La lucha de los trotskistas por romper el control estatal sobre los sindicatos, derrotar a la burocracia y conquistar la independencia política de los trabajadores

Los obreros revolucionarios intervenimos en las elecciones sindicales, como parte de organizar la lucha por poner en pie los organismos de autodeterminación y democracia directa, y los piquetes obreros para derrotar a la burocracia sindical en las calles. 

Los ex trotskistas se han dedicado durante los últimos años a plantear que a la burocracia se la derrota vía elecciones sindicales. De esta forma terminan abrazando la política de “vía pacífica” a “recuperar los sindicatos” y a “romper la dependencia de los sindicatos del estado burgués en los países semicoloniales”.
Pero a diferencia de lo que promete el PTS, para nada recuperar los sindicatos y las organizaciones de lucha de los trabajadores, puede ser de manera pacífica. Pues a la burguesía le va la vida en impedir la independencia de las organizaciones obreras, porque cuando esto sucede, los sindicatos pueden dejar de cumplir su rol cotidiano, en época de paz, como planteaba la III Internacional, de luchar por el aumento de los salarios en el mercado de trabajo y por el mejoramiento de las condiciones del trabajador asalariado, para pasar a transformarse en organismos de la lucha política de masas y de la revolución proletaria. Así, sucedió, por ejemplo, en la revolución proletaria en la Bolivia de 1952 con la COB (Central Obrera Boliviana), donde se organizaban la lucha por las demandas de toda la clase obrera y el campesinado pobre, llegando incluso a poner en pie las milicias obreras y campesinas para luchar contra el gobierno de la junta militar presidida por Hugo Ballivián.
 
Tanto necesita del control del movimiento obrero, que la burguesía cuando este rompe su atadura, como por ejemplo lo hicieron los trabajadores argentinos con el “Rodrigazo” en 1975, donde pusieron en pie las coordinadoras fabriles y conquistaron la Huelga General contra la podrida burocracia sindical de la CGT, no duda en acudir a golpes militares como el de marzo de 1976 que perpetro un genocidio con 30.000 trabajadores y jóvenes estudiantes desaparecidos.

La Ley de Asociaciones Profesionales (renombrada en 1988 como Ley de Asociaciones Sindicales) justamente es un mecanismo de la burguesía que reglamenta el funcionamiento de los sindicatos y las organizaciones de lucha de los trabajadores, perpetuando en los puestos dirigentes a los burócratas y sus ejércitos de pistoleros afines. ¿Y a esta “Ley”, el PTS la proclama como un “traba” a las maniobras de la burocracia y le da un carácter progresivo y favorable a los obreros? ¡Por favor!

Muy lejos de esta descripción dulzona que hace el PTS del estado de los patrones y sus leyes, cuando la burocracia entra en crisis, como sucede en estos momentos luego de que jugara durante la última década el rol de carneros y pistoleros rompehuelgas, salvando a los capitalistas de la revolución del 2001 (cuestión que le valió ganarse el odio de todo el movimiento obrero –incrementado luego del asesinato del joven revolucionario Mariano Ferreyra) y por eso no la votó nadie en las PASO de agosto). La burguesía para seguir manteniendo a raya al movimiento obrero, escarmienta a la clase obrera con la Corte Suprema y la casta de jueces anti-obrera, dando las órdenes a la Gendarmería y la Policía de repartir palos y represión contra los piquetes y cortes de rutas. Queriendo condenar a perpetua a los compañeros de Las Heras; manteniendo en prisión a los luchadores de Corral de Bustos; y conservando como verdaderos rehenes a 6.500 trabajadores procesados por luchar.

La IV Internacional hace 70 años definía que “El gobierno de los países atrasados, o sea coloniales o semicoloniales, asume en general un carácter bonapartista o semibonapartista (…) los sindicatos: o están bajo el patrocinio especial del estado o sujetos a una cruel persecución. Este tutelaje del estado está determinado por dos grandes tareas que éste debe encarar: en primer lugar atraer a la clase obrera, para así ganar un punto de apoyo para la resistencia a las pretensiones excesivas por parte del imperialismo y al mismo tiempo disciplinar a los mismos obreros poniéndolos bajo control de una burocracia”. Y continuaba afirmando a renglón seguido que “El capitalismo monopolista cada vez tiene menos interés en transigir con la independencia de los sindicatos. Exige que la burocracia reformista y la aristocracia obrera, que picotean las migajas que caen de su mesa, se transformen en su policía política a los ojos de la clase obrera. Cuando no se puede lograr esto, se reemplaza la burocracia por el fascismo”. (“Los sindicatos en la época imperialista”, León Trotsky 1940).

Por eso el marxismo revolucionario planteaba: “Tenemos que adaptarnos a las condiciones existentes en cada país dado para movilizar a las masas no sólo contra la burguesía sino también contra el régimen totalitario de los propios sindicatos y contra los dirigentes que sustentan ese régimen. La primera consigna de esta lucha es: independencia total e incondicional de los sindicatos respecto del estado capitalista. Esto significa luchar por convertir los sindicatos en organismos de las grandes masas explotadas y no de la aristocracia obrera”. (Ídem)

Esto plantea dos alternativas al movimiento obrero: o los sindicatos devienen, en manos de la burocracia sindical, en instrumentos secundarios del capitalismo imperialista para subordinar a los obreros y obstaculizar la revolución. O por el contrario, con en el método de la revolución política al interior de las organizaciones obreras, derrotando a la burocracia sindical, pueden convertirse en un instrumento del movimiento revolucionario del proletariado, si tienen a su frente a una dirección revolucionaria que haya conquistado ese lugar en el combate en el seno de la clase obrera y los explotados. ¡La clase obrera necesita direcciones revolucionarias en los sindicatos para conquistar su independencia del estado burgués y luchar seriamente por sus demandas y las del conjunto de los explotados!

Porque “Los sindicatos, aun los más poderoso, no abarcan más del 20 al 25 de la clase obrera y por otra parte, sus capas más calificadas y mejor pagadas. La mayoría más oprimida de la clase obrera no es arrastrada a la lucha sino episódicamente en los períodos de auge excepcional del movimiento obrero. En estos momentos es necesario crear organizaciones ad-hoc, que abarquen toda la masa en lucha los comités de huelga, los comités de fábrica, y en fin, los soviets”. (…)
Por todo lo que antecede las secciones de la IV Internacional deben esforzarse constantemente no sólo en renovar el aparato de los sindicatos proponiendo atrevida y resueltamente en los momentos críticos nuevos líderes dispuestos a la lucha en lugar de funcionarios rutinarios y carreristas, sino también de crear en todos los casos en que sea posible, organizaciones de combate ad hoc que respondan mejor a los objetivos de la lucha de masas contra la sociedad burguesa, sin arredrarse, si fuese necesario, frente a una ruptura abierta con el aparato conservador de los sindicatos. Si es criminal volver la espalda a las organizaciones de masas para contentarse con ficciones sectarias, no es menos criminal tolerar pasivamente la subordinación del movimiento revolucionario de las masas al contralor de pandillas burocráticas abiertamente reaccionarias o conservadoras disfrazadas de “progresistas”. El sindicato no es un fin en sí, sino sólo uno de los medios a emplear en la marcha hacia la revolución proletaria”.

Estas palabras, que expresan con simpleza y profundidad años de combates y experiencias históricas de la clase obrera mundial, hoy mantienen toda su vigencia, aunque quieran ser ocultadas por todos los ex trotskistas, que pasados al campo del reformismo envenenan la conciencia de las masas en lucha.

¡El movimiento obrero necesita, como en “El Cordobazo”, como en el Sitrac-Sitram, como en “El Villazo”,  que vuelvan las asambleas, los piquetes, los cuerpos de delegados rotativos y revocables por la base, las coordinadoras inter-fabriles del ´75 y los comités de autodefensa! ¡Hay que refundar al movimiento obrero de abajo hacia arriba y poner a nuestro frente una dirección revolucionaria! ¡Hay que poner en pie un Movimiento Clasista Revolucionario!

¡Abajo la burocracia! ¡Abajo los estatutos y cuerpos orgánicos de los sindicatos estatizados! ¡Los obreros nos organizamos como queremos! ¡Fuera las manos de la patronal y el estado de nuestras organizaciones! ¡Fuera el Ministerio de Trabajo y sus conciliaciones obligatorias! ¡Abajo la Ley de Asociaciones Profesionales! ¡Abajo el descuento compulsivo de las cuotas sindicales con el que la patronal se compra a los dirigentes! ¡Que los delegados pasen a cobrar las cuotas sindicales a los lugares de trabajo! ¡Que los dirigentes del sindicato ganen lo mismo que los compañeros que se rompen el lomo en la línea de producción! ¡Que vuelvan todos a trabajar!

 

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