Organizador Obrero Internacional Nº7

Presentacion

Presentamos hoy a nuestros lectores la Primera parte de
El Organizador Obrero Internacional 7, vocero de la Fracci Leninista
Trotskista (FLT ) .
Nuestra fraccion, integrada por el Grupo de Obreros Comunistas
(CWG) de Nueva Zelanda; por Octubre Rojo Internacionalista (ORI) de
Bolivia, por la Fraccion Trotskista (FT) de Brasil; por la LOI (CI)-Democracia
Obrera de Argentina, por la Liga Trotskista Internacionalista (LTI) de
Peru y por el Partido Obrero Internacionalista (CI) de Chile, marcha a realizar,
en abril y mayo proximos, su III Congreso. A dicho Congreso hemos
invitado a los camaradas del Partido Obrero Marxista (POM) de Brasil,
que han comprometido su participacion entusiasta en los debates previos
y en las deliberaciones del mismo.
En esta Primera parte, publicamos entonces una Declaracion internacional
sobre el asesinato de Reyes y los militantes de las FARC a manos
del semi-fascista Uribe y su ejercito genocida, sirvientes de Bush en la
que hemos concentrado los principales elementos del momento de la situacion
mundial y las tareas y el programa de los revolucionarios- y el llamamiento
a una Conferencia internacional de emergencia de los trotskistas
principistas que la complementa y acompaña. Estos documentos han
sido elaborados por el Secretariado de Coordinacin y Accion Internacional
de la FLT, y han sido presentados y puestos a discusin de todos los
grupos que conforman nuestra fraccin hacia el III Congreso de la FLT.
En las proximas semanas, iremos publicando, en las partes sucesivas
de El Organizador, el resto de los documentos y materiales que seran
sometidos a discusion en el pre-congreso y el Congreso mismo. Asi,la
Segunda Parte contendra articulos y documentos sobre Bolivia; sobre Argentina,
sobre la cuestion cubana; sobre Venezuela, asi como tambien un
aporte de los camaradas del POM de Brasil reproducido del ultimo numero
de su periodico O Proletario entre otros.
Este numero 7 de El Organizador Obrero Internacionalque aparecer
en varias partes, concentrara entonces los documentos y elaboraciones
hacia el III Congreso de la FLT, que debera; debatir y resolver sobre
las nuevas tareas y desafios de los trotskistas internacionalistas bajo las
condiciones actuales en las que, al calor de la crisis de la economica mundial
capitalista imperialista que ha comenzado, se acumulan enormes
contradicciones y se preparan acontecimientos decisivos y de caracter
historico de la lucha de clases mundial.

Chaves y UribeReyes de las FARC yase sin vida,exhibido por las tropas asesinas de Uribe y Bush

la FLT sobre el asesinato de Reyes y los militantes de las FARC

¡Hay que derrotar a Uribe y sus tropas de ocupación,
gendarmes de Bush y el imperialismo yanqui en América Latina!

Bajo la dirección de la OEA de Bush, el TIAR y el Grupo Río,
final feliz para Uribe, Correa, Chávez y demás representantes
de las burguesías nativas y las transnacionales imperialistas:
La sangre y los sufrimientos de las masas obreras y campesinas,
son una simple moneda de cambio para sus negocios

¡Basta de “revolución bolivariana”, entregadora de la lucha antiimperialista
de la clase obrera y los campesinos pobres de América Latina!

¡Romper con la burguesía es el único camino para desatarle las manos a la clase obrera y retomar la lucha antiimperialista y por la revolución obrera y socialista!

¡Por los Estados Unidos Socialistasde Sud y Centroamérica

1.. El ataque en territorio ecuatoriano, por parte del ejército colombiano, contra la cúpula de las FARC que negociaba con Chávez, Correa y los representantes del imperialismo francés la entrega de Betancourt y demás prisioneros, no puede ser menos que condenado por el conjunto de la clase obrera de América Latina y el mundo.
Bajo las órdenes de Bush, su sirviente Uribe masacró cobardemente en territorio ecuatoriano a una comisión negociadora desarmada. Así, Uribe aplica el plan de Bush y el imperio norteamericano y erige a Colombia –armada hasta los dientes por el imperialismo yanqui- en estado-gendarme de la región, como lo es en Medio Oriente el estado sionista contrarrevolucionario de Israel que asesina no sólo a dirigentes de Hizbollah en el Líbano sino que hoy masacra en Gaza al martirizado pueblo palestino que, confinado en verdaderos ghettos y campos de concentración, resiste el bloqueo y la represión salvaje en su propia patria, la Palestina usurpada por el estado de Israel con el patrocinio de todas las potencias imperialistas.
Las fuerzas armadas colombianas tienen casi medio millón de hombres, armados y equipados con el mejor y más sofisticado armamento provisto por el imperialismo yanqui. Esas fuerzas armadas están comandadas directamente y son entrenadas por “asesores” yanquis y sionistas. De su casta de oficiales lacayos de West Point y de la oligarquía colombiana surgieron y se armaron hasta los dientes fuerzas fascistas de choque contrarrevolucionarias y mercenarios que beñaron en sangre a la clase obrera y a los campesinos pobres de ese país.
Las fuerzas armadas colombianas son y actúan como verdaderas fuerzas de ocupación en ese país al que oprimen, sojuzgan y en el que masacran por cuenta y bajo la dirección política y militar de la CIA, del ejército norteamericano y de la oligarquía colombiana. Todo partido o corriente de la clase obrera o representativa del movimiento campesino, es blanco fijo de esas tropas de ocupación y de sus sicarios. De allí que sus pseudoparlamentos nacionales, municipales, o provinciales no sean más que cartón pintado y una fachada de un régimen semi-fascista.
La Unión Patriótica, que fue la forma política que adquirió un grupo insurgente a fines de los ‘90 para legalizarse en la vida política colombiana, terminó con todos sus diputados y representantes políticos asesinados, por dar tan sólo un ejemplo.
Por lo tanto, es una obligación de la clase obrera latinoamericana e internacional combatir incondicionalmente por la derrota de las tropas de ocupación del régimen burgués semicolonial colombiano, sirviente de los yanquis, y defender incondicionalmente contra ese ejército de ocupación a la resistencia colombiana. Hacemos este llamamiento, más allá de las diferencias políticas que tenemos con la política de colaboración de clases que sostiene la dirección de la resistencia colombiana y con el método impotente del foquismo que ésta impulsa.

2.  Bush, Obama, Clinton, Mc Cain y todos los representantes políticos de los carniceros imperialistas yanquis, no sólo saludaron esta acción artera y criminal de Uribe y su régimen semi-fascista, sino que le confieren a ese gobierno la misma autoridad que ellos –los yanquis- se arrogaron ya en 1989 cuando los marines norteamericanos invadieron Panamá y masacraron allí, para luego secuestrar al presidente Noriega al que llevaron a Estados Unidos para juzgarlo; y como lo hicieron los últimos años en las guerras por el petróleo, invadiendo, masacrando y sojuzgando a las naciones afgana e iraquí. Los gobiernos que allí han surgido no son más que los administradores del protectorado yanqui.
Uribe, el sirviente de los yanquis, actuó bajo las órdenes de su amo, como lo que es: un verdadero represor sanguinario de su propio pueblo. Este fundador de los paramilitares, junto a las fuerzas armadas colombianas, vienen de ensangrentar con más de 35.000 muertos por año a la heroica clase obrera colombiana que en los últimos 25 años, no ha hecho más que combatir en las ciudades contra la entrega de la nación y el sometimiento de Colombia al imperialismo. Más de 3.000 dirigentes obreros, de los más representativos de estos heroicos combates, fueron asesinados por el terror blanco de los paramilitares en las ciudades, donde reina un terror similar al que impusiera la Triple A en Argentina en 1975 bajo el gobierno peronista de Isabel Perón, ensangrentando, en aquellos años, a lo mejor de la vanguardia del proletariado argentino. En Colombia, tan es así, que muchos militantes obreros y dirigentes sindicales, para salvar sus vidas de los sicarios y paramilitares, se vieron obligados a escapar al campo y terminaron transformándose en militantes de las FARC y de la resistencia colombiana como única solución para salvar sus vidas, lamentablemente, sometidos a la política de colaboración de clases y al método foquista de esa dirección pequeñoburguesa.
Hoy, en Colombia, el terror semi-fascista se ha asentado en las ciudades y busca recuperar el control político y militar de un tercio del territorio colombiano que está en manos de una guerrilla insurgente campesina que lo controla, en una guerra civil que ya lleva más de 50 años.

3.  Toda la prensa burguesa internacional se dedicó a reproducir las posiciones de las burguesías regionales que se pronunciaron contra el “atropello a la soberanía de Ecuador” al atacar el ejército colombiano a la delegación de las FARC en territorio ecuatoriano que estaba en una misión de paz negociando el canje de prisioneros. Pero todos -desde los “boliburgueses” y “bolivarianos” hasta todas las burguesías explotadoras de la región- callaron que, desde hace años, hay otro ataque a la soberanía ecuatoriana, que es la existencia de la base militar yanqui en la isla de Manta, desde la que se arma y financia toda la inteligencia contrarrevolucionaria de Uribe, con el permiso del gobierno “bolivariano” de Correa.
Este hecho no debe sorprender a la clase obrera de América Latina: cuando en 1997, 2000 y 2005 irrumpían las masas ecuatorianas en sucesivos embates revolucionarios, derrocando a tres presidentes con la lucha en las calles, sus demandas fundamentales eran “¡Fueras las petroleras imperialistas!”, ”¡Fuera la base militar yanqui de Manta!”, “¡No al TLC!” y “¡No nos gusta y no nos da la gana ser una colonia norteamericana; y sí nos gusta y sí nos da la gana América Latina socialista y soberana!”. Esta lucha revolucionaria de la clase obrera y los explotados ecuatorianos, eran el único sostén y apoyo a la lucha revolucionaria de los obreros y campesinos colombianos.
Pero el “bolivariano” Correa vino a expropiar esa lucha revolucionaria y antiimperialista de la clase obrera y los campesinos ecuatorianos – lucha que abría el camino a la revolución obrera y socialista que estallara luego en Argentina en 2001 y en Bolivia en 2003- para mantener el dominio burgués y con él, el yugo imperialista sobre el Ecuador. Así, bajo el gobierno “bolivariano” de Correa, la base militar yanqui sigue estando en Manta y la economía sigue dolarizada tal cual lo impusiera Noboa, el vicepresidente que sucediera al derrocado Mahuad en la presidencia en el año 2000.
Esta agresión del estado semi-fascista colombiano, gendarme de Bush, no puede extrañarle a la clase obrera latinoamericana y mundial. Por ello, la primera tarea es ganar las calles para condenar la salvaje agresión y por la derrota del gobierno de Uribe y su ejército asesino, y en solidaridad con la clase obrera y los campesinos oprimidos de Colombia.
Junto a ello, y también como primera tarea de la clase obrera latinoamericana y mundial, está planteada la defensa de la soberanía de Ecuador que se concentra en la lucha por ¡fuera yanquis de Manta, fuera las petroleras imperialistas de Ecuador! En defensa de la soberanía de Ecuador, y contra la expropiación de la revolución latinoamericana por parte de las burguesías nativas y sus sirvientes organizados en el Foro Social Mundial, hacemos nuestro el grito de “¡Y no nos gusta, y no nos da la gana, de ser una colonia norteamericana; y sí nos gusta, y sí nos da la gana América Latina socialista y soberana”: ¡éste debe ser el grito de lucha de la clase obrera latinoamericana y mundial! Esta tarea sólo podrá realizarse si se subleva la clase obrera ecuatoriana, rompe con el gobierno burgués bolivariano de Correa, socio de las transnacionales y de las distintas potencias imperialistas que saquean nuestra región, y retoma el camino de sus heroicos levantamientos de 1997, 2000 y 2005. ¡Eso es lo que necesitan la clase obrera y los campesinos colombianos para tener en Ecuador su retaguardia cubierta y para comenzar a preparar las condiciones para fortalecer la resistencia y preparar una contraofensiva de masas contra el gobierno genocida de Uribe, ese títere de Bush en Sudamérica! ¡Esa es la verdadera solidaridad que pueden darles los obreros y explotados ecuatorianos a sus hermanos de clase de Colombia hoy sometidos al terror de ese gobierno semi-fascista!

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No terminaba de enfriarse la sangre de la dirección de las FARC masacrada en Ecuador, cuando rápidamente se acabaron las bravuconadas de los “bolivarianos” y sus chillidos a propósito de la soberanía:
“Negocios son negocios” y los socios, socios son.
El cínico abrazo entre Chávez, Correa y Uribe bajo los auspicios de la OEA de los yanquis, del imperialismo francés y su petrolera Totalfina y de la reunión del Grupo Río

4.  Chávez, el jefe de la “revolución bolivariana” condenó el hecho, rompió relaciones con Uribe y mandó 10 batallones del ejército venezolano a la frontera con Colombia... mientras sigue alegremente vendiéndoles petróleo a los yanquis que masacran en Irak. La clase obrera y el movimiento antiimperialista latinoamericano tienen que correr, de una vez por todas, el velo de esa estafa que es la “revolución bolivariana” para que quede al descubierto la verdadera política de la burguesía venezolana de los petrodólares. Su política es la de “paz” en Colombia. ¿Qué significa esto?: ni más ni menos que el desarme incondicional de las FARC, como el que ya le impusieron al ELN. Buscan aplicar el mismo plan que, con los acuerdos de Esquipulas y Contadora, tan útil les fuera a la burguesía y al imperialismo en los ’80 para desarticular las heroicas revoluciones de Nicaragua y El Salvador. Estamos ante otra política burguesa -distinta a la del imperialismo yanqui y su sirviente Uribe- impulsada por los gobiernos patronales del continente, apoyada por Fidel y Raúl Castro y el conjunto de la burocracia restauracionista cubana, y sostenida, tras bambalinas, por el imperialismo francés.
Chávez, Correa y los “bolivarianos” salieron a denunciar el “Plan Colombia” de Bush y Uribe. Pero la verdad es que no hay uno, sino dos “Planes Colombia” para estabilizar la región y poder profundizar los negocios de las petroleras y las transnacionales con las burguesías nativas asociadas indistintamente a una u otra de ellas: uno, el plan del garrote del imperialismo yanqui y el asesino Uribe, y otro, el plan de “desarme en paz” comandado tras bambalinas por el imperialismo francés aliado a sectores de las burguesías latinoamericanas que han devenido en sus nuevas socias menores.
Los carniceros imperialistas y las burguesías nativas sólo discuten y se dividen alrededor de cuál es el mejor plan para derrotar la resistencia de las masas contra el régimen sanguinario de Uribe, para terminar con el último foco de guerra civil que queda en el continente e imponer la paz social y la “legitimidad” que necesitan para asegurar sus negocios y el saqueo de América Latina. Pero negocios son negocios. Cuando éstos están en cuestión, todos se abrazan y juran fidelidad a los mismos sobre la base de la sangre de los obreros y campesinos.
Demás está decir que a los pregoneros de la “ rendición en paz” de las burguesías “bolivarianas” la suerte de las FARC y de la clase obrera y el pueblo colombianos los tiene sin cuidado, y mucho menos a los carniceros imperialistas franceses que, entre bastidores, manejan esta política para disputar abiertamente la fuente de materias primas al imperialismo yanqui en su patio trasero. La sangre y las penurias de la clase obrera y los explotados y de los propios militantes de las FARC, son para ellos sólo monedas de cambio de sus negocios y disputas.
Así, Sarkozy salió inmediatamente a decirle a Marulanda de las FARC, que o entrega a Betancourt con vida, o de lo contrario, será declarado un asesino. El cinismo de los carniceros imperialistas franceses no tiene nombre, cuando son ellos los que organizaron un verdadero genocidio en Argelia en la década del ‘50, los que vienen de enviar tropas al Chad, los que bajo el manto de la ONU mandaron tropas al Líbano y protegen y financian, igual que Bush, al estado sionista de Israel genocida.

5.  Al mismo tiempo que en la reunión del Grupo Río, Uribe se dedicó a explicar con lujo de detalles cómo los gobiernos de América Latina –Brasil, Perú, Panamá, Chile entre otros- y sus fuerzas armadas vienen colaborando con Colombia en la “lucha contra el terrorismo”, es decir, contra las FARC, el propio ministro de defensa de Ecuador acaba de plantear que “Sólo en 2007 hicimos 21 operativos de entre 10 y 30 días cada uno buscando bases de las FARC (en Ecuador, NdeR). Destruimos 47 campamentos de distinto tenor, unos más equipados, como el que bombardeó Colombia, y otros menos, usados para descanso. (...) en abril capturamos a 9 guerrilleros y en noviembre íbamos detrás de Raúl Reyes (...) y se nos escapó por poco. Sabíamos que andaba por ahí y nuestros soldados llegaron al lugar. Aún había comida caliente, cartas y libros con dedicatorias suyas. Reyes acababa de estar ahí. Un grupo que se quedó, suponemos para proteger la retirada, nos enfrentó. Y tuvimos dos soldados heridos por balas y granadas y, del lado guerrillero, quedaron tres muertos” (diario Clarín de Argentina, 7/03/08).
¡Estos son los “bolivarianos”, los supuestos “antiimperialistas”! ¡Canallas, queda más que claro que todos estaban en una carrera para ver quién capturaba, mataba, o bien hacía rendir incondicionalmente a Reyes e imponía la rendición y el desarme de las FARC!
En la misma reunión del Grupo Río, Cristina Kirchner, se dedicó a aconsejar a Uribe, diciéndole que la mejor forma de derrotar a las FARC y a la insurgencia de las masas colombianas, es no haciendo acciones como la incursión en territorio de Ecuador que le quiten “legalidad” a sus fuerzas armadas de ocupación comandadas desde West Point para masacrar sin contemplaciones al interior de Colombia.

6.  Chávez mismo informó de sus reuniones con la plana mayor de las FARC en las que se cansó de tratar de convencerlos de que no podían triunfar, de que no podían hacer en Colombia una Cuba del ‘59, ni siquiera una Nicaragua del ’79. Es más, se dedicó durante toda su intervención en la reunión del Grupo Río a demostrarle al imperialismo yanqui que él es un hombre confiable para llevar a cabo la tarea de desarmar a las FARC, contando cómo hasta el propio Banzer –ese siniestro asesino de las masas bolivianas- lo reconoció como un “prohombre” de las burguesías latinoamericanas; cómo Samper –ex presidente de Colombia- le reconoció que sabía que Chávez jamás había apoyado a las FARC, etc.
Todos –el imperialismo yanqui y Uribe; el imperialismo francés, Chávez, Correa, Kirchner y los demás “bolivarianos”- quieren terminar con la resistencia de las masas colombianas y con las FARC, puesto que éstas controlan una porción del territorio colombiano, y esta situación obstaculiza los jugosos negocios del petróleo y el gas en la región. El propio Chávez se dedicó a mostrar esto abiertamente en la reunión del Grupo Río, contando cómo está negociando con Uribe para construir un gasoducto entre Venezuela y Colombia. Es más, el Gasoducto del Sur que proponen construir desde Venezuela hasta Argentina, pasará por Colombia... precisamente por las zonas controladas por las FARC. En Sucumbíos, la provincia ecuatoriana que limita con Colombia, y en la que ambos ejércitos –ecuatoriano y colombiano- se dedican a perseguir y diezmar a los militantes de las FARC, se encuentra gran parte del petróleo ecuatoriano.
“El petróleo ya está a 105 dólares el barril. Hay negocios para todos, ¿para qué nos vamos a pelear?”, advertía Chávez en la reunión del Grupo Río. “Fuerza internacional de paz”, exigía Correa para garantizar el desarme de las FARC en su frontera norte. “Envíe 10 batallones a la frontera con Colombia” mandaba el “valiente” Chávez a su ministro de Defensa. Todo esto para garantizar que la resistencia colombiana contra el régimen semi-fascista de Uribe no se organice ni se abastezca ni desde Ecuador, ni desde Venezuela, ni mucho menos, desde Brasil.
Las burguesías “bolivarianas” de Chávez y Correa, con el apoyo de la burocracia castrista, son las responsables políticas de haber expuesto, en un canje de prisioneros, a toda la dirección de las FARC en Ecuador ante los ojos vigilantes de la CIA, los yanquis y del ejército colombiano, que desde Manta y la frontera colombiana no dudaron en aprovechar esta situación para masacrarlos. Y después, cuando la sangre de la dirección de las FARC masacrada todavía no se secaba, terminaron todos festejando con abrazos y apretones de mano, la “paz” de sus negocios. Su cinismo no tiene límites. ¡Sinvergüenzas!

7.  Los “bolivarianos” insisten en que la feroz represión contra las masas y las FARC, por parte de 400.000 gurkas armados hasta los dientes por el imperialismo yanqui en Colombia, ha expandido el conflicto a los países vecinos. Esos gobiernos burgueses que, como ellos mismos lo han dicho, tienen el “orgullo” de haber “pacificado” América Latina “salvándola” de los embates revolucionarios de las masas, temen que la crisis de Colombia se expanda y que vuelva a despertar los “demonios” que desataran la revolución ecuatoriana, boliviana, argentina y el ascenso de lucha antiimperialista de las masas en el primer lustro del siglo XXI.
Por eso, las burguesías del continente buscan imponer la “paz” definitiva y el desarme de las masas en toda América Latina, en momentos en que florecen sus negocios, asociadas a tal o cual potencia imperialista, con el aumento del precio del petróleo, las commodities y los minerales, mientras los explotados del continente padecen la carestía de la vida, la superexplotación, la represión y la entrega nacional.
Por eso, la reunión del Grupo Río terminó con abrazos entre Correa, Chávez y Uribe con este último comprometiéndose a no atacar a ningún país vecino, y con todos los “bolivarianos” jurando fidelidad a la carta de la OEA sobre la “no injerencia en los asuntos internos de otros países”.
¡Cínicos! Estados Unidos tiene bases militares por toda América Latina y embajadores que mandan por encima de los presidentes; las potencias imperialistas tienen la ONU, el FMI, el Banco Mundial, el Club de París, la OTAN, e inclusive ministerios de colonias como el Grupo Río, la OEA y el TIAR, para “hacer injerencia” todos los días en el control de los pueblos que oprimen. Estados Unidos tiene la base de Manta en Ecuador y más de 15.000 asesores militares en Colombia para asesinar, a través de las fuerzas armadas y los paramilitares colombianos, a 35.000 obreros y campesinos por año en ese país.
Por ello y contra ello, los obreros y campesinos del continente tenemos la obligación de apoyar a nuestros hermanos de clase colombianos brutalmente asesinados por el gobierno semifascista de Uribe. La única condición para poder hacerlo es romper la subordinación a la burguesía que imponen las direcciones traidoras.
Desde la FLT denunciamos que, al igual que las tropas ecuatorianas, las tropas venezolanas que Chávez ha mandado a la frontera con Colombia no están para enfrentar al imperialismo, ni para luchar por echarlos de Manta, ni para “proteger” a Venezuela de un supuesto ataque de Colombia, sino que están allí para cercar a las FARC para imponerles la rendición y el desarme, y para impedir que se generalice la guerra civil colombiana al resto del continente, y de esta manera, terminar de imponer un ciclo de negocios y superganancias con las burguesías nativas como socias menores de las potencias imperialistas en el saqueo de nuestras naciones.
¡Abajo el “Plan Colombia” de Uribe y los yanquis! ¡Abajo la nueva Esquipulas y Contadora de desarme de las FARC que preparan los “bolivarianos”, socios de lo carniceros imperialistas franceses! ¡Fuera de América Latina la OEA, el TIAR, el Grupo Río y demás instituciones del imperialismo en el continente!
Es una tarea urgente de la UNT de Venezuela y de todas las organizaciones obreras de Ecuador luchar por el retiro inmediato de las tropas venezolanas y ecuatorianas y defender a la resistencia colombiana. Es una obligación de la clase obrera brasileña enfrentar al gobierno de Lula y la Totalfina-Petrobras, que ya ha mandado 25.000 hombres de la policía federal a la frontera con Colombia para que marquen, con sus “aviones espías”, la ubicación de la resistencia obrera y campesina para que sea masacrada por Uribe y sus tropas genocidas.
¡Retiro inmediato de las tropas venezolanas, ecuatorianas y brasileñas apostadas en la frontera con Colombia para cercar a las FARC e imponerles su rendición, mientras el genocida Uribe asesina a mansalva a toda organización obrera y campesina que ose enfrentarlo a él, a su gobierno y a sus tropas de ocupación comandadas por la CIA, el Pentágono y los carniceros imperialistas yanquis!

8.  En la OEA y bajo el mando del amo yanqui, se firmó primero el pacto entre Correa y Uribe, con Colombia “pidiendo disculpas”; con la OEA “repudiando” la “violación de la soberanía y la integridad territorial” de Ecuador, y con Ecuador, junto a todas las burguesías de la región en la reunión del Grupo Río, aceptando el pacto y jurando lealtad a sus negocios y comprometiéndose a no inmiscuirse en los “asuntos internos” de otros países.
¡Así terminan los “valientes bolivarianos”! Se negaron a romper con esa cueva de bandidos dirigida por Bush que es la OEA, de la cual salió una “comisión de verificación” aprobada por todos, y terminaron todos juntos en el Grupo Río debatiendo sus diferencias, pero acordando decisivamente que hay negocios para todos.
Así, entre la OEA –que ejecutará los mecanismos de verificación y control- y el Grupo Río –un parlamento donde discuten sus posiciones políticas- terminan todos “limando sus asperezas” en el medio de bravuconadas y discursos grandilocuentes. Y una vez más, las que pagarán el pato serán las masas explotadas y mil veces entregadas del continente americano.
¡Sí, terminaron todos en el Grupo Río y en la misma OEA que siempre “condenó” a Cuba y nunca autorizó que sea parte de sus miembros! ¡Y Chávez y Correa, con Morales y demás “bolivarianos”, son los supuestos “amigos de Cuba”! Terminaron todos sometidos a la OEA y al TIAR, por los cuales si Estados Unidos es atacado militarmente por otro país, todos los países de América Latina están obligados a defenderlos, pero cuando un país latinoamericano es atacado por una potencia imperialista, los yanquis se alinean con ésta última, como sucedió en la guerra de Malvinas, con Estados Unidos apoyando a la Thatcher y a sus tropas imperialistas. Terminaron todos en las faldas de la OEA, que garantizó así que la OTAN pudiera instalar una base militar imperialista en Malvinas, que se sumó así a la base de Manta y demás bases imperialistas en el continente. En definitiva, la misma OEA que auspicia la invasión y ocupación de Haití a manos de los ejércitos de las distintas burguesías latinoamericanas bajo el comando yanqui. Así terminan entonces los “valientes” burgueses bolivarianos: incapaces ni tan siquiera de romper con la OEA y el TIAR, sometidos a ellos.

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El “ala izquierda” del Foro Social Mundial de Celia Hart y los renegados del trotskismo, bajo la disciplina de los ejércitos burgueses de Correa y Chávez

9. Pero también terminaron sometidos al amo yanqui, en las faldas de la OEA, el TIAR y el Grupo Río, o en los nuevos Esquipulas y Contadora de la rendición de las masas, todas las direcciones reformistas y los renegados del trotskismo que, encabezados por Celia Hart Santamaría, se alinearon abiertamente con Correa y Chávez frente a la crisis de los últimos días. Con su edulcorada retórica “bolivariana”, esa impostora falsificadora de León Trotsky, esa representante de la burocracia restauracionista cubana, vociferaba: “Qué nuestro Gobierno Revolucionario (el de Cuba, N de R) se coloque a la orden del pueblo del Ecuador apoyando al Ejercito de la República del Ecuador y de la República Bolivariana de Venezuela (...) Qué convocamos a todas las organizaciones trotskistas, guevaristas, mariateguistas, marxistas, leninistas, maoístas, bolivarianas y antiimperialistas del mundo a estar unidas, ya que nos convoca en estos instantes la máxima del internacionalismo proletario y solicitamos que todas estas organizaciones se pronuncien y estén dispuestas a apoyar concretamente a nuestro líderes actuales Rafael Correa y Hugo Chávez.”
¡NO TIENEN VERGÜENZA! Estos nuevos usurpadores de las banderas del trotskismo y la IV Internacional se han desenmascarado. Efectivamente, sin necesidad de que lo dijera Celia Hart, el ejército de la burocracia castrista restauracionista ya está bajo las ordenes de Chávez, Correa y demás burguesías nativas del continente.
Pero esta vez, esta impostora, agente de la burocracia restauracionista que ha disciplinado a mandelistas, morenistas y a todos los renegados del trotskismo, se ha sacado la careta. Porque ha quedado claro que todos juntos y bien revueltos, Hart Santamaría y los renegados del trotskismo quieren que el proletariado latinoamericano se subordine al ejército de Ecuador cuyos oficiales, junto al ejército colombiano, persigue a los guerrilleros de las FARC a uno y otro lado de la frontera. Quieren que la clase obrera del continente se subordine a Chávez que juró jamás apoyar ni ayudar a las FARC ni a la resistencia de las masas colombianas contra el gobierno semi-fascista de Uribe, y que, por el contrario, como lo dijo abiertamente, las llama a rendirse y a desarmarse, contribuyendo así que los militantes de las FARC se expongan y queden así a merced del asesino Uribe, sus fuerzas armadas de ocupación y sus paramilitares. Y a todo esto, los renegados del trotskismo -una nueva versión del pablismo devenido ahora en una variante de partidos agentes de La Habana y de su burocracia restauracionista- lo dicen y lo hacen en nombre de la IV Internacional: ¡IMPOSTORES!
 “¡Todos con Chávez y Correa!”: esa fue, en síntesis, la posición de los renegados del trotskismo de todo pelaje, supeditando de esta manera a la clase obrera latinoamericana a la burguesía. ¡Ni una palabra de denuncia sobre la base militar yanqui en Manta, Ecuador! ¡Ni una palabra de denuncia a ese ministerio de colonias del imperialismo yanqui que es la OEA! ¿Romper con la OEA y el TIAR? ¿Echar a los yanquis de Manta? ¡Ni una palabra!
Por su parte, el P-SOL de Brasil –el partido hermano de Celia Hart y demás renegados del trotskismo en América Latina- mandó sus diputados a condolerse y solidarizase con Correa. ¡Sinvergüenzas! ¡Si a Correa, a su gobierno y a la burguesía ecuatoriana, Uribe no les tocó un pelo! Si tuvieran al menos dignidad antiimperialista, habrían ido a la selva colombiana a solidarizase con los combatientes de las FARC, usando la legalidad que tienen como parlamentarios de esa cueva de bandidos que es el parlamento brasileño.
Así, “con Chávez y Correa” y de la mano de Celia Hart, todos los renegados del trotskismo terminaron también... en las faldas de la OEA, el TIAR y el Grupo Río, y avalando el “plan de paz” de los “bolivarianos” apoyado por los carniceros imperialistas franceses, de rendición y desarme de las FARC que, como ya ha quedado más que claro, es aprovechado por los yanquis y su sirviente Uribe para masacrar a los combatientes que salen a la luz. El servilismo de los renegados del trotskismo para con las burguesías “bolivarianas” y la burocracia restauracionista castrista, es completo, como completa es su bancarrota.
El proletariado latinoamericano puede responder a esta impostura y falsificación del marxismo revolucionario de los traidores del proletariado, únicamente con una sola demanda: en la vereda de enfrente de Chávez, Correa y todos los “bolivarianos” que ya han salido a decir que jamás dieron ni darán apoyo en armas, abastecimiento o dinero a las FARC, sino solamente les han dicho que se rindan, ¡desmilitarización plena de las fronteras entre Colombia, Ecuador, Venezuela y Brasil! Que todas las organizaciones obreras de esos países pongan todas sus fuerzas al servicio de que se organice y se abastezca la resistencia contra el fascista Uribe y toda organización de los obreros y campesinos pobres de Colombia que se subleve contra ese gobierno asesino!

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América Latina y sus fuente de materias primas: terreno de disputa entre las distintas potencias imperialistas, ante los golpes de la crisis económica mundial

10. Actuando tras bambalinas, el imperialismo francés transformó la demanda de la liberación de Ingrid Betancourt en programa político para toda la región. Avalando esta política “paz” para Colombia impulsada por Chávez y demás “bolivarianos”, los carniceros imperialistas franceses y su petrolera Totalfina buscan ganar el “mérito” de ser los que lograron desarmar a las FARC, y usar esa carta a su favor en su disputa con el imperialismo yanqui por los negocios del petróleo y las fuentes de materias primas en América Latina.
Estados Unidos ha devaluado el dólar ante la grave crisis que ha golpeado a ese país y a la economía mundial. De esta manera, ha abaratado la exportación de sus productos, con lo que comienza a resolver su déficit comercial y a disputar abiertamente un rol de exportador en la economía mundial. Encarece así el valor del euro y también del yen, y con ello, encarece las exportaciones de las potencias europeas y de Japón, mientras, con un dólar devaluado, hace subir el precio de las materias primas, las commodities, el petróleo -que se valoriza además porque es un recurso no renovable que se agotará en los próximos 100 años- los minerales, y derrama inflación sobre la economía mundial, sobre las demás potencias imperialistas y los pueblos oprimidos del mundo.
En medio de la crisis económica mundial que ha comenzado, la lucha por el control de las fuentes de materias primas y las zonas de influencia entre las potencias imperialistas, comienza a volverse encarnizada.
Las potencias europeas, y Francia en particular, se han lanzado a una ofensiva disputándole zonas de influencia al imperialismo yanqui en Asia, en Medio Oriente, en Africa y en América Latina. Con esta política, al mismo tiempo que buscan conseguir nuevos negocios para sus monopolios, pretenden presionar a los Estados Unidos –a los que todos reconocen como potencia dominante- a que abandone la política “unilateral” de la era Bush y establezca con las potencias europeas un “pacto Atlántico” mediante el cual repartirse de mutuo acuerdo las zonas de influencia, y las fuentes de materias primas y mano de obra barata. Las potencias europeas quieren imponer lo que llaman un “mundo multipolar”, es decir, que el imperialismo yanqui acepte “repartir” y compartir sus negocios en sus zonas de influencia, como lo es América Latina.

11.  Demás está decir que, frente a ello, el imperialismo norteamericano, como potencia dominante, no se queda de brazos cruzados. Después de haber logrado llevar a los pies del Partido Demócrata la lucha de la clase obrera norteamericana contra la guerra, por los derechos de los inmigrantes y en defensa de sus conquistas atacadas -gracias al accionar del chavismo, el castrismo y de todas las fuerzas del Foro Social Mundial, incluidos los renegados del trotskismo- el imperialismo yanqui prepara la reconstitución de su régimen y su gobierno, luego de la crisis del gobierno de Bush, mediante las primarias demócratas y republicanas en vistas a las elecciones presidenciales de fin de año, y al mismo tiempo, marca con claridad sus territorios, a los bombazos limpios: en los Balcanes, “independizando” a su protectorado kosovar en contra de la voluntad de Serbia y Rusia, aliadas y socias menores de Francia. En Medio Oriente, con su gendarme el estado de Israel masacrando a las masas palestinas de Gaza, y con sus socios del imperialismo turco tomando el control del norte de Irak con sus tropas para que hagan el trabajo sucio que ya los marines no pueden hacer, inclusive masacrando a la propia burguesía kurda que apoyó la invasión angloyanqui.
En Africa, retomando su ofensiva en Somalía donde tiene 15.000 marines; impulsando desde Sudán la insurgencia en el vecino Chad –una semicolonia francesa-, en cuya frontera común, que es el territorio de Darfur, hay una enorme reserva de petróleo que se disputan con el imperialismo francés, en momentos en que muchas petroleras imperialistas –yanquis, entre ellas- han debido retirarse de una Nigeria sacudida por el ascenso revolucionario de un heroico proletariado negro, que no acepta vivir en la peor de las miserias mientras a sus pies yace una enorme riqueza en oro negro.
En América Latina, el imperialismo yanqui, mientras recompone su estado mayor contrarrevolucionario con el régimen de los “Republicratas”, responde mandando a su sirviente Uribe a masacrar a la cúpula de las FARC en Ecuador. Esta es su respuesta a la nueva sociedad de negocios entre el imperialismo francés y demás potencias europeas con sectores de las burguesías nativas de América Latina.
Si las burguesías nativas y las potencias imperialistas competidoras avanzan en disputarle agresivamente sus negocios en su patio trasero, el imperialismo yanqui dejó también pendiente, como amenaza, la espada de Damocles de la secesión de Bolivia, apoyándose en la oligarquía de la Media Luna, socia menor de la Exxon y la British Petroleum.
Así, con gendarmes, a los bombazos limpios y con amenazas de secesión, el imperialismo yanqui marca con claridad quién manda en su patio trasero y en la economía mundial, mientras se lame las heridas del empantanamiento de sus tropas en las arenas de Medio Oriente y prepara un recambio que fortalezca a su estado mayor para largar nuevas ofensivas contrarrevolucionarias en el planeta.

12.  En Estados Unidos, la clase obrera fue sacada de escena. Esto se expresa en pérdidas de conquistas, en el hundimiento del salario, en millones de trabajadores desalojados de sus viviendas y en enormes padecimientos que hacen recordar a la crisis de los ‘30. La lucha del proletariado contra la guerra, por los derechos de los inmigrantes y por sus demandas, fue puesta a los pies del Partido Demócrata. Esto es lo que ha desatado las manos de Bush-Obama-Clinton y el régimen de los “Republicratas” para que puedan pasar a la ofensiva, como lo hicieron hoy a través de su sirviente Uribe.
En América Latina, luego del aborto y desvío de los procesos revolucionarios, la clase obrera y las masas han perdido centralidad en la escena política. Sometida por la política de colaboración de clases de sus direcciones, la clase obrera ha dejado de pesar momentáneamente en el continente americano. Esta situación en que las masas están fuera de la escena es la que permite que las distintas potencias imperialistas y las fracciones burguesas puedan discutir y disputar abiertamente -inclusive con cañonazos y acciones militares de por medio- por el control del petróleo, las commodities y los minerales de América Latina cuyo precios están hoy por las nubes y son fuente de superganancias para las transnacionales, y por sus planes para profundizar la expoliación y el saqueo de nuestros pueblos.
Las burguesías nacionales aprovechan estas disputas interimperialistas como socias menores de las trasnacionales para hacer sus buenos negocios. Y esto lo hacen tanto las burguesías “bolivarianas” como Chávez o Correa, como las burguesías de Brasil y Argentina –dos semicolonias yanquis, pero en las que las transnacionales europeas tienen también fuertes intereses-, como también las burguesías chilena, peruana y mexicana que, a pesar de haber firmado el TLC con el imperialismo yanqui, buscan hoy concertar negocios con las potencias europeas, para de esa manera impedir quedar atadas sólo a los Estados Unidos, cuando éste ha devaluado el dólar y cuando ha comenzado en ese país –al que destinan la mayor parte de sus exportaciones los países atados por el TLC- una brutal recesión. Sólo el gobierno de Uribe, a la cabeza de una Colombia transformada en estado-gendarme del imperialismo yanqui, sigue siendo sirviente y agente incondicional de los Estados Unidos.
Así, mientras Chávez rescindía los contratos de las petroleras yanquis Exxon y la Conoco Phillips para la explotación del crudo de la cuenca del Orinoco, le cedía dicha explotación a la francesa Totalfina. Los hermanos Castro y la burocracia restauracionista cubana ya les ha cedido a los monopolios imperialistas franceses, la explotación del níquel en sociedades mixtas, y a la Repsol el petróleo, y el negocio del turismo al imperialismo español.
Al mismo tiempo, Brasil -que con el “bolivariano” Lula les entregó a los yanquis toda la producción de caña de azúcar y soja del país hasta el 2025 para la producción de biocombustibles- viene de firmar un acuerdo con Francia para la compra de tecnología aeroespacial y militar y para la fabricación de armas, acuerdo del que ya se ha colgado gustosamente la burguesía argentina. Morales ya repartió el gas de Bolivia para garantizar la energía que necesitan para producir las transnacionales y las burguesías nativas del Cono Sur.
Este es precisamente el papel de las burguesías nacionales, “bolivarianas” o no. Su objetivo es negociar con las distintas potencias imperialistas su ubicación en los negocios de las transnacionales y su tajada en el saqueo de nuestras naciones y en la explotación de la clase obrera latinoamericana.
En la reunión del Grupo Río, se expresó con claridad esta política de intentar imponerle al imperialismo yanqui un “mundo multipolar”. Pero también está claro que todos aceptaron que el imperialismo yanqui es el que sigue mandando en su patio trasero: por eso Uribe, su sirviente y representante directo en la misma, tuvo de hecho, poder de veto. Ninguna de las medidas que Uribe rechazó –como por ejemplo, la de la creación de una comisión internacional para la “liberación de los rehenes”, entre otras-, fue aprobada.
Pero sobre la base de que todos aceptaron esto, el imperialismo yanqui tuvo que aceptar a su vez discutir y repartir negocios, con el imperialismo francés y con las burguesías nativas de América Latina. Por eso, esa reunión terminó con apretones de manos y abrazos entre Chávez –flanqueado por la madre de Ingrid Betancourt como enviada directa de Sarkozy en esa reunión-, Correa y Uribe, y con suspiros de alivio y sonrisas de Cristina Kirchner, Lula y Bachelet que se garantizaron la provisión de gas y petróleo necesarias para sostener la producción de las transnacionales y de los patrones nativos a ellas asociadas, en Argentina, Brasil y Chile. Esto indica que todavía necesitan a las “boliburguesías” para terminar de estrangular la lucha de las masas.
Por eso, la clase obrera de América Latina, en su lucha antiimperialista, debe hacer suya la demanda de ¡Fuera de América Latina el imperialismo yanqui y sus gobiernos títeres y gendarmes como el de Uribe! ¡Fuera de Venezuela, Bolivia, Brasil y toda América Latina, la Totalfina y los carniceros del imperialismo francés! ¡Fuera el TLC, CAFTA, el Mercosur y demás tratados de libre comercio de las transnacionales y las burguesías nativas! ¡Fuera el ALBA de las burguesías nativas y la burocracia restauracionista cubana asociadas en miles de negocios al imperialismo franco-alemán! ¡Por los Estados Unidos Socialistas de Sud y Centroamérica!

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La subordinación de la clase obrera a sus respectivas burguesías en América Latina, impuesta por el Foro Social Mundial, es la responsable de la tragedia de la masacre y persecución de los combatientes de las FARC y de la clase obrera y los campesinos pobres de Colombia

13. La verdadera tragedia de la masacre de la cúpula de las FARC en Ecuador no es otra que la tragedia de una política de colaboración de clases impulsada por el Foro Social Mundial, que ha atado a la clase obrera y a los explotados de América Latina a la suerte de los negocios de sus respectivas burguesías, y los ha llevado a ponerse a los pies de los imperialistas supuestamente “democráticos” como el imperialismo alemán y francés, y ahora, a rendirles culto a Obama y Clinton, que rápidamente les taparon la boca saliendo a apoyar incondicionalmente la “acción ejemplar” del genocida Uribe.
La dirección de las FARC, bajo la disciplina de Chávez y Castro, ha levantado la política de paz, desarme y “unidad nacional” y por esa vía, prepara una entrega abierta de la lucha campesina. La dirección de las FARC no lucha por una sublevación obrera y campesina para derrotar al genocida Uribe y a sus fuerzas armadas; ni por la tierra, ni por liberar a Colombia del imperialismo, sino solamente por una zona desmilitarizada para intercambiar prisioneros y negociar la “paz”, o sea, el desarme, con lo cual se autolimita y se impone una estrategia para no triunfar.
Así, la propia dirección de las FARC, inclusive después del asesinato de Reyes y 15 combatientes más, emitió un comunicado oficial donde reivindica que Reyes murió luchando por la “causa de la paz cimentada en la justicia social” y reafirma que su objetivo es el “intercambio humanitario” de prisioneros y conseguir una zona desmilitarizada en Florida y Pradera. ¡Ni una palabra dicen las FARC de derrotar al gobierno genocida de Uribe y a su ejército asesino! Sólo luchan por la “paz con justicia social”: ni por romper con el imperialismo, ni por la tierra para los campesinos, ni por terminar con el martirio de la clase obrera y el pueblo colombianos sometidos al gobierno semi-fascista de Uribe, gendarme de Bush. La lucha por el supuesto “socialismo del siglo XXI” demuestra no ser más que un saludo a la bandera que, al paso que van los “bolivarianos”, llegaría con suerte a imponerse en el año 2099! ¡Aquí han terminado las FARC bajo la dirección de Castro y Chávez!
Es esta política de colaboración de clases la que aisló a las FARC del conjunto de las masas explotadas de las ciudades. En primer lugar, porque como partido campesino pequeño-burgués, no ha expropiado, en el territorio que controla, ni a la burguesía ni a los terratenientes, ni les ha dado la tierra a los campesinos pobres. Tan sólo les cobra impuestos a los empresarios y a la burguesía terrateniente, como haría cualquier gobierno burgués, erigiéndose, de hecho, en una proto-burguesía en los territorios que controla y mirando para otro lado ante la masacre y el terror a la que es sometida la clase obrera en las ciudades.
De esta manera, la política de las FARC no ha hecho más que abortar la revolución agraria, que sólo podrá consumarse íntegra y efectivamente con el triunfo de la revolución obrera y socialista, es decir, con la clase obrera, acaudillando a los campesinos pobres, haciéndose del poder.
Su propia política de colaboración de clases es la que ha cercado a las FARC y les ha impedido extender la guerra civil y la insurgencia al conjunto del campesinado colombiano, dividir al ejército y a su base campesina y confluir con las alzas revolucionarias que durante las últimas décadas, ha protagonizado, una y otra vez, el proletariado en las ciudades. Es por esta razón que inclusive, las FARC han perdido mucho del peso y el prestigio que tenían entre los explotados de las ciudades, después de haber mirado para otro lado y de cuidar solamente sus intereses.
Lo que faltó en Colombia fue una dirección revolucionaria de la heroica clase obrera colombiana, que desde el proletariado, le disputara la dirección del campesinado pobre a esta corriente pequeño-burguesa que ha devenido en verdadera proto-burguesía, levantando la demanda inmediata de expropiación de todos los terratenientes y el reparto de la tierra en toda Colombia y en primer lugar, en los territorios bajo control de las FARC, y la expropiación de todas las transnacionales y bancos en Colombia; que impusiera comités armados de obreros y campesinos, y que luchara por ganarse a la base del ejército organizando comités de soldados para preparar una insurrección triunfante y la imposición de un gobierno revolucionario obrero y campesino, único que podrá terminar con el martirio del pueblo colombiano y conquistar la ruptura con el imperialismo.
Bajo la dirección de la estrategia contrarrevolucionaria del stalinismo mundial ayer, y hoy bajo la dirección del castrismo y el Foro Social Mundial, esta guerra civil campesina dirigida por las FARC, el ELN, el M19 y demás grupos pequeñoburgueses y partidos-ejércitos, fue llevada al callejón sin salida de la lucha por un gobierno “patriota”, de “unidad nacional” con los burgueses y militares “progresistas” con los que la dirección de las FARC sueña con hacer un gobierno común. No es más que la estrategia de un reformismo stalinista armado, que tiene que lidiar con la insurgencia campesina a la que mantiene asfixiada y aislada del conjunto de las masas explotadas de Colombia.
Bajo la dirección de Fidel Castro, ya se ha rendido el ELN y entrado en el plan de “pacificación” de Uribe. La de las FARC es la impotencia de una dirección pequeñoburguesa cuyo sueño dorado es seguir el camino del “comandante” Ortega de Nicaragua y del FMLN del Salvador, para poder sacarse la ropa de fajina y cambiarla por el traje y la corbata de los yuppies de Wall Street. Pero Colombia no puede ser hoy, ni siquiera, Nicaragua y El Salvador de fines de los ’80. En aquellos países, el imperialismo y la burguesía tuvieron que permitir el reciclaje de sandinistas y del FMLN en burguesía nacional, porque se trataba de estrangular revoluciones que estaban vivas. Por el contrario, en 2008, ese peligro ya ha sido conjurado en América Latina, y por lo tanto, los yanquis y Uribe no están dispuestos a otorgarles esos privilegios a las FARC: sólo aceptan de su parte el desarme incondicional. Y si no aceptan, y pretenden apoyarse en Chávez y el imperialismo francés para negociar, les espera el brutal ataque del ejército cipayo de Uribe.
Colombia pone al rojo vivo el apotegma del trotskismo: sólo la clase obrera, acaudillando a los campesinos pobres, atacando la propiedad de la burguesía en la ciudad y en el campo, autoorganizada, armada y dirigida por una auténtica dirección revolucionaria, y con los métodos de lucha de la clase obrera -que son las huelgas y los piquetes, los comités de fábricas, las huelgas políticas y las insurrecciones de masas- puede llevar hasta el final la lucha nacional, derrocando a la burguesía, haciéndose del poder, rompiendo con el imperialismo, terminando con el latifundio y dándole la tierra a los campesinos y expropiando a los expropiadores.

14. Estamos presenciando entonces una brutal ofensiva para terminar con las FARC y la insurgencia campesina en Colombia. En esta ofensiva, mientras Uribe, sirviente de los yanquis, masacra con su ejército de ocupación y sus paramilitares genocidas, el papel de la burocracia castrista, de Chávez y demás “bolivarianos” es el de desmoralizar a los militantes de las FARC, convencerlos de que “no pueden triunfar”, llevarlos a desarmarse –e inclusive, empujarlos a la delación y a la traición, como pareciera haber sucedido con el aparente asesinato del dirigente de las FARC Iván Ríos por parte de su propia base. Y a los que no acepten hacerlo, aislarlos para que queden a merced de ser masacrados ya sea en Colombia, ya sea en Ecuador, Brasil –que viene de anunciar que armará una fortaleza militar en la frontera con Colombia- o en la propia Venezuela.
Esta política de Castro y Chávez en relación a la resistencia colombiana no es nueva en absoluto. No hacen más que ir tras los pasos de Stalin y de la política contrarrevolucionaria que durante décadas aplicara la burocracia de la URSS.
Así, no sólo llaman a la dirección de la resistencia colombiana a desarmarse, sino que son los garantes de que esa dirección pequeñoburguesa no expropie a la burguesía ni a los terratenientes en los territorios que controla militarmente.
Aplican entonces hoy en Colombia la traidora política con la que fue llevada a la derrota la heroica revolución española en la década del ’30. Allí, Stalin y la burocracia soviética le decían al proletariado que primero había que ganar la guerra contra Franco, de la mano de la burguesía republicana, y sólo después habría que hacer la revolución socialista, y su quintacolumna se dedicaba a masacrar por la espalda a los militantes del POUM y de los anarquistas de Durruti que se negaban a disciplinarse a esta política e impulsaban la expropiación de los terratenientes y de la burguesía en los territorios bajo control del ejército republicano.
Lo mismo hizo la burocracia stalinista a la salida de la segunda guerra mundial. En los pactos de Yalta y Potsdam que había firmado con Estados Unidos e Inglaterra, Stalin se comprometía a impedir el triunfo de la revolución en los países imperialistas europeos, y a contenerla en los países del este que habían sido ocupados por la Alemania de Hitler. Así, mientras el Ejército Rojo detenía su avance en Berlín Oriental –negándose a tomar el poder en toda Alemania- los partidos comunistas se dedicaban a desarmar a los obreros franceses e italianos que habían protagonizado la resistencia contra la ocupación. Pero los partisanos comunistas yugoslavos y los griegos se negaron a desarmarse. Frente a ello, Stalin llamó a las direcciones de ambos movimientos a “conversaciones” en Moscú. El resultado: allí, en Moscú, fue asesinada por la burocracia stalinista toda la dirección de los partisanos de la resistencia griega, mientras que Tito y la dirección stalinista yugoslava se salvaron solamente porque, sabiendo lo que les esperaba, se negaron a viajar a la URSS.
Algo similar hizo 20 años después el stalinismo con el Che Guevara en Bolivia. Más allá de que discrepamos con la política del Che de impulsar en Bolivia una guerrilla foquista en el campo –en momentos en que la revolución boliviana comenzada en 1952 venía de ser aplastada por el golpe de Barrientos, apoyado en un pacto militar-campesino-, es claro que su posición de hacer “Uno, dos, tres Vietnam” en América Latina se chocaba de frente con la política stalinista de coexistencia pacífica. Por ello, el Partido Comunista de Bolivia, encabezado por Monje y bajo las órdenes de Kruschev, salió a “marcar” al Che, exponiéndolo así ante la dictadura boliviana que terminó por asesinarlo.
Fue también el stalinismo el que en los ’70, y con Fidel Castro a la cabeza, se dedicó a pregonar la “vía pacífica al socialismo” en Chile, que terminó con Pinochet entrando al gobierno de Allende como comandante en jefe del ejército, y preparando desde allí y junto a la ITT, el sanguinario golpe militar con el que se aplastó al proletariado chileno y a su heroica revolución de los Cordones Industriales.
Después de 1989, la burocracia stalinista entregó los estados obreros al imperialismo, imponiendo la restauración capitalista y deviniendo ella misma en burguesía autóctona. El mismo camino está siguiendo hoy la burocracia castrista: para avanzar a consumar la restauración capitalista en la isla –proceso que hace rato que comenzaron, con la burocracia enriqueciéndose a ojos vista mientras los obreros cubanos son sometidos a salarios de 13 dólares, al igual que sus hermanos de clase de China-, necesita imperiosamente terminar de estrangular la revolución latinoamericana y, como parte de ella, ponerle fin a todo vestigio de insurgencia de las masas y de guerra civil en Colombia.

15. Por esa razón, la burocracia castrista, Chávez, los “bolivarianos” y todas las fuerzas del Foro Social Mundial –incluidos los renegados del trotskismo- que han salido a apoyar su política frente a la masacre de la cúpula de las FARC en Ecuador, juegan hoy el mismo papel que jugara durante décadas la vieja burocracia stalinista. Todos los “bolivarianos” quieren hoy garantizarse la “coexistencia pacífica” con las distintas potencias imperialistas y sus transnacionales a las que se han asociado para hacer negocios. Y para ello, quieren hacer rendir a los combatientes de las FARC y a toda corriente obrera y campesina que quiera actuar en legítima defensa contra las tropas de ocupación del gobierno semi-fascista de Uribe y desarmarlos, y si se niegan a ello, dejarlos a merced de Uribe y el ejército colombiano, o perseguirlos en Ecuador, Brasil y Venezuela.
Frente a ello, desde la FLT llamamos a todas las organizaciones obreras y de lucha del continente a enfrentar este pérfido plan de rendición y entrega de todas las organizaciones de la resistencia colombiana. Llamamos a todas las organizaciones obreras a lanzar una campaña continental por la inmediata e incondicional liberación de los miles de presos políticos, combatientes de las FARC y demás organizaciones obreras y campesinas de Colombia, que se pudren en las mazmorras de Uribe y del régimen de terror impuesto por las fuerzas armadas y los paramilitares.
Llamamos a las organizaciones obreras en particular de Venezuela, Brasil y Ecuador, a romper toda subordinación a los respectivos gobiernos burgueses, y a poner todas sus fuerzas al servicio de la resistencia de las masas obreras y campesinas de Colombia.
Desde la FLT no coincidimos en absoluto con la política de colaboración de clases de la cúpula de las FARC que las ha convertido en un verdadero reformismo armado, ni con el método impotente y pequeñoburgués del foquismo, puesto que estamos por la autoorganización y el armamento de las amplias masas obreras y campesinas, único camino para organizar, con una dirección revolucionaria al frente, una insurrección de masas triunfante que lleve a la clase obrera al poder. Pero no le reconocemos al estado burgués colombiano, responsable del genocidio contra las masas explotadas de ese país, ningún derecho a atacar, encarcelar o juzgar a ningún militante u organización obrera o campesina que se levante y luche contra el yugo imperialista, la opresión y la explotación.
Reconocemos el derecho de las FARC, como organización combatiente, a establecer las negociaciones, acuerdos, intercambio de prisioneros, etc., que consideren necesarios, e inclusive, a firmar acuerdos desfavorables si la relación de fuerzas no está a su favor . Pero no acordamos en absoluto ni apoyamos la política de la cúpula de las FARC de presentar como “triunfos” ante las masas de Colombia y de América Latina acuerdos que no lo son, ni menos que menos, en presentar como aliados y “amigos” de la resistencia colombiana a carniceros imperialistas como Sarkozy y a las burguesías nativas como Chávez, Correa, Cristina Kirchner, Lula y demás, que quieren imponerles la rendición y el desarme y utilizan la sangre de los militantes de las FARC como moneda de cambio en sus disputas por los negocios.
Es hora de correr el velo de la política internacional para los obreros avanzados de América Latina y el mundo. Lo que presenciamos es la exposición de una organización campesina pequeñoburguesa a ser masacrada abiertamente, enredada en una política de colaboración de clases de las distintas burguesías nacionales y las diferentes potencias imperialistas.

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Una vez expropiada la revolución obrera y campesina en Bolivia, la política de imponerle la rendición a la resistencia de las masas colombianas es vital para que la burocracia castrista pueda consumar la restauración capitalista en Cuba

16. El ataque y la masacre contra las FARC y la crisis regional que éste provocó, concentran hoy las consecuencias de la tragedia que ha significado para el conjunto de las masas de América Latina, la expropiación de la heroica revolución obrera y campesina en Bolivia.
Es que primero, la burocracia castrista restauracionista y las burguesías de la región, con Chávez, Lula, Kirchner y Bachelet a la cabeza, se dedicaron a cercar a la revolución boliviana y a sostener al gobierno de colaboración de clases de Evo Morales para que expropiara esa gran revolución que ponía en riesgo la propiedad y los negocios del imperialismo y la burguesía tanto en Bolivia como en el conjunto del Cono Sur, donde la producción de las transnacionales y de las patronales nativas depende en gran medida de la provisión de gas boliviano.
A no dudar que si estuvieran hoy ardiendo las barricadas en La Paz y estuviera en pie de guerra El Alto revolucionario, serían la alternativa de combate antiimperialista de toda la clase obrera de América Latina, contra Uribe, el gendarme de Bush. De la misma manera, un Ecuador revolucionario obrero y campesino sería donde se podría organizar y abastecer la resistencia de la clase obrera y los campesinos pobres de Colombia contra el gobierno genocida de Uribe.
Para esta pérfida empresa de expropiación de la revolución obrera y campesina en Bolivia, Castro, Chávez y demás burguesías “bolivarianas”, contaron con la abierta colaboración de todas las direcciones traidoras y reformistas agrupadas en el Foro Social Mundial, incluidos los renegados del trotskismo de todo color y pelaje, que o llamaron directamente a votar por el gobierno burgués de Morales, o apoyaron su Asamblea Constituyente amañada y pactada con el PODEMOS -que hoy está siendo sostenida por la amplia mayoría de las burguesías del Mercosur y las transnacionales-; o bien apoyaron a la dirección colaboracionista de la COB que ató al proletariado a la burguesía y al frente popular. El resultado: la ruptura de la alianza obrera y campesina y la subordinación al gobierno de Morales del proletariado y el campesinado pobre a los que hoy llevan a apoyar una Constitución burguesa–como ayer la farsa de “nacionalización de los hidrocarburos” que los dejó en manos de las transnacionales- y una farsa de “reforma agraria” que establece dicha Constitución, para que discutan si los terratenientes podrán tener un máximo de 10 mil o de 5 mil hectáreas... es decir, para que decidan entre cuántos testaferros dividirá la oligarquía sus propiedades que, por esa vía, se mantendrán intactas. Del gas para los bolivianos; de la tierra para los campesinos; del pan para los obreros, nada dice esa Constitución reaccionaria de Morales y compañía.
Después de expropiar la revolución obrera y campesina en Bolivia, y la lucha revolucionaria y antiimperialista de las masas de Ecuador y Colombia; después de estrangular la revolución argentina de 2001; después de garantizar la estabilidad en Brasil y la continuidad del régimen cívico-militar en Chile, a los personeros de la “revolución bolivariana” sólo les quedaba imponer la “paz” en Colombia para terminar con el último vestigio de guerra civil que queda en América Latina, después que fuera estrangulado el “ensayo general revolucionario” que las masas explotadas protagonizaron en el primer lustro del siglo XXI, y para así quedar mejor posicionadas en el regateo por su tajada de los negocios con las distintas potencias imperialistas.
Se disponían a hacerlo, cuando el imperialismo norteamericano y su sirviente Uribe les patearon el tablero.
Así trata el imperialismo a las burguesías nativas: las usa hoy para que le apaguen el fuego de la revolución, compartiendo durante algún tiempo con ellas sus negocios. O bien, son utilizadas como mascarones de proa por otras potencias imperialistas que buscan disputar el dominio yanqui de la región. Pero una vez que el imperialismo se quede con los negocios –y sobre todo con el petróleo, el gas y las commoditties- no dudará en tirar a esas burguesías nativas a la basura, como a limones exprimidos, si no aceptan convertirse en gerentes incondicionales de las transnacionales. Por supuesto que las burguesías nacionales siempre terminan disciplinadas al imperialismo, porque, como hemos visto, “business are business”: temen mucho más a la lucha revolucionaria de los obreros y campesinos que atacaría también su propiedad y sus intereses, que a los arrebatos y apretadas de las transnacionales.
Lo sucedido en los Balcanes es un claro ejemplo de ello: allí, durante los ’90, el imperialismo utilizó a Milosevic y a la nueva burguesía serbia para que masacraran en Bosnia y el Kosovo. Una vez que ese “trabajo sucio” estuvo hecho, el imperialismo se dedicó a ponerle fin, a los bombazos limpios, a los sueños de una “Gran Serbia”. Así lo hicieron también con el propio Saddam Hussein, al que usaron para desangrar a la revolución iraní y aplastar a las masas, para luego ocupar Irak y ahorcarlo. Así lo han hecho hoy con la burguesía kurda del norte de Irak que colaboró con los yanquis en la ocupación: ahora le pagan por sus “servicios” mandando al imperialismo turco con 10.000 soldados a masacrar a los kurdos.
Es que las únicas dos clases decisivas y fundamentales en la producción  que se enfrentan en las naciones oprimidas, y que definirán en el próximo período, el destino de América Latina, son la clase obrera de un lado, y el imperialismo de otro. Del resultado de ese enfrentamiento dependerá la suerte de las clases medias oprimidas de la ciudad y el campo y de las propias naciones latinoamericanas sometidas. El rol de las direcciones traidoras es someter a la clase obrera a la burguesía, atarle las manos e impedirle jugar el rol de caudillo de la nación oprimida y de todas las clases explotadas. La crisis de nuestro continente y de la humanidad toda se reduce entonces a la crisis de la dirección revolucionaria del proletariado mundial.

17.  La impulsora y artífice de esta política de entrega y desarme de toda la resistencia colombiana viene siendo la burocracia restauracionista cubana que de forma abierta, ya ha entregado una porción enorme de la economía cubana a las transnacionales, y ha iniciado –como ayer los mandarines chinos y sus “empresarios rojos”- la restauración capitalista en la isla, sometiendo a la mayoría de la clase obrera cubana a salarios de 13 dólares, mientras la burocracia con sus empresas mixtas de hotelería, turismo, níquel o petróleo, vive con la economía del peso convertible 1 a 1 con el dólar, preparando de esta manera las condiciones para asestarle desde adentro la derrota más grande a la revolución latinoamericana que sería la restauración capitalista en Cuba.
Esta situación se arrastra desde principios de los ’90. A la caída de la URSS, se impuso en la isla el llamado “período especial”, que no fue otra cosa que abrir el estado obrero degenerado a las inversiones imperialistas, con el cuento de sostener el “socialismo en un solo país-isla”. En este “período especial” comenzaron a descomponerse las bases del estado obrero, comenzó a profundizarse la diferenciación social, a separarse más y más la burocracia de las masas empobrecidas, y empezaron a pesar cada vez más las empresas imperialistas de las cuales la burocracia es socia. Se inició así un proceso de años de descomposición extrema del estado obrero degenerado, y comenzaron a liquidarse las bases de la economía de transición del capitalismo al socialismo, como no podía ser de otra manera en un estado obrero aislado que tiene a su frente a una burocracia enemiga de la revolución mundial.
La burocracia cubana devino en restauracionista, haciendo de árbitro, durante todo este período, entre las masas revolucionarias cubanas por un lado, y las transnacionales y las capas más ávidas de la burocracia a ellas asociadas, por el otro.
Los resultados están a la vista: el pase de mando del longevo Fidel Castro a su hermano Raúl, no sólo es un cambio en la continuidad “dedocrática” de la burocracia, sino que también expresa que la contradicción entre las conquistas de la revolución y la existencia de la burocracia atada y subordinada totalmente a la economía mundial, al imperialismo y a sus inversiones y negocios en la isla, ha comenzado a volverse ya irreconciliable con el propio estado obrero.
Cuando estudiantes y funcionarios, o amigos del régimen como Silvio Rodríguez dicen “queremos ir a los hoteles”, lo que están diciendo es que quieren entrar a la economía del peso cubano convertible para poder acceder al consumo, puesto que en las cadenas de hoteles instalados en Cuba están las tiendas y comercios de todas las primeras marcas de vestimenta, electrónica, joyas, etc., del mundo a los que sólo tienen acceso la burocracia y las nuevas clases medias ricas ligadas a las inversiones imperialistas en la isla.
La traición de la burocracia, devenida en agente restaurador; y la tardanza en el triunfo de la revolución socialista latinoamericana y mundial que esa misma burocracia se encargó muy bien de estrangular, están dando vida al pronóstico del trotskismo y de los fundadores de la IV Internacional que planteaba que, o bien triunfa la revolución política, o de lo contrario, la burocracia, asociada al capitalismo mundial, terminará por devenir en nueva clase poseedora.
Se ha impuesto un pérfido régimen restaurador. La burocracia, devenida en agente restaurador directo, es la que realmente liquida las conquistas de las revolución cubana y atrofia la conciencia anticapitalista de las masas cubanas, puesto que para la amplia mayoría de la clase obrera, el “socialismo” es un salario de 13 dólares y una economía de subconsumo, racionamiento, falta de vivienda, de transportes y enormes penurias cotidianas, mientas que el capitalismo es el lujo y el consumo de los hoteles. Así, tras los pasos de Deng Xiao Ping, Gorbachov y los Honnecker de Alemania Oriental, la burocracia castrista prepara las condiciones para un golpe de la contrarrevolución que, a no dudarlo, de triunfar en sus objetivos, será una de las más grandes derrotas para la clase del continente.
A esta burocracia restauracionista le va la vida y el futuro de sus negocios con las transnacionales, en que sea estrangulada la revolución latinoamericana y mundial. Los hermanos Castro, de la mano de Ortega y de Chávez, les exigen a los comandantes de las FARC que no hagan ni nuevas Cuba ni nuevas Nicaragua en América Latina. Así, la burocracia castrista restauracionista se ha transformado en el sostén de la política de expropiación de la revolución de las burguesías “bolivarianas” en el continente. Ha atado su suerte a sus negocios con las burguesías nativas y con el imperialismo francés y español, mientras espera ansiosa que Obama, Clinton o Mc Cain levanten el embargo, para asociarse también gustosamente a las empresas imperialistas yanquis.

18.  De la misma manera que en los ‘80 con Gorbachov, la burocracia stalinista en la ex URSS y los países del Este de Europa, ya socia del Citibank, antes de reciclarse en burguesía parásita y delincuente que entregó los estados obreros prestaba sus últimos servicios al capitalismo mundial, masacrando con Jaruzelsky a la clase obrera polaca y su proceso revolucionario de los ’80, entregando en 1984-85 la huelga general de mineros ingleses contra la Thatcher y la revolución centroamericana; hoy la burocracia castrista necesita imperiosamente que no haya ninguna Cuba en América Latina, ninguna revolución obrera y socialista triunfante más en el continente, porque ese es el “certificado de buena conducta” que necesita para que los carniceros Obama y Clinton les levanten el embargo, y sean ellos, los burócratas castristas y no la burguesía gusana de Miami, los que encabecen la restauración capitalista en la isla. Restauración capitalista que para nada será pacífica, sino que significará que deberán aplastar la resistencia de la clase obrera y las masas cubanas con métodos de guerra civil.
La política de “paz” de los bolivarianos es la política de “paz” de los cementerios donde se entierre para siempre la lucha antiimperialista de nuestros pueblos y la revolución obrera y socialista.
Esto es así. Estos son los hechos irrefutables. Pero está por verse si podrán lograrlo: es que la revolución latinoamericana ha sido expropiada, contenida, desviada; y la clase obrera norteamericana engañada y subordinada al Partido Demócrata, pero el proletariado del continente no ha sido aplastado ni sacado de escena por todo un período histórico, y sus fuerzas continúan estando intactas.
Por ello, es una tarea de la clase obrera latinoamericana, de los obreros avanzados, de las corrientes verdaderamente internacionalistas de América y del mundo, combatir la pérfida política de colaboración de clases de la “revolución bolivariana” que quiere imponer la paz para la burguesía, y el hambre, el saqueo, y la guerra más feroz contra los trabajadores y el pueblo oprimido.
No se puede luchar por la revolución socialista en el continente americano, si no se parte por enfrentar la política contrarrevolucionaria de la burocracia castrista que ha devenido en agente restaurador directo del capitalismo en la isla. Este combate es inseparable de la lucha por la defensa de la revolución cubana. ¡De pie junto a los obreros y campesinos cubanos! ¡Abajo los delincuentes y nuevos ricos de la burocracia castrista! ¡Abajo la desigualdad social y salarial, abajo las medallas, privilegios y condecoraciones! ¡Abajo las empresas mixtas! Una sola moneda, una sola economía: ¡renacionalización inmediata del petróleo, el níquel, el turismo y demás empresas mixtas, sin pago y bajo control obrero! ¡Por la constitución de comités de obreros y soldados cubanos, que pongan su heroica revolución al servicio de la revolución socialista latinoamericana! Si ésta triunfa, los obreros y campesinos cubanos encontrarán en el combate revolucionario de la clase obrera latinoamericana y norteamericana, la solución a las penurias impuestas por la burocracia castrista con la pérfida política internacional de colaboración de clases y de “socialismo en un solo país”. Es que lo que necesitan para comer y vivir dignamente no está en los hoteles de lujo de la burocracia y las transnacionales en La Habana. Por el contrario, se encuentra y se encontrará en el triunfo de la revolución socialista en el continente: en Argentina - donde Fidel Castro entregó la revolución comenzada en 2001, pregonando el apoyo a Kirchner- encontrarán las masas cubanas la carne, el trigo y el pan baratos; en la industria liviana y pesada de México y Brasil, encontrarán los artículos de consumo que escasean en la isla, y en la revolución centroamericana y mexicana encontrarán la ligazón con los millones de obreros latinoamericanos superexplotados en los Estados Unidos cercados por el muro infame del Río Grande, un verdadero lazo de carne y sangre para unirse al más importante batallón del proletariado del continente: la clase obrera norteamericana, la que puede golpear al corazón mismo de la bestia imperialista.
Por el contrario, si triunfan el plan de “paz” y la expropiación de la lucha de las masas que impone la “revolución bolivariana”, lo que vendrá luego de estos gobiernos burgueses expropiadores de la revolución, serán los Uribe en Colombia, la Media Luna fascista en Bolivia, el México militarizado de Calderón, y en Venezuela sonarán los tambores de nuevos golpes del imperialismo yanqui, que a no dudarlo, encontrarán a la “valiente” burguesía bolivariana escondiéndose nuevamente en las sacristías como lo hiciera Chávez en 2002 antes de ser rescatado por las masas explotadas que bajaron de los cerros y derrotaron la intentona golpista. Y lo que vendrá en Cuba, será la burocracia castrista restauracionista reciclada en nuevos Yeltsin millonarios y “empresarios rojos” –como devinieron sus congéneres, los ex burócratas stalinistas de la ex URSS, socios del Citibank y los de China, socios de las transnacionales-, o bien directamente, los gusanos de Miami.

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Romper con la burguesía es el único camino para desatarle las manos a la clase obrera de América Latina y retomar la lucha antiimperialista y por la revolución obrera y socialista

19. Los trotskistas internacionalistas de la FLT llamamos a todas las organizaciones que hablan en nombre de la clase obrera y de la lucha contra el imperialismo en el continente americano, a romper con la burguesía. ¡Basta de subordinar a las organizaciones obreras del continente a las burguesías nativas, “bolivarianas” o no, todas ellas socias menores de los imperialistas yanquis, franceses, españoles y demás que desangran América Latina!
Porque no habrá escarmiento para el asesino Uribe, gendarme de los yanquis, si la clase obrera y los explotados no derrotamos el nefasto plan de “paz” para Colombia de Chávez, Correa y demás “bolivarianos” con el que supeditan el combate de los obreros y los campesinos pobres de Colombia a esa cueva de bandidos y ministerio de colonias del imperialismo yanqui que son la OEA, el TIAR y el Grupo Río
No hay tiempo que perder: si logran imponer su nefasto plan–ya sea que logren desmoralizar y hacer rendir a la resistencia colombiana, o ya sea que ésta sea masivamente masacrada-, no será sólo una terrible derrota para la clase obrera y los campesinos pobres de Colombia que verán sus ya terribles sufrimientos multiplicados por mil, sino para todo el proletariado y los explotados del continente. Una derrota de la resistencia de las masas colombianas fortalecerá no sólo a Uribe, sino a los regímenes y gobiernos burgueses de toda la región, y sin lugar a dudas, dará un envión fundamental a la consumación de la restauración capitalista en Cuba.

20. Lejos de llamar a la clase obrera del continente a romper con la burguesía, los renegados del trotskismo de todo pelaje, bajo la batuta de la burocracia castrista y de Celia Hart Santamaría, vienen de ponerse a los pies de Chávez, Correa y demás “bolivarianos”, y han quedado en la trinchera de enfrente de la resistencia obrera y campesina colombiana contra Uribe y sus fuerzas armadas de ocupación.
Los renegados del trotskismo, como en el caso del PSTU de Brasil, organizan congresos como el “Congreso latinoamericano y caribeño de trabajadores” que para julio próximo convoca la CONLUTAS junto con la burocracia colaboracionista de la COB de Bolivia, sostenedora del gobierno de Morales. Dicho congreso, cuya convocatoria no dice una palabra de la candente cuestión cubana; y cuyos convocantes se sometieron a los “bolivarianos” frente a la cuestión colombiana, no estará al servicio de llamar a la clase obrera boliviana a romper con el gobierno de Morales y a retomar el camino de Octubre de 2003 y mayo-junio de 2005; ni de llamar a la clase obrera brasileña a enfrentar a la Totalfina y la Petrobras que saquean el gas de Bolivia, sino por el contrario, tiene el objetivo de garantizar el estrangulamiento del ala izquierda del proletariado, tanto en Brasil como en Bolivia, como en toda América Latina. Con la revolución boliviana ya estrangulada por la burguesía “bolivariana”, la Totalfina, la Petrobrás y la Repsol que, con la nueva Constitución de Morales bajo el brazo, se aprestan a legitimar su saqueo; con la clase obrera chilena y argentina sometida a la Bachelet y a los Kirchner respectivamente; con los planes “Colombia” ya impuestos, ¿para qué se reunirán estas gentes en el mes de julio? A no dudarlo, sus “conferencias latinoamericanas” serán para echarle la última palada de tierra a la lucha revolucionaria y antiimperialista de las masas de América Latina.
¡Fuera de la teoría y el programa de la IV Internacional de León Trotsky y sus fundadores de 1938, las manos de los renegados del trotskismo y sirvientes del stalinismo que usurparon sus limpias banderas y su legado, manchándolo con la pérfida política de colaboración de clases del reformismo!
Desde la FLT, le oponemos a esta política el llamamiento a todas las organizaciones obreras del continente a romper con la burguesía y a poner todas sus fuerzas, en primer lugar, al servicio de sostener la resistencia de las masas obreras y campesinas colombianas. Hay que levantar un grito de lucha unificado del proletariado de todo el continente: ¡Abajo la OEA, el TIAR y el Grupo Río! ¡Abajo el plan de “paz” de desarme unilateral y rendición de la resistencia colombiana! ¡Fuera de América Latina el imperialismo yanqui, masacrador de nuestros hermanos de Irak y Afganistán, carcelero y torturador de los luchadores antiimperialistas en Guantánamo, y sostenedor del estado sionista de Israel que masacra al pueblo palestino!
¡Fuera de Venezuela, Bolivia, Brasil y toda América Latina, la Totalfina y los carniceros del imperialismo francés, la Repsol, la British Petroleum y demás transnacionales y potencias imperialistas saqueadoras! ¡Fuera los piratas ingleses de las Malvinas!
¡Fuera de Haití las tropas de ocupación de Bachelet, Lula, Kirchner y Morales, “gurkas” al servicio del imperialismo yanqui! ¡Abajo el ALCA, los TLC, CAFTA, Mercosur y demás tratados de libre comercio de las transnacionales y las burguesías nativas, para saquear nuestras naciones y explotar a los trabajadores!
En defensa de Cuba, ¡por la derrota de la burocracia castrista restauracionista que, asociada a las transnacionales imperialistas, se prepara para consumar la restauración y reciclarse en burguesía! ¡Por un gobierno de los consejos de obreros, campesinos y soldados que ponga a la revolución cubana al servicio de la revolución mundial!
¡Todo el apoyo de las organizaciones obreras de Venezuela, Brasil, Ecuador y toda América Latina a la resistencia de las masas colombianas! ¡Abajo el genocida Uribe y su régimen semi-fascista! ¡Disolución y desarme de la casta de oficiales asesina del terrorista ejército colombiano, y de su ejército fascista paralelo de mercenarios y paramilitares! ¡Por el aplastamiento militar de los paramilitares! ¡Por el legítimo derecho a la autodefensa de masas! ¡No al plan de “rendición” de la resistencia colombiana!
Es necesario llamar en primer lugar, a los militantes de las FARC y de la resistencia a romper con la política de su dirección de subordinación a los carniceros imperialistas supuestamente “democráticos” como Sarkozy y a las burguesías “bolivarianas” que los usan como carne de cañón en la disputa de sus negocios.
Hay que romper toda subordinación a la burguesía y poner pie comités de obreros y campesinos pobres con sus propias organizaciones de autodefensa, a los que se subordinen y se pongan a disposición con sus armas, las organizaciones de la resistencia que se reivindican combatientes contra el régimen de Uribe, único camino para organizar y centralizar una resistencia de masas contra el semifascista Uribe, su ejército y sus paramilitares asesinos. Se trata de unificar la resistencia de la clase obrera de las ciudades con la de los campesinos pobres, mediante esos comités obreros y campesinos, y con un programa que levante la demanda inmediata de ruptura con el imperialismo y de expropiación de todos los terratenientes y el reparto de la tierra en toda Colombia y en primer lugar, en los territorios bajo control de las FARC, de expropiación de los monopolios, los banqueros y la gran patronal, y renacionalización sin pago y bajo control obrero todas las empresas privatizadas, de trabajo y salarios dignos para toda la clase obrera, etc.
Unicamente así podrán las masas colombianas centralizar sus resistencia y preparar una contraofensiva obrera y campesina contra el gobierno de Uribe y su régimen semi-fascista, que abra el camino a la revolución y a la imposición de un gobierno obrero y campesino apoyado en las masas autoorganizadas y armadas que rompa con el imperialismo, expropie a los terratenientes y de la tierra a los campesinos.

21. Desde la FLT, llamamos asimismo a los obreros y campesinos pobres de Bolivia, al heroico proletariado de El Alto, a los mineros, a los fabriles, a derrotar a la dirección colaboracionista de la COB, a imponer la ruptura de las organizaciones obreras y de los campesinos pobres con el gobierno de colaboración de clases de Morales, y a conquistar un congreso de delegados de base de la COB y todas las organizaciones obreras. Ha llegado el momento de impedir que se imponga la Constitución “bolivariana” de Morales que deja en manos de las transnacionales los hidrocarburos, las minas y las riquezas de Bolivia, y que deja la tierra productiva en manos de los terratenientes, la burguesía agraria y los campesinos ricos.
Este es el único camino para retomar la lucha por la tierra para los campesinos pobres, contra la carestía de la vida y por la escala móvil de salarios y horas de trabajo, por echar a las transnacionales y por la verdadera nacionalización de los hidrocarburos y las minas mediante la expropiación sin pago y bajo control obrero, y para poder poner en pie las milicias obreras y campesinas para derrotar al fascismo que levantó cabeza. Recuperar la revolución que les fuera expropiada, que vuelvan a resonar en las calles y en las barricadas nuevamente, junto al ruido de las dinamitas, los gritos de “Fusil, metralla, Bolivia no se calla”, “Fuera las transnacionales”, “ni 30 ni 50%, nacionalización”, sería, a la vez, la más importante ayuda que podrían darles los explotados bolivianos a sus hermanos de clase de Colombia y sobre todo, a los obreros y campesinos cubanos para enfrentar el plan de restauración capitalista de la burocracia castrista.
Llamamos a la clase obrera y los campesinos pobres de Ecuador a imponer la ruptura de sus organizaciones con el gobierno de Correa que viene de someterse a la OEA, que mantiene a los yanquis en Manta, que hambrea al pueblo con la dolarización y que, como lo dice abiertamente su ministro de defensa, viene actuando en común con el asesino Uribe para perseguir y masacrar a los combatientes de las FARC en territorio ecuatoriano. ¡Sólo así podrán retomar el camino revolucionario de 1997, 2000 y 2005, el camino de la lucha por la expulsión de los yanquis de Manta y por la expropiación sin pago y bajo control obrero de todas las petroleras imperialistas que saquean Ecuador y financian y arman a Uribe y su ejército genocida, y avanzar en hacer realidad el grito de lucha de aquellas heroicas jornadas de “Y no nos gusta, y no nos da la gana, de ser una colonia norteamericana; y sí nos gusta, y sí nos da la gana, América Latina socialista y soberana”!
Llamamos a la clase obrera venezolana y a la UNT a terminar con toda subordinación a Chávez, a su gobierno y al PSUV; a impulsar inmediatamente la lucha por el retiro de las tropas mandadas a la frontera con Colombia, a dar todo el apoyo a la resistencia de las masas colombianas, y a convocar a un congreso nacional de delegados de base de la UNT y todas las organizaciones obreras, para imponer el fin de la venta de crudo venezolano a los yanquis que masacran en Irak y organizar la lucha por la renacionalización completa de PdeVSA, expropiando sin pago y bajo control obrero todos los pozos, cuencas y oleoductos concesionados a la Totalfina, Repsol y demás monopolios imperialistas; por la expropiación de todos los latifundistas, las 31 familias y el capital imperialista que controla los bancos a través de los cuales los “boliburgueses”, con sus petrodólares, son los grandes inversores en Wall Street, mientras les garantizan al rey Juan Carlos y a la Telefónica de España el control del negocio de la telefonía en Venezuela; contra la brutal inflación, por la escala móvil de salarios y horas de trabajo, por terminar con las leyes antihuelgas, etc.
Romper con la burguesía es el único camino para que la clase obrera argentina pueda volver a retomar el camino de 2001 y el grito de “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo; para que el proletariado de Chile pueda reabrir el camino de la huelga general contra el régimen cívico-militar del TLC y el gobierno cipayo de Bachelet, cerrado por la burocracia de la CUT, los “pacos rojos” del PC y los populistas; para retomar en México el camino que abriera la heroica Comuna obrera y campesina de Oaxaca, para romper el pacto social de la burocracia de la CUT que sostiene a Lula en Brasil y romper el corset de la política reformista del P-SOL y del PSTU devenido en nueva burocracia sindical de “izquierda” en Conlutas. Contra la estafa de la “revolución bolivariana” que es la expropiación de la lucha antiimperialista y revolucionaria de los explotados del continente, ¡por la revolución obrera y socialista, única forma de terminar con el yugo imperialista sobre América Latina!

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¡ Por los Estados Unidos Socialistas de Sud y Centroamérica!

22. De la mano de los “bolivarianos” y de la subordinación a la burguesía, lejos de las falsas promesas de “unidad latinoamericana”, lo que hay es una cada vez más feroz disputa por los negocios entre las patronales de cada país asociada a distintas potencias imperialistas y transnacionales que inclusive, como dijimos, amenaza con arrojar sobre los trabajadores y las naciones de América Latina la catástrofe de guerras fratricidas.
La liberación de las naciones latinoamericanas del yugo imperialista y la unidad e integración de la clase obrera y los campesinos pobres del continente jamás vendrá de la mano de las burguesías nativas, atadas por miles de lazos, negocios e intereses con el imperialismo y sus monopolios. A lo máximo que llegan es a regatear por su tajada de los negocios con el amo imperialista. Pero, como clase explotadora y poseedora que son, tienen terror a la lucha revolucionaria y antiimperialista de las masas que, en su dinámica, no sólo ataca la propiedad e intereses del imperialismo, sino también la de las propias burguesías nativas que son sus socios menores. Por eso, siempre terminan alineadas al imperialismo para aplastar a las masas.
La clase obrera es la única que no tiene fronteras sino sólo cadenas que romper, porque no tiene ningún interés que la ate al imperialismo: es, por ello, la única clase capaz de unir e integrar efectivamente a los explotados y las naciones oprimidas del continente, mediante revoluciones obreras y socialistas triunfantes que derroquen a la burguesía, destruyan al estado burgués y expropien a los expropiadores, terminando con el sojuzgamiento de nuestras naciones al imperialismo, y mediante una revolución política triunfante en Cuba que, derrotando a la burocracia restauracionista, la transforme en una bastión de la revolución americana y mundial. Unicamente así podrá abrirse el camino a los Estados Unidos Socialistas de Sud y Centroamérica, la única integración latinoamericana verdaderamente posible y favorable a los explotados, con la clase obrera en el poder organizando un plan racional a nivel del subcontinente de utilización de la técnica, los recursos naturales, la industria y las riquezas de nuestras naciones al servicio de satisfacer las necesidades de la clase obrera y los campesinos pobres.
Siguen entonces más vigentes que nunca las palabras de la IV Internacional que ya en 1934 planteaba con claridad: “Sud y Centroamérica sólo podrán liquidar el atraso y la esclavitud uniendo sus estados en una única y poderosa federación. Pero no será la atrasada burguesía sudamericana, agencia totalmente venal del imperialismo extranjero, quien cumplirá esta tarea, sino el joven proletariado sudamericano, llamado a dirigir a las masas oprimidas. Por lo tanto, la consigna que debe guiar la lucha contra la violencia y las intrigas del imperialismo mundial y contra la sangrienta dominación de las camarillas compradoras nativas es: Por los Estados Unidos Soviéticos de Sud y Centroamérica(León Trotsky, “La guerra y la IV Internacional, 10/07/1934).

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Es necesario que la clase obrera de Estados Unidos, de Francia y de todas las potencias imperialistas se ponga en la primera línea de defensa de la resistencia de las masas colombianas contra el imperialismo y el genocida Uribe, y contra la impostura de la “revolución bolivariana”

23. Es indudable que el proletariado norteamericano y francés es el que tiene la mayor responsabilidad en detener los planes de desarme, rendición y masacre de las FARC y la resistencia de las masas colombianas, porque puede golpear directamente al interior de Estados Unidos y de Francia, cuyas respectivas burguesías imperialistas son las que encabezan estos siniestros planes.
Ante los golpes de la crisis de la economía mundial capitalista que ha comenzado, y mientras profundizan sus disputas por el saqueo de las naciones coloniales y semicoloniales, las burguesías imperialistas de Estados Unidos, Francia, Alemania y demás potencias europeas, han lanzado una brutal ofensiva contra las conquistas y el nivel de su vida de sus propios proletariados, mientras la carestía de la vida, con aumentos siderales en el precio del pan, la leche y productos de primera necesidad, arrasa los bolsillos de los trabajadores también en las potencias imperialistas.
Para hacerles pagar los costos de la crisis, para recuperar los cientos de miles de millones de dólares que los estados imperialistas han puesto para sostener a sus monopolios y bancos en quiebra, cada vez más las burguesías imperialistas tratan y tratarán a sus propias clases obreras y masas explotadas, como tratan a las martirizadas masas palestinas, iraquíes y afganas, como tratan a los trabajadores superexplotados en las maquilas centroamericanas, como tratan a los obreros esclavizados por las transnacionales en China, en fin, como tratan al conjunto de sus esclavos de las colonias y semicolonias.
La responsabilidad por esta situación les cabe enteramente a las direcciones traidoras y reformistas que el proletariado tiene a su frente. Porque si en América Latina y en el mundo semicolonial, las direcciones del Foro Social Mundial se dedicaron a subordinar a la clase obrera y los explotados a las respectivas burguesías nativas, en Estados Unidos y las potencias europeas su accionar se centró en arrodillar al proletariado ante los imperialistas supuestamente “democráticos”.
Así, en 2003, se dedicaron a abortar la lucha de los trabajadores norteamericanos, británicos, franceses, españoles contra la guerra que se preparaba contra Irak, llevándolos a los pies de la ONU y los imperialistas franceses y alemanes supuestamente “democráticos” contra el “fascista” Bush. Llevaron, en 2004, la rebelión de la clase obrera española al grito de “Vuestra guerra, nuestros muertos” a los pies del gobierno socialimperialista de Zapatero, fiel súbdito del Borbón. Llevaron a la clase obrera norteamericana a los pies del Partido Demócrata, y de esa manera, impidieron que la lucha revolucionaria y antiimperialista de las masas del mundo semicolonial, que marcó todo el primer lustro del siglo XXI, se sincronizara con la lucha antiimperialista que comenzaba a desarrollar la clase obrera de las potencias imperialistas. Ese, precisamente ese, es el papel central de las direcciones traidoras y reformistas: desincronizar la lucha del proletariado, impedir por todos los medios la unidad internacionalista de la clase obrera.
Recuperar el internacionalismo proletario y recomponer la unidad internacional de la clase obrera, es una necesidad de primer orden. El camino para ello pasa, indudablemente, por la derrota de las direcciones traidoras y reformistas de todo pelaje que lo impiden.
En ello le va la vida a la clase obrera mundial, y en primer lugar, al proletariado de los países imperialistas. Porque si se recompone el estado mayor del imperialismo yanqui “legitimándose” en las elecciones, después de las frases bonachonas y el engaño lo que vendrá es un nuevo gobierno que, ante la recesión que ha comenzado en los Estados Unidos, redoblará el ataque contra la clase obrera norteamericana, profundizando la oleada de despidos, liquidando las conquistas y hundiendo el ya magro salario obrero. Es que cada uno de sus triunfos contrarrevolucionarios en el planeta, fortalecen a la burguesía imperialista yanqui para que redoble el ataque contra la propia clase obrera norteamericana que ya ha sido llevada a su peor situación desde los años ’30.
Por ello, no hay tarea más urgente para la clase obrera norteamericana que romper con la subordinación a Obama, Clinton y demás carniceros imperialistas del Partido Demócrata que les impusieron los chavistas, castristas y renegados del trotskismo –todos “bolivarianos”-, y a retomar el camino de la lucha política de masas contra la guerra y por los derechos de los trabajadores inmigrantes, único camino por el cual podrán enfrentar efectivamente el brutal ataque a sus conquistas y nivel de vida lanzado por la burguesía yanqui. ¡Basta de subordinar a la clase obrera de los Estados Unidos a los imperialistas Obama y Clinton! ¡Que vuelvan a ponerse en pie los piquetes contra la guerra frente a la residencia de Bush, que vuelvan a paralizarse los puertos del Pacífico por el boicot obrero a la maquinaria de guerra, que vuelvan a llenarse las calles de trabajadores inmigrantes en lucha por sus derechos! ¡Basta de despidos; abajo los convenios de entrega del salario y las jubilaciones firmados por la burocracia traidora de la ALF-CIO! ¡Que la crisis la paguen las transnacionales!, que no es otra que la misma lucha que impulsan las masas del mundo contra la brutal agresión del imperialismo dominante. Por ello, ¡Abajo el “Plan Colombia”! ; ¡Fuera de territorio colombiano los “asesores” militares yanquis, la CIA, la DEA, la Mossad! ¡Expropiación de las petroleras y de todas las empresas yanquis en Colombia!, junto a la lucha contra la restauración capitalista en Cuba, deben ser demandas inscriptas en las banderas de lucha del proletariado norteamericano.
No menos responsabilidad tiene la clase obrera francesa, cuando la burguesía imperialista francesa, comandada por Sarkozy, se ha lanzado a la ofensiva en su disputa con el imperialismo yanqui por las zonas de influencia, con sus monopolios como la Totalfina saqueando el gas y el petróleo de Irán, Chad –donde ha mandado tropas francesas a sostener al gobierno burgués que es su socio menor- y el norte de Africa, y también de Bolivia, Venezuela y América Latina, como lo muestra la intervención del imperialismo francés en la cuestión colombiana con la bandera de la “liberación de Betancourt”. Cuanto más avancen y triunfen los carniceros franceses en su ofensiva de saqueo y sujeción de las naciones coloniales y semicoloniales, en mejores condiciones estará para profundizar su ataque contra la propia clase obrera francesa, a la que las burocracias sindicales del PC y el PS –con la abierta colaboración de los renegados del trotskismo- han sometido con pactos sociales para impedir que se desarrollara y profundizara la tendencia de la misma a entrar al combate contra el ataque a sus conquistas y su nivel de vida.
Para impedirlo, el proletariado francés no tiene otro camino que romper los pactos sociales con los que lo subordinan a su propia burguesía, y volver al camino de la lucha, de las huelgas, de las rebeliones de la juventud obrera de las Cités que se sublevara al grito de “¡Todas las noches haremos de París una Bagdad!”, enfrentando al gobierno de Sarkozy y al régimen imperialista de la V República, y levantando como parte esencial de su lucha, el combate por ¡fuera los imperialistas franceses, sus tropas y sus monopolios saqueadores de Africa, Medio Oriente y América Latina!, ¡abajo el cínico plan de “paz para Colombia” de Sarkozy y los “bolivarianos”, que deja expuestos a la masacre a los militantes de las FARC y a la resistencia de las masas colombianas!; ¡por la expropiación de la Totalfina y demás monopolios franceses en Bolivia, Venezuela, Argentina, Brasil y en toda América Latina!
La clase obrera española debe romper el maldito Pacto de la Moncloa de los traidores del PSOE y el PC que ató su suerte a los intereses del Borbón y la burguesía imperialista española. En Alemania y en Italia, la clase obrera ha entrado en maniobras de guerra de clases contra el ataque brutal a sus conquistas: sólo rompiendo con los pactos sociales impuestos por las burocracias sindicales y los partidos socialimperialistas, y enfrentando a sus propias burguesías, levantando en primer lugar las demandas de sus hermanos de clase de las naciones coloniales y semicoloniales, podrán desatarse las manos para responder a la altura del ataque.
La clase obrera de Estados Unidos, Francia, y demás países imperialistas, tiene la llave para la liberación de los pueblos oprimidos del mundo, a condición de romper toda sumisión y subordinación a sus propias burguesías imperialistas: ¡es necesario que se ponga en la primera línea de defensa de la resistencia de las masas colombianas contra el imperialismo y el genocida Uribe, de la lucha contra la restauración capitalista en Cuba y contra la impostura de la “revolución bolivariana”!

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Nuevos tests ácidos de la lucha de clases mundial separan al reformismo
y al oportunismo del programa de la revolución socialista internacional

¡Por una Conferencia internacional de emergencia
de las fuerzas del trotskismo principista que no se pasaron
al campo de la reacción del Foro Social Mundial
y del reformismo!

F

rente a los nuevos y convulsivos acontecimientos de la lucha de clases en el continente americano y a nivel mundial, vuelve a ponerse al rojo vivo y a mostrar su total vigencia la definición que hiciera la IV Internacional en 1938: la crisis de la humanidad se reduce a la crisis de dirección revolucionaria del proletariado.
Así, el fin del siglo XX y el principio del siglo XXI vio a los renegados del trotskismo sumarse a las fuerzas del reformismo y al Foro Social Mundial contribuyendo así a liquidar, junto a los restos putrefactos de la socialdemocracia y el stalinismo, todo vestigio de internacionalismo en las filas del proletariado mundial. Tres internacionales le fueron robadas y destruidas al proletariado mundial en menos de un siglo: la II Internacional, destruida en 1914 por la socialdemocracia que se pasó al campo del enemigo y llevó al proletariado a la carnicería imperialista de la primera guerra mundial; la III Internacional fundada por Lenin y Trotsky, usurpada por la burocracia stalinista que primero la transformó en un instrumento de su política internacional contrarrevolucionaria y luego directamente la disolvió antes de la Segunda guerra mundial –precio que pagó para ser admitida en la cueva de bandidos de la Sociedad de las Naciones, antecesora de la ONU-, dándole un golpe mortal a la clase obrera mundial que vio así liquidado el internacionalismo proletario. Y por último, la IV Internacional fundada por León Trotsky en 1938, usurpada por los centristas, oportunistas y revisionistas que terminaron por destruirla y pasarse con armas y bagajes al campo de la reforma, tras los pasos de sus antecesores de la socialdemocracia y el stalinismo.

En la situación mundial, una coyuntura reaccionaria, desfavorable a las masas, impuesta por la traición de las direcciones que éstas tienen a su frente

 

E

l accionar de las direcciones traidoras y reformistas de todo pelaje, incluidos los renegados del trotskismo que lo legitiman “por izquierda”, es el que ha impedido, por el momento, una respuesta decisiva del proletariado y los explotados el mundo ante el inicio, en 2007, de la brutal crisis de la economía mundial capitalista imperialista, permitiendo así que sea la burguesía la que pase a la ofensiva para hacerles pagar a las masas los costos de la misma, con un proceso inflacionario, una brutal carestía de la vida y el ataque a sus conquistas y su nivel de vida en todo el mundo.
Pero sobre todo, sometiéndolo en Europa a los pactos sociales de la burocracia y la aristocracia obrera, y subordinándolo en Estados Unidos al Partido Demócrata, han logrado impedir, por ahora, la entrada en escena del proletariado de los países imperialistas, que está siendo brutalmente atacado por sus propios regímenes y gobiernos. Ese proletariado es el que tiene en sus manos la llave para golpear desde adentro a los carniceros imperialistas y para la liberación de las naciones semicoloniales y los pueblos oprimidos del mundo.
Así, mientras la burguesía mundial soporta una brutal crisis económica y de confianza en sus negocios, sus lacayos –las burocracias sindicales de todo color y pelaje, el FSM y los renegados del trotskismo- han hecho lo imposible para controlar a las masas, desmoralizar sus fuerzas, dividir sus luchas, sostener a gobiernos burgueses enemigos del pueblo para darles tiempo a éstos a que fortalezcan sus instituciones, y a Estados Unidos a que recomponga su estado mayor y consume el recambio del odiado Bush, dándole un respiro decisivo al capitalismo mundial.
Este es el momento actual de la coyuntura mundial: un momento desfavorable, reaccionario para las masas que han quedado paralizadas por el accionar de sus direcciones;  y es la burguesía la que gana tiempo y recompone sus instituciones de dominio, preparándose para las enormes convulsiones que se están cocinando al calor de la crisis económica mundial que se profundiza a cada paso.
Así, han quedado marcadas hoy, en el terreno de la lucha de clases mundial, dos trincheras opuestas: de un lado, están las direcciones traidoras y reformistas –socialdemócratas, stalinistas y burocracias obreras de todo pelaje, y junto a ellos, los renegados del trotskismo-, con su política de colaboración de clases, de apoyar a imperialistas “democráticos” y a patrones “progresistas”; con su estafa de “revolución bolivariana”, con su apoyo a la burocracia castrista que se prepara a consumar la restauración capitalista en Cuba, sosteniendo así a los regímenes y gobiernos burgueses y dándole una nueva sobrevida a esta sistema capitalista imperialista putrefacto.
Del otro lado, han quedado la clase obrera y las masas explotadas del planeta que, como en Pakistán, Birmania o Georgia respondieron al inicio de la crisis con revueltas por el pan que, por el accionar de las direcciones traidoras, no lograron descalabrar y tirar a los regímenes y gobiernos que enfrentaban; que en Palestina están siendo sometidas a un nuevo ataque genocida por parte del estado sionista de Israel, gendarme del imperialismo; que en Estados Unidos y Europa han quedado a merced del feroz ataque que lanzaron las burguesías imperialistas; que con heroicas y durísimas huelgas, como en Nigeria, buscan abrirse un camino revolucionario para terminar con el saqueo y la esclavitud que impone el dominio burgués imperialista en el continente negro; que en América Latina, sometidos a la farsa de la “revolución bolivariana”, soportan hoy una redoblada superexplotación y la expoliación sin límites de las riquezas de nuestras naciones oprimidas.
En esta última trinchera, junto al proletariado y los explotados, una y mil veces traicionados y entregados por sus direcciones, estamos ubicados y en nuestro puesto de combate, los trotskistas internacionalistas que integramos la FLT.

La burguesía mundial y la burocracia castrista restauracionista usan a los renegados del trotskismo para controlar y contener a la vanguardia del proletariado mundial

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oy, el imperialismo, las burguesías nativas y sobre todo, la burocracia castrista restauracionista, utilizan con todo a los destructores de la IV Internacional, verdaderos renegados del trotskismo, para que controlen y contengan todo proceso de radicalización de la vanguardia proletaria mundial. Es que todos ellos vieron con temor cómo la clase obrera y los explotados de Chile se levantaron contra el régimen cívico militar y el gobierno de Bachelet sostenido por el Partido Comunista, al grito de “¡Fuera los pacos rojos”! Todos saben que los próximos levantamientos de los explotados enfrentarán directamente a los Chávez, Morales, Kirchner, Lula, Correa y a todas las direcciones traidoras y reformistas que los sostienen. Todos temen que ese grito de “Los pacos de rojo, son los peligrosos” se repita y resuene, en boca de los obreros y campesinos cubanos en La Habana, pero esta vez, enfrentando a la burocracia castrista restauracionista. Es por ello que recurren a los renegados del trotskismo para que pongan en pie, “por izquierda”, nuevos diques de contención contra las masas, para impedir esta perspectiva que les hiela la sangre.
Los trotskistas internacionalistas de la FLT denunciamos entonces que la burocracia castrista, Chávez y el Foro Social Mundial están utilizando con todo a los renegados del trotskismo para que sean los que legitimen la destrucción del estado obrero cubano –hoy en descomposición extrema- y la consumación de la restauración capitalista. Así, vemos a esa impostora que es Celia Hart, sostenida y legitimada por todos los renegados, falsificando a Trotsky para justificar la política contrarrevolucionaria del castrismo en América Latina y en Cuba y para sostener al gobierno burgués de Chávez, de la misma manera que ayer la burocracia stalinista de la URSS falsificara a Lenin para encubrir su política de traición a la revolución mundial y de expropiación de la revolución de Octubre.
Denunciamos asimismo que en estrecha unidad con Hart Santamaría, actúa la corriente mandelista, encabezada por la LCR francesa que, junto a la corriente lambertista, han devenido en dos partidos socialimperialistas, sirvientes de los intereses del imperialismo francés en el mundo, un verdadero apéndice político de la funesta “Legión extranjera”. Ya vimos a estas corrientes sostener a Chirac contra Le Pen; vimos a sus “eurodiputados” viajar a Palestina a predicar la “Hoja de ruta” imperialista; los vimos en Argelia legitimar las elecciones fraudulentas de la brutal dictadura pro-francesa de Bouteflika; y en Brasil, darle al gobierno cipayo de Lula el ministro de la reforma agraria Rossetto, responsable de la masacre de los campesinos sin tierra a manos de las guardias blancas de los hacendados y de la policía.
Hoy, se aprestan a centralizar sus fuerzas en el continente, en la conferencia que realizarán en Toronto (Canadá) en mayo próximo, de la que participarán los mandelistas junto con Celia Hart y el nieto de Trotsky como parte del operativo de falsificación del trotskismo al servicio de la restauración capitalista en Cuba y de los intereses de los carniceros franceses en el continente americano.
Es necesario desenmascarar a los ojos de la vanguardia de la clase obrera mundial, que junto con todas las fuerzas del chavismo y del castrismo, los renegados del trotskismo jugaron un papel fundamental en subordinar a la clase obrera norteamericana al Partido Demócrata de los imperialistas Clinton, Obama y demás. Desde la FLT, alertamos a la vanguardia obrera y juvenil de los Estados Unidos, y en particular, del movimiento negro, la enorme trampa que les han tendido: porque será Obama, justamente usufructuando el hecho de ser el primer presidente negro de los Estados Unidos, el encargado de encabezar la ofensiva del imperialismo yanqui por el saqueo de las riquezas de la madre Africa y por la nueva esclavización de los trabajadores de color, tanto en las naciones africanas como al interior mismo de los Estados Unidos.
En Italia, estos renegados, encabezados por el mandelismo, integraron como parte de Rifondazzione Comunista, el gobierno imperialista de Prodi que, junto con el imperialismo francés, comandan las tropas de la ONU que ocupan el sur del Líbano –con el visto bueno de Hizbollah- para controlar a las masas palestinas que en 2006 derrotaron al genocida ejército sionista. Después de sostener a Prodi y formar parte de su gobierno, los mandelistas se ha separado de RC y han puesto en pie la llamada “Izquierda Crítica” y, para poner en pie un nuevo dique de contención y controlar toda ruptura y posible giro a la izquierda de la clase obrera italiana ante el feroz ataque al que está siendo sometida por parte de su propia burguesía imperialista, confluyen con los renegados del PC-Rol, sección de la LIT, que tuvieron la desvergüenza de impulsar campañas de “ayuda humanitaria” para el pueblo palestino, rogándoles a los gobiernos imperialistas de Europa, todos sostenedores del estado sionista de Israel, que se dignaran a levantar el bloqueo contra Gaza .
Los internacionalistas de la FLT queremos marcar a fuego a los ojos de la vanguardia del proletariado mundial que frente a la masacre de las FARC en Ecuador, toda esta ala –Celia Hart, los mandelistas, el P-SOL, el MST de Argentina, Marea Socialista en el PSUV de Chávez, etc.- sacaron un comunicado conjunto usurpando el nombre de “Cuarta Internacional”, poniéndose de rodillas ante Chávez, Correa y Fidel Castro.
Queremos marcar a fuego también a los que, como la UIT-CI o la LIT-CI, se dedicaron a darle apoyo “crítico” a gobiernos burgueses como el de Chávez, y a presionarlos exigiéndoles que “avancen al socialismo del siglo XXI”. Contra todos ellos, reafirmamos los principios que nos legaron León Trotsky y la IV Internacional, de que jamás, bajo ninguna circunstancia, se puede dar el más mínimo apoyo político –por más “crítico” que sea- a un gobierno burgués, porque el hacerlo, y por ese solo hecho, se renuncia definitivamente a la lucha por su derrocamiento, es decir, se renuncia a la lucha por la toma del poder y por la dictadura del proletariado.
Desde la FLT, no cejaremos en nuestra pelea por desenmascarar ante los ojos de la vanguardia del proletariado mundial, a toda otra fracción de los renegados del trotskismo –morenistas, altamiristas, loristas- que han devenido en sirvientes, cada uno en su país, de sus propios regímenes burgueses, llevando al proletariado de esos países a una lucha sólo de presión sobre los regímenes y gobiernos patronales a los que sostienen firmemente.
Así, en Bolivia, el POR de Lora sostiene a la dirección colaboracionista de la COB que subordina a clase obrera al gobierno de colaboración de clases de Morales. Mientras ese gobierno impone la nueva Constitución que consagra la entrega de los hidrocarburos a las transnacionales, que no le ha dado la tierra a los campesinos ni el pan a los obreros, mientras la burguesía fascista de la Media Luna se fortalece y levanta cabeza, mientras las penurias de las masas no hacen más que profundizarse bajo la brutal carestía de la vida, el POR le dice a la clase obrera que la salida es... ¡hacer luchas económicas parciales por aumento de salarios! Son partidos de presión que a cada paso buscan hacer pasar como reformas para el proletariado, las concesiones y limosnas secundarias arrancadas en la lucha.
Así en Argentina, fueron los renegados del trotskismo en todas sus variantes, centralizados por los stalinistas del PCR, los encargados de garantizar el aborto del embate de masas contra el pacto social de la patronal, los Kirchner y la burocracia sindical que protagonizó la clase obrera argentina a principios de 2007. Devenidos en una nueva burocracia sindical “de izquierda” sirviente del ministro de Trabajo Tomada, fueron luego los encargados de entregar una a una los duros combates de resistencia como la huelga de los obreros del pescado de Mar del Plata, de los trabajadores del Casino, etc., y de impedir todo proceso de coordinación y de reagrupamiento de la vanguardia obrera que, de esa manera, quedó aislada y fue derrotada, sector por sector, por las fuerzas concentradas de la patronal, el gobierno y los matones y pistoleros de la burocracia sindical. Y mientras tanto, siguen guardando un cínico silencio y negándose a luchar por la libertad de los luchadores de Las Heras y del dirigente piquetero Villalba, presos como rehenes de los Kirchner, los monopolios, la patronal y su pacto social con la burocracia sindical.
De esta manera, abrieron el camino al fortalecimiento del gobierno de los Kirchner –que devino en un nuevo menemato- y a la consolidación del régimen del pacto social sobre la base de la estatización extrema de los sindicatos en manos de la burocracia sindical que viene de imponer un nuevo techo salarial de hambre para las paritarias de 2008. Hoy, fortalecido, el kirchnerato prepara la “refundación” del PJ como piedra fundamental para reconstituir definitivamente el régimen de partidos que fuera barrido por las masas en la revolución de 2001 al grito de “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, y descarta inclusive a los renegados del trotskismo, después de haberlo usados como limones exprimidos para controlar al ala izquierda de la clase obrera argentina.
También como limones exprimidos trata Chávez y la burguesía venezolana a los renegados del trotskismo. Así lo muestra por ejemplo, el despido por parte de Chávez de Orlando Chirino, dirigente de la UNT. Chirino y su corriente se negaron a entrar al PSUV y llamaron a votar nulo en el referéndum constitucional, y entonces Chávez lo echó... eso sí, después de que Chirino, junto al resto de la dirección de la UNT, lo sostuvieron durante años y con su campaña de “10 millones de votos para Chávez” le garantizaron la reelección como presidente.
En Brasil, por el contrario, los renegados del trotskismo han demostrado con creces serle muy útiles al régimen burgués que, por el momento, sigue sacándoles jugo. Así, mientras el P-SOL (alineado internacionalmente con Celia Hart y los mandelistas) crece en sus intenciones de voto en las encuestas y manda a sus diputados a arrodillarse ante Correa, el presidente burgués de Ecuador; el PSTU sigue jugando el papel de garantizar el estrangulamiento del ala izquierda del proletariado, tanto en Brasil como en Bolivia donde la Petrobras, socia de la Totalfina francesa, tiene sus principales negocios: ese y no otro es el objetivo del “Congreso latinoamericano de trabajadores” que está convocando para julio próximo junto con la burocracia colaboracionista de la COB de Bolivia, como hemos planteado más arriba.
Los internacionalistas de la FLT denunciamos y reafirmamos, entonces, que los renegados del trotskismo en todas sus variantes – mandelistas y partidarios de la “nueva izquierda”, morenistas, altamiristas, loristas, y demás- son todos continuadores del pablismo destructor de la IV Internacional que se dedicó a apoyar a Mao, a Tito, a Fidel Castro y cuanto stalinista hubiera, y que llegó inclusive a disolver a los trotskistas en un “entrismo sui géneris” en los partidos comunistas. Denunciamos que han devenido todos ellos en un neopablismo generalizado, haciendo suyos la estrategia y el programa de colaboración de clases y de “revolución por etapas” del stalinismo, y pasando a ocupar su lugar en el campo del reformismo.

Por un nuevo Zimmerwald y Kienthal del siglo XXI, en el camino de volver a poner en pie el partido mundial de la revolución socialista sobre la base del programa y el legado de la IV Internacional fundada en 1938

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e la mano de los renegados del trotskismo que se pasaron con armas y bagajes al campo del reformismo y devinieron en “ala izquierda” del Foro Social Mundial, que se aprestan a legitimar la consumación de la restauración capitalista en Cuba y que someten a la clase obrera a las burguesías “bolivarianas” y a los imperialistas “democráticos”, sólo les esperan nuevas frustraciones, derrotas y tragedias al proletariado y los explotados de América y del mundo. Por ello, todas las fuerzas de los internacionalistas de la FLT, están puestas en el combate por separar a la vanguardia proletaria mundial de esta ”ala izquierda” del Foro Social Mundial, de ese rejunte de impostoras castristas como Celia Hart Santamaría y renegados del trotskismo de todo pelaje.
Por la traición de las direcciones que las masas tienen a su frente, la actual coyuntura mundial es reaccionaria, desfavorable a las masas. Pero bajo las condiciones de crisis y decadencia del capitalismo en su época imperialista, se achica el margen de concesiones de los reformistas y éstos, a cada paso, se desenmascaran como lo que son: agentes de la burguesía.
Por ello, cuanto más rápido la vanguardia del proletariado internacional reagrupe sus fuerzas, más rápidamente podrán las masas desembarazarse de su dirección actual y entrar al combate con perspectiva de lanzar una contraofensiva de masas que vuelque la relación de fuerzas a favor de la clase obrera a nivel mundial.
Estamos frente a enormes cambios internacionales en la actual la situación mundial. Si la revolución proletaria no lo impide en el período inmediato, las guerras comerciales y las diputas interimperialistas que se están desarrollando al calor de la crisis económica mundial darán un salto, y lo que vendrá no será, como prometen los reformistas, una época dorada de desarrollo del capitalismo mundial, sino la guerra interimperialista.
Ya la burguesía imperialista comienza a prepararse para ese escenario. Así, plantea el diario Clarín de Argentina del 14/03/08: “Un alarmante informe elaborado por los servicios del ‘ministro’ europeo de Exteriores, el español Javier Solana, advierte entre otros riesgos, sobre migraciones masivas, sequías, hambrunas, cortes de sumnistros energéticos y conflictos bélicos por el control de los territorios con recursos” (negritas en el original).
El camino a una nueva guerra interimperialista, aún no se ha iniciado. Que se abra o no, se decidirá y definirá en los combates de la lucha de clases mundial, y en la lucha decisiva por dotar al proletariado mundial de la dirección revolucionaria que se merece, para encabezar los combates que ya están aquí y despejarle el camino a las masas de las direcciones traidoras que tienen al frente, verdaderos mariscales de la derrota y la entrega de la lucha de la clase obrera internacional.
Esta sistema capitalista imperialista  se ha devorado ya, de antemano, sus beneficios, y sobran potencias imperialistas en el planeta: de esto está dando cuenta la crisis económica mundial que ha comenzado. El modo de producción capitalista basado en la contradicción entre la producción social y la apropiación individual de los producido por parte de un puñado de parásitos,  no dan ni puede dar solución a los males de la humanidad. Así por ejemplo, hoy , las grandes transnacionales y el capital financiero que controlan las materias primas y las commodities, no hacen más que aumentar el precio de los cereales para valorizar sus nuevas inversiones en biocombustibles y biotecnología, impulsando una brutal  carestía de la vida y  hambre para las masas, cuando sobran alimentos y tecnología para producirlos, como para alimentar gratuitamente a todo el planeta.
El sistema capitalista sólo se sobrevive a sí mismo a causa de la crisis de dirección revolucionaria del proletariado, y no de ninguna supuesta fortaleza intrínseca. 
Hace tiempo ya que las fronteras nacionales se han transformado en un freno absoluto a las fuerzas productivas, cuestión que es la causa decisiva de las guerras imperialistas y de la decadencia de la sociedad toda.
El mundo ya está conquistado: por delante, sólo quedan guerras por el reparto de las colonias y semicolonias, y de los ex estados obreros donde el capitalismo fue restaurado y que ya han sido reconquistados para la economía mundial imperialista.
Sólo el proletariado podrá salvar a la humanidad de la barbarie, pero a condición de sublevarse contra la dirección actual, encargada de deshacer a cada paso lo que las masas construyen en su combate. La premisa marcada en el Programa de Transición de la IV Internacional que afirma que la crisis de la humanidad se reduce a la crisis de dirección revolucionaria del proletariado, muestra su total y completa vigencia.
Frente a ello, los trotskistas internacionalistas de la FLT lanzamos un llamamiento a poner en pie una Conferencia internacional de emergencia en la que, alrededor de la cuestión cubana, boliviana y colombiana -test ácidos de la lucha de clases mundial que dividen hoy con claridad a revolucionarios de reformistas de todo pelaje-, de sus lecciones y del programa revolucionario frente a las mismas, podamos reconocernos y reagruparnos los trotskistas principistas que, en todo el mundo, no nos pasamos al bando del reformismo.
La bancarrota definitiva de los renegados del trotskismo; el inicio de la crisis de la economía mundial capitalista imperialista que preparara convulsivos y decisivos acontecimientos de la lucha de clases mundial; el peligro inminente de restauración capitalista en Cuba, ponen al rojo vivo que la vanguardia del proletariado mundial necesita un verdadero Zimmerwald y Kienthal del siglo XXI que reagrupe a los revolucionarios internacionalistas y presente batalla, en todo el mundo, a las direcciones traidoras y reformistas de todo pelaje que entregan a cada paso la lucha de las masas, en el camino de volver a poner en pie el partido mundial de la revolución socialista, sobre la base del programa y el legado de la IV Internacional en su Congreso de fundación de 1938. ¡No hay tiempo que perder!

14 de Marzo de 2008.-

Secretariado de Coordinación y Acción
Internacional de la Fracción Leninista Trotskista

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