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Argentina - 22 de noviembre de 2023

Para enfrentar el ataque de los capitalistas y su nuevo gobierno,
¡Hay que derrotar a la burocracia sindical!


Con un programa revolucionario, que rompa con la burguesía y todos sus partidos, y con un pliego único de demandas de todos los sectores de los trabajadores...
¡Hay que reabrir el camino a la unidad de las filas obreras!

 

Sin dudas, en estas elecciones la clase obrera quedó entrampada y dividida entre las dos pandillas patronales. Una enorme franja votó a Milei y otra lo hizo por Massa.

Las capas más politizadas de los trabajadores, con un pensamiento parecido al de la pequeñoburguesía "progresista", votaron a Massa.
Las capas más atrasadas de la clase obrera y de la pequeñoburguesía arruinada votaron a Milei. No "compraron el "horror" por la venta de órganos, el machismo, el negacionismo y los derechos, etc. Cansados del "andá a producir que luego vamos a repartir", de 20 años de penurias, de flexibilización laboral permanente. Nadie "compró" los discursos de Massa de "salud y educación pública" porque el primer problema es comer, el salario.
Milei se mostró desfachatado y audaz, agitando contra los "políticos chorros, delincuentes, casta, parásitos", "ustedes son el problema", "ustedes se la robaron toda", "ustedes aumentaron la pobreza". Así hizo su campaña electoral, que caló en todo un sector de trabajadores y de las capas empobrecidas de la sociedad que experimenta a diario que con la "democracia, ni se come, ni educa, ni nada"… porque no tienen derecho a nada.

Si una corriente revolucionaria decidida, firme e implacable hubiese pegado duro en todo este tiempo, en las calles, en los muchos combates que dio el proletariado, si denunciaba el circo electoral volviendo a gritar “que se vayan todos”, se bajaba de las elecciones manchadas con sangre del compañero Molares asesinado por la policía, probablemente la historia habría sido muy diferente.
Y es más que seguro que el "que se vayan todos, que no quede ni uno solo", no se habría cantado en el acto de Milei, sino en las calles contra los partidos del FMI y los yanquis.

Pero solo una corriente que lucha todos los días por la revolución podía hacer eso. Lejos de esto, el FIT-U se dedicó a "combatir” a la derecha en las urnas y el parlamento, sometiendo a la vanguardia a la trampa electoral y al gobierno de los Fernández y Massa, al que nunca denunciaron ni llamaron a enfrentar con los métodos de lucha del proletariado… justo cuando esto lo que necesitaban oír las masas que ya no pueden proyectar su vida más que para el día siguiente, para sublevarse contra el gobierno del FMI que nos hambrea y esclaviza.
Por el contrario, ya en el final de toda esta farsa que busca reforzar el dominio yanqui en la región (en momentos de guerra en Ucrania, masacre en Palestina, golpes militares en África y Sudamérica), el FIT-U llamó a "no votar a Milei", es decir a votar a Massa. Izquierda Socialista le dijo públicamente a los trabajadores que voten al "patrón bueno, contra el patrón malo", pero resulta ser que la mayoría de las masas odian al falso “patrón bueno” a la que la izquierda argentina le vendió el alma.

La burocracia es odiada por todos los obreros. Estos verdaderos empresarios pusieron de rodillas a los trabajadores, que tuvieron en los últimos 4 años, la mayor pérdida de la historia de su poder adquisitivo. El FIT-U se encargó de cuidarle el flanco izquierdo cada vez que algún sector escapaba a su control policíaco.

No se pueden ver las elecciones y el escenario político por fuera de las disputas interimperialistas y sus puntos más sangrientos con la guerra de Ucrania y el sionismo con su intento de exterminio a la nación palestina. Ganó un candidato que antes de asumir viaja a Estados Unidos y el Estado de Israel. No es un “loco”, como le quieren hacer creer los “demócratas” a los obreros. Habla el lenguaje del imperialismo, que pone a sus mejores hombres en el casillero de su dominio en el mundo... "América para los americanos".

La lucha por romper las cadenas que atan a la nación al imperialismo, la ruptura de todos los acuerdos con el FMI, el no pago de la deuda externa, la defensa de todas las conquistas, la pelea por trabajo, salario, educación, salud y vivienda digna, los comité de vigilancia obreros y populares en nuestros barrios contra los lúmpenes y la policía, el combate por unir las filas obreras contra la odiada burocracia sindical y la lucha junto al pueblo palestino, son cuestiones clave en todo programa que se plantee volver a poner de pie al proletariado.

Los dólares están. Se los llevan los parásitos capitalistas, a los que Milei (el nuevo presidente, parásito y político de los parásitos de Wall Street) viene a garantizar una nueva ronda de negocios y superganancias. Y para eso tiene que derrotar a la clase obrera y si es necesario, aplastarla. Por eso Milei tiene un ala videlista con Villarroel de vicepresidenta. El imperialismo se prepara para definir el nuevo lugar de Argentina en su patio trasero. Pasa del ataque sin pausa, encubierto de "gradual", de Massa a la velocidad del motor de la motosierra de Milei.

Se vienen choques decisivos entre las clases. El proletariado fue engañado, dividido, flexibilizado, pero aún no ha sido derrotado.

El lenguaje fascista de Milei, al que Macri le agrega un llamado a la juventud “libertaria” a "salir a las calles contra los orcos", todavía tienen que imponerlo en las calles. Saben que no está dicha la última palabra. Saben que las condiciones materiales que moldearon el combate en Jujuy son las que vive el 85% de los habitantes de esta semicolonia que cada vez más tiene forma de estrella en la bandera yanqui.

Julián Juárez

 


Massa con el embajador yanqui Stanley

 


Milei junto al embajador norteamericano Stanley

 


Milei con la bandera sionista en la campaña electoral

 


2021. Arde la Legislatura provincial en el Chubutazo

 

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