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¡”Paraíso” brasilero, LAS PELOTAS!
Los trabajadores del Pinheirinho son la muestra del Brasil profundo, el Brasil maquiladora.

La inmensa mayoría de los trabajadores se ven obligados a tomarse terrenos y construir sus precarias casas, porque son dejados por fuera de todas las negociaciones salariales de los sindicatos estatizados hasta los huesos. Son la inmensa mayoría de “pobres diablos” que entran y salen de la producción, los que hacen las peores labores, los que producen por salarios de miseria sin ningún derecho. Ese es el verdadero Brasil, ese es el verdadero “milagro”.
¡Hay que decir la verdad! El “milagro” de los explotadores no tiene ningún secreto, éstos chupasangres se han llenado los bolsillos a costa de mantener un ejército industrial de reserva de decenas de millones de trabajadores a los que se los toma por algunos meses o algunos años bajo contratos basura para que produzcan sin ningún derecho, para que hagan funcionar la capacidad instalada en los últimos diez años, desde donde la patronal hizo enormes fortunas, como fue la industria automotriz, las petroleras y la minería. Pero también son el reflejo de lo que hace décadas de desarrolla en el campo donde casi 60 millones de NN producen en condiciones de esclavitud, bajo la boca del fusil de las guardias blancas de los fazendeiros, que se han cansado de asesinar a centenares de dirigentes campesinos durante décadas, y que durante el gobierno de Dilma ya son más de 40 sólo en el estado de Pará. Este el “milagro” brasilero.
Pero la sed incesante de ganancia de la patronal plantea que incluso las actuales condiciones de calvario en la que vive la clase obrera y los explotados, no son suficientes y necesitan avanzar más. Porque ante la crisis económica mundial, de este sistema pestilente, precisan profundizar el ataque y tirarlo sobre los hombros de los explotados. La patronal esclavista y los monopolios, precisan que la clase obrera brasilera produzca en las mismas condiciones de la clase obrera de China, para poder competir en el mercado mundial y mantener un margen relativo de su tasa de ganancia.
Para mantener un margen considerable de ganancias y continuar haciendo fabulosos negocios precisan que la clase obrera produzca en condiciones de maquiladora, en regímenes de cama caliente, donde pongan a centenares de obreros viviendo en cuartos de dos metros cuadrados, hacinados, en los que la patronal los llame a producir en cualquier momento del día, produciendo a destajo por una miseria y cuando se acaba esta producción, vuelven todos a quedar sin trabajo.
Es que así como comienza a quedar claro y a la vista de la clase obrera del mundo el verso de la “locomotora” China, que no es más que un enorme campo de concentración de maquiladoras de los monpolios imperialistas, comienza a quedar claro el verso del “milagro” brasilero.

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