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07/03/2011

Camaradas de la WIVL:

El día sábado nos fue entregada vuestra declaración del 01 de marzo ya traducida. Recién termina la traducción de vuestra carta del 6 de marzo que nos la han hecho llegar los camaradas del equipo de traducción.
Coincidimos en que todos estamos abrumados con la velocidad de los hechos e intentando dar respuesta a los mismos. Estamos estudiando vuestra crítica expresada en vuestra nota del 06/03. En esta carta intentamos responder a vuelapluma las primeras impresiones sobre la nota que ustedes nos han enviado.
Ustedes ven un error en nuestra política. Creemos que, esencialmente, según ustedes nosotros no tenemos una política precisa para la intervención independiente de la clase obrera en los procesos revolucionarios que están en curso. Por esta vía, según ustedes, le haríamos el juego a la política de las direcciones reformistas y de las clases medias dirigidas por la burguesía que intentan licuar el peso de la clase obrera en la lucha revolucionaria como un camino para destruir los organismos soviéticos que están surgiendo. Queremos saber si ésta es la esencia de vuestra crítica.
Creemos que en toda discusión hay exageraciones o deducciones unilaterales de a dónde podría llevar tal o cual error en la política o en el programa. A esto lo consideramos argumentos polémicos, pero nos interesa buscar la esencia de las diferencias.
Es así que nos parece una exageración vuestro planteo de que al permitir que entren delegados de las clases medias en los comités populares nosotros estaríamos llamando a apoyar a los gobiernos provisionales. Cuestión que no es así, puesto que cualquiera que lea nuestros materiales verá que el eje de nuestro programa era y sigue siendo ¡fuera las manos de los generales asesinos de Gadafi que a último momento se ”pasaron” a las filas de los insurrectos! ¡Ningún apoyo a la burguesía, ministros, jueces, ingenieros y  jefes de los consejos de tribus que durante décadas sostuvieron al régimen contra los explotados!
En nuestras declaraciones también enfrentamos abiertamente a los gobiernos de colaboración de clases y en ningún momento llamamos a  elegir delegados a ningún organismo de masas para que entren a los gobiernos provisionales. Ustedes no podrán dar ni una sola cita de ninguna de nuestras declaraciones de que ello sea así. Vuestra comparación de que estaríamos a la derecha de Stalin en el 17 la consideramos una exageración polémica y una deducción de vuestra parte de hasta dónde nos podría llevar una política incorrecta a nosotros si no la cambiamos y nos corregimos, por ejemplo si no delimitamos en los “comités populares” a la clase obrera de los delegados y corrientes de la pequeño burguesía y la burguesía. Esto es lo que creemos entender que es lo central de vuestra crítica a nuestras posiciones. Es que tampoco creemos que tengamos la política de la dirección de Stalin,  antes que llegara Lenin a Rusia y escribiera sus Tesis de Abril, que llamaba a apoyar las medidas progresivas del gobierno provisional y a criticar las medidas reaccionarias, imponiéndole con esto un verdadero curso centrista al partido bolchevique. Sobre esto tampoco podrán encontrar ninguna cita en nuestras declaraciones.
Como ven, nos interesa no hacer debates sobre a lo que podría llevar una posición nuestra incorrecta, sino que queremos entender y comprender lo esencial de vuestra crítica para corregirnos en lo que ustedes nos convenzan. Es más, ustedes plantean que los dejemos a ustedes corregir estos errores. No tenemos ningún problema, estamos totalmente abiertos a ello. Por supuesto, que lo ideal sería darnos un tiempo para precisar el debate tal cual ustedes plantean, con serenidad para poder abordar temas tan difíciles y complejos. Nosotros también, por la velocidad de los hechos, no nos hemos podido explayar sobre los matices que efectivamente existen, que comenzaron a surgir y esbozarse sobre los primeros debates alrededor de la cuestión de Túnez en enero en la cuestión de la alianza obrera y campesina, y por lo tanto, en relación a esta alianza en los soviets y en la lucha por la dictadura del proletariado. Como acordamos en enero, las diferencias que habían surgido son sólo del 1%, estas mismas diferencias ahora vuelven a salir a la luz en la cuestión de Libia.
Pues bien, creemos las mejores condiciones para reflexionar y debatir al respecto. Quizás no percibimos que emergían estas diferencias entre nosotros puesto que, como verán,  estamos en una discusión abierta y durísima contra todas las corrientes de renegados del trotskismo y del estalinismo que plantean que lo que existe en Medio Oriente y el Norte de África es una gran revolución democrática, como lo plantea el morenismo, el clifftismo y toda la izquierda norteamericana y europea. Es más, el mismo SWP inglés que ustedes denuncian, plantea como esencia de su política que lo que hay en Medio Oriente es una revolución democrática. Esto es porque todos son de la izquierda de Obama y se ubican como ala izquierda de presión sobre los gobiernos provisionales o de transición a los que les proponen hacer asambleas constituyentes para “democratizarse” hasta el final, están todos tras los pasos del stalinismo y la teoría de revolución por etapas. Desde nuestro punto de vista la crítica central al reformismo, como la del trotskismo en España o Francia de los 30 al stalinismo, pasa por teoría-programa de la revolución permanente versus teoría-programa de la revolución por etapas.
Tenemos también un debate contra los que pregonan el frente único antiimperialista dentro de nuestra corriente como con la FT de Brasil, con ellos está planteada una discusión donde hay que reafirmar que ni el imperialismo “democrático” ni mucho menos la burguesía nacional puede resolver la cuestión agraria y la independencia nacional como hiciera la burguesía en sus revoluciones burguesas del  siglo XVIII y XIX. Las tareas democráticas sólo pueden ser resueltas íntegra y efectivamente por la dictadura del proletariado que las resolverá combinándolas inevitablemente con tareas socialistas de expropiación a la burguesía. Estos debates ustedes los tienen en sus manos ya traducidos al inglés.
Estamos también en una franca lucha política abierta con los camaradas de la JRCL y estamos terminando un documento de respuesta sobre la cuestión del movimiento islámico, donde ellos ven que éstos juegan un rol progresivo en los acontecimientos que se están sucediendo cuando en realidad juegan un rol reaccionario cuando no, contrarrevolucionario, como verán en la carta que ya les estaremos enviando traducida al inglés entre el jueves y viernes.
Como en todo proceso revolucionario lo que está en cuestión es la teoría-programa de la revolución permanente del trotskismo versus la teoría-programa de revolución por etapas del menchevismo.

Como verán, estamos en una discusión con los renegados del trotskismo sobre el carácter, las tareas y el programa de las revoluciones que han comenzado.  Muchas de esas discusiones y debates se expresan como matices, como  es inevitable, al interior del movimiento revolucionario. En el bolchevismo fue así, como también en la IV Internacional. Así, en las discusiones internas como éstas que estamos desarrollando, al decir de Lenín, el bolchevismo conquista el mejor programa para que triunfe la revolución. En esa lucha estamos todos combatiendo, tanto ustedes como todos los grupos de la FLTI con el programa conquistado en decenas de procesos revolucionarios en los que hemos intervenido en común.

Como considerábamos que con ustedes había matices de formulaciones que veíamos que podíamos ir corrigiendo en común, no nos percatamos de las críticas más profundas que ustedes tenían sobre nuestra política actual. Insistimos, queremos que tengan las mejores condiciones para colaborar para que todos nos corrijamos y ajustemos el mejor programa de la FLTI para intervenir en los procesos revolucionarios.
Por ello, en esta carta, lo primero que queremos hacer es precisar con claridad lo que nosotros creemos que son las diferencias de ustedes con nosotros, más allá de las exageraciones polémicas. Y éstas diferencias son sobre cómo interviene de forma independiente la clase obrera en los procesos revolucionarios que se están abriendo y en los organismos de autoorganización y soviéticos. Ahí está el debate y creemos que está la diferencia. Los procesos son muy complejos. Toda nueva revolución plantea nuevos problemas al marxismo que deben ser abordados con el método del marxismo. Nuestra lejanía de los acontecimientos inclusive nos puede estar confundiendo a nosotros mismos sobre los organismos que se están dando las masas y la clase obrera para el combate. Estamos abiertos, insistimos, como siempre ha sido, sin ningún tipo de prestigio a corregirnos si se nos convence. Sabemos que lo mismo sucede con ustedes y con todos los grupos de la FLTI que sólo buscamos la verdad revolucionaria. Entonces, tenemos que buscar las mejores condiciones para que ustedes nos corrijan en primer lugar si opinan que estamos equivocados y para que se expresen las posiciones de todos los grupos de la FLTI.

Nos parece muy bien que se tomen las próximas dos semanas para aportar en este debate, lo mismo nos comprometemos a hacer nosotros. Es que hay que responder diariamente a acontecimientos y, a la vez, debatir matices y posiciones al interior de la FLTI como hacia afuera. De nuestra parte queremos tranquilizarlos, queremos se tomen el tiempo que consideren necesario para corregir nuestras posiciones, para elaborar vuestras críticas, etc. Es más, los alentamos a que sigan interviniendo con sus posiciones que nosotros consideramos principistas aunque discrepemos en muchas de ellas, lo mismo está haciendo la LTI de Bolivia con su declaración sobre los acontecimientos de Bolivia.
De cara a las masas vamos a ir ajustando nuestra política, corrigiéndonos juntos, probando en la vida misma la justeza de los programas y caracterizaciones en los que hoy, en algunos puntos, tenemos diferencias.
Siempre tuvimos todos y tendremos garantías de un debate democrático. Insistimos, como vemos en vuestra declaración del 01/03 no tenemos diferencias esenciales sobre lo que está escrito, más allá de que creemos que confunden por momentos los organismos soviéticos donde la clase obrera acaudilla a los sectores arruinados del campo y la ciudad y, por otra parte, llaman a hacer soviets “solamente de obreros y soldados”. Esto lo consideramos una imprecisión, o quizás una confusión. Quizás ustedes estén confundiendo el carácter de un organismo u organización que se dan las masas para luchar con el carácter de su dirección, que la empuja al colaboracionismo de clases, etc. Tal como sucede con los sindicatos, por dar tan solo un ejemplo. Pero es una impresión que nos surge de leer vuestra carta. Así mismo creemos que ustedes subestiman el rol de la crisis de dirección, en la medida en que vuestra declaración de Libia del 01/03 ustedes no plantean que la falta de una dirección revolucionaria es la causa fundamental que impide que el proletariado logre centralidad y la dirección de los organismos de lucha de las masas. Es que sin una dirección revolucionaria, como sucedió en los soviet de febrero a octubre de 1917 en la revolución rusa, el proletariado no puede ni ganar ni dividir a la clase media, ni superar la manipulación de la burguesía sobre sus organismos de combate.
Creemos entonces que ustedes subestiman la crisis de dirección en su última declaración (pero no opinamos que lo hagan siempre, insistimos, solo en la última declaración de Libia), y sobreestiman la capacidad del proletariado, que por su cuenta, pondría en pie la dirección revolucionaria de los soviet que ganaría la mayoría de los mismos.   
Hemos visto decenas de procesos revolucionarios con soviet y con mayoría absoluta y control por parte de la clase obrera, que fueron llevados a la derrota por traición de la dirección del proletariado (como por ejemplo los cordones industriales chilenos, la COB en Bolivia del ‘52, la revolución portuguesa, el proletariado francés dirigido por el PC, no digamos nada de los consejos obreros de Alemania del ‘18-’19 y un larguísimo etc.)
En la revolución rusa misma, sin la existencia y sin la intervención directa de la izquierda de Kienthal y Zimmerwald y del partido Bolchevique, lo máximo que daban los soviet, inclusive con incidencia mayoritaria de la clase obrera, eran los obreros aguerridos de Viborg, o la dirección centrista y oportunista de Stalin. Fue la izquierda de Kienthal y Zimmerwald, es decir una dirección internacional, la que escribió las Tesis de Abril, poniendo al partido a la altura de las masas y a las masas a la altura de la revolución proletaria.
En fin camaradas, como vemos, hay debates apasionantes que demuestran que, si no es en un equipo común, debatiendo los puntos débiles que seguramente nosotros también tenemos en distintas magnitudes, será imposible que conquistemos un programa revolucionario.
Insistimos en que, separados país a país, estamos destinados a degenerar. Todos hemos sostenido eso. Justamente, en los momentos de revoluciones es cuando más equipo internacional hay que hacer. Todas nuestras propuestas tienden a profundizar ese camino. 

De nuestra parte, más allá de estos matices y diferencias, nosotros firmamos su declaración, porque estamos de acuerdo con luchar por la independencia de la clase obrera en los soviets y en que juegue un rol central y de dirección en el proceso revolucionario. Y esto, más allá de que opinemos que esa declaración, como las nuestras, pueden ser superadas contrastándolas en la vida misma, y a partir de ella ajustando nuestro programa en un equipo marxista, en donde la unanimidad no existe, y es muy sano que sea así.
En todo caso, la debilidad que le vemos a vuestra declaración del 1/3 es lo que le falta desarrollar, cuestión que haremos entre todos.
Queremos reafirmarles que todas vuestras cartas ya han sido enviadas a todos los grupos de la FLTI para que todos intervengan en este rico debate que se está abriendo. La mayoría de los grupos nos han planteado que les está costando, tal cual a ustedes, responder a las posiciones del SCI o de otros grupos de la FLTI y a la vez intervenir en los acontecimientos mismos.
Tenemos que darnos un lugar para la intervención y un momento para el debate al interior de la FLTI, que no le ate las manos a ningún grupo internacionalista revolucionario de nuestra fracción para la intervención, pero que a la vez nos comprometa a todos en un debate fraternal y democrático, con el tiempo necesario para desarrollar y explayar nuestras posiciones.
Si nos ubicamos así, podremos intervenir y no perdernos los procesos objetivos que están en desarrollo. Podremos llegar a los mismos, elaborando y debatiendo en equipo a nivel internacional.

Esto es importante porque urge dar una respuesta, de toda la FLTI, al SWP inglés y al NPA de Francia, que están jugando un rol central como agentes del Foro Social Mundial, como su ala izquierda, para estrangular los procesos que por izquierda están dando los procesos revolucionarios del norte de África y Medio Oriente.
El Foro Social Mundial, reunido en Dakar semanas atrás, está convocando a una “marcha” en Túnez, cuyo programa, indudablemente, es el de sostener al “Consejo para la Protección de la Revolución”, que es un verdadero frente popular para estrangular la revolución tunecina.
Tanto el NPA como la LIT han viajado a Egipto a entrevistarse con los “socialistas” de ese país, que dirigen algunas fábricas textiles muy importantes allí. Ellos plantean que “ha llegado el momento de construir grandes sindicatos”, y no de tomar el poder, ni de reagrupar los comités de fábrica y la milicia obrera, cuando la clase obrera en Egipto, al otro día mismo del levantamiento de la Plaza de la Liberación, embistió contra los capitalistas al grito de aumento de salario en centenares y centenares de huelgas, a pesar de la prohibición del gobierno de los generales. En estas huelgas, en muchos de los casos, consiguieron 1200 libras egipcias de básico, cuando el salario estaba en 300 libras egipcias. Esto demuestra que la burguesía sólo cede algo cuando está a punto de perder todo, y si la clase obrera no toma el poder, perderá toda conquista ganada en el capitalismo.
Todos estos partidos del Foro Social Mundial llaman a hacer “fuertes sindicatos” para presionar al gobierno “democrático” burgués que surge de una revolución que intenta ser estrangulada por el imperialismo. Pero, a pesar de ello, la burguesía no ha logrado aún estrangular los procesos revolucionarios que han comenzado.
Para nosotros, estamos viendo los primeros capítulos de un proceso revolucionario que se está desarrollando en toda la región, y el último capítulo está aún lejano de ser escrito.
Indudablemente, está a la orden del día que impulsemos, desde la FLTI, una ofensiva común contra el programa y la política del NPA, contra el FSM y todos los partidos socialimperialistas.
Más abajo plantearemos las elaboraciones que nosotros nos comprometemos a realizar. Pero, sobre esta cuestión, ¿habrá alguna posibilidad de que ustedes escriban un borrador de declaración para poder trabajarlo y firmarlo en común?

A partir de la constatación de estas diferencias que ustedes han planteado, nosotros estudiaremos hacia atrás todas las posiciones que hemos levantado al respecto y hacen a las críticas que ustedes hoy nos están realizando. Las estudiaremos objetivamente y buscaremos qué errores podemos tener en nuestro programa y nuestra política.
Hoy, afirmamos que nuestro programa y nuestra lucha es para que la clase obrera intervenga con su organización, con sus métodos de lucha y sobre todo con su programa, insistimos, con su programa, en el combate por dirigir y acaudillar hacia la toma del poder los procesos revolucionarios y los organismos de lucha política de masas que éstas pusieron en pie para luchar por el pan, por el trabajo y por el derrocamiento revolucionario de los gobiernos agentes del imperialismo.
Insistimos, revisaremos todas nuestras posiciones hacia atrás, para estudiar en qué tienen razón ustedes, y todo lo que nosotros veamos de incorrecto o impreciso lo plantearemos de inmediato y lo mismo llamamos a hacer a todos los grupos de la FLTI, es decir, estudiar de forma crítica todas las posiciones de este SCI.
Pero sí queremos dejar en claro que opinamos que en ningún momento nosotros hemos llamado a prestarle ni el más mínimo apoyo a ningún gobierno provisional de la burguesía, ni a intentar presionarlos, ni mucho menos hemos levantado una política de entrar a ellos mediante la elección de delegados de los organismos pre-soviéticos que las masas han puesto en pie en estos procesos revolucionarios.
Insistimos, creemos entender de la traducción de vuestra carta, que este planteo que ustedes hacen es una exageración polémica. Sino, hágannos llegar inmediatamente la cita donde nosotros planteamos eso, y la condenaremos públicamente.
Insistimos, una cosa es hasta dónde pueden llevar y confundir nuestras posiciones, y otra cosa muy distinta es llamar abiertamente a apoyar a un gobierno burgués, aunque más no sea críticamente, cuestión que es condenable desde todo punto de vista.

Les proponemos, junto con esto, el siguiente camino para ayudarnos a hacer un debate democrático y que todos podamos aprender de una experiencia de carácter histórico que están llevando adelante las masas:

a - El SCI constata que existen estas diferencias y por lo tanto seremos muy cuidadosos y consultaremos un millón de veces antes de asumir una posición pública como FLTI frente a los procesos revolucionarios que han comenzado, consultando a todos y cada uno de los grupos de la FLTI y solicitando su pronunciamiento. No vamos a avasallar las posiciones de ningún grupo de la FLTI, puesto que han surgido estas diferencias. Es nuestra obligación dar garantías extremas de intervención democrática hacia afuera de todos los grupos de la FLTI con sus puntos de vista y matices y, a la vez, todos los derechos democráticos para poder corregir lo que consideren que está equivocado en nuestra fracción internacional.
Esto se lo planteamos porque no vemos diferencias de principios. Es más, organizar un debate de los matices de diferencias que tenemos públicamente, sería un aporte a la formación de cuadros obreros internacionalistas.

b - Saludamos la intervención revolucionaria de los camaradas de la WIVL, a la que consideramos totalmente principista más allá de los matices y diferencias que efectivamente tenemos. Asimismo, saludamos la intervención de todos los grupos de la FLTI y el esfuerzo internacionalista que están realizando para llegar a tiempo a los acontecimientos. Llamamos a todos a intervenir con las posiciones revolucionarias que hacen al programa de la FLTI, conquistado en común.
Es posición de este SCI que en el caso de que haya matices o diferencias con las posiciones que emitimos frente a acontecimientos que están desarrollándose de forma veloz y tumultuosa, que cada grupo pueda, en base al programa común conquistado, intervenir como lo está haciendo la WIVL, con sus propios ajustes, matices y posiciones que hacen a cómo conquistar, en las mejores condiciones, una intervención revolucionaria del proletariado para que éste no sea disuelto en una marea pequeñoburguesa y no sea sometido a la burguesía “liberal”, que puede llevar al aborto los procesos revolucionarios que están en curso. Todas esas posiciones deben ser publicadas en todos los países y en todas las páginas web de todos los grupos de la FLTI.

c- Desde el SCI proponemos preparar para las próximas dos semanas un Correspondencia Internacional con toda la correspondencia y debate que hay al interior de nuestra corriente, para que todos los militantes sigan al día los debates y reflexiones que se están desarrollando, puesto que es necesario que la revolución misma sea una escuela de estrategia revolucionaria para formar cuadros internacionalistas y poder corregirnos para contrarrestar las duras presiones que tenemos sobre nosotros.

d- De parte del SCI nos comprometemos a presentar un documento desde el punto de vista teórico y programático sobre las revoluciones que han comenzado en el norte de África y Medio Oriente y su desarrollo actual:

I) Efectivamente debemos dar respuesta a los acontecimientos de Túnez, en donde para nosotros está  planteada la lucha para derrotar a las direcciones colaboracionistas de la UGTT y poner en pie un Congreso Nacional de los consejos obreros, de los comités de desocupados y de soldados, enfrentado al “Consejo provisional de defensa de la revolución” que es un verdadero organismo de frente popular para sostener al gobierno provisional formado por los ministros de Ben Alí y sostenido por el imperialismo mundial. Hay que preparar, con la derrota de las direcciones colaboracionistas de la UGTT, la toma del poder por parte de la clase obrera, sus milicias y comités de soldados arrastrando tras de sí a todas las masas explotadas que han entrado al combate, bajo la dirección de la UGTT sin burocracia colaboracionista y junto a los consejos obreros y los comités de soldados y desocupados.

II) Debemos responder a los nuevos acontecimientos de Libia, puesto que allí la insurrección se ha transformado ya en una guerra civil, donde está claro que la burguesía “opositora” intenta transformar a la revolución en una guerra de campos burgueses, como en España lo hacía el frente republicano. Ha llegado la hora de abordar teóricamente esta cuestión, puesto que tal cual lo plantea la última declaración del SCI, la oposición burguesa “democrática” le tiene más pánico al triunfo revolucionario de las masas obreras en Trípoli que, con una insurrección armada, termine por derrotar al gobierno de Gadafi, que a las tropas de Gadafi mismas. Tropas con las que intentarán, sin Gadafi, reconstituir la banda de hombres armados del estado burgués.
Debemos dar cuenta de esta situación que nadie plantea en la izquierda mundial salvo nuestra corriente, la FLTI. Por crisis de dirección, la insurrección ha tardado en triunfar en Trípoli y se está abriendo una guerra civil donde se intenta someter al proletariado a una fracción de la burguesía “democrática”.
Desarrollaremos desde el SCI, lo que consideramos el programa tradicional del trotskismo frente a la guerra civil española, que estaba basado en que para ganar la guerra había que expropiar a la burguesía y tomar el poder.
Mientras combatimos en el “campo republicano”, luchamos porque la clase obrera tome la dirección de la guerra y expropie a la burguesía y, en este caso al imperialismo, en todos los territorios que ocupa, expropiando toda la cadena de importación y comercialización de alimentos, que garantice que éste esté al servicio de alimentar a la clase obrera y los combatientes que están en el frente. Levantamos un programa que llame a comités obreros que controlen los puertos y las empresas petroleras, para cambiar y exportar petróleo por armas y alimentos para que triunfen los explotados en la guerra civil, lo que equivale a expropiar todas las propiedades del imperialismo y de la burguesía.
Un programa revolucionario es lo que lleva a que los combatientes del frente de batalla no sean manipulados por los generales y jefes de tribus burgueses, a los que hay que enfrentar con un verdadero programa de expropiación del imperialismo y la burguesía para ganar la guerra.
A esta cuestión la consideramos clave, puesto que, el avance de las masas revolucionarias en el frente que buscan afanosamente llegar a Trípoli, ha despertado la desesperación de los oficiales, que se enloquecen porque no pueden terminar de “adiestrar” a un ejército profesional del “campo republicano”.
En el frente de batalla están las masas revolucionarias y los soldados rasos. Así, la demanda no es otra de que los obreros y soldados elijan a sus jefes y los destituyan en cualquier momento en el campo de batalla.
La prensa imperialista está desesperada por la “anarquía” y “desorden” que hay en la ofensiva de los “rebeldes”. Tienen razón en estar preocupados. En el frente de combate contra las tropas asesinas de Gadafi y el imperialismo en Libia, la burguesía “democrática” no controla el frente de batalla, que es móvil. Las masas revolucionarias armadas avanzan (a pesar de la burguesía “democrática”, que lo intenta impedir para hacer un pacto con el imperialismo para sacar a Gadafi de Trípoli) porque saben que en cada ciudad las espera una insurrección que se levanta.
Es una guerra civil de clases, en la que el campo de los explotados intenta ser controlado por la burguesía y sus oficiales “democráticos”, y éstos aún no lo han logrado. Los combatientes saben que si lo que queda del ejército de Gadafi avanza, ellos y sus familias morirán.
Cada uno de ellos vale por 100 de los mercenarios de Gadafi, puesto que saben que en las ciudades, a su ingreso, los espera una insurrección que los defiende y les dará de comer.
Justamente, con un programa revolucionario para ganar la guerra civil e insurreccionar a la clase obrera de las ciudades, atacando la propiedad de la burguesía y el imperialismo, el proletariado contará con una filosa herramienta para expulsar a la burguesía “democrática” de los soviets y dirigir a las clases medias arruinadas que entran al combate.
La llamada burguesía “democrática” o “republicana” y su gobierno de transición no son más que una banda de conspiradores contra la heroica revolución obrera y de las masas explotadas, que pugna por derrotar a Gadafi y hacerse del poder.
La independencia de la clase obrera de la burguesía es levantar en los soviets un programa de expropiación de la burguesía, puesto que no alcanza tan sólo con proclamar que el proletariado debe intervenir de forma independiente con sus consejos.
Los soviets no caen del cielo, decía Trotsky. Han surgido como lo que son, con todas las contradicciones actuales. Se trata de dotar al proletariado de un programa y una dirección que le permita barrer a la burguesía y a sus agentes al interior de la revolución y sus organismos. Abandonar los comités populares y no liquidar la influencia de la burguesía sobre las masas insurrectas es negarse de antemano al triunfo de la revolución socialista, es decir, negarse a conquistar verdaderos consejos de obreros y soldados armados que se hagan del poder.
El imperialismo está aterrorizado con que este proceso de guerra civil por territorio, combinado con insurrecciones en las ciudades, se dé con la llegada a Trípoli de la “insurgencia”, combinándose con un proceso de levantamiento insurreccional de las masas de la capital de Libia, donde cada uno de los explotados tiene un muerto que vengar de los asesinos de Gadafi.
Es una carrera de velocidad, entre los oficiales y la burguesía del “frente republicano” por controlar a la insurgencia en la guerra civil, antes de que ésta llegue a Trípoli.
Cuando esta situación se aproxime, sin duda, intentarán imponer miles de gobiernos fantasma, de transición o “democráticos”. Las condiciones de la guerra civil y la insurrección de Libia le volverán cada vez más difícil esta tarea a la burguesía. La intervención de los cascos azules de la ONU, si este proceso se da, será fundamental.
Sólo desde esta perspectiva, de dotar a la guerra civil de una dirección proletaria con un programa revolucionario, se podrá garantizar independizar los intereses de la clase obrera de la burguesía en la guerra civil misma, y demostrar a los explotados de que sus intereses son irreconciliables con los de los explotadores. Tan irreconciliables son, como lo muestra la guerra civil misma que hoy la sostiene la clase obrera, los soldados rasos y la juventud desocupada en el campo de batalla.
En el frente de batalla, afirmamos, no hay un solo oficial pasado a último momento al bando “democrático”, ni un sólo burgués o hijo de la burguesía que haya dado la sangre por la revolución. En el frente de batalla sólo están las fuerzas de los explotados, que tienen a su alcance expropiar sin pago todas las empresas imperialistas y los bancos, en los territorios y ciudades que se ocupan, ahí está el dinero para conseguir pan, armas, para enfrentar a la burguesía y al imperialismo.

III) El desarrollo de la guerra civil en Libia plantea la imperiosa necesidad de una intervención independiente de la clase obrera mundial de forma inmediata.
La UGTT de Túnez, los consejos de obreros, desocupados y soldados con los emigrados de la guerra deben poner en pie una milicia que entre ya a combatir a Libia. Allí se juega el futuro de la revolución tunecina. Esta tarea llevará a la clase obrera de Túnez a terminar de liquidar al ejército, a su casta de oficiales y al gobierno de la burguesía y el imperialismo de Ben Alí sin Ben Alí.
Esta misma tarea tiene la clase obrera de Egipto y todo Medio Oriente. ¡Por milicias obreras para combatir en Libia! ¡Hay que bajar de los tanques a los oficiales de Mubarak y poner en ellos junto a los soldados rasos, a los obreros revolucionarios de todo Egipto!
No puede ser que la V Flota norteamericana y la OTAN se apresten a intervenir y que la clase obrera mundial no se apreste a intervenir de forma inmediata en los combates en Libia, ahí se define en lo inmediato el futuro de la clase obrera del norte de África, Medio Oriente, Europea y mundial. Desarrollar esta cuestión como la tarea de la clase obrera de paralizar la maquinaria de guerra al interior de las potencias imperialistas será parte de una campaña que propondremos a todos los grupos de la FLTI no bien esté la declaración.

 

Esperamos vuestras respuesta a estas propuestas, pero desde ya tengan el compromiso nuestro que en los próximos días intentaremos realizar una colaboración con la crítica que nos están haciendo y allí mismo les adelantaremos las reflexiones teóricas y programáticas que describimos más arriba sobre los acontecimientos que no dejan de desarrollarse velozmente en el norte de África y Medio Oriente.

Queremos que sepan, asimismo, que estamos largando una ofensiva sobre los grupos de izquierda tunecinos y de Egipto, con todas las posiciones elaboradas por todos los grupos de la FLTI. Inclusive, estamos intentando establecer una relación para llegar a un diálogo con alas que puedan desprenderse de los “Socialistas” de Egipto.
Para ello, que entren en esta ofensiva los camaradas de Zimbabwe, que vienen de una ruptura del cliffismo, sería decisivo para escindir a este grupo que tiene cierto peso en la clase obrera de Egipto.
Es que hay que poner todas las fuerzas de la FLTI para ajustar nuestra teoría y programa, y para llegar ya a los acontecimientos que estamos viviendo.
Llegar a Francia, como ustedes plantearon, en su momento era una cuestión decisiva para la FLTI. Para nosotros, hoy llegar a Túnez, con nuestro programa y política revolucionarios, se torna decisivo.
Ayer, combatimos al ELAC en el continente americano. Hoy, el desafío de combatir al Foro Social Mundial en el norte de África y Medio Oriente es el camino más corto para llegar a los procesos revolucionarios de toda la región y a París.
Casi un millón y medio de obreros tunecinos y argelinos son parte del corazón de la clase obrera francesa, y de forma particular, de las cités de París. Centenares de miles de obreros de Egipto –como lo demuestra en Libia el éxodo masivo de los mismos- realizan los peores trabajos en los pozos de petróleo de las empresas imperialistas de todo el norte de África y Medio Oriente.
La revolución tunecina irradia e irradiará sus ondas expansivas a todo el norte de África, Medio Oriente y Europa.

Mientras juntos vamos creando las condiciones para una intervención superior de la FLTI, tratemos de tener paciencia para hacer nuestro debate. No hagamos una carrera de velocidad a ver cómo nos respondemos entre nosotros todos los días.
Una vez que constatamos las diferencias que existen, muy importantes, pero que no hacen a la estrategia revolucionaria, a nuestro entender, consideramos que podemos perfectamente escribir documentos con las diferencias existentes para los próximos 15 ó 20 días. Aquí adelantamos propuestas para trabajar en equipo, para crear las mejores condiciones para este debate. Queremos que por favor nos confirmen si estas propuestas también dan las mejores condiciones para que dejemos en vuestras manos la posibilidad de corregirnos.
Mientras tanto camaradas, sigan interviniendo audazmente con vuestras posiciones y matices, ya les hemos dicho que para nosotros eso refuerza la intervención de conjunto de la FLTI.
Insistimos, seremos muy cuidadosos en no involucrarlos en posiciones con las que ustedes discrepan, pero seremos mucho más cuidadosos y decididos en aceptar vuestro contrapeso y contralor internacional, tanto de parte de ustedes como de todas las direcciones de los grupos de la FLTI.
Sabemos que todo proceso revolucionario puede abrir nuevas diferencias. Que ustedes y otros camaradas que tengan diferencias con el SCI puedan intervenir audazmente con sus propias posiciones, en el marco de una estrategia y programa histórico común, es lo que nos va a permitir también debatir en mejores condiciones las diferencias, cotejándolas en la vida misma donde para los marxistas está el único criterio de verdad. Y esas serán las mejores condiciones para debatir entre revolucionarios el mejor programa para que la clase obrera triunfe contra el capital.

¡Viva la revolución socialista! ¡Viva la lucha por la refundación de la IV Internacional!

Un fuerte abrazo.

Carlos Munzer del SCI de la FLTI y Paula M. de la dirección de la LOI-CI

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