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Agosto de 2020

Homenaje a León Trotsky, a 80 años de su asesinato a manos del stalinismo

Intervención de Alejandro Villarruel, dirigente de Avanzada Obrera – Lista Negra del Astillero Río Santiago de Argentina, adherente a la FLTI

“La crisis de dirección del proletariado es la ley fundamental que ha definido, en última instancia, la sobrevida del sistema capitalista en descomposición, en su fase imperialista”

Buenas tardes compañeros. Para mí es un orgullo y un honor estar en esta mesa, en este aniversario del asesinato del camarada León Trotsky, debatiendo sobre las enormes tareas que el compañero León Trotsky realizó y nos dejó a nosotros para llevar adelante.

Quiero enviar un saludo a los compañeros que están en la primera línea de combate, ahí donde se choca contra el estado, contra la policía y contra la patronal. Un saludo a mi clase, a la clase obrera mundial.

En el siglo XX el imperialismo logró tres grandes conquistas sobre el proletariado mundial, corrompiendo, para sobrevivirse, a la aristocracia y a las capas superiores del proletariado. Corrompió y cooptó a la II Internacional en la Primera Guerra Mundial, que le garantizó que el proletariado de los países imperialistas derramara su sangre entre hermanos de clase a cuenta de las distintas potencias. La III Internacional fue destruida desde adentro por el stalinismo, que actuó como un verdadero “Caballo de Troya” al interior del estado obrero, después de la derrota de la revolución europea y alemana en particular y en medio del aislamiento de la URSS. Luego, el imperialismo logró una nueva victoria culminando el siglo XX, apoyado en el revisionismo y el liquidacionismo que terminaron de entregar la IV Internacional al stalinismo en el ‘89, justo cuando este devenía en una nueva clase dominante liquidando las enormes conquistas de las revoluciones socialistas.

Después de más de 30 años de la caída de los estados obreros, la degeneración y descomposición de las corrientes que durante décadas hablaron en nombre de la IV Internacional están a la vista para todo marxista mínimamente serio.

Compañeros,
Estamos entrando a la discusión de la crisis de dirección revolucionaria que, como decía el camarada Trotsky, es la crisis de la humanidad. La prueba fehaciente de que la crisis de dirección no ha hecho más que agudizarse, es el pase al campo del reformismo de los liquidadores de la IV Internacional que hoy, en este 80° aniversario del asesinato de Trotsky, están en homenajes comunes con el stalinismo y el castrismo en particular.

El siglo XX, al igual que el XXI que está en curso, ratificó que el imperialismo no se sostiene por su vigor ni por el desarrollo que este le impone a las fuerzas productivas, cada vez más constreñidas en las fronteras nacionales y asentadas en un parasitismo atroz de los monopolios y los cartels. Este podrido sistema se sostiene en lo que Lenin llamaba la “escisión del socialismo”, es decir, en la división de las filas obreras y en la corrupción y descomposición de las burocracias y aristocracias obreras, utilizadas como una verdadera policía interna al interior de las organizaciones obreras de todo el mundo.

La caída de los estados obreros en el ’89 significó un hito en el enfrentamiento entre la revolución y la contrarrevolución de los tantos que signaron el siglo XX. Fue un golpe colosal a la clase obrera mundial, a sus conquistas y a su conciencia internacionalista.
Ese golpe y esa derrota fueron por la entrega de los estados obreros al imperialismo por parte de la pérfida y siniestra ex burocracia stalinista, devenida en nueva clase dominante. Fue esta acción contrarrevolucionaria de la dirección de la clase obrera mundial la que, en última instancia, le dio una sobrevida al sistema capitalista, que en 2008 y en 2020 estalló nuevamente por los aires. Por eso afirmamos que la crisis de dirección del proletariado es la ley fundamental que ha definido, en última instancia, la sobrevida del sistema capitalista en descomposición, en su fase imperialista.
La entrega de la ex URSS y de China a la economía mundial le significó una transfusión de sangre fresca a las venas escleróticas del sistema capitalista, con nuevas fuentes de materias primas, mano de obra esclava y nuevos mercados.

Ya a fines de los ’70 y principios de los ’80, la bancarrota económica de los estados obreros era brutal. Muchos de ellos estaban endeudados al FMI y al imperialismo como cualquier país semicolonial, con sus fuerzas productivas destruidas y con abiertas crisis de subproducción. En el caso de China, el maoísmo ya había pactado entregarle su mano de obra al imperialismo para reconstituir la tasa de ganancia de los grandes monopolios y de los trust.

El premio para la ex burocracia stalinista fue su integración como nueva clase poseedora luego de haber destruido la economía planificada y las fuerzas productivas del estado obrero, entregándoselas abiertamente al imperialismo.

Compañeros,
A partir de allí, una enorme cantidad de viejas cantinelas empezaron a salir de las bocas de los "marxistas" y de los dirigentes de la IV Internacional.
La caída de los estados obreros en el ‘89 abrió el reverdecer del revisionismo en el marxismo, tal como lo abriera la traición de la II Internacional en la Primera Guerra Mundial y luego sucediera con la canalla stalinista, usurpadora de la Revolución de Octubre, que desarrolló esa teoría farsesca del “socialismo en un solo país”, que terminó destruyendo al estado obrero y a la III Internacional.
En el ‘89 las fuerzas reformistas que estaban en la IV Internacional seguían a charlatanes de la burguesía que decían que el socialismo había muerto históricamente y se referían, como lo hacía Fukuyama, a la caída de los estados obreros como “el final de la historia”. Ellos le clavaron un puñal por la espalda al marxismo, planteando que la restauración capitalista, como lo siguen diciendo hoy, fue garantizada por el “atraso político de la clase obrera” y por un sistema capitalista vigoroso. Niegan que esto fue por la traición de la dirección stalinista que entregó la ex URSS, el Este Europeo, China, Vietnam y la misma Cuba a la rapiña imperialista, deviniendo ellos en nueva clase burguesa. Es que la clase obrera de los ex estados obreros ya no tenían más conquistas que defender antes de la restauración capitalista. La burocracia stalinista devenida en agente directo del imperialismo, provocó una brutal catástrofe en los ex estados obreros.

Estas corrientes también decían durante todo el período de Yalta que se había abierto un nuevo ciclo de expansión de las fuerzas productivas, de carácter histórico, del sistema capitalista. Y esto lo siguen diciendo aún hoy, en medio de un crac mundial, de dos infartos de la economía-mundo como el de 2008 y 2020 y de un pre-infarto agudo como el de 1997-2001, que plantean que la norma del sistema capitalista en bancarrota es su crisis y no su expansión.

Un revisionismo cruel atacó por la espalda al trotskismo y al marxismo revolucionario… hablando en su nombre y destruyéndolo nuevamente desde adentro.

Me quiero detener por un minuto en el PTS de Argentina. Esta corriente recién en el año 2005/2006 reconoció que se había restaurado el capitalismo en la URSS. ¡¡¡15 años después!!! el PTS se desprendió de la ubre del stalinismo y reconoció la restauración capitalista, aunque aún sostiene que Cuba es un estado obrero en descomposición. ¿El argumento? Que desde el ’89 el “capitalismo no funcionaba normalmente en la ex URSS” porque había mafias, parasitismo y descomposición… Una brutalidad. Ese es el funcionamiento normal del capitalismo en su época imperialista, que el reformismo niega.
El PTS, aparte de levantar sus propias revisiones como esta, también se caracteriza por copiar otras revisiones sin siquiera nombrar a los autores. Así, copiando el libreto de las viejas corrientes mandelistas, hoy “anticapitalistas”, plantean que hay un avance parcial de las fuerzas productivas. Por lo menos podrían anunciar que esto se lo copiaron a Mandel, el más grande revisionista en la segunda posguerra y el más grande agente del stalinismo, destructor de la IV Internacional. Esto fue una falacia durante Yalta por parte de Mandel, pero este tenía un mundo mejor y más camuflado para mostrar y no la catástrofe actual de la civilización humana que hoy edulcora el albamontismo del Río de La Plata.


“Estas revisiones en el marxismo (…) persiguen el único objetivo de plantearle a la clase obrera que no hace falta hacer una revolución socialista para mejorar su nivel de vida, recuperar su trabajo e inclusive poder vivir”


Estas revisiones en el marxismo, más allá de que fueran mechadas con gotas de stalinistas rabiosos como Gramsci (al que se lo hace pasar como “progresivo”), persiguen el único objetivo de plantearle a la clase obrera que no hace falta hacer una revolución socialista para mejorar su nivel de vida, recuperar su trabajo e inclusive poder vivir. “El imperialismo desparrama democracia y estamos dispuestos a llevarla hasta el final”. “El capitalismo desarrolla las fuerzas productivas. Luchemos entonces –afirman- porque podemos conseguir mejoras”… en los marcos de este podrido sistema de guerra y barbarie.
Esta matriz es la del revisionismo de todo el siglo XX, que ya se probó en la historia: primero llevando a la IV Internacional a una crisis brutal en el período de Yalta, luego a hacerla estallar en mil pedazos en el ’89, para finalmente pasarse al bando del reformismo en el siglo XXI, provocando el agudizamiento de la crisis de dirección a grado extremo, al liquidar la IV Internacional y su programa revolucionario.

Compañeros,
Pasaron muchos años ya del ‘89. El revisionismo le echaba la culpa al marxismo de la caída de los estados obreros, no a las direcciones traidoras y a la burocracia stalinista compradas por el imperialismo. Afirmaban que el problema eran las “debilidades, crisis e insuficiencias teóricas y estratégicas” del marxismo y de la IV Internacional y su combate. Esta es una enorme falsificación histórica puesto que el trotskismo preparó a las fuerzas revolucionarias del proletariado mundial para derrotar a la burocracia stalinista como un eslabón de una única revolución socialista internacional, tanto en el mundo semicolonial como, en forma decisiva, en los países imperialistas. Fue el trotskismo el que afirmó la tesis que o bien se imponía la clase obrera derrocando con la revolución política a la burocracia stalinista, o bien, esta devendría en nueva clase dominante restaurando el capitalismo.


“El revisionismo le echó la culpa al trotskismo de sus propias adaptaciones (…) Ellos decían, entre otras barbaridades, que exigir la salida del Ejército Rojo del Glacis, en abierto proceso de revolución política, era “hacerle el juego al imperialismo”.

Después se quejaron porque no tenían un solo grupo trotskista de Alemania Oriental a Moscú que enfrentara al stalinismo… Traidores.”


El revisionismo le echó la culpa al trotskismo de sus propias adaptaciones. En Occidente sostuvieron al stalinismo desde siempre, mientras en Oriente, sostuvieron por izquierda a la burocracia stalinista que se dedicó a aplastar cuanto levantamiento revolucionario en contra de ellos hubo, así fue en Alemania Oriental en el ‘53, en la revolución húngara del ‘56, en Checoslovaquia del ‘68 y en las sucesivas lucha heroicas del proletariado de la URSS contra la canalla stalinista. Ellos decían, entre otras barbaridades, que exigir la salida del Ejército Rojo del Glacis, en abierto proceso de revolución política, era “hacerle el juego al imperialismo”. Después se quejaron porque no tenían un solo grupo trotskista de Alemania Oriental a Moscú que enfrentara al stalinismo… Traidores.

Dijeron que Trotsky fue sectario, que no estaban correctos los pronósticos de la IV Internacional. Dijeron que los planos del arquitecto que construyó la casa estaban mal hechos, que la teoría y el programa de la IV Internacional estaban incorrectos y por eso la IV Internacional se cayó, cuando en realidad ellos pasaron como una topadora por encima y no dejaron piedra sobre piedra de nuestro partido mundial.

Todos ellos hoy están donde tenían que estar: liquidaron organizativamente la IV Internacional. Más allá de fachadas de sectas nacionales con grupos satélites que mantienen para travestirse de trotskistas, en sus lugares claves de intervención son parte de la “Nueva Izquierda”.
En Argentina no hizo falta inventar mucho puesto que con el FIT-U se dedicaron a propagar rápidamente estas ideas reformistas desde el parlamentarismo burgués, desde donde se castró todo el filo revolucionario a los mil y un intentos de la vanguardia obrera por poner en pie una dirección revolucionaria.
Hoy están todos dentro de los partidos “anticapitalistas” en Brasil, en Francia, en Grecia, en el Estado Español, en “Frentes Amplios” como en Perú o como apéndices sindicales de las burocracias stalinistas, a las que la burguesía preservó después del ’89 para mantenerlos como guardiacárceles del movimiento obrero internacional.
En Sudáfrica entraron a un Partido común con la dirección de la Cosatu del Partido Comunista, y los invitaron a un congreso, pero antes de entrar se tenían que poner la camiseta de Chávez y de Castro. Y se la pusieron.
Hoy en EE.UU. la ISO se disolvió para apoyar a Sanders, que hablaba de socialismo. El SWP fue a organizar piquetes para ir a disciplinar las jornadas revolucionarias de los trabajadores negros.
Y en Siria, compañeros, donde junto a la aristocracia y las burocracias obreras que dirigen los Partidos Comunistas de Europa, desincronizaron y aislaron la lucha contra Bashar Al Assad. Impidieron que se unieran las jornadas revolucionarias de Gracia con la revolución que se daba en el Norte de África. Apoyaron abiertamente a Al Assad y cuando no, a los generales “democráticos” del ESL, representantes de la burguesía sunnita que entregó desde adentro la revolución, como hizo la LIT-CI. Ellos se cansaron de pedirles armas a EEUU, el imperialismo “democrático”… EEUU mandó a Putin, al ISIS y al PKK para aplastar la revolución, le liberó los cielos a Al Assad para que masacre a las masas y ahora va Turquía a estrangular a la resistencia en Idlib. La LIT-CI ató la suerte de una revolución al imperialismo yanqui. Increíble.
Todos, absolutamente todos, quedaron agarrados al PKK y al stalinismo kurdo que es socio del sionismo y que junto a Al Assad atacó a lo mejor de la revolución siria en los combates de Alepo y hoy son guardaespaldas de las petroleras yanquis en Raqa y Deir Ez Zor. Así terminaron.

Si en el ‘36, en España, el PC fue la quinta columna matando por la espalda a las milicias del POUM y a los trotskistas, en Siria, los que fueron revisionistas y liquidacioncitas se transformaron ahora en el PC, calumniando a la resistencia como en España lo hacia el estalinismo en los ‘30. Se hicieron tanto del PC, tanto los quieren, tanto los lloran, que Altamira del Partido Obrero le fue a poner el hombro a la Darya Mitina -dirigente de uno de los Partidos Comunistas en Rusia- para poner en pie la III Internacional.

Se juntaron todos a apoyar a Sanders, la expresión de Wall Street, que ellos dicen que es socialista. El PTS planteaba, en las jornadas revolucionarias de los trabajadores negros e inmigrantes, "Comités para esclarecer la muerte de George Floyd", exigiéndoles, a la policía, al FBI y al Estado burgués imperialista y al Partido Demócrata que fueran transparentes, mientras las masas, en sus jornadas revolucionarias, destrozaban el aparato del Estado con lo que tenían a mano, quemando las comisarías y poniendo en pie Comunas, como lo están haciendo en Portland.

La clase obrera nunca faltó a la cita, compañeros. En todas las revoluciones que están en curso, y en las que se han dado, los obreros nunca faltamos a la cita.
La crisis de dirección, en última instancia, es la sobreabundancia de direcciones traidoras. Y ahora, los que hablan en nombre de la IV Internacional, y hacen Congresos Latinoamericanos, están disolviendo lo que queda de la IV Internacional liquidada en La Habana, a los pies de una nueva burguesía cubana que se afanó Cuba en rueditas, restauró el derecho de herencia, y ahora sus hijos se van a quedar con las fábricas y las cuentas bancarias. Esta nueva burguesía necesita un "izquierda" que le cubra el flanco izquierdo para que sigan robando. Ayer lo hicieron con el stalinismo en Moscú, hoy lo están haciendo con los liquidadores de la revolución socialista en Cuba.
El operador político de esta brutal traición, el gran Judas y agente de la nueva burguesía cubana no es otro que Alan Woods, un agente directo del stalinismo, que inclusive le llevó el Programa de Transición a Chávez en Venezuela. Se merece ir él a buscar comida a los basurales como deben hacer las masas hambreadas por la boliburguesía.
Otros, como Savas Matsas de Grecia, vistieron al Partido Comunista Unificado de Rusia (OKP) de Mitina, la viceministra de relaciones exteriores de Putin, como una partener para refundar la III Internacional.
Hay que ponerles nombre y apellido. Ellos son los Judas que entregaron la IV Internacional. Este es el mejor homenaje que le queremos rendir a Trotsky aunque nos quieran perseguir como hicieron con él.
Ellos, los que hablan en nombre de la IV Internacional, se están reuniendo en San Pablo junto con los dirigentes del PC de La Habana salidos de la Universidad. Y no nos extraña que esto sea así, porque sus dirigentes y la mayoría de sus figuras son salidos de los claustros universitarios, donde inclusive la burguesía les otorga “cátedras marxistas” para adocenar al marxismo y transformar al movimiento revolucionario salido de las aulas universitarias en un león desdentado y herbívoro.

Compañeros,
En el 80° aniversario del asesinato de León Trotsky tenemos que decir que la conquista más grande de los revolucionarios de la década del ’30, que es la IV Internacional, ha sido entregada por el revisionismo y el oportunismo a los enemigos del proletariado. La destrucción de la IV Internacional en el último período es un factor decisivo que ha profundizado la crisis de dirección del proletariado en momentos de una brutal crisis del sistema capitalista y de enormes sublevaciones de masas que amenazan con irrumpir en un torrente revolucionario a nivel mundial.
Nuestra convicción y nuestra lucha es por recuperar nuestro partido mundial y refundar la IV Internacional. Este es el mejor homenaje que podemos hacerle al camarada León Trotsky y a los fundadores de la IV Internacional.
De nuestra parte, nos mantendremos firmes en el programa y la estrategia del marxismo revolucionario que pasó la prueba de la historia, mientras los que hablaron en su nombre no solo no la pasaron, sino que traicionaron. Buenas tardes, compañeros.

 

 

 


Obreros del Astillero Río Santiago en lucha


Pintadas en las calles de Irán en defensa de los obreros atacados Esmail Bakhshi (Irán) y Alejandro Villarruel (Argentina)


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León Trotsky


Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht


Lenin

 

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