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17 de abril de 2023

 

Sobre la quiebra del SVB y demás bancos

Esta nueva ronda de la crisis económica mundial ha golpeado, se dio a conocer con la quiebra del Silicon Valley Bank, un banco comercial de EEUU que nació en 1983 al calor del desarrollo del sector tecnológico y se convirtió en un banco en el que al menos la mitad de las tecnológicas están imbricadas en cuanto a depósitos, cuentas, inversiones, créditos, etc.
Durante la pandemia, enormes masas de capitales se volcaron a ese sector de las tecnológicas. Había ganancias ya que esas aplicaciones aumentaron su uso al ser más necesarias durante la cuarentena. El SVB pasó de tener un capital de 71 mil millones de dólares al inicio de la pandemia a 220 mil millones de dólares a fines de 2021.

Esta sobreacumulación de capitales llevó a que el SVB hiciera otras inversiones, como en los llamados “activos de riesgo” por ejemplo en los bonos basura de las hipotecas que otros bancos las consideraban incobrables. Es decir, compra por dos monedas el derecho a cobrarse la deuda que otro banco tenía y no cobró, y ahora es el SVB el encargado de cobrarla.
Otras inversiones son en los llamados “derivativos”, que son contratos que hoy no tienen un valor en sí mismo, sino que son valores atados al valor de un activo a futuro (por ejemplo, acciones, o una tonelada de trigo o de soja). Es nuevamente una inversión en riesgo ya que estamos estimando lo que va a pasar, pero no tenemos la certeza de que sea así.
Y como nunca se “ponen todos los huevos en una misma canasta”, esas “inversiones de alto riesgo” se compensan con inversiones de bajo riesgo como es comprar bonos del tesoro norteamericano. Los bonos del tesoro norteamericano son las inversiones de “más bajo riesgo”, en la jerga de los capitalistas de la bolsa de valores, porque es una obligación de pago del Estado Norteamericano que tiene a toda la economía de EEUU como respaldo de que va a ser solvente como para ser pagada.
De esta manera, en los balances, es decir, los informes de la situación económica, financiera, contable, etc. de las empresas, los contadores y CEOs de las empresas, hicieron figurar todas estas inversiones asignando un valor, que no es un valor cierto, sino un número representativo de esta situación de inversión en alto riesgo o bajo riesgo. Es decir, los balances informaban no lo que tienen sino lo que creen que van a tener.

Sin embargo, lo que ocurrió es una ley del capitalismo. La tendencia a la caída de la tasa de ganancia. En un momento que dan ganancia, todos los capitales se vuelcan “anárquicamente” a producir allí, es decir, sin un plan de cuánto hace falta producir, cuánto produce el de al lado, y ni siquiera si lo producido se va a vender o no.
Entonces hubo una sobreinversión. Se invirtieron más capitales que los verdaderos valores que se generaban en esa rama. Entonces esos capitales no obtuvieron la rentabilidad que esperaban, y se fueron de allí. Es decir, al caer la tasa de ganancia (la rentabilidad obtenida por cada dólar invertido), los capitales se retiraron.

Así, hubo una fuga masiva de capitales del sector de las tecnológicas y una desinversión en el SVB. Este banco comenzó a sufrir retiros de depósitos y una descapitalización, a tal punto que el pasado 8 de marzo debió afrontar un pago de 2500 millones de dólares y no contaba con liquidez para hacerlo. Tuvo que salir a vender bonos del tesoro norteamericano para cubrir el pago, pero lo hizo por menos que lo que figuraban en el balance. porque los bonos que en su momento este banco compró ya habían caído porque hacía tiempo que China y Japón, los mayores tenedores de bonos de EEUU, los vendieron masivamente.
Entonces el SVB tenía en sus balances valores inflados de los bonos del tesoro norteamericano, ya que no valían eso en los mercados. Y si esa es la inversión menos riesgosa, ni hablar de qué ocurriría con las inversiones de riesgo. Entonces se retiraron masivamente los fondos de ese banco, las acciones cayeron un 60% el jueves y el viernes siguiente directamente cerró sus puertas.

Lo que sucedió fue que los capitales no obtuvieron ganancias en sus inversiones, entonces se retiraron. Este no es el caso de solo un banco aislado. Esta es la situación de otros bancos comerciales de EEUU, que también empezaron a caer en cadena, como el Signature Bank (ligado a las criptomonedas) o el First Republic Bank. Todos caen porque hicieron, como parásitos, “inversiones de riesgo” en derivativos, etc. cubiertos por bonos del tesoro norteamericano, a los que les cayeron sus precios. Caen porque no hay ninguna inversión en un sector donde se produzca valor real capaz de dar respaldo a esas inversiones, y que el capital recomponga la ganancia. Eso es lo que subyace en cada crisis.

No se trata de los malos negocios de tal o cual banco… sino de que todo el sistema no encuentra lugar en la producción para recomponer su ganancia y por lo tanto todos los valores ficticios acumulados en los bancos salen a la luz.
Solo en la suma de todos los bancos norteamericanos hay 620.000 millones de dólares de diferencia entre los balances bancarios y los valores de mercado.
Y ni hablar Europa, donde todos los bancos también se fueron a pique. El segundo banco más importante de Suiza, el Credite Suisse, fue absorbido, lo mismo con la filial del SVB en Inglaterra, mientras que el Deutsche Bank alemán y Societe General francés mostraron fuertes caídas. Todos están agarrados en el mismo proceso.

La única respuesta hasta el momento es que los estados imperialistas salieron a cubrir ciertos depósitos y los superbancos de la oligarquía financiera comenzaron a absorber bancos en quiebra. Pero así se hacen cargo de las deudas de bonos basuras e incobrables de los que ellos mismos se habían desprendido luego del crack de 2008. Es un intento de retrasar la crisis para que todavía no los golpee a ellos y hacerle frente con sus capitales, pero, como dijimos, es un perro comiéndose su propia cola, ya que de nuevo se vuelve a llenar de bonos sin valor.
No hay solución sin nuevos valores creados por el trabajo humano que den respaldo a tanto valor ficticio que creó esta manga de parásitos. El capitalismo todavía no crea un ciclo de inversiones, no recompone su ganancia. Por delante, la alternativa de hierro es socialismo o barbarie y guerra.

 

 

 

 

 


 

 

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