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01/06/2011
Camaradas de la WIVL:
Por un método marxista serio para abordar las diferencias
Primero que todo quisiera hacer una aclaración. Acabo de leer en castellano la carta de la LTI de Bolivia, que es un documento serio y minucioso sobre el carácter de los debates abiertos al interior de la FLTI y las distintas posiciones que existen. La misma llevará un tiempo para su traducción.
Los camaradas ya se habían tomado 30 días para estudiar todos los materiales de la FLTI y sus grupos, desde enero a la fecha.
Ellos, en ese documento, hacen una primera aclaración, que yo también hago mía: No se le puede atribuir al grupo o camarada con el cual se discute posiciones que éste no tiene. Tampoco se puede tomarlas unilateralmente, o con supuestos de hasta dónde podría llegar esa posición, con el objetivo de ganar el debate.
Esto no es un método marxista serio. Es subjetivo y lleno de prejuicios. Ustedes, últimamente, están actuando así.
Nosotros nunca escribimos que las milicias estuvieran integradas por obreros solamente. Es más, siempre dijimos que estaban integradas por obreros, jóvenes estudiantes, jóvenes desocupados, juventud obrera y clases medias arruinadas, es decir, por todos los sectores explotados de Libia, que entraron al torrente revolucionario contra el gobierno proimperialista de Khadafy.
Lo que sí afirmamos es que las milicias en Libia nunca estuvieron integradas por la burguesía, que jamás dio su vida en ellas. Sólo intentó copar las milicias desde afuera y a último momento, imponiendo un gobierno provisorio del CNT, que es un verdadero “caballo de Troya”. La burguesía y sus hijos no hicieron nada por desarmar al ejército, ni por armar a las milicias. Tampoco hicieron nada por poner en pie los consejos de soldados, que se integraron masivamente a la milicia en Bengasi.
Les pregunto: ¿ustedes creen que los burgueses que hoy están en el CNT –los mismos burgueses de las “tribus” que compartían la renta petrolera con Khadafy y el imperialismo- son los que sublevaron a las masas en Bengasi, Misarrata y toda Libia?
Nadie puede afirmar esto. Lo que sí todos los que estamos en este debate denunciamos es que el CNT, y los generales “democráticos” intentarán a toda costa desarmar la milicia obrera y de los sectores populares empobrecidos del campo y la ciudad. Eso es lo que afirmamos nosotros. ¿Coincidimos en esto o no?
Esta carta que estoy escribiendo no es para responder a todas las cuestiones que están planteadas en el debate. Ya varios camaradas nos han informado que están escribiendo, como lo están haciendo ustedes. Yo quiero hacerles algunas precisiones, aclaraciones y preguntas sobre vuestra declaración del 31/5 que me están traduciendo oralmente titulada: “El imperialismo está preparando la partición de Libia, u organiza un gobierno contrarrevolucionario de coalición contra las masas”.
Sobre esta premisa, lo primero que tengo que decirles es que no hay ninguna diferencia. Es lo que planteamos en nuestro OOI del 28/2, en el del 21/3 y en el del 26/4 sobre los planes de la contrarrevolución en Libia que se impondrían si no triunfaba la revolución en ese país y ésta se extendía como triunfo revolucionario socialista en toda la región, sublevando al proletariado europeo y mundial.
Eso es lo que hemos dicho ¿Ustedes están de acuerdo? Si es así, ¿Por qué no lo dicen y también definen en lo que estamos de acuerdo y todos impedimos que nuestro debate caiga en el confusionismo?
En relación al título de vuestra declaración hay acuerdo. Pero en el contenido de dicha declaración no terminan de aclarar con precisión los tiempos, el momento actual del proceso revolucionario, la mecánica interna de la revolución y su relación con el combate actual de la clase obrera internacional. A estos combates ustedes sólo se refieren al final de vuestra declaración, en su llamado a “generalizar Misarrata” y a que “entren los obreros de Egipto y Túnez al combate”.
Pero no se manifiestan en relación a cómo están y qué puede hacer el imperialismo y sus agentes en Libia, en función de la relación de fuerzas internacional entre las clases. ¿Tiene el imperialismo ya las manos libres como para masacrar, dejando pasar a los tanques de Khadafy hasta Bengasi? ¿El CNT ya tiene los suficientes generales y un ejército profesional a su vera capaz de destacar un nuevo Khadafy, que desarme, por las buenas o por las malas, a las milicias y las masas armadas? Nosotros creemos que esa relación de fuerzas de los explotadores y sus agentes aún no se ha impuesto en los combates de Libia.
La clase obrera griega, española e italiana ha entrado en combate contra las mismas potencias imperialistas que firman acuerdos posando de “democráticos” y, a cada paso, le niegan el pan a la “República de los Indignados” y a la misma clase obrera europea. ¿Esto favorece al gobierno contrarrevolucionario proimperialista de Bengasi para someter a las milicias y los consejos de soldados, para disolverlos y derrotarlos? Nosotros creemos que no, que esto fortalece a Misarrata y a las masas insurrectas. Es decir, la pelea de la clase obrera internacional va en ayuda de la clase obrera de Libia. Es un impulso para impedir que las corrientes pequeñoburguesas, que se han sumado a su lucha, terminen de desarrollar su consciencia y accionar colaboracionista, capaz de dejar totalmente aislado al proletariado en el campo de batalla.
Me imagino que a esta cuestión la seguirán estudiando. Por mi parte, yo la considero imprescindible para definir un curso de acción y un programa revolucionario para generalizar Misarrata como combate y grito de guerra del proletariado mundial.
Como ya dije arriba, desde el centro nunca escribimos que las milicias de Libia fueran, como ustedes plantean, “obreras” en relación a su composición. Esto es un invento de ustedes.
Les escribimos un documento sobre el rol de las clases medias y su tendencia, en la fase imperialista, a la descomposición y proletarización. Cuando hay revoluciones, las clases medias están, o bien con el proletariado, o bien con la burguesía en el fascismo o el frente popular. Eso es lo que hemos dicho y afirmado.
Jamás hemos llamado a que la clase media tenga un status superior al del proletariado en la alianza de clases. Es más, lejos de levantar un programa pequeñoburgués, hemos levantado un programa proletario de expropiación de la burguesía, es decir, socialista, para que el proletariado acaudille a las clases medias y gane la guerra.
No podrán aportar una sola cita donde el centro, ni ninguno de los grupos de la FLTI, planteen que la pequeñoburguesía deba dirigir al proletariado. Si tienen alguna, apórtenla.
Nuevamente planteamos que es un método confusionista el de inventarle posiciones al “oponente” para ganar un debate. Si estamos equivocados, discútannos las posiciones reales en donde ustedes consideren que lo estemos. Así van a colaborar con nosotros en los puntos débiles que tengamos, o de adaptaciones que desarrollemos, de lo cual no estamos excluidos ni nosotros y, por supuesto, ustedes tampoco.
Los partidos socialimperialistas esconden bajo la alfombra los heroicos combates de la clase obrera del Norte de África y Medio Oriente
Actúan frente a ellos como lo hacen con los martirizados inmigrantes doblemente explotados en las potencias imperialistas
En varias cartas y documentos les hemos informado que las milicias de Libia están compuestas por obreros, clases medias desesperadas y arruinadas. También por obreros desocupados, desesperados sin pan, que son parte legítima de la clase obrera abandonados a su suerte por las burocracias de todos los sindicatos reformistas y, muchas veces, por el descuido o el olvido de los “intelectuales marxistas”. Un 40% de la juventud española está desocupada. Los sesudos intelectuales “marxistas” dicen “¿dónde está la clase obrera?” y la juventud obrera superexplotada, desquiciada, atormentada, sin futuro, sin nada… ¿No es parte de la clase obrera? ¿O es parte fundamental de sus destacamentos más avanzados, como plantea el Programa de Transición?
¿Por qué a estos millones de jóvenes no los organizan los sindicatos? Seguramente hoy serían los poderosos destacamentos de los sindicatos que encabezarían la “Plaza de los Indignados”. Pero los burócratas carneros de la UGT y las CCOO dejaron librados a su suerte a los millones de desocupados, a la juventud obrera sin futuro. ¡Viva la heroica juventud obrera y los desocupados de la Plaza de los Indignados, que a pesar y en contra de ellos buscan un camino al combate!
Seguramente ahora aparecerán los “grandes estrategas de la clase obrera” diciendo “la clase obrera no interviene”. Nosotros les diremos que sí, “a pesar y en contra de ustedes, señores traidores”.
Yemen es una nación dónde el 45% de la población vive con menos de 2 dólares por día. Como en Zimbabwe, la amplia mayoría está desocupada. Vive de la “beneficencia” de las madrazas musulmanas, que se han dedicado a someterlos, como esclavos creyentes, a la peor de las iniquidades y atropellos por parte de las burguesías y sus regímenes de terror.
Es una nación donde el 80% de la población es ejército industrial de reserva que las empresas imperialistas del petróleo, de la construcción y las maquilas utilizan en la producción cuando lo necesitan. Luego los tiran a ese campo de concentración llamado Yemen.
Para nosotros, ese 80% de desocupados de “sectores populares” de Yemen es el corazón de la clase obrera de toda la región. Toda la izquierda “intelectual” de occidente, sobre todo los socialimperialistas de Inglaterra, han dado una visión sobre que eso no sería clase obrera.
Seguro que para estos “intelectuales” esos millones de obreros y jóvenes sin trabajo no son parte de la clase obrera. Esta gente es sirviente de la aristocracia y burocracia obrera inglesa de los sindicatos, que de forma repugnante y soberbia planteó “¡trabajo inglés para los ingleses!”.
Para ellos, el joven que se inmoló en Túnez, que fue la chispa que incendió la pradera, no era parte de la clase obrera. Era “un estudiante pequeñoburgués”. Ello no es así.
Lamentamos desilusionar a toda la izquierda inglesa y francesa. No podemos hacernos eco del veneno de los socialimperialistas. El joven que se inmoló en Túnez era un técnico en computación. No pudo entrar a trabajar a ninguna fábrica o empresa de Túnez. Era un obrero calificado desocupado.
Los capitalistas en el mundo semicolonial suelen tomar obreros calificados, que son parte de la clase obrera, para pagarles dos monedas. Por eso trasladaron la mayoría de la producción del Sillicon Valley y las empresas tecnológicas a la India, Pakistán o Tailandia, para pagarle a los ingenieros, técnicos, al obrero calificado, el 5% de lo que gana un obrero contratado de maestranza en el lugar más apartado de EEUU.
Pero este joven tunecino no solamente no consiguió trabajo, sino que tampoco le dejaron vender vegetales en Túnez. Lo mismo sucede ya con millones de obreros desocupados y clases medias arruinadas del mismo EEUU, a los cuales el gran capital financiero les sacó hasta la casa.
¿Qué era este joven tunecino? ¿Un estudiante pequeñoburgués? ¿O un joven obrero que no conseguía trabajo, desesperado, como gran parte de la juventud, la nueva generación del proletariado, que ni siquiera puede ser un esclavo trabajando porque el capitalismo está en bancarrota absoluta?
Como planteaba Trotsky, millones de “pobres diablos”, como en la revolución francesa de 1936, entraban al combate. Ellos habían sido, durante años, dejados librados a su suerte, a las limosnas de los estados burgueses, por parte de las aristocracias y burocracias obreras de los sindicatos. Resulta ser que estos mismos agentes del capital, ahora, muy sueltos de cuerpo, critican “con el dedito parado” lo mal que para ellos pelean los millones de explotados que entran al combate en grandes maniobras de revolución.
Los explotados están llegando y han llegado un millón de veces más lejos que lo que los aparatos contrarrevolucionarios organizaron y llamaron a hacer. Estos mismos aparatos son los que dirigen y controlan las organizaciones que las masas pusieron en pie durante décadas.
Por un método marxista para definir los organismos de las masas en lucha
Me van a disculpar, pero no se puede decir si tal o cual organización de combate de las masas, como una milicia, sindicato, soviet, comité barrial o popular es una organización obrera o no, de forma tan rudimentaria o insuficientemente determinada.
La intelectualidad pequeñoburguesa de EEUU, Francia e Inglaterra habla de la “revolución democrática de las tribus”. Plantean que “tienen túnicas”, “se visten con gorritos”, “pantalones debajo de las túnicas”, “las mujeres usan chador”. “son indios de tribus, no obreros”.
¿Pero qué hacen tantas mujeres con chador disparando fusiles todos los días en Bengasi, y que, cuando parecía que Khadafy llegaba con sus tropas fascistas a las puertas de la ciudad, por 10.000 salieron a las calles llevando a sus hijos al frente de batalla? ¡Así sucedió! ¿Eran “damas pequeñoburguesas” haciendo beneficencia con las ONG? Hay que correr el velo de este debate, que juntos debemos dar contra los partidos socialimperialistas.
Discúlpenme. Estoy un poco desgastado de escuchar a los intelectuales de los partidos socialimperialistas europeos, que ni siquiera son capaces de reconocer a la clase y sectores de clase que entran a los procesos revolucionarios. En esto creo que vamos a tener acuerdo y juntos daremos esta pelea.
Es que, lo que hacen los “intelectuales” del Foro Social Mundial es ocultar los heroicos combates que son motorizados y dirigidos por la poderosísima clase obrera de Medio Oriente y el Norte de África. Quieren ocultarle a su propio proletariado cómo realmente se pelea para conquistar el pan. Asimismo, esta gente no puede comprender que el pequeño burgués arruinado y el campesino pobre de Egipto y Túnez no puede ser el campesino rico de la campiña francesa, que come queso con fondue todos los días. Este campesino está subvencionado desde la posguerra (aunque no lo estará por mucho tiempo más) con 300.000 millones de dólares al año para que produzca y le tire la manteca a los chanchos. Ese es un privilegio que aún le queda a sectores cada vez más pequeños de las clases medias de los países imperialistas.
De la ruina del capital, del crack mundial del 2007, emergerán las clases medias desesperadas que serán sustento del fascismo, si el proletariado no se las gana para su combate. Allí también estarán los aliados del proletariado, las capas medias bajas y expropiadas. Lo acompañarán en sus sublevaciones y amotinamientos contra el poder de los explotadores.
¿Qué hacían un millón de obreros egipcios y tunecinos trabajando en Libia?: Estos eran un sector decisivo de la clase obrera de ese país. Allí hay un escaso nivel demográfico de población, como en Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Irak, Siria, etc.
Por lo tanto, el proletariado de Medio Oriente y el Norte de África es un proletariado migrante, que si no puede entrar a Europa, recorre cada pozo de petróleo en cada país. Vive como esclavos en las gamelas, en países vecinos, como esclavos de las petroleras y las grandes constructoras, o bien de las nuevas maquilas instaladas allí por el imperialismo. Se alimentan a pan y agua. Todo esto lo hacen para mandar su mísero salario a su familia para que sobreviva, cuando éstas se encuentran oprimidas por las autocracias y los gobiernos contrarrevolucionarios, agentes y sirvientes del imperialismo.
La gran mayoría de esas 10.000 mujeres con chador, con el fusil en el hombro, que desfilaban en Bengasi cuando atacaba Khadafy, son las que tuvieron que mandar a sus hijos y maridos a trabajar fuera de Libia, porque cuando quisieron protestar y levantarse contra Khadafy fueron perseguidos, y muchos de ellos fueron asesinados o encarcelados en las mazmorras pestilentes del régimen.
¿Quién encabezó la insurrección en Bengasi, Trípoli y toda Libia? La mujer obrera, la juventud obrera, los trabajadores, las clases medias arruinadas y pauperizadas, saqueadas por el imperialismo que subyuga hasta la última gota del petróleo de Libia, dejándole a la burguesía nacional de Khadafy y los “jefes de tribus” unos 45.000 millones de dólares de renta petrolera para que se los repartan entre ellos.
¡Y encima estos sinvergüenzas quisieron imponer un aumento de 200% de los alimentos! ¡Recibieron su merecido! Una oleada de insurrecciones locales y por ciudad sacudieron Libia y conmovieron al mundo.
Dieron el primer paso de una revolución, descalabraron y dejaron en crisis al estado burgués y amenazaban con llegar a Trípoli. Esa fue la génesis, el primer capítulo.
Hoy estamos viendo el segundo capítulo en Misarrata. Allí la revolución no logra avanzar por crisis de dirección. El imperialismo, con sus distintos agentes (las tropas fascistas y los “caballos de Troya” del CNT) tampoco pueden avanzar a resolver a su favor la situación, ya sea aplastando Bengasi o imponiendo el gobierno de Bengasi en toda Libia, o con un pacto de unidad nacional, entregando Misarrata y Bengasi.
Por ello, el drama de este segundo capítulo se llama impasse entre revolución y contrarrevolución. La clave de este capítulo es la crisis de dirección del proletariado internacional. Es decir, la sobreabundancia de direcciones traidoras, que han dejado aislada a Misarrata y a cada revolución cercada en su propio país para que sea estrangulada. La situación en la región es “todo lo revolucionaria que la dirección que tiene el proletariado a su frente lo permite”.
Pero la clase obrera europea está rompiendo este impasse provisorio. Lo hace entrando en lucha política de masas, porque ya comienza a comprender que sin derrotar a los gobiernos y regímenes imperialistas, no podrá ni siquiera pensar en conseguir el pan.
La revolución puede retroceder, inclusive ser abortada. Pero el peligro es darla por muerta cuando ésta no ha sido derrotada aún, y enterrarla viva, como hacen todos los que huyen del campo de batalla cuando el proletariado combate.
Ustedes opinan, por un lado que ya se definió la situación contra las masas con la partición de Libia; mientras que por otro lado llaman a que “no sea derrotada la resistencia de Misarrata”. Camaradas, pónganse de acuerdo con ustedes mismos.
Yo les pregunto, ¿Está todo cerrado y la revolución está derrotada? ¿O la heroica resistencia de Misarrata y Bengasi plantea un gran desafío para todo el proletariado internacional, de extenderla y generalizarla?
Pero para ello, ¿habrá que derrotar a las direcciones que el proletariado tiene a su frente a nivel internacional, comenzando por el SEP, que ya da por derrotada la revolución? ¿Sí o no? ¿Nos lo pueden clarificar, por favor?
Nosotros debatimos con el SEP porque es, de todos los partidos socialimperialistas, el que más se reviste de trotskista. Esto también lo hace el EEK de Grecia ahora, cuando capas enteras de la clase obrera comienzan a radicalizarse en ese país.
La mayoría de estos partidos socialimperialistas ya están bastante incinerados como sirvientes de Obama, de Chávez, de las burocracias sindicales europeas, etc. Ellos tienen que mandar a nuevos socialimperialistas, vestidos de trotskistas, a confundir a los revolucionarios.
Pero el nacional trotskismo y pacifismo pequeñoburgués del SEP, así como también el del EEK, los desenmascara a cada paso.
El EEK llama a hacer una segunda embestida de masas y a soviets, sin dividir al ejército y sin milicia obrera que enfrente a las bandas fascistas en las calles de Atenas. ¡Ya están desenmascarados! Son vulgares pacifistas que hablan de socialismo, y en los hechos reniegan de él.
El SEP habla de “derrotas” de cada revolución nacional. Pero ni la misma burguesía puede ocultar que está frente a un incendio generalizado en toda la región, que ahora se está extendiendo a Europa. Entonces, ¿cómo hablar de “derrota” de una revolución en un país, cuando estamos frente a una cadena de revoluciones? De la misma forma, estos nacional-trotskistas creen, o tenían la ilusión pequeñoburguesa, que estas revoluciones podrían triunfar como “revoluciones nacionales”.
¡Piedra libre! Descubrimos al SEP. ¿Lo combatimos juntos?
Lo mismo debemos hacer con el EEK. Son revolucionarios de palabra y oportunistas en los hechos. Sin esta pelea no hay camino a la refundación de la IV Internacional. Es que corrientes como éstas son las que la destruyeron desde adentro durante más de 70 años.
Los revolucionarios nos encargaremos de desenmascararlos ante los ojos de los obreros avanzados del mundo. Sabemos de los acuerdos del SEP con Mutero en Zimbabwe y que intentan construir grupos en África. Por ello se vuelve decisivo enfrentarlos abiertamente.
Es más, ya nos han saludado desde Grecia y España. Este centro no se va a dejar encandilar. Los tests ácidos de revolución y contrarrevolución definen quién es trotskista y quién no.
Por ello es tan importante, hoy más que nunca, precisar los acuerdos y diferencias que tenemos para ajustar, entre todos, nuestro programa revolucionario.
Insisto. Compañeros, no se puede dar por terminado un embarazo al cuarto mes. La cuestión de Libia no se resuelve en Misarrata, sino en la lucha de clases de todo Medio Oriente, el Norte de África, Europa y a nivel mundial.
Ustedes ya dan por terminada y definida la revolución en su declaración. A la milicia la dan ya como parte de un ejército regular y proimperialista. Desde ese punto de vista, creo que están absolutamente equivocados. Como mínimo, creo que son apresurados, sobre todo estando a miles de kilómetros de distancia de los acontecimientos.
Es un error dar por resuelta la relación de fuerzas entre revolución y contrarrevolución en Libia, cuando se combate en todo el Norte de África y Medio Oriente y la clase obrera europea entra en maniobras de combate superiores. Equivale a afirmar que cuando los soviets de febrero del ‘17 en Rusia le entregaron el poder al príncipe Lvov y Kerensky, imbuidos por los prejuicios de una marea campesina, y con el proletariado sometido a la burguesía por los mencheviques y los SR, se había terminado la revolución. Para Lenin y sus Tesis de Abril, ésta recién comenzaba. Era parte de la revolución europea. Allí se definía.
Una posición así equivale, por ejemplo, a que la IV Internacional hubiera definido en España que la revolución ya se había terminado a partir de 1932, porque entraba en una fase parlamentaria y republicana de desvío, por traición de su dirección. Allí no había partido revolucionario aún. De plantear esto, por supuesto, la IV Internacional no podría haber mirado a los ojos al proletariado mundial cuando se insurreccionaba Cataluña y combatíamos al frente popular. Cuando se sublevaba Franco, la IV Internacional no hubiera tenido la autoridad para enfrentar al fascismo con el método de la revolución socialista.
Esa no hubiera sido la IV Internacional que se fundara luego en 1938, marcando todo un hito histórico para el proletariado mundial. Estaríamos ante un grupo de desertores cobardes, que están con la clase obrera cuando a ésta le va bien, y huyen de la misma cuando a ésta le va mal. Y hacen esto cuando más necesita el proletariado una dirección revolucionaria para sacarse de encima a los traidores y poder dirigir a los sectores oprimidos del campo y la ciudad al triunfo de la revolución socialista. Es que en Misarrata todos los días el fascismo y las masas insurrectas se ven la cara.
En la barricada de las masas aún se combate heroicamente. En Siria no hay día en que la sangre de la clase obrera y las masas explotadas no quede en las calles en los durísimos enfrentamientos contra las tropas asesinas de los Assad. Los intentos de meter en una fase parlamentaria los procesos revolucionarios en Egipto y Túnez aún no se ha asentado.
Insistimos, se prepara una nueva oleada de combate de la clase obrera europea. No se puede dar por terminado el combate cuando éste recién comienza. Lo que vemos, es una desincronización de la revolución, producto del pérfido accionar de las direcciones traidoras. Lo que vemos es una salvaje y cínica política de conspiración de las direcciones traidoras para deshacer lo que las masas han construido con su lucha.
En Rusia del ‘17, el proceso revolucionario duró 8 meses, porque, como diría Trotsky, fue acelerado a altísima velocidad por la guerra inter-imperialista, donde morían centenares de miles de campesinos diariamente en el campo de batalla. Esto empujaba más y más al campesino, es decir al soldado, al soviet bajo la conducción de los obreros.
Esto favoreció a que rápidamente el partido bolchevique derrotara al menchevismo y encabezara los soviets.
Los tiempos de Libia y de las revoluciones que han comenzado en el Norte de África y Medio Oriente son distintos. Aún el proletariado mundial tiene tiempo. Porque estas enormes revoluciones, pese a la traición de sus direcciones, son eslabones de una misma revolución de todo el Mediterráneo, Europa incluida, donde las masas están en posición de contraofensiva ante el ataque de la burguesía y el brutal crack que empuja al estallido de Maastricht.
Esta es la primera inquietud que les quiero hacer llegar. En vuestra declaración esta cuestión está confusa. Tienden a dar por terminado el proceso solamente por las contradicciones nacionales que tiene la revolución en Libia y no sobre cómo esto estará definido por los acontecimientos internacionales, en donde Grecia y España son un eslabón fundamental que definirán esta cuestión, como así también la perspectiva inminente del ingreso de las masas palestinas al combate.
El impasse que nosotros vemos significa que aún históricamente los procesos revolucionarios que están en curso no se han definido. Un ejemplo de ello fue la tragedia de la revolución boliviana del 2003, estrangulada por el frente popular y el fascismo. Según su método de abordar la revolución, ya hace años que ésta fue derrotada y ya sacada de escena. Esta sería una visión estrechamente nacional.
La revolución boliviana del 2003 fue una revolución bisagra entre el desvío que le impusieron los bolivarianos a la ofensiva de las masas del continente en los primeros años del siglo XXI y las primeras luchas revolucionarias que, contra el crack, puso en pie la clase obrera como en Grecia, Honduras, Madagascar, Guadalupe, etc.
Por ello, cuando Morales atacó con el “gasolinazo” se encontró con que la revolución estaba viva aún. Las masas no iban a aceptar así nomás un aumento del 200% de todos los productos de la canasta básica (lo mismo podríamos decir de lo que sucedió en Libia, Túnez o Egipto). A pesar y en contra de todas las direcciones traidoras, el frente popular en Bolivia ha sufrido un excelente primer golpe de las masas bolivianas. Éstas han aprendido que, para combatir, hay que echar a todas las direcciones traidoras de la COB y de sus demás organizaciones obreras y campesinas de lucha, que las someten al frente popular.
Sólo esta visión internacional de la revolución boliviana nos permitió definir si ésta estaba totalmente derrotada o no. Fue expropiada, mancillada, sometida por el frente popular y aplastada por el fascismo. Pero, por las condiciones internacionales, el gobierno del frente popular de Morales tuvo que atacar abiertamente a la clase obrera y los explotados, más allá de la relación de fuerzas conquistadas. Lo que provocó fue un nuevo levantamiento de masas. Esto mismo le ocurrió a Sanjurjo a mediados de los ’30 en España, que ya había dado por derrotada a la clase obrera luego del “bienio negro”, y se encontró con una fenomenal insurrección en Cataluña.
Ninguna revolución se define por sus características y condiciones nacionales, ni en un solo acto, sin frente popular, desvíos parlamentarios, fascismo, jornadas de abril, jornadas de julio, guerras, etc. Cualquier otra visión es democratismo vulgar puro. Sería como si la decadente democracia burguesa pudiera estrangular revoluciones sólo con trampas parlamentarias, sin golpes al ala izquierda de la clase obrera, sin muertos, sin contrarrevolución y sin fascismo.
El carácter de las organizaciones obreras y sus relaciones con el frente popular
No entiendo cuando ustedes afirman el siguiente silogismo: “la pequeñoburguesía dirige al proletariado y ésta lo somete al CNT; por lo tanto ya no hay más organizaciones obreras, sino que están todas dentro de un partido burgués o gobierno burgués. Es decir, como el CNT manipula y controla las milicias a través de la pequeñoburguesía, las milicias son burguesas. El SCI no tiene razón.”
Siguiendo su razonamiento, podríamos decir: “El frente popular controla la COB, entonces la COB ya es burguesa. El frente popular de Kerensky controla los soviets, entonces éstos eran burgueses. Y mucho más los soviets de febrero, que tenían una mayoría absoluta de campesinos, que eran los delegados de los soldados, es decir, de los campesinos, que tenían 8 millones en el campo de batalla y eran 140 millones en Rusia. Más peso de la pequeñoburguesía en un soviet que eso, imposible.”
No vimos a los bolcheviques definir que ya había desaparecido el soviet. Denunciaban la política colaboracionista que las direcciones traidoras que tenían a su frente le imponían. Éstas, tarde o temprano, iban a llevar al soviet a su destrucción, puesto que desorganizaba las filas del proletariado con el frente popular echando agua a la revolución para que venga Kornilov y masacre.
Efectivamente, a través de las direcciones traidoras y colaboracionistas, las organizaciones revolucionarias de las masas eran sometidas a la burguesía. De eso se trata el frente popular, de la COLABORACIÓN DE LAS ORGANIZACIONES OBRERAS CON LA BURGUESÍA. Si estas organizaciones obreras desaparecen como tales, deja de ser un frente popular. Serían partidos burgueses, ejércitos burgueses, etc.
De acuerdo a vuestra visión, el régimen de partidos ya estaría resuelto para hacer una “democracia” sólida en Libia. Ustedes niegan el frente popular de Bengasi. No comprenden que el frente popular se trata del sometimiento de las organizaciones obreras a la burguesía, impuesto por las direcciones traidoras de las masas.
Ustedes no comprenden la afirmación de Trotsky y el bolchevismo de que el frente popular es el anteúltimo gobierno antes del fascismo o del triunfo de la revolución proletaria. No comprenden que no se detiene a las masas revolucionarias sólo con engaños. Las tropas fascistas contrarrevolucionarias de Khadafy aplastando en Libia son un ejemplo de ello.
Ustedes no denuncian esa política combinada de fascismo y frente popular del imperialismo y las distintas fracciones de la burguesía, que es la que se concentra en Libia.
Su visión nacionalista de la revolución libia y su estancamiento actual no les permite comprender que esta política combinada, que se concentra en Misarrata, es la política de frente popular de someter al proletariado a la burguesía en Túnez y en Egipto. Mientras, al mismo tiempo, se masacra con hordas contrarrevolucionarias y soldadesca a las masas que combaten heroicamente en Yemen, Bahrein, Siria, para dar sólo algunos ejemplos.
Ustedes confunden esta cuestión. Opinan que un gobierno ya es un partido que controla a todas las masas insurrectas. Esto significaría que el CNT ya hizo un ejército burgués regular paralelo, al cual dirige; y que ya ha sometido a las masas insurrectas. ¿Es este ejército el que combate en Misarrata? Ustedes dicen que no, que es la resistencia. Ahí se han hecho un lío.
Vuestra confusión surge de la incomprensión total y absoluta que tienen del frente popular en este momento.
Por eso les pregunto: Si un estado burgués controla los sindicatos (como sucede con el 99% de los sindicatos del mundo) estatizándolos, poniendo a su frente burócratas rompehuelgas pagos, que inclusive a veces entran como ministros en los gobiernos burgueses… estos sindicatos ¿dejaron de ser sindicatos? Si es así, digan que no hay ningún sindicato ni en Sudáfrica ni en el mundo.
¿Por qué no aplican su método para definir a todas las organizaciones obreras? Si un estado obrero como la URSS estaba sometido, a través de la burocracia stalinista, al imperialismo, ¿también dejaría de ser un estado obrero?
Ustedes nos dirán que no, que están con la tesis defensista de Trotsky. Justamente, la posición de Burnham y Shachtman era que la URSS había dejado de ser un estado obrero.
Opino que vuestro método no puede definir ni un sindicato, ni un estado obrero, ni un soviet, ni una milicia. Es que NIEGA QUE EN LIBIA LA MILICIA PARTIÓ AL EJÉRCITO, GANÓ A LA MAYORÍA DE LOS SOLDADOS RASOS EN GRAN CANTIDAD DE CIUDADES, SOBRE TODO DEL ESTE. Casi logra hacer esto en Trípoli. Por eso la milicia logra combatir inclusive con armas pesadas, pese a los generales “pasados” a último momento al campo de la insurrección que, como caballos de Troya, intentan controlar los almacenes de armamento. ¿Tienen ustedes evidencia de que estos generales comandan los combates casa a casa en Misarrata? Para nada es así. Ellos están bien a salvo en la retaguardia, conspirando contra las masas que combaten en Misarrata.
Ustedes confunden a las organizaciones de las masas en lucha con las direcciones pequeñoburguesas, contrarrevolucionarias o colaboracionistas que éstas tienen a su frente y que las someten a la burguesía.
El planteamiento de ustedes termina siendo que “si las organizaciones obreras desaparecen hay que volver a fundarlas.” Según ustedes, entonces, habría que hacer nuevas milicias y nuevos comités de soldados en Libia. Es decir, llaman a poner en pie organismos paralelos a los que ya existen y que son la vanguardia en Misarrata. Estas milicias aún no han podido ser desarmadas en Bengasi, pese a las ilusiones en la democracia burguesa que allí existe producto de la política del frente popular.
Esa política de ustedes recorre toda vuestra orientación desde Túnez hasta acá. No les gusta cómo son las organizaciones de lucha política de masas cuando éstas surgen. No les gusta su nombre. Por eso llaman a hacer otras. En última instancia, como demostraré luego, ustedes están en contra de la alianza obrera y campesina. O por lo menos tienen una posición ecléctica frente a ello.
Adelanto que están en contra de la teoría de la revolución permanente, que plantea: “sin la alianza del proletariado con los campesinos, los fines de la revolución democrática no sólo no pueden realizarse, sino que ni siquiera cabe planteárselos seriamente.”
Ustedes pretenden soviets maduros desde el inicio de los procesos revolucionarios, con el proletariado dirigiendo a la pequeñoburguesía y con un partido revolucionario a su frente, como si hubiera habido un partido revolucionario que preparó y encabezó estas revoluciones en el Norte de África y Medio Oriente. Se asustan de cómo son los organismos que las masas se dan para su lucha.
Camaradas, tengan en cuenta que la clase obrera y los explotados de Libia y de todo el Norte de África vienen de 40 años de dictaduras contrarrevolucionarias semi-fascistas atroces. Cuando ellos emigran a la Europa “democrática” imperialista, son tratados de igual o peor forma que en sus países. Son trasladados allí como esclavos, mientras fueron y son expulsados de los sindicatos europeos por las aristocracias y burocracias obreras.
Por ello, esa heroica clase obrera no pasó por la escuela de la lucha económica, de los sindicatos, de su experiencia con el parlamentarismo, etc. Pero, por los padecimientos inauditos, inclusive sin pasar por esa escuela de la guerra, tuvo que entrar a la guerra de clases, poniendo en pie milicias y rompiendo ejércitos antes de construir los sindicatos. Esto planteaba Trotsky en relación al proletariado alemán. Éste, en su combate contra Hitler, posiblemente pusiera en pie los soviets antes de construir los sindicatos.
¿Por qué? Se preguntarán ustedes.
Muy sencillo. Todo aquel que quería organizar una lucha obrera en Libia era masacrado y enterrado bajo tierra en mazmorras de 10 metros de profundidad.
Nosotros aplaudimos la enorme subjetividad de las masas obreras, que arrastran tras de sí a la pequeñoburguesía arruinada en sus grandes y fenomenales insurrecciones espontáneas.
Este es el punto de partida para tener nosotros, los trotskistas, el honor de dirigirlas. Pero no lo haremos sin derrotar antes a las direcciones traidoras que, en todo el planeta, se han conjurado para cercar a las masas revolucionarias de Bengasi y Misarrata.
Se quejan de cómo, a pesar de la terrible crisis de dirección, las masas son capaces de iniciar revoluciones y poner en pie nuevos organismos para la lucha. El límite de las organizaciones presoviéticas de las masas es la dirección traidora del proletariado, que lo somete al partido kadete, a las burguesías “democráticas”, a Obama, etc.
Los soviets maduros de octubre de 1917 se conquistan. No caen del cielo. No se inventan haciendo otros soviets paralelos a los de febrero porque “no nos gusta cómo son”.
Eso significaría renegar de entrada del combate para que sea el proletariado el que los dirija, bajo una dirección revolucionaria que derrote a las direcciones traidoras que éste tiene a su frente.
Por ello en estas organizaciones de lucha, nuestro combate es por independizar a la clase obrera de la burguesía, derrotando a las direcciones traidoras. Este es el único camino para que el proletariado pueda dirigir al campesino y al pequeñoburgués arruinado que combate con él.
De la misma manera, por poner otro ejemplo, en el estado obrero dirigido por la burocracia stalinista, nuestro programa es y fue hacer la revolución política para echar a la burocracia, regenerar los soviets e impulsar la revolución mundial.
Según ustedes, la milicia “sería burguesa porque las dirige el CNT”. Según esta posición, desde sus inicios, la burguesía armó las milicias ¿Ustedes dicen que, a partir de las clases medias, la burguesía “opositora” a Khadafy –que nadie la vio por ningún lado ni tiene evidencia de ello- dirigió la lucha para aplastar al gobierno burgués proimperialista de Khadafy y ganarse a los soldados? ¿Ustedes plantean esto?
Es lo que insinúan permanentemente sin animarse a ir hasta el final.
En ese caso, no hubiera habido insurrecciones y masas insurrectas en Bengasi, que amenazaban con tomar el poder en Trípoli. Lo que hubiera habido sería “primavera de los pueblos”, con la burguesía armando obreros y pequeñoburgueses para conquistar la democracia contra las autocracias, como en 1848 fuera contra las monarquías europeas.
En este punto ustedes tienen una posición ecléctica y no se han manifestado con claridad. Nuestro combate ha sido y es enfrentar a los sirvientes del imperialismo del Foro Social Mundial, que hablan de “revoluciones democráticas dirigidas por la burguesía liberal y la pequeñoburguesía para liberarse de gobiernos dictatoriales”. Así les tiran tierra en los ojos al proletariado internacional, para que éste no siga el ejemplo de las revoluciones en el Norte de África y Medio Oriente, que plantearon que, para que haya pan, hay que hacer revoluciones, derrotar a los gobiernos en las calles, etc.
Ustedes afirman que “no tienen evidencia de que sean milicias obreras como indica el centro”. Entonces dígannos qué evidencia tienen ustedes, desde 1848 hasta Libia hoy, de que la burguesía haya armado a los obreros para aplastar a las autocracias o monarquías, poniendo al proletariado bajo la dirección de la pequeñoburguesía. Dígannos cuándo y dónde sucedió esto. No lo podrán demostrar.
En este sentido, la teoría de la revolución permanente es implacable. Ha pasado todas las pruebas de la historia. La burguesía ya no puede jugar más el rol progresivo que jugó cuando encabezó ella su revolución en 1789 con el grito de “¡cada hombre un fusil!”.
Ustedes están planteando que la burguesía se volvió revolucionaria, como en 1789, y le repartió armas a los harapientos de París, a los Sans-culote. Entonces, ¿ustedes opinan que hay un partido jacobino burgués progresivo capaz de hacer esto?
Nosotros opinamos lo contrario. Afirmamos que las masas se armaron, tomaron las comisarías, rompieron el ejército, quemaron los edificios públicos y degollaron algunos oficiales khadafistas. Hacía rato que no veíamos tantos fascistas y agentes de la burguesía fusilados por las masas. ¡Aplaudan esto con nosotros! ¡Esa fue la revolución que comenzó en Libia, que hoy el CNT y las direcciones traidoras quieren estrangular!
Nuevamente sobre la revolución proletaria y la “primavera de los pueblos”
En esa disyuntiva se zarandean ustedes en sus posiciones
Ustedes están cediendo, desgraciadamente, a los partidos socialimperialistas europeos. Por eso no combaten firmemente, en ninguna de sus declaraciones, el engaño al proletariado mundial de las teorías de “revoluciones democráticas dirigidas por las clases medias que arman al proletariado”. Es decir ustedes no combaten contra la posición stalinista de “revoluciones democráticas y por etapas, donde primero se vota y en el futuro se hace el socialismo, con la burguesía jugando un rol progresivo”, como en las ya perimidas revoluciones burguesas de fines del siglo XVIII.
El que le cede la uña del dedo meñique de su mano al socialimperialismo, no podrá encontrar un camino revolucionario hasta el final.
Ustedes parten de la misma premisa: “Vivimos una revolución que terminó siendo derrotada, como la de 1848. En ella, la burguesía armó al proletariado y, subordinándolo a la clase media, lo usó contra la monarquía. Luego de derribar a la monarquía, la burguesía derrotó al proletariado. Así la clase obrera paga, como decía Marx, su relación con el partido pequeñoburgués en la revolución de 1848. No independizó sus organizaciones de la burguesía para continuar la revolución cuando ésta se frena en los fines democráticos.”
Lo lamentamos, pero esa película no se pasó en ningún cine ni de Túnez, ni de Egipto, ni de Libia ni de ninguna revolución que se dio desde 1914 a la fecha. Ni siquiera en la Comuna de París. Todas las fracciones de la burguesía (musulmana, católica, de las tribus, etc.) estaban con Mubarak, Ben Ali y Khadafy, porque sus dictaduras, agentes directas del imperialismo, repartían la renta petrolera.
Desprendiéndose de las autocracias, el príncipe Lvov fue enviado, a último momento, a los soviets para estrangularlos. Este intento fracasa luego de las jornadas de abril. Deben ser los partidos obreros traidores (los mencheviques y SR) los que, con un gobierno con la burguesía del partido kadete, intenten estrangular a los soviets. Al dar por terminadas ya las revoluciones, ustedes están negando la posibilidad de nuevas jornadas de abril, luego de la experiencia que hagan las masas con sus “gobiernos transitorios”.
Pero, lo más grave, es que ustedes están afirmando que el príncipe Lvov y el partido kadete pueden organizar y armar a los obreros; que pueden organizar a los campesinos bajo armas en la guerra; que pueden romper al ejército burgués imperialista. ¿Esto, que no pasó en Rusia en 1917, dicen ustedes que es lo que pasa en Libia?
Ni el príncipe Lvov, ni el partido kadete, ni ninguna fracción de la burguesía jamás ha armado al proletariado para dirimir sus cuestiones internas. Mucho menos lo hizo utilizando a los soviets, los organismos de doble poder de las masas, y las milicias para dirimir sus diferencias.
Cuando la burguesía armó al proletariado, fue en una guerra de campos burgueses, sometiéndolo de entrada a la disciplina de ejércitos regulares, como en la guerra civil española, en las guerras nacionales como Irak, etc.
Como decía Marx, la burguesía ya aprendió que el patrón que arma al obrero termina con un tiro en la cabeza. Salvo que ustedes crean que lo que hubo contra Khadafy, Ben Ali y Mubarak fueron golpes de estado burgueses “democráticos”. En todo caso, si fuera así, estos “golpes” habrían jugado un rol muy progresivo. Eso es lo que decía el stalinismo sobre la potencialidad de las burguesías nativas y su lucha por la democracia.
Se han metido en un enredo teórico y programático, del cual no pueden salir. ¿Me lo pueden clarificar?
Es que la burguesía en 1848, junto a la pequeñoburguesía, armó al proletariado contra las monarquías porque necesitaba un estado barato para invertir en maquinaria lo que le daba a los parásitos de las monarquías europeas. Es que la maquinaria se había agotado y necesitaba renovarse.
Por eso Trotsky planteó, magistralmente, en su trabajo “Una Escuela de Estrategia Revolucionaria”, que la revolución del año 1848, llamada “primavera de los pueblos”, marcó un nuevo y último impulso de las fuerzas productivas del capitalismo. A partir de allí, la burguesía conquistó un “estado barato”, se sacó de encima a los parásitos de las monarquías y sus cortes, para invertir en un nuevo ciclo de expansión del capitalismo.
¿Estamos frente a nuevas “revoluciones democráticas” que, impulsadas por las burguesías “democráticas”, se quieren sacar de encima a las autocracias para darle un nuevo impulso a las fuerzas productivas, sin expropiar al imperialismo? ¿Nos pueden responder si esta es su posición o no?
¿Ustedes opinan que son nuevos 1848? ¿Sí o no? Nosotros opinamos que no.
Todos los partidos socialimperialistas, a los que ustedes hoy lamentablemente les están cediendo teóricamente (aun no programáticamente) sin darse cuenta, lo que están afirmando es que la burguesía y el imperialismo hacen revoluciones para liberarse de las autocracias y hacer avanzar las fuerzas productivas. Esto es revolución por etapas; una política menchevique y teoría stalinista sostenida hoy por todos los partidos socialimperialistas.
¿En qué le ceden ustedes? No en el programa, sino en la premisa sobre la dinámica y el carácter de las revoluciones que están en curso. Por eso vuestra política es confusionista y ecléctica.
¿En qué premisa acuerdan? En que la burguesía y la pequeñoburguesía pueden armar obreros para hacer revoluciones. Lo que tienen en común con ellos, aunque ustedes opinen que eso es el aborto de la revolución proletaria, es que la burguesía puede armar a las masas explotadas impunemente y jugar con ellas como les plazca.
Nosotros no tenemos evidencia de que desde 1848 la burguesía haya armado al proletariado en algún lugar del planeta. De tantas revoluciones, aprendió que el proletariado armado jamás se iba a detener en las consignas de “libertad de expresión”. El campesino iba a querer la tierra, el obrero iba a querer el pan, trabajo, etc.
Ustedes deben romper con esa premisa teórica. Ésta los puede llevar a que luego puedan tener graves errores en el programa, en las tácticas y en la orientación.
Piénsenlo, pero me gustaría que me respondan si ustedes no tienen esa misma premisa teórica. Ella los vuelve subjetivistas y obreristas, porque opinan, en última instancia, que la burguesía puede resolver el problema de la tierra y la opresión nacional, o que ya lo resolvió en el mundo colonial y semicolonial.
Este es el meollo teórico de vuestra confusión. Por eso se niegan a reconocer las tareas de independencia nacional de la revolución proletaria, y no dicen que el imperialismo no puede resolver el problema de la tierra ni de las clases medias arruinadas. Ello sólo lo puede resolver el proletariado, tomando el poder, como caudillo de la revolución democrática.
Vuestra concepción los lleva a una posición obrerista, que de aplicarse le impediría al proletariado dirigir a las capas arruinadas del campesinado y las capas medias arruinadas de las ciudades contra el imperialismo, que también las saquea a ellas. El capitalismo y el imperialismo ya no resuelven las tareas democráticas estructurales del mundo colonial y semicolonial.
Ustedes están revisando abiertamente la teoría de la revolución permanente y el programa de transición, y no se animan a decirlo. Plantéenlo con claridad: “está equivocada la teoría de la revolución permanente”. Más adelante les daré la cita de la teoría-programa del trotskismo que ustedes han dejado de defender en la cuestión de Libia.
Por favor adelántenme todas las evidencias que tienen que la burguesía armó las milicias en Bengasi, rompió al ejército de Khadafy, encabezó la quema del palacio de gobierno, y organizó las revoluciones en Egipto, Túnez. Demuéstrenme cómo la burguesía muere en combate en las calles de Siria y Yemen; y que es la burguesía la que se interpone ante los tanques que invadieron Bahrein o es la que pone su cuerpo en los combates casa a casa en Misarrata.
Ustedes se han negado a levantar una lucha firme contra la “primavera de los pueblos” de los partidos reformistas. No han planteado, ante el proletariado mundial, que las masas en el Norte de África y Medio Oriente, para luchar por el pan se han levantado con el método de la revolución obrera y socialista. Jamás han reivindicado que el centro ha planteado eso como el eje de su política y su programa ante la clase obrera mundial. Camaradas, les pedimos que en ese punto se paren y reflexionen.
Insistimos, juntos debemos pelear para condenar a los renegados del trotskismo, a los traidores de las burocracias y aristocracias obreras de los sindicatos, que quieren hacerle creer al proletariado mundial que las insurrecciones espontáneas, los muertos que aún yacen las calles de Medio Oriente y el Norte de África son de la burguesía y no de sus hermanos de clase y sus aliados, todas las clases oprimidas por el imperialismo en el mundo colonial y semicolonial.
Los partidos socialimperialistas hablan de “primavera de los pueblos”. Lo hacen para negar y esconder que lo que estamos viviendo es el inicio de revoluciones obreras y socialistas por el pan contra un aumento del 200% en los precios de los alimentos, que llevó a la quiebra y a la ruina masiva a amplios sectores de la clase media. Esto impulsó al combate y a la ofensiva a las capas más bajas del proletariado, comenzando por los desocupados y la juventud obrera.
El movimiento estudiantil sin futuro se plegó al proceso. Esta alianza de clases está impregnada, por ahora, de una ideología lírica, bonachona, semi-utópica, tan pequeñoburguesa y lírica como la de los estudiantes del Mayo Francés, como sucede en toda revolución que comienza. Así fue el caso de los soviets rusos de febrero, por dar tan sólo un ejemplo.
Nosotros insistimos en que estamos frente a una revolución y procesos revolucionarios que deben resolver el problema del pan, la independencia nacional, la libertad y la tierra. Esta revolución, que tiene por delante tareas democrático-revolucionarias que resolver, ha sido motorizada por el pan. O se lucha, o se muere de hambre y se va a la ruina. Por eso son tan fuertes los procesos revolucionarios, como lo son también los golpes de la contrarrevolución.
El imperialismo y la burguesía reconocen muy bien el carácter de las milicias, de las revoluciones de Túnez, Egipto, etc. Sabe que atacan su propiedad. Por eso tanto engaño, tantas trampas, comprar tantos agentes del movimiento obrero para que traicionen, y tanta saña contrarrevolucionaria para masacrar como en Siria, Libia, Bahréin, Palestina, etc.
Cuando las milicias intentan salir de Misarrata y marchar a Trípoli, cuentan con la negativa absoluta de los generales burgueses que están encerrados en los cuarteles de Bengasi. Asimismo reciben bombazos de los oficiales de Khadafy y la OTAN. Por si fuera poco, también los partidos socialimperialistas de Europa y EEUU dicen que esas milicias “no son obreras, sino burguesas, y por lo tanto no se puede estar por su triunfo”. Eso, ¿no es cercar y aislar a la heroica resistencia de Misarrata?
¿Más evidencia que esto necesitan ustedes para comprender el carácter de clase y anticapitalista de las milicias obreras y las capas arruinadas del campo y la ciudad, que resisten heroicamente en Misarrata? ¿Nos dicen cuáles son los generales del CNT que están en los puestos más avanzados del combate en Misarrata? Si justamente ellos lloraban y se quejaban de que no podían “organizar a una milicia desorganizada”.
Conquistemos juntos una visión marxista sobre los acontecimientos de Libia y Misarrata
En definitiva, nosotros desde el centro combatimos a todas las corrientes socialimperialistas, inclusive a aquellas que como el SEP plantean que en esta época de crisis, guerras, decadencia de las fuerzas productivas, la burguesía puede hacer “revoluciones democráticas” dirigiendo a las clases medias. Afirmamos que todas estas corrientes son sirvientes de Obama y sus generales carniceros imperialistas asesinos, eso sí, “democráticos”, según ellos.
Esa burguesía de Bengasi está bajo las órdenes de Obama y Sarkozy. Entonces, para los partidos socialimperialistas, los jefes imperialistas de la burguesía del CNT “les habría dado la orden a ésta de que destruya los ejércitos de Khadafy”. En este punto, todas ellas se meten en un lío. Porque de ser así tendrían razón los bolivarianos y Khadafy, que afirman que las milicias no solamente son burguesas y pequeñoburguesas, sino que además las armó la CIA.
Toda la izquierda socialimperialista, queridos camaradas, se está rompiendo y se romperá los dientes en Misarrata. El centro ha tenido razón. Por ello podemos afirmar que no estamos ni con la OTAN, ni con Khadafy, ni con el CNT, ni con Obama, ni mucho menos con los bolivarianos.
La revolución, por traición de su dirección, ha sido colocada en un laberinto. La tarea de los marxistas es mostrarle una salida y no tirarle tierra en los ojos al proletariado.
Reafirmo por enésima vez: las tropas fascistas de Khadafy, luego de masacrar en Trípoli, rearmadas hasta los dientes por el imperialismo y la OTAN con mercenarios traídos de cualquier país de la región, llegan hasta Misarrata para que no avance la revolución a Trípoli. Amenazan con entrar a Bengasi y provocarles un baño de sangre.
No nos olvidemos ni por un instante que todas las fuerzas de la burguesía y el imperialismo a nivel mundial rearmaron al ejército de Khadafy para masacrar a la clase obrera en Trípoli, que llegó a quemarle el palacio de gobierno al socio de Berlusconi, la Repsol y la British Petroleum.
Cuando esas fuerzas contrarrevolucionarias amenazan con llegar a Bengasi, interviene la OTAN con sus generales “democráticos”, mientras a su vez mantiene el embargo total de armas para la insurgencia. Éstos envían a último momento a viejos ministros de Khadafy y generales de su ejército asesino a Bengasi para fundar un gobierno provisorio, agente suyo. El imperialismo pone sobre la mesa a su agente “democrático” en la retaguardia, es decir al frente popular en Bengasi, y a su agente fascista en la avanzada de la revolución para masacrarla.
Con un claro instinto de clase, el imperialismo comprendió que Bengasi podía ser Fallujah, que allí se combatía no con ejércitos regulares sino casa a casa. Para nada estaba asegurado el triunfo de los fascistas de Khadafy. Es más, eso era una batalla a todo o nada, que podía incendiar Egipto, Trípoli, Túnez, todo Medio Oriente y Europa.
Entonces, la OTAN posa de “democrática”. Con una pistola en la sien de la posibilidad de una masacre (como fue en Trípoli) contra Bengasi y Misarrata, logra instalar el gobierno “democrático” del CNT en Bengasi. Esto no fue por el sometimiento de la milicia y las masas a Sarkozy, sino por la desesperación y el cerco que éstas tenían.
Porque camaradas, ¿qué hizo la clase obrera francesa por llegar a Libia antes que su burguesía imperialista? Ustedes afirman en su carta que “la insurgencia dudó en llegar a Trípoli”, cuando era lo que más ansiaba. Por el contrario, nosotros afirmamos que por traición de su dirección, el proletariado francés, español, inglés e italiano no llegó antes a Bengasi. Es por esto que tampoco paralizó los puertos desde donde se arma la OTAN. No rodeó ni incendió las embajadas de Libia, demostrándoles a sus hermanos de clase de ese país que ellos eran sus aliados. Luego de esto, ¿qué quieren que hagan las masas del este de Libia, cercadas fundamentalmente por las direcciones traidoras del proletariado? Este es el peor cerco que sufren. La falsa consciencia e ilusiones democráticas de las masas surgen como producto de su aislamiento y de la traición de la dirección del proletariado internacional.
¿Por qué no se ponen en el lugar de las masas que están a punto de ser masacradas por los fascistas, y aisladas del proletariado internacional? Las masas pasan por un período de ilusiones en que la OTAN las va a ayudar, y que el gobierno de CNT es la posibilidad para que ello pase y no las maten.
Justamente la política del imperialismo, con su agente fascista, su agente “democrático” y las direcciones contrarrevolucionarias apunta a que las masas piensen así.
Pero hay una cuestión. Las masas ven que los días pasan y en Bengasi no se resuelve ni el hambre, ni en Misarrata se avanza contra las tropas fascistas de Khadafy. Las masas harán su experiencia. La lucha por una dirección revolucionaria ya es decisiva para facilitarle a las masas esta experiencia. Pero con sus conclusiones y posiciones, camaradas, ustedes lo que hacen es retrasar la constitución de un partido revolucionario en los acontecimientos.
Ustedes no logran descifrar el plan de la contrarrevolución ni lo comprenden. No ven cómo la burguesía, cuando peligra su propiedad, agudiza todos sus instintos y utiliza a todos sus agentes, como hoy lo vemos en Palestina.
Esa es la tragedia. Ese es el plan que se impuso provisoriamente. Nuestra política es explicar pacientemente a las masas esto que aquí planteamos, como Lenin lo hizo en sus Tesis de Abril frente a los soviets colaboracionistas y conciliadores.
¿Qué quieren ustedes? ¿Que las masas ya comprendan esto antes de hacer su experiencia, y que las milicias enfrenten ya al CNT y a todos sus generales en Bengasi, que son apenas un puñado? Eso lo harían si tuvieran una dirección revolucionaria al frente, que ya les hubiera hecho comprender esta conclusión, insistimos, a partir de su propia experiencia. De eso se trata nuestra tarea actual. Y cuando ello está planteado, ustedes dicen: “nos vamos de la milicia, porque ya es burguesa; hagamos un partido revolucionario (en el vacío) y soviets paralelos”.
Contra eso, nuestro programa es el que venimos planteando desde el centro. Es decir, expropiar a la burguesía para ganar la guerra. Requisar sus bienes para la guerra. Expropiar todos los almacenamientos y la agroindustria. No entregar las armas. Expropiar el petróleo bajo control obrero, para que con su venta se consigan armas y alimentos para triunfar. Desconocimiento de todos los acuerdos y pactos de entrega de la nación firmados por el CNT. Ninguna confianza en los generales y burgueses khadafistas en la retaguardia, hay que romper con ellos. Solamente un gobierno provisional de las milicias y los comités obreros y populares de Bengasi y Misarrata podrá ganar la guerra, llegar a Trípoli, dar el pan a los explotados, y expandir la revolución a todo el Norte de África y Medio Oriente.
Solamente con un programa así, para conquistar esto, millones de obreros de Egipto y Túnez entrarían a pelear de forma decisiva en Libia junto a la clase obrera de ese país contra las tropas fascistas de Khadafy y la OTAN. Así el proletariado podrá dirigir a la pequeñoburguesía y ganar la guerra con el método de la revolución socialista. Esto le permitirá a la clase obrera y sus aliados, mientras combaten en la primera línea por aplastar al fascismo de Khadafy, crear las condiciones para derrotar al frente popular en la retaguardia.
Este es el álgebra revolucionaria que sacamos como lecciones de las revoluciones y del programa de la IV Internacional. Este es un programa fuertísimo para disolver las tropas de Khadafy, sublevar al proletariado internacional y de Medio Oriente.
Desde la FLTI en Honduras, cuando se enfrentaba el “demócrata” de Zelaya contra el golpe proimperialista en ese país, planteábamos lo mismo que Trotsky en España: No somos neutrales en el enfrentamiento contra el golpe bonapartista en Honduras ni contra el levantamiento fascista de Franco. Con el método de la revolución proletaria “defendemos a la democracia mientras no la podamos derrotar, y creamos las condiciones para su derrocamiento”.
Luego volveré sobre esta cuestión, puesto que ustedes tienen la política ultraizqueirdista de considerar que la socialdemocracia y el fascismo son lo mismo y que, a los dos, el proletariado debe combatirlos de la misma forma y con el mismo método. Aquí tienen otra confusión y un grave error.
Ustedes no comprenden que hoy el CNT no se asienta en la masacre de la clase obrera, sino en el engaño y cooptación de sus organizaciones. En cambio –y los obreros esto lo entienden bien- si se impone el régimen fascista de Khadafy, lo hará sobre la base del aplastamiento de todas las organizaciones de las masas, inclusive del agente “democrático”, después de haber sido utilizado y ya no le sirva al imperialismo.
Trotsky afirmaba: “¿Fascismo y democracia burguesa son lo mismo? sí, son todos agentes del imperialismo, como Franco y Azaña en España. Pero mientras no podamos derrotar a Azaña, ¿somos neutrales en el combate contra Franco? ¿O combatiendo con él, con el método de la revolución proletaria y el programa de expropiación de la burguesía, creamos las mejores condiciones para derrotar y aplastar también a las fracciones burguesas “democráticas” que impiden el triunfo en la guerra y a cada paso desorganizan a las masas?”
Es un problema que ustedes no vean esta cuestión o se la hayan olvidado. Es decir, que el gobierno provisional de Kerensky no era lo mismo que Kornilov, que avanzaba a aplastar al soviet.
La política bolchevique de frente único para aplastar a Kornilov fue lanzada audazmente sobre los Mencheviques y SR, sosteniendo a Kerensky como la soga a un ahorcado. Esta política preparó las condiciones para demostrar que Kerensky prefería a Kornilov y aplastar a los soviets antes que fortalecerlos para que éstos aplasten a Kornilov. Quedó claro ante la clase obrera y los campesinos que Kerensky colaboraba con el partido kadete que había traído a Kornilov a Petrogrado.
Con esta política, que no consideraba que Kornilov y Kerensky fueran lo mismo, aunque los dos fueran agentes del imperialismo ruso en la guerra, pudo el bolchevismo crear las condiciones para tomar el poder, ganándose la dirección del proletariado y ganándose al campesinado, no sin antes partirlo y dividirlo como hizo con los SR de izquierda, acordando su programa agrario. Es decir, establecieron UN GOBIERNO OBRERO Y CAMPESINO, APOYADO EN LOS SOVIETS, DIRIGIDO POR EL PARTIDO REVOLUCIONARIO. Este partido, dirigiendo al proletariado, convenció al campesino que solo tomando el poder, acaudillado por el proletariado, se podría terminar con la guerra, expropiar al terrateniente para conquistar la tierra y expropiar a la burguesía para liquidar a los usureros.
¿Están de acuerdo con esta política para enfrentar a Khadafy, la OTAN y los contrarrevolucionarios del CNT de Bengasi? ¿Sí o no?
Bajo el cerco impuesto a la revolución en Libia, debido a su desincronización y aislamiento respecto del combate del proletariado europeo y de toda la región, la OTAN garantiza que se quedará allí hasta que sus dos agentes cumplan su misión. Es decir, que no quede ni vestigio de las organizaciones que impusieron insurrecciones triunfantes locales de las masas explotadas. Esto lo hará, ya sea aplastándolas con la contrarrevolución fascista, o bien, con los generales “democráticos” sirvientes del imperialismo aplicando un verdadero plan de contrarrevolución desde la retaguardia.
Los sinvergüenzas de los partidos socialimperialistas de EEUU y Europa, muy sueltos de cuerpo, afirman hasta el día de hoy que “no hay condiciones para hacer una huelga general revolucionaria en Europa”. Afirman que, “debido al atraso de las masas, está cercada la revolución en Libia”.
Sin embargo, fueron ellos, los partidos socialimperialistas, quienes separaron el combate de los obreros inmigrantes -que mueren como perros en el Mediterráneo o cruzando de México a EEUU- del proletariado de los países centrales. Estos partidos ahora dicen que las revoluciones en el Norte de África y Medio Oriente son “revoluciones democráticas”, o bien, que “ya están derrotadas”.
Con esto, terminan aconsejando a los explotadores del planeta que se queden tranquilos, porque “ya sacaron a la revolución del medio”.
Ya antes la burguesía había afirmado que “la guerra de clases la estaban ganando ellos”, por lo que los yuppies de Wall Street invirtieron en los commodities, haciendo subir su precio, mientras les decían a Khadafy y Ben Ali que aumenten los precios de los alimentos en un 200% porque “no pasaba nada”, y cuando lo hicieron se enfrentaron al inicio de revoluciones obreras y socialistas.
Así, los partidos socialimperialistas se muestran como malos informantes de los explotadores. El SEP no se ha dado cuenta que Misarrata tiene una plaza en España, es la de los Indignados. Los partidos socialimperialistas también tienen una casa en España, que es la de las direcciones de la UGT y las CCOO, que se están cuidando muy bien de no unir a los obreros ocupados y sindicalizados, que trabajan bajo el terror del crack y la desocupación, donde la inmensa mayoría de la clase obrera no cobra, está desocupada, no recibe su jubilación, etc.
Luego estos señores eruditos se quejarán del “bajo nivel de consciencia de las masas”, cuando son ellos los carneros y rompehuelgas. Así lo demuestran ahora en los combates de España, Grecia, Italia y un millón de veces más en el Norte de África y Medio Oriente, en particular en Palestina. Allí, todos apoyan el plan de Obama para que las masas palestinas reconozcan al estado sionista-fascista de Israel con las fronteras previas a 1967. Ellos han sido los últimos en llegar al campo de batalla y ahora son los primeros que se quieren escapar.
¿Con estas direcciones traidoras, agentes de Obama, podrá el proletariado, extendiendo la llama de Misarrata, “abrir el camino a la tercera intifada”?
Camaradas, ¿Por qué no denuncian a estos partidos? ¿Por qué no plantean cómo ligar Misarrata a la “tercera intifada”, que no es de otra forma que derrotando a los agentes de Obama en el proletariado mundial?
Les pido que reflexionemos juntos sobre esta cuestión. Estamos debatiendo problemas gravísimos de la revolución mundial. Personalmente, veo que vuestra posición ecléctica es muy peligrosa en relación a las consecuencias programáticas que, tarde o temprano, tendrá.
El carácter y la dinámica de las revoluciones que están en curso bajo la luz de la teoría-programa de la revolución permanente
Les vuelvo a insistir, aunque parezca pesado. Afirmo y reafirmo que estamos frente al inicio de revoluciones obreras y socialistas por la clase o la alianza de clases que la realiza; y por la clase a la que ésta se enfrenta (que no es otra que la burguesía y el imperialismo), como así también a su estado y a su propiedad.
Son revoluciones obreras y socialistas por el método de huelgas generales, revueltas e insurrecciones que éstas aplican contra los opresores. Esta es la definición de Lenin y su balance de la revolución de 1905 en Rusia (ver Carta a los Estudiantes Suizos de marzo de 1917)
Estas revoluciones obreras y socialistas que han comenzado, si triunfan bajo la dirección de un partido revolucionario, son las únicas que pueden resolver las tareas de la revolución democrática de terminar con la opresión nacional, el problema agrario y la ruina de las clases medias. (ver Tesis de la teoría-programa de La Revolución Permanente)
Estas revoluciones, en sus primeras fases, por su inmadurez (que como plantea Trotsky en las lecciones de febrero no consiste en el atraso o “la duda” de las masas, como ustedes plantean, sino en la relativa crisis de dirección) no se hicieron del poder y le entregaron el poder a la burguesía. Pero, pese a ello, conquistaron un régimen de dualidad de poderes (Ver las Tesis de Abril de Lenin y el capítulo sobre la dualidad de poderes de La Historia de la Revolución Rusa de Trotsky).
En el Norte de África y Medio Oriente, el doble poder vino de la tendencia de las masas a autoorganizarse; a derrotar a la policía y comenzar a armarse; a tomar la crisis en sus manos; a aplicar la democracia directa, derrotando a todos los gobiernos. Inclusive, las insurrecciones locales en Libia, al dividir el ejército, impusieron un semi doble poder con las milicias y los comités de soldados.
Justamente para impedir que la clase obrera y las masas lleguen a Trípoli y demuelan toda la maquinaria del estado burgués, se intenta imponer el plan actual de la contrarrevolución, que incluye, con el CNT en la retaguardia, controlar y manipular a las masas insurreccionadas.
¿Ustedes están de acuerdo con esta definición de la revolución? ¿O ven en Libia una revolución directamente socialista, ya que han sido resueltas las tareas democrático-revolucionarias, como el problema de la opresión nacional? ¿Sería esta revolución el siguiente paso, luego de las “revoluciones democrático-burguesas” que ya derrotaron a las autocracias? ¿Esta es su posición?
Ustedes, de ubicarse así, ya dan por resueltas en las primeras fases de estas revoluciones, el triunfo de una “revolución democrática”, que no les gusta y condenan firmemente, puesto que, según ustedes, el CNT controlaría a todas las masas insurrectas y ya habría liquidado todo organismo de doble poder.
Ustedes hablan de soviet de obreros y soldados. Sin embargo no plantean que los soviets son un doble poder irreconciliable con el estado burgués, por más colaboracionistas que sean. Es que no pueden haber dos “Guardias Nacionales” (una de la burguesía y otra de la clase obrera) y no pueden haber dos ejércitos (uno de los comités de soldados y otro de los generales que están, ya sea con el CNT o con las fuerzas contrarrevolucionarias de Khadafy). El plan de los capitalistas es liquidar el doble poder.
Nosotros estamos con Lenin: no pueden haber dos poderes dentro de un mismo estado. Ese es el rol del frente popular: disolver el doble poder desde adentro. Las tropas de la OTAN y de Khadafy están para aplastarlo.
Por eso, Kornilov, tuvo que ir a aplastar inclusive al soviet colaboracionista. De la misma manera, el imperialismo debe aplastar y derrotar a todo estado obrero que surja, aunque esté dirigido por una casta contrarrevolucionaria que lo somete a la burguesía mundial. Es que este estado obrero es, en sí mismo, un doble poder de clase que, objetivamente, es irreconciliable con la economía capitalista mundial.
Ustedes tienen una enorme confusión teórica. De allí el descarrilamiento en aspectos programáticos. Por eso les propuse estudiar en común. Ustedes se ofuscaron y se negaron.
Esta vez espero poder convencerlos, con estas cartas y documentos, que van mucho más allá que sacar una declaración sobre Libia. De lo que se trata es de atravesar juntos todo un período de revoluciones, contrarrevoluciones y guerras.
No nos digan que no planteamos el problema del partido. Esta cuestión no la resolvió en Rusia el partido bolchevique como una fuerza nacional, puesto que en ese terreno se adaptaba inevitablemente al gobierno provisional. Fue la izquierda de Kienthal y Zimmerwald de Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburgo y Liebknecht, la que pudo llegar a tiempo para poner al partido a la altura histórica de preparar una insurrección victoriosa.
Estas son las bases teóricas y programáticas de nuestras posiciones. Debatan con ellas si están en contra. No nos inventen posiciones que no tenemos. Si están de acuerdo con esto, el debate será cada vez más un debate táctico.
Opino que vuestra teoría es ecléctica y oscila entre la revolución permanente y la revolución democrática y socialista directa, que niega todo tipo de tareas democráticas en los países semicoloniales.
Esto no queda claro en sus opiniones desde el momento en que su programa sólo reclama “libertad”, como si ésta fuera posible sin terminar con la opresión nacional por parte del imperialismo.
Sobre esta cuestión, ustedes se alejan nuevamente de la teoría-programa de la revolución permanente. Si lo hacen, deben explicar por qué.
Ésta plantea en su tesis 2 que “con respecto a los países de desarrollo burgués retrasado, y en particular de los coloniales y semicoloniales, la teoría de la revolución permanente significa que la resolución íntegra y efectiva de sus fines democráticos Y DE SU EMANCIPACIÓN NACIONAL tan sólo puede concebirse por medio de la dictadura del proletariado, empuñando éste el poder como caudillo de la nación oprimida, y ante todo, de sus masas campesinas.” Es decir, no hay ninguna revolución intermedia “democrática”, ni una revolución socialista que no resuelva las tareas democráticas. Sin la alianza del proletariado con los campesinos, no se puede ni siquiera soñar en realizar las tareas democráticas. Ni siquiera se puede planteárselas seriamente.
Pero, sin la dirección del proletariado sobre el campesinado, será imposible el triunfo de la revolución como dictadura del proletariado. También afirmamos que sin un partido revolucionario internacionalista, esto no será posible, puesto que la revolución en un país no es más que un paso y un preludio de la revolución internacional, donde ella puede desarrollarse y triunfar a nivel mundial.
¿Acordamos con esto? Entonces adelante. Rápidamente despejaremos las limitaciones programáticas que todos podamos tener. Juntos vamos a encabezar la lucha contra la opresión nacional en los países semicoloniales. Esto último es lo que ustedes dicen que ya no está más vigente. Ello explica que hayan cambiado vuestro programa contra la opresión nacional por el de “libertad”.
Ante esto, quiero hacerles una última aclaración. El NPA y su dirección dijeron que liquidaban la dictadura del proletariado de su programa y anunciaban que el trotskismo ya no existía. Sin embargo, ante la evidencia de estas revoluciones obreras, éstos cínicos han manifestado que “hay que volver a la teoría de la revolución permanente de Trotsky, porque solamente la clase obrera puede conquistar, con su lucha revolucionaria, la democracia”; aunque para ellos ésta consiste en votar y elegir ‘libremente’ como ciudadanos a sus representantes.
Vuestra consigna de “Libertad”, si no está ligada a la ruptura de la nación oprimida con el imperialismo, queda reducida a una libertad formal de expresión y de voto como ciudadanos. Es peligrosísima.
Estamos ante revoluciones obreras y socialistas que están en sus inicios. Son magníficas revoluciones que, algunas de ellas, ya han conseguido brillantes victorias parciales, haciendo rodar las cabezas de Ben Ali, Mubarak y dejando tambaleando la de Khadafy sobre su cuello.
Como planteaba Trotsky en “¿Adónde va Francia?” refiriéndose a las revoluciones de Alemania, Austria-Hungría y más tarde en España: Sólo en Rusia el proletariado supo cómo crear un estado obrero; por causa de su dirección, estas otras revoluciones se quedaron a mitad de camino.
Otro embrollo de vuestra declaración sobre Libia
En su declaración me acaban de traducir textualmente lo siguiente: “¿Por qué los bolcheviques impusieron comisarios y comités obreros de control sobre los oficiales y los oficiales ex-zaristas que pasaron del lado de la revolución? Era para imponer el control proletario. Sin los pasos hacia los cimientos proletarios de las milicias y los cimientos del partido proletario, son meros comités populares (con muchos miembros muy valientes, pero la valentía no basta), dominados por la pequeño burguesía, que podría llevar a la separación de las milicias de las masas (desarrollándose como una guerrilla por fuera de las masas, con ninguna política de unificación de los obreros inmigrantes y locales como la base de la revolución y más bien para actuar como un banda especial de hombres armados, peleando en nombre de las masas). Esto lleva a resurrección del régimen de Kaddaffi sin Kaddaffi.”
Creo que, realmente, estamos frente a un enredo. Lo que puede llevar a la milicia a un desarrollo “por fuera de las masas” es su derrota militar como milicia y comités de soldados, y como guardia de defensa de todo Bengasi.
Ello llevaría a la milicia y los comités de soldados (que ustedes desconocen) a una resistencia desesperada, “por fuera de las masas”, que también serían derrotadas y aplastadas si triunfa la contrarrevolución.
La política pequeñoburguesa y de aislamiento de los obreros inmigrantes y locales es la del Foro Social Mundial, de las centrales sindicales europeas, que controlan a la UGTT en Túnez y a los sindicatos de Egipto. Ellos son enemigos de llamar a los obreros de esos países a entrar a combatir en las milicias en Bengasi.
Insistimos, la crisis y la impotencia de la milicia y los comités de soldados es la traición de las burocracias y aristocracias obreras de los sindicatos tunecinos, de Egipto, del Foro Social Mundial y los partidos socialimperialistas europeos. ¿Lo van a decir o no? ¿O les van a seguir cubriendo la espalda, echándole la culpa a las masas, que sin dirección revolucionaria y con todas las direcciones traidoras del planeta cercando su lucha, combate como pueden, de forma desesperada?
El problema no es la milicia. El problema son las direcciones traidoras del proletariado y de las milicias. ¿Cómo van a hacer los obreros de Egipto y Túnez para entrar a combatir en Misarrata, Trípoli, Bengasi, si ustedes no les plantean que hay que derrotar al frente 14 de Enero, a la UGTT, a los burócratas sindicales de los sindicatos de Egipto que, con los “socialistas revolucionarios”, posan de “democráticos” en ese país?
¿Cómo van a entrar a combatir y dar su vida los obreros y jóvenes de Egipto y Túnez, con las direcciones de esos países llamándolos a votar en elecciones a constituyentes, como hacen todos los partidos socialimperialistas? ¿Cómo vuestra propuesta de declaración que nos han enviado no plantea esta cuestión central y decisiva, para que triunfe y se generalice Misarrata a nivel internacional?
¿Cómo construir las brigadas internacionales de obreros inmigrantes sin derrotar a las direcciones traidoras en Egipto, Túnez y al Foro Social Mundial? ¿Por qué no plantear brigadas internacionales de las organizaciones obreras de Grecia, España y toda Europa para combatir en Libia, Misarrata y todo el Norte de África, en un combate común?
¿Les van a exigir a todas las centrales sindicales stalinistas y socialdemócratas que llamen a congresos comunes con los obreros de Egipto, Siria, Libia para entrar a combatir juntos, para parar los puertos, cercar las tropas de la OTAN, no cargar sus barcos y marchar a huelgas generales revolucionarias en toda Europa?
Si no llaman a hacer esto, es decir, a derrotar a las direcciones traidoras que cercan la revolución y, por el contrario, le echan la culpa de todas sus limitaciones a las masas, que luchan como pueden… ¿cómo hacer partidos revolucionarios realmente internacionalistas? ¿Con qué tareas, si no es la de combatir a las direcciones traidoras a nivel internacional y en su propio país? Sin derrotarlas, ¿cómo dirigir a las masas y al proletariado?
Vuestro justo combate por poner en pie partidos revolucionarios en la revolución misma queda, así, vacío de contenido. Lo plantean de una forma totalmente nacional, es decir, ¿Se pueden construir partidos revolucionarios sin la IV Internacional para derrotar a las direcciones traidoras? ¿Solamente se refunda la IV Internacional poniendo en pie un partido revolucionario desde Libia? Creemos que es exactamente al revés, que la revolución mundial no es una suma de revoluciones nacionales, y que la IV Internacional no es una suma de partidos que surgen de estas revoluciones. Opinamos que sin la IV Internacional, sin un centro internacional, no hay ninguna posibilidad de poner en pie partidos revolucionarios nacionales que tomen el poder.
Hay una sola revolución internacional, que combina distintas tareas en distintos países, sean éstos oprimidos, opresores o estados obreros. Hay una sola revolución socialista internacional, de la cual las revoluciones nacionales no son más que su subproducto, combinadas con las particularidades nacionales.
Es por ello que vemos un planteamiento totalmente abstracto en vuestra lucha por poner en pie partidos revolucionarios.
El que no lucha contra las direcciones traidoras, no lucha por poner en pie partidos revolucionarios. Desde este punto de vista, vuestra declaración no puede salir así. En este punto, vuestro borrador debe ser corregido.
No tiene ninguna denuncia al Foro Social Mundial, ni a los partidos socialimperialistas, ni a las burocracias sindicales, ni plantea un camino de cómo derrotarlos para romper el cerco a Libia. Parecería ser que para ustedes el único enemigo es la milicia y sus limitaciones, que “son evidentes”. Eso no está bien. Se han ofuscado con las masas y no con las direcciones que las traicionan.
INSISTO, ESTÁN OFUSCADOS CON LAS ORGANIZACIONES DE LUCHA DE LAS MASAS Y NO CON LAS DIRECCIONES TRAIDORAS DEL PROLETARIADO.
Vuestra declaración merece ser enmendada en un 100% en este punto. La FLTI se puso de pie con la premisa del combate contra las direcciones traidoras. Ustedes no la pueden abandonar. ¡No la abandonen! ¡Levanten nuevamente las banderas del combate contra las direcciones traidoras! ¡Declárenle la guerra! Sólo eso nos dará autoridad a todos para combatir por una dirección revolucionaria de las milicias, los comités de soldados y la clase obrera de todo Medio Oriente, Europa y a nivel internacional.
No tengo dudas de que esto ha sido un olvido. Pero, ¿no será que están más ofuscados y enojados con el centro, que intenta buscar un camino revolucionario, que con las direcciones traidoras que realmente son las que están estrangulando la revolución?
Los llamo a terminar con ese subjetivismo, que no los ayuda a formular una política revolucionaria ni a corregir los errores que podamos tener.
Ustedes se han subjetivizado. Pero creo firmemente que es por las diferencias teóricas y programáticas que comienzan a existir, y que son reales.
Ustedes han planteado, durante meses, todas las capitulaciones al stalinismo, la burguesía, etc. que nosotros, según ustedes, teníamos. Lo han intentando demostrar, sin lograrlo. Nosotros tenemos el mismo método de plantear vuestras adaptaciones y capitulaciones, que están concentradas en vuestra declaración, tanto por lo que dice como por lo que no dice. Y las demostraremos. Lo hacemos con el ánimo camaraderil de convencerlos en lo que están equivocados.
Un error en la analogía entre la política para derrotar los ejércitos burgueses y dividirlos; y el programa para formar el ejército rojo
El consejo que ustedes dan sobre cómo dirigió el bolchevismo el Ejército Rojo contra 14 ejércitos imperialistas, usando a los viejos oficiales zaristas durante la guerra, no tiene ninguna analogía política ni programática con el programa para que triunfe la revolución socialista destruyendo los estados y ganando a la base del ejército. Es una analogía desafortunada.
La comparación que ustedes hacen no tiene género próximo. Un elefante y una mesa tienen los dos cuatro patas, pero no se pueden comparar. Uno es un mamífero y el otro es un objeto.
El programa para poner en pie un ejército regular del estado obrero soviético, no puede ser el mismo que para romper el ejército burgués en cada revolución.
En el último caso, con la milicia obrera tirándole un tiro al oficial en la cabeza, le damos fuerza al soldado para que se pase al bando de la revolución. No dejamos que el oficial entre al comité de soldados, porque los oficiales expresan a la burguesía en el ejército y no hay oficiales “progresistas”, como decía el stalinismo, que se pasen al campo de la revolución para expropiarse ellos mismos.
Otra política y otra situación muy distinta es cuando el proletariado domina el estado con su partido revolucionario. Al oficial zarista le quedaban dos alternativas: o ayudaba al soldado y al obrero en el arte de la guerra o, de lo contario, le pasaba como al oficial en la revolución de febrero y octubre (recibía un tiro en la cabeza).
Camaradas los llamo a la reflexión. No se puede tirar cualquier cita y confundir para ganar un debate.
¿Por qué no dicen que apoyan la posición del centro de que “no se entregan las armas” y que si los oficiales khadafistas (ahora devenidos en “democráticos”) quieren copar la milicia, les planteamos que los comités de soldados, los milicianos y los obreros elijen a sus jefes en el campo de batalla, y que no reconocen a ningún oficial proveniente de la casta de oficiales asesina de Khadafy? Si esto no lo tiene incorporado la milicia, es nuestra obligación plantearlo y luchar por ello.
De la misma manera, luchamos en los sindicatos por delegados revocables, por que los dirigentes se subordinen a las resoluciones de la asamblea, etc. Esa es nuestra lucha en los sindicatos. No porque el sindicato no funcione así decimos que no sirve. Combatimos dentro de ellos con nuestro programa.
En el 99% de los sindicatos del mundo no se eligen a los dirigentes. La burocracia pagada por los estados burgueses le rompe la cabeza a los obreros, etc. No por eso decimos que los sindicatos dejaron de ser sindicatos. Tampoco llamamos a hacer sindicatos paralelos.
Luchamos por una dirección revolucionaria de los sindicatos con ese programa de democracia obrera, como lo hacemos dentro de la milicia y de todas las organizaciones soviéticas de las masas.
Un fuerte abrazo
Carlos Munzer