La pandemia del coronavirus no deja de expandirse en EEUU, y los que más la pagan son los trabajadores. Así sucedió con Danni Askini, que comenzó a presentar síntomas de la enfermedad y rápidamente asistió al hospital. Al principio le diagnosticaron una neumonía y la enviaron a su casa, pero su condición no hizo más que empeorar, por lo que finalmente le hicieron el test del coronavirus y dio positivo. La mantuvieron bajo tratamiento hasta que se recuperó. Fue dada de alta y su último testeo dio negativo. Al salir del hospital, le entregaron la cuenta de su tratamiento médico: 34.927,43 dólares. “Personalmente no conozco a nadie que tenga esa cantidad de dinero” declaró esta trabajadora, shockeada por tener que pagar semejante suma de dinero cuando se encuentra sin seguro de salud.
Ella es solo uno de los casos de los tantos que sufren los trabajadores en EEUU, especialmente los desocupados, inmigrantes, trabajadores informales, temporarios, etc. Sin un seguro de salud, las cuentas médicas son extremadamente caras para pagar. Solo una minoría cuenta con seguro de salud con cobertura suficiente como para afrontar tales gastos.
En EEUU, mientras en las 8 manzanas de Wall Street se acumula un 1% de parásitos que ha acumulado el 50% de las riquezas del mundo, los trabajadores no pueden tener asistencia médica. Ya antes de que se desatara la pandemia del coronavirus, ni siquiera podían ir al hospital o a una visita médica ante enfermedades o síntomas que sufrieran porque es muy caro. Los hospitales, clínicas, seguros de salud, farmacias, laboratorios, etc. son un gran negocio en Norteamérica que les deja millones y millones de dólares a costa de la salud de los trabajadores.
Mientras no hay ni un centavo para los trabajadores ni para mejorar su salud, la reserva federal ya ha emitido 1,5 billones de dólares para salvar a sus empresas y bancos ante la crisis de la bolsa y el viernes se dispuso a emitir 2 billones más. A su vez, Trump anunció subsidios a las empresas que no puedan continuar ganando fortunas, como a los grandes casinos y empresas de turismo de Las Vegas o Miami. Hace cuatro días también comenzó a subvencionar los testeos del coronavirus y en el caso que den positivo, pagarían la licencia de los trabajadores. Es decir, un subsidio a las empresas para que no paguen el salario y que los laboratorios y hospitales sigan cobrando los análisis.
Entre otras medidas antiobreras tomadas por Trump ante la pandemia del coronavirus, declaró el “estado de emergencia a nivel nacional”, por el cual ha desplegado a las policías locales y en grandes ciudades también a la guardia nacional como “fuerzas de paz”. Prohibió toda reunión política, sindical, acción de huelga, marcha, protesta, etc. Si alguien anda por la calle, puede ser detenido, interrogado e incluso detenido si esas “fuerzas de paz” así lo consideran. Sin embargo, no se ha dictado una cuarentena estricta, por lo cual los trabajadores deben seguir asistiendo a sus trabajos aún a riesgo de contagiarse. Y si llegan a contraer dicha enfermedad, ya vimos el negocio que le representará a las empresas de salud. No es casual que la conferencia de prensa en la cual Trump anunció estas medidas haya estado junto a los magnates yanquis de la salud.
Ante la pandemia del coronavirus, los patrones no ceden ni un centavo de sus ganancias, aunque ello le cueste la vida a miles y miles de trabajadores, y EEUU es quizás uno de los casos más donde esto se ve más claro.
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