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1° de Mayo de 2014, Una mirada entre bastidores del acto del FIT en Plaza de Mayo Una pelea entre los aparatos de la izquierda por poner en orden nuevamente la agenda parlamentaria del FIT Las tareas internacionales de la clase obrera argentina no pasaron por la Plaza de Mayo Muchas expectativas habían generado el “acto unitario” llamado por todo el arco político de la izquierda argentina. El FIT por primera vez, luego de aquellos enormes 1.200.000 votos conquistados en las elecciones de octubre pasado, se presentaba públicamente con todos sus componentes. Esto llevaba a imaginar una plaza repleta de banderas rojas, sostenidas por miles de obreros de vanguardia atraídos por quienes se reclaman del socialismo. Pero poco a poco las ilusiones se fueron derrumbando, como un castillo de naipes. La tarde recién despertaba. La Ciudad de Buenos Aires, en su casco céntrico, se hallaba vestida de feriado; aún lejos estaba de parecerse a una fecha de lucha, tal cual el legado del Día Internacional del Trabajador. Pero todavía faltaban algunas horas para el comienzo del acto del FIT y la izquierda. Mientras esperaba el acontecimiento, seguía con mi corazón –y un oído- puesto en el acto de los obreros condenados, de los compañeros encarcelados y de sus familiares que se estaba preparando en la ciudad santacruceña de Las Heras. En el “pago chico” de los Kirchner, donde gendarmes, jueces, fiscales y todo el aparato represivo comandado por el gobierno al servicio de las petroleras imperialistas atacan sin piedad a los trabajadores; se iban a reunir quienes pelean por su libertad y su dignidad, quienes marchan con la frente bien alta por el valor que da enfrentar a los saqueadores de Argentina y a los políticos y funcionarios corruptos. La era de las redes sociales y la tan mentada “hiperconectividad”, estallaba en mi teléfono con la llegada de fotos y pequeñas corresponsalías de actos y luchas en los Estados Unidos, en Camboya, en Bangladesh, en Turquía y en otros países del mundo, enviadas por colegas y amigos. La cosa se estaba poniendo más que interesante; sectores de la clase obrera mundial rendían sus mejores homenajes a los “Mártires de Chicago”. A esa hora en Buenos Aires, las corrientes políticas iban preparando sus columnas para hacer su marcha e “ingreso triunfal” a la histórica Plaza de Mayo que atesora años de combates y sangre derramada por la clase obrera argentina (como en Chile son las calles de La Alameda y la Plaza Italia). Apuré mi andar. No quería perderme un solo detalle. Aún se veían sillas vacías y poca gente. Una figura hablaba desde el escenario, el sonido bajo y de mala calidad no ayudaba a percibir a la distancia quién era ese que daba el puntapié inicial al acto. Me acerqué lo más que pude y vi al compañero Ramón Cortés, condenado a perpetua por un tribunal videlista en la ciudad sureña de Caleta Olivia. Tratando de comprender semejante comportamiento, veo en un costado cómo 60 compañeros de Convergencia Socialista (otro de los grupos de la izquierda argentina) se retiraban del lugar. Le pregunto a uno de sus militantes “¿por qué se van? ¿qué fue lo que pasó?”. Me dice, con un rostro totalmente desencajado por la situación, que desde el palco se le negó el uso de la palabra a uno de los dirigentes de su corriente política. ¡Qué vergüenza la del FIT, ni a sus mejores militantes le da “democracia” en sus actos! Para ese entonces, nadie había mencionado una sola palabra del acto que estaban desarrollando en Las Heras los condenados a cárcel y prisión perpetua, junto a familiares de obreros y luchadores encarcelados. Así, sin pena ni gloria, pasaba rápidamente por el acto del FIT la causa de Las Heras (aquella que la dirección del PO, no se sabe por qué antojo, continúa llamando la “causa Sayago”). A esta altura ya nada más podría sorprenderme. La cadena de acontecimientos iba en el curso de un acto de lucha de aparatos nacionales, de espalda a la clase obrera argentina y mundial, donde cada fuerza política busca imponer su supremacía sobre la otra. Divisando la llegada del PTS (partido al que pertenece el grupo chileno PTR), distingo en la cabecera de su columna a decenas de banderas de fábricas y establecimientos. “Tengo que ver esto, allí viene la vanguardia obrera de la zona norte del cordón industrial del Gran Buenos Aires”, me esforzaba en mantener cierta esperanza. Llamaba la atención la ausencia de obreros de Zanón y del SOECN (sindicato ceramista) de la provincia de Neuquén. Esos trabajadores que, como parte de la lucha revolucionaria del 2001 en Argentina, habían sido la vanguardia en la expropiación de las fábricas abandonadas en medio de la crisis por los patrones. Y más extraño me parecía esto, cuando los obreros de la fábrica Cerámica Neuquén se encuentran peleando por mantener su fuente de trabajo e ingresos. El PTS debe explicar qué pasa, pues fueron sus dirigentes quienes han viajado por todo el mundo hablándole a la clase obrera sobre las maravillas de la “Fábrica Sin Patrón”, como cuando cruzaron la cordillera y vinieron a Chile. Comenzaban a hablar los primeros oradores obreros. Todos se alineaban en función de los proyectos políticos de los partidos del FIT. Fue entonces que comprendí que están organizando corrientes sindicales distintas. Unos se acusan a otros de “ser funcionales a Moyano, o al CTA de Micelli”. Otros, dicen cualquier cosa con tal de que los dejen entrar al FIT. Es una pelea superestructural. Esto es lo que se ve en el palco. Desgraciadamente, los peores pronósticos se estaban cumpliendo. Un lugar secundario a los condenados de Las Heras, y la ausencia en Plaza de Mayo de los obreros de Cerámica Neuquén y de los miles de docentes que estuvieron en lucha, que fueran entregados por la burocracia de CTERA, sin que el FIT y sus agrupaciones sindicales atinasen a poner en pie una alternativa de coordinación nacional para disputar la dirección de esa lucha, tal cual me informan. Esto es una ilustración de que el FIT hizo este “acto unitario” de compromiso, porque en las luchas y ante la perspectiva de un reagrupamiento de la vanguardia obrera, cada partido de este frente viene caminando por su propio camino. Es más, los actos del 19 y el 20 de diciembre, también fueron separados. Los que hacen un frente electoral de izquierda por el socialismo ni siquiera pueden conmemorar juntos el aniversario de la heroica revolución argentina del 2001. El grito de “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo de los explotadores, sus jueces y sus milicos asesinos” no se escucha en esta plaza. El FIT es un frente electoral. Las bancas se comparten lealmente. Pero el programa y la unidad de los que luchan no logran tomar vida en el FIT. El FIT no quiere saber nada con el llamado a un Congreso Obrero Nacional con delegados con mandato de base. Para esta consigna, presentada en decenas de “plenarios” y “encuentros” por nuestros compañeros de Democracia Obrera, los dirigentes del FIT dicen “no tener consenso”. Pues ello significaría poner en pie un organismo independiente de los trabajadores para derrotar a la burocracia de las centrales sindicales como la CGT (Confederación General del Trabajo) y la CTA (Central de Trabajadores de Argentina), en momentos en que la burocracia se encuentra sumergida en una crisis de desprestigio histórica. Igual mantuve el pensamiento de que por ser un 1° de Mayo alguien rompería el molde. Que alguien se atrevería a decir algo más que palabras al viento sobre el infierno que están viviendo las masas de Siria, el Magreb Árabe y Medio Oriente. Si no me equivoco, uno de los oradores de las corrientes de izquierda lo planteó al pasar, como cumpliendo. Mensajes en mi teléfono anunciaban que en Córdoba, donde el FIT (en Capital) sacó decenas de miles de votos en la clase obrera, y donde hay despidos, suspensiones y los obreros de las automotrices temen perder sus puestos de trabajo de manera generalizada, hubo una manifestación con tan sólo 220 personas. Hasta aquí, en este 1° de Mayo, el FIT dio un lugar en el palco para que hable un condenado de Las Heras en momentos en que la Plaza de Mayo de Buenos Aires no estaba ni un 5% llena, y llegó a romper el acto de los compañeros de Las Heras, que fueron DETENIDOS, CONDENADOS Y TORTURADOS por luchar contra el impuesto al salario y contra la precarización laboral. Esas dos reivindicaciones de los obreros de Las Heras nos unen a todos los obreros del mundo. Por eso, desde Chile, conseguimos centenares de adhesiones en apoyo a los compañeros de Las Heras. En Buenos Aires se estaba terminando la jornada y no se había hecho sentir una sola voz valiente que llamara a luchar por la libertad de los combatientes anti imperialistas presos en Guantánamo, los presos palestinos en las prisiones sionistas, en las cárceles de las potencias imperialistas donde se pudren cientos y miles de obreros y luchadores. Silencio. Solo silencio. ¿Y contra el MERCOSUR? ¿Cómo unir a los trabajadores de América Latina sin una clara consigna de terminar con el MERCOSUR y unir sus demandas en una sola lucha contra la burguesía y el imperialismo? Los oradores del FIT están poniendo en pie “la rama obrera” del MERCOSUR de las transnacionales, como hacen las burocracias sindicales de Maastricht, que intervienen en las negociaciones del Parlamento Europeo…En fin, el FIT ¿es una sucursal de las aristocracias y burocracias obreras socialimperialistas? “Hay que romper con el UNASUR, con el MERCOSUR, unirse con los obreros norteamericanos contra Obama y las guerras imperialistas” le comentaba a un militante que pasaba con su bandera. Él me responde: “sectario, ultraizquierdista”. “¡Pero es el 1° de Mayo! –respondo- Es un día de lucha por la revolución, como deberían ser todos los días”. El compañero siguió su camino… Es que su “diputado socialista” estaba hablando y él quería escuchar. Tronaban las consignas: “diputados de los trabajadores y ahora que la crisis la paguen los patrones”. ¿Sin luchas revolucionarias en las calles? ¿Sin retomar el camino del Cordobazo? ¿Sin unidad con la clase obrera internacional? ¿Es esto un chiste? No, es una tragedia. Es una nueva generación de obreros y jóvenes socialistas, llevados nuevamente a un callejón sin salida en Argentina… Me fui retirando con la certeza de que había presenciado una obra que no fue de lucha porque nadie llamó a poner en pie los organismos independientes de los trabajadores para la lucha política contra los burócratas sindicales y los capitalistas. Tampoco fue un suceso internacionalista, porque nadie proclamó la necesidad de que la clase obrera argentina una sus fuerzas con el proletariado internacional (retomando la tradición de las luchas y huelgas generales internacionales por la jornada de 8 horas de trabajo). Nadie llamó a los trabajadores a ponerse de pie junto a sus hermanos de Siria, el Magreb y Medio Oriente. Me digo “en algún momento plantearán alguna acción centralizada de sus corrientes internacionales”, o “romper el cerco y terminar con la masacre a las masas sirias”, o “marchar a las embajadas sionistas para exigir la libertad de los presos palestinos”. Esperaba que pasaran de las palabras a los hechos, que eduquen con el internacionalismo militante a los obreros avanzados llamando a marchar a la embajada china, al grito de “¡una sola clase obrera mundial, un solo reclamo, un mismo enemigo: las transnacionales y el imperialismo!”. Pero no pasó nada. De acción común centralizada de la clase obrera Argentina… ni por casualidad. Pues, ni siquiera se unen para los encuentros. La opción para ellos es: “ser la expresión política de la ruptura de la clase obrera con el peronismo en Argentina”. Así cerraba Altamira, el dirigente político más importante del FIT, su discurso y el acto en la Plaza de Mayo. Así fue que partí. Caminé unas cuantas cuadras entonando bajito una estrofa de La Internacional: “Arriba los pobres del mundo. En pie los esclavos sin pan. Alcémonos todos al grito: ¡Viva la Internacional!”… el FIT ha quedado en la vereda del peor de los socialismos nacionales… Como se decía antes en Argentina, “socialismo a la violeta”, y ya ni siquiera eso. Corresponsal del periódico |