medias en sus bancos, es de nacionalizar sin pago, bajo control de sus trabajadores, toda la banca, para defender el salario y los ingresos y ahorros del pueblo.
Hay que desconocer inmediatamente y prenderle fuego a las Leliqs y todos los bonos con los cuales los parásitos obtienen superganancias saqueando al tesoro y al mismo estado.

La nacionalización del comercio exterior, para impedir la subfacturación de las exportaciones y la sobrefacturación de las importaciones con las cuales los capitalistas evaden impuestos y fugan divisas del país, es la tarea del momento.

La estatización sin pago de la educación privada subsidiada, de las prepagas de la medicina privada y los laboratorios, son tareas inmediatas para que la clase obrera y el pueblo tengan educación y se curen y vivan dignamente.
Con este programa mínimo e inmediato, la clase obrera debe sacar su decreto de necesidad y urgencia para reorganizar sus filas, pasar a la ofensiva e ir por los de arriba.

Para derrotar el plan de colonización hay que expulsar al FMI y al embajador yanqui de Argentina…
¡Fuera Stanley y el FMI, los jefes de la conspiración contra el pueblo y de la guerra que las clases dominantes han largado contra los explotados!

¡Fuera ingleses y la base militar de la OTAN de Malvinas!
¡Ningún yanqui genocida ni asesino de Malvinas en territorio argentino!

¡Juicio y castigo a todos los oficiales videlistas que aún mantienen sus cargos o viven con tranquilidad preparando un nuevo zarpazo contrarrevolucionario!

¡Abajo el “protocolo” videlista de represión, de Bullrich, Milei y Macri, que se preparan para regar de sangre obrera Argentina! ¡Disolución de la policía y todas las fuerzas represivas del estado!
¡Por comités de autodefensa y comités de vigilancia obreros y populares!

¡Paso a la alianza obrera y popular!
Piquete, huelga y cacerola, ¡la lucha es una sola!

Las masas explotadas deben tomar en sus manos, sin delegar, la solución de esta crisis.

Hay que poner en pie comités de lucha que unifiquen los reclamos del movimiento de desocupados, de los que luchan por trabajo digno, de los que pelean por un salario igual a la canasta familiar, de los trabajadores estatales despedidos, los inquilinos, etc., por ciudad, provincia y a nivel nacional

¡Paso a los autoconvocados, al sindicalismo combativo, a las asambleas y los cuerpos de delegados, a los comités de desocupados! ¡Paso a las asambleas populares!

Hay que unir a los que luchan para preparar el camino a la
Huelga General Revolucionaria

Solo un gobierno provisional revolucionario de la clase obrera y el pueblo pobre, apoyado en la movilización revolucionarias de las masas, podrá imponer este programa e inclusive llevar hasta el final toda lucha por las libertades democráticas de forma consecuente, rompiendo con el imperialismo y expropiando a los capitalistas.

¡Paso al Argentinazo!
¡Que se vayan todos, que no quede ni uno solo!

Como nunca, la alternativa inmediata para Argentina es ser colonia de Wall Street o revolucionaria y socialista.

 

Por una nueva dirección revolucionaria e internacionalista del proletariado argentino

Las burocracias sindicales, las direcciones stalinistas y socialdemócratas, las izquierdas parlamentarias, someten a la clase obrera a su propia burguesía en Argentina y todos los países del continente americano. Esta es una política criminal. Es que la ofensiva sobre Argentina está comandada por Wall Street y el imperialismo, los mismos que masacran a sangre y fuego la nación palestina.
Para romper con el FMI y terminar con la colonización del país, las fuerzas de la clase obrera argentina están en los trabajadores norteamericanos, en la unidad con los obreros automotrices de EEUU en lucha que han conseguido hasta un 60% de aumento salarial y una recuperación de sus conquistas, que fueran liquidadas durante el crac de 2008 por el gobierno del sinvergüenza Obama.

Frenar el ataque imperialista es combatir por la Dignidad, junto y como lo hicieron los trabajadores y explotados chilenos, poner en pie una primera línea de piquetes y comités de autodefensa, como se hizo en Santiago y Colombia, conquistar organizaciones de lucha de masas en todo el país, como hicieron los obreros y campesinos peruanos, y saldar cuentas con las fuerzas represivas, como hicieron las masas en Ecuador y en Bolivia, donde derrotaron el golpe fascista de Camacho y Áñez.

La canalla stalinista entregó la conquista de la Cuba obrera y campesina al imperialismo y devinieron en nuevos capitalistas, gusanos y hambreadores de los obreros cubanos.
Ellos vienen a liquidar la consigna de ¡por dos, por tres Vietnam!”. Una tarea inconclusa en todo el subcontinente latinoamericano.

Para avanzar por este camino, la clase obrera debe romper toda subordinación y alianza con la burguesía que se pinta de “progresista” y es un verdadero “caballo de Troya” para desorganizar las filas obreras.
El combate por una estrategia obrera independiente del proletariado para recuperar la alianza obrera y popular, es inseparable de la lucha internacionalista y antiimperialista de la clase obrera argentina.
Los trotskistas, que combatimos bajo las banderas de la IV Internacional, constituimos aún un pequeño núcleo de obreros de vanguardia revolucionarios, que somos parte de estos combates que ya han comenzado contra el régimen policíaco de la embajada yanqui y su “procurador” devenido “emperador”, Milei.
Sabemos que nuestro camino a las masas para poner en pie un partido revolucionario de vanguardia, leninista, de combate, insurreccionalista e internacionalista es inseparable del combate por colaborar con los explotados para poner en pie los organismos de autoorganización y democracia directa, aptos para la lucha política de masas que hoy está establecida contra los capitalistas.
Peleando por poner en pie el doble poder de obreros y explotados, se crearán las condiciones para volver a poner en pie y refundar al trotskismo argentino, bajo las banderas de la IV Internacional.

Para esa batalla y por este programa lucharemos con el conjunto de los trabajadores y explotados. No dudamos ni dudaremos en acompañar todo paso en la lucha que les permita a las masas avanzar en frenar la guerra que han lanzado los capitalistas.

Combatimos y lucharemos contra la pérfida política de la izquierda parlamentaria, que lejos de unir las filas obreras, lamentablemente las ha dividido disputándose las bancas en esa escribanía de Wall Street que es el Parlamento burgués, recreando ilusiones de que desde allí puede salir alguna medida a favor del pueblo pobre.
Esta política, que los llevó a competir por cuál es la corriente “más fuerte de la izquierda”, significó incluso impedir conquistar un polo de intervención antiburocrático y combativo en la jornada de lucha y movilización que llama la burocracia el 24 de enero: el “Sindicalismo Combativo”, impulsado por el PTS e Izquierda Socialista, llama a un plenario el 17 de enero, mientras que el PO desde el SUTNA convoca el 20 de enero. Esta política es criminal en estos momentos.

Hay que reagrupar las filas de la vanguardia combativa con una Asamblea Nacional de todo el movimiento obrero y piquetero combativo en un estadio de fútbol, con delegados de base para votar a mano alzada el programa, la intervención en las luchas y la perspectiva que debemos darle a la clase obrera los que hablamos en nombre de sus intereses y necesidades.
¡Por un Comité de Lucha Nacional de trabajadores ocupados y desocupados y del sindicalismo combativo!

Ya es hora de terminar con el sometimiento al parlamentarismo y abrir el camino para enfrentar con el método de la revolución proletaria la guerra que declararon los capitalistas. No hay tiempo que perder.
Antes de que sea demasiado tarde…

Comité Redactor de “El Organizador Obrero Internacional”,
vocero del Colectivo por la Refundación de la IV Internacional / FLTI

Liga Obrera Internacionalista - Cuarta Internacional (LOI-CI) / Democracia Obrera de Argentina


 



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