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Ucrania - 11 de mayo de 2022

En Ucrania existe una de las mayores concentraciones de la clase obrera europea

Son los obreros los que mueren y padecen, del Donbass a Kiev, el flagelo de la guerra de ocupación

 

En los últimos días, el cerco y la masacre derramada en Ucrania, y en especial en la ciudad de Mariúpol, han ocupado la escena. Esta ciudad que alberga el mayor puerto comercial del mar de Azov y es reconocida como  “la capital del acero” por ser uno de los centros metalúrgicos y de producción de maquinaria más importante del país, tiene una población estimada en 400 mil personas, y se cree que más de 100 mil, es decir, un cuarto de su población total, se encuentran cercadas y asediadas en la ya derruida Mariúpol.

Para conocer la magnitud de esta verdadera ciudad obrera, empezaremos por decir que  entre las grandes acerías de Mariúpol se encuentra Azovstal, una planta que ocupa a 11 mil trabajadores en un enorme establecimiento industrial de 11k2.  Azovstal es una de las mayores plantas siderúrgicas de Europa, produciendo 4 millones de toneladas de acero al año y exportando la mayoría de su producción al mundo. De estos 11 mil trabajadores se estima que solo alrededor de 4500 lograron emigrar huyendo del criminal cerco que les impuso Rusia afirmando que no había que destruir Azovstal, sino cerrarla para que no pudiera “salir ni  entrar siquiera una mosca”. Mientras Rusia utiliza la falsa retórica de estar librando una batalla contra el fascismo para liberar la nación, más de 2 mil trabajadores del acero con sus familias, mujeres e hijos se encuentran encerrados en la acería intentando sobrevivir, con falta de agua, de alimentos y comunicaciones.

Solamente entre la planta de Azovstal y el gigante Illich (la segunda siderúrgica más grande de Ucrania, también situada en Mariupol) se concentran 40 mil trabajadores, es decir el 10% de la población total de la ciudad. Azovstal e Ilich representaron aproximadamente un tercio de la producción de acero crudo de Ucrania en 2019.
Ambas plantas siderúrgicas pertenecen al conglomerado de Metinvest Holding, cuyo dueño es el gran oligarca ucraniano Ájmetov, quien hasta el levantamiento de la Plaza Maidan (en 2014) era un aliado de Putin, un “pro-ruso”, pero desde entonces ha estado financiando al partido del actual presidente, Zelensky.
A su vez, Mentinvest pertenece a System Capital Managment que incluye 100 empresas, cuyos mayores conglomerados son Mentinvest (minería y metales) y DTEK (energía e ingeniería pesada). System Capital Managment tiene una cantidad de empleados que asciende a 200 mil. Ucrania es el duodécimo mayor productor de acero del mundo y Metinvest representó el 45% de la producción de acero crudo del país el año pasado.

Pero si hablamos de las grandes fábricas de Ucrania, no podemos dejar de mencionar a la mayor siderúrgica integrada del país, la planta de ArcelorMittal, en la ciudad de Kryvyi Rih a 400 kilómetros solamente de Mariúpol. Esta planta tiene 24 mil trabajadores, cubriendo toda la ruta de producción, desde la extracción de mineral de hierro y la producción de coque hasta la fabricación de productos metálicos acabados y material laminado de acero perfilado, entre otros.
La acería de Kryvyi Rih fue privatizada en 2005 y comprada por la francesa ArcelorMittal,  por tan solo 4.800 millones de dólares, una cifra irrisoria. Hasta su privatización en 2005 tenía 57 mil trabajadores, contaba con granjas, hospitales y escuelas, y toda la ciudad de Kryvyi Rih con sus 650 mil habitantes se organizaba alrededor de esta enorme fábrica. En 2011 quedaban produciendo solo 37 mil obreros y a principios de 2022 tan solo 24 mil trabajadores debían organizarse para garantizar todo el ciclo de producción: desde la extracción de mineral, en minas a cielo abierto y extracción subterránea, hasta la fundición de acero, para la industria petrolera y armamentista rusa y para el mercado mundial.
Y cuando las fuerzas rusas amenazaban con llegar a la ciudad de Kryvyi Rih, todos los gerentes huyeron a Polonia, y dejaron a los trabajadores solos defendiendo la planta, su fuente de trabajo, organizando la producción bajo el asedio y, a comienzos de marzo cuando fue requerido, realizaron el complicado proceso de apagar los altos hornos. Cabe destacar que Putin no rozó siquiera una lámina de metal de esta planta de ArcelorMittal del imperialismo francés y pronto se puso a producir nuevamente.

Son los mismos obreros superexplotados de ArcelorMittal que en 2018 fueron a la huelga reclamando inversión en renovación de maquinarias, mejores condiciones laborales y aumento de salario, porque tienen uno de los salarios industriales más bajos del mundo, cobrando 20 veces menos que sus hermanos de los países imperialistas, y que en 2021 tuvieron apenas un irrisorio 1% de aumento que fue devorado por la inflación ucraniana. Por eso no es de extrañar que, ya previo a la invasión rusa, un 20% de los trabajadores ucranianos se vieran obligados a migrar forzosamente a realizar los peores trabajos a la Europa imperialista, ya que Ucrania tiene el salario promedio más bajo (USD 420) y la pensión promedio más baja (USD 110) de Europa.

Como hemos dicho, Mariupol es también una ciudad portuaria, la segunda en importancia en Ucrania, ubicada estratégicamente en el mar de Azov, parte del mar Negro. Con sus muelles profundos, es el puerto más grande de la región del mar de Azov. En tiempos normales, Mariúpol es un centro de exportación clave para el acero, hierro, maquinaria, el carbón y el maíz de Ucrania que se exportan al mundo. A través de los puertos de Mariúpol, Odessa, Mykolaev y Jersón, se embarcan el 95% de esas exportaciones. La cantidad de trabajadores portuarios en Ucrania supera los 80 mil.

Pese a que la catástrofe nuclear de Chernobyl producto de la desidia de la burocracia stalinista, contaminó más de 150 mil km2 de las tierras negras de Ucrania, esta sigue considerándose "el granero del mundo", con capacidad para alimentar a 600 millones de personas.

Ucrania es el país con mayor superficie cultivable de Europa (más del 56% de su territorio). En 2020-2021 fue el cuarto exportador mundial de granos y quinto productor mundial de trigo. En 2019 fue el principal exportador de girasol y aceite de girasol, y se ubica también entre los mayores productores y exportadores de cebada, papas, maíz, centeno, miel de abejas, trigo, entre otros. En el campo y la pesca, trabajan más de 2 millones de obreros.

Y a este enorme peso de la clase obrera, debemos sumar a los más de 500 mil trabajadores mineros que alimentan con su producción al mundo. Ucrania, reconocida por su producción y reservas de carbón para el mercado interno y Rusia principalmente,  tiene el 12% de las reservas mundiales de manganeso y las reservas más grande de hierro del que es el tercer productor mundial, así como también titanio y shale gas. Asimismo, el 20% del gas que alimenta Europa pasa por Ucrania y el país tiene la tercera producción de gas del continente.

Ucrania es el país con una de las mayores concentraciones obreras de Europa, y del mundo. Con 44 millones de habitantes, tiene 15 millones de trabajadores, 2 millones 300 mil de ellos son obreros industriales. Y estamos hablando solo de los trabajadores registrados oficialmente, cuando sabemos que en Ucrania abunda el trabajo en negro, precario. Y a su vez, estos datos no consideran a los trabajadores de Lugansk y Donetsk, que rondan los 3 millones, concentrándose más de 200 mil solo en la industria minera del carbón. Esa es la Ucrania obrera que la burguesía y la prensa imperialista, y también las corrientes que hablan en nombre de la clase obrera quieren ocultar.
Las corrientes que hablan en nombre de los trabajadores y no plantean cuál es el camino y las tareas de la clase obrera para frenar la masacre de Putin, el sicario del imperialismo, están dejando morir a la clase obrera ucraniana.

El imperialismo yanqui y europeo y el ejército blanco de Putin preparan  un nuevo pacto de partición de Ucrania, dejando a la nación como una colonia tutelada y aún más sometida y saqueada. Para ello necesitan aplastar y derrotar a la clase obrera, lo que solo podrán hacer dividiendo sus filas entre los obreros del Donbass y los obreros de Ucrania occidental, como ya lo hicieron para derrotar la revolución ucraniana de 2014.

Rusia ha comenzado a profundizar esta política de partición de las masas ucranianas. Ya en las porciones de Donetsk y Lugansk que quedaron bajo su control desde 2014, como en las ciudades recientemente ocupadas por Moscú y que administra de una forma relativamente estable como Jerson, ya han nombrado autoridades regionales, quieren imponer el rublo como moneda corriente, han comenzado a pagar pensiones y subsidios que no les llegaban desde Kiev por la guerra y se aplican reglamentos y formas administrativas propias de Rusia, así como también se reabrieron las escuelas bajo la currícula rusa y con idioma ruso.  

Las pandillas burguesas, Putin y el imperialismo se relamen los dientes pensando en la partición y repartija de Ucrania. Para ello manipulan los sentimientos nacionales de las masas, usándolas en su beneficio y exacerbando estos sentimientos para enfrentar a la clase obrera entre sí.

Pero la clase obrera ucraniana no tiene ningún negocio que defender, solo cadenas por romper. Y tiene las mismas demandas de trabajo y salarios dignos, del Donbass a Kiev. Tiene la misma necesidad de defender su casa y su familia. Es la clase obrera, por tanto, la única que, uniendo sus filas y acaudillando a todas las masas explotadas puede romper con el imperialismo, romper con el FMI, expropiar la tierra, las fábricas y los bancos y liberar la nación con la revolución obrera y socialista.
Es inclusive la clase obrera ucraniana quien puede darle verdaderamente el derecho a la autodeterminación a las masas del Donbass. Así, la clase trabajadora ucraniana toda superaría la división y soldaría su unidad.
¡La clase obrera ucraniana necesita unirse en defensa de la nación atacada por Moscú y amenazada por la OTAN!
Pero sola no puede hacerlo.

Las direcciones traidoras, el stalinismo y las burocracias obreras dividen las filas y el combate de los trabajadores de los países oprimidos de los trabajadores de los países centrales. Así separan a los obreros ucranianos de sus hermanos europeos y rusos. Esto permite que las potencias imperialistas y Putin descarguen un brutal ataque contra las masas, en Europa Occidental, en Rusia y contra la nación ucraniana.

La clase obrera europea y rusa debe tomar en sus manos y combatir junto a sus hermanos de Ucrania por desarmar a la OTAN, parar la maquinaria de guerra de Putin, expulsar al FMI de Ucrania y estatizar y nacionalizar sin pago y bajo control de los trabajadores todas las empresas imperialistas y de los oligarcas millonarios aliados ya sea a Moscú o a Frankfurt en el saqueo de Ucrania y la superexplotación de su clase obrera.

El proletariado ruso en particular tiene en sus manos frenar esta masacre. La tarea no es otra que poner en pie un movimiento por la derrota de las tropas blancas contrarrevolucionarias de Putin y la iglesia ortodoxa fascista, de igual o mayor envergadura  que el que se puso en pie en EEUU contra la masacre yanqui en Vietnam y luego en Irak y Afganistán.

Un batallón clave del proletariado europeo se desangra en Ucrania. No hay tiempo que perder. 
En toda Europa, de Portugal a las estepas rusas: ¡una misma clase, un mismo enemigo, una misma lucha!

Eliza Funes y Nadia Briante

 


Mariupol destruida

 


Planta de Arcelor Mittal

 


Obreros de Arcelor Mittal

 


Represión en Rusia a una protesta contra la guerra

 


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