Ucrania - 12 de abril de 2021
Bajo el mando de Biden, la OTAN vuelve por Ucrania
El sicario Putin, desde el pacto de Minsk con el imperialismo de 2014, ya derrotó a los mineros del Donbass…
Ahora, desde Kiev los yanquis van por todo
Durante los últimos días la cuestión ucraniana ha vuelto a ocupar el centro de la situación mundial. Nuevamente allí se ha recrudecido la tensión militar, con movimientos de las tropas rusas y de las de Kiev.
Hoy Ucrania es un territorio en disputa interimperialista en la lucha por quedarse con el control de las materias primas rusas, principalmente con la enorme reserva de gas. Esta disputa se ha recrudecido, siendo Ucrania un espacio vital de ella. Alemania está finalizando la construcción del NordStream 2, que desde las ciudades de Viborg y de Ust Luga en Rusia, llega hasta Greifswald en Alemania y será distribuido por toda Europa, pasando únicamente por el Mar Báltico, sin necesidad de pagar comisiones a ninguna nación por atravesar su territorio. Con este gasoducto, prácticamente consumado, Alemania succiona para sí directamente el gas ruso.
Pero el imperialismo yanqui no planea quedarse de brazos cruzados.
Biden es el barón de las empresas de hidrocarburos más grandes del mundo. Ya con el Pacto de Minsk, con el que el imperialismo y Putin derrotaron la revolución y partieron la nación, el control del gasoducto ucraniano que transporta el gas ruso a Europa había quedado en sus manos.
Hoy, la respuesta del imperialismo yanqui al Nord Stream 2 alemán es la ruptura del pacto de Minsk, mientras avanza a quedarse con toda Ucrania, apoyado en el gobierno fascista de Kiev. Su plan es reconstituir la OTAN, con la que pretende subordinar política y militarmente a Alemania y demás potencias imperialistas, mientras se prepara para nuevas ofensivas contrarrevolucionarias a nivel mundial, y contra Rusia en particular, estacionando las tropas de la OTAN en su frontera con Ucrania.
Frente a los sucesivos golpes de la crisis y el crac mundial, las disputas ínter-imperialistas entre EEUU y el eje franco-alemán de Maastricht, no hacen más que agudizarse, mientras son las naciones oprimidas las que padecen todo tipo de invasiones, planes de miseria y saqueo.
La fuente de materias primas de la “gran” Rusia y el enorme mercado interno chino, es lo que tienen en la mira las pandillas imperialistas, que, de Tokio a Londres, de Wall Street a Frankfurt, buscan disputarse ya a dentelladas. Ayer, con Trump, fue con la guerra comercial. Hoy, con Biden, EEUU busca, con pactos políticos, reconstituir las instituciones de dominio a nivel internacional, como por ejemplo la ONU y fundamentalmente la OTAN, es decir, las Fuerzas Armadas del Atlántico Norte bajo el mando militar de los yanquis.
Así, Biden, con las botas de la OTAN vuelve por Ucrania. Una vez que Putin hizo ya su trabajo sucio de derrotar la revolución ucraniana, es hora de que devuelva la Península de Crimea y el control del Donbass, en la zona este de Ucrania. Las cartas están claras: Ucrania, entera, es de EEUU y la OTAN. Así, el imperialismo yanqui queda en las puertas de Rusia, amenazando todos sus acuerdos comerciales con Europa. Desde Kiev, el imperialismo se ubica estratégicamente puesto que su meta es Moscú. En última instancia, Ucrania es hoy un territorio de disputa interimperialista por el control del gas ruso, imprescindible para la Europa de Maastricht, pero decisivo para Wall Street y los grandes barones del gas de Biden y su familia.
La revolución ucraniana fue, en 2014, una verdadera capital de la revolución, una revolución bisagra que amenazaba con extenderse hacia Europa por el Oeste y hacia Rusia por el este. Por eso, el imperialismo concentró allí sus fuerzas para derrotarla -como lo hizo en Siria-, y estableció, junto con Putin, el Pacto contrarrevolucionario de Minsk. Con este pacto partieron la nación y separaron a la clase obrera del Donbass de sus hermanos del Oeste ucraniano, para evitar que la revolución triunfe en Kiev. Hoy, con la imposición de la derrota de la revolución, con la OTAN controlando todo el territorio, Ucrania queda totalmente sometida al imperialismo como un verdadero protectorado. El sicario Putin ya cumplió con su cometido en Ucrania y el imperialismo lo expulsa hacia sus fronteras.
Como lo decíamos en el año 2014, “la cuestión nacional y el sentimiento que anida contra la opresión de décadas y siglos del pueblo ucraniano por los zares, el stalinismo y ahora el imperialismo, solo puede ser resuelta –como lo demostró la revolución de octubre- por una Ucrania soviética e independiente, federada por su propia voluntad en los Estados Unidos Socialistas de Europa. Para ello, habrá que conquistar una nueva revolución socialista victoriosa en Ucrania y en todos los países de la ex URSS”. ¡Ucrania será soviética unida, libre e independiente y un bastión de la revolución europea y mundial… o será como hoy, una colonia tutelada del imperialismo, desgarrada y saqueada por el FMI, la UE y la Rusia Blanca de Putin!
Eliza Funes
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